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A fin de ubicar al lector, podría resultar didáctico acudir a los orígenes y recordar que la
Terapia Gestalt nació en Nueva York en 1951 cuando el matrimonio Perls, junto a un grupo de
intelectuales, entre los que cabe destacar a Paul Goodman y a Isadore From, mantuvieron
incontables y fructíferas reuniones en las que las ideas de Perls fueron tomando forma hasta
adquirir la entidad suficiente para que Goodman –dotado de una gran facilidad en el arte de
escribir, al menos mucho mas que Fritz Perls– las transcribiera convirtiéndolas en texto. Fue así
como, en 1951, se publicó una obra titulada Terapia Gestalt: Excitación y crecimiento de la
personalidad humana en la que aparecieron como coautores Fritz Perls, Ralf Hefferline y Paul
Goodman, obra que es conocida como PHG,abreviatura formada con la primera letra de los
apellidos de cada uno de ellos. Esta obra supuso un hito ya que se erigía como el texto
fundacional que sentó las bases teóricas de esta escuela de psicoterapia y por primera vez se
denominaba Terapia Gestalt a esta nueva corriente.
Habría que incidir en que la principal revolución de la Terapia Gestalt fue la transición de un
modelo de pensamiento individualista a un modelo de campo, en el que ya no era la unidad
cuerpo-mente quien sentaba las bases del concepto del holismo al incluirse también el
entorno. Así, el objeto de la psicología y de la psicoterapia dejaban de ser la psique o el sujeto
y pasaba a ser “la experiencia” de la persona que tiene lugar en el campo que constituye un
organismo y su entorno.
Fritz Perls dejó el Instituto de Nueva York bajo la dirección de su esposa, Laura Perls, migró a la
costa Oeste de los Estados Unidos y en 1964 se incorporó al Instituto Esalen de California, un
centro especializado en la educación alternativa de corte humanista que posibilitaba la
realización de estudios interdisciplinarios que generalmente no eran atendidos (o eran
abiertamente rechazados) por el establishment académico tradicional. Este punto de inflexión
marcaría la escisión o cisma de lo que, a partir de entonces, serían las dos corrientes de la
Terapia Gestalt que aun hoy dividen a esta disciplina: la Gestalt Teórica de Costa Este y la
Gestalt Ateórica de Costa Oeste.
La Terapia Gestalt vertiente teórica de la Costa Este (en lo sucesivo la llamaremos Gestalt de la
Costa Este), está constituida por un amplio grupo de pensadores, representantes del marco de
esta corriente terapéutica, filosófica y humanista que carece de un líder o cabeza visible y
adalid de la misma. Por el contrario, La Terapia Gestalt vertiente ateórica de la Costa Oeste (en
lo sucesivo la llamaremos Gestalt de la Costa Oeste) considera a Fritz Perls como un mito o una
suerte de gurú de quien su discípulo, el psiquiatra Claudio Naranjo, sería una especie de
profeta.
Tras su traslado a California y la incorporación al Instituto Esalen (1964), Perls dió un golpe de
timón a la Terapia Gestalt al entrar en un una dinámica que aun muchos identifican con el
movimiento hippy, y unas prácticas de terapias alternativas que se distanciaron del marco
teórico fundacional contemplado en el PHG. Mientras tanto, su esposa Laura, en Nueva York,
se mantenía fiel a los orígenes de la Terapia Gestalt y a su marco teórico.
La Oración Gestalt
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y coincidimos, es hermoso.
Una vez leída con detenimiento, la Oración Gestalt creada por Perls, a la que muchos
consideran un mantra capaz de ayudar en mil conflictos o una llave que les abra las puertas a
un pleno conocimiento, es fácil concluir que, en su contenido, dicha oración no encaja con los
planteamientos gestálticos.
Consideremos que en nuestro actual contexto social y cultural, esta “oración” lleva implícita
una invitación al egotismo, entendiendo como tal la concesión de una de excesiva importancia
a sí mismo y a las propias experiencias vitales que podríamos resumir en la tendencia a hablar
o escribir de modo excesivo sobre si.
Hay un egotismo patológico que supone la interrupción del proceso de contacto. Se trata de
una forma vivir en constantemente aislamiento y con una gran dificultad para el intercambio
con el entorno. Es una actitud rígida que, como forma de vida, puede dar lugar a una
personalidad narcisista.
Soy consciente de la complejidad que estos conceptos le puedan suponer al profano por tener
que enfrentarse y asimilar en unas cuantas líneas algo que requiere años de formación, pero
así como ha sido preciso dejar constancia del egotismo, lo es igualmente dar unas pinceladas a
lo que la Terapia Gestalt entiende por contacto. Dicho del modo mas sencillo e inteligible, el
contacto es la operación que tiene lugar entre el “Yo” y el“No-Yo”, es decir, entre el organismo
y su entorno. Hay que tener en cuenta que ningún ser vivo puede sobrevivir sin entorno y que
la función fundamental del contacto es la supervivencia (respirar, comer, protegerse) de tal
modo que el “Yo” (organismo) irá al encuentro –en el entorno– de aquello que es “No-Yo” y
que constituye una novedad.
¿Y que tiene esto que ver con la oración gestaltica? , se preguntarán muchos, sin duda con
razón.
Teniendo en cuenta que la Terapia Gestalt mantiene la teoría de que nacemos con la
potencialidad de relacionarnos igualitariamente, y que es a través del contacto (es decir en el
encuentro con el otro) donde nos enriquecemos, la oracion formulada por Perls deja de ser
gestálticamente coherente –si se me permite expresarlo de este modo–, tanto que para que
cobre un verdadero sentido, se impondría reestructurarla, por ejemplo como hizo la reputada
Psicóloga Clínica y Terapeuta Gestalt Carmen Vázquez quien, a modo de respuesta-reacción a
la oración de Perls, la modificó dejándola como sigue:
“Sin el otro, no se abre nada. Sin el otro, no existe nada. Sin el otro, el self no existe; sin el otro,
la expresión no existe; sin el otro, no existe la palabra”
Clotilde Sarrió es una terapeuta especializada en Terapia Gestalt, puedes seguir leyendo sus
artículos en su famoso blog Gestalt-Terapia.es
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