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COMENTARIO AL LIBRO IV DE LA FÍSICA DE

ARISTÓTELES

El libro IV trata de A) el lugar; B) el vacío; y C) el tiempo. Nosotros nos ocupamos tan


sólo de esta tercera sección, notando que sucede a los otros dos temas.

La primera cuestión es saber si el tiempo es o no es para, a continuación, tratar de su


naturaleza.

El tiempo no es totalmente, o lo es de una manera oscura, pues lo que ha acontecido


ya no es, y lo que está por venir tampoco es. Por tanto, el tiempo está compuesto de
no ser, lo cual parece excluirlo del ser.

El tiempo se concibe como teniendo partes, algunas de las cuales no son. El ahora no
es una parte, pues carece de extensión. Por ende, el tiempo no está compuesto de
ahoras. Ahora, pues parece haber sólo uno. Lo que habría que ver es si permanece
siendo siempre el mismo o es siempre otro distinto. La comparación con la línea y los
puntos es evidente, incluso se menciona: “es tan imposible que un ahora sea contiguo
con otro ahora como que un punto lo sea con otro punto”. El ahora se concibe como
límite entre pasado y futuro. Es lo que Bergson llamaba un tiempo espacializado, un
tiempo concebido como un espacio continuo. Por consiguiente, entre un punto y otro
hay siempre otro punto. Por otro lado, si un ahora fuera distinto, habría dejado de ser
y, por la tanto, se habría convertido en pasado.

Los ahoras de Aristóteles no son átomos de tiempo, donde el tiempo sería el paso de
un átomo de tiempo a otro. El espacio y el tiempo serían discontinuos si hubiera estos
saltos.

Simultáneo significa para Aristóteles ser en un un mismo ahora.

Si hubiese muchos mundos, dice en 218b, el movimiento de cualquiera de ellos sería el


tiempo, y entonces habría múltiples tiempos que serían simultáneos. Esto lo menciona
como algo imposible que de momento no trata. Se refiere a los que consideran que el
tiempo es el movimiento del Todo. Como el Todo tiene partes, habría mundos y
tiempos. Se entiende entonces que el tiempo no puede ser el movimiento del mundo
(ni siquiera como imitación de un tiempo eterno mediante ciclos de renovación, como
dice Platón).

Se trata en cualquier caso del movimiento, y el movimiento es el cambio. El cambio de


las sustancias, quiere decirse. Pero el tiempo no es el cambio, porque hay cambios
rápidos y lentos, pero el tiempo, cree él, no lo es. Por tanto, el tiempo no es un
movimiento. Pero sin cambio no hay tiempo.
Movimiento es todo cambio de estado, incluso acontecimiento. Si estamos a oscuras
en un lugar insonorizado donde no podamos percibir nada que se mueva, podemos al
menos tener movimientos mentales por los cuales darnos cuenta de que ha
transcurrido tiempo. Por consiguiente, es en el movimiento donde percibimos el
tiempo, aunque el tiempo no sea el movimiento.

Esto lleva a una idea: tanto movimiento, tanto tiempo. La cantidad de tiempo
transcurrido es la cantidad de movimiento, y viceversa. Como toda magnitud es
continua, es continuo el movimiento y, por consiguiente, el tiempo. Además, en todo
continuo hay un antes y un después. En toda magnitud hay un antes y un después,
luego lo hay en el movimiento y también en el tiempo.

Con esto llegamos a la célebre definición: si consideramos el ahora como una unidad,
entonces no ha transcurrido tiempo, porque sólo percibimos tiempo cuando
percibimos un antes y un después. Por eso el tiempo es el número del movimiento
según el antes y el después.

El tiempo no es el movimiento, está dicho constantemente, sino su número. Es decir,


lo que el número es a la magnitud, eso es el tiempo al movimiento. Distinguimos un
movimiento mayor o menor por el tiempo, como distinguimos una cantidad mayor o
menor por el número.

Todo tiempo simultáneo es el mismo. Esta es una afirmación seria que hace imposible
la simultaneidad de tiempos diferentes que propongo. ¿Por qué son el mismo? Porque
el ahora existente es el mismo.

El tiempo es mucho o poco, largo o breve, pero no rápido o lento. Simplemente, carece
de cualidad porque se ha asimilado a la magnitud.

Habla a continuación de ser en el tiempo, que es lo mismo que ser en el número, lo


que lleva a admitir un tiempo mayor que el de todo lo que es en el tiempo. Todas las
cosas que son en el tiempo están contenidas en el tiempo, igual que están en un lugar.

Las cosas que son siempre, no son en el tiempo, ya que no les afecta. “Todas las cosas
se generan y se destruyen en el tiempo” 222b

Termino el comentario con esta brevedad y dejando de lado tantísimas cuestiones que
trata porque el tiempo del espacio visual no es el tiempo que ando buscando. Y
aunque Aristóteles hable de movimientos incluso en un experimento a ciegas, son
movimientos que se miden según una escala visual.

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