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Cien afios de rnúsica argentina ! 'l : (J.

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'TH•rnpú~ modernos pubhco porteño ya estaba a.l c..-ornente de los dd.>;i:tes en torno a las artes
1ht1tlPrnas. Y sü sabía que un gr-tlpo de compositon~-:::; nrge:oünos acababa
l l(•,·i mm: "'añus 20" e inmediatamente pensamos en una serie de di· fonnatse bajo el rótulo Gru¡xi Renovadón. Allí estaban ,JLtail Carlos
1••1111hioA ,:úhitos, de esos que parecen ponet el mundo patas aniba. Tal h1z. ,Juan José y José María Castro, Gilarclo Gilordi y Jacobo Fischer.
lfi , rigor, las prindpales actividades del grupo fuet·on dc~a.rroHadas a lo
vm: no haga falta referir aquí las discu!$iones historiográficas más su-
i ti,"i-, par~ entender los alcances de la ola transformadora que cimen.t ó
l;1 rgo de los años 30, o al menos ha.sta 1936, nfio éH quo Paz :~e a]Hjó del
ht füma ünpa.r de la '•década rugiente". Los 20 --en Nueva York y París, ••,;lc1:dvo paxa p1•obar camino!,! tl'.lás radicales, a 1a Vt:Z que!/!!! sumaban
pN·o también en BuenoR Aires y Río d<~ Janeiro- fueron años de j;:i.zz, l,Mi-':i Gürnneo, Honorio Siccardi y Washí.ngton CMtro.
eubhimo, cine, discos y música a.tonal. No estará errado quien diga que Como corresponde a. todo grupo o escuela. artística d€ van~u.ardia,
tiKlf.1s esas cosai;,. surgieron un t,iernpo antes, pero sólo en lu "era del jazz" \irupo Renovación tuvo su manifiesto._. o algo par(~cido. Éstos t;tran sus
- 1;1 expresión pertenece al novelista Francis Scott Fitzgerald- levantaron {m ncipios:
vuelo, llenando páginas en revistas culturales y formateando las agendas
l!~stilmilar· la superación artística de cada uno de sus afilia<los
de naciones que pasaron del tn:1.uma de la posguerra a la euforia de la
por el c.on<Xlimicnto y d cxan1t>.n critico de sus obras; propender al
recuperación. La época buscó ser"absolutamente moderru111, como alentó conocinúento de elta;-1 por medi<1 <le audicione~ públicnl;; editar laH
Rimbaud.. Desde luego, La crisis desatada en 1929 sumió al mundo en nbtas de sus afilfodus.; üxtendr.n- al extranjero l<1 difusión de la ohra
nna depresión inédita pata el capitalismo, y esto debió co'fltribuir a cierta que realiza el grupo; prest.al' ¡,referente atcrtcíán .a la pn,Ju.ccí()n
ídealización del período 1919~1929. Conio haya sido, pa!'a quienes les general suE;ciiando su conochnien.k> por los medíos a su. alean<:,~;
tocó vivit eRos años, el ciclo expansivo y aus efectos culturales fue-ron abrir opiniór1 púhlicamentf, sobre asuntos de índole urtístü:a,
algo tan :real como la salida diaria del sol. siempre que ello pueda significar una contribución al de.sarroll<> o
Tampoco las vanguardias artísticas, con su poder de destrocc.ión de aihnzanúenl,o de la cultura musical. (Citado por García Morilio,
1as formas anteríor~s, nacieron como C()ucepto político-cultural en los 1984:340)
aüos 20, aunque fue entoúces cuando impactaron fuertemente en 1a
subjetividad de varios dfcl loe artistas argentinos, y Buenos Aires vivió, Apa1·entemen.te, esos objetivos podían ser compartidos por todos los
al decir de Beatriz Sarlo, su "modernidad periferica", En 1924, }a apari- ,:ornpositores nacidos en el pail.i, Sin embargo, el teli!:to citado nomen~
ción de la revista Martfn Fierro, órgano periodístico--cultunll del grupl) q onaba aquello en lo que había insistido Alberto Wíllinms en el uño del
de escritures de Florida, marcó un punto culminante en las polémicas ( \,nttmario: el ti:-ab1:1jo con el material folclórico. Sl bien. algunos compo-
intelectuales del momento. Embalados contra Leopoldo Lugones y los .,;p ;_1rcs del grupo, como Luis Giauneo y Juan ,José Castro, inscribieron
efluvios del modernismo literario de Rubén Dario, los esc1:-:itores de Ma.r- :, :ri~unas de sus oh.ras más repre~eutatívas dentro de un estilo levemente
tín Fierro, ,~on Jorge Luis Bo1·ges, Eduardo González La,nuza v Oliverio nativif.ita, Grul){) &movación fue p.ropenso a desestimar el color local El
Girondo entre los más notorios, confrontaron con los colaborado.ee.s de la ''." tt,górico m~•mdato estético del gi·upo fue el de abrazar la nuevft música,
revista Cla.riáad, afm al grupo de Boedo y a un pensamiet1fr1 de izquierda nqtiella quE.• muy poco anteR había sido o~jeto de ~noondidas trifulcas en la
más o m43nos identificado con el socialismo. n11smfaima Paría, con Stranvinsky, siempre al frente, y los integrantes del
En materia de música, Martín Fierro f-\1e más ahierta que Claridad, por !1it111;-tdú "grupo de Jos seis": Arthur Hom1gger, Da11us MHhaud, .Francis
lo menos a la. hura ele ha~r difusión y critica de las Hxpresiones modema.s. Pouhmc, Georg~sAuric, Louis Ourcy y Germaine 'railleforre:1 En todo:,
Algunas esporádkas not&s sobre blues y jazz -genel'alme:nte firmadas por
Uiyses Petit de Murat-·, una cierta inq-uietud por el tango y la milonga
-ahí tomaba la pafabra Borges- y el firrne aval a la música de tradición ,¡ t;"¡,;• grl!JlO de ('Ompo~itores franct'.SM consideraba a fi:dk Satie Slt mrteetl'o, especial-
eBcrita m,As ac~ual~~r_an fl_:!ºs d~ ~eJ't~ Í!lfluencia d;i lgor Stravfoskytfma ú w 1>l,1, ,1 oartir del cont,·overtido bidlet 1-'arnde. qui! ,m UH 7 habíu subido a escena co,,
referencia eqmparable a la de Pablo Pica$so en Ja pmtura-contribuyoron v,r,,nzmfia dci Scrtmá Diaghfüw, Hbro de ,lean Cocteau y escenog¡-afía ,le Pahlo Picnsso.
¡ , ,<t ,;íx rFpl"\'lS,,nt ar1m 1u J]lodemidad mu.1;icaJ frantol'!flil de los años 20, más a.11 i:i d~ Mau.iice
a cimentar un dima favorable para críticos y compositores alistados en H:" ~!1 v til ilnpresh>t1i~11w. fw.dan qu01t•r hacer con la rt1thsic« frn11cCi:-a lo lfUe Stravinsky
las filas dEi laH nuevas «:ndencias. Poco antes de tennínar la décnda, t~l fo1fn;,_ iw dt<• ,,.m IA t'tL."ª
38 Cien años de m~sica argentina
1 l' f '

ellos la disonanci a campeab a alegreme nte. aunque todavía afen·ada a 1111,lrlf' rnrn;íntico. Hubo que esperar entonces a la irrupción de Allx•rtH
un cierto diseño tonal. Los ritmos trepidant es, en algonos casos prove- 4111111-t••ra na cionalista y llloderno a la vez- para que la discusión sobn•
nientes de la atracción generada por el ragtime y el jazz, represent aban 1,, ,, ¡~Pnl ino musical entrRra en an estadio más rico y complejo.
el tllaquims mo de lá época. En ese sentido, lo moderno por antono.tn asia ,\1 H'nlr.tA tanto, GJ'upo Renovaci ón supo tener algunas cosas claras.
era Pacifw 231 de llonegger , dirigida por primera vez en Buenos Aires , ,l11u <11• s u posición minoritar ia, tanto dentro como fuera del mundo
por Anserme t y muy resistida por los críticos tradicio11alistas. ""' 11:al 8us principale s integrant es aun no se habían consagrad o como
De cualquier manera, y a tono con Jo que Igor Stravínsk y y Paul Hin- r,1111poi-1tores de fuste; en el caso de Juan José Castro, ni Siquiera como
demith elegirían hacer al promedia r los años 30, la orientació n fina] de , 1 ,,·.111 director de orquesta que llegó a set. Pero tenían futuro, y antes
buena parte de los integrant es de Grupo Renovació n terminó siendo la ,t, nlc,mznl'lo supieron ganarse un cierto lugar en el campo intelectua l
del neoclasici smo. tste movimient.o musical promovía el retorno a las rl,· los 20, al lograr una buel)a sintonía con la Asociación Amigos del Arte:
formas tradicion ales -suite, variación , sinfonía, ctc.-Y a ciertos Proce- di, pudieron hacer realidad la parte del manifiest o que incitaba a "pro-
dimientos de los periodos barroco y clásico (.Johann Sehastian Bacb era 111111h•r a l conocimie nto de las obras por audicione s públicas". También
un tnode1o irresistibl e), si bien el rasgo d~tennin ante fue la reacción rn·1bieron apoyo de las revistas Martín Fierro y Sur, y eventualm ente
contra la efusivida d emociona l del romantici smo ta:i-dfo, Podríamo s decir .i,, la Asociat'ión Wagneria na y otras formacion es antiitálic as. Fueron
entonces que el elen1ento aglutinan te de Grupo Renovación resultó ser el t11 l,•s al c1iln.a de ideas de su tiempo. aquel que veía al pasado como una
rechazo a un ambiente un tanto desactual izado respecto de los centros 14•111C1ra qu~. más temprano que tarde, dehfo ser superada , para poder
de la modernid ad tnusical. Aquellos músicos buscaron ser "libr~s de ,11 .inzar así im futuro donde todos loR proyectos fueran p()sibles.
formalism os académic os y de la retórica gratuita" (Aniaga, 1971: 89), y
en alguna medida lo lograron. En ese sentido, denost!U'on tanto el con-
servaduri smo de quienes estaban et1quistad os en las institucio nes como
el g-usto del público por la ópera ita.liana. No casualme nte Juau Carlos 11: I tango entre Greco y De Caro
Paz se atrevió a definir al exitosfsim o Giacomo Puccini como ~el cocinero
italiano más musicaJ" (Corrado, 2010: 169), lo qu~ produjo un mar de Salvo partitw·a s ocasional es -especial mente de Ernesto Drangosc h
broncas embravec ido por las revistas culturale s de la época. }' Carlos Lópcz Buchardo -, los composito res académic os pasa1·on por lo8
Si bien aun en ciernes, y con del'ivacio nes un tanto imprevist as y no ,11,os 20 sin prestarle mayor atención al tango. ETa claro qu.e los músicos
suscripta s por t.odoa los integrant es del grupo, el debate entre una línea 11t cionalista s habínn adherido a la corriente ideológica que antepotúa la
de composic ión nacionali sta y otra tmiversal ista -o cosmopolita, <:omo ru,w·a del gaucho y las esencias 1~acionale s" a las fuerzas centrífug as de
prefería decirse entonces- hizo su entrada en escena e11 la Buenos Aires l:1 dudad-pu crlo. Es inter~san te, en ese sentido, el rescate que Julián
de fiuales de los 20. Para la literatura y las artes visualeS, no se trataba de A~ruirre hizo de "El Qucco" ( 1874), considera do por muchos el primer
un debate nuevo. Ya en las viejas t.ertulias de El Ateneo se habían pro- 1 ingo que se conoce. En realidad, Aguirre lo incluyó en su ciclo Aire:.
ducido algunos enfrentam ientos entre los defünsoro s de la pampa <:omo , nollos en la medida en que ese tango todavía era folclore, no música
tópi<.:o de represent ación pictórica y los "formalis tas" que se mofaban del popular urbana.
paisaje como dato sintomáti co de la cultura argentina . Ahora ese debate Desde luego, al tango no pareció importarl e demasiad o la indiferenc ia
se aaomaba al mundo de la música, y allf s~ quedaría ut1os cuantos años. 1•o n la que lo trataba la alta cultura, si bien algunos de sus principale s
Por cierto, no todo lo 11wderno estaba reñido con la búsqueda de ci~rt,o 1•jccutanttlt1 habían recibido educación académic a -a1menos parcialme n-
anclaje en tradicion es nacionale s, regionale s o étnicas. Antes bien, los t~- y siempre se declararo n admirado res de los grandes cotnposíto res de
ejemplos del hungaro Béla Bartók y de] ~i:;pañol Manuel de Falla - por la tradición europea. De he<!ho, la formación idíosincrá sica de la orquesta
no citar los del brasileño Heitor Villa-Lobos y el norteome1 icano Georgc r ípica, con sus violines, piano y contrabaj o, se conectaba directame nte
Gershwin- ofrecían buenos argument os a los nacionllli stas, Y tal vez con la música de cámara europea. Al m enoA para la co1Tecta ejecución
éstos los hubieran podido emplear en sus dispuLas. Pero los mútücos le esos instrumen tos, lm; intérprete s de] género debían pasar un tiempo
todavfa estaban vinculado s, en su mayoría, a un tradiciona lismo de por aulas de conocrvat orios, por más "orejeras" e intuitivas que luego
fueran las etapai:; del ensayo y la ejecución pública.
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Cien at"\()S de música argentin a IH I0-1930 41

Citemo s aquí, sólo como botón de muestr a, el caso de Juan Carlos


b 1ses sociale s del país centena rio las mUJ(ffei:; italian as dejaron que los
Cobián , figura central en el :sistema compos itivo del tango y un muy
v.1r-ones danzar ines les marcar an cortes y quehrad ai; en los bailes de
compet ente pianista .. Mucho antes de que su amigo y coautor Enriqu e
;ociedad cs de fomento de su colectiv idad, u la ve:t. que t•I criollt~c nativo
Cadícam o lo bautiza ra "El Chopin del tango", Cobián había estudia do en
le confiab a sus secreto s a los que bajaban de los hareos. LA verdad es
la sucursa l de Bahía Blanca del Conser vatorio William s. Desde luego, el que
,·1t.nngo siempre abundó en el paíi; de Yrigoye ny AJvear de dut, en calles,
padl'e del naciona liamo musica l nunca se enteró de esto. Pe1·0 la diviso-
"academ ias" y romería s; de noche, en cabar~t s y rnmion es privada s. Pero
ria entre lo académ ico y lo popula r no signific aba la ausenc ia de vasos
In!-\ días de carnav al, el rittno endiabl ado tomaba por asalto lu Avenid
comuni cantes, particu larmen te activos en el caso del tango. j a
.i,, Mayo y ~n los teatros se levanta ban las plateas para que la !,{en.te -
En todo caso, la confian za del género porteño en sí mismo se ba.36 en es
cl1•cir, todo el mundo - se dejara llevar por la música . Pocos docume ntos
su formidable inserció n comercial, justo en un momen to de despeg ue de la
J e cultura , si acaso algún c,Lro, han sido tan elocuen tes como el tango a
industr ia del disco y de auge de los bailes sociales. Fue así como el tango
la hora de certific ar el proteso de hibrida ción social y cultura l operado
se desplaz ó con paso seguro por las pistas de baile, los teatros de sainete
por la socieda d argenti na durant e los años de la inmigra ción masiva .
Y género chico, los fonógrafos Y gramóf onos, los patios de conven tillos,
Si el ta:ngo tuvo un origen mal'cad amente criollo y orillero , con un
las pai'iitu ras para pjano editada s en la calle Florida y los organit os que
pasado negro dificil de ocultar , pronto se fue reform ulando a partir de
s u ~ n 1~ calles ¡>ort,e~as. Lo Locaron tríos y cuartet os en prostíb ulos lils influen cias inmigra torias, a la vez que 1:tbs01·bía con notable rapidez
y
penngu ndmes, Y orques tinas en los cafetin es de la Boca o las cervece rías ·
v desprcj uicio distinto s ell!men tos de la ciudad cosmopoHta. El ritmo
de Palerm o. Pero tambié n formac iones grande s en bailes privado s de la
ti ! evoluci ón social y musica l del género a través del período que
avenida Alvear. Y grupos estudia ntiles, bandas munici pa les y pianola s aquí
rnnside ramos fue tan vertit,ru1oso, que si compar amos una grabaci ón del
o autopia nos. Ya promed iando los 20, las primer as audicio nes de radio
,·ompos itor y cantau tor Ángel Vtlloldo, autor de "El choclo", "La moroch a"
tuviero n una import ante cuota tangue ra. Pronto llegaría el cine sonoro,
<c.on música del pianist a Enriqu e Sabori.d
su gran aliado en los años 30 y 40. o) y "El porteñi to", con una
de cualqui er orques ta típica de -finales de los 20, tenemo s la impres ión de
No hubo brulote tú grito en el cielo que pudiera ftenarJ o. Ni siquier a c¡ue transcu rrieron varias década s entre una y otra. La del primer o
una autorid ad cultura l como Leopoldo Lugone s, para quien el tango
ora parece el T€!giRtro de un cuplé españo l, comple tament e falto del sonido
~ d~~ad able reptil ~ lupana r, pudo hacer mucho para evjtar su
idiosinc rásico del tango. La grabaci ón de la orques ta típica -la Típica
irradiac ión, de Buenos Aires al mundo entero, con estadía prefere ncial
Select, por caso- tiene una sonorid ad muy diferen te, y el ritmo es una
e':1 París. Porque poco antes de la Primer a Guerra Mundia l, el tango
mcitaci ón al baile. La distanc ia tempor al ~ntre ambos discos es de diez
hizo furor entre las clases altas parisin as, conquis tó algún té danzan te
.1 quince años, más o menos la misma que media entre
de ~ndre s o Bei:lín, dejó u~ Lanto~ confund ido al papa Pio x y reg).·esó la orquest a de
Aníbal Troilo en su mejor época y el revoluc ionario quintet o de Astor
legitim ado a su cmdad de ongen. Esta vez las clases domina ntes ya no
J>iazzolla de los años 60.
lo vieron con tanta desconf ianza, Y aceptar on escucha rlo y bailarlo , como
Entre finales del siglo XIX y 1920, el tango se impuso como música
quien termin a reconoc iendo cierto afecto por un hennan o menor inde-
instrum ental de baile, practic ada por músico s intuitiv os y alfabeti zados
fectible mente descarr iado. Despué s de Vcrsall es, el interés en Europa
hasta donde se ha podido saber, en proporc iones bastan te parejas -, a
por el baile porteño se reactiv ó, pero ya no con el ímpetu del que había
pa rtir de formac iones reducid as de guitan a, flauta, violín y bandon eón,
gozado durant e la belle époque tardía. Desde aquello s años, y con leves
in.is algún eventu al piano. Sobre un ritlho de 2 por 4 marcad
fluctlia ciones, el tango no ha dejado de fonnar parte del reperto rio de o a la
baileis de salón del mundo enl,ero. ,na nera de habane ra y una cadenc ia de milong a, aquel tango criollo de
tres partes - pronto la forma se reducir ía a sólo dos secdonofl- rara vez
Mientr as esto sucedía en la superficie de la vida ll\unda na, desde las
n•sultab a tr-istón o apesad umbrad o; en todQ caso, podía pensar se en una
111 u~íca penden ciera y algo festiva. De ahí los elogios
del joven Borgcs en
l,t revista Martín Fierro y más tarde en el ensayo "Histor ía
5. Alios ~ tarde, Osvald~ Pugli(!S(' cqtudió armoní11 t-oo Gilardo Oilnrdi, y Aslot del tango"
Piaz~olla 1t ard1am ente agregad o a su Evari1;fo Carrü•g o ):
rompo~eton t·on Allwrto G1nl\stcr n D< nh1 para ah~jo. la li~la de tiui¡.¡ue rrn.; ron al autor de "Milonga para
11cnd~mica es mns i<lorablc. format'i~ n ,l:winio Chidun a'' lt• intercl'labo es<' t.ango hii:;lori1·amt•nt e próxim o n lo
Cien años de música argentina 43

\ 1,•.p1milonga suburban a. Por el contrario, deploraba el estilo alisado y , 1 t ,d,1 1u1 auténtico relevo generacio nal, yu qu<' muchos mW!ÍCO$ que
quejumbr oso de la orquesta típica. , ¡,;iron a descollar en los 20 optaron por contmuar, con ~nos_leves
11 ,
1
A.l.rt...<fedor de 1910, esa invento de Vicente Greco llamado "orquesta ¡. h11¡111•:\ l..'I t•stilo tradiciona l. Por eso, Pablo Kohnn (2010! ~1fort>u<:rn dos
llpica" -al principio eran cuartetos y quintetos - comenzó a levantar 111 ¡ ,i: u rorrientes para el periodo 1920-1935: la tra,lwwn, il1st(i
y la
vuelo. A Greco, quien bautizó su formación como orquesta típica criolla, , i,,, ,1d11rn. s ubdiVJd.ida esta última en melodú;ta e mlíwrndo m Entre
~e le atribuye nada menos que el añadido del bandoneó n a la instru- t, 11t,·h11ln,lHs, que pensaban en términos de melodía vocal, dc:.eollaro n
mentación del género. Por supuesto, al bandoneó n se lo conoda desde ll •\ti di· lm1 Lfoyos, Juan de Dios Filiberto, José MariaAg uilar V ~ arlos
antes: se especula que entró al país como efecto indirecto de la guerra (, ,, .J, 1 l•,ntre los inlegradore6, por su parte, tomó particula r rchove la
del Paraguay, ya que tenía algún asidero en el sur de BTasil antes de n ,11 n ele I gran bandoneo nisla Pedro Maffia, cuyo tema "La rolu ·1p<)sa"
convertir se en emblema de Buenos Aires. Pero con Greco, el bandoneó n
1.," 1 11 na primera parte rítmica y tradiciona l, a la que le suced1a unn
se convirtió en líder del ritmo tanguero, y eventualm ente de su melodía 1 ,t111<ia, "una de las más poéticas y logradas de ese tiempo, que planteo
también. Según lo investiga do por Osear Zucchi (1998), al principio se i, 1 ,., r., sorprende nte hacia rumbos no intuidos" 129). Pero
1 fueron los del
lo reaistió bastante. nadie quería tomarse el trabajo de aprender a ~ar , 111,•1 grupo -los tradicion alistas- quienes se ganaron los favores
ese doble teclado de secuencia tonal un tanto caprichosa. La ironía dice ~I• t ¡;111n publico. El ejemplo trascend~ nte en es~ ~i:ección. fue el dir~cto1·
presente al enterarno s de que para los múskos criollos el bandoneó n v uhu1i-ta Francisco Canaro. Deverudo por decis1on propia un adalid de
supo ser, muy al comienzo de esta historia, "cosa 'e gringo". El músico 1,1 tn,dic·iun tanguera, Cana.ro fue lo suficiente mente sagaz Y perceptivo
Vicente Loduca recordaba en 1913: 11111111 parn entender que el lenguaje tradiciona l no era un
corsé pai·a
,1 ,vm lo:-. timbres de la orquesta lípica. Tampoco para catapulta~ una
1
Nadie lo quiso aprender, eran muy pocos los que se animaban ¡11 11tl•11!m n rntidad de nuevos tangos -muchos con letra- Y asociarlos
a entrar a un salón llevándolo enfundado . Antes se avergonza ban
J1 f1111t.wnme nte al estilo de su longeva orqueata. .
de su aspecto, de su vulgaridad . Roy está entrando. (Citado por
1,11 l11~toda artística siempre es un recorte, en parte unpuesto, en parte
Zucchi. 1998: 27) · 0 11111111111. por la lectura de aquello que vino más tarde. Por lo tanto, al
" ,, . 1t 110!-! a los años 20, al margen de quienes fueron los más populares
El hallazgo de Greco fue luego perfe<'.cionado por el pianista y director
1, , .. r1,t,t•:inLes , !:le impone la imagen de los l-enovadores: Enrique Delfi-
Roberto Firpo, que reforzó las cuerdas de la orquesta pero conservan do
1,¡, , 11~111, Bardi Juan Carlos Cobián y Francisco De Ca.ro en el pla110
la flauta pora equilibra r los graves del contrabaj o y de la mano izquierda
del piano. Así, con esa orquesta, acaso 1a más "'típica" de su tiempo, Firpo ; ••l•IJh:!:iiil vo, y O;valdo Fresedo y Julio De Caro en el interpretativo.
estrenó "La cumparsi ta", de Gerardo Matos Rodríguez, en 1917. Poco ¡ 1 ,, . , ,lo y 1-m plantel llevaron a los salones de la clas.e a~ta un ~ango
antes de ese acontecim iento, del staff de Firpo había emergido Eduardo 1, l11wlo y musical, el toque chic que demauda ba una fraOJa particula r
, 1 , t1Ud10ncia de los años 20 y 30. Los aportes de Fresedo en mate-
Arolas, figura mítica del bandoneó n y un inspirado compositor. A medi-
•, 1 ,t,, H01'1,Llización y "adecenta miento" del tango fueron t.an relevante
da que estrenaba suij grandes tangos, como "El Marne", "La cachila" y s
, , ,11 111 l11t- qnc indudable mente tuvo en ténni.nos estrictam
"Derecho viejo" entre otros, Arolas fue puliendo un estilo de ejecución ente art.ísticos.
11 111 q11 P1- t.a, la más perenne en la historia de la música popular argen-
del bandoneó n que haría escuela: vigor rítmico de motivos reiterado s
11,1 ,, fm· incorpora ndo cambios moderada mente, pero con u~a firmeza
que parecen horadar el piso de los bailarines , sobro los que se dibujan
1íneas melódicas apesadum bradas, anticipato ria8 de lo que un poco más \ ,li, ,.. icin que no permiten dudar respecto de 1:iu pertenenctn al grupo
tarde sería el etlw.<J del tango de los 30 y 40. Si hoy al instrume nto se lo ,1,, lo•t l'PIIOVHdo res.
I• 111•1 mi-o de Julio De Caro, no hay margen alguno para discutir su
asocia con un son.ido acongojado, de notas arrastrad as y tristonas, en
l11l,11¡¡1,go 1·11t.re los renovado res. Su primer sexteto se f~rmó en 1924 Y
gran medida eso 1:1e lo debemo8 al "tigre de) bandoneó n".
Hacia 1920, el ciclo estilístico que consagró a Greco como innovado r 1,1111 e•>un punto de inflexión para el género, si bien su unpacto no fue
y a Al-olas como virtuoso estaba finiquitad o. Más tarde se lo denomina -
rx , , ,h,du por el público bailarín. De Caro impuso un formato instrumen -
tid ,p w. F1111 ~cr del todo novedoso -Arolas ya no había trabajado -'. seria
ría ''de la Guardia Vieja". No re1Sulta del todo claro el momento en que
se habría iniciado la Guardia Nueva. Por lo pronto, no parece habet , rnhh·rnah1·,) de }os tiempos modernos del tango. El sexteto produJO una
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Cien añlllS de música urg«ntin a J 111! ! t'iCI

alteraci ón en el sonido y en las funcion es instrum entales . Con la dupla 11 1100 r 1,gistms. En la época de oro, en tanto, considc rand'l> a las
de bandon eones de Pedro Maffia y Pedro Láuren z - dos estilos muy ,,11¡111•Ht11 mtis popularesy qutl más grabaro n, alcanza mos sólo
persona les y contras l.antes- y el soporte armóni co y rítmico del piano 1 ,IKl n!J.'.ll:llros. (23J
de F'rane1sco De Caro, herman o del directo r y magnífico compositor, e l
sexteto introdujo, como suele afirmar se, un nuevo <.-oncepto de instru-
mentac ión y arreglo , basado en una mayor profund idad annóni ca y de
textura , tant.o en composiciones 01i ginales ("Copacahana", "Todo corazón", 1 1 \ 1 111.: Carlo s Gard el
"Boedo", "Mala junta", "Tien·o querida,.) como en las version es de tangos
f 11 1!l 12, el tango estaba más tiempo en los pies que en los labios;
de otros composit.ores, allí donde eJ violinis ta reaJizó refinad as relectu ras
•1, llnnza que canción. Las pocas letras que por entonce s se escu·
111.1~:
a partir de sus saberes académ icos. Por ejemplo, e'J arreglo que en 1930
h ,¡, 111 h.tjo el rótulo "tango" carecía n de una pertene ncia genéric a del
inventó para "La cumpa rsita• significó una revalor ización del clásico de
,. l,, dura. Era pícaras , leveme nte co..~tumbristas, generc:tlmente muy
Gerard o Matos Rodrígu ez. Aquí volvemoa a la compar ación diacrón ica:
i 111111:1. .v un poco chovinistal.-1. No narrab
sólo trece años separa n esa versión de la de Firpo, pero la impres ión de an demasi ado: más bien crea-
11 1111.1ciones, o ponían en música las palabra s de algún
distanc ia tempor al es otra. persona je de
,111<'11•. En los reperto rios de las princip ales figuras del
Al incorporar sus contrap untos, variacio nes y modulaciones armóni cas varieté porteño
f ,11d:1 Thelma , Pepita Avellan eda, Alfredo Gobbi o el mismís
tanto sobre materia l conocido como sobre sus propiru; creado nes, Julio imo Ángel
\ ,th,1do se vislum braba a lgo llamad o tango, entre cuplé\. y milong
De Ca.ro llevó a cabo la proeza de ensanc har y legitim ar el reperto rio del as.
p\,, 11:, , 1adie se le hubiera ocurrid o ent.onces reflexio nar sobre esas letras.
tango. A partir de ese momen to, la música instrum ento) de Buenos Aires
, 1 1 wor, ni en contra.
fue algo más que el acompa ñamien to de bailarin es: formaHzó una nueva
~~, n 1•mbargo, ese año, un cantor de reperto rio m~s bien folclóric
concien cia respect o del valor artístic<> de la música popula r argentina. ?,
tl ,, ,do el 11 de noviem bre en Toulou se, Francia ,
Desde luego, siempr e existirí an version es más sencilla s y funcion ales y cnado en el barno
•I• t \hatilo, ciudad de Buenos Aires, ingresa ba a un estudio de grabaci ón
del tango como música popular. Pero con Julio De Caro y -la· Gua1·di a
I'"' primer a vez en su vida; el hecho tendría una significación para
Nueva el debate sobre lo argenti no musica l en sentido artístic o dejó de la
¡ , 1on,t de la canci6n dificil de exagera r. Alguno s lo Jlamab an, acaso con
ser tópico exclusi vo de la creació n académ ica.
1111 1lt•jo desprec iativo, "el frances ito".6 Era un poco gol'do y lie peinab
Como ya dijimos , De Caro no estuvo solo en su intento de renovac ión a
, ,11 ntya al medio. Se decía que, para intermi
de ese ritmo tan marcad o que lo había seducid o desde la calle, siendo nable penar de su madre
l t, ,1.1, frecuen taba a gente violenta, y que solía cantar con frecuencia
niño, y que finalme nte lo había enfrent ado a l3U padre, un italiano para para
1 1111 l1 llm, conservado1·es. Pero sus héroes
el que la única música realme nte valeder a era la que se enseña ba en persona les no eran delincu entes,
1,1 •11,1pos de facón veloz, sino los payado res, como
los conservatorios. Sin la organic idad do las asociac iones de ]a música José Betinot ti, Y los
,. t ro~ de la lírica, como Enrico Caruso . Veintit rés años más
académ ica y sit1 el apoyo sosteni do de instituc iones, revista s culturales Larde. con
1111.1 trayect oria impres ionante a su favor,
o intelec tuales de fuste -salvo ocasion ales referen cias al tango como "el francei:; ilo" se mataba en
1111 •1cr1dente aéreo en la ciudad colomb iana de Medell ín. El cantor hacía
perfum e de época-, la Guardi a Nueva logró impone rse a través de par•
111111 íH de la escena para dejar su sitio al mito.
tituras, actuaci ones cu vivo -eran tiempo s de eoplénd idos cabare ts- y
qué hubier a sido de Carlos Garde] sin esa oportun idad que en 1912
grabaci ones ... Especia lmente, grabaci ones. Según la constat ación de
lo 11 uó fren~ a la bocina de un grabad or acústico ? Se dice que un amigo,
Ornar García Brunell i <2010), el número de djscos corresp ondien tes a la
escuela liderad a por De Cal'O es lo 1mficientemente elevado como para
refle:uo nar sobre cuál fue realme nte la "época de oro" del tango:
,, 11,•, pujS,s de largoA ar'\m1 de clhi11utus eulrt• argentin os y ur~1,'Uay0;!-e_st.os
1iltim1IB im,;1.e-
Aunque pare~ca mentira . la producc ión discográfica de los ,1 , que habia nae1d-O en Tacuan>rt1lió-. ful' hallado la partida de n11etmwn
to de Gardel,
qmnce añm; de la Guardia Nueva supera ampliam ente a 111 de 11 ,1.111" en el regi:1tro de Toulou&<!, Francia, como Charles Romuald Gardea Llegó con st1
111 : 11 tri· fü,rta a Bui>no>1 Aires, cuando el niño tenía sólo tres oños. r~,s respon11aule.s do ese
la posterio r época de oro. En etecto, computa ndo las orquest as
h;,11:nJ.!O i;on el argenbn o ,Juan Carlo.,; Esteban y los franceses Gcorge
Y CAntant.es que rruís graharo n cnttc 1920 y 1935, tenemos unos Galopn y Monique
Hntlw. :mtorcs del libro.t:/ padre de Gardcl (Proa Amerian , 20121,

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