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Historia de la Jota Cordobesa

En Argentina su ingreso se produce en dos períodos históricos y con caracteres harto diversos. Un
primer ingreso, concordante con el resto de los países sudamericanos, se produce de la mano de la
música concertina y los sainetes. El ingreso de la Jota como género musical asociado a ambientes
urbanos y sectores acomodados habría promovido su llegada a círculos populares campesinos
(Vega 1944, 1956).

Un segundo ingreso de la Jota, ya como especie músico-coreográfica de carácter popular, se


produce en el marco del oleaje inmigratorio español de fines del siglo xix y principios del siglo xx.

Inicialmente la Jota formó parte del repertorio regional de colectividades españolas que al
afincarse en Argentina reprodujeron y transmitieron sus tradiciones a través de asociaciones y
centros de reunión.

Es probable que el mestizaje de la Jota, en Argentina, haya tenido lugar en este segundo ingreso de
inmigrantes. En Córdoba la Jota gozó de gran aceptación en el ambiente popular en la primera
mitad del siglo xx, perdiendo vigencia hacia mediados de siglo. Su ejecución tuvo lugar en fiestas
populares y criollas del ámbito rural, reuniones familiares, en ocasión de fiestas patronales, yerras,
carreras cuadreras y en espacios de reunión como pulperías.

Es rara la persona que afirma haberla bailado o visto bailar. No se concebía el carnaval sin bailar la
jota. Ha sido danza obligada en los bailes del carnaval de los pueblos mas importantes del valle
(…) Desde muy lejos venían los bailarines dispuestos a gozar del regocijo de este baile, que de
padres a hijos fueron acriollando, adaptándolo a sus modalidades e imprimiéndole la cadencia y
ritmo que se avenía al temperamento del nativo de nuestro suelo.

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