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Alumna: Gabriela Mena Paul Comisión 6

Cátedra: Morfología y Sintaxis Docente de Prácticos: Lucrecia Labarthé

Sobre la adjetivación

Según Abelardo Castillo “lo que llamamos estilo en la literatura sucede más allá de la

gramática”.

Pero tal vez el adjetivo sea a la gramática lo que el error sintáctico a la lectura: un ripio en

la fluidez de un texto. Existen palabras o construcciones que distraen al lector del hilo de la

lectura. El que lee puede no saber gramática ni sintaxis, pero sabe que algo suena mal.

En su texto La adjetivación, Borges utiliza la palabra epíteto como sinónimo de adjetivo.

¿Por qué?

Según el diccionario de la RAE, la primera acepción de epíteto es: - adjetivo que denota

cualidad desde el punto de vista de la gramática.

Sin embargo, si seguimos hasta la tercera acepción encontramos: - expresión calificativa

usada como elogio o más frecuentemente como insulto. (Los resaltados son míos).

Borges utiliza de forma deliberada un sustantivo que define y a la vez califica a la palabra

adjetivo. Podríamos inferir entonces, según esa tercera acepción antes mencionada, que un

adjetivo puede ser elogioso pero, las más veces, un insulto al sustantivo que califica.

¿Cómo aplicar estos conceptos teóricos a la hora de escritura?

Si bien la versatilidad de comportamiento convierte al adjetivo en un arma de doble filo, no

todo es su culpa. Según Horacio Quiroga deberíamos tener en cuenta que a veces
utilizamos sustantivos débiles, que requieren ser apuntalados. Es posible que si hallamos

sustantivos precisos, podamos no tener que adjetivar sin necesidad.

Manos a la obra.

Bibliografía:

Abelardo Castillo. Ser escritor (1998). Buenos Aires: Perfil Libros.

Diccionario de la Real Academia Española: https://dle.rae.es/

Jorge Luis Borges. El tamaño de mi esperanza (2012). Buenos Aires: Debolsillo.

Horacio Quiroga. Decálogo del perfecto cuentista (1993). Madrid: Alianza Bolsillo.

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