Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Recorrido histórico
Thorndike es uno de los primeros psicólogos que ponen las bases de la
Psicología de la Educación, insiste en la necesidad de fundamentar las propuestas
educativas sobre los resultados de la investigación psicológica de naturaleza
experimental.
Las expectativas depositadas en la psicología desde el campo de la educación se
nutren fundamentalmente de los progresos realizados durante las primeras décadas del
siglo XX en tres áreas: las investigaciones experimentales del aprendizaje, el estudio y
la medida de las diferencias individuales, y la psicología del niño. Esta situación se
refuerza todavía más en la década siguiente, en las que la Psicología de la Educación
aparece como “la reina” de las ciencias de la educación.
Cuando se inicia la década de los 50, el panorama que presenta la Psicología de
la Educación es complejo. Quizás el hecho más sorprendente sea la ausencia de una
definición conceptual clara y precisa, en contraste con el reconocimiento oficial que
goza. Al ser considerada LA ciencia de la educación, se ve abocada a ocuparse
progresivamente de todos los problemas y aspectos relevantes del fenómeno educativo,
pero paralelamente a esto, sus límites se van desdibujando y se hace más difícil precisar
su objeto de estudio. Al ampliar su foco de interés, la Psicología de la Educación pierde
su identidad.
En el transcurso de los años 50, empieza a tomarse conciencia de las dificultades
de integrar los múltiples resultados, que no siempre eran concordantes, que
proporcionan las investigaciones psicológicas. Las dificultades se agravan debido al
afianzamiento de las distintas escuelas y corrientes dentro de la psicología científica. Se
empieza a dudar de la aplicabilidad educativa de las teorías comprensivas del
aprendizaje elaboradas durante la primera mitad del siglo.
A mediados de los 50 emergen una serie de disciplinas que van a cuestionar el
protagonismo de la psicología como “la reina” de las ciencias de la educación. Estas
disciplinas (Sociología de la Educación, Economía de la Educación, Planificación
Educativa) ponen en relieve la insuficiencia del análisis psicológico para la
comprensión global de los fenómenos educativos.
En este contexto se augura una crisis de la Psicología de la Educación. Se
produce a finales de los 50, una serie de acontecimientos políticos y económicos de gran
trascendencia en el campo de la educación. El inicio de una época de prosperidad
económica, el final de la guerra fría, el desplazamiento de la confrontación entre los
bloques a la carrera por el desarrollo científico y tecnológico y el impacto de la
ideología del igualitarismo social, produce un renovado interés por los temas educativos
y hace posible un incremento de los recursos económicos y humanos dedicados a la
investigación y a las reformas en este campo. El resultado es que las disciplinas
educativas experimentan un desarrollo considerable durante las décadas siguientes.
La Psicología de la Educación, por la posición privilegiada que ocupa
históricamente, va a ser una de las más beneficiadas por esta inyección de recursos. Sin
embargo, la existencia de las otras disciplinas educativas que han surgido en los años 50
le obliga, por un lado, a aceptar la necesidad de un planteamiento multidisciplinar en el
análisis de los fenómenos educativos, y por otro, a precisar su propio objeto de estudio.
Constata en los últimos años de la década de los sesenta un desplazamiento hacia
lo que podríamos llamar un enfoque instruccional. Las áreas temáticas clásicas
(aprendizaje, medida de las diferencias individuales, crecimiento y desarrollo) ceden
terreno ante el tratamiento del aprendizaje de las materias escolares y de los factores que
inciden en el mismo.
Esta tendencia se refuerza durante los años 70, con el auge creciente de la
psicología cognitiva, que hace una explicación del aprendizaje, estudia las formas
complejas de la actividad intelectual. Llegamos de este modo al momento en que se
identifica la psicología de la educación y la psicología de la instrucción y por la
confluencia de esta última con la psicología cognitiva, la “psicología cognitiva de la
instrucción”, es uno de los enfoques de mayor auge en la década de los 80.
Tras la crisis económica mundial a partir de 1975 aproximadamente, provoca
una restricción considerable de las ayudas económicas a la investigaron y a las reformas
educativas, se subraya cada vez más con insistencia que la masa de resultados empíricos
acumulados ha tenidos repercusiones prácticas limitadas. Se cuestiona la utilidad de la
investigación educativa, y en lo que concierne a la Psicología de la Educación, se pone
en duda la capacidad para fundamentar científicamente “el arte de la enseñanza”.
Se acepta que las expectativas depositadas en la psicología desde principios de
siglo no se han cumplido y se abre un periodo de reflexión sobre los fundamentos de la
Psicología de la Educación.