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Trabajo Final Integrador

DIPLOMATURA: Diplomatura Superior en Evaluación Educativa


APELLIDO/s Y NOMBRE/s COMPLETOS: Becker, Daiana
DNI: 34.545.445
DISTRITO: Tigre

CONSIGNA: De acuerdo a lo trabajado durante toda la diplomatura, seleccione


una dimensión institucional, explíquela y elabore al menos dos instrumentos
para su evaluación. (Vea el módulo 3 unidad para seleccionar alguna
dimensión y en relación a los instrumentos busque en internet para mayor
orientación, allí encontrará ejemplos que lo pueden guiar)

RESPUESTA:

La escuela está inserta en un contexto social cambiante que comprende


aspectos políticos, económicos, sociales, tecnológicos, etc. que la atraviesan y
le exigen trabajar en modelos institucionales que brinden apoyo al modelo de
gestión escolar transformadores e innovadores. Como docente creo que todas
las dimensiones son importantes para poder llevar bien a cabo la práctica
docente, pero elijo la dimensión institucional cultura escolar, por ser una
dimensión en la cual genera el clima institucional ya que en ella se van a
relacionar todas las personas que intervienen en la tarea educativa, ya sean
alumnos, docentes, directivos, madres y padres de los alumnos. Las relaciones
entre ellos son complejas, porque cada uno tiene sus propias características,
intereses, metas, creencias, etc., una vez que se entrelazan se va generando
ese clima institucional dentro del establecimiento educativo. En mi opinión tiene
que haber una buena comunicación entre todas las personas, buen trato,
fomentar el respeto a todos por igual, valorar a los alumnos más allá de sus
problemas, ser empático para poder solucionarlos, y buenas relaciones
interpersonales para que se genere un buen clima dentro de la institución.

Hoy es necesario planificar y articular estrategias de enseñanza y evaluación


que dialoguen en un contexto en donde no hay claramente igualdad en la
educación. Hoy la sociedad argentina se encuentra estratificada, donde esa
brecha quedo expuesta en mayor medida en la pandemia convid-19 o en algunos
países que adoptan políticas liberales. En este escenario es indispensable
evaluar de manera contextualizada los procesos de aprendizaje en las
situaciones de enseñanza que se generaron. En este marco, entiendo a la
evaluación como formativa, integral y secuencial, reconociendo los trayectos
educativos que a la fecha se están transitando. Los mismos se caracterizan por
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ser diversos, marcados por el dispar acceso a las tecnologías y a la conectividad,
entrelazados con propuestas digitales y otros formatos como, por ejemplo, la
radio, la televisión, los cuadernillos impresos, entre otros.

Un instrumento de evaluación en el contexto educativo es una herramienta


que se utiliza para medir el desempeño, el conocimiento y las habilidades
de los alumnos. Puede tomar la forma de pruebas escritas, proyectos,
rubricas, observaciones en el aula entre otros. Como docentes, estoy a favor
de utilizar un sistema mixto, con predominio de la dimensión crítico-reflexiva.
Las notas numéricas deben estar, pero no como un sistema de premio y castigo,
no de selección o jerarquización, la evaluación cuantitativa puede ser un
instrumento más dentro del proceso de evaluación (no el único, ni el
predominante), ya que debe haber un predominio en evaluar los procesos: al
comenzar el año es bueno hacer un diagnóstico de los alumnos, con el fin de
poder ir registrando cualitativamente sus avances con el correr del año.
Es fundamental ver si ese alumno hace las tareas, colabora con sus
compañeros, asiste a clase con los materiales, logra entender las actividades (en
todas esas pequeñas cosas, el docente puede evaluar al alumno). Y siempre,
pero siempre, estar atentos a las particularidades de cada alumno: sus recursos,
sus carencias, sus aspectos cognitivos. Ver el desarrollo individual para poder
evaluar su progreso, porque creemos que, de esta manera, el alumno se siente
valorado y es un incentivo para que se esmere día a día, sintiéndose capaz de
poder desarrollar sus máximas capacidades.
En cuanto a los docentes que ven en ello la posibilidad de un cambio positivo,
son los docentes que aplican la dimensión crítico reflexiva de la evaluación:
porque la entienden como un PROCESO y no como una INSTANCIA FINAL.
Esta crítica reflexiva que ellos proponen, atraviesa todas las funciones del
proceso evaluativo: la formación de objetivos, la definición de contenidos, la
fijación de criterios, el diseño y aplicación de instrumentos, la interpretación de
resultados.
Para estos docentes, la evaluación es un instrumento más del proceso, pero
no el proceso final en sí. La evaluación para ellos es cualitativa, ayuda a tener
un diagnóstico de los aprendizajes del alumno: esta evaluación pasa a ser de
carácter formativo, diagnóstica, sumativa.
En el artículo, un docente apoya la decisión, ya que dice que, al desaparecer la
nota numérica, los alumnos pierden el “miedo al fracaso” y se predisponen con
mayor compromiso, conectan desde otra experiencia, sin temor a equivocarse y
ser castigados por ello.
Para este tipo de docentes, que ponen en práctica la dimensión crítica de la
evaluación, la misma es una instancia de diálogo, de comprensión y aprendizaje,
de indagación: el docente se pregunta ¿qué ideas traen los alumnos? ¿Son
capaces de comprender el proceso de aprendizaje? Hay un predominio del
aprendizaje significativo.
Por ende, crea alumnos con un perfil autocrítico, abiertos al debate, la
incertidumbre, la reflexión, hay una cultura de la colegialidad, en donde se
produce un intercambio entre todos los actores del proceso de enseñanza-
aprendizaje.

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En nuestro país el Ministerio de Educación de la Nación decidió que la
evaluación trimestral tendrá “carácter formativo”, con el foco puesto en «el
proceso de aprendizaje”. Nótese que el Ministerio de Educación hace hincapié
en evaluar “los procesos” formativos, y no los resultados.
Este tipo de evaluación es más humana, porque contempla las diferencias: por
ejemplo, no es lo mismo evaluar la continuidad pedagógica de un alumno que en
pandemia tenía un pc personal, acceso a internet, que aquel alumno que no
disponía de banda ancha en su casa, que las tareas las seguía desde un celular
y aquel que ni siquiera tenía dispositivo para conectarse. Sería injusto evaluar a
todos por igual, cuando el acceso y las posibilidades fueron tan desiguales.

Llegó a la conclusión, que estos instrumentos de evaluación son los más justos
ya que toma en cuenta las diferencias en el ritmo de aprendizaje de cada alumno:
si partimos de la premisa que no hay una única forma de aprender, ¿porque
deberíamos tener una única forma de evaluar? Lo propuesto por el Ministerio de
Educación quita presión al alumno, enfoca su vista en los procesos en cómo el
alumno aprende, más en el qué y cuánto aprende. Entendiendo que la escuela
no es algo aislado, sino dentro de un contexto social cambiante que comprende
aspectos políticos, económicos, sociales, tecnológicos, etc.
Pero, la desventaja está en que muchos alumnos pueden relajarse, ya que si no
hay notas numéricas que registren sus avances, no hay instancias de
desaprobados, no hay “castigo” por el no estudiar (aunque en la práctica no es
del todo así). Lamentablemente, muchos alumnos estudian por el estímulo de no
desaprobar, más que por el de aprender, y si no hay notas, pierden el interés.

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