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SANTO TOMAS DE AQUINO

SUMA DE
TEOLOGÍA
II
PARTE I-II
COLABORADORES
Ángel Martínez • Donato González • Luis
López de las Heras • Jesús M. Rodríguez
Arias • Rafael Larrañeta • Victorino Rodrí-
guez • Antonio Sanchís • Esteban Pérez • An-
tonio Osuna • Niceto Blázquez • Ramón Her-
nández

SEGUNDA EDICIÓN

BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS


MADRID • MCMLXXXIX
CUESTIÓN 58
Sobre la distinción entre las virtudes morales e intelectuales
A continuación se ha de tratar de las virtudes morales (cf. q.57 introd.).
Y primeramente, de su distinción respecto de las virtudes intelectuales; lue-
go, de la distinción de ellas entre sí, según la propia materia (q.59); final-
mente, de la distinción de las virtudes principales o cardinales respecto de
las demás (q.61).
Sobre lo primero se presentan cinco problemas:
1. ¿Toda virtud es virtud moral?—2. ¿Se distingue la virtud moral
de la virtud intelectual?—3. ¿Es adecuada la división de la virtud en in-
telectual y moral?—4. ¿Puede darse la virtud moral sin la intelec-
tual?—5. ¿Puede darse, por el contrario, la virtud intelectual, sin la moral?

ARTICULO 1 cimos que el hombre es sabio o inteligente, sino


¿Toda virtud es virtud moral? que es manso o sobrio. Así, pues, la sabidu-
ría y el entendimiento no son virtudes
In Sent. 3 d.23 q.1 a.4 q.a2; In Ethic. 1 lect.20; 2 morales, y, sin embargo, son virtudes,
lect.1.
según queda dicho (q.57 a.2). Luego no
Objeciones por las que parece que toda virtud es moral.
toda virtud es moral. Solución. Hay que decir: Para lograr
1. La virtud moral se llama así por claridad en este tema es necesario aten-
referencia a la palabra mos, que significa der al significado de la palabra mos, pues
costumbre. Ahora bien, podemos acos- así podremos saber qué es la virtud mo-
tumbrarnos a los actos de todas las vir- ral. Pues bien, mos tiene doble significa-
tudes. Luego toda virtud es moral. ción: Unas veces significa costumbre,
2. Dice el Filósofo, en el libro II conforme se lee en Act 15,1: Si no os cir-
Ethic.1, que la virtud moral es un hábito cuncidáis según la costumbre de Moisés, no po-
electivo que se atiene al medio de la razón. déis ser salvos. Otras veces significa cierta
Pero parece que toda virtud es un hábi- inclinación natural o cuasi natural a
to electivo, puesto que podemos elegir obrar algo, y, en este sentido, incluso a
realizar los actos de cualquier virtud. los animales se les atribuyen ciertas cos-
Además, toda virtud se atiene de algún tumbres, conforme se lee en 2 Mac
modo al medio de la razón, según se 11,11, que lanzándose sobre los enemigos
verá más adelante (q.64 a.1-3). Luego como hacen los leones, los abatieron. En este
toda virtud es moral. mismo sentido se usa el término en el
3. Dice Tulio Cicerón, en su Rheto- Sal 67,7, al decir: el que hace habitar en
rica2, que la virtud es un hábito conforme a casa a los que tienen la misma inclinación.
la razón a modo de naturaleza. Pero como Ambas significaciones se expresan con
toda virtud humana se ordena al bien una misma palabra en latín; pero en el
del hombre, necesariamente ha de ser griego tienen palabras distintas, pues el
conforme a razón, dado que el bien del término griego ethos, que se traduce al
hombre consiste en ser según la razón, latín por mos, a veces tiene la primera
conforme dice Dionisio3. Luego toda vocal larga y se escribe con η, y otras
virtud es moral. veces tiene la primera vocal breve y se
En cambio, dice el Filósofo, en el li- escribe con ε.
bro I Ethic.4: hablando de costumbres no de- El nombre de virtud moral procede

1. ARISTÓTELES, c.6 n.15 (BK 1106b36): S. TH., lect.7. 2. L.2 c.53 (DD 1,165). 3. De
div. nom. c.4 § 32: MG 3,733. 4. ARISTÓTELES, c.13 n.20 (BK 1103a7): S. TH., lect.20.
444 Tratado de las virtudes en general C.58 a.2

de mos, en cuanto que mos significa una ARTICULO 2


inclinación natural o cuasi natural a
obrar algo. A esta significación de mos ¿Se distingue la virtud moral de la
es afín la otra significación de cos- virtud intelectual?
tumbre, pues la costumbre se convierte In Sent. 3 d.23 q.1 a.4 q.a2; In Ethic. 1 lect.20; De
de algún modo en naturaleza y produce virtut. a.12.
una inclinación semejante a la natural a .
Objeciones por las que parece que la
Ahora bien, es manifiesto que la inclina-
virtud moral no se distingue de la inte-
ción al acto compete propiamente a la
lectual.
facultad apetitiva, a la que corresponde
1. Dice San Agustín, en el libro De
mover todas las potencias a obrar, según
civ. Dei6, que la virtud es el arte de vivir
consta por lo dicho anteriormente (q.9
bien. Pero el arte es una virtud intelec-
a.1). Por consiguiente, no toda virtud es
tual. Luego la virtud moral no se dis-
moral, sino tan sólo aquella que reside
tingue de la intelectual.
en la facultad apetitiva.
2. Muchos ponen la ciencia en la de-
Respuesta a las objeciones: 1. A la finición de las virtudes morales. Así al-
primera hay que decir: La objeción proce- gunos definen la perseverancia como
de de tomar el término mos en el sentido ciencia o hábito de aquello en lo que se ha de
de costumbre. permanecer o no permanecer; y la santidad,
2. A la segunda hay que decir: Todo como ciencia que hace a los hombres fieles y
acto de virtud puede realizarse por elec- observantes de la justicia para con Dios7.
ción; pero la elección recta la hace sola- Pero la ciencia es una virtud intelectual.
mente la virtud que reside en la parte Luego la virtud moral no debe dis-
apetitiva del alma, pues, según queda di- tinguirse de la intelectual.
cho (q.13 a.1), elegir es un acto de la 3. Dice San Agustín, en el libro I
parte apetitiva. Por tanto, el hábito elec- Soliloq.8, que la virtud es la recta y perfecta
tivo, esto es, el que es principio de la razón. Pero esto es propio de la virtud
elección, es solamente aquel que perfec- intelectual, según consta en el libro VI
ciona la facultad apetitiva, aun cuando Ethic.9 Luego la virtud moral no es dis-
también los actos de los demás hábitos tinta de la intelectual.
puedan caer bajo la elección. 4. Nada se distingue de aquello que
3. A la tercera hay que decir: La natu- entra en su definición. Pero la virtud in-
raleza es el principio del movimiento, según telectual entra en la definición de la vir-
se dice en el libro II Physic.5 Pero mover tud moral, pues dice el Filósofo, en el li-
a obrar es propio de la parte apetitiva. bro II Ethic.10, que la virtud moral es un
Por consiguiente, asimilarse a la natura- hábito electivo que se atiene al medio determi-
leza en secundar a la razón es propio de nado por la razón según criterio del sabio.
las virtudes que residen en la facultad Pero esta recta razón que determina el
apetitiva. medio de la virtud moral pertenece a la

5. ARISTÓTELES, c.1 n.2 (BK 192b21): S. TH., lect.1. 6. L.4 c.21: ML 41,128; 1.22 c.24:
ML 41,789. 7. ANDRÓNICO DE RODAS, De affectibus, en ARNIM, Fragmenta v.3 c.5 § 7. Cf.
también DIÓGENES LAERCIO, en ARNIM, ib.; STOBEO, en ARNIM, ib.; CLEMENTE DE ALEJAN-
DRÍA, Strom. II, en ARNIM, ib. Puede verse 2-2 q.137 a.1 sed cont. 8. C.6: ML 32,876.
9. ARISTÓTELES, c.13 n.4 (BK 1134b21): S. TH., lect.11. 10. ARISTÓTELES, c.6 n.15 (BK
1106b36): S. TH., lect.7.

a Sea exacta o no esta correspondencia que señala Santo Tomás aquí y en el comentario
al II Ethic. lect.1, entre la doble significación del término mos latino y el distinto término grie-
go éthos y êthos, lo cierto es que una cosa es el modo de ser adquirido o hábito, que viene a
ser como una segunda naturaleza; y otra cosa es el modo de ser o carácter natural del hombre.
Piensa RAMÍREZ (Filosofía y filología: Arbor n.119 [1955] p.21) que el latín clásico traducía el
éthos griego por consuetudo, y el éthos griego por mos. Se trataría de la distinción entre propen-
sión natural (éthos, mos) y propensión adquirida (êthos, consuetudo). Los editores leoninos de los
comentarios de Santo Tomás a la Etica de Aristóteles recogen y aceptan otra interpretación:
mos es sinónimo de consuetudo, y la diferencia entre éthos y êthos está en que éthos significa la ope-
ración y êthos significa la cualidad engendrada en el alma por la operación; de modo que, así
como la palabra éthos da origen a la palabra êthos, así la operación da origen a la cualidad (Sen-
tentia Libri Ethicorum [Romae 1969] p.77 nota).
C.58 a.2 Distinción entre las virtudes morales e intelectuales 445
16
virtud intelectual, según se dice en el li- Filósofo que la razón impera al apetito
bro VI Ethic.11 Luego la virtud moral con dominio político, es decir, al modo
no se distingue de la intelectual. como el hombre gobierna a subditos li-
bres que tienen derecho a contradecir en
En cambio, se dice en el libro I
Ethic.12: Las virtudes se distinguen según esta algunas cosas. Por eso dice San Agustín,
diferencia: en que unas son intelectuales y Super Psal.17, que a veces el entendimiento
otras morales. señala el camino y se retarda o no sigue el
afecto, hasta tal punto, que a veces las pa-
Solución. Hay que decir: La razón es siones o los hábitos de la parte apetitiva
el primer principio de todas las obras impiden el uso de la razón en particular.
humanas. Los demás principios que con- Y en este sentido es en parte verdad lo
curren a su realización obedecen de al- que dijo Sócrates, que existiendo ciencia
gún modo a la razón, aunque de diversa no se peca, suponiendo que esto se ex-
manera. Efectivamente, unos obedecen a tienda hasta el uso de la razón en lo ele-
la razón en total disponibilidad, sin re- gible particular b .
sistencia alguna, como ocurre con los Así, pues, para que el hombre obre
miembros del cuerpo siempre que estén bien se requiere no sólo que esté bien
en su vigor natural, pues al imperio de dispuesta la razón por el hábito de la
la razón, la mano o el pie se ponen in- virtud intelectual, sino que también esté
mediatamente en movimiento, y así dice bien dispuesta la facultad apetitiva por el
el Filósofo, en el libro I Polit.13, que el hábito de la virtud moral. Por consi-
alma rige al cuerpo con imperio despótico, es guiente, así como se distingue el apetito
decir, como el señor al esclavo, que no de la razón, así se distingue también la
tiene derecho a desobedecer. Así, pues, virtud moral de la virtud intelectual. Por
algunos defendieron que todos los prin- lo que, así como el apetito es principio
cipios activos que existen en el hombre del acto humano en cuanto que participa
obedecen de este modo a la razón. Si de algún modo de la razón, así el hábito
ello fuese verdad, para obrar bien basta- moral es virtud humana en cuanto que
ría que la razón fuese perfecta. Y como se conforma con la razón.
la virtud es el hábito que nos perfeccio-
na para obrar bien, se seguiría que no Respuesta a las objeciones: 1. A la
existiría más que en la razón y, por lo primera hay que decir: San Agustín toma
tanto, que no existiría más virtud que la el arte en el sentido general de cualquier
intelectual. Tal fue la opinión de Sócra- razón recta, y, en este sentido, dentro
tes, que dijo que todas las virtudes son pru- del arte se incluye también la prudencia,
dencias, según se dice en el libro VI que es la recta razón de lo agible, como
Ethic.14 Sostenía, en consecuencia, que el arte es la recta razón de lo factible.
el hombre de ciencia no podía pecar, Según esto, lo que dice de que la virtud
sino que todo hombre que pecaba, peca- es el arte de bien vivir conviene esen-
ba por ignorancia15. cialmente a la prudencia, y, por partici-
Pero esto procede de un falso supues- pación, a las demás virtudes, en cuanto
to, porque la parte apetitiva no obedece dirigidas por la prudencia.
a la razón en total disponibilidad, sino 2. A la segunda hay que decir: Esas de-
con cierta resistencia, por lo cual dice el finiciones, quienquiera que las haya da-

11. ARISTÓTELES, c.13 n.4 (BK 1144b21): S. TH., lect.11. 12. ARISTÓTELES, c.13 n.20
(BK 1103a3): S. TH., lect.20. 13. ARISTÓTELES, c.2 n.11 (BK 1254b4): S. TH., lect.3.
14. ARISTÓTELES, c.13 n.3 (BK 1144b19): S. TH., lect.11. 15. Cf. ARISTÓTELES, Eth. 1.7 c.2
n.1 (BK 1145b23): S. TH., lect.2 y PLATÓN, Protag. (352 B; 355 A; 357 B). 16. ARISTÓTE-
LES, c.2 n.11 (BK 1254b5): S. TH., lect.3. 17. Enarr. in Psalm. salmo CXVIII, serm. 8 sobre
v.20: ML 37,1522.

b En la nota (b) de la cuestión 56 queda referida esta fuente del principado político de la vo-
luntad. Santo Tomás reconoce de buen grado la parte de verdad de la posición socrática: No
todo pecado es ignorancia, pero no se da pecado sin ignorancia de juicio práctico, obnubilado
por la pasión. A Santo Tomás le venían a la mente no sólo las citas de San Agustín, sino tam-
bién las de San Pablo. Puede verse el comentario Ad Rom. 7 lect.3.
446 Tratado de las virtudes en general C.58 a.3
c
do , tuvieron su origen en la concepción porque no versan sobre las pasiones, so-
socrática de la virtud, y han de explicar- bre las que versa principalmente la vir-
se conforme a lo que se ha dicho del tud moral. Luego la división de la vir-
arte (ad 1). tud en virtudes intelectuales y morales
3. Vale la misma respuesta para la no es suficiente.
tercera. En cambio, dice el Filósofo, en el li-
4. A la cuarta hay que decir: La recta bro II Ethic.19, que la virtud es doble: una
razón, propia de la prudencia, se pone intelectual y otra moral.
en la definición de la virtud moral, no
como parte de su esencia, sino como Solución. Hay que decir: La virtud hu-
algo participado en todas las virtudes mana es un hábito que perfecciona al
morales, en cuanto que la prudencia di- hombre para obrar bien. Ahora bien, en
rige todas las virtudes morales. el hombre hay un doble principio de ac-
tos humanos, a saber, el entendimiento
o razón, y el apetito, pues éstos son los
ARTICULO 3 dos motores que hay en el hombre, se-
¿Es adecuada la división de la virtud gún se dice en el libro III De anima20.
en intelectual y moral? Por consiguiente, es necesario que toda
virtud humana perfeccione a uno de es-
In Ethic. 2 lect.1. tos principios. Si perfecciona, pues, al
Objeciones por las que parece que la entendimiento, especulativo o práctico,
división de la virtud humana en virtud para el bien obrar del hombre, será una
moral y virtud intelectual no es sufi- virtud intelectual; y, si perfecciona la
ciente. parte apetitiva, será una virtud moral.
1. La prudencia parece ser algo me- Resulta, por tanto, que toda virtud hu-
dio entre la virtud moral y la virtud in- mana o es intelectual o es moral.
telectual, pues en el libro VI Ethic.18 se Respuesta a las objeciones: 1. A la
la enumera entre las virtudes intelectua- primera hay que decir: La prudencia, según
les, y también la enumeran comúnmente su esencia, es una virtud intelectual.
todos entre las cuatro virtudes cardina- Pero, en cuanto a su materia, conviene
les, que son virtudes morales, según se con las virtudes morales, ya que es la
verá más adelante (q.61 a.1). Luego la recta razón de lo agible, según se ha di-
división de la virtud en intelectual y mo- cho anteriormente (q.57 a.4), y en este
ral no procede adecuadamente como in- aspecto se enumera entre las virtudes
mediata. morales.
2. La continencia y la perseverancia, 2. A la segunda hay que decir: La con-
lo mismo que la paciencia, no se cuentan tinencia y la perseverancia no son per-
entre las virtudes intelectuales. Pero fecciones del apetito sensitivo, como
tampoco son virtudes morales, porque consta por el hecho de que en el hombre
no guardan el medio en las pasiones, continente y perseverante sobreabundan
sino que más bien son intensas en ellas pasiones desordenadas, lo cual no ocu-
las pasiones. Luego la división de la vir- rriría si el apetito sensitivo estuviese
tud en virtudes intelectuales y morales perfeccionado con algún hábito que lo
no es suficiente. conformase a la razón. Pero la continen-
3. La fe, la esperanza y la caridad cia, como también la perseverancia, es
son virtudes. Pero no son virtudes inte- una perfección de la parte racional, que
lectuales, ya que éstas son sólo cinco, a resiste a ser arrastrada por las pasiones.
saber, la ciencia, la sabiduría, el entendi- Sin embargo, no alcanza la condición de
miento, la prudencia y el arte (q.57 virtud, porque la virtud intelectual que
a.2.3.5). Tampoco son virtudes morales, dispone bien a la razón respecto de los

18. ARISTÓTELES, c.3 n.1 (BK 1139b16); c.5 n.8 (BK 1140b28): S. TH., lect.3.4; cf. 1.1 c.13
n.20 (BK 1103a3): S. TH., lect.20. 19. ARISTÓTELES, c.1 n.1 (BK 1103a14): S. TH., lect.1.
20. ARISTÓTELES, c.10 n.1.3 (BK 439a9; 439a21): S. TH., lect.15.

c ANDRONICUS RHODIUS, De affectibus, en ARNIM, Stoicorum Veterum Fragmenta (Lipsiae


1921-1924) III 66,29.
C.58 a.4 Distinción entre las virtudes morales e intelectuales 447

actos morales, presupone el apetito recto 2. Por la virtud intelectual consigue


del fin, para captar bien los principios, el hombre el uso perfecto de la razón.
es decir, los fines, a partir de los cuales Pero ocurre a veces que son virtuosos y
razona; lo cual no se da en el continente gratos a Dios algunos hombres en los
y en el perseverante. Además, la opera- que no es muy vigoroso el uso de la ra-
ción que procede de dos potencias tam- zón. Luego parece que la virtud moral
poco puede ser perfecta, a no ser que puede existir sin la virtud intelectual.
una y otra potencia posea el debido há- 3. La virtud moral inclina a obrar
bito perfectivo, así como la acción de un bien. Pero hay hombres que tienen incli-
agente que obra mediante un instrumen- nación natural a obrar bien aun sin el
to no es perfecta si el instrumento no juicio de la razón. Luego las virtudes
está bien preparado, por muy perfecto morales pueden existir sin la virtud inte-
que sea el agente principal. Por consi- lectual.
guiente, si el apetito sensitivo, al que En cambio dice San Gregorio Mag-
mueve la parte racional, no es perfecto, no, en el libro XXII Moral.23, que las de-
por muy perfecta que sea la parte racio- más virtudes, si no realizan prudentemente lo
nal, la acción resultante no será perfecta; que apetecen, no pueden ser virtudes en modo
y, por eso, tampoco el principio de la alguno. Pero la prudencia es una virtud
acción será virtud. De todo lo cual re- intelectual, según se ha dicho anterior-
sulta que la continencia en los placeres y mente (a.3 ad 1; q.57 a.5). Luego las vir-
la perseverancia frente a las tristezas no tudes morales no pueden existir sin las
son virtudes, sino algo menos que la intelectuales.
virtud, según dice el Filósofo, en el li- Solución. Hay que decir: La virtud
bro VII Ethic.21
moral puede existir, ciertamente, sin al-
3. A la tercera hay que decir: La fe, la
gunas de las virtudes intelectuales, como
esperanza y la caridad están por encima
la sabiduría, la ciencia y el arte; pero no
de las virtudes humanas, pues son virtu-
puede existir sin el entendimiento y la
des del hombre en cuanto hecho partíci-
prudencia. No puede darse virtud moral
pe de la gracia divina.
alguna sin la prudencia, porque la virtud
moral es un hábito electivo, es decir,
ARTICULO 4 que hace buena la elección, para lo cual
se requieren dos cosas: primera, que
¿Puede darse la virtud moral sin la exista la debida intención del fin, y esto
intelectual? se debe a la virtud moral que inclina la
Infra q.65 a.1; In Ethic. 6 lect.10 y 11; De virt. card. facultad apetitiva al bien conveniente se-
a.2;Quodl. 12 q. 15 a.1. gún razón, y tal es el fin debido; segun-
da, que el hombre escoja rectamente los
Objeciones por las que parece que la medios conducentes al fin, lo cual no se
virtud moral puede existir sin la intelec- verifica sino por la razón en el uso co-
tual. rrecto del consejo, del juicio y del impe-
1. La virtud moral es, según dice rio, cual hacen la prudencia y las virtu-
Tulio Cicerón22, un hábito a modo de natu- des anejas a la misma, según queda di-
raleza conforme a la razón. Pero aunque la cho (q.57 a.5.6). Luego la virtud moral
naturaleza se conforme a alguna razón no puede existir sin la prudencia.
superior motora, no es necesario, sin En consecuencia, tampoco puede exis-
embargo, que tal razón se una a la natu- tir la virtud moral sin el entendimiento,
raleza en el mismo sujeto, como se ve en pues por el entendimiento se poseen los
las cosas naturales que carecen de cono- principios naturalmente conocidos, tanto
cimiento. Luego puede darse en el hom- de orden especulativo como de orden
bre la virtud moral a modo de naturale- práctico. Por tanto, así como la recta ra-
za, que inclina a conformarse con la ra- zón en el orden especulativo, en cuanto
zón, aunque la razón de ese hombre no que argumenta desde los principios na-
esté perfeccionada por la virtud intelec- turalmente conocidos, presupone el en-
tual. tendimiento de los principios, así tam-

21. ARISTÓTELES, c.1 n.4 (BK 1145b1); c.9 n.6 (BK 1151b32): S. TH., lect.1.9. 22. Rhe-
tor. 1.2 c.53 (DD 1,165). 23. C.1: ML 76,212.
448 Tratado de las virtudes en general C.58 a.5

bien lo presupone la prudencia, que es la virtud intelectual puede existir sin la vir-
recta razón de lo agible. tud moral.
Respuesta a las objeciones: 1. A la 1. La perfección de lo anterior no
primera hay que decir: La inclinación natu- depende de la perfección de lo posterior.
ral en las cosas que carecen de razón se Pero la razón es anterior al apetito sensi-
realiza sin elección, y por eso no requie- tivo y motor del mismo. Luego la vir-
re necesariamente razón. Pero la inclina- tud intelectual, que es una perfección de
ción de la virtud moral es por elección, la razón, no depende de la virtud moral,
y, por tanto, para su perfección necesita que es una perfección de la parte apetiti-
que la razón esté perfeccionada por la va; puede, por tanto, darse sin ella.
virtud intelectual. 2. Lo moral es la materia de la pru-
2. A la segunda hay que decir: En el dencia, como lo factible es la materia del
hombre virtuoso no es necesario que sea arte. Pero el arte puede existir sin que
vigoroso el uso de la razón en todos los exista su propia materia, como existe el
órdenes, sino tan sólo respecto de aque- herrero sin el hierro. Luego también la
llo que se ha de obrar virtuosamente. Y prudencia puede existir sin las virtudes
en este sentido el uso de la razón se da morales, a pesar de ser, entre todas las
en todos los virtuosos. De ahí que tam- virtudes intelectuales, la más vinculada,
bién aquellos que parecen simples, por según parece, a las virtudes morales.
carecer de astucia mundana, pueden ser 3. La prudencia es la virtud de aconsejar
prudentes, conforme aquello de Mt bien, según se dice en el libro VI Ethic.27
10,16: Sed prudentes como serpientes y sim- Pero hay muchos que aconsejan bien,
ples como palomas. aunque carezcan de virtudes morales.
3. A la tercera hay que decir: La incli- Luego la prudencia puede existir sin vir-
nación natural al bien de la virtud es tud moral.
una incoación de la virtud, pero no vir- En cambio, querer hacer el mal se
tud perfecta. Tal inclinación, cuanto más opone directamente a la virtud moral,
fuerte es, tanto más peligrosa puede re- pero no se opone a aquello que puede
sultar, a no ser que medie la recta razón existir sin la virtud moral. Ahora bien,
por la cual se realice la recta elección de pecar queriendo se opone a la prudencia,
los medios convenientes para el fin debi- según se dice en el libro VI Ethic.28
do; así como el caballo en carrera, si es Luego la prudencia no puede darse sin
ciego, cuanto más corre tanto más vio- la virtud moral.
lentamente tropieza y se daña. Por eso, Solución. Hay que decir: Las demás
aunque la virtud moral no sea la recta virtudes intelectuales pueden existir sin
razón, como decía Sócrates24, sin embar- la virtud moral, pero la prudencia no
go, no sólo es según la recta razón, en puede existir sin la virtud moral. La ra-
cuanto que inclina a aquello que es con- zón de ello es porque la prudencia es la
forme a la recta razón, como afirmaron recta razón de lo agible, no sólo en ge-
los platónicos25, sino que es necesario neral, sino también en los casos particu-
también que se dé con razón recta, tal lares, donde se realizan las acciones.
como dice Aristóteles en el libro VI Ahora bien, la recta razón preexige unos
Ethic.26 principios de los que procede en su ra-
ciocinio. Pero es necesario que la razón
ARTICULO 5 sobre los casos particulares proceda no
sólo de los principios universales, sino
¿Puede darse la virtud intelectual sin también de los principios particulares.
la moral? En cuanto a los principios universales
de lo agible, el hombre está bien dis-
Infra q.65 a.1; In Ethic. 6 lect.10; De virt. card. a.2;
Quodl. 12 q.15 a.1. puesto por el entendimiento natural de
los principios, mediante el cual conoce
Objeciones por las que parece que la que nunca se ha de hacer el mal, o tam-

24. Cf. ARISTÓTELES, Eth. 1.6 c.13 n.3 (BK 1144b19): S. TH., lect.11. 25. Cf. PLATÓN,
Meno c.41. Y otra referencia en S. TH., In Ethic. 1.6 lect.2. 26. ARISTÓTELES, c.13 n.5 (BK
1144b21). 27. ARISTÓTELES, c.5 n.1 (BK 1140a25); c.7 n.6 (BK 111b10): S. TH., lect.4.6.
28. ARISTÓTELES, c.5 n.7 (BK 1140b22): S. TH., lect.4.
C.58 a.5 Distinción entre las virtudes morales e intelectuales 449

bien por alguna ciencia práctica. Pero Respuesta a las objeciones: 1. A la


esto no basta para razonar correctamente primera hay que decir: La razón, en cuanto
sobre lo particular, pues ocurre a veces que aprehende el fin, precede al apetito
que este principio universal conocido del fin; pero el apetito del fin precede a
por el entendimiento o por la ciencia, se la razón que razona para elegir los me-
corrompe en su aplicación al caso par- dios conducentes al fin, lo cual pertene-
ticular por influjo de la pasión, como ce a la prudencia; lo mismo que en el
sucede al concupiscente, a quien, al ven- orden especulativo el entendimiento de
cerle la concupiscencia, le parece bueno los principios es el punto de partida de
lo que desea, aunque sea contrario al jui- la razón que silogiza.
cio universal de la razón. Por consi-
2. A la segunda hay que decir: Los
guiente, así como el hombre está bien
principios del arte no son juzgados por
dispuesto respecto de los principios uni-
nosotros bien o mal según la disposición
versales por el entendimiento natural o
de nuestro apetito, como los fines, que
por el hábito de ciencia, para estar bien
son los principios de la vida moral, sino
dispuesto respecto de los principios par-
tan sólo según la consideración de la ra-
ticulares de lo agible, que son los fines,
zón. De ahí que el arte no requiera vir-
necesita ser perfeccionado por algunos
tud que perfeccione el apetito, como la
hábitos mediante los cuales resulte en
requiere la prudencia.
cierto modo connatural al hombre juz-
gar rectamente del fin; y esto lo logra 3. A la tercera hay que decir: La pru-
por la virtud moral, pues el virtuoso dencia no sólo aconseja bien, sino que
juzga rectamente del fin de la virtud, juzga igualmente bien e impera bien. Y
puesto que según es cada uno, así le parece esto no es posible sin la remoción del
a él el fin, conforme se dice en el libro impedimento de las pasiones que pertur-
III Ethic.29 Por consiguiente, para la rec- ban el juicio y el imperio de la pruden-
ta razón de lo agible, que es la pruden- cia, para lo cual se requiere la virtud
cia, se requiere que el hombre posea la moral.
virtud moral.

29. ARISTÓTELES, c.5 n.17 (BK 1114a32): S. TH., lect.13.


CUESTIÓN 61
Sobre las virtudes cardinales
A continuación se ha de tratar de las virtudes cardinales (cf. q.58 in-
trod.). Y son cinco los problemas a atender:
1. Las virtudes morales, ¿deben llamarse cardinales o principales?—
2. El número de las mismas.—3. ¿Cuáles son?—4. ¿Difieren entre
sí?—5. ¿Se dividen convenientemente en virtudes políticas, purgativas, de
alma purificada y ejemplares?

ARTICULO 1 En cambio, dice San Ambrosio, en


Super Lucam2, al exponer aquello de
¿Deben llamarse cardinales o «bienaventurados los pobres de espíri-
principales las virtudes morales? tu»: Sabemos que hay cuatro virtudes cardina-
Infra q.66 a.4; In Sent. 3 d.33 q.2 a.1 q.a2; De virtut. les, a saber: la templanza, la justicia, la pru-
a. 12 ad 24; De virt. card. a.1. dencia y la fortaleza. Pero éstas son virtu-
Objeciones por las que parece que des morales. Luego las virtudes morales
las virtudes morales no deben llamarse son virtudes cardinales.
cardinales o principales. Solución. Hay que decir: Cuando ha-
1. Las cosas que se dividen por oposición blamos de la virtud, sin más, se entiende
son simultáneas en naturaleza, como se dice que nos referimos a la virtud humana.
en los Predicamentos1, y así no es una Pero, según se ha dicho anteriormente
más principal que otra. Pero todas las (q.56 a.3), virtud humana, según la ra-
virtudes dividen por oposición el género zón perfecta de virtud, es aquella que re-
de virtud. Luego ninguna de ellas debe quiere rectitud del apetito, pues tal vir-
llamarse principal. tud no sólo confiere facultad de obrar
2. El fin es más principal que las co- bien, sino que causa también el uso de la
sas que se ordenan al fin. Pero las virtu- buena obra. En cambio, según la razón
des teologales versan sobre el fin, mien- imperfecta de virtud, se dice también
tras que las virtudes morales versan so- virtud aquella que no requiere rectitud
bre los medios para el fin. Luego no del apetito, porque sólo confiere facul-
deben llamarse virtudes principales o tad de obrar bien, sin causar el ejercicio
cardinales las virtudes morales, sino más de la buena obra. Ahora bien, es sabido
bien las teologales. que lo perfecto es más principal que lo
3. Es más principal aquello que es imperfecto. Por consiguiente, las virtu-
tal por esencia que lo que lo es por par- des que implican rectitud del apetito son
ticipación. Pero las virtudes intelectuales principales. Tales son las virtudes mora-
pertenecen a lo que es racional por esen- les, y, entre las intelectuales, la pruden-
cia, mientras que las virtudes morales cia, que es también de algún modo vir-
pertenecen a lo que es racional por par- tud moral, por razón de la materia, se-
ticipación, según se ha dicho anterior- gún consta por lo dicho anteriormente
mente (q.56 a.6 ad 2; q.58 a.3; q.59 a.4 (q.57 a.4; q.58 a.3 ad 1). Por consiguien-
obj.2). Luego no son las principales las te, las llamadas virtudes principales o
virtudes morales, sino más bien las inte- cardinales están convenientemente colo-
lectuales. cadas entre las virtudes moralesa.

1. ARISTÓTELES, c.10 n.3 (BK 14b33). 2. In Luc. 1.5 sobre 6,20: ML 15,1738.

a Como ya indicamos en la introducción al tratado III e), «virtudes cardinales» en el senti-


do más propio, como las entiende Santo Tomás, no son todas las virtudes morales, sino cuatro
especies átomas de ellas, que ejercen especial influjo sobre las de su género. La metáfora patrís-
tica de los cardines o quicios tiene resonancias bíblicas: «Como las puertas giran en sus quicios,
así el perezoso en su lecho» (Prov 26,14).
464 Tratado de las virtudes en general C.61 a.2

Respuesta a las objeciones: 1. A la una virtud se llame principal no se re-


primera hay que decir: Cuando un género quiere que sea principal respecto de to-
unívoco se divide en sus especies, enton- das, sino respecto de algunas. Luego pa-
ces las partes de la división son iguales rece que son muchas más las virtudes
en cuanto a la razón genérica, si bien en principales.
cuanto a la naturaleza real una especie es En cambio está la afirmación de San
más principal y más perfecta que la otra, Gregorio, en el libro II Moral.4: Toda la
como el hombre respecto de los demás estructura del bien obrar se levanta sobre cua-
animales. Pero cuando se trata de la di- tro virtudes.
visión de un todo análogo, que se predi-
ca de sus partes según un orden de prio- Solución. Hay que decir: El número de
ridad y posterioridad, entonces nada determinadas cosas puede tomarse, bien
prohibe que una sea más principal que atendiendo a los principios formales,
otra, incluso en cuanto a la razón co- bien a los sujetos en que se dan. De uno
mún, como la sustancia se dice ente de y otro modo resultan ser cuatro las vir-
modo más principal que el accidente. Y tudes cardinales. Efectivamente, el prin-
tal es la división de las virtudes en di- cipio formal de la virtud, de la que aho-
versos géneros de virtudes, ya que el ra hablamos, es el bien de la razón. Y
bien de la razón no se da en todas ellas éste puede considerarse de dos modos.
según el mismo orden. Uno, en cuanto que consiste en la mis-
2. A la segunda hay que decir: Las vir- ma consideración de la razón, y así ha-
tudes teológicas están por encima del brá una virtud principal, que se llama
hombre, según se ha dicho anteriormen- prudencia. De otro modo, en cuanto que
te (q.58 a.3 ad 3). Por eso no son pro- el orden de la razón se realiza en alguna
piamente virtudes humanas, sino sobrehu- otra cosa; bien sean las operaciones, y
manas o divinas. así resulta la justicia; bien sean las pasio-
3. A la tercera hay que decir: Aunque nes, y así es necesario que existan dos
las demás virtudes intelectuales, distintas virtudes, porque es necesario poner el
de la prudencia, sean más principales orden de la razón en las pasiones, habida
que las morales en cuanto al sujeto, sin cuenta de su repugnancia a la razón, que
embargo, no son más principales en se manifiesta de dos modos: uno, en
cuanto a la razón de virtud, que se refie- cuanto que la pasión impulsa a algo con-
re al bien, que es el objeto del apetito. trario a la razón; y así es necesario que
la pasión sea reprimida, de donde le vie-
ne el nombre a la templanza; de otro
ARTICULO 2 modo, en cuanto que la pasión retrae de
¿Son cuatro las virtudes cardinales? realizar lo que la razón dicta, como es al
temor de los peligros y de los trabajos,
Infra q.66 a.4; In Sent. 3 d.33 q.2 a.1 q.a3; In Ethic. y así es necesaio que el hombre se afian-
2 lect.8; De virtut. a. 12 ad 25; De virt. card. a.1. ce en lo que dicta la razón para que no
Objeciones por las que parece que retroceda, de donde le viene el nombre a
las virtudes cardinales no son cuatro. la fortaleza.
1. La prudencia dirige a las demás De modo parecido resulta el mismo
virtudes morales, según consta por lo número atendiendo al sujeto, pues el su-
dicho anteriormente (q.58 a.4). Pero lo jeto de la virtud, de la que hablamos
que dirige otras cosas es principal. Lue- ahora, es cuádruple, a saber: el que es
go sólo la prudencia es virtud principal. racional por esencia, al que perfecciona
2. Las virtudes principales son de al- la prudencia; y el que es racional por par-
gún modo morales. Pero a las operacio- ticipación, que se divide en tres: la vo-
nes morales somos dirigidos por la ra- luntad, que es el sujeto de la justicia; el
zón práctica y por el apetito recto, se- apetito concupiscible, que es el sujeto de
gún se dice en el libro VI Ethic.3 la templanza; y el apetito irascible, que es
Luego sólo hay dos virtudes cardinales. el sujeto de la fortaleza.
3. También entre otras virtudes una Respuesta a las objeciones: 1. A la
es más principal que otra. Pero para que primera hay que decir: La prudencia es ab-

3. ARISTÓTELES, c.2 n.2 (BK 1139a24): S. TH., lect.2. 4. C.49: ML 75,592.


C.61 a.3 Sobre las virtudes cardinales 465

solutamente la más principal de todas; razones que en algunos actos y pasiones


pero las demás son principales cada una se dan de manera principal. Así, el bien
en su género. que consiste en la consideración de la ra-
2. A la segunda hay que decir: El suje- zón, se encuentra principalmente en el
to racional por participación es triple, mismo imperio de la razón, no en el
según queda dicho (en la sol.). consejo ni en el juicio, según queda di-
3. A la tercera hay que decir: Todas cho (q.57 a.6). De modo parecido, el
las otras virtudes, de las cuales una es bien de la razón tal como se realiza en
más principal que otra, se reducen a las las operaciones en cuanto rectas y debi-
cuatro mencionadas, lo mismo en cuanto das se encuentra principalmente en los
al sujeto que en cuanto a las razones for- cambios y distribuciones que se tienen
males. con otros en igualdad. El bien de refre-
nar las pasiones se encuentra principal-
ARTICULO 3 mente en las pasiones que son más difí-
ciles de reprimir, que son las delectacio-
¿Deben llamarse principales otras nes del tacto. Y el bien de la firmeza
virtudes más bien que éstas? para mantenerse en el bien de la razón
In Sent. 3 d.33 q.2 a.1 q.a4; In Ethic. 2 lect.8; De vir- frente al ímpetu de las pasiones se mani-
tut. a. 12 ad 26; De virt. card. a.1. fiesta principalmente en los peligros de
muerte, contra los cuales es muy difícil
Objeciones por las que parece que mantenerse firme.
otras virtudes deben llamarse principales
Así, pues, podemos considerar las
más que éstas. cuatro antedichas virtudes de dos mo-
1. Aquello que es máximo en cada dos. Uno, en cuanto a las razones for-
género parece ser lo más principal. Pero
males comunes, y en este sentido se lla-
la magnanimidad obra lo grande en todas las
man principales, como generales a todas
virtudes, según se dice en el libro IV
las virtudes, de manera que toda virtud
Ethic.5 Luego la magnanimidad debe lla-
que obre el bien en la consideración de
marse, más que ninguna otra, virtud
la razón se llame prudencia; y que toda
principal.
virtud que obra el bien debido y recto
2. Aquello por lo que las demás vir-
se llame justicia; y que toda virtud que
tudes se afianzan parece que es virtud
cohibe y reprime las pasiones se llame
principalísima. Pero tal es la humildad,
templanza; y que toda virtud que forta-
pues dice San Gregorio6 que quien posee
lece el alma contra cualquier pasión se
las demás virtudes sin la humildad es como
llame fortaleza. Y en este sentido hablan
quien lleva pajas contra el viento. Luego pa-
muchos de estas virtudes, tanto doctores
rece que la humildad es la virtud princi-
sagrados 8 como filósofos9. De este
palísima.
modo, las otras virtudes están conteni-
3. Aquello que es perfectísimo pare-
das en éstas. Teniendo esto en cuenta,
ce ser lo principal. Pero eso es propio de cesan todas las objeciones.
la paciencia, según aquello de Sant 1,4:
La paciencia tiene obra perfecta. Luego la Pero también pueden considerarse de
paciencia debe tenerse por virtud prin- otro modo, en cuanto que estas virtudes
cipal. reciben su denominación de aquello que
es principal en cada materia, y así son
En cambio, Tulio Cicerón, en su virtudes especiales, contradivididas de
Rhetorica7, reduce todas las otras a estas las demás. Se llaman, sin embargo, prin-
cuatro. cipales respecto de las otras por la prin-
Solución. Hay que decir: Según se ha cipalidad de la materia. Así se llama pru-
dicho anteriormente (a.2), estas cuatro dencia a la que es preceptiva; se llama
virtudes cardinales se toman según las justicia a la que versa sobre las acciones
cuatro razones formales de virtud en el debidas entre iguales; se llama templanza
sentido en que hablamos ahora de ella; a la que reprime la concupiscencia de los

5. ARISTÓTELES, c.3 n.4 (BK 1123B30): S. TH., lect.8. 6. In Evang. 1.1 hom. 7: ML
76,1103. 7. L.2 c.53-54 (DD 1,165). 8. Cf. S. AMBROSIO, De off. minist. 1.1 c.36: ML
16,82; S. AGUSTÍN, De mor. Eccl. cathol. 1.1 c.15: ML 32,1322; S. GREGORIO, Moral. 1.22 c.1:
ML 76,212. 9. Cf. SÉNECA, Ad Lucilium epist. 67 (DD 651).
466 Tratado de las virtudes en general C.61 a.4
placeres del tacto; y se llama fortaleza a que es la recta razón de lo agible; la se-
la que causa firmeza ante los peligros de gunda, esto es, el elegir, parece pertene-
muerte. cer a la templanza, por la que uno no
Y así cesan también todas las objeciones: obra por pasión, sino por elección, re-
porque si otras virtudes pueden ofrecer frenando las pasiones; la tercera, el que
otros modos de principalidad, éstas, sin uno obre por el fin debido, alude a una
embargo, se llaman principales por ra- cierta rectitud, que parece pertenecer a
zón de la materia, según queda dicho la justicia; la última, esto es, la firmeza e
(sol.). inmovilidad, pertenece a la fortaleza.
Luego cualquiera de estas virtudes es
ARTICULO 4 condición general de todas las virtudes.
Luego no se distinguen entre sí.
¿Se distinguen entre sí las cuatro En cambio, dice San Agustín, en el
virtudes cardinales? libro De moribus Eccles.14, que la virtud es
In Sent. 3 d.33 q.1 a.1 q.a3; In Ethic. 2 lect.8; De vir- cuádruple debido al efecto vario del amor, y a
tut. a. 12 ad 23; De virt. card. a.1 ad 1. continuación habla de las cuatro antedi-
chas virtudes. Luego esas cuatro virtu-
Objeciones por las que parece que
des son distintas entre sí.
las cuatro antedichas virtudes no son
virtudes diversas ni distintas entre sí. Solución. Hay que decir: Según se ha
1. Dice San Gregorio, en el libro dicho anteriormente (a. 3), las antedichas
XXII Moral.10, que la prudencia no es ver- cuatro virtudes son tomadas en dos
dadera si no es justa, templada y fuerte; ni es acepciones por los diversos autores.
perfecta la templanza si no es fuerte, justa y Unos 15 las toman en cuanto significan
prudente; ni es íntegra la fortaleza si no es ciertas condiciones generales del alma
prudente, templada y justa; ni es verdadera la humana, que se encuentran en todas las
justicia si no es prudente, fuerte y templada. virtudes, de modo que la prudencia no
Pero esto no ocurriría si las dichas cua- es otra cosa que cierta rectitud de discre-
tro virtudes fuesen distintas entre sí, ción en toda clase de actos y de mate-
pues las diversas especies de un mismo rias; la justicia, cierta rectitud de alma
género no se denominan mutuamente. por la que el hombre obra lo que debe
Luego dichas virtudes no se distinguen en cualquier materia; la templanza, cierta
entre sí. disposición del alma que modera cual-
2. Tratándose de cosas distintas en- quier pasión u operación, para que no
tre sí, lo que es propio de una no se traspasen los límites debidos; la fortale-
atribuye a otra. Pero lo que es de la za, cierta disposición del alma por la que
templanza se atribuye a la fortaleza, pues se afianza en lo que es conforme a la ra-
dice San Ambrosio, en el libro I De of- zón frente a cualquier ímpetu pasional o
fic. 11: Con razón se habla de fortaleza cuando al cansancio de las operaciones. Ahora
cada uno se vence a sí mismo, y no se deja bien, estas cuatro condiciones distingui-
ablandar y doblegar por ningún atractivo. Y das de este modo no importan diversi-
de la templanza también dice 12 que guar- dad de hábitos virtuosos en cuanto a la
da la medida u orden en todas las cosas que justicia, la templanza y la fortaleza. En
juagamos que han de ser hechas o dichas. efecto, a cualquier virtud moral, por el
Luego parece que estas virtudes no son hecho de ser hábito, le corresponde cier-
distintas entre sí. ta firmeza, para no dejarse mover en
3. Dice el Filósofo, en el libro II contrario, lo cual se ha dicho que perte-
Ethic.13, que para la virtud se requieren nece a la fortaleza. Por ser virtud, ha de
estas cosas: primero, que sepa lo que hace; ordenarse al bien, en lo cual va implícita
segundo, que elija, y que elija por un fin deter- la razón de rectitud o débito, que se de-
minado; tercero, que se mantenga firme e in- cía pertenecer a la justicia. Por ser vir-
móvil en el obrar. Pero la primera condi- tud moral que participa de la razón ha
ción parece pertenecer a la prudencia, de mantener el modo de la razón en

10. C.1: ML 76,212. 11. C.36: ML 16,82. 12. C.24: ML 16,62. 13. ARISTÓTE-
LES, c.4 n.3 (BK 1105a31): S. TH., lect.4. 14. C.15: ML 32,1322. 15. A esta opinión se
refiere S. ALBERTO MAGNO, Summa de bono, quien la atribuye a Felipe Canciller.
C.61 a.5 Sobre las virtudes cardinales 467
todo sin extralimitarse, que se decía per- para mantenerse firme frente a los ímpe-
tenecer a la templanza. Tan sólo el tener tus de las delectaciones, pues, como dice
discreción, que se atribuía a la pruden- Tulio Cicerón, en el libro I De offic.17,
cia, parece distinguirse de las otras tres no es razonable que quien no se doblega por el
condiciones, en cuanto que esto pertene- miedo, sea vencido por la concupiscencia; ni
ce a la misma razón por esencia, mien- que sea vencido por el placer quien se muestra
tras que las otras tres condiciones im- invicto en el trabajo.
portan cierta participación de la razón, a 2. A la segunda hay que decir: Por lo
modo de cierta aplicación a las pasiones dicho ya es clara la respuesta a la segun-
u operaciones. Así, pues, según esto, la da objeción, pues la templanza guarda la
prudencia sería virtud distinta de las moderación en todo, y la fortaleza man-
otras tres; mas las otras tres no serían tiene el ánimo inflexible contra el atrac-
virtudes distintas entre sí, pues es claro tivo de los placeres, bien en cuanto que
que una misma e idéntica virtud es hábi- estas virtudes significan ciertas condicio-
to y es virtud y es moral. nes generales de las virtudes, bien por
Otros16, en cambio, con más acierto, redundancia, según queda explicado.
toman estas cuatro virtudes en su deter- 3. A la tercera hay que decir: Aquellas
minación a materias especiales, de modo cuatro condiciones generales de las vir-
que cada una de ellas se concreta en una tudes que señala el Filósofo no son pro-
materia en la que es de alabar principal- pias de las virtudes de que estamos ha-
mente aquella condición general que da blando, aunque pueden apropiarse a
nombre a la virtud, conforme se ha di- ellas conforme se ha explicado (sol.).
cho anteriormente (a.3). Y en este aspec-
to es manifiesto que dichas virtudes son
hábitos diversos, distintos según la di- ARTICULO 5
versidad de objetos. ¿Se dividen convenientemente las
Respuesta a las objeciones: 1. A la virtudes cardinales en virtudes
primera hay que decir: San Gregorio habla políticas, purgativas, de alma
de las cuatro virtudes mencionadas se- purificada y ejemplares?
gún la primera acepción. O también In Sent. 3 d.33 q.1 a.4 ad 2; d.34 q.1 a.1 obj.6; De
puede decirse que estas cuatro virtudes verit. q.26 a.8 ad 2.
se intercambian la denominación por
cierta redundancia, pues lo que es pro- Objeciones por las que parece que
pio de la prudencia redunda en las otras estas cuatro virtudes no se dividen con-
virtudes en cuanto que están dirigidas venientemente en virtudes ejemplares,
por la prudencia. Y cada una de las de- de alma purificada, purgativas y políti-
más redunda en las otras en el sentido cas.
de que quien puede lo que es más difícil 1. Según dice Macrobio, en el libro
puede también lo que es menos difícil. I Super somnium Scipionis™, las virtudes
De ahí que quien puede refrenar las con- ejemplares son las que existen en la misma
cupiscencias de los placeres del tacto mente divina. Pero dice el Filósofo, en el
para que no se excedan en el modo, lo libro X Ethic.19, que es ridículo atribuir a
que es dificilísimo, se habilita por lo Dios justicia, fortaleza, templanza y pruden-
mismo para refrenar la audacia de cara a cia. Luego estas virtudes no pueden ser
los peligros de muerte, para que no aco- ejemplares.
meta inmoderadamente, lo cual es mu- 2. Se llaman virtudes de alma purifi-
cho más fácil, y en este sentido se habla cada las que existen sin pasiones, pues
de fortaleza temperada. A su vez, se dice dice Macrobio 20 que es propio de la tem-
que la templanza es fuerte por la redun- planza de alma purificada no reprimir las
dancia de la fortaleza en ella, en el senti- concupiscencias terrenas, sino olvidarlas total-
do de que quien tiene, por la fortaleza, mente; y de la fortaleza, ignorar las pasiones,
el ánimo firme frente a los peligros de no vencerlas. Ahora bien, se ha dicho an-
muerte, cosa dificilísima, está habilitado teriormente (q.59 a.5) que estas virtudes

16. ARISTÓTELES, Eth. 1.2 c.7 n.2 (BK 1107a33); cf. también CICERÓN, De iuvent. l.2 c.53
(DD 1,165). 17. C.20 (DD 4,441). 18. C.8 (DD 33). 19. ARISTÓTELES, c.8 n.7 (BK
1178b10): S. TH., lect.12. 20. In somn. Scipion. l.1 c.8 (DD 33).
468 Tratado de las virtudes en general C.61 a.5

no pueden darse sin pasiones. Luego las cumplimiento de la ley eterna en sus
virtudes cardinales no pueden ser virtu- obras, tal como dijo Plotino27.
des de alma purificada. Y dado que el hombre es por natura-
3. Llama purgativas21 a las virtudes leza animal político, estas virtudes, en
de aquellos hombres que con cierta huida cuanto que existen en el hombre según
de las cosas humanas se entregan exclusiva- la condición de su naturaleza, se llaman
mente a las divinas. Pero esto parece vicio- políticas, por cuanto el hombre mediante
so, pues dice Tulio Cicerón, en el libro estas virtudes se comporta rectamente en
I De offic.22, que a quienes dicen despreciar las actividades humanas. En tal sentido
lo que la mayoría admira, el poder y la ma- hemos hablado de estas virtudes hasta
gistratura, pienso que no sólo no se les ha de aquí.
alabar, sino que más bien se les ha de vitupe- Pero como pertenece también al hom-
rar. Luego no hay virtudes purgativas. bre tender cuanto puede a las cosas divi-
4. Llama virtudes políticas23 a aque- nas, según dice también el Filósofo, en
llas por las que los buenos varones trabajan el libro X Ethic.28, y nos lo recomienda
por el bien de la república y por la seguridad de muchas maneras la Sagrada Escritura,
de la ciudad. Pero al bien común tan sólo como aquel pasaje de Mt 5,48: Sed perfec-
se ordena la justicia legal, según dice tos como vuestro Padre celestial es perfecto, es
Aristóteles, en el libro V Ethic.24 Luego, necesario poner algunas virtudes medias
las otras virtudes no deben llamarse po- entre las políticas, que son virtudes hu-
líticas. manas, y las ejemplares, que son virtu-
des divinas. Estas virtudes intermedias
En cambio, dice Macrobio en el lu- se distinguen según la diversidad que
gar citado25: Platino, príncipe con Platón hay entre el movimiento y el término.
entre los maestros de filosofía, dice que «son Es decir, que unas son las virtudes de
cuatro los géneros de las virtudes cuaternas. los que están en camino tendiendo a la
Las primeras de ellas se llaman políticas; las semejanza divina, y se llaman virtudes
segundas, purgativas; las terceras, de alma purgativas. Entonces, la prudencia, me-
purificada; las cuartas, ejemplares». diante la contemplación de las cosas di-
vinas, se desentiende de todas las cosas
Solución. Hay que decir: Como dice mundanas, y dirige todo el pensamiento
San Agustín, en el libro De moribus Ec- del alma a Dios; la templanza abandona,
cles. 26, es necesario que el alma vaya en pos de en cuanto lo permite la naturaleza, los
algo para que pueda nacer en ella la virtud; y cuidados que pide el cuerpo; la fortaleza
esto es Dios, cuyo seguimiento nos hace vivir hace que el alma no tema abandonar el
bien. Es necesario, por tanto, que el cuerpo y elevarse a las cosas superiores;
ejemplar de la virtud humana preexista y la justicia hace que el alma consienta
en Dios, lo mismo que en El preexisten totalmente seguir el camino de tal pro-
las razones de todas las cosas. Así, pues, pósito. Otras son las virtudes de los que
la virtud puede ser considerada en cuan- ya han conseguido la semejanza divina,
to existiendo ejemplarmente en Dios; y, y éstas se llaman virtudes del alma ya pu-
en este sentido, se habla de virtudes rificada. Entonces la prudencia se ocupa
ejemplares, de modo que la misma mente tan sólo en contemplar las cosas divinas;
divina se llame en Dios prudencia; tem- la templanza desconoce los deseos terre-
planza, la conversión de la intención di- nos; la fortaleza ignora las pasiones; la
vina sobre sí mismo, al modo como en justicia, imitando la mente divina, se
nosotros entendemos por templanza la asocia con ella en alianza perpetua. Se
conformidad del apetito concupiscible trata de las virtudes de los bienaventura-
con la razón; la fortaleza de Dios es su dos, o de algunas personas muy perfec-
inmutabilidad; y la justicia de Dios es el tas de este mundo b .

21. MACROBIO, In somn. Scipion. l.1 c.6 (DD 32). 22. C.21 (DD 4,441). 23. MACRO-
BIO, In somn. Scipion. l.1 c.6 (DD 32). 24. ARISTÓTELES, c.1 n.13 (BK 1129b15). 25. In
somn. Scipion. 1.1 c.8 (DD 32). 26. C.6: ML 32,1314. 27. Cf. MACROBIO, In somn. Sci-
pion. 1.1 c.8 (DD 34). 28. ARISTÓTELES, c.7 n.8 (BK 1177b26): S. TH., lect.11.

b Santo Tomás acepta la división de Macrobio de las virtudes en políticas, purgativas, de alma
purificada y ejemplares, como otros tantos grados de perfección accidental de la virtud. El aspec-
C.61 a.5 Sobre las virtudes cardinales 469
30
Respuesta a las objeciones: 1. A la rón poco antes : Quizás haya que tener
primera hay que decir: El Filósofo habla concesiones con los que no se ocupan de la re-
de estas virtudes referidas a las cosas hu- pública, porque, dotados de excelente ingenio,
manas, por ejemplo, la justicia que versa se dedicaron a la enseñanza; y también con
sobre las compras y ventas; la fortaleza, aquellos que, por su débil salud o impedidos
que versa sobre los temores, y la tem- por alguna causa más grave, se retiraron de la
planza que versa sobre las concupiscen- vida pública, cediendo a otros el poder y la
cias; pues en este sentido es ridículo atri- gloria de su administración. Lo cual con-
buirlas a Dios. cuerda con aquello que dice San Agus-
2. A la segunda hay que decir: Las vir- tín, en el libro XIX De civ. Dei31: La ca-
tudes humanas, es decir, las virtudes de ridad de la verdad busca el ocio santo; la nece-
los hombres que viven en este mundo, sidad de la caridad asume el negocio justo. Si
versan sobre las pasiones. Pero las virtu- nadie impone esta carga, uno se ha de dedicar
des de los hombres que han conseguido a la búsqueda y contemplación de la verdad;
la plena bienaventuranza se dan sin las pero si se impone, uno ha de aceptarla por la
pasiones. Por eso dice Plotino29 que las necesidad de la caridad.
virtudes políticas suavizan las pasiones, es 4. A la cuarta hay que decir: Sólo la
decir, las reducen al medio; las segundas, justicia legal mira directamente al bien
es decir, las purgativas, las quitan; las ter- común; pero ella, por el imperio, convo-
ceras, que son las del alma purgada, las ca a todas las demás virtudes al bien co-
olvidan; en las cuartas, es decir, en las mún, según dice el Filósofo, en el libro
ejemplares, no se permite nombrarlas. Aun- V Ethic.32 Pues hay que tener en cuenta
que también pueda decirse que habla que a las virtudes políticas, tal como se
aquí de las pasiones en cuanto significan entienden aquí, pertenece no sólo obrar
ciertos movimientos desordenados. bien en orden al bien común, sino tam-
3. A la tercera hay que decir: Descui- bién respecto de las partes del bien co-
dar las cosas humanas cuando la necesi- mún, como son las familias y las perso-
dad se impone, es vicioso. En otros ca- nas en particular.
sos es virtuoso. Por eso dice Tulio Cice-

29. MACROBIO, In somn. Scipion. l.1 c.8 (DD 32). 30. De off. l.1 c.21 (DD 4,441).
31. C.19: ML 41,647. 32. ARISTÓTELES, c.1 n.15 (BK 1129b31): S. TH., lect.2.

to histórico-doctrinal de este artículo se encuentra cuidadosamente estudiado en la obra citada


en bibliografía de H. van Lieshout.

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