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de la mente, el aprendizaje y la educación, aún no ha sido exhausti-

vamente indagado. ¿Qué es exactamente lo que está distribuido y


cómo ll ega a estarlo? ¿Están todas las cogniciones siempre distribui -
das ? ¿Cómo se relacionan las cualidades distribuidas de la mente
con las que todavía están «dentro" de ella? ¿Cuáles son las reglas
que gobiernan la dinámica de esa distribución? Al formular estas
preguntas, el presente volumen pone de manifiesto la importancia
que ellas tienen para temas educacionales tales como el cultivo de
las habilidades mentales, la adquisición de conocimiento, y el papel
de la interacción social y de las herramientas inteligentes en el
proceso de aprendizaje.

';OGNICIONES DISTRIBUIDAS

UHflPSICOl081A, nICOAl~ l.I 6 IS y


PSIQU lAlftlA

i
JIUII10 ISBN 950-518-821-8

9 789505 188215
Cogniciones distribuidas
Consideraciones psicológicas y educativas

Gavriel Salomon
compilador

AmOITortu editores
Colección Agenda educativa. Directora: Edith Litwin Indice general
Distributed cognitions. Psychological and educational con-
siderations, Gavriel Salomon, compilador
© Cambridge University Press, 1993
Traducción, Eduardo Sinnott

Unica edición en castellano autorizada por Cambridge Univer-


sity Press, Inglaterra, y debidamente protegida en todos los
países. Queda hecho el depósito que previene la ley nO 11.723.
© Todos los derechos de la edición en castellano reservados 9 Autores
por Amorrortu editores S. A., Paraguay 1225, T piso (1057) 11 Introducción del compilador
Buenos Aires.
23 l. Enfoque histórico­cultural de la cogn
La reproducción total o parcial de este libro en forma idénti- distribuida, Michael Cole y Yrjo Engest
ca o modificada por cualquier medio mecánico o electrónico,
incluyendo fotocopia, grabación o cualquier sistema de al- 75 2. Prácticas de inteligencia distribuida
macenamiento y recuperación de información, no autori- para la educación, Roy D. Pea
zada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier
utilización debe ser previamente solicitada. 126 3. La persona­más: una visión distribui
pensamiento y el aprendizaje, D. N. Pe¡
Industria argentina. Made in Argentina
153 4. No hay distribución sin la cognición ~
ISBN 950­518­821­8 individuos: un enfoque interactivo diná
ISBN 0­521­41406­7, Inglaterra, edición original Salomon

185 5. Conocimiento vivo: la distribución so


recursos culturales para el pensamient
Moll, Javier Tapia y Kathryn F. Whitml

214 6. El descubrimiento de la cognición en


concepción más amplia de la inteligenc:
Thomas Hatch y Howard Gardner

242 7. Conocimiento especializado distribui


Ann L. Brown, Doris Ash, Martha Rutl.
Kathryn Nakagawa, Ann Gordon y Jos<
Campione

291 8. Algunas reflexiones acerca de la distJ


cognición, Raymond S. Nickerson
nda educativa. Directora: Edith Litwin Indice general
.gnitions. Psychological and educational con-
amel Salomon, compilador
University Press, 1993
duardo Sinnott

ID castellano autorizada por Cambridge Univer-


[laterra, y debidamente protegida en todos los
hecho el depósito que previene la ley nO 11.723.
de la edición en castellano reservados 9 Autores
editores S. A., Paraguay 1225, ~ piso (1057) 11 Introducción del compilador

23 1. Enfoque histórico­cultural de la cognición


.ón total o parcial de este libro en forma idénti- distribuida, Michael Cole y Yrjo Engestrom
la por cualquier medio mecánico o electrónico,
tocopia, grabación o cualquier sistema de al- 75 2. Prácticas de inteligencia distribuida y diseños
y recuperación de información, no autori- para la educación, Roy D. Pea
rutores, viola derechos reservados. Cualquier
be ser previamente solicitada. 126 3. La persona­más: una visión distribuida del
pensamiento y el aprendizaje, D. N. Perkins
entina. Made in Argentina
153 4. No hay distribución sin la cognición de los
8­821­8 individuos: un enfoque interactivo dinámico, Gavriel
Inglaterra, edición original Salomon

185 5. Conocimiento vivo: la distribución social de los


recursos culturales para el pensamiento, Luis C.
Moll, Javier Tapia y Kathryn F. Whitmore

214 6. El descubrimiento de la cognición en el aula: una


concepción más amplia de la inteligencia humana,
Thomas Hatch y Howard Gardner

242 7. Conocimiento especializado distribuido en el aula,


Ann L. Brown, Doris Ash, Martha Rutherford,
Kathryn Nakagawa, Ann Gordon y Joseph C.
Campione

291 8. Algunas reflexiones acerca de la distribución de la


cognición, Raymond S. Nickerson

7
Autores

DorisAsh AnnGordon
Universidad de California, Universidad de
Berkeley Berkeley
Escuela de Educación Escuela de Edu
Berkeley, California Berkeley, Calif()

Ann. L. Brown Thomas Hatch


Universidad de California, Universidad de
Berkeley Escuela de Edu
Escuela de Educación Graduados!I
Berkeley, California Cambridge, Ma

Joseph C. Campione Louis C. Moll


Universidad de California, Universidad de
Berkeley Colegio de Edu<
Escuela de Educación Tucson, Arizona
Berkeley, California Kathryn Nakag
Universidad de
Michael Cole Berkeley
Universidad de California, Escuela de Edu
SanDiego BerkeleYi Calif(J
Laboratorio de Cognición
Humana Comparativa Raymond S. Nil
La Jolla, California 5 Gleason Rd.
Bedford, Massa
Yrjo EngestrBm
Universidad de California, RoyD. Pea
SanDiego Universidad de:
Laboratorio de Cognición Instituto para 1
Humana Comparativa de las Cienc~
La Jolla, California Evanston, Illin<

Howard Gardner D. N. Perkins


Universidad de Harvard Universidad de
Escuela de Educaéión para Escuela de Edu
Graduados! Proyecto Cero Graduados!]
Cambridge, Massachusetts Cambridge, Ma
Autores

DorisAsh AnnGordon
Universidad de California, Universidad de California,
Berkeley Berkeley
Escuela de Educación Escuela de Educación
Berkeley, California Berkeley, California .

Ann. L. Brown Thomas Hatch


Universidad de California, . Universidad de Harvard
Berkeley Escuela de Educación para
Escuela de Educación Graduados! Proyecto Cero
Berkeley, California Cambridge, Massachusetts

Joseph C. Campione Louis C. MoD


Universidad de California, Universidad de Arizona
Berkeley Colegio de Educación
Escuela de Educación Tucson, Arizona
Berkeley, California Kathryn Nakagawa
Universidad de California,
Michael Cole Berkeley
Universidad de California, Escuela de Educación
SanDiego Berkeley, California
Laboratorio de Cognición
Humana Comparativa Raymond S. Nickerson
La JoDa, California 5 Gleason Rd.
Bedford, Massachusetts
Y:rjo EngestrOm
Universidad de California, RoyD. Pea
SanDiego Universidad del Noroeste
Laboratorio de Cognición Instituto para la Enseñanza
Humana Comparativa de las Ciencias
La JoDa, California Evanston, lllinois

Howard Gardner D. N. Perkins


Universidad de Harvard Universidad de Harvard
Escuela de Educación para Escuela de Educación para
Graduados! Proyecto Cero Graduados! Proyecto Cero
Cambridge, Massachusetts Cambridge, Massachusetts

9
Martha Rutherford Javier Tapia Introducción del compilador
Universidad de California, Universidad de Arizona
Berkeley Colegio de Educación
Escuela de Educación Tucson, Arizona
Berk~ly, California

Gavnel Salomon Kathryn F. Whitmore


Universidad de Haifa Universidad de Arizona
Escuela de Educación Colegio de Educación
Haifa, Israel Tucson, Arizona
La idea de producir este libro nació por et
menzó en el verano de 1989, en la playa de r
Islas Vírgenes británicas, qonde tres de nos
,Perkins, Roy Pea y yo­ tomamos parte en u
cuentro sobre computadoras y aprendizaje, o
el Social Science Research Council. Perkins E
las representaciones para el aprendizaje de la
las ciencias, yo hablé de la asociación intell
computadoras, y Pea presentó la idea de las C(
tribuidas. Enseguida resultó evidente que lo:
compartíamos inquietudes parecidas, tenü
distintas acerca de las coglliciones distrbu~
pósitos de la educación. Pensamos que esa
concepciones proporcionaba una oportunidad
única para un debate estimulante y para pll
cuestiones. Creamos tal oportunidad median·
ción de un simposio en el marco del congreso (
Educational ResearchAssociation que se cele
ton en 1990. Los que participamos en ese si
Brown, Jerome Bruner, Roy Pea, David Perki
dimos entonces que las ideas formuladas y pr<
junto con las de otros especialistas del campo,
tituir un libro interesante que moviese a pen
que el lector tiene en sus manos: un buen p
cogniciones distribuidas.
Las comunidades científicas suelen basarE
sideración de un fenómeno, en un enfoque
miembros están de acuerdo y en una unidad (
se ajuste a esa manera de ver, y estudian desp
no de una manera compatible con la concep
parten. Cuanto más se realizan investigaci(
más válida y «correcta» parece la concepció
mándose así la visión dominante acerca del :6

10
ford Javier Tapia Introducción del compilador
California, Universidad de Arizona
Colegio de EducacÍón
cacÍón Tucson, Arizona
,rnia

n Kathryn F. Whitmore
Haifa Universidad de Arizona
cación Colegio de Educación
Tucson, Arizona
La idea de producir este libro nació por etapas. Todo co-
menzó en el verano de 1989, en la playa de Tortola, en las
Islas Vírgenes británicas, donde tres de nosotros -David
,Perkins, Roy Pea y yo- tofuamos parte en un pequeño en-
cuentro sobre computadoras y aprendizaje, organizado por
el Social Science Research Council. Perkins se refirió allí a
las rejiresentaciones para el aprendizaje de la matemática y
las ciencias, yo hablé de la asociación intelectual con las
computadoras, y Pea presentó la idea de las cogniciones dis-
tribuidas. Enseguida resultó evidente que los tres, aunque
compartíamos inquietudes parecidas, teníamos visiones
distintas acerca de las cogniciones distribuidas y de los pro-
pósitos de la educación. Pensamos que esa diversidad de
concepciones proporcionaba una oportunidad virtualmente
única para un debate estimulante y para plantear nuevas
cuestiones. Creamos tal oportunidad mediante la planifica-
ción de un simposio en el marco del congreso de la American
Educational ResearchAssociation que se celebraría en Bos-
ton en 1990. Los que participamos en ese simposio -Ann
Brown, Jerome Bruner, Roy Pea, David Perkins y yo- deci-
dirnos entonces que las ideas formuladas y presentadas allí,
junto con las de otros especialistas del campo, podrían cons-
tituir un libro interesante que moviese a pensar. Es el libro
que el lector tiene en sus manos: un buen producto de las
cogniciones distribuidas.
Las comunidades científicas suelen basarse, para la con-
sideración de un fenómeno, en un enfoque en el que sus
miembros están de acuerdo y en una unidad de análisis que
se ajuste a esa manera de ver, y estudian después el fenóme-
no de una manera compatible con la concepción que com-
parten. Cuanto más se realizan investigaciones así, tanto
más válida y «correcta» parece la concepción inicial, afir-
mándose así la visión dominante acerca del fenómeno. Karl

11
Weick (1979) ha señalado que, a medida que crece el con- cognitivo y el cultivo de las habilidades y las
senso, las ideas se vuelven más «refractarias a la refuta- deseables desde el punto de vista educativo, 1:
ción» y parecen tan evidentes de por sí que raramente se lo cognitivo como si fuese algo poseída y residi
consideran las alternativas. Pero entonces, por la razón que za de los individuos; los factores sociales, cult
fuere, de pronto se pasa a analizar el fenómeno en un con- lógicos han sido relegados al papel de escenar
texto nuevo que, cosa bastante perturbadora, reclama nue- externas de estimulación. Ese enfoque es a(
vas unidades de análisis, lo cual lleva a su vez a la formula- tras funciona y nos permite examinar de mro
ción de nuevas visiones y nuevas definiciones. El resultado rizada algunos mecanismos específicos de pro
es el nacimiento de un nuevo fenómeno. la información, de resolución de problemas y
Considérese, por ejemplo, el estado actual de la investi- je. Pero cuando se examina el comportamien
gación acerca de la memoria. En un debate, recientemente situaciones en las que se resuelven probleIl
publicado, acerca de la validez y los méritos científicos de la real y en otros contactos con el entorno social
investigación acerca de la memoria en situaciones de la vida aparece un fenómeno bastante diferente: las]
real, Banaji y Crowder (1989) sostuvieron que «cuanto más cen pensar en conjunción o en asociación con
complejo es un fenómeno, tanto mayor es la necesidad de es- ayuda de herramientas y medios que la cultt
tudiarlo en condiciones controladas y tanto menos debe es- ciona. Los conocimientos, pareciera, no son
tudiárselo en su natural complejidad» (pág. 1192). Esta po- vaciadas de contenido que se apliquen a este
sición supone, por supuesto, que el fenómeno estudiado en blema; antes bien, aparecen en una situación
condiciones estrictamente controladas es el mismo que el grupos de personas y con las herramientas dE
que hallamos en las circunstancias de la vida real. Por des- (véase, por ejemplo, Lave y Wenger, 1991). e
gracia para este enfoque, la memoria (al igual que otros fe- equipo que trabaja en colaboración para pl
nómenos psicológicos) cambia profundamente en su natu- campaña política, un planificador económico
raleza, manifestación y función cuando se lo estudia en su pensamiento en una doble hoja computariza(
complejidad natural, por comparación con su análisis en no que estudia historia llenando fichas, seña:
condiciones muy controladas. El estudio de la memoria epi- genes de su libro de texto y trazando en un p~
sódica en el laboratorio, como observa Conway (1991), por hechos por recordar. Puede considerarse que
más que sin duda considera el mismo fenómeno que toma to de esos individuos no solamente incluye a<
en cuenta la investigación de la memoria autobiográfica, es nitivas'de «solista»* sino también actividade¡
en realidad el estudio de algo muy diferente: la memoria au- Como lo señala Perkins en el capítulo 3 de es
tobiográfica, cotidiana, se refiere a la memoria mezclada que caracteriza esos actos cotidianos de pens~
con el conocimiento anterior y con los significados persona- los entornos sociales y artificiales, que supu
les, elementos que dentro del laboratorio se intenta «contro- tán «fuera» de la cabeza de los individuos,
lar». Este contraste plantea, pues, una cuestión de principio fuente de estímulo y de guía, sino que en
que trasciende los límites específicos de la investigación vehículos del pensamiento. Además, el orde
acerca de la memoria: el cambio de la unidad de análisis, o funciones y las estructuras de esos entornO!
el cambio del contexto puede poner de manifiesto un fenó- rante el proceso, para convertirse en verdadE
meno cualitativamente diferente (véase, por ejemplo, Ceci y aprendizaje que resulta de la asociación cogn
Bronfenbrenner,1991). Dicho con otras palabras: no es únicamente
Existe un llamativo paralelismo entre el estudio de la
memoria en los dos contextos yel estudio de la cognición en * Solista o persona solista en el sentido de «mente en s.
el laboratorio o bien en el marco de la vida diaria. Tradicio- actuar con herramientas culturales. Y el término artefac
nalmente el estudio de los procesos cognitivos, el desarrollo ta obra a herramienta de la cultura. (N. del T.)

12
:la señalado que, a medida que crece el con- cognitivo y el cultivo de las habilidades y las competencias
lS se vuelven más «refractarias a la refuta- deseables desde el punto de vista educativo, ha tratado todo
n tan evidentes de por sí que raramente se lo cognitivo como si fuese algo poseído y residiese en la cabe-
alternativas. Pero entonces, por la razón que za de los individuos; los factores sociales, culturales y tecno-
ro se pasa a analizar el fenómeno en un con- lógicos han sido relegados al papel de escenario o de fuentes
le, cosa bastante perturbadora, reclama nue- externas de estimulación. Ese enfoque es adecuado mien-'
le análisis, lo cual lleva a su vez a la formula- tras funciona y nos permite examinar de manera pormeno-
; visiones y nuevas definiciones. El resultado rizada algunos mecanismos específicos de procesamiento de
to de un nuevo fenómeno. la información, de resolución de problemas y de aprendiza-
e, por ejemplo, el estado actual de la investi- je. Pero cuando se examina el comportamiento humano en
de la memoria. En un debate, recientemente situaciones en las que se resuelven problemas de la vida
rca de la validez y los méritos científicos de la real y en otros contactos con el entorno social y tecnológico,
lcerca de la memoria en situaciones de la vida aparece un fenómeno bastante diferente: las personas pare-
Crowder (1989) sostuvieron que «cuanto más cen pensar en conjunción o en asociación con otros, y con la
,fenómeno, tanto mayor es la necesidad de es- ayuda de herramientas y medios que la cultura les propor-
:ldiciones controladas y tanto menos debe es- ciona. Los conocimientos, pareciera, no son herramientas
3U natural complejidad» (pág. 1192). Esta po- vaciadas de contenido que se apliquen a este o a aquel pro-
por supuesto, que el fenómeno estudiado en blema; antes bien, aparecen en una situación que acometen
¡trictamente controladas es el mismo que el grupos de personas y con las herramientas de que disponen
en las circunstancias de la vida real. Por des- (véase, por ejemplo, Lave y Wenger, 1991). Considérese un
te enfoque, la memoria (al igual que otros fe- equipo que trabaja en colaboración para programar una
llógicos) cambia profundamente en su natu- campaña política, un planificador económico que vuelca su
lstación y función cuando se lo estudia en su pensamiento en una doble hoja computarizada, o un alum-
latural, por comparación con su análisis en no que estudia historia llenando fichas, señalando los már-
uy controladas. El estudio de la memoria epi- genes de su libro de texto y trazando en un papel «redes» de
lboratorio, como observa Conway (1991), por hechos por recordar. Puede considerarse que el pensamien-
luda considera el mismo fenómeno que toma to de esos individuos no solamente incluye actividades cog-
.1Vestigación de la memoria autobiográfica, es nitivas'de «solista»* sino también actividades distribuidas .
estudio de algo muy diferente: la memoria au- Como lo señala Perkins en el capítulo 3 de este volumen, lo
!otidiana, se refiere a la memoria mezclada que caracteriza esos actos cotidianos de pensamiento es que
ciento anterior y con los significados persona- los entornos sociales y artificiales, que supuestamente es-
que dentro del laboratorio se intenta «contro- tán «fuera» de la cabeza de los individuos, no sólo son la
:raste plantea, pues, una cuestión de principio fuente de estímulo y de guía, sino que en realidad son
le los límites específicos de la investigación vehículos del pensamiento. Además, el ordenamiento; las
lemoria: el cambio de la unidad de análisis, o funciones y las estructuras de esos entornos cambian du-
contexto puede poner de manifiesto un fenó- rante el proceso, para convertirse en verdaderas partes del
ivamente diferente (véase, por ejemplo, Ceci y aprendizaje que resulta de la asociación cognitiva con ellos.
,er,1991). Dicho con otras palabras: no es únicamente el «solista» el
llamativo paralelismo entre el estudio de la
)s dos contextos y el estudio de la cognición en * Solista o persona solista en el sentido de «mente en soledad», sin inter-
o bien en el marco de la vida diaria. Tradicio- actuar con herramientas culturales. Y el término artefacto equivale en es-
.tudio de los procesos cognitivos, el desarrollo ta obra a herramienta de la cultura. (N. del T.)

13
que aprende, sino «la persona­más» todo el sistema de facto- del interés en las cogniciones distribuidas. U:
res interrelacionados. cada vez más importante, que las actividac
La idea de cogniciones distribuidas no necesariamente mientas computacionales han llegado a desf
es nueva. Como lo muestran Cole y Engestrom en el capítu- práctica de las tareas intelectuales. Puede
lo 1, pueden hallarse sus orígenes en las obras de psicólogos acaso no resulta palmariamente evidente, ql
y filósofos de fines del siglo pasado (véase también Phillips, ción entre individuos y computadoras suele I
1976). Por ejemplo, Dewey escribió hace más de un siglo: por un rendimiento intelectualmente superic
«El concepto de ambiente es necesario para la idea de orga- de atribuirse sólo a las cogniciones de los ine
nismo, y con la concepción del ambiente aparece la imposi- mon, Perkins y Globerson, 1991). Una segund
bilidad de considerar la vida psíquica como algo individual y ce ser el creciente interés en la teoría históri
aislado que se desarrolla en un vacío» <1884, pág. 285). Vigotsky, la cual sitúa las cogniciones de los ir
Existe una interesante afinidad entre considerar las tro de los contextos sociales y culturales de in
cogniciones como distribuidas social y culturalmente y es- actividad, y no sólo en la interacción con ell
tudiar el comportamiento humano como parte de un siste- ,/ ejemplo, Moll, 1991). Una tercera fuente pan
ma más amplio que abarca elementos culturales, sociales, tisfacción, cada vez mayor, ante la idea de qu
situacionales y tecnológicos. Un estudio así, de orientación nes son herramientas que están «en la cabez
funcional, consideraría al individuo y el ambiente social, dose el foco de atención a su naturaleza situa
cultural o fisico, como unidades integradas, de modo tal que diente de un contexto y, por tanto, virtualmer
las actividades del individuo se verían como «procesos de la (Brown, Collins y Duguid, 1989; Lave y We~
situación total de organismo y ambiente» (Dewey y Bentley, Si los procesos sociales y, posiblemente, .
1946, pág. 256). Pero a menudo se asoció ese enfoque con «externos», deben considerarse parte integrar
modalidades cualitativas, «holísticas» y «blandas» de inda- cognitivo, tal vez haya que repensar todo el ca
gación, más cercanas a la antropología que a una psicología nición. ¿Están las cogniciones distribuidas y )
científica «dura». No sorprende, por tanto, que estuviese (y la cabeza? Y si es posible considerar que los
hasta cierto punto continúe estando) a la sombra de la in- productos intelectuales están distribuidos el:
vestigación psicológica y educativa dominante, la cual su- duos o entre los individuos y los medios prov
braya el comportamiento y las cogniciones del individuo de- cultura, ¿puede ocurrir también que la intel~
satendiendo en gran medida su naturaleza distribuida. cualidad emergente y no una «posesión»?
Las concepciones cambian. Con la creciente aceptación El análisis serio de la noción de cognicionE
de un enfoque constructivista de la cognición humana, pasó abre toda una gama de cuestiones y sugiere 1
a considerarse seriamente la posibilidad de que las cogni- de polémicas consecuencias para la educació:
ciones sean herramientas y productos situados y distribui- libro es un intento de explicar, ilustrar y exa
dos de la mente y no elementos descontextualizados. Junto mente la idea de cogniciones distribuidas en E
con esa posibilidad, está el reconocimiento no sólo de que los ciones generales y educativas. Si las cognici
factores sociales y otros situacionales tienen una marcada bilidades cognitivas no han de concebirse COl
incidencia en las cogniciones que están «en la cabeza», sino «instaladas» sino como cualidades que aparee
también de que los procesos sociales deberían ser tratados co situacional y social, ¿qué son exactamente?
como cogniciones (Resnick, 1991). a estar distribuidas? ¿Qué está distribuido f
Estos cambios conceptuales no surgen de la nada. Un rá- nos obliga a reconocer que las cogniciones es1
pido examen de las nuevas tendencias en el estudio del pen- distribuidas? ¿Cómo se distribuyen en situa(
samiento cognitivo y, sobre todo, del pensamiento cognitivo tividades diferentes? Dada la distribución di
en la educación, indica que son por lo menos tres las fuentes nes, ¿qué papel (si acaso tienen alguno) estan

14
ino «la persona­más» todo el sistema de facto- del interés en las cogniciones distribuidas. Una es el papel,
)nados. cada vez más importante, que las actividades con herra-
cogniciones distribuidas no necesariamente mientas computacionales han llegado a desempeñar en la
o lo muestran Cole y Engestrom en el capítu- práctica de las tareas intelectuales. Puede observarse, si
illarse sus orígenes en las obras de psicólogos acaso no resulta palmariamente evidente, que la colabora-
nes del siglo pasado {véase también Phillips, ción entre individuos y computadoras suele caracterizarse
mplo, Dewey escribió hace más de un siglo: por un rendimiento intelectualmente superior, que no pue-
e ambiente es necesario para la idea de orga- de atribuirse sólo a las cogniciones de los individuos (Salo-
l concepción del ambiente aparece la imposi-
mon, Perkins y Globerson, 1991). Una segunda fuente pare-
:iderar la vida psíquica como algo individual y ce ser el creciente interés en la teoría histórico­cultural de
desarrolla en un vacío» (1884, pág. 285). vigotsky, la cual sitúa las cogniciones de los individuos den-
. interesante afmidad entre considerar las tro de los contextos sociales y culturales de interacción y de
mo distribuidas social y culturalmente y es- actividad, y no sólo en la interacción con ellos (véase, por
lortamiento humano como parte de un siste- ejemplo, Moll, 1991), Una tercera fuente parece ser la insa-
lO que abarca elementos culturales, sociales, tisfacción, cada vez mayor, ante la idea de que las cognicio-
r tecnológicos. Un estudio así, de orientación nes son herramientas que están «en la cabeza», trasladán-
.sideraría al individuo y el ambiente social, dose el foco de atención a su naturaleza situacional, depen-
o, como unidades integradas, de modo tal que diente de un contexto y, por tanto, virtualmente distribuida
; del individuo se verían como «procesos de la (Brown, Collins y Duguid, 1989; Lave y Wenger, 1991).
de organismo y ambiente,) (Dewey y Bentley, Si los procesos sociales y, posiblemente, también otros
3). Pero a menudo se asoció ese enfoque con «externos», deben considerarse parte integrante del proceso
ualitativas, «holísticas,> y «blandas» de inda- cognitivo, tal vez haya que repensar todo el concepto de cog-
:rcanas a la antropología que a una psicología nición. ¿Están las cogniciones distribuidas y no situadas en
a». N o sorprende, por tanto, que estuviese (y la cabeza? Y si es posible considerar que los procesos y los
unto continúe estando) a la sombra de la in- productos intelectuales están distribuidos entre los indivi-
'¡cológica y educativa dominante, la cual su- duos o entre los individuos y los medios provenientes de la
)rtamiento y las cogniciones del individuo de- cultura, ¿puede ocurrir también que la inteligencia sea una
n gran medida su naturaleza distribuida. cualidad emergente y no una «posesión»?
dones cambian. Con la creciente aceptación El análisis serio de la noción de cogniciones distribuidas
constructivista de la cognición humana, pasó abre toda una gama de cuestiones y sugiere una larga lista
seriamente la posibilidad de que las cogni- de polémicas consecuencias para la educación. El presente
lrramientas y productos situados y distribui- libro es un intento de explicar, ilustrar y examinar crítica-
ce y no elementos descontextualizados. Junto mente la idea de cogniciones distribuidas en sus manifesta-
idad, está el reconocimiento no sólo de que los ciones generales y educativas. Si las cogniciones y las ha-
es y otros situacionales tienen una marcada bilidades cognitivas no han de concebirse como posesiones
las cogniciones que están «en la cabeza», sino «instaladas» sino como cualidades que aparecen en un mar-
le los procesos sociales deberían ser tratados co situacional y social, ¿qué son exactamente? ¿Cómo llegan
1es (Resnick, 1991). a estar distribuidas? ¿Qué está distribuido en ellas? ¿Qué
lios conceptuales no surgen de la nada. Un rá- nos obliga a reconocer que las cogniciones están (¿a veces?)
.e las nuevas tendencias en el estudio del pen- distribuidas? ¿Cómo se distribuyen en situaciones y en ac-
titivo y, sobre todo, del pensamiento cognitivo tividades diferentes? Dada la distribución de las cognicio-
n, indica que son por lo menos tres las fuentes nes, ¿qué papel (si acaso tienen alguno) estamos dispuestos

15
a atribuirles a las cogniciones «solistas»? ¿En qué se dife- Los ocho capítulos de este libro son d,e dos (
rencia la distribución de las cogniciones de la «división del cuatro primeros son principalmente teóricos.
trabajo», las «ideas compartidas» o la «estimulación recípro- guientes son, en parte, también teóricos, per l

ca»? ¿Cómo podemos identificar las cogniciones distribui- principal recae en el estudio de casos específicl
das, y dónde sería más interesante y más provechoso bus- cativos de cognición distribuida. El libro conc
carlas? Desde el punto de vista de la educación, ¿qué ocurre examen crítico del concepto y de su posible apor
con el ejercicio de las capacidades y las propensiones cogni- de la cognición y a la educación.
tivas si no ha de vérselas como posesiones que el individuo A la cabeza de la parte teórica del libro, está I
desarrolla? Si el rendimiento cognitivo es una cualidad dis- escrito por Cole y Engestrom. Los autores exan
tribuida, ¿cuál ha de ser la meta de la educación? ¿Cómo de- genes de la idea de cogniciones distribuidas, re
be diseñarse el ambiente de aprendizaje? ¿Qué se debe exa- a los escritos de Wundt y de MÜllsterberg. A 11:
minar y estudiar? ¿Qué papeles desempeñan los docentes y raíces y de teorías histórico­culturales de especi
cuáles, los alumnos? Vigotsky y Luria, Cole y Engestrom exponen la
Los autores que colaboran en este volumen no tienen la las cogniciones deben concebirse como cultur¡
misma opinión, ni forzosamente comparten el significado diadas, como parte del conjunto de los sistem
exacto de la expresión «cogniciones distribuidas». En este dad que abarcan la cultura, la comunidad, las h
sentido, el libro es un intento por suscitar preguntas e inau- y sus contrapartidas autorregulatorias: los sím
gurar un debate, y no trata de presentar una visión unitaria rándose en los recientes trabajos de la antropo
con conclusiones elaboradas. Los autores tienen pareceres Engestrom amplían la visión histórico­cultura
distintos en cuanto al modo como han de encararse las cog- que las cogniciones están distribuidas en el me
niciones de los individuos una vez que se ha reconocido, en cultura, por lo que «la combinación de metas, h
parte o del todo, la realidad de su distribución. De hecho, los y ambiente (. ..) constituye al mismo tiempo el
autores presentan dos concepciones un tanto diferentes de comportamiento y la forma en que puede decirl
las cogniciones distribuidas. Una de ellas, quizá la más ra- contexto la cognición está distribuida». Cole ~
dical, es presentada por Cole y Engestrom, Pea y Moll, Ta- observan también que las cogniciones están
pia y Whitmore. De acuerdo con su forma de ver, si bien no neuropsicológicamente: partes diferentes del CI
debe descartarse la idea de las cogniciones individuales, ha- san modalidades de experiencia y de estímul,
bría que volver a examinar la cognición en general y conce- desde el punto de vista social y también temp
birla fundamentalmente como distribuida. Como observa sentación.!ie dos ejemplos detallados, la adql
Cole en otro trabajo (1991), la verdadera unidad del análisis lectura (en la que las cogniciones están distribl
psicológico debe ser la actividad en común y (a menudo, pe- docente, el alumno, los demás alumnos y artE
ro no necesariamente) mediada socialmente en un contexto rales) y la reorganización del trabajo médico e
cultural. Podría considerársela una versión fuerte de la cog- finesa (elaboración de una nueva división del
nición distribuida, puesto que propone apartarse de la idea los prestadores de servicios de s81ud, de mane
corriente de que las cogniciones son posesiones de los indivi- char mejor los recursos cognitivos distribuidos
duos y sirven como herramientas listas para su aplicación les permite a los autores mostrar que una vez I
\\ en situaciones cotidianas. La segunda concepción, menos to en la idea de mediación a través de artefac
radical, es la presentada por Perkins, Salomon, Hatch y individuos, una característica distintiva funda
Gardner, y Brown et al. De acuerdo con ellos,' es posible dis- seres humanos, no puede sino adoptarse la c
tinguir aún entre las cogniciones «solistas» y las distribui- gún la cual las cogniciones están distribuidas,
das, y se las considera en una dinámica de interacción inter- El capítulo 2, de Pea, tiene el propósito de
dependiente. vas indagaciones. Este autor está en desacue

16
: a las cogniciones «solistas»? ¿En qué se dife- Los ocho capítulos de este libro son de dos órdenes. Los
tribución de las cogniciones de la «división del cuatro primeros son principalmente teóricos. Los tres si-
«ideas compartidas» o la «estimulación recípro- guientes son, en parte, también teóricos, pero su interés
podemos identificar las cogniciones distribui- principal recae en el estudio de casos específicamente edu-
sería más interesante y más provechoso bus- cativos de cognición distribuida. El libro concluye con un
e el punto de vista de la educación, ¿qué ocurre examen crítico del concepto y de su posible aporte al estudio
io de las capacidades y las propensiones cogni- de la cognición y a la educación.
1 de vérselas como posesiones que el individuo A la cabeza de la parte teórica del libro, está el capítulo 1,
:i el rendimiento cognitivo es una cualidad dis- escrito por Cole y Engestrom. Los autores examinan los orí-
il ha de ser la meta de la educación? ¿Cómo de- genes de la idea de cogniciones distribuidas, remontándose
el ambiente de aprendizaje? ¿Qué se debe exa- a los escritos de Wundt y de Münsterberg. A la luz de esas
diar? ¿Qué papeles desempeñan los docentes y raíces y de teorías histórico-culturales de especialistas como
umnos? Vigotsky y Luria, Cole y Engestrom exponen la tesis de que
es que colaboran en este volumen no tienen la las cogniciones deben concebirse como culturalmente me-
5n, ni forzosamente comparten el significado diadas, como parte del conjunto de los sistemas de activi-
expresión «cogniciones distribuidas». En este dad que abarcan la cultura, la comunidad, las herramientas
ro es un intento por suscitar preguntas e inau- y sus contrapartidas autorregulatorias: los símbolos. Inspi-
lte, y no trata de presentar una visión unitaria rándose en los recientes trabajos de la antropología, Cole y
nes elaboradas. Los autores tienen pareceres Engestrom amplían la visión histórico-cultural, señalando
uanto al modo como han de encararse las cog- que las cogniciones están distribuidas en el medio que es la
IS individuos una vez que se ha reconocido, en cultura, por lo que «la combinación de metas, herramientas
lo, la realidad de su distribución. De hecho, los y ambiente (. ..) constituye al mismo tiempo el contexto del
intan dos concepciones un tanto diferentes de comportamiento y la forma en que puede decirse que en ese
lS distribuidas. Una de ellas, quizá la más ra- contexto la cognición está distribuida». Cole y Engestrom
por Cole y Engestrom, Pea y Moll, Ta- observan también que las cogniciones están distribuidas
re. De acuerdo con su forma de ver, si bien no neuropsicológicamente: partes diferentes del cerebro proce-
rse la idea de las cogniciones individuales, ha- san modalidades de experiencia y de estímulos diferentes
lr a examinar la cognición en general y conce- desde el punto de vista social y también temporal. La pre-
entalmente como distribuida. Como observa sentación de dos ejemplos detallados, la adquisición de la
'abajo (1991), la verdadera unidad del análisis lectura (en la que las cogniciones están distribuidas entre el
be ser la actividad en común y (a menudo, pe- docente, el alumno, los demás alumnos y artefactos cultu-
amente) mediada socialmente en un contexto rales) y la reorganización del trabajo médico en una clínica
ía considerársela una versión fuerte de la cog- fines a (elaboración de una nueva división del trabajo entre
lida, puesto que propone apartarse de la idea los prestadores de servicios de salud, de manera de aprove-
J.e las cogniciones son posesiones de los indivi- char mejor los recursos cognitivos distribuidos del sistema),
como herramientas listas para su aplicación les permite a los autores mostrar que una vez que se ha vis-
3 cotidianas. La segunda concepción, menos to en la idea de mediación a través de artefactos y de otros
presentada por Perkins, Salomon, Hatch y individuos, una característica distintiva fundamental de los
C)wn et al. De acuerdo con ellos, es posible dis- seres humanos, no puede sino adoptarse la concepción se-
ltre las cogniciones «solistas» y las distribui- gún la cual las cogniciones están distribuidas.
nsidera en una dinámica de interacción inter- El capítulo 2, de Pea, tiene el propósito de suscitar nue-
vas indagaciones. Este autor está en desacuerdo con la di-

17
fundida concepción, de hecho dominante, de la inteligencia otra, el conocimiento de orden superior de un
como una propiedad de la mente. Más bien, sostiene, la inte- tras que las primeras pueden estar (y con frel
ligencia debe verse como ejecutada y no como poseída. La in- socialmente distribuidas (se las cede a los d<
teligencia distribuida, según Pea, está siempre presente en libros de texto), el conocimiento de orden sup
las herramientas, las formas de representación y en otros ma de heurística, modelos de explicación y TI
artefactos que creamos para quitarnos de encima lo que, si gación, no están representados en ninguna p
no, sería una carga cognitiva pesada y propensa al error. De den llegar a estar distribuidos; no satisface le
acuerdo con Pea, el fenómeno de las cogniciones distribui- rios de acceso salvo dentro de la persona «el
das pone de manifiesto que los recursos externos modifican ello se concluye que, si bien muchas cognicio
la naturaleza y el sistema funcional de donde surgen las ac- tar distribuidas, sobre todo durante las activi
tividades, afectando nuestra concepción de qué, cómo y por gación, no todas pueden estarlo. El conocimi
qué se necesita conocer. La meta de que todos posean el co- superior, que es un elemento decisivo en el (
nocimiento de, pongamos por caso, las tablas de dividir o de campo y en las operaciones de las funciones
multiplicar, cede ante la meta de la estimación y la resolu- corresponde a la persona «solista».
ción de problemas: actividades consistentes en razonar con En el capítulo 4, que es el último capítulo t
herramientas y no independientemente de ellas. Se sigue un poco más en el planteamiento de cuestiol
que sería preferible subrayar la importancia del acceso a torno de la versión radical de las cognicione:
herramientas con las cuales pensar, antes que la de una Sostengo que no todas las cogniciones están c<
comprensión «en soledad» sin herramientas; la importancia distribuidas, que no todas pueden estarlo, J
de asociarse con otros en vez de cultivar las cogniciones que teoría cognitiva, sobre todo una teoría que int
están «en la cabeza». Es claro que las herramientas y los ta de los desarrollos y de los cambios que se
programas de computación, destinados a abastecer de cog- largo del tiempo, puede prescindir de la refer
niciones distribuidas, y que ponen énfasis en la asociación y presentaciones mentales de los individuos (o
el acceso, serán muy diferentes de las herramientas que tie- lentes). Ellas son, después de todo, la «sustru
nen como propósito el cultivo de las dotes individuales. Por en situaciones en que hay cogniciones distribl
tanto, es probable que ello modifique la concepción de las do llegado a esta conclusión, presento una vi!
metas educativas, para pasar del concepto de dominio al de interactiva, espiralada, del modo como las c(
ejecución en común. listas» y las distribuidas interactúan a lo lar
Perkins (capítulo 3) acepta en general la noción de cogni- incidiendo las unas en las otras y desarrollán(
ciones distribuidas como sistema que abarca tanto a la per- partir de las otras. De esa manera supero el
sona como el entorno: una nuevá unidad de análisis que in- situacional que observo en la concepción raru
cluye, a la vez, el pensamiento y el aprendizaje. A esta con- niciones distribuidas, y el determinismo int
cepción le aplica la hipótesis del acceso equivalente, de las visiones radicales de la cognición «solista
acuerdo con la cual lo que importa es el tipo de conocimiento ción de este enfoque interactivo señala, a su v
presente, la manera en que se lo representa, la facilidad con nes tanto para la elección de las metas educat
que se lo recupera, y el modo como es construido, antes que vo de la asociación al lado del cultivo de la:
el sitio en el que todo eso se realiza. En la medida en que un tas»- cuanto para la planificación.
sistema en común, el de la «persona-más», contiene las En el primero de los tres capítulos dedica
cuatro características de acceso, no importa mucho dónde de casos (el capítulo 5), Moll, Tapia y Whitm(
reside el conocimiento, la representación o la construcción. prisma de las cogniciones distribuidas (sobr
En este marco, Perkins examina la manera como están mente distribuidas) para examinar, desde el.
distribuidas, por una parte, las funciones ejecutivas, y, por cualitativo, dos ambientes de actividad que p

18
pción, de hecho dominante, de la inteligencia otra, el conocimiento de orden superior de un campo. Mien-
)iedad de la mente. Más bien, sostiene, la inte- tras que las primeras pueden estar (y con frecuencia es así)
Terse como ejecutada y no como poseída. La in- socialmente distribuidas (se las cede a los docentes y a los
,ribuida, según Pea, está siempre presente en libros de texto), el conocimiento de orden superior, en la for-
Ltas, las formas de representación y en otros ma de heurística, modelos de explicación y modos de inda-
creamos para quitarnos de encima lo que, si gación, no están representados en ninguna parte y no pue-
:arga cognitiva pesada y propensa al error. De den llegar a estar distribuidos; no satisface los cuatro crite-
'ea, el fenómeno de las cogniciones distribui- rios de acceso salvo dentro de la persona «en soledad». De
lanifiesto que los recursos externos modifican ello se concluye que, si bien muchas cogniciones suelen es-
yel sistema funcional de donde surgen las ac- tar distribuidas, sobre todo durante las actividades de inda-
::tando nuestra concepción de qué, cómo y por gación, no todas pueden estarlo. El conocimiento de orden
.a conocer. La meta de que todos posean el co- superior, que es un elemento decisivo en el dominio de un
" pongamos por caso, las tablas de dividir o de campo y en las operaciones de las funciones ejecutivas, le
ante la meta de la estimación y la resolu- corresponde a la persona <<solista».
mas: actividades consistentes en razonar con En el capítulo 4, que es el último capítulo teórico, avanzo
y no independientemente de ellas. Se sigue un poco más en el planteamiento de cuestiones críticas en
ferible subrayar la importancia del acceso a torno de la versión radical de las cogniciones distribuidas.
; con las cuales pensar, antes que la de una Sostengo que no todas las cogniciones están constantemente
<en soledad» sin herramientas; la importancia ~-/

distribuidas, que no todas pueden estarlo, y que ninguna


on otros en vez de cultivar las cogniciones que teoría cognitiva, sobre todo una teoría que intente dar cuen-
:abeza». Es claro que las herramientas y los ta de los desarrollos y de los cambios que se producen a lo
computación, destinados a abastecer de cog- largo del tiempo, puede prescindir de la referencia a las re-
ibuidas, y que ponen énfasis en la asociación y presentaciones mentales de los individuos (o a sus equiva-
1Il muy diferentes de las herramientas que tie- lentes). Ellas son, después de todo, la «sustancia» presente
pósito el cultivo de las dotes individuales. Por en situaciones en que hay cogniciones distribuidas. Habien-
)able que ello modifique la concepción de las do llegado a esta conclusión, presento una visión dinámica,
ivas, para pasar del concepto de dominio al de interactiva, espiralada, del modo como las cogniciones «so-
:omÚll. listas» y las distribuidas interactúan a lo largo del tiempo,
ipítulo 3) acepta en general la noción de cogni- incidiendo las unas en las otras y desarrollándose las unas a
uidas como sistema que abarca tanto a la per- partir de las otras. De esa manera supero el determinismo
una nuevá unidad de análisis que in- situacional que observo en la concepción radical de las cog-
el pensamiento y el aprendizaje. A esta con- niciones distribuidas, y el determinismo intrapersonal de
,lica la hipótesis del acceso equivalente, de las visiones radicales de la cognición «solista». La elabora-
l. cual lo que importa es el tipo de conocimiento ción de este enfoque interactivo señala, a su vez, implicacio-
lanera en que se lo representa, la facilidad con nes tanto para la elección de las metas educativas -el culti-
pera, y el modo como es construido, antes que vo de la asociación alIado del cultivo de las dotes «solis-
ue todo eso se realiza. En la medida en que un tas»- cuanto para la planificación.
omún, el de la «persona-más», contiene las En el primero de los tres capítulos dedicados al estudio
erísticas de acceso, no importa mucho dónde de casos (el capítulo 5), Moll, Tapia y Whitmore emplean el
,cimiento, la representación o la construcción. prisma de las cogniciones distribuidas (sobre todo, social-
~o, Perkins examina la manera como están mente distribuidas) para examinar, desde el punto de vista
por una parte, las funciones ejecutivas, y, por cualitativo, dos ambientes de actividad que presentan «fon-

19
dos de conocimiento» distribuidos: el hogar de una familia variaciones de las fuerzas culturales y de las 1<
mexicano­estadounidense de las cercanías de la frontera jan, entonces, en el cambio y en la diversidad
mexicana, y un aula de lengua integral, en la que las activi- ciones de la inteligencia, lo cual explica la Vl
dades de aprendizaje socialmente mediadas constituyen un las realizaciones humanas. Segundo, que el .
principio organizador. El propósito de los estudios etnográ- hacen manifiestas y pueden desarrollarse las.
ficos del capítulo es traducir las nociones conceptuales de la nales, depende en gran medida de las locales:
cognición distribuida en dinámicas específicas de recursos rales, destacándose hasta qué punto puede di
cognitivos distribuidos. El examen de la familia mexicana inteligencia está local y culturalmente detern
pone de manifiesto hasta qué punto es activa en hacer fren- El capítulo 7, de Brown y sus colaboradoref
te a las cosas y su interconexión con otros hogares con los ta los estudios de casos, de orientación antro¡::
que comparte e intercambia conocimiento, habilidades y bien evolutiva, con un estudio de intervenc
otros recursos necesarios para su funcionamiento cotidiano. Los autores describen la manera como pued
El informe acerca del aula refleja una similar distribución implementarse el aula como contexto de apr
de los recursos intelectuales compartidos. Los procesos so- de favorecer una comunidad de aprendices ql
ciales y los recursos culturales median las actividades de una apropiación guiada de los significados a ti
aprendizaje, manifestándose así su naturaleza socialmente ciaciones, creándose así poco a poco una red (
compartida. . conocimiento especializado. Esos contextos SOl
Otro caso es el presentado por Hatch y Gardner en el ca- de los alumnos aprenden a aprender, convirtiÉ
pítulo 6. A diferencia del trabajo de Moll y sus colaborado- vicios inteligentes» que -en sus interaccion
res, de orientación antropológica, el caso que exponen centes, los pares, los materiales y las herrami
Hatch y Gardner, se inscribe en la tradición del desarrollo tacionales- crean zonas coincidentes de dI
infantil. Estos autores ponen en tela de juicio la visión pre- ximo. La cuestión de las cogniciones distribui
dominante de la inteligencia como una posesión unitaria, da así del lugar donde residen las cogniciones
estable y situada «en la cabeza» del individuo. Señalan que señar el aula para favorecer el desarrollo de U]
son tres las fuerzas interdependientes que contribuyen a de discurso en la que el conocimiento especié
las cogniciones del aula: las personales, las locales y las cul- estar distribuido en forma tal de proporcional
turales. A las tres se las ve en una disposición concéntrica, til para la apropiación mutua. Los autores p
de modo que las fuerzas personales están en el centro y las descripción detallada de ese diseño del auh
culturales forman el círculo externo. La inteligencia, inclui- constructos teóricos que sirven de sustento a
da como está en todas las actividades de una persona, refle- El libro termina con la discusión, que NickE
ja la influencia de los recursos y las limitaciones locales, los na en el capítulo 8, de los capítulos preceder
valores y las expectativas culturales, y las propensiones examen crítico del concepto de cogniciones dis
personales y las experiencias acumuladas. Los autores exa- sus implicaciones. Nickerson se pregunta qué
minan este modelo concéntrico en un jardín de infantes, en el concepto de cognición y de inteligencia
donde a lo largo de varios meses observan a cuatro niños qué nuevas dimensiones teóricas y prácticas 1
mientras juegan en el arenero y en el rincón de arte. De sus adónde nos conduce. Presenta entonces una )
detalladas observaciones, los autores extraen dos impor- media en la que las cogniciones de los individu
tantes conclusiones. Primero, que las fuerzas personales e buidas podrían considerarse en forma conjun
individuales, aunque desempeñan un papel de importancia
en el esquema que introducen, parecen reflejar las fuerzas Las cálidas conversaciones que mantuviml
culturales y las locales operantes en los entornos yen las ac- te en la playa de Tortola maduraron poco a pe
tividades en que los niños están inmersos. Los cambios y las vertirse en posiciones expnc..-itas que pueden C(

20
mento» distribuidos: el hogar de una familia variaciones de las fuerzas culturales y de las locales se refle-
ldounidense de las cercanías de la frontera jan, entonces, en el cambio y en la diversidad de manifesta-
1 aula de lengua integral, en la que las activi- ciones de la inteligencia, lo cual explica la variabilidad de
ldizaje socialmente mediadas constituyen un las realizaciones humanas. Segundo, que el modo como se
rozador. El propósito de los estudios etnográ- hacen manifiestas y pueden desarrollarse las fuerzas perso-
uo es traducir las nociones conceptuales de la nales, depende en gran medida de las locales y de las cultu-
l'ibuida en dinámicas específicas de recursos rales, destacándose hasta qué punto puede decirse que esa
;ribuidos. El examen de la familia mexicana inteligencia está local y culturalmente determinada.
¡esto hasta qué punto es activa en hacer fren- El capítulo 7, de Brown y sus colaboradores, complemen-
y su interconexión con otros hogares con los ta los estudios de casos, de orientación antropológica y más
e intercambia conocimiento, habilidades y bien evolutiva, con un estudio de intervención didáctica.
necesarios para su funcionamiento cotidiano. Los autores describen la manera como puede diseñarse e
del aula refleja una similar distribución implementarse el aula como contexto de aprendizaje a fin
3 intelectuales compartidos. Los procesos so- de favorecer una comunidad de aprendices que emprenden
cursos culturales median las actividades de una apropiación guiada de los significados a través de nego-
lanifestándose así su naturaleza socialmente ciaciones, creándose así poco a poco una red distribuida de
conocimiento especializado. Esos contextos son lugares don-
s el presentado por Hatch y Gardner en el ca- de los alumnos aprenden a aprender, convirtiéndose en «no-
~rencia del trabajo de Moll y sus colaborado- vicios inteligentes» que -en sus interacciones con los do-
;ación antropológica, el caso que exponen centes, los pares, los materiales y las herramientas compu-
ner, se inscribe en la tradición del desarrollo tacionales- crean zonas coincidentes de desarrollo pró-
autores ponen en tela de juicio la visión pre- ximo. La cuestión de las cogniciones distribuidas se trasla-
la inteligencia como una posesión unitaria, da así del lugar donde residen las cogniciones al modo de di-
lda «en la cabeza» del individuo. Señalan que señar el aula para favorecer el desarrollo de una comunidad
lerzas interdependientes que contribuyen a de discurso en la que el conocimiento especializado pasa a
3 del aula: las personales, las locales y las cul- estar distribuido en forma tal de proporcionar un suelo fér-
tres se las ve en una disposición concéntrica, til para la apropiación mutua. Los autores presentan una
as fuerzas personales están en el centro y las descripción detallada de ese diseño del aula, fundado en
nan el círculo externo. La inteligencia, inclui- constructos teóricos que sirven de sustento a su psicología.
~n todas las actividades de una persona, refle- El libro termina con la discusión, que Nickerspn desarro-
1 de los recursos y las limitaciones locales, los lla en el capítulo 8, de los capítulos precedentes, y con un
expectativas culturales, y las propensiones examen crítico del concepto de cogniciones distribuidas y de
lS experiencias acumuladas. Los autores exa- sus implicaciones. Nickerson se pregunta qué hay de nuevo
todelo concéntrico en un jardín de infantes, en el concepto de cognición y de inteligencia distribuidas,
'go de varios meses observan a cuatro niños qué nuevas dimensiones teóricas y prácticas proporciona, y
an en el arenero y en el rincón de arte. De sus adónde nos conduce. Presenta entonces una postura inter-
servaciones, los autores extraen dos impor- media en la que las cogniciones de los individuos y las distri-
¡iones. Primero, que las fuerzas personales e buidas podrían considerarse en forma conjunta.
iunque desempeñan un papel de importancia
l que introducen, parecen reflejar las fuerzas Las cálidas conversaciones que mantuvimos inicialmen-
.s locales operantes en los entornos y en las ac- te en la playa de 'lbrtola maduraron poco a poco hasta con-
ue los niños están inmersos, Los cambios y las vertirse en posiciones expncitas que pueden complementar-

21
se con ejemplos de la vida real y con manifestaciones apro- 1. Enfoque histórico-cultural de 1
piadas en clinicas médicas, hogares, jardines de infantes y
aulas escolares. Espero que el repertorio de posiciones teóri- cognición distribuida
cas y de estudios de casos presentado aquí suscite el debate
ulterior y el intercambio de ideas. Espero que, por lo menos, Michael Cole y Yrjo Engestrom
este volumen les sacuda el polvo a viejas nociones y a con-
cepciones desde hace mucho establecidas, y aporte así ideas
nuevas y estimulantes al dominio de la cognición y la inteli-
gencia en tanto cuestiones educativas.
Se supone que fue Goethe quien bizo la
que todo había sido pensado ya alguna vez;
sarlo de nuevo de una manera que resulte ~
Referencias bibliográficas circunstancias presentes. Sea quien fuere q
en realidad aquella observación, hemos pen
Banaji, M. R. Y Crowder, R. G. (1989) «The bankruptcy of every- en ella a propósito de cierto descubrimiento
day memory»,American Psychologist, 44, págs. 1185-93. cual el contenido yel proceso de pensamienu
Brown, J. s., CoI1ins, A y Duguid, P. (1989) «Situated cognitions temente de cómo se interpretan esos evasive
and the culture oflearning» , Educational Researcher, 18, págs. tán distribuidos entre los individuos y, a la ,
32-42. en ellos.
Oeci, S. J. y Bronfenbrenner, U. (1991) «On the demise of every- Nuestro propio redescubrimiento de la na
day memory: "The rumors ofmy death are much exaggerated" buida de la mente nació de nuestra familia]
(Mark Twain»>, American Psychologist, 46, págs. 27-31. cuela histórico-cultural de psicología. Decid
Cole, M. (1991) «On socially shared cognitions», en L. Resnick, J.
cuencia, explorar los enfoques de la cognic
Levine y S. Behrend, eds., Socially shared cognitions (págs.
398-417), Hillsdale, NJ: Erlbaum. del modo siguiente: remontar esa línea de pe:
Conway, M. A (1991) «In defense of everyday memory», American ta los orígenes de la psicología como discipl
Psychologist, 46, págs. 19-26. presentar su desarrollo por la escuela bist<
Dewey, J. (1884) «The new psychology»,Andover Review, 2. comienzos de este siglo y señalar las ventaja!
Dewey, J. y Bentley, A F. (1946) «Interaction and transaction», el marco histórico-cultural (inspirado por la
Journal ofPhilosophy, 43, págs. 505-17. nitiva, la antropología y la sociología moder
Lave, J. y Wenger, E. (1991) Situated learning, Cambridge Uni- estudia la cognición como fenómeno distribt
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education, Cambridge University Press.
Phillips, D. C. (1976) Holistic thought in social science, Stanford, . La versión de Wundt de la cognición (
CA: Stanford University Press.
Resnick, L. B. (1991) «Shared cognition: Thinking as social practi-
Por la época en que la psicología celebrab
ce», en L. Resnick, J. Levine y S. Behrend, eds., Socially shared
cognitions (págs. 1-19), Hillsdale, NJ: Erlbaum.
como disciplina científica, se discutió mucl
Salomon, G., Perkins, D. N. Y Globerson, T. (1991) «Partners in obra de Wilhelm Wundt, quien, según el foIk
cognition: Extending human intelligence with intelligent tech- pllna, fue el «padre» de la psicología científic
nologies», Educational Researcher, 20, págs. 10-6. 1980; Farr, 1987; 'Ibulmin, 1981). Entre las I
Weick, K E. (1979) The social psychology oforganizing, Reading, nes planteadas en esa revaloración, estaba II
MA: Addison-Wesley. cólogos modernos no advirtieron que prácti

22
)S de la vida real y con manifestaciones apro- 1. Enfoque histórico­cultural de la
icas médicas, hogares, jardines de infantes y
s. Espero que el repertorio de posiciones teóri- cognición distribuida
lOS de casos presentado aquí suscite el debate
tercambio de ideas. Espero que, por lo menos, Michael Cole y Yrjo Engestrom
les sacuda el polvo a viejas nociones y a con-
Le hace mucho establecidas, y aporte así ideas
lUlantes al dominio de la cognición y la inteli-
;o cuestiones educativas.
Se supone que fue Goethe quien hizo la observación de
que todo había sido pensado ya alguna vez; la cosa es pen-
sarlo de nuevo de una manera que resulte apropiada a las
oliográficas circunstancias presentes. Sea quien fuere que haya hecho
en realidad aquella observación, hemos pensado a menudo
Crowder, R. G. (1989) "The bankruptcy of every- en ella a propósito de cierto descubrimiento actual según el
'», American Psychologist, 44, págs. 1185­93. cual el contenido y el proceso de pensamiento (independien-
>llins, A. y Duguid, P. (1989) "Situated cognitions temente de cómo se interpretan esos evasivos términos) es-
oflearning», Educational Researcher, 18, págs. tán distribuidos entre los individuos y, a la vez, encerrados
en ellos.
mfenbrenner, U. (1991) «On the demise of every- Nuestro propio redescubrimiento de la naturaleza distri-
": "The rumors of my death are much exaggerated" buida de la mente nació de nuestra familiaridad con la es-
n.)>>, American Psychologist, 46, págs. 27­31.
cuela histórico­cultural de psicología. Decidimos, en conse-
"On socially shared cognitions», en L. Resnick, J.
Behrend, eds., Socially shared cognítions (págs.
cuencia, explorar los enfoques de la cognición distribuida
11sdale, NJ: Erlbaum. del modo siguiente: remontar esa línea de pensamiento has-
1991) "In defense ofeveryday meo~>,Arican ta los orígenes de la psicología como disciplina autónoma;
,46, págs. 19­26. presentar su desarrollo por la escuela histórico­cultural a
,) «The new psychology», Andover Revíew, 2. comienzos de este siglo y señalar las ventajas de trabajar en
n.tley, A. F. (1946) «Interaction and transaction», el marco histórico­cultural (inspirado por la psicología cog-
'hilosophy, 43, págs. 505­17. nitiva, la antropología y la sociología modernas) cuando se
5er, E. (1991) Sítuated learning, Cambridge Uni- estudia la cognición como fenómeno distribuido.
s.
1) «Introduction», en L. C. Moll, ed., Vygotsky and
:ambridge University Press.
1976) Holístic thought in social science, Stanford, "La versión de Wundt de la cognición distribuida
:l University Press.
1991) «Shared cognition: Thinking as social practi-
snick, J. Levine y S. Behrend, eds., Socially shared
Por la época en que la psicología celebraba su centenario
lágS. 1­19), Hillsdale, NJ: Erlbaum. como disciplina científica, se discutió mucho acerca de la
D. N. Y Globerson, T. (1991) «Parlners in obra de WIlhelm Wundt, quien, según el folklore de la disci-
ttending human intelligence with intelligent tech- plina, fue el «padre» de la psicología científica (Blumenthal,
iucational Researcher, 20, págs. 10­6. 1980; Farr, 1987; 'lbulmin, 1981). Entre las muchas cuestio-
179) The social psychology oforganizing, Reading, nes planteadas en esa revaloración, estaba la de que los psi-
l­Wesley. cólogos modernos no advirtieron que prácticamente la mi-

23
tad de la obra de Wundt no estaba dedicada al análisis de De acuerdo con la concepción de Wundt,
las sensaciones elementales mediante instrumentos de co- psicológicas superiores debían estudiarse me
bre yel método de la introspección, sino al estudio del cono- todos de las ciencias descriptivas, como la etIJ
cimiento reunido históricamente, y organizado cultural- klore y la lingüística. Los resultados debían .
mente, según se manifestaba en los informes escritos de ex- términos de fenómenos históricos contingent
ploradores y de los primeros antropólogos, y también en los ser descriptos, pero no explicados según los
análisis hechos por filólogos e historiadores (Wundt, 1921). ciencia experimental. Wundt creía que amb~
La mitad mejor conocida del doble sistema de Wundt fue bían complementarse; sólo mediante la sínte
la llamada «psicología fisiológica»: el estudio de la experien- pectivos conocimientos podría lograrse una 1
cia inmediata basado en el método experimental. El objetivo na. A los que pretendiesen que la V6lkerpsy(
de esta parte de la disciplina era determinar cómo surgen ser enteramente subsumida en la psicología
en la conciencia las sensaciones elementales, y cuáles son Wundt les replicaba que «la conciencia indivic
las leyes mediante las que se combinan los elementos de la mente incapaz de ofrecernos una historia del
conciencia. Caracterizar como «fisiológica» esta mitad de la pensamiento humano, porque está condicio
empresa de Wundt es un tanto equívoco, porque los experi- historia anterior respecto de la cual no puec
mentos realizados en su nombre raramente incluían medi- darnos ningún conocimiento» (Wundt, 1921,
ciones fisiológicas. Antes bien, se creía que los informes ver- en términos actuales, Wundt sostenía que,
bales de los sujetos a los que se les presentaban estímulos considerarse que las funciones psicológicas E
cuidadosamente controlados arrojarían resultados que, en desarrollan «en la cabeza», las funciones psie
su momento, podrían remontarse a procesos fisiológicos. riores necesitan recursos cognitivos complen
Los experimentos realizados con ese fin en mente se concen- deben hallarse en el medio sociocultural.
traban en las cualidades de la experiencia sensorial y en la El mismo folklore que nos cuenta que Wun
segmentación de las reacciones simples en sus diversos fundador de la disciplina, sostiene también <:
componentes. Se presumía que los procesos psicológicos de unas pocas décadas su influencia disminu
correspondientes a la estimulación externa se desarrolla- signmcancia; su metodología fue rechazada
ban dentro de la cabeza del individuo. distinción entre un enfoque fisiológico y expeI
La otra mitad del sistema de Wundt comprendía el estu- cultural y descriptivo. Con todo, es indudab
dio de las «funciones psicológicas superiores», que abarca- que quienes hoy están interesados en la cogni
ban los procesos de razonamiento y los productos del len- da, han redescubierto algunas de las ideas de
guaje humano. Wundt afirmaba que esta segunda rama de peciallas referidas a la Volkerpsychologie, lo~
la psicología, que él llamaba Volkerpsychologie [psicología su estudio y la dificultad de conciliar los dat
de los pueblos], no podía estudiarse mediante métodos de partir de los dos modos de conocer la mente.
laboratorio centrados en los contenidos de la conciencia,
porque los fenómenos investigados se extendían más allá de
la conciencia humana. Sostenía, por ejemplo:
Rugo MÜllsterberg
«Un lenguaje nunca puede ser creado por un individuo. Es verdad
que son individuos los que han inventado el esperanto y otros len- Como muchos de los que estudian la cogn:
guajes artificiales. Pero si el lenguaje no hubiese existido ya, esas da reúnen sus datos a partir de actividades p:
invenciones habrían sido imposibles. Es más, ninguna de ellas ha mente valoradas, como las que se desarrolla:
podido mantenerse, y la mayoría les debe su existencia sólo a las, los hospitales y los lugares de trabajo
los elementos tomados de los lenguajes naturales» (Wundt, 1921, resante que Rugo MÜllSterberg, el «padre d
pág. 3).

24
. de Wundt no estaba dedicada al análisis de De acuerdo con la concepción de Wundt, las funciones
elementales mediante instrumentos de co- psicológicas superiores debían estudiarse mediante los mé-
o de la introspección, sino al estudio del cono- todos de las ciencias descriptivas, como la etnografia, el fol-
lido históricamente, y organizado cultural- klore y la lingüística. Los resultados debían formularse en
se manifestaba en los informes escritos de ex- términos de fenómenos históricos contingentes que podían
.e los primeros antropólogos, y también en los ser descriptos, pero no explicados según los cánones de la
IS por filólogos e historiadores (Wundt, 1921). ciencia experimental. Wundt creía que ambas empresas de-
lejor conocida del doble sistema de Wundt fue bían complementarse; sólo mediante la síntesis de sus res-
:icología fisiológic8.»: el estudio de la experien- pectivos conocimientos podría lograrse una psicología ple-
basado en el método experimental. El objetivo na. A los que pretendiesen que la V61kerpsychologie podía
de la disciplina era determinar cómo surgen ser enteramente subsumida en la psicología experimental,
:ia las sensaciones elementales, y cuáles son Wundt les replicaba que «la conciencia individual es entera-
ante las que se combinan los elementos de la mente incapaz de ofrecernos una historia del desarrollo del
.racterizar como «fisiológica>} esta mitad de la pensamiento humano, porque está condicionada por una
'undt es un tanto equívoco, porque los experi- historia anterior respecto de la cual no puede, por sí sola,
idos en su nombre raramente incluían medi- darnos ningún conocimiento» (Wundt, 1921, pág. 3). Dicho
lcas. Antes bien, se creía que los informes ver- en términos actuales, Wundt sostenía que, si bien puede
ljetos a los que se les presentaban estímulos considerarse que las funciones psicológicas elementales se
lte controlados arrojarían resultados que, en desarrollan «en la cabeza», las funciones psicológicas supe-
podrían remontarse a procesos fisiológicos. riores necesitan recursos cognitivos complementarios, que
ltoS realizados con ese fin en mente se concen- deben hallarse en el medio sociocultural.
cualidades de la experiencia sensorial y en la El mismo folklore que nos cuenta que Wundt fue el padre
. de las reacciones simples en sus diversos fundador de la disciplina, sostiene también que en el lapso
Se presumía que los procesos psicológicos de unas pocas décadas su influencia disminuyó hasta la in-
,tes a la estimulación externa se desarrolla- significancia; su metodología fue rechazada y se ignoró su
la cabeza del individuo. distinción entre un enfoque fisiológico y experimental y otro
;ad del sistema de Wundt comprendía el estu- cultural y descriptivo. Con todo, es indudable el hecho de
lciones psicológicas superiores», que abarca- que quienes hoy están interesados en la cognición distribui-
;osde razonamiento y los productos dellen- da, han redescubierto algunas de las ideas de Wundt, en es-
l. Wundt afirmaba que esta segunda rama de peciallas referidas a la V6lkerpsychologie, los métodos para
:¡ue él llamaba V6lkerpsychologie [psicología su estudio y la dificultad de conciliar los datos obtenidos a
:], no podía estudiarse mediante métodos de partir de los dos modos de conocer la mente.
ntrados en los contenidos de la conciencia,
Smenos investigados se extendían más allá de
mmana. Sostenía, por ejemplo:
Hugo MÜllsterberg
lOca puede ser creado por un individuo. Es verdad
lOS los que han inventado el esperanto y otros len- Como muchos de los que estudian la cognición distribui-
es. Pero si el lenguaje no hubiese existido ya, esas da reúnen sus datos a partir de actividades prácticas social-
Irían sido imposibles. Es más, ninguna de ellas ha mente valoradas, como las que se desarrollan en las escue-
erse, y la mayoría les debe su existencia sólo a las, los hospitales y los lugares de trabajo, resulta inte-
lmados de los lenguajes naturales» (Wundt, 1921,
resante que Hugo Münsterberg, el «padre de la psicología

25
aplicada», adhiriese totalmente a la distinción de la doble (hasta ahora) más cordial con los iniciadorm
psicología de Wundt y presentase uno de los primeros enun- histórico-cultural, ligado a los nombres de AlE
ciados sistemáticos de la naturaleza distribuida de la cogni- Alexander Luria y Lev Vigotsky.
ción. MÜllsterberg (1914, pág. 16) caracterizaba la mitad
experimental del programa de Wundt como psicología
«causaL> y la mitad descriptiva, como psicología «teleológi-
ca», advirtiendo que era «sumamente importante mante- El enfoque histórico-cultural
nerlas nítidamente separadas, y reconocer claramente los
principios que las gobiernan». Las ideas fundamentales de la psicología
En relación con su análisis de la mitad teleológica de la tural se contienen en una serie de artículos y
psicología, MünSterberg (1914) sostenía que el conocimien- flas escritos a fines de la década de 1920 y prinl
to no sólo se produce «en la cabezID>, donde millones de célu- 1930 (Leontiev, 1932; Luria, 1928, 1932; Vil
las cerebrales interactúan fuera del ámbito de la concienca 1960). Aunque adhiere firmemente a la teon.
para «recordar por nosotros», «pensar por nosotros» y «que- de la filogenia humana, ~o de los principios
rer por nosotros», sino también en los elementos objetivos les de la escuela histórico-cultural es que «el p
de la comunicación entre los individuos: sarrollo histórico del comportamiento human
de la evolución biológica no coinciden; uno no e
«Una carta, un diario, un libro, existen fuera de los individuos, pe- ción del otro. Antes bien, cada uno está gobeJ
ro median entre dos personas o entre millones en el grupo social propias leyes» (Vigotsky, 1960, Pág. 71).
(...) El libro recuerda por el grupo social, y las experiencias del Los iniciadores de la escuela hist6rico-cultt:
grupo, objetivamente registradas en él, dan forma a la acci6n so- zan de distintas maneras, interrelacionadas el
cial y el pensamiento social. La carta puede conectar todas las sunta discontinuidad cualitativa entre el desl
neuronas sociales distantes; el diario difunde la excitaci6n de un no y el animal. En el primer artículo acerca d
punto de un grupo social a millones de otros. Toda expresi6n obje- esa escuela aparecido en inglés, Alexander Ll
tivada se convierte en un atajo social» (págs. 267-8). por formular la conocida tesis de que «el horo
los animales por el hecho de que puede hacer.
Aunque existe un renovado interés en las ideas de estos psi- rramientas». Esas herramientas, agrega, «l
cólogos precursores (véanse, por ejemplo, Cahan y White, modifican de manera radical las condiciones I
1992; Farr, 1987; Toulmin, 1981), los programas integrales cia, sino que también operan sobre el hombre
que presentaron no dieron lugar a ningún enfoque moderno ducen un cambio en él y en su condición pSÍ<
reconocible de la cognici6n humana. 1 La historia ha sido 1928, pág. 493).
El cambio estructural que sobreviene par.
1 Una posible excepción a esta generalización es J ohn Dewey. Aunque no mediaci6n instrumental estriba en que, «en lu
puede considerarse que constituya una influencia fundamental en la psi- directamente su función natural a la solucióIl
cologia cognitiva contemporánea, sus ideas acerca de la educación y el de- concreta, el niño pone, entre esa función y la ti:
sarrollo siguen en vigor entre los científicos sóciales. En un librito, que re-
sume sus ideas acerca de la educación y la experiencia, Dewey (19381
minado medio auxiliar (. ..) gracias al cuallof
1963) escribía lo siguiente: "La experiencia no se produce simplemente (Luria, 1928, pág. 495). La estructura básica (
dentro de una persona (. ..) En una palabra, vivimos, desde el nacimiento humana que resulta de la mediación instrun
hasta la muerte, en un mundo de personas y de cosas que en gran medida
es lo que es a causa de lo que se ha hecho yse ha transmitido a partir de
actividades humanas anteriores. Cuando se ignora ese hecho, se trata la
experiencia como si fuera algo que ocurre exclusivamente dentro del . no se desarrolla en el vacío. Fuera del individuo, exist4
cuerpo y la mente del individuo. No haría falta decir que la experiencia suscitan» (pág. 39).

26
hiriese totalmente a la distinción de la doble (hasta ahora) más cordial con los iniciadores del enfoque
Wundt y presentase uno de los primeros enun- histórico-cultural, ligado a los. nombres de Alexei Leontiev,
áticos de la naturaleza distribuida de la cogni- Alexander Luria y Lev Vigotsky.
rberg (1914, pág. 16) caracterizaba la mitad
1 del programa de Wundt como psicología
mitad descriptiva, como psicología <<teleológi-
ldo que era «sumamente importante mante- El enfoque histórico-cultural
nente separadas, y reconocer claramente los
llas gobiernan». Las ideas fundamentales de la psicología histórico-cul-
tl con su análisis de la mitad teleológica de la tural se contienen en una serie de artículos y de monogra-
insterberg (1914) sostenía que el conocimien- fías escritos a fines de la década de 1920 y principios de la de
roduce «en la cabeza», donde millones de célu- 1930 (Leontiev, 1932; Luria, 1928, 1932; Vigotsky, 1929,
interactúan fuera del ámbito de la concienca 1960). Aunque adhiere firmemente a la teoría darwiniana
r por nosotros», <<pensar por nosotros» y «que- de la filogenia humana, unp de los principios fundamenta-
:os», sino también en los elementos objetivos les de la escuela histórico-cultural es que «el proceso del de-
ación entre los individuos: sarrollo histórico del comportamiento humano y el proceso
de la evolución biológica no coinciden; uno no es la continua-
diario, un libro, existen fuera de los individuos, pe- ción del otro. Antes bien, cada uno está gobernado por sus
e dos personas o entre millones en el grupo social propias leyes» (Vigotsky, 1960, Pág. 71).
por el grupo social, y las experiencias del Los iniciadores de la escuela histórico-cultural caracteri-
mente registradas en él, dan forma a la acción so- zan de distintas maneras, interrelacionadas entre sí, la pre-
miento social. La carta puede conectar todas las sunta discontinuidad cualitativa entre el desarrollo huma-
les distantes; el diario difunde la excitación de un no y el animal. En el primer artículo acerca de las ideas de
lpO social a millones de otros. Toda expresión obje-
en un atajo social» (págs. 267-8).
esa escuela aparecido en inglés, Alexander Luria comienza
por formular la conocida tesis de que «el hombre difiere de
un renovado interés en las ideas de estos psi- los animales por el hecho de que puede hacer y emplear he-
rsores (véanse, por ejemplo, Cahan y White, rramientas». Esas herramientas, agrega, «no solamente
187; Toulmin, 1981), los programas integrales modifican de manera radical las condiciones de su existen-
on no dieron lugar a ningún enfoque moderno cia, sino que también operan sobre el hombre en tanto pro-
la cognición humana. 1 La historia ha sido
~
ducen un cambio en él y en su condición psíquica» (Luria,
1928, pág. 493).
El cambio estructural que sobreviene parí passu con la
ccepción a esta generalización es J ohn Dewey. Aunque no mediación instrumental estriba en que, «en lugar de aplicar
se que constituya una ín:fluencia fundamental en la psi- directamente su función natural a la solución de una tarea
sus ideas acerca de la educación y el de-
l vigor entre los científicos sóciales. En un librito, que re-
concreta, el niño pone, entre esa función y la tarea, un deter-
lcerca de la educación y la experiencia, Dewey (19381 minado medio auxiliar (. ..) gracias al cual logra realizarla,)
siguiente: «La experiencia no se produce simplemente (Luria, 1928, pág. 495). La estructura básica de la cognición
'sona (. ..) En una palabra, vivimos,desde el nacimiento humana que resulta de la mediación instrumental ha sido
m un mundo de personas y de cosas que en gran medida
sa de lo que se ha hecho y se ha transmitido a partir de
lIlas anteriores. Cuando se ignora ese hecho, se trata la
) si fuera algo que ocurre exclusivamente dentro del no se desarrolla en el vacío. Fuera del individuo, existen fuentes que la
del individuo. No haría falta decir que la experiencia suscitan» (pág. 39).

27
tradicionalmente representada en un triángulo como el que adentro, hacia «el yo», pero los dos aspectos est
se ve en la figura 1.1. todo artefacto cultural.
Muchos años más tarde, Luria (1981) resm
M
(artefacto) siguiente las consecuencias psicológicas de 1
cultural del comportamiento, refiriéndose en
lenguaje humano:

«La enorme ventaja es que su mundo se duplica. Si


labras, los seres humanos tendrían que vérselas s6]
que pueden percibir y manipular directamente. Co
S L -_ _ _ _ _---' O lenguaje, pueden abordar cosas que todavía no
siquiera de manera directa, y otras que fueron pa
riencia -ele generaciones anteriores. De tal modo, e
Figura 1.1. El triángulo fundamental de la mediación, con el sujeto (S), el otra dimensión al mundo de los seres humanos (. ..
objeto (O) y el medio (M) en sus 1)értices, que indican los condicionamientos tienen un solo mundo, el de los objetos y las situacil
fundamentales de la mente. humanos tienen un mundo doble" (pág. 35).

En una simplificación a los fines explicativos, puede de- Se ve aquí con claridad que el triángulo clá
cirse que las funciones «naturales» (<<no mediadas») son las diación es una descripción de los condicionam:
que están en la base del triángulo; las funciones «cultura- turales fundamentales de la cognición humar
les» (<<mediadas»), son aquellas en que las interacciones en- Pero semejante descripción estática omite el di
tre el sujeto y el objeto están mediadas por un auxiliar, do doble al que se refiere Luria. En consecuer
situado en el vértice del triángulo. Si bien el enunciado ini- agregar, a esa imagen estructural, otra dimeIl
cial de Luria parece implicar que el camino cultural reem- po, en cuyo transcurso los dos mundos (el dadl
plaza enteramente el natural, en muchos lugares de su obra te y el mediado culturalmente) se sintetizan E
y de la de sus colegas resulta claro que los dos se dan simul- proporcionar los fundamentos mentales de la
táneamente. Una conclusión así es necesaria, porque los tiempo real que las personas llevan a cabo,
seres humanos no dejan de ser creaturas que tienen un Esta versión ampliada del triángulo fundame:
desarrollo filogenético en virtud de su capacidad de crear, diación se muestra en la figura 1.2, la cual sul
transmitir y adquirir cultura. de que la cognición exige un análisis y una sínt
La forma en que Luria se refiere a la mediación instru- menos) dos fuentes de información en tiempo
mental puede llevarnos a pensar que tenía en cuenta herra- Una deducción importante de estas obser
mientas tales como las azadas y los platos. No obstante, él y supuesto de que otros seres humanos, los que
sus colegas consideran que el lenguaje es parte integrante tes ante los sentidos y los de las generaciones lO
del proceso general de la mediación cultural, «la herramien- sempeñan un papel decisivo en la formación di
ta de las herramientas>' y tienen una idea decididamente bi- cognitiva humana. Esto se resume en lo qUE
lateral de la mediación instrumental. Como lo explica Vi- gotsky (1934/1987) la «ley general del desarr
gotsky en su monografia «Herramienta y símbolo» (1978), lo
que tradicionalmente llamamos «herramientas», y lo que «La historia del desarrollo de los signos nos lleva,
tradicionalmente llamamos «símbolos», son dos aspectos del una ley mucho más general que rige el desarroll<
mismo fenómeno: se dijo que la mediación a través de herra- miento. Janet la llama la ley fundamental de la
mientas se orientaba fundamentalmente hacia afuera, y la esencia es que, en el proceso de desarrollo, el niñ
mediación a través de símbolos fundamentalmente hacia aplicarse las mismas formas de comportamiento (

28
3Ute representada en un triángulo como el que adentro, hacia «el yo», pero los dos aspectos están unidos en
:­ara 1.1. todo artefacto cultural.
M
Muchos años más tarde, Luria (1981) resumía del modo
(artefacto) siguiente las consecuencias psicológicas de la mediación
cultural del comportamiento, refiriéndose en particular al
lenguaje humano:

«La enorme ventaja es que su mundo se duplica. Si no hubiera pa-


labras, los seres humanos tendrían que vérselas sólo con las cosas
que pueden percibir y manipular directamente. Con la ayuda del
lenguaje, pueden abordar cosas que todavía no han percibido
s( 'O siquiera de manera directa, y otras que fueron parte de la expe-
riencia de generaciones anteriores. De tal modo, el mundo suma
'.ángulo fundamental de la mediación, con el sujeto (8), el otra dimensión al mundo de los seres humanos (. ..) Los animales
dio (M) en sus vértices, que indican los condicionamientos
la mente.
tienen un solo mundo, el de los objetos y las situaciones. Los seres
humanos tienen un mundo doble" (pág. 35).

nplificación a los fines explicativos, puede de- Se ve aquí con claridad que el triángulo clásico de la me-
funciones <<Ilaturales» (<<no mediadas») son las diación es una descripción de los condicionamientos estruc-
la base del triángulo; las funciones «cultura- turales fundamentales de la cognición humana individual.
as,,), son aquellas en que las interacciones en- Pero semejante descripción estática omite el dinámíco mun-
y el objeto están mediadas por un auxiliar, do doble al que se refiere Luria. En consecuencia, debemos
vértice del triángulo. Si bien el enunciado ini- agregar, a esa imagen estructural, otra dimensión: el tiem-
parece implicar que el camino cultural reem- po, en cuyo transcurso los dos mundos (el dado directamen-
[lente el natural, en muchos lugares de su obra te y el mediado culturalmente) se sintetizan sin cesar para
colegas resulta claro que los dos se dan simul- proporcionar los fundamentos mentales de las acciones en
Una conclusión así es necesaria, porque los tiempo real que las personas llevan a cabo en el mundo.
os no dejan de ser creaturas que tienen un Esta versión ampliada del triángulo fundamental de la me-
1genético en virtud de su capacidad de crear, diación se muestra en la figura 1.2, la cual subraya el hecho
ldquirir cultura. de que la cognición exige un análisis y una síntesis de (por lo
m que Luria se refiere a la mediación mstru- menos) dos fuentes de información en tiempo real.
llevamos a pensar que tenía en cuenta herra- Una deducción importante de estas observaciones es el
como las azadas y los platos. No obstante, él y supuesto de que otros seres humanos, los que están presen-
msideran que el lenguaje es parte integrante " tes ante los sentidos y los de las generaciones anteriores, de-
neral de la mediación cultural, «la herramien- sempeñan un papel decisivo en la formación de la capacidad
unientas» y tienen una idea decididamente bi- cognitiva humana. Esto se resume en lo que era para Vi-
mediación instrumental. Como lo explica Vi- gotsky (1934/1987) la «ley general del desarrollo cultural»:
nonografia «Herramienta y símbolo» (1978), lo
almente llamamos «herramientas», y lo que «La historia del desarrollo de los signos nos lleva, sin embargo, a
llamamos «símbolos», son dos aspectos del una ley mucho más general que rige el desarrollo del comporta-
3no: se dijo que la mediación a través de herra- miento. Janet la llama la ley fundamental de la psicología. Su
ientaba fundamentalmente hacia afuera, y la esencia es que, en el proceso de desarrollo, el niño comienza por
;ravés de símbolos fundamentalmente hacia aplicarse las mismas formas de comportamiento que primero los

29
otros le aplicaron a él. El propio niño adquiere fonnas sociales de El empleo de la figura 1.3 para represent,
comportamiento y las transpone a sí mismo ... El signo es siem- que los sistemas de actividad son una unidad b
pre un medio de contacto social, un medio de influir en los otros, y lisis, lleva a algunas comprobaciones de imp.:
s610 después se halla en el papel de medio para influir en uno mis-
mero, suministra un mapa conceptual de los pi
mo» (Vigotsky, 1960, pág. 192).
gares en que está distribuida la cognición hun
M do, incluye a otras personas, que de algún mo
(artefacto) tomadas en consideración al mismo tiempo e
como constituyentes de los sistemas de activid

ARTEFACTO MEDIADOR

Figura 1.2. El triángulo fundamental de la mediación con el tiempo inclui-


do en la unidad de Iználisis. Esta figura representa el hecho de que nuevos
estados del sujeto surgen de la coordinación de la información tanto de las
conexiones mediadas (culturales) cuanto de las directas (filogenéticas) en- REGLAS COMUNIDAD DIVISI
tre sujeto y objeto. M, Medio; En' estado de conocimiento del sujeto en el Tru
tiempo n; OS"" el objeto, representado a través del medio; 0w el objeto en el
tiempo n; En + 1, nuevo estado del conocimiento del sujeto emergente en el
tiempo n + 1. Figura 1.3. Triángulo fundamental de la mediación amp.
gestrom, 1987) para incluir a otras personas (comunidad
ciales (reglas) y la división del trabajo entre el sujeto y 101
Aunque útiles como «estructuras mínimas,> esquemáti-
cas de las funciones cognitivas del hombre, los triángulos de
la mediación de las figuras 1.1 y 1.2 no dan cuenta de la na- Otro aspecto de importancia de la actividad
turaleza colectiva de las actividades humanas, o de los sis- básica del análisis del comportamiento hm
temas de actividad, como los llamaba Leontiev (1978, 1981). cuando las actividades se institucionalizan, so
En la figura 1.3 le hemos agregado, al modelo abstracto e in- y duraderas. Una vez que alcanzan la condici6
dividual representado en las figuras 1.1 y 1.2, algunos ele- culturales, suelen tener una vida media radi<
mentos decisivos. Primero, el hecho de que los individuos prolongada que una acción individual dirigidi
(<<sujetos») están constituidos en comunidades, se indica hecho, los sistemas de actividad como los que
mediante el punto donde se lee «comunidad,>. Según se indi- escuelas y en los consultorios médicos, por eje]
ca allí, las relaciones entre el sujeto y la comunidad están reproducir una y otra vez acciones y resultado
mediadas, por una parte, por toda la serie de «artefactos una manera visiblemente monótona y repe
mediadores» del grupo, y, por la otra, por «reglas» (las nor- confiere a las restricciones culturales operan
mas y las sanciones que especifican y regulan los procedi- dad aparentemente abrumadora. Con todo, m
mientos correctos esperados y las interacciones aceptables detenido de los sistemas de actividad en apari
entre los participantes). A su vez, las comunidades implican bIes pone de manifiesto que, dentro de ellos
una «división del trabajo», la distribución, constantemente ocurren constantemente transiciones y reOl
negociada, de tareas, poderes y responsabilidades entre los que son parte fundamental de la dinámica d
que participan en el sistema de actividad. humana.

30
ron a él. El propio niño adquiere formas sociales de
El empleo de la figura 1.3 para representar la idea de
to y las transpone a sí mismo ... El signo es siem-
le contacto social, un medio de influir en los otros, y
que los sistemas de actividad son una unidad básica de aná-
~ halla en el papel de medio para influir en uno mis- lisis, lleva a algunas comprobaciones de importancia. Pri-
1960, pág. 192). mero, suministra un mapa conceptual de los principales lu-
gares en que está distribuida la cognición humana. Segun-
M do, incluye a otras p.@rsonas, que de algún modo deben ser
(artefacto) tomadas en consideración al mismo tiempo que el sujeto,
como constituyentes de los sistemas de actividad humana.

ARTEFACTO MEDIADOR

t--En+l
En I~ _ _ _ _ _~
\ "

ángulo fundamental de la mediación con el tiempo inclui-


-le análisis. Esta figura representa el hecho de que nuevos
) surgen de la coordinación de la información tanto de las
ldas (culturales) cuanto de las directas (filogenéticas) en- REGLAS COMUNIDAD DIVISION DEL
o. M, Medio; EI1l estado de conocimiento del sujeto en el
TRABAJO
objeto, representado a través del medio; O", el objeto en el
nuevo estado del conocimiento del sujeto emergente en el
Figura 1.3. Triángulo fundamental de la mediación ampliado (según En-
gestrom, 1987) para incluir a otras personas (comunidad), las normas so-
ciales (reglas) y la división del trabajo entre el sujeto y los demás.
elles como «estructuras mínimas» ~squemáti­
cognitivas del hombre, los triángulos de
:le las figuras 1.1 y 1.2 no dan cuenta de la na- Otro aspecto de importancia de la actividad como unidad
tiva de las actividades humanas, o de los sis- básica del análisis del comportamiento humano, es que
ridad, como los llamaba Leontiev (1978, 1981). cuando las actividades se institucionalizan, son más fuertes
.3 le hemos agregado, al modelo abstracto e in- y duraderas. Una vez que alcanzan la condición de prácticas
en las figuras 1.1 y 1.2, algunos ele- culturales, suelen tener una vida media radicalmente más
vos. Primero, el hecho de que los individuos prolongada que una acción individual dirigida a un fin. De
tán constituidos en comunidades, se indica hecho, los sistemas de actividad como los que se dan en las
unto donde se lee «comunidad». Según se indi- escuelas y en los consultorios médicos, por ejemplo, parecen
aciones entre el sujeto y la comunidad están reproducir una y otra vez acciones y resultados similares de
r una parte, por toda la serie de «artefactos una manera visiblemente monótona y repetitiva que les
lel grupo, y, por la otra, por <<reglas» (las nor- confiere a las restricciones culturales operantes una cuali-
dones que especifican y regulan los procedi- dad aparentemente abrumadora. Con todo, un análisis más
ctos esperados y las interacciones aceptables detenido de los sistemas de actividad en apariencia invaria-
lcipantes). A su vez, las comunidades implican bles pone de manifiesto que, dentro de ellos y entre ellos,
del trabajo», la distribución, constantemente ocurren constantemente transiciones y reorganizaciones
tareas, poderes y responsabilidades entre los que son parte fundamental de la dinámica de la evolución
1 en el sistema de actividad. humana.

31
En consecuencia, lo mejor es considerar los sistemas de ciones especiales necesarias para que ese 4
actividad como formaciones complejas en las que el equili- produzca.
brio es una excepción y las tensiones, las perturbaciones y 8. Una unidad natural de análisis para el estt
las innovaciones locales son la regla y el motor del cambio. portamiento humano son los sistemas de a,
Cuando se sigue un sistema de actividad a lo largo del tiem- temas de relaciones, históricamente condk
po, pueden descubrirse también transformaciones cualitati- tre los individuos y su ambiente inmedia
vas generales. Los que están institucionalizados parecen mente organizado.
atravesar ciclos evolutivos que suelen durar años (Enges-
trom, 1987). Aunque en principio aceptaba los sistemas de ¡
Podemos resumir la concepción histórico­cultural de la mo unidad de análisis, la investigación hiStÓl
estructura fundamental de la actividad humana de la si- rusa basada en las ideas resumidas aquí, se lim
guiente manera: ramente al nivel de las acciones individuales
«método de la doble estimulación»: la idea fund
Valsiner, 1988 se hallará una discusión amplia
1. Las funciones psicológicas que tenemos en común con
es poner a una persona en situación de resolve
nuestros primos prehumanos, llamadas «funciones na-
ma en el que la acción directa resulta ineficaz, é
turales», se .desarrollan según principios diferentes de
para alcanzar la meta, el individuo tiene que h
los de las funciones psicológicas mediadas por herra-
medios auxiliares. En manos de Vigotsky, de
mientas y reglas; por ejemplo, las funciones «culturales». Leontiev, los experimentos que aplican ese mét4
2. La mediación cultural crea una estructura universal de deraron también una versión específica de un E
la mente humana, propia de la especie, y una morfología microgenético, que provocaba el proceso de can
de la acción asociada a ella. gico en condiciones controladas de laboratorio. ~
3. La mediación cultural tiene un efecto recursivo y bidirec- En una amplia variedad de estudios realizi
cional; la actividad mediada modifica al mismo tiempo al psicólogos histórico­culturales rusos se utilizó
ambiente y al sujeto. Por ejemplo, en estudios del desarrollo del com]
4. Los artefactos culturales son materiales y simbólicos; re- voluntario de niños pequeños, Alexander Lur:
gulan la interacción con el ambiente y con uno mismo. que la adquisición del autocontrol en situacioIl
En este sentido son, en términos generales, "herramien- en las que se les pedía a los niños que apretaran
tas», y la herramienta principal es el lenguaje. goma o que se abstuvieran de hacerlo, se relac
5. El ambiente cultural en el que los niños nacen contiene mamente con la eapacidad de los niños de medi
el conocimiento acumulado de las generaciones anterio- dad a través del lenguaje. Esos resultados av'al¿;
res. Al mediar su comportamiento a través de esos obje- vicción de que "el comportamiento voluntario E
tos los seres humanos no solamente aprovechan su pro- dad de crear estímulos y de subordinarse a ellos
pia' experiencia sino también la de los antepasados.
6. La mediación cultural implica una modalidad de cambio 2 Vigotsky (1978, pág. 61) llamaba a esta forma de experiJ
evolutivo propia de la especie, en la que los logros de ge- perimental­evolutiva», idea tomada de Kurt LewÍll. Basán
neraciones anteriores se acumulan en el presente como Werner, declaraba: «Thdo proceso psicológico, ya sea el desa
parte específicamente humana del ambiente; la cultura samiento o del comportamiento voluntario, es un proceso qu
es, en este sentido, la historia en el presente. cambios ante nuestros propios ojos. Ese desarrollo puede lil
pocos segundos o hasta a fracciones de segundo (como en
7. La mediación cultural implica la especial importancia normal). También es posible (como en el caso de procesos l
del mundo social en el desarrollo del hombre, puesto que pIejos) que duren muchos días y aun semanas. En determin
únicamente otros seres humanos pueden crear las condi- nes, es posible rastrear ese desarrollo».

32
uencia, lo mejor es considerar los sistemas de ciones especiales necesarias para que ese desarrollo se
10 formaciones complejas en las que el equili-
produzca.
xcepción y las tensiones, las perturbaciones y 8. Una unidad natural de análisis para el estudio del com-
portamiento humano son los sistemas de actividad, sis-
nes locales son la regla y el motor del cambio.
temas de relaciones, históricamente condicionados, en-
5Ue un sistema de actividad a lo largo del tiem-
tre los individuos y su ambiente inmediato, cultural-
lscubrirse también transformaciones cualitati-
mente organizado.
s. Los que están institucionalizados parecen
los evolutivos que suelen durar años (Enges-
Aunque en principio aceptaba los sistemas de actividad co-
mo unidad de análisis, la investigación histórico­cultural
resumir la concepción histórico­cultural de la rusa basada en las ideas resumidas aquí, se limitaba prime-
mdamental de la actividad humana de la si­ ramente al nivel de las acciones individuales aplicando el
ara: «método de la doble estimulación»: la idea fundamental (en
Valsiner, 1988 se hallará una discusión amplia y excelente) ".
ones psicológicas que tenemos en común con es poner a una persona en situación de resolver un proble-
primos prehumanos, llamadas <<funciones na- ma en el que la acción directa resulta ineficaz, de modo que,
se desarrollan según principios diferentes de para alcanzar la meta, el individuo tiene que hallar o crear
, funciones psicológicas mediadas por herra- medios auxiliares. En manos de Vigotsky, de Luria y de
<reglas; por ejemplo, las funciones «culturales». Leontiev, los experimentos que aplican ese método se consi-
ción cultural crea una estructura universal de deraron también una versión específica de un experimento
llumana, propia de la especie, y una morfología microgenético, que provocaba el proceso de cambio psicoló-
Sn asociada a ella. gico en condiciones controladas de laboratorio. 2
dón cultural tiene un efecto recursivo y bidirec- En una amplia variedad de estudios realizados por los
actividad mediada modifica al mismo tiempo al psicólogos histórico­culturales rusos se utilizó ese método.
yal sujeto. Por ejemplo, en estudios del desarrollo del comportamiento
tetos culturales son materiales y simbólicos; re- voluntario de niños pequeños, Alexander Luria demostró
interacción con el ambiente y con uno mismo. que la adquisición del auto control en situaciones sencillas
mtido son, en términos generales, «herramien- en las que se les pedía a los niños que apretaran una pera de
herramienta principal es el lenguaje. goma o que se abstuvieran de hacerlo, se relacionaba ínti-
lte cultural en el que los niños nacen contiene mamente con la capacidad de los niños de mediar la activi-
mento acumulado de las generaciones anterio- dad a través del lenguaje. Esos resultados avalaban su con-
~diar su comportamiento a través de esos obje- <vicción de que «el comportamiento voluntario es la capaci-
res humanos no solamente aprovechan su pro- dad de crear estímulos y de subordinarse a ellos; o, dicho de
iencia sino también la de los antepasados.
cíón cultural implica una modalidad de cambio 2 Vigotsky (1978, pág. 61) llamaba a esta forma de experimentación «ex-
propia de la especie, en la que los logros de ge- perimental­evolutiva», idea tomada de Kurt Lewin. Basándose en Heinz
IS anteriores se acumulan en el presente como Werner, declaraba: "Todo proceso psicológico, ya sea el desarrollo del pen-
samiento o del comportamiento voluntario, es un proceso que experimenta
ecíficamente humana del ambiente; la cultura
cambios ante nuestros propios ojos. Ese desarrollo puede limitarse a unos
a sentido, la historia en el presente. pocos segundos o hasta a fracciones de segundo (como en la percepción
.ciÓn cultural implica la especial importancia normal). También es posible (como en el caso de procesos mentales com-
o social en el desarrollo del hombre, puesto que plejos) que duren muchos días y aun semanas. En determinadas condicio-
lte otros seres humanos pueden crear las condi- nes, es posible rastrear ese desarrollo».

33
otra manera, de crear estímulos de un orden especial, dirigi-
de que el estudio de las funciones psicológica
dos a la organización del comportamiento» (Luria, 1932,
debe enfocarse mediante una metodología dist
pág. 401).
d?, a difern~a de Wundt, que sostenía que lfu'
Tal como los estudios con niños podían revelar que la ad-
gIas necesanamente eran distintas, ellos aspiri
quisición de elementos de mediación era decisiva para la on-
una psicología unitaria cuyo núcleo sería la mI
togenia del comportamiento, del mismo modo, estudios si-
tural, y de allí el supuesto de que la cognición ef
milares referidos a los elementos de mediación decisivos no distribuido.
para corregir el comportamiento en casos de daño o de en-
fermedad, podrían permitir el análisis de los procesos mi-
crogenéticos del pensamiento cotidiano. En un conocido
ejemplo temprano de este principio, Luria y Vigotsky reali- La utilización de la psicolOgía mstórico-(
zaron un trabajo piloto con un paciente que sufría del mal para concebir la distribución de la ment
de Parkinson. Su estado era tan grave que no podía andar
por la habitación. Pero paradójicamente, podía subir esca- ~as la década de 1950, comenzaron a apar
leras. Vigotsky y Luria (según se informa en Luria, 1979) gua mglesa, alemana y en otras lenguas variaE
formularon la hipótesis de que cuando el paciente subía las nes de la escuela histórico-cultural. Hubo como
escaleras, cada 'escalón representaba una señal a la que te- interpretaciones diversas y selectivas de ~sa ié
nía que responder de manera consciente. Cuando Vigotsky se l~s extrajo del contexto ruso (para bien o p¡
colocó pedazos de papel en el suelo y le pidió que caminara Valsmer, 1988, se encontrará un claro resumen
por la habitación pisándolos, el paciente, antes inmóvil, fue cipales líneas de investigación y una vigorosa Cl
capaz de desplazarse por la habitación sin ayuda. En una versiones estadounidenses de la teoría históric
serie de estudios, Luria y Vigotsky mostraron que un con- En consecuencia, lo único que podemos presen
junto de técnicas que inducían a los sujetos a regular su enfoque histórico-cultural del problema que nos
comportamiento de manera indirecta, a través del lenguaje S~gún nuestro modo de ver, a partir de los híl
y de señales artificiales, producía el mismo tipo de efectos dourudenses y europeos de los enfoques rusos 1
curativos. muchas ampliaciones productivas de la psicologí
Posteriormente, esta estrategia de «curación» fue utili- cultural. Examinaremos esa ampliación de do
zada en una amplia variedad de estudios del desarrollo de Pn:nero , utilizando como recurso heurístico la:
las funciones psicológicas superiores en niños y en adultos taclOnes de la actividad mediada de las figuras 1
que sufrían algún tipo de daño. Por ejemplo, Luria (19291 bozaremos diversos sentidos en que puede dec
1978) estudió el desarrollo de la escritura como modo de su- cognición ~stá distribuida en distintos lugares fu
perar grandes exigencias de la memoria, Leontiev (1981), el l~s de un SIStema de actividad. Después present
uso de recursos mnemotécnicos en los niños normales y en eJemplos procedentes de nuestra propia invest~
los retardados, Maniulenko (1948/1975) estudió el modo co- yada en esas ideas.
mo el juego puede reorganizar la memoria y las funciones
motrices, en tanto que muchos investigadores, entre ellos
Leontiev, Luria y Zaporozhets, elaboraron técnicas de me- Distribución de la cognición «en» la persa
diación para tratar casos de lesiones en las que se habían
destruido el habla, la memoria y las funciones motrices. Se debe.tener presente que el conocimiento y
Para resumir esta teorización inicial, podemos ver que de pensannento no están distribuidas de maner
los rusos tomaron seriamente la distinción que Wundt esta- en el cerebro, como Lurianunca se cansó de decir
blecía entre los dos tipos de psicología, y aceptaban la idea dimientos curativos de Luria estaban basados I
que deliberadamente redistribuían la cognició

34
de crear estímulos de un orden especial, dirigi- de que el estudio de las funciones psicológicas superiores
ruzación del comportamiento» (Luria, 1932, debe enfocarse mediante una metodología distinta. Con to-
do, a diferencia de Wundt, que sostenía que las dos psicolo-
os estudios con niños podían revelar que la ad- gías necesariamente eran distintas, ellos aspiraban a crear
:lementos de mediación era decisiva para la on- una psicología unitaria cuyo núcleo sería la mediación cul-
omportamiento, del mismo modo, estudios si- tural, y de allí el supuesto de que la cognición es un fenóme-
¿dos a los elementos de mediación decisivos no distribuido.
. el comportamiento en casos de daño o de en-
)drían permitir el análisis de los procesos mi-
del pensamiento cotidiano. En un conocido La utilización de la psicología histórico-cultural
Jrano de este principio, Luria y Vigotsky reali-
bajo piloto con un paciente que sufría del mal
para concebir la distribución de la mente
l. Su estado era tan grave que no podía andar
tción. Pero paradójicamente, podía subir esca- Tras la década de 1950, comenzaron a aparecer en len-
ky y Lucia (según se informa. en Luria, 1979) gua inglesa, alemana y en otras lenguas varias publicacio-
.a hipótesis de que cuando el paciente subía las nes de la escuela histórico-cultural. Hubo, como es natural,
.da escalón representaba una señal a la que te- interpretaciones diversas y selectivas de esas ideas cuando
onder de manera consciente. Cuando Vigotsky se las extrajo del contexto ruso (para bien o para mal; en
os de papel en el suelo y le pidió que caminara Valsiner, 1988, se encontrará un claro resumen de las prin-
lción pisándolos, el paciente, antes inmóvil, fue cipales líneas de investigación y una vigorosa crítica de las
;plazarse por la habitación sin ayuda. En una versiones estadounidenses de la teoría histórico-cultural).
ldíos, Lucia y Vigotsky mostraron que un con- En consecuencia, lo único que podemos presentar es «un»
:nicas que inducían a los sujetos a regular su enfoque histórico-cultural del problema que nos ocupa.
ento de manera indirecta, a través del lenguaje Según nuestro modo de ver, a partir de los lnoridos esta-
; artificiales, producía el mismo tipo de efectos dounidenses y europeos de los enfoques rusos han surgido
muchas ampliaciones productivas de la psicología histórico-
~ment, esta estrategia de «curación» fue utili- cultural. Examinaremos esa ampliación de dos maneras.
1 amplia variedad de estudios del desarrollo de Primero, utilizando como recurso heurístico las represen-
lS psicológicas superiores en niños y en adultos
taciones de la actividad mediada de las figuras 1.1 a 1.3, es-
algún tipo de daño. Por ejemplo, Luria (1929/ bozaremos diversos sentidos en que puede decirse que la
ió el desarrollo de la escritura como modo de su- cognición está distribuida en distintos lugares fundamenta-
.es exigencias de la memoria, Leontiev (1981), el les de un sistema de actividad. Después presentaremos dos
rsos mnemotécnicos en los niños normales y en ejemplos procedentes de nuestra propia investigación, apo-
los, Maniulenko (1948/1975) estudió el modo co- yada en esas ideas.
puede reorganizar la memoria y las funciones
1 tanto que muchos investigadores, entre ellos Distribución de la cognición «en» la persona
LIria y Zaporozhets, elaboraron técnicas de me-
a tratar casos de lesiones en las que se habían Se debe tener presente que el conocimiento y las formas
l habla, la memoria y las funciones motrices. de pensamiento no están distribuidas de manera uniforme
mmir esta teorización inicial, podemos ver que en el cerebro, como Lucia nunca se cansó de decir. Los proce-
maron seriamente la distinción que Wundt esta- dimientos curativos de Luria estaban basados en métodos
~ los dos tipos de psicología, y aceptaban la idea que deliberadamente redistribuían la cognición según la

35
particular deficiencia cerebral que afectaba al paciente (Lu- «Supóngase que soy ciego y uso un bastón. Avanzo
ria,1973). tos con él ¿Dónde empiezo yo? ¿Está mi sistema m~
En un párrafo que indica con claridad que aceptaba la la mano que sostiene el bastón? ¿Está limitado pe
doble psicología de Wundt, Luria hace explícita su creencia mienzo en la mitad superior del bastón? ¿Comienz
en una distribución extrasomática de la cognición: del bastón?" (1972, pág. 459).

«La distancia que media entre las explicaciones científicas natu- A continuación, Bateson sostiene que la re
rales de los procesos elementales y las descripciones mentalistas
pregunta varía según el modo como se concib
de los procesos complejos, no podía salvarse hasta que pudiéramos
descubrir el modo como procesos naturales, tales como la madura-
miento. El análisis del foco de la mente debe i
ción ñsica y los mecanismos sensoriales, se entretejen con proce- al hombre y su bastón, sino también sus propó
sos culturalmente determinados para producir las funciones psi- texto en el que se encuentra. Cuando el homb:
cológicas de los adultos. Necesitábamos, por así decirlo, dar un pa- tomar su almuerzo, la relación del bastón con 1,
so fuera del organismo para descubrir las formas específicamente bia por completo, y son los tenedores y los cuch
humanas de actividad psicológica» (Luria, 1979, pág. 43). bastones, los que se vuelven relevantes. Dicho
labras, la manera como la mente está distribt
Lo que Luria señala ha sido particularmente subrayado decisivamente de las herramientas mediante
por los neurocientíficos contemporáneos (por ejemplo, Edel- interactúa con el mundo, y estas, a su vez, de¡:
man, 1987), quienes nos instan a reconocer que poder deter- objetivos que uno tiene. La combinación de objE
minar cuál sea la parte del cerebro involucrada en la forma mientas y marco (o, quizá, la '<arena», en la ter:
de comprender determinado acontecimiento concreto, de- Lave, 1988), constituye simultáneamente el
pende de manera decisiva de la constitución cultural de ese comportamiento y las maneras en que puede d
acontecimiento. Tener la experiencia de un scherzo de Cho- cognición está distribuida en ese contexto.
pin y tener la experiencia de un cuadro de Chagall, suscitan La idea de que la mediación de la actividac
patrones muy distintos de actividad cerebral, y ambos difie- artefactos implica la distribución de la cognici
ren decisivamente de una experiencia como la de dar a luz a individuos, el mediador y el entorno, y el cambit
un niño. La heterogeneidad de la actividad dentro del cere- tal que origina la actividad mediada por artefl
bro está condicionada en parte por la estructura de los acon- c';lentemente expresada por dos antropólogos 1
tecimientos, en los que la persona participa tanto en sus as- diferentes, Leslie White y Clifford Geertz. Refu
pectos sensibles cuanto en sus aspectos simbólicos. naturaleza de la discontinuidad entre el homo s
vecinos filogenéticos cercanos, White (1942) eX]
Distribución «en» el medio de la cultura
«El hombre difiere de los monos y, por cierto, de tod
creaturas vivientes que conocemos hasta ahora, en
No resulta sorprendente, ya que la cultura es para ellos de un comportamiento simbólico. Con las palabras, e:
el concepto fundamental, que los antropólogos hayan hecho un mundo nuevo, de ideas y de filosoñas. Allí el ho
un aporte importantísimo para comprender el proceso uni- manera tan real como en el mundo ñsico de sus sent
versal de la mediación cultural de la cognición y de las di- mundo llega a tener una continuidad y una permru
versas maneras en que la heterogeneidad de la cultura sus- mundo externo de los sentidos nunca puede tener. 1-
tenta y requiere la distribución de la cognición. sólo de presente, sino también de pasado y de futl
El sentido fundamental en que la mediación cultural im- punto de vista temporal, no es una sucesión de epi!
plica la distribución de la cognición, ha sido subrayado por lación entre sí, sino un continuum que se extiende ha
Gregory Bateson, quien propuso el siguiente experimento en ambas direcciones, desde la eternidad y hasta 1
(pág. 372).
mental:

36
ficiencia cerebral que afectaba al paciente (Lu- «Supóngase que soy ciego y uso un bastón. Avanzo dando golpeci-
tos con él. ¿Dónde empiezo yo? ¿Está mi sistema mental limitado a
rrafo que indica con claridad que aceptaba la la mano que sostiene el bastón? ¿Está limitado por mi piel? ¿Co-
mienzo en la mitad superior del bastón? ¿Comienzo en el regatón
gía de Wundt, Luria hace explícita su creencia
del bastón?» (1972, pág. 459) .
.bución extrasomática de la cognición:
que media entre las explicaciones científicas natu- A continuación, Bateson sostiene que la respuesta a esa
elementales y las descripciones mentalistas pregunta varía según el modo como se concibe el aconteci-
complejos, no podía salvarse hasta que pudiéramos miento. El análisis del foco de la mente debe incluir no sólo
lodo como procesos naturales, tales como la madura- al hombre y su bastón, sino también sus propósitos y el con-
)s mecanismos sensoriales, se entretejen con proce- texto en el que se encuentra. Cuando el hombre se sienta a
ente determinados para producir las funciones psi- tomar su almuerzo, la relación del bastón con la mente cam-
's adultos. Necesitábamos, por así decirlo, dar un pa- bia por completo, y son los tenedores y los cuchillos, y no los
para descubrir las formas específicamente
lctividad psicológica» (Luria, 1979, pág. 43).
bastones, los que se vuelven relevantes. Dicho en pocas pa-
labras, la manera como la mente está distribuida depende
uria señala ha sido particularmente subrayado decisivamente de las herramientas mediante las cuales se
lcientíficos contemporáneos (por ejemplo, Edel- interactúa con el mundo, y estas, a su vez, dependen de los
quienes nos instan a reconocer que poder deter- objetivos que uno tiene. La combinación de objetivos, herra-
lea la parte del cerebro involucrada en la forma mientas y marco (o, quizá, la «arena», en la terminología de
der determinado acontecimiento concreto, de- Lave, 1988), constituye simultáneamente el contexto del
mera decisiva de la constitución cultural de ese comportamiento y las maneras en que puede decirse que la
nto. Tener la experiencia de un scherzo de Cho- cognición está distribuida en ese contexto.
a experiencia de un cuadro de Chagall, suscitan La idea de que la mediación de la actividad a través de
ly distintos de actividad cerebral, y ambos difie- artefactos implica la distribución de la cognición entre los
.mente de una experiencia como la de dar a luz a individuos, el mediador y el entorno, yel cambio fundamen-
heterogeneidad de la actividad dentro del cere- tal que origina la actividad mediada por artefactos, es elo-
.dicionada en parte por la estructura de los acon- cuentemente expresada por dos antropólogos por lo demás
, en los que la persona participa tanto en sus as- diferentes, Leslie White y Clifford Geertz. Refiriéndose a la
ibles cuanto en sus aspectos simbólicos. naturaleza de la discontinuidad entre el horno sapiens y sus
vecinos filogenéticos cercanos, White (1942) expresa:

:ón «en» el medio de la cultura «El hombre difiere de los monos y, por cierto, de todas las demás
creaturas vivientes que conocemos hasta ahora, en que es capaz
.ta sorprendente, ya que la cultura es para ellos de un comportamiento simbólico. Con las palabras, el hombre crea
fundamental, que los antropólogos hayan hecho un mundo nuevo, de ideas y de filosofías. Allí el hombre vive de
mportantísimo para comprender el proceso uní- manera tan real como en el mundo físico de sus sentidos (. ..) Ese
l mediación cultural de la cognición y de las di-
mundo llega a tener una continuidad y una permanencia que el
eras en que la heterogeneidad de la cultura sus- mundo externo de los sentidos nunca puede tener. No está hecho
sólo de presente, sino también de pasado y de futuro. Desde el
.riere la distribución de la cognición.
punto de vista temporal, no es una sucesión de episodios sin re-
lo fundamental en que la mediación cultural Ím- lación entre sí, sino un continuum que se extiende hasta el infinito
;ribución de la cognición, ha sido subrayado por en ambas direcciones, desde la eternidad y hasta la eternidad»
lteson, quien propuso el siguiente experimento (pág. 372).

37
Entre otras propiedades que aquí White le atribuye a la Configuración de los modelos de la COgl
cultura, merece especial atención, como intentaremos mos- culturalmente distribuida
trar más adelante, el énfasis que pone en el modo como se
crea una continuidad (artificial) entre el pasado y el futuro. En algunos círculos antropológicos se da lf
Es asimismo significativo que tanto White como los psicólo- concebir la cultura como un conjunto uniforme
gos histórico­culturales rusos (por ejemplo, Vigotsky, 1934/ creencias, valores, símbolos, herramientas,
1987) destaquen que, como mediadores de la acción huma- ~obres comparten. Este enfoque «configurac
na, todos los artefactos pueden considerarse herramientas y CIbIdo una gran influencia de la obra de Franz ]
símbolos. Según expresaba White la relación: discípulos en el ámbito de la antropología (en]
en Stocking, 1968, se hallará un excelente re
«Un hacha tiene un componente subjetivo; carecería de significado obra de Boas), así como de los psicólogos intercl
sin un concepto y una actitud. Por otro lado, un concepto o una ac-
estudian el «estilo cognitivo» (Berry, 1976).
titud carecerían de significado sin una expresión manifiesta en el
comportamiento o en el discurso (que es una forma de comporta- . Es indu~able que la cultura se ajusta a pal
miento). Por lo tanto, todo elemento cultural, todo rasgo cultural, Igualmente mdudable que está lejos de ser unif(
tiene un aspecto subjetivo y otro objetivo» (pág. 236). que se la experimenta en interacciones locales'
que están condicionadas localmente y, por consi
Lo que White denomina el «aspecto subjetivo» del artefacto heterogéneas tanto respecto de «la cultura COl
podría ser concebido, en el contexto de estas consideracio- cuanto de las partes del conjunto del instrumen
nes, como el residuo cognitivo de acciones anteriores crista- tura tal como lo experimenta cualquier individu
lizadas en el objeto. aspecto ha sido subrayado por Ted Schwartz e
Le debemos a Clifford Geertz algtmas de las aflnnacio- q~ie.r; examina el modo diverso en que el cone
nes más explícitas de la naturaleza distribuida de la mente distnbuye entre las personas, generaciones, o
y de la interpenetración de los aspectos histórico­culturales clases, religiones, instituciones, etc. Schwartz ~
y los filogenéticos de la cognición humana. Sostenía, basán- la cultura necesariamente es un fenómeno distr
dose en datos arqueológicos y paleolíticos, que la «cultura, me~da en q~e,. como se la aplica y se la adquierE
antes que agregarse, por así decirlo, a un animal concluido o raCClOnes cotidianas entre los'hombres, no hay
virtualmente concluido, fue un componente, y sobre todo un que compartan la totalidad de la cultura del g
componente, de la producción de ese animal» (Geertz, 1973, pertnc~. (Nótese que hasta la noción de gru!
pág. 47). Con palabras que tienen marcadas resonancias de quedar sm mayor especificación, puesto que pUE
las ideas de los fundadores de la escuela histórico­cultural de un grupo de niños que han ido al mismo sitio
rusa, Geertz dice más adelante: o de la totalidad de las personas que viven en un
y en un tiempo detenninados, y hablan la misn
«Al someterse a la regulación de programas, simbólicamente me- de todos los que residen en un país moderno gr:
diados, de producción de artefactos, al organizar la vida social o al tiétnico.) ,
expresar las emociones, el hombre determinó, sin saberlo, los es- También esta concepción distribuida de la
tadios culminantes de su destino biológico. Literalmente, aunque mismo que la visión distribuida del procesamim
sin advertirlo, se creó a sí mismo» (pág. 48).
apoyada por los primeros psicólogos de la escue]
«Esos símbolos no son, pues, meras expresiones, instrumentos o cultural rusa, nos exige que «nos alejemos» de UlJ
correlatos de nuestra existencia biológica, psicológica o social; son ~te (en este caso, la cultura, y no el cerebro) a
sus prerrequisitos. Sin hombres no hay, desde ya, cultura; pero cificar la manera como se distribuye la cultura
asimismo, y más significativamente, sin cultura no hay hombres» ción. Por ejemplo, algunos de los elementos ca
(pág. 49). que pueden hallarse en el significado estructura:

38
LSpropiedades que aquí White le atribuye a la Configuración de los modelos de la cognición
lCe especial atención, como intentaremos mos- culturalmente distribuida
lante, el énfasis que pone en el modo como se
inuidad (artificial) entre el pasado y el futuro. En algunos círculos antropológicos se da la tendencia a
significativo que tanto White como los psicólo- concebir la cultura como un conjunto uniforme, pautado, de
culturales rusos (por ejemplo, Vigotsky, 1934/ creencias, valores, símbolos, herramientas, etc., que los
uen que, como mediadores de la acción huma- hombres comparten. Este enfoque «conñguracionaJ¡, ha re-
u-tefactos pueden considerarse herramientas y cibido una gran influencia de la obra de Franz Boas y de sus
expresaba White la relación: discípulos en el ámbito de la antropología (en Bock, 1988, o
en Stocking, 1968, se hallará un excelente resumen de la
le un componente subjetivo; carecería de significado obra de Boas), así como de los psicólogos interculturales que
o y una actitud. Por otro lado, un concepto o una ac- estudian el «estilo cognitivo» (Berry, 1976).
m de significado sin una expresión manifiesta en el Es indudable que la cultura se ajusta a pautas, pero es
lto o en el discurso (que es una forma de comporta- igualmente indudable que está lejos de ser uniforme, puesto
:l tanto, todo elemento cultural, todo rasgo cultural, que se la experimenta en interacciones locales y cara a cara
:to subjetivo y otro objetivo» (pág. 236). que están condicionadas localmente y, por consiguiente, son
heterogéneas tanto respecto de «la cultura como un todo»
e denomina el «aspecto subjetivo» del artefacto
cuanto de las partes del conjunto del instrumental de la cul-
mcebido, en el contexto de estas consideracio-
tura tal como lo experimenta cualquier individuo dado. Este
residuo cognitivo de acciones anteriores crista-
aspecto ha sido subrayado por Ted Schwartz (1978,1990),
objeto. quien examina el modo diverso en que el conocimiento se
lOS a Clifford Geertz algunas de las afirmacio-
distribuye entre las personas, generaciones, ocupaciones,
lícitas de la naturaleza distribuida de la mente
clases, religiones, instituciones, etc. Schwartz sostiene que
penetración de los aspectos histórico-culturales
la cultura necesariamente es un fenómeno distribuido en la
de la cognición humana. Sostenía, basán-
medida en que, como se la aplica y se la adquiere en las inte-
)s arqueológicos y paleolíticos, que la «cultura,
racciones cotidianas entre los· hombres, no hay dos de ellos
;regarse, por así decirlo, a un animal concluido o
que compartan la totalidad de la cultura del grupo al que
e concluido, fue un compon,ente, y sobre todo un
pertenecen. (Nótese que hasta la noción de grupo tiene que
, de la producción de ese animal" (Geertz, 1973,
quedar sin mayor especificación, puesto que puede tratarse
[l palabras que tienen marcadas resonancias de
de un grupo de niños que han ido al mismo sitio de veraneo
los fundadores de la escuela histórico-cultural
o de la totalidad de las personas que viven en un mismo sitio
~ dice más adelante:
y en un tiempo determinados, y hablan la misma lengua, o
:l a la regulación de programas, simbólicamente me- de todos los que residen en un país moderno, grande y mul-
)ducción de artefactos, al organizar la vida social o al tiétnico.)
emociones, el hombre determinó, sin saberlo, los es- También esta concepción distribuida de la cultura, lo
tantes de su destino biológico. Literalmente, aunque mismo que la visión distribuida del procesamiento cerebral
1, se creó a sí mismo» (pág. 48). apoyada por los primeros psicólogos de la escuela histórico-
cultural rusa, nos exige que «nos alejemos» de una categoría
os no son, pues, meras expresiones, instrumentos o límite (en este caso, la cultura, y no el cerebro) a fin de espe-
nuestra existencia biológica, psicológica o social; son
cificar la manera como se distribuye la cultura o la cogni-
isitos. Sin hombres no hay, desde ya, cultura; pero
nás significativamente, sin cultura no hay hombres»
ción. Por ejemplo, algunos de los elementos comunitarios
que pueden hallarse en el significado estructural o discursi-

39
vo de una cultura, surgen a causa de la común estructura fi- bras, la mayoría de las veces, pero también gestos
logenética de cerebros humanos que han evolucionado en dos musicales o artificios mecánicos como el reloj» I
circunstancias ambientales comunes, si bien algunas de
ellas surgen de la actividad conjunta, subordinada a condi- Otro antropólogo, Roy D'Andrade, presenta
cionamientos culturales escasamente especificados desde el plementaria de la anterior, de conjuntos estru
punto de vista filogenético, pero históricamente acumula- se hallan dentro del medio general de la cultur,
dos (Boster, 1991). Una concepción distribuida de la cultura expresión «esquemas culturales» para design¡
exige asimismo que se piense en la manera como la cogni- des que organizan conjuntos completos de ar
ción se distribuye entre las personas en virtud de sus roles ceptuales o materiales. Según D'Andrade (198
sociales (los cuales están a su vez filogenética y cultural-
mente condicionados). Como lo demuestran con claridad «Es claro que esos esquemas representan mundos s
Fussell y K:rauss (1989), parte del conocimiento cultural raíz de lo cual la adecuación de los términos que se :
que uno tiene, es un saber concerniente al grado en que los pasa a depender del grado en que esos esquemas se
demás pueden compartir el propio conocimiento y perspec- mundos reales de los objetos que se categorizan. E
tiva cognitiva. De ahí que la distribución social de la cogni- representan no sólo el mundo de los objetos físicos
ción al mismo tiempo incrementa y reduce el grado de cultu-
ra común que media en toda interacción concreta. ra~ción :1
cimientos, sino también los mundos más abstrc~
social, el discurso y hasta significado d
(pag. 93, en bastardillas en el original).
Si bien resulta fácil admitir que la cultura no es una con-
figuración inconsútil y que el conocimiento está distribuido
entre las personas en el seno de un grupo cultural, de todos Podría entenderse que el enfoque de D'Andl
modos es importante precisar las unidades con las cuales mo que el de Geertz, coloca la cultura (y la cogni
funciona la estructuración cultural. En una conocida for- d~ la cabeza. Sin embargo, D'Andrade (1986,
mulación, Geertz (1973) propuso que «la mejor manera de nnsmo que Geertz, aclara que los objetos deben
considerar la cultura no es como un conglomerado de las se «ideas reificadas en un medio sólido»' esto e~
pautas de comportamiento concreto -costumbres, usos, esm.r; recubiertos por un contenido con~ptual.
tradiciones, constelación de hábitos- ... sino como un con- D Andrade caracteriza los modelos culturale
junto de mecanismos de control -planes, recetas, reglas, ~sicament como estructuras mediadoras, y l
instrucciones (lo que los ingenieros en computación llaman ejemplo la descripción de Hutchins (1986) de ]
"PTogramas")- para gobernar el comportamiento» (pág. ítems como herramientas para realizar tarea'
44). En forma significativa (puesto que podría entenderse complejas que comprenden el trabajo conjunt
que esos mecanismos están localizados sólo en la cabeza de personas. Observa que cuando se emplean tal
los individuos, y que, por tanto, son enteramente ideales), culturales de mediación conjunta
Geertz se expresa a continuación de un modo que se enlaza
claramente con la idea de la mediación a través de un arte- «el usuario no coordina su comportamiento directa]
facto que es central en el enfoque histórico-cultural: entorno de la tarea, sino más bien con un objeto medi,
tructura, en algún aspecto relevante, es similar al E
tarea» (pág. 107).
«La visión de la cultura basada en el concepto de ''mecanismo de
control" parte del supuesto de que el pensamiento humano es fun-
damentalmente social y público: que su hábitat natural es el atrio, Tras describir en detalle todas esas subruti
el mercado y la plaza. El pensar no consiste en "hechos que se pro- necesario dominar y ejecutar a fin de que la lista
ducen en la cabeza" (por más que es necesario que se produzcan el guión o el modelo sean eficaces, D'Andrade ce
acontecimientos allí y en otros sitios), sino en la circulación de lo «lo que a primera vista podría parecer un sim¡:
que G. H. Mead et al. han llamado "símbolos significativos": pala- resulta ser un complejo de mediaciones, esto es

40
tura, surgen a causa de la común estnIctura fi- bras, la mayoría de las veces, pero también gestos, dibujos, soni-
cerebros humanos que han evolucionado en dos musicales o artificios mecánicos como el reloj» (pág. 45).
as ambientales comunes, si bien algunas de
de la actividad conjunta, subordinada a condi- Otro antropólogo, Roy D'Andrade, presenta la idea, com-
; culturales escasamente especificados desde el plementaria de la anterior, de conjuntos estnIcturados que
ta filogenético, pero históricamente acumula- se hallan dentro del medio general de la cultura. Propone la
.991). Una concepción distribuida de la cultura expresión «esquemas culturales» para designar las unida-
mo que se piense en la manera como la cogni- des que organizan conjuntos completos de artefactos con-
buye entre las personas en virtud de sus roles ceptuales o materiales. Según D'Andrade (1984),
cuales están a su vez filogenética y cultural-
donados). Como lo demuestran con claridad «Es claro que esos esquemas representan mundos simplificados a
:auss (1989), parte del conocimiento cultural raíz de lo cual la adecuación de los términos que se basan en ellos
pasa a depender del grado en que esos esquemas se adapten a los
e, es un saber concerniente al grado en que los
mundos reales de los objetos que se categorizan. Esos esquemas
an compartir el propio conocimiento y perspec- representan no sólo el mundo de los objetos físicos y los aconte-
a. De ahí que la distribución social de la cogni- cimientos, sino también los mundos, más abstractos, de la inte-
.o tiempo incrementa y reduce el grado de cultu- racción social, el discurso y hasta el significado de la palabra»
Le media en toda interacción concreta. (pág. 93, en bastardillas en el original).
fácil admitir que la cultura no es una con-
lconsútil y que el conocimiento está distribuido Podría entenderse que el enfoque de D'Andrade, lo mis-
en el seno de un grupo cultural, de todos mo que el de Geertz, coloca la cultura (y la cognición) dentro
lportante precisar las unidades con las cuales de la cabeza. Sin embargo, D'Andrade (1986, pág. 22), lo
estructuración culturaL En una conocida for- mismo que Geertz, aclara que los objetos deben considerar-
feertz (1973) propuso que «la mejor manera de se <<ideas reificadas en un medio sólido»; esto es, los objetos
la cultura no es como un conglomerado de las están recubiertos por un contenido conceptual.
:omportamiento concreto -costumbres, usos, D'Andrade caracteriza los modelos culturales realizados
constelación de hábitos-- ... sino como un con- fisicamente como estructuras mediadoras, y utiliza como
de control -planes, recetas, reglas, ejemplo la descripción de Hutchins (1986) de las listas de
~ (lo que los ingenieros en computación llaman ítems como herramientas para realizar tareas cognitivas
¡")- para gobernar el comportamiento» (pág. complejas que comprenden el trabajo conjunto de varias
na significativa (puesto que podría entenderse personas. Observa que cuando se emplean tales modelos
lCanÍsmos están localizados sólo en la cabeza de culturales de mediación conjunta
lOS, y que, por tanto, son enteramente ideales),
{presa a continuación de un modo que se enlaza «el usuario no coordina su comportamiento directamente con el
con la idea de la mediación a través de un arte- entorno de la tarea, sino más bien con un objeto mediador cuya es-
: central en el enfoque histórico-cultural: tructura, en algún aspecto relevante, es similar al entorno de la
tarea» (pág. 107).
l la cultura basada en el concepto de "mecanismo de
e del supuesto de que el pensamiento humano es fun- Tras describir en detalle todas esas subrutinas que es
nte social y público: que su hábitat natural es el atrio, necesario dominar y ejecutar a fin de que la lista de control,
la plaza. El pensar no consiste en "hechos que se pro- el guión o el modelo sean eficaces, D'Andrade concluye que
cabeza" (por más que es necesario que se produzcan «lo que a primera vista podría parecer un simple artificio,
ltos allí y en otros sitios), sino en la circulación de lo
resulta ser un complejo de mediaciones, esto es, de coordi-
~ad et al. han llamado "símbolos significativos": pala-

41
naciones entre estructuras» (pág. 107). En el caso de la lista (en la actividad que se desarrolla en el café ]
de control, es esencial que el modelo y la realidad que aquel clientes y los lavaplatos cumplen papeles di~
representa, sean idénticos. Por otra parte, un especialista tero debe acordarse de guardar el estropajo
de mucha experiencia puede evocar las acciones y las opera- agua; el propietario tiene la responsabilidad (
ciones por ejecutar y sus efectos en el entorno. po~r y al mozo). Por esas razones Douglas (:
un libro acerca de cómo «las instituciones pie
nerton (1989), otro acerca del modo en que «1;
La distribución de la cognición en el mundo social recuerdan».

Estas descripciones de las unidades de organización de


la actividad humana dentro de un medio cultural, como el La distribución de la mente en f!l tiempt
ejemplo de Bateson del ciego con el bastón, nos ayudan a
pensar sobre la distribución de la cognición entre un indivi- . La última d~ l~ formas en que, según suge
duo, un artefacto mediador y el entorno. Al mismo tiempo, ~nbuye la co~Ión, es en el tiempo. La mejo
nos invitan a situar esas acciones dentro de un sistema de ilustrar, mediante un ejemplo de la vida real, :
actividad más amplio. Por ejemplo, podríamos suponer que des de la distribución temporal en que estam;
el ciego del que habla Bateson se detiene en un café para be- es con el nacimiento de un bebé. Tomamos n
ber una cerveza y charlar con unos amigos antes de seguir plo de la obra del pediatra Aiden Macfarlane (
su camino para participar en el círculo dramático local. Esa publicó distintas transcripciones de las reac(
perspectiva más amplia hace que prestemos atención al he- padres cuando contemplan por primera vez a s
cho de que las acciones efimeras de caminar o de sentarse, nacido y descubren su sexo. Los comentarios 1
se insertan en realidad en algo colectivo y relativamente du- yen los siguientes: «Cuántas preocupacionel
radero. No sólo están los pensamientos del ciego centrados cu.ando ten~adicoh años» y «No puede jug
en el procedimiento técnico de trasladarse de un lugar a (dicho tambIén de una niña). Aparte de su intE
otro. Cuando se sienta a la mesa, es parte de un sistema de dicios del sexismo de las culturas anglosajonas
actividad con sus reglas constantes, sus elementos comunes de 1960, esas observaciones y los fenómenos
y su división del trabajo. Si sus acompañantes del café son ellas ilustran los tipos de distribución de la COI
también actores, pueden hallarse fisicamente en un mismo tiempo que se destacan en una teoría hÍf"tóric(
entorno, pero su actividad mental puede organizarse (colec- lamente.
tivamente) alrededor de un entorno muy diferente, en el En cada uno de esos ejemplos, los adultos ini
que participarán poco después. En resumen, los componen- características biológicas del niño de acuerdo c'
tes del proceso cognitivo del ciego han de situarse tanto en el experiencia (cultural) pasada. Según los hábitol
entorno inmediato (distribuido en cada uno de los nudos del bres y mujeres ingleses que viven a mediados j
triángulo ampliado de la figura 1.3) cuanto en la actividad pu~de considerarse «conocimiento común» el ql
próxima, que está presupuesta en todas sus acciones. Den- no Juegan al rugby y que cuando ingresan en la l
tro de cada contexto local, esas «acciones cognitivas», tales serán objeto de la atención sexual de los mucha
como recordar y tomar decisiones, no solamente están dis- las coloca ante diferentes riesgos. Al emplea
tribuidas entre los artefactos (el menú, el ordenamiento de mación I?;rocedente de su pasado cultural y sup'
las sillas y las mesas, el letrero que señala la ubicación de ra sus hijas el mundo será en gran medida con
los baños) sino entre las reglas (se paga antes de abandonar p~a ellos, los padres proyectan un futuro proba
el local; para compartir la mesa con extraños hay que pedir hiJOS. (Los varones la buscarán como pareja SE
permiso), y entre las personas según la división del trabajo causará la ansiedad de sus padres. No tomará 1

42
(en la actividad que se desarrolla en el café, los mozos, los
re estructuras» (pág. 107). En el caso de la lista
clientes y los lavaplatos cumplen papeles distintos. El por-
¡ esencial que el modelo y la realidad que aquel
tero debe acordarse de guardar el estropajo yel cubo de
sean idénticos. Por otra parte, un especialista agua; el propietario tiene la responsabilidad de pagarles al
periencia puede evocar las acciones y las opera- portero y al mozo). Por esas razones Douglas (1987) escribió
ecutar y sus efectos en el entorno. un libro acerca de cómo «las instituciones piensan» y Con-
nerton (1989), otro acerca del modo en que «las sociedades
recuerdan».
LCión de la cognición en el mundo social

scripciones de las unidades de organización de La distribución de la mente en el tiempo


humana dentro de un medio cultural, como el
Bateson del ciego con el bastón, nos ayudan a La última de las formas en que, según sugerimos, se dis-
la distribución de la cognición entre un indivi- tribuye la cognición, es en el tiempo. La mejor manera de
mediador y el entorno. Al mismo tiempo, ilustrar, mediante un ejemplo de la vida real, las propieda-
a situar esas acciones dentro de un sistema de des de la distribución temporal en que estamos pensando,
ás amplio. Por ejemplo, podríamos suponer que
es con el nacimiento de un bebé. Tomamos nuestro ejem-
lue habla Bateson se detiene en un café para be- plo de la obra del pediatra Aiden Macfarlane (1977), quien
veza y charlar con unos amigos antes de seguir publicó distintas transcripciones de las reacciones de los
ara participar en el círculo dramático local. Esa padres cuando contemplan por primera vez a su hijo recién
más amplia hace que prestemos atención al he-
nacido y descubren su sexo. Los comentarios típicos inclu-
.as acciones efimeras de caminar o de sentarse,
yen los siguientes: «Cuántas preocupaciones tendremos
en realidad en algo colectivo y relativamente du-
cuando tenga dieciocho añOS}} y <<No puede jugar al rugby»
3ólo están los pensamientos del ciego centrados
(dicho también de una niña). Aparte de su interés como in-
:limiento técnico de trasladarse de un lugar a dicios del sexismo de las culturas anglosajonas de la década
lo se sienta a la mesa, es parte de un sistema de
de 1960, esas observaciones y los fenómenos asociados a
In sus reglas constantes, sus elementos comunes ellas ilustran los tipos de distribución de la cognición en el
n del trabajo. Si sus acompañantes del café son tiempo que se destacan en una teoría hi.Eitórico-cultural de
oores, pueden hallarse flsicamente en un mismo lamente.
ro su actividad mental puede organizarse (colec-
En cada uno de esos ejemplos, los adultos interpretan las
alrededor de un entorno muy diferente, en el
características biológicas del niño de acuerdo con su propia
)arán poco después. En resumen, los componen-
experiencia (cultural) pasada. Según los hábitos de los hom-
eso cognitivo del ciego han de situarse tanto en el
bres y mujeres ingleses que viven a mediados del siglo XX,
Ilediato (distribuido en cada uno de los nudos del puede considerarse «conocimiento común» el que las chicas
mpliado de la figura 1.3) cuanto en la actividad no juegan al rugby y que cuando ingresan en la adolescencia
le está presupuesta en todas sus acciones. Den- serán objeto de la atención sexual de los muchachos, lo cual
contexto local, esas «acciones cognitivas», tales las coloca ante diferentes riesgos. Al emplear esa infor-
:lar y tomar decisiones, no solamente están dis- mación procedente de su pasado cultural y suponer que pa-
lltre los artefactos (el menú, el orde:ríam:iento de ra sus hijas el mundo será en gran medida como lo ha sido
las mesas, el letrero que señala la ubicación de para ellos, los padres proyectan un futuro probable para sus
,ino entre las reglas (se paga antes de abandonar hijos. (Los varones la buscarán como parej a sexual, lo que
~a compartir la mesa con extraños hay que pedir
causará la ansiedad de sus padres. No tomará parte en una
entre las personas según la división del trabajo

43
forma de actividad [el rugby] que requiere fuerza y habili- por cada uno de los participantes, y «horiz(
dad, condiciones exclusivas de los varones.) respecto del pasado, el presente y el futuro.
Las diferentes maneras como la temporalidad ingresa
en la distribución de la cognición en el tiempo, ilustradas (a)
por el ejemplo de Macfarlane, están representadas en la fi-
gura 1.4. La figura 1.4a presenta cinco líneas temporales; Tiempo físico
las cuatro inferiores corresponden a los cuatro «dominios
evolutivos» (Wertsch, 1985) que, de acuerdo con el marco Tiempo filogenético
histórico­cultural expuesto aquí, funcionan como los condi-
cionamientos principales y, a la vez, como los recursos del
Tiempo histórico­cultural
desarrollo humano. En la parte superior de esa figura se
ubica lo que podría llamarse el «tiempo fisico» o la historia
Ontogenia (e)
del universo fisico que precede en mucho a la aparición de la
vida sobre la Tierra. La segunda línea representa el tiempo
Microgénesis
filogenético, la historia de la vida sobre la Tierra. La tercera
representa el tiempo histórico­cultural, que se ha desarro-
llado junto con el filogenético. La cuarta representa la on-
togenia, la historia de un solo ser humano, y la quinta, la
microgénesis, el tiempo que va de un momento a otro de
la experiencia humana vivida. La elipsis que recorre verti- (b)
calmente la figura es el hecho analizado, el nacimiento de
una niña. Las cuatro líneas horizontales [inferiores] corres- Tiempo físico
ponden a cuatro especies de génesis, cuatro escalas tem-
porales: filogénesis, culturogénesis, ontogénesis y micro- Tiempo fílogenético
génesis, en las que cada nivel «inferior» está inserto en el
Tiempo
inmediatamente superior. histórico­cultural
Para comenzar, el ejemplo de Macfarlane nos obliga a
tener presente que sólo dos escalas temporales ontogenéti- (3)
Ontogenia (M)
cas interactúan aquí. Esa dimensión temporal agregada se
incluye en la figura 1.4b. Es decir, como mínimo se necesita
Onto enia (H)
una madre y un niño en un contexto social único a fin de que
se produzca el proceso del nacimiento y el desarrollo huma-
Microgénesis
no continúe. Esas dos ontogenias se coordinan en el tiempo
mediante la estructuración simultánea provista por la filo-
genia, la cultura y los procesos microgenéticos de interac-
ción. Si se sigue la flecha desde el «pensamiento» de la ma-
Figura 1.4. (a) Las líneas horizontales sucesivas representa
dre, se podrá ver que proyecta su proceso de pensamiento
porales separadas que corresponden a la historia del unive
desde el presente hacia el pasado histórico­cultural y desde historia de la vida en la Tierra (filogenia), a la historia de li
allí hacia el futuro imaginado del niño, y finalmente otra nos en la Tierra (tiempo histórico-cultural), a la vida del indi
vez hacia el presente en la forma de interacciones pautadas nia), y a la historia de la experiencia vivida momento a mo
con el niño. En síntesis, la cognición está distribuida «verti- génesis). La elipsis vertical representa el hecho del nacimien
calmente» en diferentes dimensiones temporales ocupadas (~) S,: ha ~regado a la del individuo otra línea, la ontogeni
dLstribucLOn de la cognición en el tiempo se proyecta de man

44
ividad [el rugby] que requiere fuerza y habili- por cada Ulio de los participantes, y «horizontalmente»
mes exclusivas de los varones.) respecto del pasado, el presente y el futuro.
entes maneras como la temporalidad ingresa
ución de la cognición en el tiempo, ilustradas Ca)
Lo de Macfarlane, están representadas en la fi-
figura L4a presenta cinco líneas temporales; Tiempo físico
lferiores corresponden a los cuatro «dominios
:Wertsch, 1985) que, de acuerdo con el marco Tiempo filogenético
tural expuesto aquí, funcionan como los condi-
s principales y, a la vez, como los recursos del Tiempo histórico-cultural
umano. En la parte superior de esa figura se
podría llamarse el <<tiempo fisico» o la historia Ontogenia ce)
fisico que precede en mucho a la aparición de la
l Tierra. La segunda línea representa el tiempo
Microgénesis
la historia de la vida sobre la Tierra. La tercera
tiempo histórico-cultural, que se ha desarro-
:on el filogenético. La cuarta representa la on-
lÍstoria de un solo ser humano, y la quinta, la
s, el tiempo que va de un momento a otro de
ia humana vivida. La elipsis que recorre verti- (b)
figura es el hecho analizado, el nacimiento de
lS cuatro líneas horizontales [inferiores] corres- Tiempo físico
latro especies de génesis, cuatro escalas tem-
génesis, culturogénesis, ontogénesis y micro- Tiempo filogenétíco
las que cada nivel «inferior» está inserto en el Tiempo
ente superior. histórico-cultural
lenzar, el ejemplo de Macfarlane nos obliga a
lte que sólo dos escalas temporales ontogenéti- Ontogenía CM)
Ían aquí. Esa dimensión temporal agregada se
l figura L4b. Es decir, como mínimo se necesita Ontogenia (H)
.un niño en un contexto social único a fin de que
el proceso del nacimiento y el desarrollo huma-
Mícrogénesís
Esas dos ontogenias se coordinan en el tiempo
estructuración simultánea provista por la filo-
ltura y los procesos microgenéticos de interac-
.gue la flecha desde el «pensamiento» de la ma-
Figura 1.4. Ca) Las líneas horizontales sucesivas representan escalas tem-
á ver que proyecta su proceso de pensamiento porales separadas que corresponden a la historia del universo físico, a la
¡¡ente hacia el pasado histórico-cultural y desde historia de la vida en la Tierra (filogenia), a la historia de los seres huma-
futuro imaginado del niño, y finalmente otra nos en la Tierra (tiempo histórico-cultural), a la vida del individuo (ontoge-
presente en la forma de interacciones pautadas nia), y a la historia de la experiencia vivida momento a momento (micro-
«jn síntesis, la cognición está distribuida «verti- génesis). La elipsis vertical representa el hecho del nacimiento de un niño.
Cb) Se ha agregado a la del individuo otra linea, la antagenia del niño. La
n diferentes dimensiones temporales ocupadas distribución de la cognición en el tiempo se proyecta de manera secuencial

45
Figura 1.4. (continuación) en (1) el pasado de la m~dre, (2) el (ut~ro del ni- recciones, desde la eternidad hasta la eterni
ño según lo imagina la madre, y (3) el comprta~en sub¡g~nte ~ la
madre. En esa misma secuencia, el aspecto ideal de la cultura se modtfica
puesto de que el futuro cultural ha de ser más o
en su forma material cuando la madre y otros adultos estructuran la expe- el pasado cultural, o (lo cual viene a significar 1<
riencia del niño de acuerdo con su identidad futura (imaginada). sólo podemos proyectar un futuro basado en
cia pasada, mediada culturalmente, proporcio
esencial de continuidad a la vida mental hum2
Este ejemplo también nos ayuda a ilustrar otro rasgo
atribuido al pensamiento mediado por la cultura: el proceso
por el cual el aspecto «ideacional» de todos los artefactos cul-
turales se transforma en su aspecto «material». Si se sigue
Dos programas de investigación: aplica(
el curso temporal del pensamiento de la madre desde el pre- ideas histórico-culturales en la práctica
sente hasta el pasado cultural (al tomar en cuenta la estruc-
tura filogenética del niño), se ve que la proyección (pura- Tras haber mostrado en forma general qu
mente ideal o cultural) que los padres hacen del futuro de su histórico-cultural de la cognición, basado en 1
hijo, se convierte en un importante condi.ci0n.amient? (ma- lleva a pensar en su distribución entre las pen
terial o cultural) organizativo de las expenenClas de VIda del tefactos culturales y el tiempo, presentamo
niño en el presente. Como lo han demostrado abundantes ejemplos procedentes de nuestra investigaciór
investigaciones, hasta los adultos que ignoran completa- se utilizan esas ideas para plantear cuestiones
mente el sexo real de un recién nacido tratarán al niño de vas de interés general para los estudiosos de
maneras muy diferentes según su «género» simbólico o cul- humana. Cada uno de los ejemplos destaca w
tural. Los adultos literalmente crean diferentes fonnas ma- ción, un tanto diferente, de las propiedades d
teriales de interacción basadas en concepciones del mun- que hemos resumido.
do que les sUUlinistra su experiencia cultural, cu~do, por
ejemplo, hacen brincar a los bebés (los que usan panales ce- Adquisición de la lectura
lestes) y les atribuyen virtudes «masculinas», en tanto que
tratan a las bebés (las que usan pañales de color rosa) de
Existe amplio acuerdo en que la lectura es
manera delicada y les atribuyen belleza y suavidad (Rubin,
dad compleja que requiere la coordinación de va
Provezano y Lucia, 1974). El ejemplo de Macfarlane lleva
de información interrelacionadas» (Andersc
también a que los psicólogos histórco-u~ destaqu~n
Scott y Wilkinson, 1985), y es bastante lo que se
los orígenes sociales de las funciones pSlcologIcas supeno-
del modo como se comportan los que han adql
res. Como lo muestran con claridad sus transcripciones, la
grado de destreza. Pero a pesar de los grandes (
naturaleza humana es social en un sentido que difiere del
vestigativos realizados a lo largo de este siglo,
de la sociabilidad de otras especies, porque sólo el ser huma-
en las dos últimas décadas, el proceso de adqui
no que utiliza una cultura puede «entrar» en el pasado cul-
siendo objeto de debate (en Foorman y Siegel,
tural, proyectarlo en el futuro y entonces «hacer retroceder»
liará un cotejo de las distintas concepciones). F
ese futuro (puramente conceptual) hasta el presente en la
particularmente arduo explicar en qué consisD
forma de creencias que condicionan y organizan el entorno
con comprensión» y la secuencia de interacciOl
sociocultural presente del.recién llegado. Es oportunp recor-
de la cual se desarrolla ese proceso. Creemos (
dar en este contexto la elocuente imagen de White: desde el
los problemas que enfrenta la investigación al
punto de vista temporal, según él, la mente culturalmente
de la lectura estriba en que los modelos psico]
constituida «no es una sucesión de episodios inconexos sino
adquisición de la lectura no han tomado en cm
un continuum que se extiende hasta el infinito en las dos di-
piedades distribuidas de la cognición. En partic

46
ltinuaCÍón) en (1) el pasado de la madre, (2) el futuro del ni- recciones, desde la eternidad hasta la eternidad». El su-
19ina la madre, y (3) el comportamiento subsiguiente de la puesto de que el futuro cultural ha de ser más o menos como
misma secuencia, el aspecto ideal de la cultura se modifica
¡terial cuando la madre y otros adultos estructuran la expe-
el pasado cultural, o Qo cual viene a significar lo mismo) que
J de acuerdo con su identidad futura (imaginada).
sólo podemos proyectar un futuro basado en la experien-
cia pasada, mediada culturalroente, proporciona una base
esencial de continuidad a la vida mental humana.
nplo también nos ayuda a ilustrar otro rasgo
pensamiento mediado por la cultura: el proceso
1aspecto «ideacional» de todos los artefactos cul- Dos programas de investigación: aplicación de las
en su aspecto «material». Si se sigue
.poral del pensamiento de la madre desde el pre-
ideas histórico-culturales en la práctica
el pasado cultural (al tomar en cuenta la estruc-
Tras haber mostrado en forma general que el enfoque
lética del niño), se ve que la proyección (pura-
históric.o-cultural de la c.ognición, basad.o en la actividad,
o cultural) que los padres hacen del futuro de su
lleva a pensar en su distribución entre las personas, los ar-
nerte en un importante condicionamiento (ma-
tefact.os culturales y el tiemp.o, presentam.os ahora d.os
rral) orgamzativo de las experiencias de vida del
ejemplos procedentes de nuestra investigación, en los que
)resente. Como lo han demostrado abundantes
se utilizan esas ideas para plantear cuestiones investigati-
mes, hasta los adultos que ignoran completa-
vas de interés general para los estudiosos de la cognición
xo real de un recién nacido tratarán al niñ.o de
humana. Cada uno de los ejemplos destaca una combina-
uy diferentes según su «género» simbólico o cul-
ción, un tanto diferente, de las propiedades distributivas
dultos literalmente crean diferentes formas ma-
que hemos resumido.
interacción basadas en concepciones del mun-
mroinistra su experiencia cultural, cuando, por
cen brincar a los bebés (los que usan pañales ce- Adquisición de la lectura
; atribuyen virtudes «masculinas», en tanto que
;; bebés (las que usan pañales de c.olor rosa) de Existe amplio acuerdo en que la lectura es «una habili-
icada y les atribuyen belleza y suavidad (Rubin, dad compleja que requiere la coordinación de varias fuentes
y Luria, 1974). El ejemplo de Macfarlane lleva de inf.ormación interrelacionadas» (Anderson, Hiebert,
¡ue los psicól.og.os histórico-culturales destaquen Scott y Wilk:inson, 1985), y es bastante lo que se sabe acerca
;; s.ociales de las funciones psic.ológicas superi.o- del m.odo como se comportan los que han adquirido cierto
.o muestran c.on claridad sus transcripciones, la grado de destreza. Pero a pesar de los grandes esfuerzos in-
humana es social en un sentido que difiere del vestigativos realizados a lo largo de este siglo, y sobre todo
ilidad de .otras especies, porque sólo el ser huma- en las d.os últimas décadas, el pr.oces.o de adquisición sigue
,za una cultura puede «entrar» en el pasado cul- siendo .objeto de debate (en F.oorman y Siegel, 1986, se ha-
lctar10 en el futuro y entonces «hacer retroceder» llará un cotejo de las distintas concepciones). Ha resultado
~purament conceptual) hasta el presente en la particularmente arduo explicar en qué c.onsiste «la lectura
·eencias que condici.onan y organizan el entorno c.on comprensión» y la secuencia de interacciones a través
al presente del recién llegado. Es op.ortun? recor- de la cual se desarr.olla ese proces.o. Creem.os que parte de
context.o la el.ocuente imagen de White: desde el los pr.oblemas que enfrenta la investigación actual acerca
esta temporal, según él, la mente culturalroente de la lectura estriba en que l.os modelos psic.ológic.os de la
.«n.o es una sucesión de epis.odi.os inc.onex.os sin.o adquisición de la lectura n.o han t.omado en cuenta las pr.o-
'lm que se extiende hasta el infinit.o en las dos di- piedades distribuidas de la c.ognición. En particular, s.on es-

47
pecialmente deficientes en su concepción del aprendizaje de cesos cognitivos requeridos están distribui
la lectura como una actividad conjunta, mediada y produc- docente, el alumno, otros estudiantes y le
tora de significados, que se desarrolla entre docentes y culturales en tomo de los cuales se coordiru
alumnos, en la que la distribución del trabajo cognitivo debe vidad llamada «enseñanza y aprendizaje» d
ser sistemáticamente transformada. 2. El estado futuro esperado, la lectura maduro
A pesar de las importantes diferencias que existen entre de alguna manera presente al comienzo é
ellos, los enfoques que la moderna ciencia cognitiva hace de miento bajo la forma de restricciones que h
la lectura comparten determinadas propiedades. Primero, el desarrollo de ese nuevo sistema de medi¡;
distinguen una serie de «niveles» en la constitución del len- quirir.
guaje escrito que comienza por el nivel inferior de los rasgos
y «sube» a las letras, las cuales forman palabras, forman Traslado del punto de «llegada» al comienzo. e
frases, etc. En principio, las teorías de la lectura postulan la por examinar, de acuerdo con el triángulo fun(
existencia de procesos de decodificación "de abajo arriba» la mediación, las propiedades estructurales ni
que organizan unidades cada vez más amplias de texto, y las interacciones que deben organizar el marco
procesos de comprensión «de arriba abajo» que se imponen a que creamos en el nivel de descripción corres
los procesos «de abajo arriba» para permitir la interpreta- «alumno y docente». La figura 1.5 presenta en f(
ción de los textOs decodificados. el hecho de que al comienzo del adiestramiento
Cuando los científicos cognitivos presentan modelos de temas de mediación preexistentes que pueden c:
este tipo, las partes «de arriba abajo» del proceso suelen es- diciones necesarias para permitir el desarrollo (
tar bien especificadas hasta el nivel de la palabra y, quizás, en el niño. A la izquierda de la figura represen1
hasta el de la frase o el párrafo. Pero la restricción últi- cho manifiesto de que el niño ingresa en su adil
ma «de arriba abajo» aparece sólo como una flecha que des- de lectura con años de experiencia en la medü
ciende desde la parte superior del diagrama, como si cayese, interacciones con el mundo por vía de los adulto
por así decirlo, del arco de Zeus (McClelland y Rumelhart, tro representamos el hecho, igualmente manifi
1981). Implícitamente, los modelos de esa especie suponen los adultos alfabetizados habitualmente media
que la lectura es una actividad solitaria que ocurre en la ca- acciones a través de un texto. Por último, en el
beza del alumno; no se reconoce que el hecho de leer es parte recho representamos el sistema de mediación 1
de una actividad en común más amplia llamada «adiestra- llar que es nuestra meta.
miento». En realidad, con muy pocas excepciones, la adqui-
sición de la capacidad de leer categóricamente no es un pro-
ceso individual, y tenemos una clara idea del sitio de donde
viene la flecha de Zeus: del maestro, el portador del pasado
cultural, el portador de la autoridad en lo que concierne a la
interpretación correcta del texto, el organizador del proceso
de enseñanza y aprendizaje.
Si al problema de la adquisición de la lectura se aplican N
ideas acerca de la distribución de la cognición derivadas de A B
un enfoque histórico­cultural de la actividad, son dos los
principios que resultan pertinentes: Figura 1.5. Los sistemas de mediación por coordinar que exú
novicio comienza a aprender a leer de un experto. (A) El niñ
diar las interacciones con el mundo M por vía de un adulto jl
1. El procesamiento cognitivo que se produce en el aprendi- puede mediar interacciones con el mundo por vía de un texto
zaje de la lectura no es una cuestión individual; los pro- ción entre el niño, el texto y el adulto es la meta del adiestre

48
deficientes en su concepción del aprendizaje de cesos cognitivos requeridos están distribuidos entre el
no una actividad conjunta, mediada y produc- docente, el alumno, otros estudiantes y los artefactos
ificados, que se desarrolla entre docentes y culturales en torno de los cuales se coordinan en la acti-
La que la distribución del trabajo cognitivo debe vidad llamada «enseñanza y aprendizaje» de la lectura.
lcamente transformada. 2. El estado futuro esperado, la lectura madura, debe estar
e las importantes diferencias que existen entre de alguna manera presente al comienzo del adiestra-
)ques que la moderna ciencia cognitiva hace de miento bajo la forma de restricciones que hacen posible
mparten determinadas propiedades. Primero, el desarrollo de ese nuevo sistema de mediación por ad-
na serie de «niveles» en la constitución del len- quirir.
que comienza por el nivel inferior de los rasgos
lS letras, las cuales forman palabras, forman Traslado del punto de «llegada» al comienzo. Comenzamos
n principio, las teorías de la lectura postulan la por examinar, de acuerdo con el triángulo fundamental de
:l procesos de decodificación «de abajo arriba» la mediación, las propiedades estructurales necesarias de
ID unidades cada vez más amplias de texto, y las interacciones que deben organizar el marco de actividad
:omprensión «de arriba abajo» que se imponen a que creamos en el nivel de descripción correspondiente a
"de abajo arriba» para permitir la interpreta- «alumno y docente». La figura 1.5 presenta en forma gráfica
~xtos decodificados. el hecho de que al comienzo del adiestramiento hay dos sis-
os científicos cognitivos presentan modelos de temas de mediación preexistentes que pueden crear las con-
partes «de arriba abajo» del proceso suelen es- diciones necesarias para permitir el desarrollo de la lectura
hasta el nivel de la palabra y, quizás, en el niño. A la izquierda de la figura representamos el he-
la frase o el párrafo. Pero la restricción últi- cho manifiesto de que el niño ingresa en su adiestramiento
la abajo» aparece sólo como una flecha que des- de lectura con años de experiencia en la mediación de sus
i la parte superior del diagrama, como si cayese, interacciones con el mundo por vía de los adultos. En el cen-
'lo, del arco de Zeus (McClelland y Rumelhart, tro representamos el hecho, igualmente manifiesto, de que
citamente, los modelos de esa especie suponen los adultos alfabetizados habitualmente median sus inter-
'a es una actividad solitaria que ocurre en la ca- acciones a través de un texto. Por último, en el extremo de-
nno; no se reconoce que el hecho de leer es parte recho representamos el sistema de mediación por desarro-
idad en común más amplia llamada «adiestra- llar que es nuestra meta.
realidad, con muy pocas excepciones, la adqui-
:apacidad de leer categóricamente no es un pro-

NDM ADM
lal, y tenemos una clara idea del sitio de donde A T T
lla de Zeus: del maestro, el portador del pasado , ,," ' ' ''
,,
lortador de la autoridad en lo que concierne a la
!Sn correcta del texto, el organizador del proceso
,
'
"
;a y aprendizaje.
)lema de la adquisición de la lectura se aplican N L-------------::'M
, de la distribución de la cognición derivadas de A B e
histórico­cultural de la actividad, son dos los
lle resultan pertinentes: Figura 1.5. Los sistemas de mediación por coordinar que existen cuando un
novicio comienza a aprender a leer de un experto. (A) El niño N puede me-
diar las interacciones con el mundo M por vía de un adulto A. (B) El adulto
:amiento cognitivo que se produce en el aprendi- puede mediar interacciones con el mundo por vía de un texto T. (O) La rela-
llectura no es una cuestión individual; los pro- ción entre el niño, el texto y el adulto es la meta del adiestramiento.

49
La figura 1.6 muestra el paso siguiente en la estrategia del niño y las posibilidades de que aprenda a le.
analítica del adiestramiento. El sistema dado y el sistema ca específica es una modificación del procedimil
por desarrollar de las mediaciones del niño deben yuxtapo- ñanza recíproca de Palincsar y Brown (1984),
nerse, y el sistema adulto preexistente debe superponerse docente y el alumno leen en silencio parte de m
a ellos, para crear el armazón estructural de un sistema de pués entablan un diálogo que incluye el resum
lectura «interpsicológico». Según se lo describe en la figura la resolución de los problemas de comprensión
1.6, se establece un doble sistema de mediación para el ni- la formulación de preguntas acerca de la idea 1
ño, que permite la coordinación de la información basada en predicción de la parte siguiente. Por muchas r,
el texto y la basada en el previo conocimiento del mundo, del más detalles, véanse King, 1988, y Laboratory
tipo de la que interviene en el acto de leer en su totalidad. tive Human Cognition, 1982), nuestra modifi
La tarea de adiestramiento y desarrollo se encuentra ahora enseñanza recíproca fue aplicada como activd~
más especificada: de alguna manera podemos crear un sis- de un grupo pequeño de niños de tercero a se
tema de interacción interpersonal de modo tal que el siste- quienes sus maestros habían advertido grané
ma combinado niño-adulto (a la derecha en la figura 1.6.) des en el aprendizaje de la lectura.
pueda coordinar el acto de lectura del primero antes de que Las herramientas de mediación fundament
este pueda r~za esta actividad por sí solo. un texto, un guión visible de la actividad en c(
en un pizarrón, y un conjunto de roles (cada UIJ
T T les correspondía a una de las diferentes parte:
de todo el acto de leer, concretados en un conju
tas con los roles, impresas en fichas de 7,5 x 15
para guiar la actividad que denominamos «1
guntas y respuestas».
Para relacionar el procedimiento resultantE
sideraciones que haremos a continuación, la f
A A presenta la estructura triangular de la activd~
A B sentada en la figura 1.3 con las herramientas,

Figura 1.6. La yuxtaposición del sistema de mediación existente y el siste- ARTEFACTOS MEDIADORES:
ma de mediación por formar que tiene que ser coordinado. (A) Los dos siste- Guión, texto, tarjetas, pizarrón, tiza, lápices, p
mas existentes. (B) Los dos sistemas existentes más el sistema por formar.

Creación de la actividad. Una vez identificadas las relacio- SUJETO: OBJ


nes del armazón estructural que deben ser coordinadas en Lectores Lect
el nivel de las relaciones entre el docente, el alumno y el tex- individuales h-=+~ sign
to, debemos representar el sistema de actividad que ha de
lograr las coordinaciones necesarias. Nuestra estrategia pa-
ra lograr esa meta fue crear un sistema artificial de activi-
REGLAS: COMUNIDAD: DIVISION 1
dad que comprendiese un guión, elementos auxiliares y ro- Reglas de «Lectura, Grupo de lectura Roles
les. Este sistema, entendido como forma di~tnva de activi- preguntas y respuestas»
dad, distribuye deliberadamente la cognidi6n mediante un
conjunto de artefactos en forma tal de maximizar la capaci- Figura 1.7. «Lectura, preguntas y respuestas» representado
dad del docente de diagnosticar el estado de comprensión lo ampliado del sistema de actividad.

50
L 1.6 muestra el paso siguiente en la estrategia del niño y las posibilidades de que aprenda a leer. La prácti-
Ladiestramiento. El sistema dado y el sistema ca específica es una modificación del procedimiento de ense-
lar de las mediaciones del niño deben yuxtapo- ñanza recíproca de Palincsar y Brown (1984), en el que el
:istema adulto preexistente debe superponerse docente y el alumno leen en silencio parte de un texto y des-
crear el armazón estructural de un sistema de pués entablan un diálogo que incluye el resumen del texto,
3rpsicológico». Según se lo describe en la figura la resolución de los problemas de comprensión que surgen,
,lece un doble sistema de mediación para el ni- la formulación de preguntas acerca de la idea principal y la
rite la coordinación de la información basada en predicción de la parte siguiente. Por muchas razones (para
)asada en el previo conocimiento del mundo, del más detalles., véanse King, 1988, y Laboratory ofCompara-
le interviene en el acto de leer en su totalidad. tive Human Cognition, 1982), nuestra modificación de la
adiestramiento y desarrollo se encuentra ahora enseñanza recíproca fue aplicada como actividad de lectura
:cada: de alguna manera podemos crear un sis- de un grupo pequeño de niños de tercero a sexto grado en
3racción interpersonal de modo tal que el siste- quienes sus maestros habían advertido grandes dificulta-
ldo niño­adulto Ca la derecha en la figura 1.6.) des en el aprendizaje de la lectura.
llar el acto de lectura del primero antes de que Las herramientas de mediación fundamentales aquí son
'ealizar esta actividad por sí solo. un texto, un guión visible de la actividad en común escrito
en un pizarrón, y un conjunto de roles (cada uno de los cua-
T T les correspondía a una de las diferentes partes hipotéticas
de todo el acto de leer, concretados en un conjunto de tarje-

N'¿"'\\M ~N'W
tas con los roles, impresas en fichas de 7,5 x 15 cm), y reglas
M para guiar la actividad que denominamos «Lectura, pre-

V
guntas y respuestas».
Para relacionar el procedimiento resultante con las con-
sideraciones que haremos a continuación, la figura 1.7 re-
A A presenta la estructura triangular de la actividad antes pre-
A B sentada en la figura 1.3 con las herramientas, el objeto, la

yuxtaposición del sistema de mediación existente y el siste· ARTEFACTOS MEDIADORES:


ín por formar que tiene que ser coordinado. (Al Los dos siste- Guión, texto, tarjetas, pizarrón, tiza, lápices, papel
(B) Los dos sistemas existentes más el sistema por formar.

la actividad. Una vez identificadas las relacio-


azón estructural que deben ser coordinadas en
SUJETO:
Lectores ~
¿ ~
~
OBJETO:
Lectura del
LS relaciones entre el docente, el alumno y el tex- individuales/ ""significado
representar el sistema de actividad que ha de
ordinaciones necesarias. Nuestra estrategia pa-
a meta fue crear un sistema artificial de activi-
REGLAS: COMUNIDAD: DIVISION DEL TRABAJO:
lprendiese un guión, elmnt~ auxiliares y ro-
Reglas de «Lectura, Grupo de lectura Roles
tema, entendido como forma diétintiva de activi- preguntas y respuestas»
uye deliberadamente la cogni6ón mediante un
artefactos en forma tal de maximizar la capaci- Figura 1. 7, «Lectura, preguntas y respuestas» representado según el mode-
ente de diagnosticar el estado de comprensión lo ampliado del sistema de actividad,

51
comunidad, la división del trabajo y las reglas sociales espe-
cíficas apropiadas para la actividad en preparación. La figu-
ra 1.7 precisa también el modo como concebimos la distribu- COMPUTADORAS HEl
ción de la cognición en la actividad de «Lectura, preguntas y
HERMAl'
respuestas».
La actividad se desarrolló como lo muestra la figura 1.8.
Cada una de las sesiones comenzó con una «charla de obje- LECTD'RA. PREGUNTAS Y RESPUESTM
tivos» acerca de las razones por las que los niños desean
aprender a leer. Entre ellas figuraban razones tan imperfec-
tamente comprendidas (desde el punto de vista del niño) GRUPO 1 Gl
como la necesidad de llegar a tener un trabajo interesante
(por ejemplo, como astronauta), metas de nivel intermedio 1. Charla de objetivos 1. Charla de 01
(que van desde «Lectura, preguntas y respuestas» hasta la Largo plazo (crecimiento) Largo plazo'
ayuda de adultos con enseñanza asistida por computadora), Mediano plazo (ayudante de Medianopla
hechicherol de hechicero
y metas muy inmediatas (lo deseable de dar respuestas co- Corto plazo (concurso) Corto plazo (
rrectas en el concurso de preguntas y respuestas que venía 2. Asignar roles 2. Asignar role
después de cadá sesión de lectura). al dificil de decir al dificil de (
A continuación el responsable del grupo presentaba el b) dificil de definir b) dificil de (
texto y diversos instrumentos importantes para la actividad el idea principal e) idea prine
d) contenido del párrafo d) contenido
­ta:rjetas con los roles, lápices, papel y un horario­ y en- siguiente siguiente
tonces hacía que la atención fuese del guión de la activi- e) elegir la respuesta e) elegir la rl
dad escrito en el pizarrón al texto, pasando al mismo tiempo 3. Lectura silenciosa 3. Lectura sileJ
por el instrumental empleado en «Lectura, preguntas y res- 4. Desempeñar roles 4. Desempeñal
puestas». Esta secuencia preparatoria concluía con la elec- 5. Elaborar pregnntas 5. Elaborar prE
ción de las ta:rjetas con los roles. En ellas se precisaban los (Repetir
siguientes:
1. La persona que pregunta por las palabras diñciles de
pronunciar. CONCURSO
(tres párrafos)
2. La persona que pregunta por las palabras dificiles de en- una tercera parte de preguntas propias
tender. una tercera parte de preguntas de otros niños
3. La persona que formula una pregunta acerca de la idea una tercera parte de preguntas de adultos
principal.
4. La persona que elige a quien ha de responder a las pre- I
PUNTAJE Y CRITICA
guntas hechas por otros.
5. La persona que pregunta por lo que va a ocurrir a conti-
Figura 1.8. Estructura general de "Lectura, preguntas y re,
nuación.
Por lo común, gran parte de la discusión giraba en torno Una vez entregadas las ta:rjetas, se distribuí
del papel que le había tocado a cada uno: el de elegir a quien día (comúnmente tomado de diarios locales c(
respondiese era, por supuesto, el favorito, en tanto que la nido que pudiese ser de interés para los niños)
ta:rjeta que correspondía a la idea principal era rehuida co- por vez. Los participantes (incluidos el docenb
mo una plaga. competente, que generalmente 'era un estudian

52
la división del trabajo y las reglas sociales espe-
iadas para la actividad en preparación. La figu-
3. también el modo como concebimos la distribu- COMPUTADORAS HERMANOS
~ción en la actividad de «Lectura, preguntas y Y
HERMANAS MAYORES

iad se desarrolló como lo muestra la figura 1.8.


l las sesiones comenzó con una «charla de obje- LECTURA, PREG~AS Y RESPUESTAS
3. de las razones por las que los niños desean
Oler. Entre ellas figuraban razones tan imperfec-
aprendidas (desde el punto de vista del niño) GRUPO 1 GRUPO 2
~sida de llegar a tener un trabajo interesante
., como astronauta), metas de nivel intermedio 1. Charla de objetivos 1, Charla de objetivos
,de «Lectura, preguntas y respuestas» hasta la Largo plazo (crecimiento) Largo plazo (crecimiento)
Mediano plazo (ayudante de Mediano plazo (ayudante
ultos con enseñanza asistida por computadora),
hechichero) de hechicero)
y inmediatas (lo deseable de dar respuestas co- Corto plazo (concurso) Corto plazo (concurso)
l concurso de preguntas y respuestas que venía 2. Asignar roles 2, Asignar roles
:ada sesión de lectura). a) difícil de decir a) difícil de decir
Ilación el responsable del grupo presentaba el b) dificil de definir b} difícil de definir
e) idea principal c) idea principal
sos instrumentos importantes para la actividad
d) contenido del párrafo d) contenido del párrafo
m los roles, lápices, papel y un horario­ y en- siguiente signiente
1 que la atención fuese del guión de la activi- e) elegir la respuesta e) elegir la respuesta
el pizarrón al texto, pasando al mismo tiempo 3. Lectura silenciosa 3. Lectura silenciosa
mental empleado en «Lectura, preguntas y res- 4. Desempeñar roles 4. Desempeñar roles
5. Elaborar preguntas 5. Elaborar pregnntas
Ita secuencia preparatoria concluía con la elec-
rujetas con los roles. En ellas se precisaban los (Repetir 2 a 5)

na que pregunta por las palabras difíciles de


aro CONCURSO
(tres párrafos)
:la que pregunta por las palabras difíciles de en- una tercera parte de preguntas propias
una tercera parte de preguntas de otros niños
na que formula una pregunta acerca de la idea una tercera parte de preguntas de adultos

na que elige a quien ha de responder a las pre-


echas por otros. PUNTAJE Y CRITICA
na que pregunta por lo que va a ocurrir a conti- Figura 1.8. Estructura general de «Lectura, preguntas y respuestas»,

nún, gran parte de la discusión giraba en torno Una vez entregadas las trujetas, se distribuía el texto del
e le había tocado a cada uno: el de elegir a quien día (comúnmente tomado de diarios locales con un conte-
era, por supuesto, el favorito, en tanto que la nido que pudiese ser de interés para los niños), un párrafo
a la idea principal era rehuida ca- por vez. Los participantes (incluidos el docente y un lector
competente, que generalmente'era un estudiante de la Uni-

53
versidad de California, San Diego, y los niños) se abocaban de otro niño era de índole muy distinta: constar
entonces a los textos para emprender una lectura silen- apartaba del contexto pertinente, trayendo infc
ciosa. las actividades que su clase había tenido ese día
Mediante esta forma de organizar los procedimientos, y fos leídos anteriormente, aunque no tuviesen no
a veces otras, intentábamos crear un ambiente que en todo con el texto que se estaba leyendo.
momento permitiera que los tres triángulos de mediación Con el transcurso de las sesiones, aumentó 1:
descriptos en la figura 1.5 se coordinaran a fin de crear las de todos 108 niños para desempeñar los roles de 1
condiciones para que los niños experimentaran, y después podían asumir más papeles con mayor frecuenci
acaso adquirieran, el acto pleno de la lectura. tar ninguna falta de coordinación en la activida
La documentación que logramos acerca del modo como de lectura con comprensión. Muchos de ellos m
se desarrolló este procedimiento procede de distintas fuen- rendimiento en clase, y algunos mostraron m~
tes: registros fílmicos de las sesiones, el trabajo escrito de pruebas de lectura oficiales.
los niños acerca de los cuestionarios que completaban en ca- Respecto de los datos recogidos en el lugar,
da sesión, y los resultados de distintas pruebas (para mayo- pacidad para identificar la falta selectiva de COOI
res detalles, véanse Griffin, King, Diaz y Cole, 1989). Lo una actividad mediada en común sirvió como Pi
más interesan1;e en el presente contexto fue el modo en que timonio de la eficacia de nuestro enfoque. Pero
este sistema nos permitió descubrir la microgénesis de la los criterios externos a la actividad, como las c~
adquisición de la lectura. y los puntajes en las pruebas, no teníamos nad
En las primeras sesiones, los niños no tenían mucha cer- pues carecíamos de un grupo de control propio
tidumbre acerca de las reglas, los roles y las herramientas nos centrado en el proceso de nuestro sistema dE
para esta extraña forma de leer. Pero los dos lectores com- de lectura, no estudiamos de manera apropiada
petentes presentes mantuvieron el ritmo de actividad y se relativa del producto. A fin de plantear la cuesti
alentó la ayuda mutua. Después de unas pocas sesiones, cacia relativa, King (1988) repitió los procedi
«Lectura, preguntas y respuestas" pasó a ser una rutina co- grupos pequeños con un experimento complem
nocida. Los niños comenzaron a elaborar estrategias para incluía el apropiado control de las condiciones y
conseguir su taJ:jeta de roles preferida. Muchos aspectos del más estrictamente cuantificadas de los momer
procedimiento que en las primeras sesiones provocaron fal- res y posteriores a las pruebas.
ta de coordinación y enmiendas, comenzaron a ser anticipa- Aparte de comprobar la eficacia de «Lectur~
dos, sin que se los llegara a realizar, por los niños y por los y respuestas» por comparación con un grupo
adultos. King incluyó un grupo de niños con quienes se t:
Una vez que se logró una situación relativamente esta- de intervención estructurada que Scardamali:
ble de coordinación en tomo de los artefactos y las metas, se (1985) llaman «facilitación de procedimiento», :
puso en evidencia que distintos niños no acertaban en la luar si las características dinámicas y dialógic,
coordinación de la rutina, y ello según pautas sistemática- tra actividad» eran más eficaces que los libros
mente diferentes. Por ejemplo, un niño tenía grandes difi- ción en los que se pedía a los niños que realiz
cultades para «despegarse» de las correspondencias entre dualmente y en forma escrita cada una de lal
letra y sonido cuando intentaba llegar a la idea principal. correspondían a las trujetas de roles. Una vez 1
Cuando se le preguntaba por ella, reiteradamente volvía al cionaron de los grados elementales superiores J
texto y buscaba <<instrucciones» en alguna palabra tomada ficultades para el aprendizaje de la lectura.
de las preguntas que aparecían en el texto, leía en voz alta King halló que tanto «Lectura, preguntas y
la frase y entonces preguntaba acerca de ella. El problema cuanto su versión de la técnica de facilitaciór

54
l California, San Diego, y los niños) se abocaban de otro niño era de índole muy distinta: constantemente se
. los textos para emprender una lectura silen- apartaba del contexto pertinente, trayendo información de
las actividades que su clase había tenido ese día o de párra-
te esta forma de organizar los procedimientos, y fos leídos anteriormente, aunque no tuviesen nada que ver
as, intentábamos crear un ambiente que en todo con el texto que se estaba leyendo.
>ermitiera que los tres triángulos de mediación Con el transcurso de las sesiones, aumentó la capacidad
en la figura 1.5 se coordinaran a fin de crear las de todos los niños para desempeñar los roles de la actividad:
; para que los niños experimentaran, y después podían asumir más papeles con mayor frecuencia, sin susci-
irieran, el acto pleno de la lectura . tar ninguna falta de coordinación en la actividad en común
.mentación que logramos acerca del modo como de lectura con comprensión. Muchos de ellos mejoraron su
ló este procedimiento procede de distintas fuen- rendimiento en clase, y algunos mostraron mejoras en las
os filmicos de las sesiones, el trabajo escrito de pruebas de lectura oficiales.
:erca de los cuestionarios que completaban en ca- Respecto de los datos recogidos en el lugar, nuestra ca-
r los resultados de distintas pruebas (para mayo- pacidad para identificar la falta selectiva de coordinación en
s, véanse Griffin, King, Diaz y Cole, 1989). Lo una actividad mediada en común sirvió como poderoso tes-.
sante en el presente contexto fue el modo en que timonio de la eficacia de nuestro enfoque. Pero respecto de
la nos permitió descubrir la microgénesis de la los criterios externos a la actividad, como las calificaciones
l de la lectura. y los puntajes en las pruebas, no teníamos nada que decir,
rimeras sesiones, los niños no tenían mucha cer- pues carecíamos de un grupo de control propio. Habiéndo-
.cerca de las reglas, los roles y las h~ramients nos centrado en el proceso de nuestro sistema de enseñanza
xtraña forma de leer. Pero los dos lectores com- de lectura, no estudiamos de manera apropiada la cualidad
'esentes mantuvíeron el ritmo de actividad y se relativa del producto. A fin de plantear la cuestión de la efi-
yuda muta~ Después de unas pocas sesiones, cacia relativa, King (1988) repitió los procedimientos en
reguntas y respuestas» pasó a ser una rutina co- grupos pequeños con un experimento complementario que
, niños comenzaron a elaborar estrategias para incluía el apropiado control de las condiciones y mediciones
u tarjeta de roles preferida. Muchos aspectos del más estrictamente cuantificadas de los momentos anterio-
ato que en las primeras sesiones provocaron fal- res y posteriores a las pruebas.
nación y enmiendas, comenzaron a ser anticipa- Aparte de comprobar la eficacia de «Lectura, preguntas
~ se los llegara a realizar, por los niños y por los y respuestas» por comparación con un grupo de control,
King incluyó un grupo de niños con quienes se utilizó el tipo
que se logró una situación relativamente esta- de intervención estructurada que Scardamalia y Bereiter
mación en torno de los artefactos y las metas, se (1985) llaman «facilitación de procedimiento», a fin de eva-
~dencia que distintos niños no acertaban en la luar si las características dinámicas y dialógicas de «nues-
n de la rutina, y ello según pautas sistemática- tra actividad» eran más eficaces que los libros de ejercita-
'entes. Por ejemplo, un niño tenía grandes difi- ción en los que se pedía a los niños que realizaran indivi-
ra «despegarse» de las correspondencias entre dualmente y en forma escrita cada una de las tareas que
do cuando intentaba llegar a la idea principal. correspondían a las tarjetas de roles. Una vez más se selec-
.e preguntaba por ella, reiteradamente volvía al cionaron de los grados elementales superiores niños con di-
:aba «instrucciones» en alguna palabra tomada ficultades para el aprendizaje de la lectura.
mtas que aparecían en el texto, leía en voz alta King halló que tanto «Lectura, preguntas y respuestas»
ltonces preguntaba acerca de ella. El problema cuanto su versión de la técnica de facilitación de procedi-

55
miento aumentaban el rendimiento de los niños en lectura. Un lugar de trabajo no es un sistema de acti'
No obstante, los primeros retuvieron una cantidad signi- géneo. J ay Katz (1984) hace esta observación
ficativamente mayor del material de los textos emplea- con los médicos:
dos que los estudiantes del segundo grupo. Los alumnos de
«El público, lo mismo que los profesionales, debe tem
«Lectura, preguntas y respuestas» también pasaron más
ciencia del hecho de que ahora muchos grupos diferel
cantidad total de tiempo abocados a la tarea, y manifesta-
dentro del ámbito de la medicina. La medicina conte
ron mayor interés en el contenido de las lecturas, señalán- es una profesión unitaria, sino una federación de pr
dose así un estrecho vínculo entre los aspectos motivaciona- ideologías y sentido de la misión diferentes. Esa dive
les, los de interacción social y los cognitivos de la actividad modificado las prácticas médicas» (pág. 189).
en un contexto.
También hay que tener en cuenta que existe
sión histórica. En períodos y en condiciones his
Conocimiento especializado en transición rentes surgen escuelas de pensamiento y práct
Las viejas tradiciones persisten y se modifican. "
Aunque la educación ha sido un aspecto esencial de la tido, es posible analizar los distintos marcos do
práctica humana estudiada por los investigadores histórico- como si fuesen estratos históricos de conocimien
culturales, en el ámbito del trabajo se realizaron varios es- zado, estudiados específicamente por una «arq"
tudios interesantes, que ilustran la dinámica de la cogni- saber especializado». Por lo común, estratos his
ción como fenómeno distribuido. Nuestro segundo ejemplo les y contradictorios de conocimiento especializ
está tomado de un proyecto de investigación longitudinal
descubrirse dentro de una misma organizaciór
que examina la reorganización del trabajo médico en un
cuencia, en las acciones y los pensamientos di
centro de salud finés que ofrece servicios primarios de asis-
profesional.
tencia a la población de una ciudad mediana (véase Enges-
Para comenzar, tuvimos una extensa entre,
trom, 1990, en prensa).
da uno de los dieciséis médicos de dos puestos
La actividad laboral en una organización compleja es un
caso evidente de cognición distribuida mediada por artefac- un centro especializado. La entrevista incluía,
tos. Como objeto de estudio, difiere de la adquisición de la temas, un conjunto de preguntas referidas a 1:::
lectura en muchos aspectos de importancia. La organiza- que el médico tenía del objeto de su trabajo. SE
ción de una actividad laboral en curso no puede ser diseña- médicos que describiesen y justificasen sus re
da desde su punto de partida por el investigador. La experi- diñciles situaciones hipotéticas (por ejemplo, la
mentación a través del diseño y la implementación de un paciente que el profesional considera innecesa
nuevo modelo de sistema de actividad puede, no obstante, punto de vista médico; un paciente con síntoma
incorporarse en el estudio del trabajo. En lo que se llama incomprensibles; un paciente con síntomas de
«investigación de trabajo evolutivo», los estudiosos propor- mental; un paciente con un diagnóstico que él TI
cionan datos y herramientas conceptuales a quienes lo ejer- bía hecho; un paciente con una pluralidad de p
cen, y estos analizan las contradicciones que existen en su Del análisis de los protocolos resultó una cla
trabajo y diseñan para él un nuevo modelo a fin de contro- los marcos de referencia de los médicos a propó:
larlas y resolverlas. Esa transformación es, en lo esencial, to de su trabajo (cuadro 1.1). Los cinco marcos e
un proceso de aprendizaje ampliado (Engestrom, 1987), en hallados entre los médicos de esta organizaciól
el que quienes 10 practican adquieren una nueva manera de den a cinco modelos de pensamiento acerca de
trabajar mediante el diseño y la implementación de las nue- dad históricamente distintos y culturalrnente 1J
vas prácticas mismas. dos (véanse, por ejemplo, Arney y Bergen, 19

56
mentaban el rendimiento de los niños en lectura. Un lugar de trabajo no es un sistema de actividad homo-
lte, los primeros retuvieron una cantidad signi- géneo. Jay Katz (1984) hace esta observación en relación
ente mayor del material de los textos emplea- con los médicos:
s estudiantes del segundo grupo. Los alumnos de
preguntas·y respuestas» también pasaron más «El público, lo mismo que los profesionales, debe tener mayor con-
otal de tiempo abocados a la tarea, y manifesta- ciencia del hecho de que ahora muchos grupos diferentes conviven
. interés en el contenido de las lecturas, señalán- dentro del ámbito de la medicina. La medicina contemporánea no
1 estrecho vínculo entre los aspectos motivaciona-
es una profesión unitaria, sino una federación de profesiones con
ideologías y sentido de la misión diferentes. Esa diversificación ha
interacción social y los cognitivos de la actividad
;exto. modificado las prácticas médicas» (pág. 189).

También hay que tener en cuenta que existe una dimen-


iento especializado en transición sión histórica. En períodos y en condiciones históricas dife-
rentes surgen escuelas de pensamiento y prácticas rivales.
Las viejas tradiciones persisten y se modifican. En este sen-
la educación ha sido un aspecto esencial de la
unana estudiada por los investigadores histórico- tido, es posible analizar los distintos marcos de referencia
en el ámbito del trabajo se realizaron varios es- como si fuesen estratos históricos de conocimiento especiali-
que ilustran la dinámica de la cogni- zado, estudiados específicamente por una «arqueología del
fenómeno distribuido. Nuestro segundo ejemplo saber especializado>,. Por lo común, estratos históricos riva-
lo de un proyecto de investigación longitudinal les y contradictorios de conocimiento especializado pueden
na la reorganización del trabajo médico en un descubrirse dentro de una misma organización, y, con fre-
alud finés que ofrece servicios primarios de asis- cuencia, en las acciones y los pensamientos de un mismo
población de una ciudad mediana (véase Enges- profesional.
, en prensa). Para comenzar, tuvimos una extensa entrevista con ca-
idad laboral en una organización compleja es un da uno de los dieciséis médicos de dos puestos de salud de
lte de cognición distribuida mediada por artefac- un centro especializado. La entrevista incluía, entre otros
:>bjeto de estudio, difiere de la adquisición de la temas, un conjunto de preguntas referidas a la concepción
muchos aspectos de importancia. La organiza- que el médico tenía del objeto de su trabajo. Se pedía a los
l actividad laboral en curso no puede ser diseña- médicos que describiesen y justificasen sus reacciones en
t punto de partida por el investigador. La experi- dificiles situaciones hipotéticas (por ejemplo, la visita de un
a través del diseño y la implementación de un paciente que el profesional considera innecesaria desde el
elo de sistema de actividad puede, no obstante, punto de vista médico; un paciente con síntomas confusos o
¡e en el estudio del trabajo. En lo que se llama incomprensibles; un paciente con síntomas de enfermedad
ión de trabajo evolutivo», los estudiosos propor- mental; un paciente con un diagnóstico que él mismo se ha-
IS y herramientas conceptuales a quienes lo ejer- bía hecho; un paciente con una pluralidad de problemas).
: analizan las contradicciones que existen en su Del análisis de los protocolos resultó una clasificación de
.señan para él un nuevo modelo a fin de contro- los marcos de referencia de los médicos a propósito del obje-
olverlas. Esa transformación es, en lo esencial, to de su trabajo (cuadro 1.1). Los cinco marcos de referencia
de aprendizaje ampliado (Engestrom, 1987), en hallados entre los médicos de esta organización correspon-
les lo practican adquieren una nueva manera de den a cinco modelos de pensamiento acerca de la enferme-
,diante el diseño y la implementación de las nue- dad históricamente distintos y culturalmente muy arraiga-
lsmismas. dos (véanse, por ejemplo, Arney y Bergen, 1984; Shorter,

57
1985). Esos marcos de referencia no pueden concebirse co- uno de los médicos. Los análisis de las videocinta
mo estadios que se sucedan en un trayecto unidimensional conclusión de que esos distintos marcos de re
que vaya del novicio al experto: los dieciséis sujetos forma- vinculan en realidad con diferentes procedimie1
ban un grupo homogéneo desde el punto de vista de la edad cos o «guiones» para tratar con los pacientes en 1
y de años de experiencia profesional. rio (Engestrom, 1989).
Además de realizar las entrevistas, filmamos cinco o seis Este tipo de diversidad o de multiplicidad e
consultas, elegidas al azar, hechas por pacientes con cada una característica importante de la distribución
ción en el trabajo especializado. Potencialmente
Cuadro 1.1. Concepciones que los médicos tienen del objeto de su trabajo. fuente de recursos, que permite al sistema de
combinar puntos de vista y habilidades diferente
Objeto Cantidad Teoría de Expresiones tamiento de problemas complejos.
del trabajo de stlietos la enfermedad fundamentales en las No obstante, en esta organización concreta
transcripciones
que en muchas otras modernas, las ventajas pot
la polifonía fueron casi imposibles de extraer. En
Perturbaciones 4 Ontológico- Enfermedades de otras épocas; pro-
somáticas biomédica blemas menores que no requieren
los centros de salud proporcionan servicios pr
atenci6n médica; causas inequívo- asistencia en forma gratuita. En el centro que e
cas; dificultad de los problemas había gran número de pacientes que utilizaban 1
psíquicos; el diagnóstico hecho por
el propio paciente es molesto; la a- en forma excesiva y cambiaban constantemente
tención está bajo control; el pa- (en forma voluntaria o no). Por lo común, esos pf
ciente es correcto y dócil recían tener muchos problemas, a menudo con ef
Consumidores 4 Económico-ad- Tipos de visitas y de pacientes; abu-
de servicios ministrativa so; derivaciones; los diagnósticos sociales. Estas eran características importantel
de salud hechos por el paciente son moles- tandal complejidad del trabajo de los médicos E
tos; relación entre el paciente y la
institución; el paciente debe res-
tro. Los profesionales estaban divididos en con:
petar los horarios acordados tos, tanto desde el punto de vista organizativo cu
El paciente 1 Psiquiátrica Problemas de salud mental; no hay enfoques. Desde el punto de vista organizativc
como todo visitas innecesarias; las razones
psicosomático psíquicas más profundas se reve-
paciente podía ver a cualquier médico, según qu!
lan mediante la entrevista; hay se de servicio o con tiempo de consulta disponib
que hacer hablar al paciente; dar asignaba a cada médico una lista de la població
tiempo al paciente
La situación 2 Sociomédica Problemas sociales y pluralidad de geográfica de la cual fuera responsable todo el i
de la vida enfermedades; no hay visitas in- relaciones entre médico y paciente estaban re€
social del necesarias; los problemas psíqui-
paciente
anonimato y la discontinuidad. Esas circunstru
cos tienen orígenes sociales; el
diagn6stico del propio paciente es con fuertes presiones de producción, crearon unl
importante de creciente crisis en el sistema de actividad.
El paciente 5 Sistémico- Pacientes de pensamiento activo; vi-
como cola- interactiva sitas innecesarias causadas por la
Los médicos tenían poco tiempo o pocos ince
borador falta de conocimiento y la burocra- detenerse a reflexionar acerca del problema do
cia; hacer que el paciente reflexio- complejos, y, mucho menos, para discutirlos en
ne acerca de su situación y otras
medidas posibles; hacer que el pa- herramienta de comunicación inmediatamente
ciente se haga cargo de su salud; el sistema computarizado de registros médicos,
lud; pacientes más críticos e in- ba un elemento eficaz para ayudar al médico o p
formados que antes; colaboración
igualitaria a analizar y planificar la atención en forma coorc
asistentes, que habían sido formadas como enfi

58
; marcos de referencia no pueden concebirse co- uno de los médicos. Los análisis de las videocintas apoyan la
3 que se sucedan en un trayecto unidimensional
conclusión de que esos distintos marcos de referencia se
el novicio al experto: los dieciséis sujetos forma-
vinculan en realidad con diferentes procedimientos prácti-
po homogéneo desde el punto de vista de la edad
e experiencia profesional. cos o «guiones» para tratar con los pacientes en el consulto-
rio (Engestrom, 1989).
de realizar las entrevistas, filmamos cinco o seis
:¡legidas al azar, hechas por pacientes con cada Este tipo de diversidad o de multiplicidad de voces es
una característica importante de la distribución de la cogni-
ción en el trabajo especializado. Potencialmente es una rica
1ncepciones que los médicos tienen del objeto de su trabajo. fuente de recursos, que permite al sistema de actividad
combinar puntos de vista y habilidades diferentes en el tra-
Cantidad Teoría de Expresiones tamiento de problemas complejos.
de sujetos la enfermedad fundamentales en las No obstante, en esta organización concreta, lo mismo
transcripciones
que en muchas otras modernas, las ventajas potenciales de
4, Ontológico- Enfermedades de otras épocas; pro-
la polifonía fueron casi imposibles de extraer. En Finlandia,
biomédica blemas menores que no requieren los centros de salud proporcionan servicios primarios de
atención médica; causas inequívo- asistencia en forma gratuita. En el centro que estudiamos
cas; dificultad de los problemas
psíquicos; el diagnóstico hecho por
había gran número de pacientes que utilizaban los servicios
el propio paciente es molesto; la a- en forma excesiva y cambiaban constantemente de médico
tenCÍón está bajo control; el pa- (en forma voluntaria o no). Por lo común, esos pacientes pa-
ciente es correcto y dócil
4, Económico-ad- Tipos de visitas y de pacientes; abu- recían tener muchos problemas, a menudo con efectos psico-
ministrativa so; derivaciones; los diagnósticos sociales. Estas eran características importantes de la sus-
hechos por el paciente son moles- tancial complejidad del trabajo de los médicos en este cen-
tos; relación entre el paciente y la
institución; el paciente debe res- tro. Los profesionales estaban divididos en compartimien-
petar los horarios acordados tos, tanto desde el punto de vista organizativo cuanto en sus
Psiquiátrica Problemas de salud mental; no hay
enfoques. Desde el punto de vista organizativo, cualquier
visitas innecesarias; las razones
psíquicas más profundas se reve- paciente podia ver a cualquier médico, según quién estuvie-
lan mediante la entrevista; hay se de servicio o con tiempo de consulta disponible. No se le
que hacer hablar al paciente; dar
tiempo al paciente
asignaba a cada médico una lista de la población o un área
2 Sociomédica Problemas sociales y pluralidad de geográfica de la cual fuera responsable todo el tiempo. Las
enfermedades; no hay visitas in- relaciones entre médico y paciente estaban regidas por el
necesarias; los problemas psíqui-
cos tienen orígenes sociales; el anonimato y la discontinuidad. Esas circunstancias, junto
diagnóstico del propio paciente es con fuertes presiones de producción, crearon una atmósfera
importante de creciente crisis en el sistema de actividad.
5 Sistémico- Pacientes de pensamiento activo; vi-
interactiva sitas innecesarias causadas por la Los médicos tenían poco tiempo o pocos incentivos para
falta de conocimiento y la burocra- detenerse a reflexionar acerca del problema de pacientes
'-cía; hacer que el paciente reflexio-
ne acerca de su situación y otras
complejos, y, mucho menos, para discutirlos en común. La
medidas posibles; hacer que el pa- herramienta de comunicación inmediatamente disponible,
ciente se haga cargo de su salud; el sistema computarizado de registros médicos, no resulta-
lud; pacientes más críticos e in-
formados que antes; colaboración
ba un elemento eficaz para ayudar al médico o para llevarlo
ignalitaria a analizar y planificar la atención en forma coordinada. Las
asistentes, que habían sido formadas como enfermeras, se

-59
veían obligadas a actuar en realidad como porteras que dis- enfermedad. Envía entonces al paciente a la se
tribUían turnos. diología para asegurarse de que no tiene ningurJ
La organización compartimentalizada del conocimiento orgánica en los pulmones e ingresa en la com]
especializado causó perturbaciones manifiestas y latentes, derivación a esa sección.
y fallas en la coordinación en el funcionamiento del sistema En resumen, esta médica adopta un enfoque
de procedimiento. El siguiente es un ejemplo bastante co- to del anterior. En lugar de estudiar los registr
mún de tales hechos (se hallarán más detalles en Enges- mular una hipótesis basada en la historia del p
tram, Engestram y Saarelma, 1988). túa sobre la base de sus afirmaciones explícita
Un paciente de poco más de veinte años llegó con una en- men físico. En la entrevista posterior a la consul
fermedad aguda para consultar a una médica a la que nun- su enfoque alegando la naturaleza aguda del ca:
ca había visto. El paciente se quejaba de constipación y tos. que, si el paciente hubiera tenido antes un prol
La doctora lo examinó y le dio una licencia de dos días por lar, hubiera sospechado que padecía de ansied~
enfermedad. Sugirió entonces que sus síntomas actuales sas mentales afines. Pero como el paciente negal
podían relacionarse con anteriores dolores de pecho y pro- nido antes problemas de pulmón o de pecho, sigt
blemas de hiperventilación que ya había sufrido, según sobre una base enteramente biomédica.
constaba en su historia clínica computarizada. El paciente Dicho de otra manera, la segunda médica no
rechazaba que hubiese tal relación. En una entrevista pos- hipótesis de la primera acerca de un vínculo ent
terior a la consulta, la médica explicó que, a partir de las rados resfríos del paciente, los anteriores dolor!
muchas visitas del paciente que se habían registrado antes, hiperventilación y posibles problemas psíquico:
tuvo la impresión de que se trataba de «un joven que puede tes. Las dos consultas se llevaron a cabo como ~
reaccionar en forma muy sensible con su cuerpo». de dos pacientes distintos. Es claro que tal rup'
Lo inusual en esta médica es que eche una mirada tan dujo porque la segunda médica no verificó pre'
atenta a la historia anterior de un paciente con un simple historial del paciente.
resfrío, aun cuando aquel le haya aclarado que los síntomas En su entrevista posterior a la consulta, el
aparecieron el día antes. La médica formula la hipótesis de manifestó insatisfacción por tal discontinuidad
un vínculo entre el resfrío y las frecuentes visitas del pa- visión en compartimientos. Antes bien, pareci<
ciente y su historia de frecuentes resfríos, dolores de pecho e con su forma de derivar a través de los hecho
hiperventilación por los que ha sido tratado en un hospital. (...) y de un médico a otro, y reforzarla.
En vista de que la profesional nunca había visto al paciente Podría resultar tentador desechar el caso
y que no había tenido oportunidad de discutir con sus cole- ciente por ser demasiado vago y confuso para qt
gas acerca de él, el registro computarizado funciona aquí, de con seriedad. Con todo, el paciente utilizaba ro
manera notoria, como auxiliar del diagnóstico, establecien- cios de salud pasando de un médico a otro y de u
do un puente entre el pasado registrado por otros y el pre- de síntomas a otra. Por tanto, contribuía a la pr!
sente que enfrenta quien lo ve por primera vez. ducción que sentían los profesionales en el sistl
El paciente regresa al centro de salud unos tres meses vidad.
más tarde. Es atendido por otra médica, a la que nunca ha- La ruptura comunicativa entre las dos cOl
bía visto, otra vez con una enfermedad aguda y sin haber manecía latente e inadvertida. No salía a la h:
acordado una consulta. Y también ahora el motivo es algo perturbación manifiesta, aunque eso suele ocur
común: «Cuando espiro, toso o río, me duele como si fuera en ciones así. Sería fácil achacarle a la segunda
el pulmón». La médica examina al paciente. Le pregunta ruptura. Pero eso no nos ayudaría a comprendl
entonces si ha tenido alguna vez «algo en los pulmones». El recurrentes del sistema de actividad que hac
paciente dice que no y ella le da un permiso de dos días por rupturas sean corrientes. En realidad, la segt

60
~ads a actuar en realidad como porteras que dis- enfermedad. Envía entonces al paciente a la sección de ra-
Irnos. diología para asegurarse de que no tiene ninguna anomalía
mÍzación compartimentalizada del conocimiento orgánica en los pulmones e ingresa en la computadora la
ldo causó perturbaciones manifiestas y latentes, derivación a esa sección.
la coordinación en el funcionamiento del sistema En resumen, esta médica adopta un enfoque muy distin-
miento. El siguiente es un ejemplo bastante co- to del anterior. En lugar de estudiar los registros para for-
les hechos (se hallarán más detalles en Enges- mular una hipótesis basada en la historia del paciente, ac-
~strom y Saarelma, 1988). túa sobre la base de sus afirmaciones explícitas y del exa-
lente de poco más de veinte años llegó con una en- men fisico. En la entrevista posterior a la consulta, justifica
iguda para consultar a una médica a la que nun- su enfoque alegando la naturaleza aguda del caso. Sostiene
:Sto. El paciente se quejaba de constipación y tos. que, si el paciente hubiera tenido antes un problema simi-
· lo examinó y le dio una licencia de dos días por lar, hubiera sospechado que padecía de ansiedad o de cau-
Ld. Sugirió entonces que sus sintomas actuales sas mentales afines. Pero como el paciente negaba haber te-
:tcionarse con anteriores dolores de pecho y pro- nido antes problemas de pulmón o de pecho, siguió adelante
hiperventilación que ya había sufrido, según sobre una base enteramente biomédica.
n su historia clínica computarizada. El paciente Dicho de otra manera, la segunda médíca no continuó la
que hubiese tal relación. En una entrevista pos- hipótesis de la primera acerca de un vínculo entre los reite-
consulta, la médíca explicó que, a partir de las rados resfríos del paciente, los anteriores dolores de pecho,
;itas del paciente que se habían registrado antes, hiperventilación y posibles problemas psíquicos subyacen-
)resión de que se trataba de «un joven que puede tes. Las dos consultas se llevaron a cabo como si se tratase
en forma muy sensible con su cuerpo». de dos pacientes distintos. Es claro que tal ruptura se pro-
ual en esta médica es que eche una mirada tan dujo porque la segunda médica no verificó previamente el
· historia anterior de un paciente con un simple historial del paciente.
1 cuando aquel le haya aclarado que los síntomas En su entrevista posterior a la consulta, el paciente no
1 el día antes. La médíca formula la hipótesis de manifestó insatisfacción por tal discontinuidad ni por la di-
entre el resfrío y las frecuentes visitas del pa­ visión en compartimientos. Antes bien, pareció armonizar
historia de frecuentes resfríos, dolores de pecho e con su forma de derivar a través de los hechos de la vida
ación por los que ha sido tratado en un hospital. (. ..) y de un médico a otro, y reforzarla.
,que la profesional nunca había visto al paciente Podría resultar tentador desechar el caso de este pa-
lbía tenido oportunidad de discutir con sus cole- ciente por ser demasiado vago y confuso para que se lo tome
le él, el registro computarizado funciona aquí, de con seriedad. Con todo, el paciente utilizaba muchos servi-
como auxiliar del diagnóstico, establecien- cios de salud pasando de un médico a otro y de una variedad
.te entre el pasado registrado por otros y el pre- de síntomas a otra. Por tanto, contribuía a la presión de pro-
nfrenta quien lo ve por primera vez. ducción que sentían los profesionales en el sistema de acti-
nte regresa al centro de salud unos tres meses vidad.
Es atendido por otra médica, a la que nunca ha- La ruptura comunicativa entre las dos consultas per-
tra vez con una enfermedad aguda y sin haber manecía latente e inadvertida. No salía a la luz como una
na consulta. Y también ahora el motivo es algo perturbación manifiesta, aunque eso suele ocurrir en situa-
.ando espiro, toso o río, me duele como si fuera en ciones así. Sería fácil achacarle a la segunda médica esa
· La médica examina al paciente. Le pregunta ruptura. Pero eso no nos ayudaría a comprender los rasgos
ha tenido alguna vez «algo en los pulmones». El recurrentes del sistema de actividad que hacen que esas
:e que no y ella le da un permiso de dos días por rupturas sean corrientes. En realidad, la segunda médica

61
obró de acuerdo con las reglas del sistema. La primera fue
quien transgredió la regla que exige que en los casos agudos
sólo se preste atención a los síntomas agudos recurrentes.
En este sistema de actividad, las contradicciones arrai-
gadas explicaban tales rupturas de mejor manera que las
simples deficiencias técnicas del sistema de registro médi-
co o de la llamada resistencia psicológica del médico a las
computadoras y a la comunicación. La primera contradic-
ción se daba entre la complejidad de los problemas del pa-
ciente y la distribución arbitraria de los pacientes entre los
médicos, cada uno de los cuales estaba compartamentaliza-
do y, de hecho, aislado de los otros. La segunda contradic-
ción se daba entre la demanda de asistencia de calidad para
problemas complejos y la regla que exige consultas rápidas,
en particular en la categoría de casos agudos sin una cita
acordada. La presión de producción resultante reforzaba un
enfoque compartimentalizado de parte del médico. La ter-
cera contradicción se daba entre los problemas complejos
del paciente y las herramientas, bastante tradicionales, del
diagnóstico biomédico. En tales condiciones, era fácil que el
registro médico sirviese sólo como un recurso administrati-
vomínimo.
En la figura 1.9 se sitúan las tres contradicciones en los
lugares que les corresponden dentro de nuestro modelo ge-
neral de un sistema de actividad. El enfoque compartimen-
talizado y aislado del cuidado de la salud, reforzado por la
falta de rumbo fijo de parte del paciente, contribuyó, en su
momento, al incremento de la presión de producción. Se es-
tableció así un círculo vicioso.
La tarea del investigador consistía en suministrar datos
(como las videocintas y la transcripción de las entrevistas
del caso antes considerado) y las herramientas conceptua-
les (como los modelos representados en las figuras 1.3 y 1.9)
que les permitieran a los profesionales quebrar el círculo vi-
cioso advirtiendo que su división del trabajo reforzaba y per-
petuaba la presión de producción y el aislamiento que perci-
bían. La identificación y conceptualización de tales contra-
dicciones por parte de los profesionales fue una condición
decisiva para que concentraran sus esfuerzos en el diseño
de un nuevo modelo de su trabajo.
La característica principal de ese modelo es una nueva
división del trabajo que modifica de manera radical las con-

62
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. trabajo que modifica de manera radical las con­ ~ ~
diciones de utilización de los recursos cognitivos distribui-
dos del sistema. A cada médico se le asigna un área geográ-
fica con una población de entre 2.000 y 2.500 habitantes, de
cuyos servicios primarios de salud el médico es responsable.
Cuatro médicos y dos asistentes del centro de salud respon-
sables de áreas contiguas, forman un equipo. Los miembros
del equipo se ayudan entre sí; por ejemplo, si un médico está
enfermo, los demás se aseguran de que no se le acumule un
número excesivo de pacientes por atender. Cada grupo dis-
pone de su propio espacio fisico y de su propia recepción. De
ese modo se descentralizan los grandes centros de salud. A
los pobladores se les informa por carta del médico y el equi-
po que se les ha asignado. Los equipos se reúnen regular-
mente para organizar, planificar y evaluar el trabajo. Son
responsables de analizar las necesidades sanitarias de la
población que les compete (diagnóstico comunitario). Se po-
ne a los asistentes del centro de salud en interacción directa
con los pacientes, a los que dan orientación y participación
en la prestación real. Como miembros plenos del equipo,
asumen también la responsabilidad de su funcionamiento
general. Las características fundamentales del nuevo mo-
delo se resumen en la figura 1.10.
La implementación del nuevo modelo produjo algunos
resultados notables. En 1987 y 1988, la crisis de los centros
de salud empezó a manifestarse en la forma de un creciente
número de puestos médicos vacantes. Muchos profesionales
abandonaron el sistema de actividad, pasando a menudo al
sector privado. Resultó sumamente dificil reclutar nuevos
médicos.
El nuevo modelo exigió que para cada zona de población,
cuidadosamente organizada, hubiese un médico asignado.
A fines de 1988, los dos centros donde se realizaba el pro-
yecto estaban ansiosos por iniciar la implementación del
nuevo modelo, pero la escasez de médicos amenazaba con
postergar el plan. Se temía que la postergación profundi-
zara la crisis y la implementación resultara incluso menos
probable. Dicho de otra manera, aparecía una forma más
grave de círculo vicioso. Tras un retraso inicial de dos me-
ses, el personal de los puestos mantuvo dos reuniones de cri-
sis, con lo que el puesto más pequeño llegó a una solución.
Propusieron el paso temporario de dos de sus médicos al
puesto más grande, de manera que pudiera realizarse la

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implementación en las áreas de población asignadas. La clí- ción del objeto de su trabajo. En lugar de ser vis]
nica más pequeña operaría con recursos de personal míni- sionales, los pacientes y sus problemas deben s€
mos, como en situación de emergencia, hasta que la inciden- mo una relación de asistencia, potencial o de 1;
cia benéfica del nuevo modelo en la más grande atrajera al con el médico. Tras la implementación del nue
nuevo sistema un número suficiente de médicos. Esa pro- uno de los profesionales caracterizaba esta nUt
puesta fue aceptada. tualización en los siguientes términos:
La implementación fue de hecho tan exitosa que, en el
verano de 1989, todas las vacantes habían sido cubiertas y <<En este nuevo modelo de trabajo, cobra sentido trat
los dos centros comenzaron a operar en conjunto sobre la activa desde el comienzo a los pacientes que tienen t
base del nuevo modelo, que permitió cambiar radicalmen- prolongado. No se puede encarar el problema con fali
te la disponibilidad de la asistencia y las posibilidades de lo- cacia, como diciéndole al paciente que aquí está la me
grarla. Los largos períodos de espera y las filas habían desa- vuelva si continúa ... porque aquel vuelve a verlo a Ul
parecido casi por completo, y no había ya escasez de médi- dedicarle un poquito más de tiempo la primera vez, y s
cos. Por ejemplo, en octubre de 1988 (último mes antes de la los beneficios cuando continúe. Quiero decir, hacerlo 1
implementación del nuevo modelo), el tiempo medio de es- principio. Antes nos inclinábamos por hacerlo de maIl
pera de los pacientes que llegaban a la unidad de guardia perficial, y esperábamos que el paciente fuera a ver a e
blema continuaba» .
. ambulatoria era de 103 minutos; un año más tarde, de 27,5
minutos. En 1988, un paciente tenía que esperar tres o cua-
Si el funcionamiento diario del sistema de aj
tro meses por un turno. En 1990, todos los médicos tenían
crisis toma la forma de un círculo vicioso, la trro
turnos disponibles entre uno y tres días. Esos cambios se re-
se acaba de describir puede ser caracterizada cOl
flejan claramente en la distribución de los distintos tipos de
expansivo (Engestrom, 1987, 1991), es decir, es
visitas a los médicos (cuadro 1.2). El uso excesivo de servi-
evolutivo que comprende la internalización de u
cios de guardia ambulatoria se redujo drásticamente a me-
dada de práctica y la creación de nuevos artefac1
dida que mejoraron la accesibilidad y la disponibilidad de
nes de interacción. La nueva estructura de activi
turnos diurnos regulares y consultas telefónicas.
del cielo. Requiere un análisis reflexivo de la est
Cuadro 1.2. Distribución de las visitas de los médicos antes y después de la
actividad existente: los participantes deben apr4
implementación del nuevo modelo. nocer y a comprender lo que quieren superar. Y
de un nuevo sistema de actividad requiere la a
Tipo Del 1 de enero Del 1 de enero Porcentaje reflexiva de modelos y herramientas avanzados
de visita al 30 de junio al 30 de junio de cambio can la posibilidad de salir de las contradiccione
de 1988 de 1990 No obstante, esas formas de internalización no b
la aparición de una nueva estructura. A medida,
Con turno 14.724 20.192 +37
Sin tumo durante
avanza, el diseño y la implementación concretos
el día 8.023 4.973 - 38 vo modelo para la actividad gana en fuerza: la e:
Asistencia en la ción comienza a prevalecer. Eso es lo que se rep:
guardia ambulato- quemáticamente en la figura 1.11. El ciclo expar
ría por la noche 4.946 3.895 21 sistema de actividad comienza con un énfasis caE
Contactos
telefónicos 3.600 5.277 +47
en la internalización, en la socialización y la fOl
novicios para que se conviertan en miembros
tes de la actividad según se la realiza habitualm€
Desde el punto de vista cognitivo, esta transformación ternalización creativa se produce primero bajo 1
exige que los profesionales hagan una nueva conceptualiza- transgresiones e innovaciones puntuales disco.

66
;ación en las áreas de población asignadas. La clí- ción del objeto de su trabajo. En lugar de ser visitantes oca-
¡equeña operaría con recursos de personal míni- sionales, los pacientes y sus problemas deben ser vistos co-
en situación de emergencia, hasta que la inciden- mo una relación de asistencia, potencial o de largo plazo,
a del nuevo modelo en la más grande atrajera al con el médico. Tras la implementación del nuevo modelo,
ema un número suficiente de médicos. Esa pro- uno de los profesionales caracterizaba esta nueva concep-
aceptada. tualización en los siguientes términos:
lementación fue de hecho tan exitosa que, en el
1989, todas las vacantes habían sido cubiertas y "En este nuevo modelo de trabajo, cobra sentido tratar en forma
ltros comenzaron a operar en conjunto sobre la activa desde el comienzo a los pacientes que tienen un problema
uevo modelo, que permitió cambiar radicalmen- prolongado. No se puede encarar el problema con falta de perspi-
libilidad de la asistencia y las posibilidades de 10- cacia, como diciéndole al paciente que aquí está la medicina y que
i largos períodos de espera y las filas habían desa- vuelva si continúa ... porque aquel vuelve a verlo a uno. Es mejor
3.si por completo, y no había ya escasez de médi- dedicarle un poquito más de tiempo la primera vez, y se obtendrán
lmplo, en octubre de 1988 (último mes antes de la los beneficios cuando continúe. Quiero decir, hacerlo bien desde el
;ación del nuevo modelo), el tiempo medio de es- principio. Antes nos inclinábamos por hacerlo de manera más su-
3 pacientes que llegaban a la unidad de guardia
perficial, y esperábamos que el paciente fuera a ver a otro si el pro-
blema continuaba".
ia era de 103 minutos; un año más tarde, de 27,5
in 1988, un paciente tenía que esperar tres o cua-
Si el funcionamiento diario del sistema de actividad en
por un turno. En 1990, todos los médicos tenían
crisis toma la forma de un círculo vicioso, la transición que
:lonibles entre uno y tres días. Esos cambios se re-
se acaba de describir puede ser caracterizada como un ciclo
:l.mente en la distribución de los distintos tipos de
expansivo (Engestrom, 1987, 1991), es decir, es un proceso
)s médicos (cuadro 1.2). El uso excesivo de servÍ-
evolutivo que comprende la internalización de una cultura
trdia ambulatoria se redujo drásticamente a me-
dada de práctica y la creación de nuevos artefactos y patro-
nejoraron la accesibilidad y la disponibilidad de
nes de interacción. La nueva estructura de actividad no cae
rnos regulares y consultas telefónicas.
del cielo. Requiere un análisis reflexivo de la estructura de
)istribución de las visitas de los médicos antes y después de la
actividad existente: los participantes deben aprender a co-
ión del nuevo modelo. nocer y a comprender lo que quieren superar. Y la creación
de un nuevo sistema de actividad requiere la apropiación
Del 1 de enero Del 1 de enero Porcentaje reflexiva de modelos y herramientas avanzados que ofrez-
al 30 de junio al 30 de junio de cambio can la posibilidad de salir de las contradicciones internas.
de 1988 de 1990 No obstante, esas formas de internalización no bastan para
la aparición de una nueva estructura. A medida que el ciclo
14.724 20.192 +37
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avanza, el diseño y la implementación concretos de un nue-
8.023 4.973 - 38 vo modelo para la actividad gana en fuerza: la externaliza-
la ción comienza a prevalecer. Eso es lo que se representa es-
.bulato- quemáticamente en la figura 1.11. El ciclo expansivo de un
oche 4.946 3.895 - 21 sistema de actividad comienza con un énfasis casi exclusivo
3.600 5.277 +47
en la internalización, en la socialización y la formación de
novicios para que se conviertan en miembros competen-
tes de la actividad según se la realiza habitualmente. La ex-
1 punto de vista cognitivo, esta transformación ternalización creativa se produce primero bajo la forma de
IS profesionales hagan una nueva conceptualiza-
transgresiones e innovaciones puntuales discontinuas. A

67
medida que las rupturas y las contradicciones de la activi- al comienzo del proyecto era un sistema de c(
dad se tornan más exigentes, la internalización cobra cada talización. El tipo de distribución alcanzada a .
vez más la forma de reflexión crítica, y se incrementa la ex- clo expansivo fue el del trabajo en equipo. La tri
ternalización, la búsqueda de soluciones novedosas. Esta de el conocimiento especializado compartimen1
alcanza su culminación cuando se diseña e implementa un ta un conocimiento especializado basado en U1
nuevo modelo para la actividad. A medida que el nuevo mo- en lo esencial, un proceso de redistribución de
delo se estabiliza, la internalizacÍón de las formas y los me- fundado en un diseño hecho desde abajo. Puec
dios que le son inherentes pasa a ser otra vez la forma domi- que tal diseño será incorporado en el nuevo tip
nante de aprendizaje y de desarrollo. especializada, basada en un equipo, como nt
cognitivo. La verificación de esta hipótesis sert
posterior análisis.

A modo de resumen
No hemos podido dar ejemplos de todas la
que la cognición se manifiesta como actividad
N o obstante, esperamos que nuestra breve exp(
dos ejemplos elegidos para representar diferent
Figura 1.11. Representación de la relación cíclica entre la internalizacwn y actividad y diferentes partes del ciclo vital, rE
la externalizacwn como momentos distintos en un ciclo expansivo de activi-
dad cambiante.
cientes para poner de manifiesto la afinidad e:xj
la psicología histórico-cultural y el concepto (
En el nivel de los sistemas de actividad colectiva, un ciclo distribuida. En lo esencial, cuando se considero
expansivo así puede ser visto como equivalente al paso por diación a través de artefactos constituye la c~
la zona de desarrollo próximo analizada por VIgotsky (1978) fundamental distintiva de los seres humanos, s
en el nivel del individuo y del grupo pequeño de aprendi- rando que se adopta la idea de que la cognición
zaje. Un rasgo fundamental de los ciclos expansivos es que tá distribuida. La manera exacta en que lo esU
no son en absoluto cursos predeterminados de desarrollo verse considerando diversas formas de activi(
unidimensional. Lo que está más adelante, «el camino que diferentes formas de mediación, división del tré
sigue», no puede ser decidido empleando mojones fijos, da- sociales, etc. Los principios subyacentes son, ]
dos externamente. Las decisiones de esa índole se toman en universales. En su conjunto constituyen una te(
forma local, dentro del propio sistema de actividad, en con- de la mente.
diciones de incertidumbre y búsqueda intensa. Pero no son Después de leer una versión anterior de este
decisiones arbitrarias. Es posible identificar de manera más comentador nos formuló las que nos parecieron
o menos apropiada las contradicciones internas del sistema tas razonables e interesantes: primero, por qUE
de actividad en una fase determinada de su evolución, y to- ahora este redescubrimiento de la idea de cog¡:
do modelo del futuro que no formule y resuelva esas contra- buida, y, segundo, si de ese redescubrimient
dicciones se volverá, en su momento, no expansivo. aprendido algo que nos permitiera decir que h;
El conocimiento especializado puede concebirse como un cho un progreso ciéntífico.
sistema de cognición distribuida en un sistema de activi- ¿Por qué la actual explosión del interés en
dad. El tipo de distribución observado en el centro de salud distribuida? Dicho en los términos más amplios

68
~ las rupturas y las contradicciones de la activi- al comienzo del proyecto era un sistema de compartimen-
an más exigentes, la internalización cobra cada talización. El tipo de distribución alcanzada a través del ci-
forma de reflexión crítica, y se incrementa la ex- clo expansivo fue el del trabajo en equipo. La transición des-
ón, la búsqueda de soluciones novedosas. Esta de el conocimiento especializado compartimentalizado has-
culminación cuando se diseña e implementa un ta un conocimiento especializado basado en un equipo fue,
910 para la actividad. A medida que el nuevo mo- en lo esencial, un proceso de redistribución de la cognición
lbiliza, la internalización de las formas y los me- fundado en un diseño hecho desde abajo. Puede suponerse
30n inherentes pasa a ser otra vez la forma domi- que tal diseño será incorporado en el nuevo tipo de práctica
)rendizaje y de desarrollo. especializada, basada en un equipo, como nuevo recurso
cognitivo. La verificación de esta hipótesis será tarea de un
posterior análisis.

A modo de resumen
N Ohemos podido dar ejemplos de todas las formas en
que la cognición se manifiesta como actividad distribuida.
No obstante, esperamos que nuestra breve exposición de los
dos ejemplos elegidos para representar diferentes formas de
de la relación cíclica entre la intemalización y actividad y diferentes partes del ciclo vital, resulten sufi-
ción como momentos distintos en un ciclo expansivo de activi-
cientes para poner de manifiesto la afinidad existente entre
la psicología histórico-cultural y el concepto de cognición
vel de los sistemas de actividad colectiva, un ciclo distribuida. En lo esencial, cuando se considera que la me-
así puede ser visto como equivalente al paso por diación a través de artefactos constituye la característica
lesarrollo próximo analizada por Vigotsky (1978) fundamental distintiva de los seres humanos, se está decla-
del individuo y del grupo pequeño de aprendi- rando que se adopta la idea de que la cognición humana es-
lSgO fundamental de los ciclos expansivos es que tá distribuida. La manera exacta en que lo está debe resol-
absoluto cursos predeterminados de desarrollo verse considerando diversas formas de actividad, con sus
ional. Lo que está más adelante, «el camino que diferentes formas de mediación, división del trabajo, reglas
puede ser decidido empleando mojones fijos, da- sociales, etc. Los principios subyacentes son, no obstante,
IDlente. Las decisiones de esa índole se toman en universales. En su conjunto constituyen una teoría cultural
l, dentro del propio sistema de actividad, en con- de la mente.
i incertidumbre y búsqueda intensa. Pero no son Después de leer una versión anterior de este capítulo, un
arbitrarias. Es posible identificar de manera más comentador nos formuló las que nos parecieron dos pregun-
Iropiada las contradicciones internas del sistema tas razonables e interesantes: primero, por qué se produce
.d en una fase determinada de su evolución, y to- ahora este redescubrimiento de la idea.de cognición distri-
:lel futuro que no formule y resuelva esas contra- buida, y, segundo, si de ese redescubrimiento habíamos
e volverá, en su momento, no expansivo. aprendido algo que nos permitiera decir que habíamos he-
imiento especializado puede concebirse como un cho un progreso ciéntífico.
i cognición distribuida en un sistema de activi- ¿Por qué la actual explosión del interés en la cognición
J de distribución observado en el centro de salud distribuida? Dicho en los términos más amplios: a causa de

69
la difundida creencia en que las ciencias sociales de orienta- con una MS IDOS, y el otro, con una Macintc
ción positivista, con su idea del conocimiento como algo fir- temas Unix y una red de correo electrónico me
memente situado dentro del individuo, son inapropiadas los diferentes editores del texto y ligaron a 1,
para la tarea de captar la naturaleza esencial de la expe- entre sí y con el equipo de apoyo (incluido el si:
riencia y el comportamiento humanos. El hecho de que los estadounidense y el finés). Puede ser que, en n
psicólogos estén redescubriendo esas ideas deriva de igual dida, gracias a esas nuevas formas de actividac
fuente: estamos reiterando, con términos nuevos, justa- distancia hayamos hecho el actual redescubrirr
mente el mismo debate en el que Wuildt, Müusterberg y los el pensamiento se produce entre los individuo!
psicólogos histórico-culturales rusos formularon versiones dentro de ellos.
rivales de una psicología que unificara las ciencias natura-
les y las ciencias culturales. Esos intentos de unificación, se-
gún creemos, alcanzarán alguna forma de conceptualiza-
ción de la cognición como fenómeno distribuido. Referencias bibliográficas
¿Hemos hecho algún progreso? No estamos seguros, sal-
vo por la circunstancia de que abordamos el problema tras Anderson, R. C., Hieberl, E. H., Scott, J. A. y Wilki
haber aprendido de la experiencia de nuestros predeceso- (1985) Becoming a nation ofreaders, Washingto
res. Una ventaja complementaria es que poseemos, para la nal Institute ofEducation.
representación de comportamientos complejos que se pro- Arney, W. R. y Bergen, B. J. (1984) Medicine and the
longan en el tiempo, una tecnología mucho más refinada of living: Taming the last great beast, Chicago:
que aquella de que disponían los investigadores a fines del Chicago Press.
siglo XIX. A su manera, las grabaciones, las filmaciones y Bateson, G. (1972) «Form, substance, and differencE
las computadoras nos han puesto en condiciones de interac- an ecology ofmind (2da. ed.), Nueva York: Balla
tuar con fenómenos de la mente de una forma más elabora- Berry, J. (1976) Ecology and cultural style, Nuev~
da. Ahora no sólo podemos hablar acerca de la constitución Halstead.
común de las actividades humanas, sino también exhibirla Blumenthal, A. L. (1980) «Wilhelm Wundt: Problen:
tation», en W. G. Bringmann y R. D. Tweney, ed<
en artefactos producidos científicamente. Saber si esas ven-
dies: A centennial collection (págs. 435-45), TorOJ
tajas han de poner de manifiesto algo más grande en rela-
Bock, P. (1988) Rethinking psychological anthropl
ción con la complejidad de las tareas que se nos exige enca- York: Freeman.
rar' es otra cuestión. Creemos que podemos crear cognitiva Boster, J. (1991) «The information economy model a
y socialmente formas útiles de actividad en toda una serie logical similarity judgement», en L. B. Resnick"
de contextos institucionales. Pero también podían hacerlo D. Behrend, eds., Perspectives on socially shm
Dewey, Luriay Münsterberg. Nos inclinamos a concluir que (págs. 203-25), Washington, DC: APA Press.
nuestro progreso, si lo ha habido, ha sido leve. Goethe po- Cahan, E. D. Y White, S. (1992) «Proposal for a sec(
dría estar de acuerdo con esto. gy», American Psychologist, 47, págs. 224-35.
Debemos señalar, para cerrar este trabajo, que la labor Connerton, P. (1989) How societies remember, Camb:
en común de producir este capítulo fue una actividad distri- sityPress.
buida, en una forma que, desde el punto de vista histórico, D'Andrade, R. (1984) «Cultural meaning systems", el
es reciente, pero cuya frecuencia crece con rapidez. Durante der y R. A. LeVine, eds., Culture theory: Essays (
la primera fase de la redacción, uno de los autores estaba en and errwtion (págs.8~19), Cambridge Universi
el norte de California, y el otro, en el sur. Durante la segun- (1986) «Three scientific world views and the cove
da fase de la redacción, uno de los autores estaba en el sur de}", en D. Fiske y R. Shweder, eds., Meta-theo1')
sciences (págs. 19-41), Chicago: University ofChi
de California, y el otro, en el norte de Europa. Uno escribe
(1990) "Culture and human cognítion», en J. W. f

70
1 creencia en que las ciencias sociales de orienta- con una MS IDOS, y el otro, con una Macintosh. Tres sis-
ista, con su idea del conocimiento como algo m- temas Unix y una red de correo electrónico mediaron entre
ituado dentro del individuo, son inapropiadas los diferentes editores del texto y ligaron a los coautores
ea de captar la naturaleza esencial de la expe- entre sí y con el equipo de apoyo (incluido el sistema postal
comportamiento humanos. El hecho de que los estadounidense y el finés). Puede ser que, en no escasa me-
~stén redescubriendo esas ideas deriva de igual dida, gracias a esas nuevas formas de actividad en común a
amos reiterando, con términos nuevos, justa- distancia hayamos hecho el actual redescubrimiento de que
ismo debate en el que Wlindt, Münsterberg y los el pensamiento se produce entre los individuos tanto como
:llstórico-culturales rusos formularon versiones dentro de ellos.
ma psicología que unificara las ciencias natura-
[lcías culturales. Esos intentos de unificación, se-
lS, alcanzarán alguna forma de conceptualiza-
ognición como fenómeno distribuido. Referencias bibliográficas
hecho algún progreso? N o estamos seguros, sal-
rcunstancia de que abordamos el problema tras Anderson, R. C., Hiebert, E. H., Scott, J. A. Y Wilkinson, I. A. G.
ndido de la experiencia de nuestros predeceso- (1985) Becoming a nation ofreaders, Washington, DC: Natio-
mtaja complementaria es que poseemos, para la nal Institute of Education.
ción de comportamientos complejos que se pro- Arney, W. R. y Bergen, B. J. (1984) Medicine and the management
el tiempo, una tecnología mucho más refinada of living: Taming the last great beast, Chicago: University of
1. de que disponían los investigadores a fines del Chicago Press.
\. su manera, las grabaciones, las filmaciones y Bateson, G. (1972) «Form, substance, and difference», en Steps to
adoras nos han puesto en condiciones de interac- an ecology ofmind (2da. ed.), Nueva York: Ballantine Books.
élómenos de la mente de una forma más elabora- Berry, J. (1976) Ecology and cultural style, Nueva York: Sage-
Halstead.
10 sólo podemos hablar acerca de la constitución
Blumenthal, A. L. (1980) «Wilhelm Wundt: Problems ofinterpre-
as actividades humanas, sino también exhibirla
tation», en W. G. Bringmann y R. D. Tweney, eds., Wundt stu-
os producidos científicamente. Saber si esas ven- dies: A centennial collection (págs. 435-45), Toronto: Hogrefe.
le poner de manifiesto algo más grande en rela- . Bock, P. (1988) Rethinking psychological anthropology, Nueva
complEÚidad de las tareas que se nos exige enca- York: Freeman.
cuestión. Creemos que podemos crear cognitiva Boster, J. (1991) «The information economy model applied to bio-
élte formas útiles de actividad en toda una serie logical similarity judgement», en L. B. Resnick, J. Levine y S.
)S institucionales. Pero también podían hacerlo D. Behrend, eds., Perspectives on socially shared cognition
ia y Münsterberg. N os inclinamos a concluir que (págs. 203-25), Washington, DC: APA Press.
Jgreso, si lo ha habido, ha sido leve. Goethe po- Cahan, E. D. Y White, S. (1992) «Proposal for a second psycholo-
le acuerdo con esto. gy", American Psychologist, 47, págs. 224-35.
IS señalar, para cerrar este trabajo, que la labor Connerton, P. (1989)How societies remember, Cambridge Univer-
le producir este capítulo fue una actividad distri- sity Press.
lIla forma que, desde el punto de vista histórico, D'Andrade, R. (1984) «Cultural meaning systems», en R. A. Shwe-
, pero cuya frecuencia crece con rapidez. Durante der y R. A. LeVine, eds., Culture theory: Essays on mind, self,
fase de la redacción, uno de los autores estaba en and emotion (págs. 88-119), Cambridge University Press.
(1986) «Three scientific world views and the covering law mo-
California, yel otro, en el sur. Durante la segun-
del», en D. Fiske y R. Shweder, eds., Meta-theory in the social
la redacción, uno de los autores estaba en el sur
sciences (págs. 19-41), Chicago: University of Chicago Press.
tÍa, y el otro, en el norte de Europa. Uno escribe (1990) «Culture and human cognition», en J. W. Stigler, R. A.

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Psychology's second century: enduring issues (págs. 264-86), cuales se interesan, sobre todo, en la inteligenl
Nueva York: Praeger. La inteligencia, dicen, es lo que examinan las p
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servado de cerca las prácticas cognitivas tiene]
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Press. reveladas mediante esas prácticas están distril
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ción en 1934.) cos, tanto naturales cuanto artificiales. Greg(
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Algunas secciones de este capítulo fueron proyectadas O!
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para su publicación en un libro que compilarían David P.
(1959) «The concept of culture», American Anthropologist, 61, Simmons, del Harvard University's Educational Techr
págs. 227-5l. Después, el plan de editar ese libro zozobró, y partes de n
Wundt, W. (1921) Elements of folk psychology, Londres: Allen & 1988) aparecen aquí como pretexto necesario para el trabaj
UnWÍn. senté artículos anteriores acerca de este tema en el First
tion and Education Workshop, de Bolt, Beranek y Newman
ge, Massachusetts, en abril de 1988, y en las reuniones de :
nitive Science Society. Presenté un trabajo relacionado COI
Social Science Research Council Conference on Social Aspe
ing, celebrado en 1989 (en el que participaron también Gav
David Perkins) y en el American Educational Research As
posium on Distributed Intelligence de 1990, el cual condujo
presente libro. Expreso mi agradecimiento a ChristinaAll¡
mulantes análisis de la inteligencia distribuida, en especia:
cierne al diseño y al papel de los deseos humanos.

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