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VALORACIÓN DE LA PRUEBA EN EL TESTIMONIO ÚNICO

Análisis del fallo “Altuve s/ recurso de queja” de la SCBA

Carrera: Abogacía
Nombre de la alumna: Barron, Laura Marta
Legajo: VABG 43706
DNI: 28.450.447
Fecha de entrega: 01/12/2022
Tutor/a: Gulli, Belén

AÑO 2022
AUTOS: "Altuve, Carlos Arturo (Fiscal) s/ recurso de queja en causa n° 69.964 del Tribunal
de Casación Penal, Sala V" Expte.125.901
TRIBUNAL: Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires
FECHA DE SENTENCIA: 17 de Septiembre de 2021

Sumario: I. Introducción. II. Plataforma fáctica, historia procesal y decisión del Tribunal. III. La
ratio decidendi de la sentencia. IV. Antecedentes legislativos, doctrinarios y jurisprudenciales. V.
Postura de la autora. VI. Conclusión. VII. Referencias bibliográficas.

I. INTRODUCCIÓN
Los litigios de casos que involucran perspectiva de género encuentra mayores discrepancias
al momento de valoración de la prueba. El eje de discusión toma mayor visibilidad en lo que refiere
a violencia de género cuando la prueba es el testimonio de la víctima que relata un hecho ocurrido
en la intimidad y sin presencia de terceros. En el caso de análisis de la presente nota se evidencia
cómo la Sala V de la Cámara de Casación se aparta de lo regulado por nuestro sistema normativo en
lo referido a la “amplitud probatoria”( Ley 26.485, art.16 inc. i), desglosa, bajo argumentos que el
Fiscal considera poco solventes. cada uno de los elementos probatorios, revierte la decisión tomada
por el Tribunal inferior que había condenado al acusado y obliga a la víctima a convivir en sociedad
con su agresor.
El sistema de Naciones Unidas presta atención al problema de la violencia, tanto así que
en el año 2000 hace incapié en la cuestión de género y define qué se entiende por “violencia contra
la mujer” y establece que es “todo acto de violencia sexual que tenga o pueda tener como resultado
un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer” (Declaración de la Asamblea
General sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer). La misma declaración condena todos
los actos de violencia sexistas contra la mujer y exige que se erradique en todos los ámbitos donde
sea tolerada esta acción. Aceptar estos actos implica un quiebre en el goce de los derechos y
libertades fundamentales, por ello invita no solo al sistema, sino a los Estados parte a tomar medidas
que colaboren en el ámbito nacional e internacional con la erradicación de este tipo de violencia.
Nuestro país incorpora al sistema normativo tratados y convenciones mediante el art. 75
inc.22 de la Constitución Nacional, y pasa a ser Estado parte. De esta manera se obliga además a
“modificar patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres con miras a alcanzar la
eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén
basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones
estereotipadas de hombres y mujeres.” (Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer CEDAW art. 5, inc. a). Adopta en forma progresiva medidas
específicas que serán tomados como instrumentos preponderantes en la postura admitida por nuestro
sistema procesal penal para la valoración probatoria en base a la sincera convicción de quienes
juzgan, y contra el principio de libertad probatoria, por el compromiso adoptado en la Convención
Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará).
Cumpliendo con ello, el ordenamiento jurídico local sanciona en el año 2009 la Ley de Proteción
Integral a las Mujeres.
Es bajo esta normativa que La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires,
en el fallo "Altuve, Carlos Arturo (Fiscal) s/ recurso de queja en causa n° 69.964 del Tribunal de
Casación Penal, Sala V" (SCBA, Ac.3971/20, 17/09/2021) concedió la impugnación que el fiscal
Altuve mediante un recurso de queja denuncia arbitrariedad de la fundamentación de la duda que
hizo lugar La Sala V del Tribunal de Casación Penal, del Departamento Judicial de San Isidro, y
absolvió a J. G. R. por el delito de abuso sexual con acceso carnal por el que había sido condenado
en el Tribunal en lo Criminal N° 3 del mismo departamento judicial. El fiscal alegó que el órgano
casatorio, criticó la real existencia de un acometimiento sexual forzado, se apartó de los dichos de la
víctima ante el tribunal de grado, corroborados a su vez con las lesiones descriptas por los médicos
intervinientes.
La relevancia de este fallo se argumenta en cómo los problemas de prueba afectan a la
premisa fáctica del silogismo. El valor y funcionamiento de determinadas presunciones legales,
cargas probatorias y valoración de algunos tipos de pruebas dan lugar a las lagunas que surgen por
nuestro deficiente conocimiento de las circunstancias del caso. Así lo describe Ferrer Beltrán, J.
(2005) cuando menciona las limitaciones impuestas en el marco probatorio. La valoración del
testimonio de la víctima es uno de los aspectos centrales al momento de dictar sentencia, pero no es
el único. La Suprema Corte advierte que la ley encomienda un análisis integral de todos los
elementos probatorios y de las razones objetivas que puedan recabarse en este tipo de casos.
A continuación, describiré la plataforma fáctica, la historia procesal y la resolución de la
Suprema Corte acogida para el caso, junto a la ratio decidendi que se evidencia en la sentencia. En
otro punto, expondré el contexto legislativo, doctrinario y jurisprudencial sostenido; y por último
apuntaré la opinión de quien suscribe y resolveré el trabajo en una conclusión.

II. PREMISA FÁCTICA, HISTORIA PROCESAL Y DECISIÓN DEL TRIBUNAL


Se desarrolla la premisa fáctica del fallo en estudio, concretamente los hechos se centran en
una mujer (E. G. R.) quien al llegar a su hogar luego de su jornada laboral, recibe una llamada de J.
G. R. pidiendo que se acercara hasta la vivienda. Una vez dentro el imputado le propone tener sexo
y ella se niega. Acto seguido él se quita la ropa y comienza la pelea, la toma del pelo al instante que
ella se toma de las rejas de la ventana y solicita auxilio pero nadie la escuchó, al llevarla hasta el
dormitorio le quita la ropa interior y abusa sexualmente, con acceso carnal por vía vaginal. Luego
del hecho, E. G. R. levanta su ropa y mientras se vestía, el imputado le consulta:”¿lo hacemos otra
vez?”. Viendo que aquél se encontraba más calmado y bajo la promesa que no le contaría a nadie lo
sucedido, E. G. R. retorna a su hogar donde ya se encontraba su pareja, a quien pudo contarle lo
ocurrido varias horas después. Cuando la pareja toma conocimiento inmediatamente la acompaña a
la comisaría a radicar la denuncia.
El Tribunal en lo Criminal N.º 3 del Departamento Judicial de San Isidro condena al
imputado por el delito de abuso sexual con acceso carnal. La Sala V del Tribunal de Casación Penal
hizo lugar a la impugnación solicitada por el defensor particular de J. G. R. y absolvió al nombrado
por el delito que había sido condenado, bajo el argumento que lo declarado por la víctima no había
sido sometido a peritaje para determinar su credibilidad, sumado a la ausencia de ADN del agresor
en el cuerpo de ella, motivaban la duda del hecho. El voto del juez Ordoqui, que hizo la mayoría,
señaló que este tipo de delitos presentan una “realidad complicada” y que para sostener los dichos
era necesario la colaboración de peritos psicológicos y psiquiátricos. Ante esta decisión el fiscal
interpone frente al órgano casatorio el recurso de inaplicabilidad de la ley que fuera declarado
inadmisible. No obstante la Suprema Corte da lugar a la queja presentada por el agente quien acusa
ausencia en los fundamentos de la duda en los cuales solventa La Cámara su decisión; destaca
también que el tribunal revisor no hace referencia a la expresa valoración que el órgano de juicio
llevó a cabo sobre el testimonio troncal de E. G. R., al que oportunamente calificó de “creíble,
detallado de las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se desarrollaron los hechos,
desgarrador, claro, pormenorizado y sin fisuras”. Por el contrario, determina que esa declaración no
alcanza para probar el acceso carnal ante la falta de prueba pericial psicológica o psiquiátrica sobre
la credibilidad de los dichos, el tribunal revisor requiere prueba tasada para tener por acreditado el
hecho. Tal razonamiento está permeado por estereotipos de género y expectativas de
comportamiento femenino, cristalizados en mitos sobre los elementos que integran las "verdaderas"
agresiones sexuales. Concluye el fiscal en su acusación que la decisión atacada carece de
motivación, por cuanto: a) no existió una crítica razonada al testimonio de la víctima, otorgando un
fundamento aparente a la decisión; y b) se apartó de las declaraciones testimoniales, fragmentando
en forma arbitraria los dichos en el juicio.
Es dable resaltar que el Tribunal en lo Criminal N.º 3 del Departamento Judicial aborda
expresamente en la sentencia de mérito al decidir que no es requisito procesal realizar un peritaje a
las víctimas para poder tener su testimonio como válido, sino que es tarea de los tribunales, en el
proceso de inmediación, analizar la credibilidad de los testigos y confrontar sus dichos con el
informe de reconocimiento médico efectuado el mismo día del hecho, el estado emocional de la
testigo (del que dio cuenta ella misma, su pareja y la agente policial que recibió la denuncia); son
estos los argumentos que acredita la materialidad del hecho ilícito y la autoría responsable de quien
fuera acusado.
Asimismo la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires se pronuncia al respecto
sosteniendo que los razonamientos empleados por la Cámara no dan soporte válido a la sentencia, el
testimonio de la víctima queda corroborado con el resto de la prueba con lo cual elimina toda duda
ante la existencia del hecho y su autor, da voto a la afirmativa por unanimidad a lo expuesto por el
fiscal y resuelve devolver los autos al Tribunal de Casación para que dicte una nueva sentencia
ajustada a derecho. CPP prov. Bs. As. “Si la Suprema Corte estimare que la sentencia recurrida
aplicó mal la ley sustantiva, deberá declararlo así y dictar resolución en el caso con arreglo al texto
expreso de la norma en cuestión, fijando la doctrina legal aplicable.” (art. 496).

III. LA ratio decidendi


La Suprema Corte dictamina que la Cámara demuestra un análisis fragmentado de la
prueba, sostiene que ello está influenciado por estereotipos de género instalados en el razonamiento
de los magistrados que a la hora de juzgar reflejan actos de discriminación e impiden el acceso
igualitario a la justicia. Así demuestra cómo se alejan de la normativa nacional y hacen oídos sordos
a lo regulado. Resalta que el ordenamiento jurídico local establece que la valoración de la prueba se
deriva de una evaluación en conjunto de todos los elementos probatorios, y no es requisito procesal
validar un testimonio a través de un peritaje; “corresponde al tribunal de audiencia que con
vigencia de los principios que rigen la realización del juicio y la práctica de la prueba oir lo que los
testigos deponen sobre los hechos percibidos sensorialmente” (Dr. Torres juez SCBA). En cuanto al
trabajo de investigación de los hechos en los delitos de violencia sexual, la declaración de la víctima
constituye la columna vertebral y se sostiene con el análisis de los demás elementos y no debe ser
corroborada mediante otros elementos de prueba independientes (Corte IDH, “Fernández y Ortega”
y “Rosendo Cantú”, Agosto 2010).
El pronunciamiento del Dr. Torres del máximo tribunal de la provincia, y al cual se
adhieren el resto de los magistrados, expone que la Cámara no cumplió con los estándares de
análisis de prueba libre de agentes que afecten negativamente al caso. “Con relación a la declaración
de la víctima -prueba basal en esta clase de delitos contra la integridad sexual- se advierte que el a
quo no ha dado acabada cuenta del desmerecimiento de su relato, examinado con perspectiva de
género y al abrigo del principio de la amplia libertad probatoria que se consagra en el art. 31 de la
Ley 26.485”. Resalta que la incertidumbre que se invoque a cualquier elemento probatorio, no
impide estar persuadido para pronunciar condena, es que la Corte Suprema de Justicia de la Nación
insiste en el análisis detenido de toda la prueba en conjunto (CSJN, por remisión al dictamen del
señor Procurador General, en causa "Sanelli, Juan Marcelo s/ abuso sexual -art. 119, 3° párrafo-",
sent. de 4-VI-2020).

IV. LEGISLACIÓN, DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA


La valoración del testimonio de la víctima como columna vertebral de las pruebas vertidas
en el proceso implica que los órganos del Estado corte con los estereotipos culturales y contemple
las características circunstanciales de este tipo de declaraciones. Los hechos de abuso sexual
ocurren en ámbitos cerrados, donde el agresor se asegura de encontrarse en intimidad, funda miedo
a su víctima, en ocasiones golpea e insulta previamente con el objetivo de obtener la sumisión
completa por parte de ella, sin presencia de terceros. Por eso para construir un valor convictivo del
testimonio se vincula este a todos los demás elementos y razones objetivas que se recaban durante el
proceso.
Este es el desafío en que se encuentra la legislación nacional, que el 17 de Julio de 1980
firma la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW), la cual fue aprobada mediante Ley 23.179 dándole jerarquía constitucional con la
reforma del año 1994 a través del art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional, instrumento
internacional que sirve a las mujeres víctimas de discriminación y violencia de género como vía de
reclamo una vez agotadas las instancias jurisdiccionales internas del Estado; en el año 1996 se
aprobó por el Congreso de la Nación mediante la Ley 24.632 la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer "Convención de Belém do Pará"en la
cual los Estados parte se comprometen a tomar medidas apropiadas para modificar prácticas
jurídicas que respalden la persistencia o la tolerancia de la violencia contra la mujer.
Asimismo y dentro de este marco en el año 2009, se sanciona la Ley 26.485 de protección
integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que
desarrollen sus relaciones interpersonales, donde se garantiza un “trato respetuoso de las mujeres
que padecen violencia, evitando toda conducta, acto u omisión que produzca revictimización” (art. 3
inc. k). Puede observarse que los legisladores no están ajenos al conflicto, y en conformidad con el
sistema normativo interamericano se han implementado gradualmente medidas concretas para no
someter a la víctima a declaraciones reiteradas, o ser sometidas a exámenes médicos repetidos,
superfluos o excesivos para acreditar la veracidad del hecho de violencia.
Resulta aplicable mencionar que el propio Código Procesal Penal de la Nación se rige por
la libertad de apreciación de la prueba conforme la sana crítica (arts. 206 y 398, segundo párrafo,
CPPN), por lo que allí tampoco hay regla alguna que imponga un modo determinado de probar los
hechos de la acusación, ni un número mínimo de elementos de prueba. La directiva comprendida en
el art. 16 inciso “i” de la ley 26.485 no establece un estándar probatorio distinto o adicional a la
libertad de apreciación de la prueba reglado en la ley 23.984, y a la libertad de apreciación de la
prueba testifical regida por los arts. 241 y 398, segundo párrafo, del CPPN.
En el marco de perspectiva de género la vulnerabilidad de la víctima se potencia ante delitos
que involucran la integridad de la persona. En la Corte IDH, se alude a la importancia que tiene el
contexto en que las mujeres se encuentran al momento del acto de violencia, afirma que “la actitud
de la víctima, en el sentido de denunciar o no el delito, o bien desistir de una denuncia, no debe
interpretarse como un cuestionamiento acerca de si el hecho ocurrió” (Corte IDH, 2006). Un año
después, la misma Corte IDH ha explicado que “el miedo a los efectos de la denuncia en la vida
privada y la posibilidad de ser revictimizada desincentiva el inicio de un proceso legal”(Corte IDH,
2007).
Es en este punto donde la justicia aplica más allá de la normativa, el justo raciocinio para
obtener una sentencia acertada, para obtenerla no basta con testimonio, es cierto que es pieza
fundamental, pero no la única, la Corte Suprema de Justicia peruana así lo destaca, Acuerdo
Plenario (2012):
En cuanto a las investigaciones de violencia sexual, una mínima
corroboración periférica con datos de otra procedencia como ser inspecciones
oculares, informes médicos o psicológicos puede ser determinante. En estos
supuestos, la retractación debe ser evaluada teniendo en cuenta el ámbito en el
cual se desarrolló el hecho. Los contactos posibles que haya tenido el
imputado con la víctima y la objetiva posibilidad de que éstos resulten en su
manipulación deben ser merituados a la luz de una eventual relación de
cercanía entre víctima y victimario (vínculo familiar o de vecindad); de
autoridad (docentes, padres o tutores); y el temor a sufrir represalias.(CJ-116)
La doctrina local e internacional desarrolla de manera amplia los conceptos de valoración
de la prueba y amplitud probatoria Di Corleto realiza un trabajo pormenorizado en el relevamiento
de jurisprudencia referido a la prueba en contexto de violencia de género resaltando que “la
investigación adecuada de la violencia de género debe tener en cuenta la declaración de la víctima,
pero ello no significa que ésta debe ser la única prueba pues también hay que realizar esfuerzos para
obtener y asegurar otro tipo de elementos probatorios” (Di Corleto, 2015). En la misma obra relata
que aunque diversos estudios expongan falencias en los procesos judiciales, también es menester
decir que se está trabajando en rectificar aquello, corresponde en materia de valoración de prueba
citar que “ciertas prácticas sensibles a la problemática de género las cuales apuntan a analizar las
agresiones a través del principio de amplitud probatoria, y a facilitar una adecuada escucha de la
víctima, en especial cuando su testimonio es la única prueba directa disponible en el proceso
penal”(Di Corleto, 2015).
El Tribunal Interamericano marca el lineamiento que los Estados parte deben concurrir al
momento de la valoración de la prueba, “apreciadas en su integralidad...teniendo en cuenta sus
relaciones mutuas y la forma como se prestan soporte unas a otras o dejan de hacerlo” “Villagrán
Morales y Otros” (1999). La Corte insiste y remarca la particularidad en lo que respecta a la
agresión en cuanto a la violación sexual, las circunstancias en que ocurre y lo dificultoso que se
vuelve obtener pruebas gráficas o documentales, cuenta de ellos son los casos “Fernández Ortega y
otros. vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas” y “Rosendo Cantú y otra
vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas”.
La Corte Suprema de la Nación en fallos recientes grafica de manera concreta el
procedimiento elegido para sentenciar este tipo de caso, ejemplo de ello es el caso de “Roumieh,
Mohamed Khir s/abuso sexual” donde destaca que para un adecuado análisis de este tipo de delitos
no es dable efectuar una interpretación fragmentada y aislada de los elementos probatorios, por el
contrario, es imperante la valoración global de toda la prueba para determinar la verosimilitud de los
dichos de la víctima. En este mismo orden, en el caso “Carabajal, Andrés Miguel s/ Abuso Sexual-
Art. 119 3° Párrafo” menciona que “la materialidad del hecho y autoría del imputado en su
ocurrencia fueron corroboradas, contra la protesta de inocencia del acusado… En contraposición
con lo sostenido por la defensa, entiendo que el análisis de la prueba llevado a cabo por el a quo
satisface el recaudo de exhaustividad que la doctrina reclama en los casos en que existe un único
testimonio.” Claro está que en los delitos contra la libertad sexual, los jueces al valorar las pruebas
conforme a la regla de la sana crítica, debe necesariamente adoptar un criterio cuyo límite seguirá
siendo el principio in dubio pro reo, sin dejar de contemplar la dificultad probatoria que acarrea este
tipo de delitos, “CONTRERA SERRANO, Fredy s/abuso sexual agravado”.
Con lo mencionado hasta aquí se observa que la justicia interna aplica las herramientas
adoptadas mediante la adhesión a los tratados y convenciones, no dando lugar a sentencias que se
apartan de estos ordenamientos. Cuando esto ocurre, es trabajo de los máximos tribunales enmendar
el error y pronunciarse a derecho.

V. POSTURA DE LA AUTORA
Es evidente que el cuerpo normativo nacional e internacional le presta real importancia a la
temática de violencia contra la mujer. En lo que respecta a la credibilidad del testimonio de la
víctima el trabajo no termina en el dictamen de una ley o en la firma de un tratado o convención, por
el contrario, el cuerpo judicial se encarga de reivindicar aquellas decisiones que infringen lo que la
legislación ordena. Es atractivo ver cómo la justicia avanza y rompe con aquellos patrones que
quedaron arraigados en la sociedad por tanto tiempo.
Una materia a tener en cuenta es evitar la revictimización de quien denuncia el hecho,
concuerdo con lo destacado en la Corte IDH al mencionar que esta práctica desincentiva el inicio de
un proceso legal. Quienes sufren violencia contra la integridad sexual padecen no solo estar
sometidos al momento del hecho, también son violentados cuando se encuentran supeditado a esta
práctica. Es por esto que la jurisprudencia hace incapié en tener en cuenta el primer testimonio de la
víctima y “facilitar su escucha” (Di Corleto, 2015).
Durante el desarrollo del presente trabajo se ha hecho referencia a la sana crítica de los
magistrados al momento del análisis integral de los elementos probatorios, es que cuando el
testimonio es único y el resto de los elementos no son determinantes, sólo el criterio del juez
determinará la culpabilidad o no del imputado. Y no quiere decir que se quebrante el principio de in
dubio pro reo, por el contrario, este fundamento es protegido de manera constitucional y ante la
duda del hecho quien sea acusado será puesto en libertad. Lo que hace la diferencia es permitirle a
la víctima el acceso igualitario a la justicia, que sea escuchada y que su testimonio tenga
importancia y sea sostenido por los demás elementos probatorios que acompañen a ese testimonio.
Es tarea de los técnicos de la justicia realizar de manera exhaustiva la investigación para
llegar a la verdad y asegurar la protección de los derechos fundamentales y la integridad de las
personas. Ello es posible si está asegurado el acceso a la justicia de manera igualitaria, si se ajusta a
derecho el proceso y el dictamen judicial, tanto para la víctima como para quien es acusado.

VI. CONCLUSIÓN
Este trabajo tiene como eje central indagar en el fallo “Altuve (fiscal)” dictado por la SCBA,
en él se demuestra las discrepancias que acarrea el análisis integral de los elementos probatorios. El
problema de prueba se intensifica cuando la testimonial es de carácter único, solventar la veracidad
de los dichos de la víctima a través de la colaboración de peritos psiquiátricos y psicológicos, es
infringir lo regido por el ordenamiento jurídico.
A partir de esta cuestión, el desarrollo del presente labor intentó exponer los lineamientos
que el sistema normativo local debe ajustarse al momento de dictar sentencia. Cabe recordar que la
Cámara de Casación Penal pone en duda que el hecho haya ocurrido y, ajustándose al principio
jurídico in dubio pro reo, decide impugnar la decisión en primera instancia y poner en libertad al
acusado.
Sin violentar el principio ut supra, he argumentado con doctrina, legislación y jurisprudencia,
el compromiso que tiene asumido el cuerpo judicial al instante de valorar la prueba y en el
tratamiento de la víctima durante todo el proceso. Cuando esa obligación encuentra el vicio, queda a
cargo de los máximos tribunales subsanar lo precedente.
Más allá de la legislación vigente, el problema de prueba debe recurrir a la sana crítica de
quienes tienen en sus manos la fortuna de las partes involucradas en el hecho. La capacitación
permanente es apenas una arista de la figura que representa la justicia. La relevancia de esta nota
delata que aún hay cuestiones de relevancia cultural que romper para concretar el acceso y el trato
igualitario al sistema.

VII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Doctrina

Di Corleto, J. (2015). “Valoración de la prueba en casos de violencia de género. Garantías


constitucionales en el enjuiciamiento penal”. Nuevos estudios críticos de la jurisprudencia. Buenos
Aires: Del Puerto.

Ferrer Beltrán, J. (2007). “La valoración de la prueba”. Marcial Pons: Madrid.

Legislación

Constitución Nacional Argentina

Convención Americana de Derechos Humanos. Sancionada 01/03/1984. Promulgada 19/03/1984

Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer -


CEDAW-. Sancionada 08/05/1985. Promulgada 27/05/1985

Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la Violencia contra La


Mujer -Belém do Pará-. Sancionada 13/03/1996. Promulgada 01/04/1996

Ley 26.485. Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales. Sancionada 11/03/2009.
Promulgada 01/04/2009

Ley 23.984. Código Procesal Penal de la Nación. Sancionada 21/08/1991. Promulgada 09/09/1991

Jurisprudencia
Corte IDH, “Villagrán Morales y Otros” (1999).

Corte IDH, “Fernández Ortega y otros. vs. México” (2010).

Corte IDH, “Rosendo Cantú y otra vs. México” (2010).

CSJN, “Roumieh, Mohamed Khir s/abuso sexual”(2017).

CSJN, “Carabajal, Andrés Miguel s/ Abuso Sexual- Art. 119 3° Párrafo” (2019).

CSJN, “Contrera Serrano, Fredy s/abuso sexual agravado” (2019).

Otros

Corte IDH, “Las mujeres frente a la violencia y la discriminación derivada del conflicto armado en
Colombia” (2006).

Corte IDH, “Acceso a la Justicia para Mujeres Víctimas de Violencia en las América” (2007).

Corte Suprema de Justicia de Perú, Acuerdo Plenario (2012).

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