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INTRODUCCIÓN

El ser humano como bloque básico de construcción de la tierra ha sufrido una serie
de cambios a lo largo de los años, algunos cambios han ayudado a ganar una sociedad
colaboradora y solidaria, lo que ha llevado al crecimiento, sin embargo, han causado
algunos problemas de índice social y educativo de crecimiento a estancarse, en parte el
problema es el enigma del nivel de la sociedad y grupos de personas en todo el mundo,
es en ese lugar donde nació la corrupción como la conocemos hoy, para esto, el hombre
creó un conjunto de normas y reglas para controlar este problema que ataca
constantemente a la gente común y la educación es la solución a estas armas de
problemas que no permiten una sociedad justa y equitativa.
El conjunto de normas y reglas creado bajo el nombre de código ético y moral se
encarga de distinguir cada deber y obligación de la vida profesional de una persona con
la misión de controlar la correcta y adecuada conducta de su oficio, lo cual nos ayuda a
recordar que la sociedad nos otorga un título para que podamos servirle según sea
necesario, debido a que el profesional tiene una gran responsabilidad, pues durante su
vida profesional estará expuesto a una serie de tentaciones en las que se le propondrá
dinero y ciertas actividades ilícitas, y en esos momentos se pondrá a prueba su
educación, la ética y los principios morales adquiridos en su formación inicial como ser
humano ante la sociedad.
Es por esto, que en el presente trabajo se busca tratar uno de los mayores casos de
falta de ética profesional y corrupción que existe en la historia de Latinoamérica, siendo
este el caso Odebrecht y la operación “Lava Jato”, la cual es la más importante
investigación de corrupción en América Latina o, inclusive, para algunos de la historia.
La operación “Lava Jato” destapó el caso de corrupción de las obras de la empresa
Odebrecht, S.A, una de las constructoras más famosas en Latinoamérica, dejando en
evidencia pruebas en contra de Odebrecht, la corrupción y el grupo de personas a
quienes se les pagaron los sobornos en donde la mayoría eran candidatos políticos,
funcionarios públicos y partidos políticos asociados, con el fin de irrespetar los procesos
legales de contratación pública en cada uno de los 12 países involucrados en esta serie
de actos de corrupción.
HISTORIA DEL CASO ODEBRECHT
Marcelo Odebrecht creció como un heredero. Su abuelo Norberto, descendiente de
alemanes, fundó la empresa de construcción en 1944, basándola en la ciudad de Bahía,
en el norte del país. Bajo la generación de sus padres, la firma se extendió más allá de
cualquier expectativa. Durante el gobierno militar que tomó el poder en ese país en
1964, la empresa Odebrecht empezó a construir carreteras, hidroeléctricas y centrales
nucleares como la de Angra dos Reis.
Con el tiempo, la empresa llegó a ser considerada como uno de los mayores grupos
industriales de Brasil, con negocios en los sectores de energía, biocombustibles, defensa
y petroquímica, entre otros. En 1979, la compañía Odebrecht comenzó a operar en el
extranjero, construyendo proyectos hidroeléctricos en Perú y Chile. Desde entonces, y
frecuentemente con apoyo de préstamos del gobierno brasileño, amplió sus operaciones
en casi toda América Latina, en varios países de África y en Estados Unidos. Se
convirtió en la mayor constructora de la región y una de las mayores del mundo. De
hecho, su último balance, de 2015, mostraba una facturación de 39,111 millones de
dólares y un plantel de 128,426 empleados.
Para 2015, sin embargo, el milagro empezó a desbaratarse rápidamente. La
“Operación Lava Jato”, una investigación sobre corrupción en contratos públicos, puso
a la firma Odebrecht en la mira. Marcelo fue arrestado en junio de ese mismo año y en
diciembre de ese año dejó su puesto ejecutivo en la empresa. Y en marzo de 2016 fue
condenado por el Tribunal Federal de Curitiba a 19 años y cuatro meses de prisión.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos revelaría el alcance de lo que calificó
como «el mayor caso de soborno internacional de la historia», llevado a cabo por
Odebrecht y su filia petroquímica, Braskem. Al mismo tiempo, ambas empresas
aceptaban pagar al menos 3.500 millones de dólares de sanción, una cifra que
pulverizaba los récords anteriores para asuntos de este género. Odebrecht y Braskem
habían destinado cientos de millones de dólares a comprar la voluntad de funcionarios,
políticos y partidos para favorecer sus intereses en numerosos países en los que tenía
negocios.
En concreto, según un documento del Juzgado del Distrito Este de Nueva York dado
a conocer por el Departamento de Justicia norteamericano, las dos empresas brasileñas
pagaron entre 2001 y 2016 unos 788 millones de dólares en sobornos relacionados con
un centenar de proyectos en doce países, la mayoría de Latinoamérica. Y además del
propio Brasil, en la lista figuran Argentina, Colombia, República Dominicana, México,
Ecuador, Guatemala, Perú, Venezuela, Panamá, Mozambique y Angola. Con ello se
aseguraron obras que les reportaron a sus arcas 3.336 millones de dólares.
En este sentido, entrando en el ámbito nacional, en Venezuela resalto el Caso de la
Represa de Tocoma. El 19 de agosto de 2017, la Fiscalía General presentó una
acusación contra Nicolás Maduro en el caso de soborno de Odebrecht por parte de la
Procuraduría de Justicia del Estado de México en Puebla, argumentando que entre 2005
y 2015 por unos 98 millones de dólares impulsó un vuelo fuera del país, dejando a la
Península de Paraguaná en yate rumbo a Aruba y luego a Colombia. El fiscal y otros 64
fiscales venezolanos tenían prohibido salir del país. El 15 de agosto de 2018, el Tribunal
Supremo en el exilio condenó al presidente Nicolás Maduro a 18 años y 3 meses en la
cárcel de Ramo verde por cargos de corrupción y le ordenó pagar $35 mil millones por
la pérdida de bienes públicos nacionales. El veredicto aún no se ha llevado a cabo
porque el gobierno de Maduro solo reconoce a la Tribunal Suprema de Justicia de
Venezuela.

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