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I.E.S.

Palomeras - Vallecas – Departamento de Filosofía Profesora: Raquel Pozuelo Guilló

UNIDAD 4: LA METAFÍSICA.

1. ORIGEN DEL TÉRMINO.


Como ya se ha señalado en otras ocasiones, la Metafísica es una de las ramas de
la Filosofía. De hecho es una de las ramas más antiguas y, durante muchos siglos, se la ha
considerado el núcleo central de la actividad filosófica. La Metafísica, por su origen y
orientación, está intrínsecamente ligada a la obra de Aristóteles, aunque él nunca utilizó
dicho término, sino que siempre que hizo referencia a esta materia lo hizo señalándola
como Filosofía Primera, precisamente por considerarla la rama más importante de la
Filosofía.
En general, se ha aceptado que el término Metafísica fue acuñado por Andrónico de
Rodas en el siglo I antes de N. E. Andrónico fue nombrado el bibliotecario de la Biblioteca
de Alejandría y, como tal, fue el encargado de ordenar los libros de Aristóteles, pero al
hacerlo se encontró con una serie de obras inclasificables, pues no trataban de ninguna de
las disciplinas conocidas en ese momento: Filosofía natural, Lógica, Ética, Estética o
Política.
Para facilitar la clasificación y localización de dichas obras en la Biblioteca de
Alejandría, Andrónico consideró oportuno colocarlas a continuación de aquellas obras de
Aristóteles que trataban sobre Física, diferenciándolas para ello con la expresión griega tá
metà tá physicá, que significa detrás de la física. Así pues, si consideramos a la Física como
el estudio de la realidad que puede ser percibida y conocida por observación y experiencia,
consideraremos a la Metafísica como el saber que se ocupa de investigar todo aquello que
está detrás o más allá de la realidad natural y material.

2. LA REALIDAD COMO OBJETIVO DE LA METAFÍSICA.


Ahora bien, para poder aproximarnos al tema de estudio propio de la Metafísica, se
hace necesario tratar de ofrecer una primera definición de la realidad. En principio, podemos
definir la realidad como el conjunto de todo lo que es o existe. Ahora bien, ¿podemos decir
que existen los unicornios? Responder a esta cuestión no es tan fácil como puede parecer,
pues aunque está claro que el caballo y el unicornio no existen de la misma manera, no
podemos negar que ambos tienen algún tipo de existencia.
Clasificar y precisar las intuiciones que tenemos de la realidad ha sido, desde
siempre, una de las pretensiones fundamentales de la Metafísica. Es por eso que,
actualmente contamos con muchas y diversas teorías acerca de la clasificación y precisión
de la realidad. A lo largo de este tema iremos viendo las más destacadas. No obstante,
anticiparemos, de modo general, dos concepciones básicas de la realidad:
1. En sentido restrictivo, se considera que la realidad es todo aquello que nos rodea y de
lo que podemos tener experiencia; bien porque se trate de seres observables por los
sentidos (árboles), bien porque puedan observarse gracias a instrumentos como
microscopios o telescopios (átomos o planetas), o bien porque podamos constatar las
consecuencias de su existencia (ley de gravitación universal). Esta concepción
restrictiva de la realidad coincide con la concepción científica de la realidad física o
material.
2. En sentido amplio, se considera que no solo tienen existencia los seres materiales y
observables de la ciencia, sino también las realidades subjetivas que conocemos
íntimamente (los sentimientos, las ideas o las creencias), los productos culturales
(personajes mitológicos o literarios), o las realidades inmateriales o espirituales (la
mente, la libertad o Dios). En este sentido amplio se considera real incluso la esencia
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misma de las cosas; es decir, aquello que no podemos observar pero que dota de
sentido a la realidad material. Esta concepción de la realidad es, precisamente, el objeto
de estudio de la Metafísica.
No obstante, sería incorrecto considerar que la ciencia se centra en la realidad física
o material y que la Metafísica se centra en la realidad inmaterial o espiritual. Lo que sí
podríamos decir es que la ciencia es un saber que estudia la realidad desde un enfoque
observable o cuantificable, mientras que la Metafísica es un saber que considera la realidad
en un sentido más amplio.

3. LA METAFÍSICA COMO ESTUDIO DEL SER.


La Metafísica es un tipo de saber más global y ambicioso que el científico, porque
también trata de dar cuenta de aquellos aspectos de la realidad que, por ser inobservables
o incuantificables, quedan fuera de las consideraciones científicas. Así pues, la Metafísica
trata de ofrecer una explicación de la realidad en la que quede claro qué significa el Ser,
concebido como esencia, independientemente de los modos de ser, concebidos como
atributos del Ser. De hecho, sobre la Metafísica, Aristóteles afirma lo siguiente:

“Hay una ciencia que estudia el ser en tanto que ser y lo que le es propio. Esta ciencia no se confunde con
ninguna de las llamadas ciencias particulares, pues ninguna de ellas considera en general el ser en tanto que
ser, sino únicamente una parte del mismo”. (Aristóteles, Metafísica.)

Según este texto, podemos decir que, para Aristóteles, la Metafísica o Filosofía
Primera, como él la denomina, se caracteriza por:
1. Ser una ciencia distinta de las ciencias particulares (Biología, Física, etc.), porque
es más general y, de hecho, constituye la base para el resto de las ciencias.
2. Ocuparse del ser en tanto que ser, es decir, interesarse por el Ser en un sentido
general y no en los modos concretos ni en sus partes concretas.

Ahora bien, en otra parte de la Metafísica, Aristóteles nos advierte que el Ser se dice
de muchas maneras. Por eso, en el estudio del Ser conviene empezar por un análisis de
los distintos usos del Ser, es decir, por un análisis lingüístico. De este análisis lingüístico
podemos diferenciar dos usos del verbo ser:
1. Uso predicativo. En este caso, el gato es negro o Carmelo es bueno responden a la
fórmula x es y, en la que el verbo ser tiene una función de cópula que une el sujeto x (el
gato o Carmelo) con su predicado y, que es la propiedad que se le atribuye (ser negro
o ser bueno).
2. Uso existencial. En este caso, el gato es y Carmelo es son oraciones que se ajustan a
la fórmula x es, y que equivale a decir que x existe; en este caso, que Carmelo y el gato
existen, teniendo en cuenta que no podemos considerar la existencia en el sentido
restrictivo de la ciencia, sino en un sentido más amplio.

Siguiendo el pensamiento de Aristóteles podemos reinterpretar esta distinción entre


el uso predicativo y el uso existencial del Ser diferenciando entre:
1. Ser como accidente. Cuando usamos el verbo ser de modo predicativo, atribuimos a
una realidad determinadas propiedades o cualidades (ser negro o ser bueno). Estas

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cualidades (negrura, buenismo) son modos de ser que no tienen existencia por sí
mismos, sino que necesitan de otra realidad para ser (gato, Carmelo). De hecho, se
consideran accidentales porque, en el caso del gato de nuestro ejemplo, podría ser
blanco en lugar de negro.
2. Ser como sustancia. Cuando usamos el verbo ser de modo existencial, nos referimos
a un ser que tiene existencia por sí mismo, ya que no depende de otra realidad para
existir. Para Aristóteles, ser gato o ser humano son seres auténticos o sustancias.

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