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DERECHO PROCESAL PENAL I

ALUMNA: ALEJANDRA HERRERA CHACON

PROFESOR: VICTOR HUGO NAVARRO ARAYA

ENSAYO

DENUNCIA E INSTANCIA EN EL PROCESO PENAL

El proceso penal es un acto jurídico que realiza la fiscalía general del Estado para aplicar
las leyes penales a un caso delictivo, por lo que, amerita un tratamiento de orden jurídico
mediante un procedimiento o proceso que se inicia posterior a una denuncia, querella o
petición especial por medio de la parte afectada para que este proceda o de inicio

El proceso penal es un mecanismo legal que se lleva a cabo mediante etapas o fases
judiciales que se realizan para la investigación y aplicación penal en torno a un caso o
hecho delictivo denunciado para esclarecer o poner en evidencia los eventos cometidos.

Dentro del proceso penal se pone en marcha las regulaciones legales que plantea el
Estado en relación con un caso y las personas involucradas en él, para evaluar las
pruebas y testimonios presentados, los cuales determinarán la respectiva sanción, bien
sea administrativa o penal (cuando se aplica privativa de libertad al victimario)
En Costa Rica cuando hablamos propiamente de una denuncia, esta como concepto
tiene mucho alcance y en diferentes materias; sin embargo, cuando la referimos al
contexto penal mantiene un tono de alerta y exposición, debido propiamente a la materia
y luego que es una palabra cargada de un peso emocional acusatorio, dado que ninguna
persona en todo el territorio costarricense quiere verse envuelto en un proceso penal,
aunque se sepa que es completamente inocente.

Básicamente, una denuncia penal es narrar un posible hecho delictivo y ponerlo en


conocimiento de la autoridad correspondiente, es darse cuenta de la “noticia
criminal”, algo que nos lleva a analizar que el supuesto hecho es un ilícito y que tiene
todo el mérito para que se inicie una investigación formal por parte del ente legitimado
para tal efecto. Que luego, posterior a la aplicación un proceso penal bajo todas las
garantías tanto constitucionales como legales, se puede determinar, si el hecho cometido
es típico, antijurídico, culpable y punible o se aplique una medida de seguridad o
finalmente se archive por las posibilidades determinadas en la materia.

No existe una limitación específica para presentarla, lo que sí existe son puntos formales
base que no se puede obviar, dado que si no se cumplen su destino podría ser el archivo,
estos puntos se deben tomar en cuanta si se pretende el análisis por parte de las
autoridades correspondes del supuesto hecho delictivo, esto se menciona porque se
debe recordar que en la corriente judicial penal existen muchos casos o lo que es la mora
judicial, y lo mejor es tratar desde el inicio de presentarle a los funcionarios la noticia
criminal lo mejor posible, en la medida que se pueda.

Entonces, la denuncia se puede presentar en forma escrita o verbal. La persona se puede


presentar ante la autoridad respectiva y ahí un funcionario encargado confeccionará un
acta que contendrá literalmente lo que la persona llegué a exponer verbalmente. Otra
posibilidad es que la denuncia, se presente ya elaborada en forma escrita, también puede
presentarse dicha denuncia a través de un representante, pero para este caso se debe
extender un poder.
Respecto a tema del derecho a la doble instancia, consiste en el derecho fundamental
que tiene toda persona imputada de un delito dentro de una causa penal, a recurrir la
sentencia condenatoria dictada en su contra, para que un órgano superior revise lo
resuelto en primera instancia. Este derecho, se desprende claramente, del artículo 8,
punto 2, inciso h, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por lo que
integra las garantías del debido proceso tutelado en el artículo 39 de la Constitución
Política. Sin embargo, cabe resaltar que, en reiteradas ocasiones, esta Sala ha señalado
que tal como lo establece la citada Convención, el principio de doble instancia esta
referido, únicamente, a la materia penal, por lo que puede ser exigida solo dentro de un
proceso penal, bajo determinadas circunstancias, y no en procesos correspondientes a
otras materias. Así las cosas, en tratándose de otras materias como la civil, el legislador
se encuentra facultado para diseñar los procedimientos aplicables a cada materia, según
su naturaleza y particularidades, con el fin de garantizar el principio de justicia pronta y
cumplida consagrado en el artículo 41 constitucional, siempre que estos diseños cumplan
con los principios de razonabilidad y proporcionalidad.

Por otra parte, me resulta importante mencionar, que la doble instancia tampoco implica
un derecho a que todas las resoluciones que recaigan en un determinado proceso
incluso penal puedan ser recurridas ante un superior, sino más bien, se trata de aquellas
resoluciones que dan por terminado el proceso, o bien, las que por su naturaleza tengan
efecto propio, ya que el resto de los actos o resoluciones, pueden ser revisadas a través
de otras instancias, a través de la revisión de la resolución final. Lo contrario, sea permitir
que la apelación de todas las resoluciones que dicten implicaría un en trabamiento del
sistema judicial, en perjuicio del principio de justicia pronta y cumplida.

En el ámbito penal, al igual que sucede en otros aspectos del derecho, el proceso se
basa en un sistema de doble instancia por el que un órgano judicial superior
jerárquicamente puede conocer, a través de un recurso de apelación, un asunto que ya
ha sido resuelto por otro órgano jurisdiccional inferior. De esta forma el órgano
jurisdiccional superior puede anular, modificar o confirmar, de forma total o parcial la
resolución que se haya dictado
A través del tiempo se ha manifestado una confrontación entre dos necesidades: la
primera, impartir justicia pronta; y la segunda, garantizar que la sentencia que establece
el derecho esté apegada a la ley. Con el fin de procurar lo segundo, se han diseñado los
medios de impugnación, los cuales en su especie de “recursos”, son actos procesales
de la parte que se estima agraviada por un acto de resolución del juez o tribunal, por lo
que acude al mismo o a otro superior pidiendo que se revoque o anule, el o los actos
gravosos, siguiendo el procedimiento previsto en las leyes.

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