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.com.ar

COLECCIÓN
GRAN ANGULAR

1>11,, non e<l11oroal S1lv1,1 l.ilnlen


Um·.-c1 1 h1t•r.or1.1 ( N ,h., 1\,pello
PRESENCIA
(00111111,u u111 cfp la t'tl1, 1m1 �l 11rtdtt ",t 11111 r FRANCO VACCARINI
hhnrn1 l·lott•nua C..at1a11

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In JUt Jf'O 1,1 A1�1·11t111,t l'rmtrd ,,. ,n,,•111111,i
A mi querido hermano Renato, por la retonciliación /lul11u ll<'<Jado a líl fnse en 1¡ue los di jerpr1tes Plernentos
con todas las rosas del cielo y de la tierra. 1 m, 111 11•r¡níndow, más y mrís, hasta confomwr w1 solo 11111ndo.
1 od11 vu1 son f<111/asmm,. ¡Qué triste:, están! e.,clamo }otclwn
'1/o dty(ls eso. ¡Qué miedo! di ¡o Miki-. A 1111 rw mP q u:,lan /o:,
/ 11,1,1,11111,
Ban<1na Yoshimoto,
El fo<J<>.
l. El pájaro

1 , .i 110 día de sol tan hermoso que daba lástima no es-


111 1•11 todas partes para verlo. Yo caminaba descuidado,
1 1111 ,•nle, distraído, tonto, como cualquier día en que uno
1

1 1 111 ... us cosas sin sentir un asomo de amenaza. Así es


111111, no.., sorprende lo malo.
1
1 n11<·ro vi un tordo revoloteando entre las ramas y lo
1

111 , 011 los ojos. De acá para allá, de allá para más allá.

111 ¡, q. 1 ilo del que apenas sabía que dejaba sus huevos en
1

111 1jP11os, nada que pudiera poner mis pelos de punta.


111 el,· pronto extendió sus alas y eran gigantescas, un

1 , 'I' 11' 11w separa ha del sol; sentí un cachetazo en mi

l 1 1 d<·I lado de adentro, y en apenas un instante ya


,h I cl,ido vuelta, temblando ante un remolino hecho de
1 11111'g10 y hojas muertas que había aparecido delante
1111 1 1111111ces vi la presencia, una figura humanoide de
111 •1 "" que se hacía y deshacía ante mis ojos, formán­
dc•l 111 mándose por la fuerza del remolino, y que en
l! 1 1111 1c'lll parecía más humana, sin perder su condi
1111111 11 uosa y alada.
1 1 1 11 111p1,1110, un domingo por la mañana, y supongo
111 1 1 il11.1 11,Hlie alrededor, solo yo estaba cruzando la

9
p l aza ron un kilo de mall/anas y 1111 litro ck
leche. La no­ qiu· .,1, <ksva,wc<'n y se olvidan, pero C'Se sm•110 había sido
che anterior ca'>i no había dormido por una pe ,
l ea con mi
novia y l o poco que dorn11 me lo pasé smía 1 111 11·.il ) las manzana'> tan de u1cnto, que yo pense t¡ue
ndo con un 1 t¡II<' pod1a curarme del amor. Uno hace las eslupiden''>
valle l l eno dC' manzanas r ojas que• a l mord
C' r las lo cura­
111,1., gt ,rndes del mundo p or amor, comer 1111a manzana
ban a uno dt>l ,unor, y desperté con ese pwl
undo de-,c•o 110 , • ., l.i más ext1aña.
instalado en mi mente. Mi madre' '>e sorprend
ió de ve1me ( 11,11 ,do di el último mordisco y.i cslaba <'11 medio de
lemprano un <lo 111ing o.
1 1 ¡il. 11 .i y dc-scubrí que d día era perfeclo, luminoso, con
-¿Adónde• vas? -m<• preguntó.
1 1 < 1111i.1 de la., mañana'> ele· domingo que• yo .ipenas co
-A co mprar manzanas.
-¿ Manzant1:,? en l a heladera hay bananas. 1 1111 1,1 porque me las pasab.i en la rama. Fu<' ent<�n�es que
Quiero manzanas, no bananas. , d 101do y tuvr un recuerdo de que era11 pa1antos la
Ir 01w.,, prácticos p impi,1dos os, que llegab,m a tirnr un o
-Bueh ••• como prefieias. Estás rdfo. ¿ Podes traer
l ec.hc?
Ya 110 "ºY un chico corno para dccide "qu{, do ti11cvos de mamá hornero p<1ra poner l os suyos, y
te importa''
o directamente no contestar le, pcro apen I' 1 11 1 ,1 rem olino y vi la presencia. Recuerdo que pense,
as toler o tc-ner 1 111rl.inH'nte, <'n que la manzant1 <''>laría e•nvencnada y
que da1 explicaci ones hasta para comprar maru
anas, s olo
porque• todavía vivo con m,._, padres Son situa 1 1 1 0 111t' hací.i alucinar. Que aca-,o tema re..,tos de �lgún
ci ones que 1 1 1 t 1, 1 d.i de los que matan la mosca de l a fruta. 5<' que
me hacen senlir torpe, ridículo y, sobre
todo, cu l pabl e'. 110 , ,1 dC' lt1 fruta es un drama parn los productores del
Ellos, papá y mama, me lo dieron todo y yo
se lo'> retri bu ll1 di· Río N<•gro cuando se hace· plaga. ',on datos qu<'
yo con ma l os pe1l'>amientos.
Pe11-,c1ha en una manzana roja, jugosa y duk 11 ,0 pmque trabajo romo pcriod1sla y me gi.1:ta leer
<' para co
mer la <'11 plena cal l e y curar me de l amor estú 11 11 1os, e•n mi cabeza acumulo \lila gran e ant1dad dP
pid o que sen­ 1111 1e 1011 inútil. Pero al final tuve que dejclf de echarle
tia poi I ía, pensaba en lomar el control de
mi vida, terwr ,ilp 1 " 1,1 111,mzana porque la pr<'sencia se �1izo sólida
fría la nwnte, irm<' de casa, hancarrnc l a
soh•dt1 d, crecer , 1111it10 sus alas como para envolverme, mientras sus
trabajar más, aunqlle me dic'ra un poco de
miedo hacerme lt p<'s<1dill,1 S<' incrustaban en l os mío:, ron una fijeza
ttdulto "Ad ulto ", que palabra suena a que
nw adu l tero, 1111 11 "'·
me <lC'g raclo, a que me convierto en 1111 ama
rgo. Pero dclw , i¡i1t d,· ,,tc· i iado, inmóvil, hasta que la prf'scncia hiz o
haber formas difC:'rentes de· ser adult o, n
o todo el mundo
será como mi jPfe en el diano. si' ft1c•. ¿_Se fut-? Del remo l ino quedaban unas
E l hecho es que' en el nwrcado habra man el, polvo que fueron asent,indose en el '-ouelo, ma :,
zanas rojas y _
en el carnina rne comí la más grande, dc-sp 11 1 q11,· 1·1 ,iire. ¿_Cuanlo duró? Duró mucho. lJn mi-
ués dr Irotarla en l,, l.1 l'l1•1 nidad. !:le• (Ue n o se fue. No está se qued o.
la manga de mi < amisa. En cada mo1disc
o masticaba un
poco de.• rabia. Uno obedec<• a los sue11os po 11 ltll poi los ojos, es absurdo, pero :,é que ocun ió
r un ratito, hasta 1," q111• soy ,1hora el nido del monstruo.
10
l1
2. El frío

( ,11<mlé el -;ccreto de mi extraña vi-;ion por no exponC'f


1111· ,1 las burlas de, por ejemplo, mis compañ<'IOS de traba

10 r•n la redacción. Nc1die má'> ('scéptiro que un periodbta


,1 ,duo. Yo mismo me tui ronvenci(•nclo de la irrealidad
d1• lo que bahía visto. Aunqu(' había otras scfü1l<·s, al p1 in-
1 1p11 no las I elacionaba con <'l fanta'>ma de polvo: en los

d11'> o tres d1as sigui(•ntes dormí mal, desperte con ojeras


e rn1 poca ('nergía, corno si por la noche huhit'ra talado
1111 t11 bol.
1 11tonccs lo vi de nuevo, aunque había cambiado. Me
11 1 0 1111 escalofrío verlo leva11tc1r motas de polvo a su paso
p 1 <' adlw11.ln a su cuerpo todav1a inestablt•; robab.i las
111111>1 .is de los árboles, se cargaba de oscuridad. Yo iba
pi 1.1 \'ered.i del sol y fl poi la de enfrente, meLclado en-
111 lc1s perso11c1s. Me llamó la atencion el enorme sohre­
tndn que ocultaba '-ill figura y las monstruosas alas, que
l I h,111,111 p,11ecer un 1orohado por <'l bulto en la espalda.
l'r ,il,.1 las baldosas con suavidad, como un bailarín, pero
1 1111.1ha r{ipido. Apenas por encima de sus zapatones,
,1 o si' .irremolinaba en su cu<'rpo de -;ospechosa humani­
il 1d, 1111,1 nwzcla de polvo, de hojas st•cas, y dr una especie
d1· 11i1•lil.i s11o;¡11•111lid11 , 11111111111 11 ,•I �11 111 l111 ,•1.1 1111«1 pc -Es usted quien me espera a mí.
'i,tt!tll.1 q1 11• y11 11n ¡11ul1 1 d1•¡111 d1• 1 111 1 ,11 ,•111 1111 111,1110¡ 0 de Y luego movió los labios secos y agregó:
c1pc111·11l1• < ,tt 111• 1 011 1,1 1 1,1" ¡;11 , 1 1 ,•,1•,, 1 1 1nl111 d1· 1111,1 hoja Agua.
v1•1 de•, ¡><'to 1·1tf1·1 111,1 d1• 111·1 1 11s1s, N11 l1,tl11,1 11.11 1 1, s1110 un
/\hora era yo el desconcertado. Lo miré, vi su cara pá
pico d (•Ío1111<• q1 1 1· vblo d1• l1•1n•, p11d1 1,1 p,111•1 1· 1 1111,1 11.iriz l1dc1, su geslo de leve consternación y la niebla elevándo­
o qu(' l(•11t,111w11tc· l>11sr.1l,,1 l.t 101111,1 d1• 1111.i 11.11 i1.. Lo vi -,1• del suelo. Me inquieté. La presencia mostró apenas el
perderse ('ll un,1 esqui 1 1,1 1 ostrn y vi el espanto de unos ojos demasiado brillantes,
Hicc' mis trámites y dos '101,1s d 1·sp111'·s, t<><lc1v1,1 d(•scon 1 <111 1 crlejos rojos, y su extraña nariz-pico, y la boca abier
liado de todo, regresé a casa: el dcs(·o110<· 1 do c·st,11>,1 parddo 1.1, anhelante. Abrí con manos temblorosas la puerta del
al lado de la puerta del edificio de qumce pisos, mi1 ando 1·dif icio, pasé casi en estado de pánico y ya del otro lado,
hacia abajo, sin mostrar su cara, los brazos en jarra corno -,i 1 1tiéndorne más seguro, me atreví a mirar a través del
si no tuviera otra cosa que hacer en el mundo que estar , 1 d 1 io: donde eso había estado, quedaban apenas unas
ahí. Él no levantó los ojos cuando pasé, aunque hizo un 11101.is de polvo flotando y removiéndose en el aire, como
movimiento: metió sus manos en los bolsillos. Y movió su ¡1c11tírnlas endemoniadas.
cabeza de un lado a otro, como si pensara en algo desagra­ Loco de miedo, subí al departamento y no estuve mejor
dable o no pudiera resolver un problema. Esa vacilación l i .i-,ta que cerré la puerta. Pero allí me aguardaba un inci­
hizo que mi temor se disipara en parte y, a una distancia d,•11te desconcertante. Mamá no estaba en su mejor día.
prudente, le pregunté por qué estaba allí. Ante su silencio, Las plantas, las plantas se están congelando -dijo
fui más explícito: r1111•11 tras señalaba las macetas.
-Conozco a todo el mundo aquí. ¿ Espera a alguien? l:lla tiene setenta y siele años y en los últimos tiempos
Entonces sentí por primera vez ('Si.l corriente de aire 1•11wjeció de golpe. Yo fui un hijo realmente tardío, casi
frío que provenía de su c11erpo. /\lgo <'ll <•1 repelía. Noté 11 1 1 milagro: me tuvo después de los cincuenta años. En mi
que la gente que pasaba lo igno, .ih,1 por completo. Un , 11.11 to hay una caja de cartón llena de notas sobre el Lema,
hombre mayor me miró con un gc•sto sor p1 ('tHlitlo mien­ q111· nunca despertaron el menor interés en mí. Mamá dio
tras yo hablaba. Supuse qu(' <'sl,11 í.i p1•11s.i11do algo así: 11 1 1 par de reportajes, pero enseguida le desagradó hacerlo,
" ¿_ Qué hace este joven hablando< 0 1 1 1111 c·xtraiío tan parti­ 1• 11n punto de misterio para mí, y cada vez que ella lo
cular?". Ideas mías. Era difícil 1•11Ío< .1 1 ,ti hornb1 e porque 11·1 1a·rda se le hace una mueca de disgusto en la cara y me
su cuerpo -y esta es otra id<·a lm a d,1l>c1 la impresión 11111.i raro.
de estar agrupándose, corno s1 los ,110111os d(• la materia Nacer ya es un verdadero prodigio. ¿Que mi mamá era
que lo conformaba estuvic'rnn llll ¡><1< o d1-,p1•1-,os... Enton­ 11111y grande para ser mamá? ¿_Que me tuvo cuando ya es
ces el desconocido habló con u11.i vo1, l,1 vol'. d('sf,11lecida 1,tl1.i menopáusica? Bueno, evidentemente no lo estaba.
que ya nunca olvidaría: 1 .i mí qué. No me vengan. Déjenme en paz: no soy un

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fenómeno, mi mamá sí. Pero porque es mi mamá y hace
la tarta de manzanas más rica del mundo. Mi papá, me lo
dijo él mismo, se agarró la cab('za poi los { utu1os dolores
de cintura que le acarrearía volver a r1 ia1 ti un hijo a la
edad en que estaba para ser abuelo, pNo al linal lo sobre­
llevó bien y yo fui un hijo maravilloso. L:so lo digo yo.
Entonces, que al entrar al <lepartanwnlo marná estaba
muerta de frío. Las plantas de las macetas junto a la venta­
na del living, que siempre están vigorosas, tenían las hoji­ 3. Lía
tas tristes, caídas.
-De repente todo el aire se enfrió y las plantas empe
zaron a marchitarse -me dijo. 1 u h,iblé muchas veces -con mis amigos, conmigo
Después se acercó a mí, me tocó la frente y con los ojos 11 11111 de mis líos con Lía, de mis peleas recurrentes
muy abiertos, me dijo: 1, l 1'i dulces reconciliaciones tras las que me encuentro
- Estás helado también. Me hace acordar a... 1 11 1111 lo: "¿ Y por qué me peleo con esta chica maravillo­
-¿_A qué'? ' 1\ 1, poco a poco, empecé a preguntarme si no sería
-No, no, a nada. Me das miedo. 1 pl 111 ile•111a mío, una falla de carácter, porque hace un
-¿Te doy miedo'? 11 pe, 110s separamas definitivamente y no tengo ganas

No quise decir eso ... no... Ay, tu madre está vieja. Dcjá. 111rli1 1'.il vez porque en realidad la extraño a Lía. O

Y ella se fue al cuarto con la cola entre las palas y yo 11 1 1 011 las relaciones lo mío es una falla más grande
me quedé, para variar, sintiéndome culpable de algo malo. l I de S,111 Andrés, esa que cada tanto produce terre
Me toqué la frente y sí, estaba fría. 1 1 11 C ,ilifornia. En esa zona las casas y los edificios
111ti 1s111icos, y se mueven cuando la tierra se. mueve,
1 1 1 ,1 1•s,1 danza sincrónica no se rompen en pedazos.

11111111 t.1111hién es antisísmico y aunque los temblores


1 1 11 1 q ,!teas en mí, siempre termino de pie. La ma-
1111 tic ·I l i<•mpo no le tengo miedo a nada, pero de
p 1 ,i 1111 pájaro y el corazón me da un vuelco.
, / ,1111<1r, f'Stúpido.
,lite, pc•11s,1mientos corren por mi mente y ni si­
l'' 11 d11 , 1 •1 1 m los ojos porque estoy paralizado.
¡11,• ,11/0 111erezco no estar aquí. No haher nacido:
, ,•,111, 1 111/1 1,•1 11/ttl\, Nu 1,,,/w, ,,,,,,,¡,, ¡,1111,r\ \/,¡11w11 <OtrlO Probé una patada de kung fu, y le pegué a la puerta
vo 110 tw111· tf,,,,., /11111 , 1111 11 ,., /1 ,,,,¡,, r, 11•, ¡1111 1, < t1lf J11/Jle
1 1 1
•,111 querer.
<I" lw/11'1 11111 1t!11 < 11/¡111/if,, ,¡,. /11,t,,, ,11, 11111111/11 /11 ,,,<l(l de ¿ Y desde cuando sabés eso, vos l
111i l11•1111111111 ¡m1 111111 111t·111111,
Desde nunca, madre.
M1 • 1 •xp1 1 ",<' 111,tl, 110 l" q1w 111, t1•11g.i g.111.is clr• 11.id.1, sino Necesito un aumento de sueldo, estar en blanco, o direc-
que estoy l i ,11 to d(' 1 <'.t< < 101 1 ,11 si1·111 p1 e• ele• l.i 1111s11 1.1 llhllW 1. 1111 c11te otro sueldo para poder alquilar y entonces podré
ra cuando toda rni vicl,1 t•sl.i p.il.is p. 11 ,1 , 11 1 il>.1. M<· pas<1n i;ol pl'ar todas las puertas que quiera hasta pulverizarlas
cosas que nunca me pasc11011 y q1w 110 1i1 ·11<•11 11.id,1 que ver , 111 ¡¡sustar a mi qunida madre.
con Lía, así que debería intcnta1 un modo dil 1 •1 t'lll(' de res
ponder a esta realidad extendida que hoy me sacude con /\ Lía le gustaba jugar conmigo al gato y al ratón. Yo
una energía ab ru madora. A veces quisiera dar saltos en la 1 1.1 l'I ra1Ón, claro. A cada alegría con ella, le seguía un dis­
noche hasta poder dormir, porque me acuesto sabiendo g1islo. También eso atenta contra las puertas de mi casa.
que sobrevendrá el insomnio y solo cierro los ojos para < 111110 aquella tarde en que creíamos flotar en las nubes
esperar a que llegue el día. En mi cabeza se suceden las dr•l ¡ldlaíso, felices de estar juntos; lástima que esa misma
imágenes más delirantes, me inquieto, el vuelo de una po­ 111H l l e fuimos a la fiesta de Andrés Giles, el hijo de un es-
lilla en la oscuridad retumba dentro de mí como un table­ 1 41111 il'ro devenido en cultivador de soja, que tiró su palacete
teo de aviones caza y me siento capaz de cualquier cosa, ¡,.1 1 1 •1 mitano por la ventana en su fiesta de cumpleaños.
hasta de estirar mi brazo por la ventana para atrapar una 1 1.i 1 ·slaba feliz de que hubiera conseguido una invitación
estrella y hacerla pulpa en mi puño cerrado como si fuera 1 • i11 ,1 Pila, y me lo agradeció de mil maneras; pero en la
un tomate demasiado maduro. Y no me importaría man 1 ll'Sl.t se interesó demasiado para mis parámetros- por
char mi ropa con sangre de estrella o de tomate, porque lo 1111 l 1 ,1moyista del Cirque du Soleil, argentino radicado en
que en realidad necesito es hacer pulpa esa desesperación ( 1111,HIÜ, de paso por Buenos Aires. Estaba fascinada a tal
que me agobia y me deja sin respuestas. Quiero romperme, 111111 10, que por un momento pensé que se le declararía
correr directo a la pared, abrirme, sacar con la mano lodo lo 111 1 ,nisrno y que le pediría asilo en su casa de Quebec. No
que no es mío, porque hay algo en mí que no soy yo. 1l1go que de verdad lo hiciera, pero ella misma se encargó
Pero en lugar de eso me conformé con darle un puñe­ d, 1 1 ,1< t•rme dudar, aturdiéndolo con mil preguntas sobre
tazo a la puerta y ahora me duelen los nudillos. Me faltó l I gi I as y la relación con el público. Tal vez no era cons­
determinación para atravesar la madera. ' lt 111 ,, dl' que estaba coqueteando con el tramoyista, no lo
Mamá Pscuchó el ruido y se asustó. 1• peo1 o Lía es de ese tipo de personas que se deslumbran
-¿Qué pasa, Mateo? I" 11 lo nuevo, lo raro, por los oficios no convencionales,
-Nada, ma. Ya está. 111111 ¡i H' de un modo social, porque, como ella misma me
-Pero ... ¿qué estás haciendo? 111 1 tl 1 •so, después se olvida, lo usa para conectar con la
gente ('ll el mo1rn•1110. "Yo :-.oy ,1sí", se• p1slif ir,1. Ay, Lía. l 111, hay de todo, somos un diario renacentista, como el
Con su na1 icil,l <k C<•11i< 11·111.1 y c·I IH'ln e orlo y Lis pecas y d1><·110 de la iglesia. Solo nos faltaría una buena sección
ese largo cuc1 po de s11c·11,1, c·l 11 .111H>y1sl.i :-,e• cl<•wivía por 11111·rnacional para competir honrosamente con los gran
responder a su tabl('teo d<' .11n<•I r.ill,1clo1 ,l. "i ><'rn qué inte d,•s diarios nacionales como Clarín, La Nación, Perfil o
resante lo que hacés, co111ame". ''.; 1·1.111H>y1st,1r ,;En serio? /'11,¡1na/r1.. El director Quiñones, más conocido como "el
Me fascina, guau". "¿Recon istc todc1 1;111 op.i !' ,; Y China? , 11or monseñor", un apodo que él desconoce, inventado
¿_Cuántos son los chinos? ¿Pueden viajar rnn sus familias/ ¡1111 l,1 redacción, dice que La Noticia Redonda es el mejor

Y vos, ¿tenés abuelos, padres, novia, esposa?" ... '-•·g1111do diario" del país.
En verdad, a su lado, hasta el más manso correría el l JI timamente, el señor monseñor no parece conforme
riesgo de ponerse celoso, y eso que yo no soy celoso ni r, 111 mi trabajo. Me dijo varias veces que la sección Cultura·
ahí. Aparte ese tramoyista era un tarado, no sé si lo dije. 11,·1 <·sita "más gancho" y me insiste en que debo conseguir
Apenas salimos del palacete de Andrés Giles estallé y ella 1111.r t>ntrPvista con Pompeyo Cruz, más conocido como
me dijo: 1•1 Loco Pompeyo". A Quiñones le interesa porque es un
Lo hice a propósito, para que aprendas, no quiero 11 101 1 evulsivo, cada vez más apartado del sistema de es-

pasar el resto de mi vida con un celópata. 1, ,,ll.rs y del circuito comercial, pero que hace cosas inte-
-¿_Celópata? ¿Yo? ¿Qué es un celópata? 1 1•o.;.r11tcs en un teatro del barrio. Pompcyo Cruz tenía todo
Un celoso. Eso. No me gusta que seas celoso. p,11.i triunfar como actor protagónico, pero se alejó de la
Seguimos en ese tono, hasta que ella me dijo que ade­ t1•l1· y de los grandes contratos para dedicarse por entero
más ck• celoso era un histérico. 1I l1•,1tro y específicamente a los unipersonales, ya que su
Y vos una exag<•rnda respondí. 1 ,11.1< lc·r inflexible arruina la armonía de los elencos. es
Bueno, cortamos de· 11wtuo anrcrdo, sí, aunque me 1111 lobo solitario. Ahora, con más de cincuenta años, solo
p,nc'n' que ella prepare'> el lc'1 1<·110 .int<'S que yo. 11111.i lo que escribe él mismo y es su propio productor.
ücsde entonces me rn1H·<•1111 <' <·11 111i 11 ,d>t1jo en el diario Conseguí el número de celular para pedirle una entre
zonal bclgranense L(l Notici11 l<<'tfrnul". U cli,ll io se llama , '"'" y CruL, conforme a su fama, me preguntó:
así en alusión a la iglesi,1 el<· l.i l11111,1t·ul,1cl.i Concepción, ,; Viste la obra?
rnfü, conocida como L1 RC'doncl.1, :-,ol>1 <· V11d1,1 d<' Obliga Y yo cometí el error más tonto de mi vida profesional:
do, c•nt1c' Ju,atn('nlo y Ld1<·vc·11 í.i. St• 1 q>.11 le g1 .iluitamen­ il 111.11 la vanidad de un artista.
le C'll los mil rwgo< ios cl<•I l>.11 r io q11<' p1rl>lidta11 en sus ,;Qué obra'?
p,íg111,1s y hay 1111.r v<•r s1011 digi1.1l. 1 s 1111 rH·gocio redon<lo, <luerido, ,;,para qué me querés entrevistar si no cono­
po1 q11<· 110 solo c•s 1111 11111c•sl1 .11 io clt· p1d>lic 1di1d<'s, sino que u s llli trabajo? Hablamos cuando te enteres de quién soy.
licrw 111frn 111.1<·1011 gc·111ii11.r dt• pol11H .i, polH i,ll<•s y depor­ Mtt('rto de vergüenza, comprobé enseguida por la
l<'s, s111 co11l.11 l.1 p.ir I<' ndt111,rl, <1<· lii q11<' riw ocupo. En 11·d q11e Pompeyo Cruz era autor, director y actor de un

:.w 21
111011nlt1g o lt11d 1 1cl11 / 11/11 1 11/\/11, 1111 1111 f,111/11\11111, qt1t• 11i se 111il'do. Porque, de última, Lía es una exnovia, nunca nos
11tt• 11,tlu,1 111111 1 1cl11 11 11 vI•1 1111111111 t !11y 1 11 t•I 11111I11<•11l0 < ,1-;amos, no tenemos hijos, nada. Podré extrañarla, sufrir,
idt•o1I dt· 1111 v1cl,1 ¡,,11 ,1 v,•1 1111,1 nl 11,1, 1111 ,·111,•¡,11111• 1111tlo. -,,•11tir rabia, odiarla, tener ganas de no haberla conocido
h,,1-. sn11 l,1�, 11s,1r.; c pIc• 1 1,1¡;11 e 11,1111111 1111 11111111<1 110 (''i el 1111nca, pero es nada más que eso: una cxnovia que ya no
I1H'101 ,.( n111<1 1 111 1,111 cl1"'t1,11cl11 el,• ll.1111,11 In '-111, l11•c¡11<•ar 11H' afecta en nada. Ni una centésima millonésima de poqui

('11 qtt(' .i11d.il>.1 t•sl1• lin11tl 111'• 1 1\11• pt t1p11s1· \t'I l.t nl>1<1 de to Infinito cero.
innwd1ato y t1,1t.11 d1° 1 1°1tt¡H't,11 t·I 111111'1111 ¡w1 d1do poi mi Es extraño: a ve<:_es una pareja nos hace tomar concien-
1 1,1 de lo solos que estamos y a veces un desconocido nos
impntdC'ncia. A v<·n·s la ,111-;i<'d,1<l I1H' ¡11t•g.1 1·11 < 01111 a, me
apresuro con la gente y dcspuc'-s vi< •tH'll los pi ohl<•tnas, la .ic ompaña.
falla, y tengo que empezar de cero.
Lo mismo hago con Lía. No hace tanto acababa de con­
tarle a un amigo que habíamos cortado y que jamás de los
jamases volvería a por ella. Bastó que, dos segundos des
pués, viera en YouTubc un video de Lily Allen cantando d
tema "Smilc" para dar un giro copernicano a mi decisión.
La voz dulce de Lily y su vestido floreado me hicieron re­
cordar de inmediato la voz dulce de Lía y su vestido florea
do, y me encontré preguntándome por qué yo me privaría
de estar esa misma noche con ella. Así qu<' la llamé apenas
cinco rninutos después de clccirlC' a mi amigo q11(' nunca más
y ella, por una vez, me atendió <'nsc•guida y c•sa noche mori
mos de amor. Y así, no mue ho desp11c•-;, .ilgo fallt1 de vuelta.
. No es el amor, estúpido. J;,n(ennw,t,• ,, tu hernwna.
¿Y el día que delante d(' todo-; 111is .1111igos I Í<1 me dijo
"mi señor", porque le roguc'> q11<' 110 tlH' dij1•1 él "o-;ito", "gor
diman" o "bombonito" en púhlic o ,, <' 1'01 q111· 110 lll<' llama
ba por mi nombre y listo'? Pi<'n:-.o qttt' t•ll,1, ,1 v1·1 t's, vivía en
un sueño, en una noche de las lllil y 1111.i 1HHll('s, a ella le
gustaba hacerse la Schehera¡¡1<h·. B111·11<1, ¡w10 Lí.i ya fue.
Quiero creer que ya fue.
No sé por qué insisto en h.ibl,11 d1· 1•1l,1, .11I1Hp11• lo sos
pecho: pensar en Lía funcion.i co1110 1111 111111 0, ontra el

22
4.Damiana

No les vi las caras, el aire estaba contaminándose de


111•gr ura y los dos hombres que caminaban casi pegados,
, 111110 siameses, de pronto la atacaron, uno por lado. Que-
11.111 arrancarle la mochila que llevaba en la espalda. Me
, ,ntnbró la frialdad de la chica, que simplemente siguió
1 1111inando como si estuviera acostumbrada, pero reaccio-
111• .icorde a la velocidad de los hechos. Fue una serie instin­
r ,v., de reflejos, movimientos condicionados sin duda por
1111 p,1sado de hombre de las cavernas, de guerrero hitita o

rl1 ,imple ciudadano acostumbrado al acoso criminal de la


111 lll' Los golpeé con precisión, pero también confundido,
, dp1· c1 golpe, y en cada golpe mi puño parecía hundirse
1, 1111a materia esquiva que se desagregaba; y otra piña y

1wl1.1 c1 descomponerse y recomponerse. Eran fuertes, me


111, 11,11 on patadas de karatecas, violentísimas, pero, en mi
lii, 1 ,. 110 sentí ningún dolor. Los golpeé con rabia. La chica
•p11•dó parada, y fue testigo de la demolición. Y si hubo
1111 ,., , l'lo para esa paliza es uno solo: no tuve miedo. En

1111 11111mento 1 en un pestañeo, los ladrones corrieron y se

111111,110n en la esquina ... La chica se acercó, me dijo que


1111 d1•llf'1 ía haberla defendido, pero le dije que en realidad

25
no li,1h1.1 11•1111111 l11•11q111 d1• ¡,1 ° 11',,II In, q111• �nin li.1lllo1 -,pgui­ lj ll <' se hacen largas en la caja de reso
nancia de la noche,
do llll 1111p1il..,o 1 i 11.1 voz que apenas se abre paso
en las corrientes del aire
Y dt''iJHH'" 111,.., q 1 11•d,111111· 1·11 -,il1•111 i11 y d1•,¡111t''i 11· pre­ f.11iga<la de muerte :
g1111tt• q 1 11• lllJ1,1 1·1,1 y,h·s¡111(·, 1111· d I jo l.1,; y 111t•d Id y d<•:-,pués -Cuidado con los pájaros.
!(• p1t·g 1 111l1• ..,1 <'Id d,·l i>.11 11n y 1111' dijo q 1 11• si 1:11to11n•s le La voz desfallecida se toma un momen
to para continuar.
dij1· (!lll' lc1 ,H'Ollljlolll,il1,1, '1'1·111 11() ( lllllt) g11.11 d,11·... 1><1iuas", Te voy a picar por dentro. Culpable.
Fallado. Frag
, z,
·1
sonr ic'>. Ml' "º' p1 t'11Clio sll 1c111plc, 111/,erablemente roto.
L11tonces estira la mano y agrega:
Mi primera impresión de Damiana ( LL(' qup Pra una chi­ Agua.
ca un poco marciana, aunque no vivía en Marte sino en y yo sienlo espanto y ese toque
de piedad. Si quiere
una casa misteriosa como ella, en la calle José Hernández. t1g 1 1,1, le doy agua. Busco instinti vam
ent e el vaso en mi
Tras las rejas negras había un jardín amarillento, con flo 11 ''"cl de luz. �er b sla dejar de mir
'. � � arlo para que desapa­
res secas. La fachada era tan majestuosa como la puerta ,, I< "· Como s1 mis o¡os lo hubieran
sostenido en el mundo.
de entrada, una antigüedad en madera maciza que valdría
una fortuna en el Mercado de las Pulgas. En la segunda
planta, había un ojo de buey por el que podría asomar su
cabezota un cachalote a lo Moby Dick.
Damiana era bajita, el pelo lacio y oscuro como hecho
de tinta, la piel de cobre vibrante, los ojos achinados, una
nariz que parecía no estar ahí, diminuta cnmo una gota de
rocío en su cara. Nos despPdimos ('ll la pue1 la d('spués de
intercambiar teléfonos fijo:-, y C<'lular<''>, y no pude dPjar
de pensar en ella y en lo lindo <k c<1111i11a1 por la calle con
ella, y en lo interesante que <•r.i 1•llc1 Y en 1·sc1 familiaridad
que enseguida se instaló ('11111· 110 ... ot10'>.

Noche cerrada y no puedo drn 111ir. l'i(•nso <'ll Damiana.


Pienso que desde cuándo :-,oy < .ipc11 di' dc111ol1�1 c1 golpes a
dos personas al mismo tiPmpo. Esíl faild d<' 111icdo no pro
viene de mí. Y entonces c•l c11,11 to se· Vll(•lv<· f I ío y la pre­
sencia fosforece apenas t'll la os< 11 ridad, corno 1111<1 cstn,Jla
a punto de colapsar. Con s11 vo, lenta din· c11;1tro palabn1s
S. Yo, Mateo

l lay que ordenarse. Ordenarse o morir de locura. Em


¡w,ar por el principio. Mirarse al espejo y decir: "Esle soy
yo. 1 Iola, yo. Buen día. No pasa nada. O sí, algunas cosas
¡i,,.,,111. Pero soy yo, soy Mateo. Pase lo que pase".

rengo veinLicinco aiíos, pelo marrón -color caslaño,


(1111 n-, ojos ma1 rones -de chico quise creer que eran
'd1ncndrados"-, y pensé que iba a ser allo, pero mido
1111 1nctro setc>nta y tres sin zapatos. Peso cerca de· ochenta

i do-.; Hubiera querido ser más flaco, como una estrella de


1111 �. p<'ío mis huesos son grandes; soy ancho, de huesos

r1,111des. Heredé la genética de mis tíos malernos, así que


11•11d1 é una Lendencia a ser pan?Ón y pelado, aunque por
!11111,1 me• manlengo en forma. Siempre me senlí Lan nor-
111,dito que... no sé, me guslaría tener algo especial, como
N II ol.1s Cuffini. Nico tiene ojos verdes rarísimos. Voz de
llll 111or, grave•, desde los catorce años: lo que sr dice, un
l ,1•111 l1·c ido de los dioses, las chicas se mueren por él. O
j111g1 ° Barlan<l, qu<' se lleva el mundo por dela11Le, 111in
• , , .. , minó la secundaria, salta en pa1 acaídas, hace todo
1111111 o1 las reglas, cambió dC' trabajo Lres veces el úllimo

11\11 y ,1hora se encarrile, como técnico en electrónica. Es

. ()
inconstante pero tiene st1 ('sli\o, cCl1il1 011ta todCl <'I tiem podría suponer que los envidio, pero no soy envidioso ni
po con el sistema. Él util11 e1 l.1 p,tl:tl 11 el "sist1•111el" e•11 cada ahí, para nada. Mi banda preferida son los Babasónicos y
conversación. Critica ,11 s1stl't1lel :-;isl1•111,ÍI 11,11111'11te·. (luierc esas letras como en el tema "Nosotros": "Empezá por acep
otro sistema. Y nho, a i11sle tla :-;isl1•111.1s 11 1·01111H1le1< iún.
◄-
tar tu maldad/ un poco de autocrítica no te vendría mal...".
Sé que tiendo ,1 id t 'i1li1,11 ,1 los d1•111.'1s y q11c· d<'spués, Me encantaría afinar más o menos. Soy un desastre.
cuando los cono1.ro, voy d1•:-; 1 111>1 i1•11d11, p1H o el poco, que La verdad es que yo creí que no tenía nada especial,
no son tan <lifcn•11l<'s 111 to111 1·s 1w1·i.tl1·s 111 1 11,11 l'SleÍ bien, ,11111que me gustaba hacerme el especial. Como a todos. No
porque así me pt11'do li,u ,., o1111igo, 11110 110 s1• li,1< e• amigo l<'ngo ojos verdes, ni voz de cantante, ni una personalidad
de una estrella dC' 10< 1,. p111q111• 1•s,1 �;1 111,, 1·11 11•,tlidad ne­ .1vc1salladora. Lo que me hace especial es que veo lo que
cesita fans, y eso sí q1l<' 1111 sn� 11 l.111 1•s 1111 producto del 11e1<lie ve. Lo que casi nadie.
sistema. Idealizo, p<•1 0 tc•11go 1111 11 i11•1 i11, l.1 pelvo1d,1 no. A Entiendo que todo esto puede resultar confuso, o peor:
mí me gusta la mús1< e1 11H k, Indo 1•s1• 1 ()(1glo111<·1 mlo de q11e alguien podría suponer que estoy inventando una his-
estilos, de grupos, de· soltst,1s, c¡111• ll.1111,11111" "1 ork". Pero 101 ia fantasiosa. Esto no es nada fantasioso, es algo nuevo,
no me gustan nada los d1vis111os, l.1•T,111.1111,1, lo.., vicios, el y lo cuento como puedo. No es un sueño, no estoy muer
deseo de andar en li11111si11,1, 10111,11 1'H''" 1•11\o1seldt1 de un to, 110 fui abducido por alienígenas. Estoy lúcido. Trabajo1
lago francés, maltrnl ell ;isist1·11t1•¡; y s.ili, 11111 111odC'los fla­ 1 q>ito, como periodista en un diario -hago críticas de
cas como palos. P<•ns,11 q111· t111l.1ví.1 l1.1y tontos qu<• creen ,·irH' , de programas de radio, de televisión, de teatro y, a
que el rock está co11t1.1 e·I sist1•111.1 j111 g1• l\,11 l.111d sabe que vc·n•s, también, de rueda de auxilio en otras secciones
no, que en los n•ci 1 ,1\c•s, C'I pi ti 111111 111 q111• , 11111•1 e· <"; pasarla 111<• gusta salir a correr tres veces por semana, cuando pue
bien escuchando nn1s1e e1, l1,1111•11d11 ¡111um y I Cllloricndo a do juego al fútbol o al tenis, así que no soy un espécimen
sus pares, a sus afi1ws. /\l1, y 1111 1111· g11sl.1 (',die· 1 {. A todo de•masiado diferente de nadie. Ah, y cuando era chico qui­
el mundo le gusta C.1111' 1 \, ¡u•111 y11 p1 1•li1•1 11 i1 por otro ..,i,·rnn o¡wrarm<' de las amígdalas, pero antes de que me
lado. No me gustan los c111·11go1dn11•..,, 110 1111• g11sla Resi­ c11H•stpsiaran me escapé del quirófano, hice tal escándalo
dente ni Visitante ni l'(; 1 � t,111·1111, I'<� 1 \ 111<• gusta un q11<· rne salí con la mía y jamás me operaron.
poco-, pero un día rnc ve111 el t1·1 111i11.11 g11sl.11ulo y por eso Más o menos soy como todo el mundo. Escribo para
me gustan menos. Me gusta q111· ,111•11g1H'11 "hoy \<1 revo­ l1c1tclr de entender, por desesperación y para darle crf'dito
lución es la educación", 111<· e·111·,111l.1¡ pt•11, 110 1111· gustan e l lo que veo. Me siento solo. Absolutamente solo. Y dis­
los arengadores. Sé qu<' 1111 día v11y .1 t1•1 111i11.11 bailando t 11110. Disimulo. Me hago el no, malito, pero estoy de atar.
sus canciones de insopo1t,ilile· l11�i1'111 1.ip 1m l, meren­ Ya sabemoc; lo que les pasa a los que en una socie
gue, bossa nova, folcloH' lt11i11<1.111w111,11111, t 111111>1,1 villera, d e ul son considerados "distintos": se los encierra, se los
cumbia colombiana, elect1611i< .1, e o1111ln11ilw )' l 11,le·10. Una 1•xp11lsa, se los extermina. O se les pide que ahandonrn la
linda canción es una sonris<1 de· t1e•:, 11111111l11:,;, e 11,tlquicra ,111g11laridad que los hace distintos. Que se integren. Que

30 31
se amolden. Que se "asimik-11". qu<' s<· rnnviertan en hí­
bridos. Que anden por la vida ag, adl'<"iC'11do que no los
hayan encerrado, expulsado, <'xter 111i11c1do, por ser lo que
son, por venir de donde vic>nen. O por v<'r lo que otros no
pueden ver.

6. Tatiana y Lalo

l'obre mar1á. A veces hace líos. Un día regó las plan-


1.,s con lavandina, aunque ella misma se dio cuenta del
c·11or y nos dijo que había sido una distracción, por estar
¡H'nsando en otra cosa. Tal vez lo peor de envejecer sea
q11e uno comete las mismas distracciones de toda la vida,
c•s,1s que antes no importaban, pero que ahora adquieren
ol ro matiz: "se está volviendo viejo", "tiene problemas de
IIH'moria". A veces pienso 4ue la vejez es un proceso de
,ll I tosugestión.

Vivimos en un semipiso con papá y mamá. Papá está


IH<'n, sigue trabajando en su estudio como contador. Se ju­
biló pero piensa trabajar hasta los noventa años, es amigo
dl' sus clientes, tiene varios empleados, se maneja con un
horario propio. Papá está conforme con su vida, aunque
< .rda vez más preocupado, ahora, por mamá. Lo entiendo
y me pasa algo parecido. Porque ella está como marchitán­
< lose, y lo peor es que no sé cómo la puedo regar para que
v11elva a estar en forma.
Descubrí, sorprendido de lo miserable que puedo ser,
q11C' a veces me enojo con ella porque no es la mamá rC'bo
-..111te de energía de otros tiempos. Estoy enojado con esta

32 33
otra que solo a V<'< 1·-.. 1·s l,1 d .. si1•,111111•, ,111,• 1",le� 1q>lq.;c1da lie1,1• dC' mucho trahajo y que a difNencia de ellos, hay mu
en sí misma, lll<'tida ,·11 ,11 11111111111 , 1111111 1111.r .rdt1l1·s< <'lllC. e lu,... iovenrs que son atorrantes como esos estorrilone'i.
Poco a poco t1c1to dt• ,11 c•pl,11 111 ,¡111• 111c•111,il111t•11t1· ya -..é: I J 11,1 vez le pregunté a qué o a quiénrs se refería con los
que ella ncu•silet ,1y11d.1. t c1111¡,11•11,;i1111, , "' i11t1, t n111pc111ía, ,•,to, rilones.
como algu11•11 q111· din 111111 111, y cpll' M' 1,.i ,¡111•1l.1do v,1cía. '\ <'se g1 upo con el cantante holón, el de la lengüita
Sí, eso siento it v1 °n",: q11c· 111,11111 1 1•,;l.1 v,u í.,. ,11111·1,1...
Mic•ntras p1·1i-...il>.1 c•st11 s11111'1 c•I tc•l1•l111u,. 1!1.1 To1ti,111a. mi éVos decís los Rolli11g Slones?
herman<1, q,w vtv1· 1·11 f\l,11tÍll < 1111111;1d11, y 11• c 111d11m{ que L so mismo. Los esturrilones.
ese cita iha a vi-..ite11 lo1. l lc•spru'•;; 11• l'•'"c' 1 11 1,•lt'·lrn1n a mc1111,i y Yo rnismo, como periodista, estoy sospechado de SN
ella dijo qu<' q,1i1•11 <·1 :i 'i'.11 i.ill.i I• 11•wi;111d.i -..e• 1 e·I, ,11 1<'> y se· r io: 1•,1urri/,í11 (es decir, u11 vago), al menos hastd que no tra
Ah, es l.1l1, por l>i11'i, q111'· 111,li,1 �11y, l1e111· < 11 la tele. Lalo tiene' un respeto supremo por la gente
1 ,, ,etle en la tc•le. Hay en su espnilu un lado bueno, es
Me lomé el l1 <•11 ¡H'1 el1dt1 1·11 l'''"i..;,1111i1•111os qt1<' in1c•11ta , ,,11•rnso, le gu'>la qtw la visita se vaya d<' su casa con la
ba dominar, or dc•11,11. Al 111<·1111s 1111i1 t1 dos v1•c1•s por nws ¡i,1111..1 llena. Acaso para alardear, pero es hospitalario.
vbito a Tatia11,1, <JlH' vh.1· e 1111 l.eil11 ,·11 ,•1 t ,•1111 0 de Mattrn 1 M' día llegue con hambre y ganas de estar un pM ele
Coronado. L1lo c·s 1111 ltrn1il111· ch· v,,, 11 i:-.tl' y p.i1simonio 11111 .is allí antes de volver a casa. �n la verja había varids
sa qur paree<' SH'lllfllt' ,1 p1111tn de• pc·1cl1·1 1.i petc:iencia. Si 1 e11 l,1s tira<las <'ll el piso, del lado del jardín. l'oqué el tim
uno habla d<' política, :-,11-; e111,1t1•111;1s t 1>11l1.i PI gohierno de l11t• y -..alió Lalo, con cara '>('ria. Ern,eguida diJO.

twno son hor I ipil,11111··, y i;11s 1110111,1<;, 111.rt ,,!,ras. b, un 1 inda mandarina, lll hermana.
hombre de apa1 i<'1H'iet l>1w11a, P"'º q11t• ha< 1• cosas mal.is. l'.i:-.amos.
La primera cosa rneile1 t·:, 110 li,11 ,., l1•li1. a 111i lll'r mana Ta En la sala e'>taba mi lwrmana llorando, co11 otras per�o-
tiana. Es rústico, po< o 1 ,1l,.rll1•1 n, nl>\1t1, ele· 1·so'> bocones 1111,; , c·1111idas, tan serias como Lalo. Tatiana tenía el tono
quC' pueden arruina, 1111.r C'l lc·l>1,1c 11111 f.1111ilia1 por dC'cir
0 ti,• vt11 que po11Í<1 cuando S<' quería hacer pasar por sanla.
cosas inapropiada'>, co11 o sin < np,r·, ele- rn,h. C.ula vcL que No s<' levantó para saludarme, pero mi pre!->encia apuró
se entona como din• p.ip;í .rl11 el/el el q11it•11 ('St<; ¡¡ ::,u 11• 1 í�rimas:
lado de tal modo, que C'I IH'11l'li1·i,11 in di' s11 o11<-c10 IIPga a No lo voy a hacer nunca más. No lo voy a hacer, Lalito.
sentirse incómodo por los p.il111ot1·ns y erpr t'l11jones. PC'ro 1 lulHa un,1 vc•nlana qu<' daba a 1111 rosal y sobre la mm"
en lo cotidiano, Lalo e'> u11 1!01111111• < 011111 1.11110 ... de <''>OS d,·I IOsetl se había posado un pajarito. Un humilde pajarito
que saludan a sus conocidos d<·I l> e11, io a lw, g1'itos, -,ic•m 11,•g1 o. lJn tordo. Casualnienle. Un escalofrío casi me hace
hrP hu-,cando C'I chislr grueso, l,1 c;11gada 11111,ol<'ra. �<· <'X· ,di.ir <k la silla. Y la vo1, por adentro.
plica a sí mi.,mo con el eterno <1rg11111t·11tn de• q11<· {,1 y sus C11/¡"'ble. Arruinw,te la vida liP tu hermana por im<1
amigos son gpntr sencilla, que prng1 <'""' 011 1·11 la vida a lllt'f///UI.

34 15
Intenté quitat ín{' de 1·11d111.1 l.,s ¡,.tl.il,1.1-., l.1 vo,, PI pája­ Esperábamos que diera la vuelta manzana y el doctor,
ro negro, la culp.i, .,,1< 11di,�11do11w 11111111 1111 p1·1 10 mo1ado. sin ('mbargo, no aparecía.
Mi cuñado me mir<> co11 s1·v1·1 id.id. Ahí viene, no, no... es parecido, pero no es.
-¿_Qué te pasa·? Al final, daba la impresión de que cualquier hombre
-Nada. Frío, un poco el< · 11 in ,1 l 'cu 1, í.,� < 1•1 1,11 la v<•11tana? q1w pasara por la calle tenía algún rasgo del doctor Pam­
Tatiana paree ía ,1liv1,1cl.1 ¡,111 1.i i1111•1 11qu 11111 y 1q>itió: lll'le como si el doctor estuviera desparramado rn un
-Nunca más, L.1lito. 1110111ón de desconocidos y no fuera una entidad indivi­
No fuc> difícil entt'11d1•1 l11 q111• h,il,í.i f>""""º· d11c1I. Hacia el anochecer quedó claro que Tatíana había
En esta ocasión, rati,111,1 lr1rl,í.1 111111,11l11 1111.i su111a in­ 1111·11tido tambirn con respecto a !>u adicción a las drogas.
definida de varios rnilt•s d1• f>"sos q111• 1111 1•1,111 s11yo..; y los \Junca torna ni siquiera una aspirina - dijo Lalo.
había jugado. No M' -..,tl>Í.t d<'111d1•, l'.i1ic111.1 1•1a jugadora Bueno, hija, contanos la verdad. Te perdonamos,
compulsiva y cada ti111to 111,rlg.r!-.l,d,,1 ¡,l.rl.1 11111· 1•11rontraba p1•rn neccsitás ayuda -papá había tirado la toalla, no es-
dentro de algun,1 l.i1,1, o 1·11 l,1 11u•',,1 el,· lt11., o si111plc•rnenle 1.1lia 1·nojado, ni triste, solo tenía la mirada perdida en los
en la billetera d(• L..1 lo. ojo-. de Tatiana, buscando el camino de la verdad. Mamá
Me vino a la 1111·111or i,1 l.1 q111• p,11 .1 111í hll' l., p1 illl<'ra vez 1, o11,iric1aba el pelo a mi hermana, y a vece:s se lo tironea­
que Tatiana hacía algo así. l-t1 1111o1 vio;il,1 ele• d11111i11go había h.1 1111 poco, pasaba de la comprensión y la compasión a
tomado una cil1i1 a-..trn11c'1111ic,1 dc•I 111,11l11 de• 11111•st1os pa­ lt1 1,il>ia:
dres. Por suptH.•.,lo q111· p:ip,Í 1111 se• cli11 1111•111.i 1·11spguida, ¡Corno si regalaran la plata! Qué castigo, una hija
pero cuando lo c1dv11110 di.is clc •s¡,111's· !-.1' .11111<', lal l>,11ilondo 1•111hustcra - y después-: Ay, Tati, hijita querida.
que, tras mue hc1 111s1.:,l1•1w1.1, 11• 1 1111111', 1111tl1•-,,111<lo quC' ella l alo amenazaba con devolverla, como si mi hermana
había usado la plata p,11 ,1 1111 1,o11.r111i1•11111 cl1· <i<-smtoxica 1tw1 .i un cacharro C'lectrón ico con fallas.
ción porque era drng,1dir1.i. llio c •I 110111 1 11 1• dl'I 1111·d1Co que lk-..dc• aquella vez, Tatiana se rnrnpromctió a asistir a
la había desintoxict1do 1° 1 drn lor l'.1111lwl1•, t-.1i p,1d1e pre­ J11g,Hlores Anónimos. Lalo fue a un par de sesiones de ra-
guntó cómo se podía h,1< ,., 1111 11 c1l.111111•11to ,1::;Í sin inter­ 111ili 1res de Jugado1es AnCmimos, y papá y mamá a mu­
narse en una instituno11. L.ilo 1•-;l.tl 1.1 11 ío: ' h.i-. Nunca volvió a faltar tanta µlata junta, pero cada vez
-Quiero hablar ya cor1 1•1 doc lrn l'.1111lll'lc'• dijo. c¡111• V<' un billete al alcance, ella lo jurga.
Tatiana telefoneo rnish·1 im,11111•111,• y ,1\'isc', q,11· ('I doc­ T.itiana nunca dice dónde o a quirn le> entrega la plata.
tor Pambelé vendna a la 1·as.1 .i d,11 l.io; 1•xpl11,1< iones. �i1•1npre parece apostar contra el diablo mismo, qur se es­
Toda la familia salió a al j,11 dí11 de• In 1 ,1-,,1 cl,• l\l�11t111 Co~ • c1lndle apenas c'lla es desrnbierta. Lalo recaba datos en las
ronado, a esperarlo. A V('< 1•:-. p,1s.ih,1 1111 .11110 y 'l'atiana ,1g1·11<·ias de quiniela del barrio y entre los que venden la
decía: q1ti11ic•la no oficial, pero todo queda c>nv11elto en brumas.
-Ahí viene... uh, pasó de l,11 go

17
Ahora había una 11•t111ii'111 1•1111 1• l ,tl11, ,tlgt111os vcc·1nos, 11· 11 eemos su sensatez y su "no lo volveré a hacer". Y eles
mi hermana y yo, <¡IH' ,1p.i11•1í· p1sl11. fHH's ... ¿cómo enojarse"? ¿ No rs acaso una enfermedad"?
Se' armó una 11 dul< 1 1·11111• l .. 1111 y 1111.i v1•c i11 1 1pw ,upucs­ Ast que siempre se sale con la suya. A veces me cuesta
tanwnle ht1bw t1co111p.111,1<lo ,1 1 .iti.111,1 ,1 1111 l 1111go en Ciu­ ,H 1·ptar que todo sea por una enfermedad. Es como si así
dadela. La compite 1d.11I 1 11 1• 1 11 in1t·11, .is1 di111 l..il11, era una s1· ,11mlara la responsabilidad que debería habC'r en cada
deslealtad. lnnt•ihl1·1111•1111•, 111i 11111.11!11 s1• v1ll'lv1• 111enos de­ 111111 Me <la bronca y me resulta tremendamente injusto
te5tahle t'll sit11a<'irn1Ps ,1 ÍI 11 .1-.: 1u, di,,. gr11,1•1 1,1,, l1,1bla con q111· se suprima la carga <le rc•sponsabilidad solo porque
puntos y rorn,,..,, s1· i11vistl' d1• 1J11,1 .1111111 id,111 q1H· dislr11t,1, y .ip,11 ece la palabra "adicción". Me da la impresión de que
aunque su1•11c 1 .11 0, sit•11l11 q111• 1 ,iln, 1•11 1,tl1•s 1·1111111sla11c ias, 1 .it 1ana nos tomó el tiempo. Tras la larga retahíla de frases
es fdit:. En es<' 11101111·11111 t'•I 1•1 ,1 1111 lu 1111l 111• ·,1•11 ,110, lúcido, i1ill,1madas de Lalo y las mil promesas de Tatiana, fue ella
respetable. Y s11 <'sp11s,1, 11 ..s 1111q1•11•s y dos h11111h11•s lo es­ 111is111a quien dio por terminada la asambl<•a, al decir:
taban escuchando, ,1si11ti1· 111l11 ,1 , ,111.1 1111.1 ti, ,11 p,1l.1br.is. Basta, Lalo, basta. Que ahora hay que almorzar y lle
Lilo es pa1c1 mí 1111 :-.1·1 d1• l.1 ns,111 ,dad, 1111 111cuho, es v,11 ,1 los perros a la peluquería.
dec11: un ruñado. T.illlhi,�11 ,· s I i,• 1 111 11u1• yo d('ho sc1 un lJn vecino, que desconocía que esto era un drama para
hermanito un tanto 1 <'loso y 1•s11 .11·1 1·1 it•11ta la 111aldad de 1111 lt1•rmana, !>Crío mientras preguntaba:
Lalo. Los celos son 1011111 1111 esp1•j11cl,•101 111.111ll· . ¿_Y qué tiene que ver eso con C'sto"?
La asamble.i t•stal>.1 ,1llí p,11 ,1 1•lirni11,11 lt1t11ras < omplici Ay, me pongo muy mal, pobrecitos. l'llos se subC'n al
dades involunt,11 ia-.., p,11 .i q111· los Vt'1i110s s1 'I >it't ,111 que Ta­ 1111111 enga11ados, creen que van a pascar y los llevarnos a
tiana era una 1•1111•1 111.1 y, 11111111 lodo j11g.id111 < 0111puls1vo, li,111.11. !,e asustan, sufren, pon<'n una carita... Dccí que la
Lmd mentiros,, <·0111p11l-..iv.1. 1 >t> liPclt11, li.il,í.i rnhado gran 1 l1i< a quC' los baña es divina. A Coco le corta el pelo y le deja
patt<• de la do11,1ci611 q111• .1• h,d,ía 11·1olt•c t.11lo p,11 a l.-1 coo 11110s monitos c•n la cabeza, le hacC' trencitas. Pero Nicol<·tta,
peradora de la <",nwl,1 d1·l 1 1.11 1111, q111· 111•11•sital>a fondos 11y.. tarda un día en recup<'rarsc de la impresión ... Igual no
parc1 pintar y rPpara1 lo'.> li.111w "'' i11ki(i 1111,1 colecta veci­ ,. s,,lvan del ba1i.o una vc•z pot mes, porgue si 110 el olor a
nal y en la propia c•sc 11C'l.1. H d1111•1 11 d1• l.1 111,1<(1,1 terminó 111•1 10 inunda la casa. Ello.., viven arriba d<' los sillones.
en manos ele Tatiana Poi ,tlgun 11101iv11, l'll,1 log1,1 911<' cai 1 .itia11<1 se había olvidado por completo del dinero sus
ga dinero en sus manos, di1H· 1 11 q1w 11• d111.i poi'<>, po1que l1 t1Ído y perdido, para hablar de- los perros y el drama de
es como si al ser tocado pot t'll.11 s1• d1• s v.i111•1 11·1 ,1 Se 1ugo 11 l,,1110 mensual, q11e incluía C'I corl<' de pelo de Coco, un
la µlata y aun así nadie quiso li11d1,11 l.1, ,11111q111• recibió 11H•..,11m pPluclo y alegre. Y di' pronto todo el mundo dio
tremendos insultos. Lalo ,1plan1 ,1 l,1s 111·1 .1s ol I c·c tl'ndose a p111 .1got,1<lo el tema. Los vecinos se fueron y nw quedé a
pagar la deuda. 1h1111rt II con l'llos, con la tC'levisión prendida.
J'atiana tiene una capa< 1dad dl' p1•1..,11.isii'111 digna de un lln.i de las torturas que rn< • autoinflijo al visitar a mi
cc'insul. Pone su cara de pobrecit,,, y 1 11,t si' lo CH'C' y todos lw1 n,.111.1 es la ele escuchar las discu..,mnes de Lalo con su

39
amigo, el televiso• Si l1,1y 1111 p,11 t 1d11 il1· h1thol <'s tolera­ .1-.1. Me pregunto si una buena persona haría las cosas que
ble, pero si se' pl,111tili1 ,1 1·11 1111 111111111 1 11, 1· 1111111<1•s se• dis­ 11,tc <· ella, y si debo aceptar y resignarme a la tranquili ?a
pone a da1 bc1t,tll,1: todo lo q111• r,tt,1 1111111 ,1 1·1 goh1c•1110 es • 1, 11 a conclusión de que está enferma y que no es en reali­
aplaudido, pero 11<·< l's1t,1 1 ,11 g,11 111 d1· ,1dj1·tiv11, 111sult,mtes. d,1d 11na mala persona.
Lalo es de los q111· tt·1111i11.111 si1nplif 11,1111111 1·111so dc •I poder t\si fue corno de.,pués de comer helado me volví a casa.
con frases como: "A 1·stos li.iy q111· 111,1t.i1 los" () -.us varia­ �1 i gttslo de helado preferido es el "limón avergonzado"
ciones: "llay q1w mat,11 .i I i1•11, todo·, ¡1111tos, y vas a ver l1111011 con cerezas, que le dan un tono rosado- y era
cómo se c•mpie:,,,111 a n11d,11 los 1111 os" M,11.11 ,1 políticos. <1'i1 <omo me sentía yo aquel día: levemente avergonzado,

Matar a ladrones. Mat,11 ., lo.., .i «'"""" l ,1111lllen al que y t.1111bién incómodamente culpable...
roba una billetera y sal<• <011 l('lldo M.it,11 p,11" solucionar
de una vez y para siemp1<' los p1 ohl<•111.is dP l.i delincuen­
cia. Como si nunca a naclit• se· 11· l111hi«-1 ,1 oc 111 r ido en este
país. Inútil decirle que la mue11<• no <'s 111nguna solución,
que las problemáticas socialc•s suc •lpn tcm•t trasfondos
complejos, que, si hay una solución, se• acerca mucho más
a tratar de vivir en una sociedad equrlaliva. Pero no me
escucharía, lo inlrnté alguna vc'z. Yo soy periodista de un
diario chiquito, no salgo en la tele, y aunque él critica lo
que ve en la tele, sus ideas, sus opiniones están moldea
das por ese medio. La tele siempre se pone a la altura del
televidente, es muy raro que lo lleve más allá, la tel<' nos
enciende pero nunca nos trasciende. Sirve para polemizar,
apasionarse, pero desde la chatura, no hay que subir ni un
mísero escalón y eso nos queda cómodo.
Igual cumplo con mis deberes de hermano y por eso
cada tanto visito a Tatiana, qu<' suele ser maternal conmi
go, afectuosa, qu<· me hace regalos lindos para mis cum
pleaños y que siempre habla bien de mí, su h�rrnanito
menor: más de veinte af1os menor. Pero eso no m<• hace
olvidar que es también una irrc•sponsable ladrona de dine­
ro ajeno y que es capaz de robarles a s11s vecinos y a una
esrnela pública. Me confunde rnucho que mi hermana sea

11
7. El miedo

1 • ,- una mañana apacible. La lluvia caía delicadamente


nl>t<> las hojas vNdc oscuro del fic11s. Todavía no había
de·< rdido si dormir un rato méÍs o levantarm<', por eso subí
.tpl'll,I'> la pen,iana, para ('Spiar la primera claridad del día
y d,•s< ubrir que llovía.
Lo que más me gusta de mi trabajo <'S cierta libertad
linr .iria, de prom<•dio no <•stoy más de cuatro horas en la
1 t•d,HTión y como máximo ocho horas o un poco más si

MI< t>de algo extraord111ano. Mi sueldo es escaso, pero Lam

prn o tengo muchos gastos. Papá y mama todavía no quie-


11·11 q11<>dar<;e con d nido vacío y no me urgen en absoluto
.r l.t indepcndrncia, a11nq11e yo me muero d<' ganas de vi
vi I solo. Poco a poco la posibilidad de hacerlo se fue con
vi, tiendo en un pensamiento recurrente, pero enseguida
s111g<' el asunto económico: si quiero vivir solo tendna
q1t<' tener otro trabajo, pNiodístico o no. _gl
_e_
recio de la
lilw1 tad es e_�cl�vizarse un poco más. O tal vez la libert_ad
11·s1rltc• algo cliferPnl<' de trabaja1 mucho o poco.
Todavía no lograba decidir si bajar la persiana pora
11·111stalar la oscuridad en el c.uarto o dejarla así y leer una
11·vista, cuando me pareció que algo se movía en el ficus.

43
Podía ser una paloma o Ullil < ,1l,111d1 i.i. lJ11 1011,d cantaba,
pero lejos.
No pude captar la forma, pt·, o !-.1 /ill p1 <'s<•11cia. Había
algo en el árbol, algo, un pája1 o. Y si 11 1•1111>,11 go, sentí mie­
do. Como un vagabundo de las asori,H io1H'S, nw di cuenta
de que el color de algu nas hojas l't1lc1111.is d<'I ficus era
parecido a la piel de la presencia, con 1011c1s gr isáccas. Se
puede tener miedo de muchas cosas, pl'1 o 110 se debería
tener miedo de un color. Y a pesar ck <'so, c•I miedo llegó 8. Un matrimonio tranquilo
a mi cuerpo como un tren bala, no mi<•clo, sí pánico. Puro,
absoluto terror. La lluvia era ahora un líquido que perfo­
raba la materia del aire, las plantas c•ra11 C<'lllinclas listos Me quedé un rato indefinido inmerso en el pavor. Los
para arrojarse sobre mí, y mi coratém se había extendi­ 11111los que hacía mi madre en la cocina me indicaron que
do a mi cuerpo entero, latía debajo de las uñas, sobre las } o1 1·ra una hora razonable para ponerme de pie. Hasta las

pestañas, en la espalda y las piernas, en las articulaciones ¡,.111•des me intranquilizaban, pero la figura de mi madre
congeladas, en la parálisis que me había tomado. Apenas 111 •·parando tostadas fue un alivio.
si mis pulmones podían inspirar y exhalar, y vi que vivía Sabés que ayer, no te dije, te llamó la nena.
en un mundo hostil y que yo era comida, humus, polvo de ¿_Qué nena, mamá?
todo lo que danzaba su baile de colmillos y garras, y solo La nena, tu nena. Ay, esta cabeza, nene ... Lía.
me quedé inmóvil esperando a11xilio d<' nadie, hasta que ¿_Y qué dijo?
el pánico y la muerte me dieron un r('spiro. Que Le extrañaba, creo... Y que la llames.
No puedo mentirme, yo también la extraño a Lía, mi
.icl111 ada heroína de piernas largas y cara de ángel. La De-
111t1!-.1ados Huesos, dijo mi padre, frase inspirada en una
, .111c·ión de Joan Manuel Serrat que él escucha todavía. Ex-
11,1110 a Demasiados Huesos.
No es el amor, estúpido. Es tu falla. Fallado. Culpable.
rengo ganas de comer ravioles de La Juvenil -dijo
11.rp,1
) se ofreció a ir a comprarlos. Mamá estuvo de
111 111•,do.

Comprá también ese postre rico que hacen ahí.

44 45
Papá entendió. Ello-, s<· <·11lit•11<lt·11, por ,•-,o 110 rwcesitan Me cuesta comprender que alguien sea adicto a algo.
ponerles nombres a 1.is t os,1s, c1l po-,11 t•. 1 o-. 1 c1v1oles solo Yo soy adicto a la vida, no quiero morirme nunca, me en­
pueden ser, entre las < i<•11 vc11 i<·d.id,·-.. lo-. ni 1 ,H ,tst•ros de cantan las historias de inmortales, de muertos que regre­
pollo, jamón y q11<'SO l.as pc1l.1h1:1s so11 1111!" 10-. q11<' llevan san. Me intriga saber si en otro sistema solar habrá un
a lo que uno quier<' dt•c11, 110 s<' 111•n•.-,1tc111 lc1111as cuando planeta donde los seres vivan mil años o para siempre,
dos personas se conon•n. y mueran a la edad en que muera el universo. Por aquí
Papá y mamá son 1111 111alri11101110 11c111<p1ilo, no dis­ solo las piedras viven siempre. En Lebombo, África, los
cuten salvo una vez al ano y sicmpr <' por ros¡¡s de su científicos determinaron que un ejemplar de baobab tiene
carácter, de alguna costumbre tonta. P.ipc1 , < uanclo se mil setecientos cincuenta años. Pero estamos hechos para
baña, tiene la manía de olvidarse algo, poi l'j<•111plo, los " adaptándonos a la idea de la muerte, y lo paradójico es
calzoncillos: que los que no se adaptan, suelen suicidarse. Los inadap
-Vieja, alcanzame los calzoncillos. !¡¡dos df' la vida son más bien los que desearían ir por
-Este hombre, siempre lo mismo... lodo: negar la muerte, negar su poder, y entonces se ma­
Eso no genera una discusión, solo <'Sil c-.n•ria repetida tan. Digo, me parece. No soy quién para decirlo, salvo que
-yo fui testigo unas cien vec('S q1w l<•t mina funcio­ 1111• gusta pensar en estos temas. Mientras imagino cómo
nando como una suerte de código. M,1111{1 I<' t1lcan...:a los wría una vida milenaria, todo tan diferente, seguro. Tan
calzoncillos con resignación, por la 1>11<·1 lil ('nlreabierta, y ll'nto... en la brevedad pareciera estar el entusiasmo. No
papá, a través de esa puerta <•111n•al>i<•1 1a, r<'cibe una dosis ltay vampiros felices. No sé si los baobabs lo serán.
de cariño más que un caLro11< illo. ,; ')<•1,í así? iO será sim Llamo a Lía. Por qué no llamarla si la extraño y el la �e
ple olvido, costumbre d<' olvid,ll 1 P1·di, carir'lo de forma
1 1·xtraña.
directa a veces funciona, ¡wrn olr,1-, v1·r<•s 110. llay gente Culpable. Fallado. No deberías haber nacido. Nunca vas
que se siente olvidada corno 1111 e .il/011nllo <'n el cesto de 11 nacer. Volverás atrás.
la ropa sucia y entonces s<• l'ttfc·, 111,1, pélra q11<' la atiendan No me importa: cierro los ojos, me obligo a ser fuerte,
o para obligar a la emoció11 d<•I 011 o. 11.iy gt·nte que juega il no escuchar. Llamo y no me atiende. Bajo a la cocina,
compulsivamente como Tati,111¡¡ p,11i1 demostrar que tie­ rnamá está vaciando una compra en la heladera.
ne una épica: la de hacers<' 111illrn1¡¡1 i,, y -,c1lvar a todos. ¿ Volvió a llamar Lía, ma?
¿Pero salvarlos de qué'? En <·slil f a1111li.i 11.idi<· necesita ser Se queja de lo caro que está todo y me dice que no reci
salvado de esa manera. Nunca 11111>0 1111 ,1ltogo financiero, l11ó ningún llamado de nadie preguntando por mí.
siempre tuvimos este deparlélllH'lllo g, ,111d1· donde pode­ -Hueno, pero antes sí, me dijiste que...
mos vivir cómodos, y comida, ropa, y 1 ,ilo s<•1,í como será, -No, ni antes ni después.
pero tampoco tiene problemas fi11t11H'1<·ros. ,: lk qué nos Intento culpar a su principio de desmemoria en apa-
querrá salvar Tatiana·? 1 ic•ncia propia de su edad, pero me sobreviene la sospecha:
¿no lo habré soñado yo? Después de todo pasé una maña­
na ociosa aunque difícil, mirando la lluvia mansa por la
ventana, intrigándome por el inquietante color del ficus
y durmiéndome de a ratos en un sueño superficial, leve,
como si estuviera a medio camino enlre dos mundos, has­
ta que sufrí el ataque de terror que mantuve en secreto.
En eso soy un maestro de la simulación. En realidad no es
que simule, no tengo miedo de nada, me siento fuerte. No
sé por qué cada tanto se produce esa grieta y todo pasa a 9. Las cosas del cielo y de la tierra
ser aterrador, pero el resto de mi tiempo no temo a nada.
Soy fuerte.
Lía ... ¿_estás? 1 Sorpresa: no me llamó Lía sino Damiana.
La llamo y nadie responde, entonces pienso que Lía es -Sí, hablé con tu mamá el otro día ... ¿puede ser?
como una nube, muchas nubes, que esperan la formación de ¡Era Damiana, no Lía! La revelación me alegró más de
una tormenta que caerá sobre mi cabeza tarde o temprano. lo que hubiera imaginado. Ella parecía sorprendida de su
propia audacia de llamarme. Me lo dijo.
-¿_No te molesta?
-Cero me molesta. Nada. Más bien me encanta.
Se animó y enseguida quedamos en encontrarnos en
un bar de Cramer, a la tardecita. Cuando la vi casi me
muero, era una fábula, tan linda, tan delicada. Pero a no
confundirse con la delicadeza: me contó que ella practi­
ca kung fu y me preguntó si yo había aprendido alguna
técnica de artes marciales o defensa personal. Y yo le dije,
medio en broma y más bien en serio, que mi mejor técnica
de defensa personal es "no interrumpir mi respiración más
allá de un minuto y eso solo cuando estoy debajo del agua".
-Bueno, entonces te saltó el mono -me dijo.
No como un chiste, sino seria. Entendí. El "mono" al que
ella se refería era mi lado instintivo: al sentirme amenaza­
do y sin mediar pensamiento, me defendí. Damiana parecía
fascinada por mi comportamiento de simio salvaje. Me dijo:

49
-A lo mejor pudisH' ckle11d,•1 I<· 1,111 hi1•11 porquP <.:stás i 11h•11tar verla otra\ eL y otra, y mas, hasta pa-;ar un día
reconciliado con todas las <º"ª" d,·1 111·10 y d1· lil ti<• rrn. Así 1·nl<'ro juntos, una vicia.
lo dice mi maestro ele 1-.ung f11 I.,1 llamé otra tarde para arreglar una cita, p<•ro <'11 carn
-¿_Qué dice tu rnac•'>trn·•• l>io hablamos de todo un poco durante veinte rnin11los.
- Nos hace recitar <";t.i 01,H io11 ,11 < 011w11,,11 la < lase: Co11 ,unable t>legancia me pidio no fijar todav1c1 un nuevo
Reconcíliate con todas /a,\ c·cfü1, rh•I í'w/11 v tf,, la t ierrn. SiT 1•11< 11Pntro, aunqut• '>e la escuch.iba alegre por mi llam,1do.
te reconcilias con todas lm rn,c,., clc•I, wlo y"" la tierra el 1 No 111e sentía t<•chaLado, ella '>Olo me pedía un tiempo,
mundo ser<Í tu amigo y nada po<Ím hm 1•111• c/<1110. Si fueses t'�i.,ha muy ornpada, me elijo, con un tono apacible, dul
herido o atacado por un microl>io o ,•.,,,í, i111 111ulic¡rw, eso ,1•111('111<' amistoso. Repetí <•sos llamados varias veces con
muestra que no le has reconciliado e 011 trn/m /m , oms del ,·1 1111s1110 rc�ultado, en ningún momento Danuana me de
cielo y de la tierra. -..il,·nt<l. Mf' atenclí.1, ::,c alegraba, hablábamo, de su trabajo
-Me• parece que no. E-. dc•c ir, llH' 1•111 .1111.i lo que dkc• , 111110 traductora de inglés para una petrol<•ra y dt' sus rur­
tu maestro, me encanta dC' ver dad. Y sr ,1lgo dt•sC'o e'> sen .,"� Ad<'miÍs el<• aprender kung fu, tornaba cla'ies de ale
tirme así y que nada pueda d,1iia111w 111.11. en el Instituto Got'the. Tenía facilidad para aprender
-Ya lo sé - dijo Darniana. idioma�. Fc1rilidad e interes. Yo tenía un poco dr interés,
-¿Qué sabés? p1•1 0 ninguna facilidad. Eso me hi,o acordar que un neu
-Todo. , <'>lllgo habíc1 asegurado qur "ser bilingüe no garanti1aba
Me quedé duro. ""1 rnas inlC'ligenlc", lo cual mr proporcionaba un módico
No le asustes. No te as11st1•s p11·1·is.111\C'llll' de mí. , 011::.tl<'lo. C1ecía en mr la admiración por Damiana, una
Ahora me voy porqu<' 111e 111i1.í.., co1110 ..,¡ t<· h11l>iera mordi < 1111 a casi abstracta, a la que apenas h,ibía visto dos veces.
do. Tengo que cuid<1rn1<• el,· lll 111011... 11110 En otros mome11los extiañaba a Lía con una intensidad
Y se fue mientras algo c•n 1111 g111111,1 poi lo ba¡o, como d1•soladora. Hc1bía querido ubicarla por el e elular, pero me
descubierto en las '>omhtas. rt•..,poncha <'l cmttc•stador mrtornático. Era lo de siempre:
1 í,1 y su monumenlal despiste. Se le 911edaba sin batería o
Pero ... qué hermoso sc•r dl''><'lrl>i<• • to por alguien lo olvidada en algun negocio o en la cdsa de alguien, o lo
como Damiana. Ya no pucl<· p.11 .ir dc• p<'n-.ar c·n ella. p, rdía \. tenía que comprar otro. Me sentía como un chico
Mi mente era un avatar dt> D,11111,111,1, d«· ot r ,1 Dam1ana, !'11o¡ado porque no le prestan alc•nción. l'rustado. No po
que crecía dentro de mí y qu<· m111<',1 ::.1•1 í,1 téln hermosa dí,, creer ()lle Lía fuera tan dcsconsidc•rac.Ja. Damiana era
como la verdadera, la qu<• vivía 1•11 -.11 e.isa, la que esta 1111.1 maravilla, pero Lía me había enloquecido con su cuer­
ba conociendo, la qu<' ya pa1<'c1a co1101·t•rnH•. Fila y su l"' 1 ontundentr y sus modos. Y yo extrañaba esa dosis de
prcsencia. Ella y las presencias. M<' d,11>,1 < 01 a J(' sentir , .irii10. O como decía la propia Lía: "Somos franeleros no
que estaba cerca. Y ya no me f alt,11,a c•se rora¡e para "º' 1 os, eh". Y era linda la franela, el cariño. Eso extrañaba.
50
10. Los fantasmas en la noche

To<lavía era de noche y estaba en mi cuarto, en la cama,


-;ohrcsaltado. En cada respiración entraba a mi cuerpo
.ilgo sólido, negro; eso era respirar la noche impura, con
1.11ni11ada de la maldad que habitaba mi cuarto. Apenas
,11,rí los ojos, sentí la prc>sencia. Estaba allí, no hacía falta
v1·rla y sin embargo la veía, por primera vez podía hacerlo
sin la complicidad de la lu7. Todavía tenía trapos en los
010s, la noche' por todas partes. La entreví, era una forma
.apc>nas diferenciada de la negrura, con esas alas enormes.
l\li'> labios e-;taban sellados y la lengua inmóvil. Entonces
d1•-;cubrí que podía hablar igual, sin abrir la boca ni mover
l,1 lengua.
¿_Qué, quién está?
No deberías estar despierto.
¿_Quién sos·? ¿_Qué me pasa?
Estás desfasado. No deberías oírme ahora.
No t>nliendo.
Y la presencia, sin dirigirse a mí, sino a quién sabe, dijo:
Pido autorización para intervenir a Mateo.
Sentí el terror crecer sin pausa, desde mi plexo solar
li.aria todos los rincones de mi cuerpo. Descubrí que no

53
podía rnoverme. Tuve• la c•xlrana i1n.ig1·11 d1· 1111 pari<'nte
bajo los efectos ele la anc·s lC's ia cp11· cl1• p1 01110 d, ..,picrla en
plena operación. La pn"w1H·1,1 11i111s111111.1 1.i f I ía .',<'r<'nidad
de un cirujano. El miC'do 111<' p1111,,1i>.1 101110 1111c1 1•-,pina.
-No quieras ente11<iN. frntun· 1h· 1¡111• 11!11itll'\ todo esto.
-¿Quién sos?
-Eso no importa, no l<'nil, ín w111 ido 1¡111· lo .\11¡,ieras.
Quiero saber igual.
Demasiado di/ere111e. No vnym 111th 111/u 11. Almorzando con papá
-Me parece que voy a <'Xplol,11
-Eso ya pasó.
-Siento que me estéÍn ap1c•t,111<lo 1•1 e 01 .11011. Al día siguiente volvieron las imágenes con tanta niti­
-Porque voy a apre/(lr/o hmt" 1¡11,• i/t'/()/1<'. dl'z que decidí darme un baño con agua fría para alejarlas
-¿ Y entonces? o, al menos, para preocuparme por otra cosa, más urgente.
-Entonces, nada más. Nail/1. Como pude, me puse en movimiento.
-¿De dónde venís? Fui al estudio de papá, en el centro, porque habíamos
De la noche. quedado en almorzar juntos en la pizzería La Americana,
-La noche no es un l11g,11. sobre la avenida Corrientes. A los dos nos encanta la pizza
-No sabés. ele ahí y nos recuerda las obras de teatro que me llevaban
-¿Voy a morir? a ver con mamá cuando yo era chico, en el Paseo La Plaza
-No. Vas a ir más atms. Vm a 11" 1111, 1•1. y en Liberarte. Obras de teatro no tan bien actuadas y con
Sufrí una especie de col.ipso el<' 11•1 trn hasta que creí una producción modesta, pero que eran parte de un pro­
que había pasado el límite• d<· lo sopo11,tl1l<· y no recuerdo grama que incluía comer afuera, helado, algún libro. Y so­
haberme dormido. Me pa1c•1io q1t1• soli1111C•nlc• moría, que bre todo el buen humor de papá y mamá bajo las luces del
me deslizaba lento a un tobog,111 11< · li<'111po. Pc•ro no. centro, un sábado o un viernes por la noche. Era hermoso.
Desperté por la mañana y n·1·1ll d1· 1 ocio. Tocio lo que re­ Mientras esperábamos al camarero papá recibió un lla­
cordaba, claro: en la noche h<1y 1 1•gio111•, d1· l<'rm incognita mado del "doctor", su abogado. Lo escuché hablar, serio,
que ninguna ciencia ha podido 1·xplo1 ,11. sobre una presentación en un juzgado y al cortar miró la
fórmica de la mesa y enseguida me dijo:
Nadie es perfecto, Mateo. Y tu papá tampoco. Estoy
<'11 un berenjenal, no es grave, pero me ha traído mis bue
nos dolores de cabeza.

55
54
-¿ Que, paso,, papc1, •' Me reí y me alegré por la noticia, aunque me sorprendió.
-Un problema < 011 1111.1 d1• l.1s c•111p11•,,1-. .1 l,1.., que les 1 lacía mucho que no se tomaban vacaciones.
llevo los papeles, bu<•no... 11111>11 1111 1•x1 c•-.11 de• < 1111t,1bilidad Papá fue hasta el baño mientras llegaba la pizza. Al ser­
creativa, digamos. Más < 011n l'to, 1111,1 c·\.1..,11111 i111portante vir agua en los vasos, el frío del vidrio me hizo recordar
en Ganancias. AlgurHh rrn1t,Hlo11·.., t1·111•11111.., 11111•st1 os tru­ " la presencia. Y como si el recuerdo la hubiera materia­
cos para que nuest, os clic•nt<·s p,1g11<·11 lo q111• 1'01 1 <"sponde, li,ado, apareció junto a la mesa, con una mirada fija, la
pero un poco menos. [n c•sc· po< o 11w1H ,.., 1 .1dic,1 l>11<"na par impersonal y tenebrosa mirada de los pájaros. Extendió
te de nuestro prestigio y de• las 1 1•ro1l\l'1Hl,1< 1011<·s, que son -.11 brazo y rne dijo:
más efusivas cuando ese "poro 11H•111is" s<· h,1< <' un "poco Agua.
más". No sé si me entendés. Obedecí sin pensar, porque de verdad parecía que se
-Te entiendo perfecto, papa. No llH' voy ;1 andar ha 11 >,1 a morir si no hebía. Bajé la vista para tomar el vaso y
ciendo el tonto. ¿Y es mucho lío? 1 11,m<lo lo alcé me sentí ridículo: no había nadie allí más
-Bueno, el lío mayor lo ti<•rH.' la Plllp1 cs,1. Unas mul­ q1w papá, que llegaba del baño. Un poco asombrado, dijo:
tas que provocaron un mal humo, t'll los cmpresat ios, ¿ Estás brindando con tu amigo invisible'?
así que lo más probable es que pier<l,1 ,1 ese diente. Y un Y con carcajadas que reflotaron en él una ternura anti­
disgusto grande, más allá del perjuicio ccono1nico. Es la g11,1, me contó de mi infantil persistencia por un tal Wlipo,
primera vez que me pasa y, bueno, también es la primera .il quP yo presentaba como un amigo invisible que andaba
vez que tengo que agachar la cabeza y pedir disculpas. Y prn donde yo andaba.
por partida doble: a mi cliente y a la AFIP. Pero todo se Estabas un poco solo, decía tu mamá. Tatiana era
irá arreglando, lo más dañado es mi orgullo, así es la vida. gi ,111tk y no te daha mucha bolilla, claro, ocupada en sus
Quería contarte otra cosa, algo lindo: vi.ste que mamá está 1 ns.is, sus amigos, las salidas, así que fuiste un hijo único,
un poco olvidadiza a veces, y yo algún que otro achaque el,• algún modo. Viste que los padres siempre encontramos
voy teniendo. Eso me llevó a pensar que no queda tanto l.1 111,mera de culparnos por algo. Una vez me asustaste ...
tiempo para disfrutar de viajes, por ejemplo. Así que lo 11.ihl.tha� tanto de Wlipo que te pregunté dónde estaba. Y
decidimos. 1111• dijiste: "Papá, ¿no lo ves? Está a tu lado". Te juro que
-¿Qué decidieron? -a papá le encantaba generar sus 111i1 1· alrededor y se me puso la piel de gallina, la pucha.
penso cuando contaba algo. 1 ,1.1has tan convencido...
-Nos vamos quince días a Ushuaia con tu madrr. Vamos 1'«•10 yo no recordaba nada de mi amigo invisible. Yo
a recrear las vacaciones que nos dimos hace veinticinco _v,•1,1 lanta�mas o lo que furran. Los vda. No era el juego
años en el fin del mundo. Así que vas a quedarte un tiem­ ch• 1111 chico que· se �entía solo. La diferencia era que ahora
po solo, pero se supone que no importa, ya estás grande y 1111 s«• lo podía decir a mi padre. Los que vemos (antas-
no vas a hacer lío. 111,1s, pr<'st•ncias o se, es que parrcen estar por encima de

57
Ja naturaleza, estamos e m1<k11;ulns .i l.i 1-nl1•cl,ul, podemos
hacer cualquic•r rosa s,tl..,11 11•v1•l,11 11111·,11 11 s1•1't<'IO. Y no
sé por qué, J>('rü c•11 <'S<' 1111>1111·11111 \111n .i 111í l.1 i111.1gc>n de
Damiana. llc•11nos,1 l>,11111.111,1. Y 1111 1111· ,1•111 í 1.111 solo.

12. Un héroe toma riesgos

Lí.1 segu1<1 sin <1tendC'r mis llamados, y Damic1na los


.tlPndía pc1 0 solo para hablar, no parn vernos. Yo estaba
111•1vioso y culpable porque 01<' inLPresaba Lía pero cada
v1•1. pensaba más en Damiana, por mi hc1 mana que s<•
11 aba la plata que viera a mano, por mamá que estaba c:a
v1·11do c·n C'ia enigmatica última aventura qu<> es la vc·jez, poi
, 1pa y su contabilidad creativa, y por otras rnsas que no me'
,.,!>na explicar. Un sonido de alC'teos, pájaros negros dando
1wltas Nl to1110 a mí. Orb1lando como lunas. Pájaros luna-.,
y 111i alllla bombardeada por cosas de un más allá inaprensi
hit•, 1111 alma, si tal cosa existiera, hecha un colador.
Fui a la rwlacci611 del diario y noté una actividad des
1111•surada, signo de• quP había alguna notioa fuerte. Dino
e 'olof c1110, el jefe dC' Policiales, estaba aceleradísimo por
qtH' un ladrón tenía secuestrada a una pareja en un lo
1 ,d d<' ropa ele la avenida Cabildo. Dino apenas si podía

111ovt>rsc porque sufría <le artntis a\i.tnLada, pero segu,.1


1t·1Hlo lr1 pluma ni.ís sutil de Policiales. Para su desgracia,
·I, ,liía tropcLado con la raí1 de un palo horra('ho y s<' hab1.i
, ,.g11111zado. Todo lo que· t"l q11cría era ir hada la noticia,
111•1 o 110 podía moverse de la recfacci(m.

59
En las redes sociales, e11 la t<·lt• y <'11 lm, di,11 ios cligila avanzado, y el ladrón no quería entrar en razones y soltar­
les, el público ardfa como s1 dt• pronto t•stuvH'rdmos en l,1. Una sargento mujer se ofreció a ser retenida a cambio,
Ciudad Gótica sin ningu11 ho111h1 <• 111111c·i1;l.1go pc1rc1 defen­ fJC'ro no hubo acuerdo.
dernos. Yo generalmente· <•st,ihil c1l 111,11g1·11 d<· toda esa ex­ A pesar del consejo de Colofano, a mí me het vía la san
citación, porque m<' la p,1sc1h,1 vH•rHlo ¡wlu 111.is y yl'ndo a gr e de indignación. Sentí el impulso de solucionarlo todo
presentaciones de libros, oh1 ,1s dt• ll',1t1 0 y 11·1 ilal<•s; era },l. Los negociadores policiales son personas entrenadas
la envidia de más de uno, .iu11<p11' s1<•111p11· andaba solo p.i ra ser pacientes y persuasivas. Yo solo sentí el llamado
y me perdía estas c·ert•moni,1" <'011·1 l 1v,1s dt• 11 dC'Lrás de d<·l instinto, unn certeza interna de lo que debía hacer. Vi
las nolicias". Sin embargo t•s<' d1,1 1·1 d11 <·< trn 11<·1 diario, el c¡u<· do-. policías que custodiaban la valla se distraían con
licenciado Quiñones, al que> todos 11· d1•n.i111os, lo dije, "el 1111 hombre que a los gritos quería entrar al local. Al parc­
s<'ñor monseñor" porque te111<1 u11,1 , 11, gi ,1v1· y pc1usada, e 1·1, era el padre de la chica 0rnbarazada, fuera de sí, con
como si esluviera dando misa, 11w pidi<'1 q111· liH·ra a cubrir 1,ígr irnas en los ojos. Quería hablar con el secuestrador,
la noticia del robo con st•rn<•:-.trn. q11t•cfarse, también, C'll lugar de su hija. Traspasé la valla
-Ya sabés cómo anda t'I v1c·10 (olof.1110 ron su c1rtritis r me 1.ambullí C'n el local ante la mirada y los gritos del
y ahora esguinzado. No <",l,Í p,11 a op1·1 ,1< irnt<'" ele c,11npo. 111·goc 1ador. Simplemente entré al local. El ladrón, arreba
Colofano no escuchó, poi s111·1 t1•, po1q1H' aclc•rnas se <'S­ 1,11!0 por mi presencia, me ordenó detenerme. Le dije que
taba quedando sordo, JH'rn 11w 11111 o cl<•..,dt• l,1 silla y me 110 lo haría. Que no tenía armas, y que solo había recibido
hizo una seña. Al acercc1111w, 111<· dijo l.i 111den de hacer el intercambio. El tipo se volvió loco y lf'
-Mirá, nene, te doy 1111 co,1..,1·¡0 No I<' dl'jcs llt'var por las "'IH'LÍ que venía a hacer el intNcarnbio, Lal como él había
0mociones. Vas a sc•ntir l,1 1<'11,1rn1, lm 11<•1v111s, JlC'rO mant0né 111 mclc1<lo con el negociador.

la menle fría. No te identdiqw·-. co11 l,1 ,111g11s1ia, tenés que-.er Yo no acordé na<la. Atrás, atrás o le mato.
un observador imparcial ¡¡¡11.1 l1é111s111i1i1 la noticia. Ll tipo ya no apuntaba a la mujer sino a mí, pero seguí
Me gustaba escucha, a Colof.1110, pern no había más nv.1111.ando. Estaba completamente• seguro de lo que tenía
tiempo. Salí corriendo y a lo" di1·1 111in11los ya estaba en 1¡l11' h,H er: avarl7ar. Detrás d<• mí escuchaba los gritos de
Cabildo casi esquina La Pa111p,1 E11 l,1 w1<•da había varios 111., poi idas perplejos, insulto,; entre ellos y luego, silencio.
patrulleros, aunque, cont1a11,11rn•1111· ,1 lo <'spprado, el am­ �1•¡.;111,1mente esperaban el devenir d<' los aconlecimien
biente era de calma. La lamo"c1 < ,tlm,1 rhi< ha. C.,e habíd he t11s, yo no. Yo era ('I acontecimi<'nto. El disparo rozó la
cho un vé1llado de seguridad. l lal>l1· rn11 l.1 g('nl<' y supe que 1111111¡,.i de rni camisa, pero ya es1c1ba tan cerca que pude
el ladrón era 11n hombre de unos 11 1·int,1 ,1110:-., que había 1 111.11>1.ir una lucha cuerpo a cuerpo con el ladrón. El ma
pedido que le trajeran pizz,1 y gas('º" 1-., que por momen­ 1 ido d1• la mujer me ayudó, y en dos sC'gundos había di<•z
tos estaba tranquilo y de pronto cnloq1H'C1a reclamando p11l11 Í,ts adentro, el ladrón reducido y los sec11c•,;tr,1do., )
que Jo dejaran ir. La mujer secuestrada tema un embarazo y11 1 s.111os y salvos.

60 ' 1
- ¿Quién es usted? 1111· g11111 1111 11111 i.11. ... q_;111amentc 11•,1tro, la sccció11 cultural <'s lo suyo. Esto no Na ficción,
a c.:argo del operativo .i, ,í le podían haber volado la cabeza.
-Soy periodist.i, olici,tl. l >1•1 d,.11 111 / 11 Nol/C Í(I Hedonda. Después dio un respingo y agregó:
-¿Porqué inv<1di<'> l.1 zrn1.1 clf' 1 l'�g11,11 dn :' ¿ �1• del cuen - No Si:lbía si bajarle o subirle el sueldo.
ta de que puso f'll ¡)('ltgro l.1 \ icl.1 el,· In., 11•lu•111•., y l,1 -;uya'? ¿Y?
-Lo se, oticial. �<•1111 q1ll' 11 1 1111•1 to soq111•s,1 ib,1 ,1 dejar -Un veinte.
al hombre tan ... ¿Para arriba o para abajo?
-¡ Usted esta loco! Q11i11ones sonrió y me guiñó un ojo, mientras levanta­
La mujer me agrad1·1io 11111 l,1g11111,1 1'11 lm, 010s l'l ma li.i el pulgar.
rido tambi6n. Ella llll' dijo qtu· 110 l11tl,i1·1,1 .1g11ant,Hlo ni
u11 minuto más la t1·11sio11. l>P tncl.is 111,1111•1 ,is, d1•sde un
punto de vista p1ácti10 lo 111Í11 lt,11,í,1 sido cl1 1111a ·1·meri
dad absoluta. Podía l1.1h1•1 11·1 111111.1110 1·11 1111 d1•s ast1e que
Cclígaría en mi ('()llCÍ('II( 1,1 I'•" .t 'ilt'lllflll'.
Salió bien.
Sah en las notici,1s, ,11111q111• 110 dt 11i11g1111.i Pnl1<•vista:
me escapé. El pl'riodist,1 lw1111• 1 c •I lo< o, 1 lt 111e1 ;.u io, el
arrojado, el valil'llll'. T11•-; 111.11 l.ts p,11 t1•s ,k los telcviden
t1•s se rnaniÍC'sta,on ,1 l.1\nt d,· 1111 ",11 1ojo", muy puco rec.o
n1endable: niños no lt,1g,111 l'stn 1•11 s11" < ..... ,1s.
Curaron mi lwríd.1 s11p1•1 l11 ,.ti, 11· di<'t<'· la nott1 a Co
lo fano
-Parece qut' no 1111• lii1 ist1· 111111lto c·.i.,o c11 eso de no
dejarte llevar por las <•11101inr11•.,
En realidad no< ... 1,11>.1 1•111cu ion.ido dij<'
Lo real e::.que sent1,1 q111· lt,tl11,1 111·1 ho lo qtH' conespon
día en el momento op<)I 111110. Al d1.1 -1g11it•nte, el diario
cksapareció de los most1 adol(•s 1·11 1111 p,11 de hora., y hubo
que hacer una nuevc1 1mpH•sio11. l�I s1•1101 monse1-10r Qui
11ones me lelicitó y me dijo:
Mateo quc•1 ido, no nw hagt1 111,ís lo q11C' li17o. Nunca
más una <l<' Policiale'> para ustt•d. Sig,1 < 011 el e me y ron el

(,2
1, 1
13. La distracción del amor

!{('apareció Lía.
fe estuve llama11do -me dijo.
Y yo también.
¿_De veras?
Sí. No me atendías.
Puede ser. Se me cayó el celu en el inodoro y a veces
111d,1 y a veces hace glu glu.
11pico de Lía.
Me enteré de lo que pasó en el robo al local de ropa.
l >1•1 ime... ¿_vos estás loco o te agarró un ataque de superhé
1 nf',. Que vendría a ser lo mismo, pensándolo bien.
1 ntonces, hizo algo inesperado: me abrazó y con los ojos
l11111wdos me pidió que nunca más hiciera algo así. Dijo que
1 yo me moría, ella sr moría. O peor: iba a vivir una vida
l,11 gu1sima, centenaria, extrañándome. Me conmovió, nos
,il II o11amos y nos pusimos de acuerdo ahí mismo en vivir una
vul,t larga, centenaria, y sin extrañarnos porque íbamos a vi
, 11 111ntos. De pronto yo no tenía miedo a nada y todo se me
11.11 1c1 posible: el no miedo como una varita mágica.
l labía atrapado a un ladrón, me habían aumentado
1•1 su<•ldo, había reconquistado a mi novia. La racha Na
buenísima, algo honiblc eslarí,1 por pnsarmc, o no. ¿Por bosques de Palermo que ahí ya eran los "bosques de Bel­
qué no ser optimista, prn q1II' no 1><·ns,11 que las cosas sim grano". Me pareció ver un pájaro negro que no volaba,
plemente estaban encauz.id.ts y q11C' el •<·slo de mi vida iba que flotaba. Un pájaro negro mantenido en el aire gracias
a ser un sinfín de al<'grít1s t a sus huesitos huecos, más livianos que el aire, pero que
Nos fuimos a caminar, 10111,ulos de· l,1 mano. Una seño ya eslaba muerto, orbitando alrededor de otro cuerpo que
ra de pelo violc>ta nos mi1(i <•111<•1111·< 1d,1, como si pensara no podía ver, un agujero negro hecho de pájaros negros.
que hacíamos una lindc1 p,trt'j,1. Pot ,dg1111 motivo, me sen­ Esto no es m[o. No soy yo. ¿Existen las muñequitas de la
tí orgulloso. Claro qu<· a lo 111t•¡o1 l,1 st•1101,1 estaba pensan suerte? ¿El Barrio Chino está en Andrómeda o en Arribe,
do en otra cosa. En sus nwto-,. O <•11 <'I pl.i1.o f r¡o en dólares. 110s? El cielo se movía, el mundo se inclinaba, y sentí la
Pero su mirada sofü1do1 a 111t· h110 s11porw1 qw• ella se ha presencia absoluta, real, de algo que no podía discernir
bía enamorado irn,Lc1nla11<•,11n<•111<· <kl ,111101 que emanaba qué cosa era, pero estaba en torno a mí. Empecé a temblar,
de nosotros. Sentí olr t1 V<'' 1.i 1·1u·1 g1,1 h11lle•11do, las ganas como si dC' pronto tuviera el mal de San Vito, sea eso lo
de saltar hasta la Luna. l lt•g.111111s ,ti H,11 1 io Chino y com­ que fuera. Y enlonces, entre los árboles senlí que alguien
pré un helado de nwlón p,11 .i lo-, dos y 1111.i rnuñequita de me observaba.
la suerte para Lía. DC' pronto supe que ese alguien estaba furioso, lo inter­
Yo simplemente le•vit,tli,1, st•11tí,1 q1w pod1,1 ver lo invi­ preté del aire mismo, de los pájaros muertos, de las cosas
sible, los pensamic11tos d1· l.i ge•11I<·, 1·1 .1i11• 11sc1do que salía que flotaban y giraban, de un viento alocado que batía las
de las narices, pern <'11 v1•11l.rd v1•1,1 lo q11<· v<'Ía siempre, ondas del aire y las hojas del cielo, y de los ángeles que
las cosas grandes, los t1rliol<•s, los .111tos. �<·11tía que si me arrojaban páginas en blanco hacia mis dedos. Pensamien­
dC'lerminaba a ve1 u11 lllH 10h10 lo d,.i .i ve·1. pero que te tos nuevos aparecieron como carteles en mi cabeza y volví
nía qu<' estai más ,1tc•111o ,ti< 1111,11 l,1 < o1lh· p,11 a que no me ,1 sentir que no era yo, que no eran mis pensamientos, que
arrollara un auto o los tr e•11t•s q111· 111gío111 fOlllO dragones ,ilguien exportaba sus pensamientos en los míos.
en las vías vecinas, h.i< H't1do 1<·11tl1lo11 1.is barrancas. Ah, Estúpido, no es el amor.
qué felicidad, qué dulce <'1,1 1<•sp11c11 , 11•11<•1 todo ese ali Estúpido, el amor es el opio de la vida.
mento, el aire, todo <•l ti<·111po y g1 o1t1-,. A II e• para todos. Ah, Abrí los ojos, cerrá el corazón.
cada minuto que pasa vivo 111<·101 , 1111· dij('. Me rebelé, hice un esfuerzo, tomé el control. Lía me
No estarás vivo mucho lw111¡,o 111m ptc'guntó si me pasaba algo y yo no sé qué le dije, pero vi
Me di cuenta d<' que <'S<' 110 1·1 .i 1111 1><·11s,1miento mío. que sus ojos se agrandaban, estaba más preocupada que
Fue raro, pero me di cue11t.1 de• q1w <·se 110 podía ser un nunca. Volví a dirigir mis pensamientos.
pensamiento mío y sin cmh.i1 go lo <'sl.il>,1 p<'nsando. Yo. No, no podía ser así, todo lo que necesitamos es amor,
Anochecía. Casi sin que1e1 c,1111111,1h,11nos por La Pam­ John Lennon no podía estar equivocado, si todas las mos­
pa hacia el lago grande de los hosq11<•s d<• Palermo. Los < as del mundo comen amor, es porque el amor no debe

66
ser tan malo. O, al menos, debería <'xistir. ¿Existe el amor? -Bueno, pensá lo que quieras. Yo te quiero. Ni loca te
¿_No podría ser una dist, accion? Aclc>1 c1mos la compañía, dejo escapar.
pero en cuanto nos qucclamo.., solo.., nuestras expresiones Poco a poco iba recuperando el control. Lía me acari­
cambian, los ojos se vuelv('n 1, íos, el otro se desvanece en < ió la mano.Y sonreí. Estaba bien. Caminamos despacio
la oscuridad y nos conv<•r timos c•n puro misterio. Me di hacia un pino que estaba mitad verde, mitad amarillo, en­
cuenta -otra vez- de q11(' c•..,t,ih.i , c·tc•niendo a Lía para tre vivo y muerto. Entonces, sin ocultarse, detrás de un
olvidarme del miedo. matorral vi a la presencia de las alas plegadas, su espalda
Y entonces -y CM' <'r a un p<'nsarnicnto mío- supe monstruosa cubierta por el sobretodo, que estaba contem­
que necesitaba alcja1 rrn• d<' <'11,t. l'.ir a sr<'mprc. plando las garzas que se aprontaban a dormir en las ra­
Venus brillaba por sohr e 1.r liru•a cl<'I hori1ontc, igual mas de un eucalipto.
que cuando vivían los di110..,.i111 io.., y todo eta duradero, -Yo también lo estoy viendo.
todo tenía millones de' ,111os por <'11<·11na de mí y yo era La voz de Lía me �acudió. l labía dado por hecho que
insustancial y ni siquie, ,, h,1h1,1 <•11 1111 ,ligo propio que rne ..,o\o yo podía ver a la presencia.
hiciera diferente del s<•nor < h11l0 <Jll<' 111<· h,ibía vendido el -¿En serio?
helado de melón. Yo c•r a ig11,tl .r <'-1. t•r .r igual a todos, nada -Sí. Es el nuevo monumento dedicado a Sarmirnto.
diferente. Miré a Lía y v, q11<• s11.., o¡os 1•1 a11 de vidrio, que Me tragué mis pensamientos, todo seguía igual, donde
sus pestañas rran pét,110.., m,11 < 11110..,, que su nariz estaba <'lla veía a Sarmiento hecho estatua, yo veía a un hombre
perforada como un colador q11<· 1 dt, ,1h,1 .ícaros, y que su pájaro con alas plegadas en su espalda.
piel se había secado y se· h,11>1.i vtl<'lto g, is como las plu­ Le pedí volver a casa, con una vol tan suave que Lía
mas grises de una palorn,1 q111• .rhor .r y,irra en la tierra, y tuvo que inclinarse, alta como era, para poder escuchar.
parecía dormida ..,ob1<• lo.., dolor e•.., .1111rguo.., de la vieja vida Me acompafió amorosamente, haciendo chistes tontos
y sus rotos huesitos hu<'<º" /\hor, 1 ,,, tení.i un pico largo que inventaba en el momento. A cada paso, yo sentía la
donde antes había u11,1 11.11 11 <'<>l,1do1 1 iebrc de una tarde acechada de trampas. La idea de que
-¿Me escuchas, M,1111 ,,que· 11· ,111dt1 pasando, mi amor? no controlaba mi mente me angustiaba y sentí que por la
Las palabras hacían ol,,s c•11 lo� l,,hui.., dc• Lía. En vez de punta de mis dedos se iba el sentido de lc1 vida. Si yo no
salir corriendo - de mí 11w ,d<·r 1 <; ,1 su mano y le dije: c•ra yo, no valía la pena ser nada. Empecé a repetirme: Soy
-Esperá ... me paH'('(' qu<' <·1 lwl.rdo d<' melón me cayó Mateo Ramponi, trabajo como periodista, mi padre es el
mal... < onlCldor crecitivo Julio Ramponi y mi madre es la arqui
Nos sentamos en el pa..,10. tecla olvidadiza y jubilada Marta Dudamel de Ramponi.
-¿_Por qué querés esta, conmigo!' lc• dije. Me gusta ir al cine y al teatro, y tengo la suerte de que me
- Porque le quiero. paguen por ello. Soy tan Juerte que a veces creo que voy a
-No, no me querés. reventar. Adentro de mí hay algo que no me deja en paz y

68 69
desde hace un tiempo veo a una presenc
ia que nadie más
ve. Siento que soy un error, que nunca deb
ería haber naci­
do, que no debería estar acá, que una chic
a hermosa como
Lía no debería estar tomando mi mem
o en este atardecer
donde los pájaros muertos y vivos emp
iezan a dormirse
como todas las cosas. Que Lía ni siquiera
sabe que no me
quiere.
-No vamos a vernos más, Lía.
-¿_Qué?
-De veras. Me di cuenta, lo sé. No nos hac
14. Van dos, vuelven tres
emos bien la
mayor parte del tiempo que estamos jun
tos.
Hablamos un rato y nos abrazamos, llo
rando. Era la En solo unos días las hojas de los árboles habían pasa
despedida.
do del verde al ocre y sabrá Dios la diferencia exacta, pero
Llegué a casa entre temblo res. Asustado
por la fieb re, 110 había una igual a otra. Marzo llegaba con el otoño a
me acosté y cerré los ojo!:i tras tomarm
e un antifebril. mano. Invité a mamá y a papá a comer afuera, un lujo que
Mamá tenía el televisor encendido y alca
ncé a escuchar me podía permiti r gracias a mi aumento de sueldo. Ellos
una noticia, que el locutor daba con air
e triunfal: "Un tu­ se sorprendieron y se alegraron por la novedad, aunque
cán recupe rará su pico gracias a las imp
resoras 3D". ¿Po­ les costó aceptar el cambio de roles.
drían en el futuro rehacer mi cuerpo rnte
ro a través de -Dios mío, qué nos va a pedir este muchacho -bro­
una imp reso ra? ¿Podría la impresora imp
rimir el código meó papá.
fuente donde está estampada la memoria
? ¿Quién soy? y sí, yo les iba a pedir algo. Necesitaba saber todo eso que
¿Para qué me aferro a la vida? ¿Por la ilus
ión de que una nunca me había interesado, los detalles de mi nacimiento,
mujer hermosa me quiere? ¿Por qué aun
la mentira hac e de cómo había llegado a este mundo. Antes de la p resencia
que la vida valga la pena? ¿Por qué no
se me ocurrió lla­ no me importaba nada. Ahora, cualquier cosa que pudiera
mar a Damiana o ir a su casa hasta que
me atendiera? <'Xplica rme lo que parecía inexplicable me aliviaría tanto...
Le avisé a mamá que no cenaría, que solo
necesitaba Mientras comíamos, les dije:
do rmir. Y despe rté mejor por la mañana
. -En realidad sí quiero pedi rles algo. Detalles de mi
nacimiento. De cómo mamá pudo concebirme después de
los cincuenta sin ayuda de la ciencia.
Se sorprendieron. Mamá pareció olvida rse de la pre­
gunta apenas la escuchó y se puso a habla r de lo rica que
estaba la salsa de los ravioles.
71
-¿Qué salsa era, nene? siquiera se acordaba de que había dicho eso, lo cual provo­
-Fileto, mamá. Y no le evadas del tema, que ya sé que có la indignación de mamá.
los chicos no vienen de París. De veras, me llama la atención. -De algunas cosas me acuerdo muy bien, no te creas.
Entonces mamá abrió sus ojos y me miró sin pestañear rambién de lo que hicimos en el hotel -dijo mamá.
por unos cuantos segundos: -No es necesario dar detalles -dije, turbado.
-Fue en aquel viaje que hicimos a Ushuaia, viste que -Vos les contaste a los periodistas lo del hongo y mu-
ahora vamos a volver. Un lugar lan hermoso, fuimos tan rha gente que no podía tener hijos se fue a Tierra del Fue­
felices. Nos inspiraron los conejos que había en la Bahía go para probar el nuevo método de fertilidad, el pan de
Lapataia. indio. Algunos atorrantes empezaron a venderlo en Bue­
Mamá soltó una carcajada; papá sonrió, tímido. nos Aires, hasta que se prohibió por ley que los turistas lo
-Es cierto, se veían muchos conejos grises. Y zorros quitaran de los árboles fueguinos. Así es, Mateo, tu mamá
colorados -dijo papá. creó una leyenda nueva.
-Y yo lenía un lindo zorrilo a I lado -mamá no po­ -No fui yo, fue la bruja selk'nam.
día parar-. Mirá, Mati, lu padre' no me cree, pero un día Lo cierto es que al regreso de Ushuaia, mamá, todavía
nos encontramos con una scriora quC' todavía tenía sangre o.;in saberlo, ya estaba embarazada. Y esa era toda la histo-
selk'nam en sus venas. Una de las t.'1ltimas descendientes 1 ia. Bueno, no toda.

de los antiguos pobladores. La se-nora se había hecho fama -Porque entonces vino la fama, tu mamá se hizo fa­
de chamana, así que yo, curiosa, rne acerqué a su casa. mosa y vos también. Las entrevistas en la radio y la tele­
Una linda casita con techo d(' chapas azules. Yo me había visión. A mamá la llamaban "la súper madre, una Mujer
acostumbrado a comer un hongo amarillo que salía en al­ Maravilla de la vida real".
gunos árboles y que se llama "llao llao" o "pan de indio". -Sí, pero solo un ratito. Hasta que el bebé se puso frío
Se parecía al chipá, o al rnc'nos yo me había hecho esa elijo mamá.
idea; para lu papá era insípido, como masticar goma, pero -¿Qué bebé? ¿Yo?
viste que él solo tiene imaginación para la contabilidad. Mamá hablaba con miedo, con un gesto de rechazo.
Mientras hablaba con la sc11ora, saqué una de esas bolitas -Parecía que el bebé estaba muerlo, pero no. Estaba
y las comí. "Ese pan tiene mucha levadura", dijo, con una 1 río. Nunca más fui a ninguna entrevista, a ver si me de­
sonrisa pícara. Y enseguida me aclaró: "Los que comen cían que... que yo tenía un...
calafate nunca se van de esta tierra, dice la leyenda. Y hay -Basta, vieja -dijo papá-. Un poco de hipotermia,
otra que asegura que quienes comen el llaullao, se lleva­ 11<1da más.
rán un hijo a su lugar de origen". Y se puso a hablar del nuevo viaje a Ushuaia, hasta que
Papá hizo un gesto de rechazo con la mano y dijo que mamá se enganchó y se olvidaron del asunto.
la anciana era una vieja pícara y parlanchina y que él ni

72 73
Ese mismo día, a la vuella de la redacción del diario, Damiana había escuchado todo por el celular. Y no cor­
caminaba por una vereda arbolada cuando de forma súbi­ tó la comunicación hasta que mi corazón volvió a latir con
ta sentí inquietud, miedo, pánico, en un crescendo veloz. normalidad.
Veía siluetas en las sombras, atardecía, sentía que mi vida -¿Ahora estás bien?
se escurría como agua cayendo en una alcantarílla. Me de­ -Estoy bien.
rramaba, me hundía, me iba hacia abismos intraterrenos. -Voy a verte, yo estoy en casa. Estás a tres cuadras.
El corazón me estallaría de un segundo a otro, empecé a Nos encontramos en La Pampa y Cramer, diez minutos
sudar, mis manos temblorosas apenas si pudieron llamar más tarde, y después de saludarla, o antes, ya la había to­
a Lía, casi por inercia, pero me respondió el contestador rnado de la mano. Me sorprendieron sus dedos diminutos,
automático. Entonces pensé en Damiana. Necesitaba una 11na delicadeza que parecía haber retirado su fuerza hacia
voz amiga. Al segundo llamado la voz apacible de Damia­ otras regiones. Porque así era Damiana: delicada, con un
na ya estaba conmigo. Alcancé a decirle en un susurro que núcleo de fuerza que me hacía sentir seguro a su lado.
estaba inmovilizado en Cramer, írenle a un supermerca­ Ella sabía exactamente qué hacer en cada momento, esta­
do, que iba a morir, que me hablara, que me dijera algo, ba orientada, dueña de sí. Tenía mi edad, pero sus padres
cualquier cosa. Damiana me dijo que ya pasaría, que pro­ ya habían muerto.
bablemente era un ataque de pánico y que nadie se muere -Mis padres me tuvieron de grande, sabés.
de un ataque de pánico. Entonces teníamos algo más en común.
-La sensación de muerte inminenle es típica en casos No entramos a ningún bar, simplemente seguimos ca­
así -me dijo-. Tranquilo. minando por la avenida Cramer hasta muy cerca de la Ge
Pensé: Qué suerte. Mi muerle no es inminente. Qué suer­ neral Paz. A veces íbamos de la mano, y en una esquina
te, mi muerte es inmanente. Dam iana me dijo: junto a un puesto de flores nos abrazamos, nos besamos,
-Pedile a alguien que le tome de la mano. Dale. nos dejamos llevar, medio desmayados de amor. Y cuan­
Le dije que me daba vergüenza, pero que con un po­ do abrí los ojos, la miré y ella seguía allí, tan tranquila, esa
quito más de miedo iba a dejar de darme vergüenza. Una mirada de estar y de quedarse conmigo, de no tener que
mujer policía que estaba en la esquina me vio, quién sabe ir a ninguna otra parte mientras estaba conmigo, de estar
qué expresión tendría yo en la cara. Me preguntó qué me conmigo mientras estaba conmigo.
pasaba, si me sentía mal. Le expliqué que no podía respi­
rar. Me dijo que iba a llamar a una ambulancia, pero le
rogué que solo me siguiera hablando y que me tomara de
la mano. La mujer dudó un momenlo, pero luego lo hizo y
yo sentí que esa mano desconocida acababa de tenderme
un puente que me devolvía a la vida.

74 75
15. Mensajeros nocturnos

Soñé que Lía se enojaba porque le había pedido ayuda


a una mujer policía, soñé que se ponía celosa de que la
mujer atenuara mi ataque de pánico tomándome la mano.
-¿Era linda? ¿Morocha o rubia?
-Era policía.
-Y eso qué me importa.
-Cómo no te va a importar. Era una funcionaria pú bli-
ca. Le pedí ayuda, no sé si era linda o fea, para mí repre
�entaba protección.
-Ah, querías que te protegiera una mujer.
Y en el sueño repetía: "Ah, querías que te protegiera
una mujer", dos, tres, cuatro veces, hasta que de golpe
todo se oscureció y volví a senlir miedo y desperté con el
corazón latiendo sin freno, corazón asustado que se salía
del cuerpo como un pájaro que quiere volar de la jaula y yo
era la jaula. Grité porque pensé que al guien quería entrar
en mi mente y pronto apareció mamá. Pedazo de enorme
grandulón y con pesadillas. Pero enlonccs mamá preguntó:
-¿Y usted quién es? ¿Qué hace en la cama de mi hijo'?
-Mamá, soy yo.
-¿Yo? ¿Y quién es "yo"?

77

)
-Tu hijo, mami. Tranquila. se convirtieron en la llama del día que se filtraba a través
-Usted no es mi hijo y el cuarto está helado. Ya sé de la persiana. Entonces cerré los ojos.
quién es usted. El que marchitó las plantas. El que me Y en el paso que me separaba del sueño, pensé que in­
hace perder la memoria. La maldad, usted es la maldad. vitaría a Damiana a ver Entrevista con un fantasma.
Y mamá tomó una escoba del escobero y con el palo
amenazó a "la maldad" y comenzó a darme golpes en la
espalda, uno, dos, tres, ay, ay. Entonces pude abrir los ojos
de verdad y ya no había madre ni escoba, solo frío en el
cuarto y el lento pulso de la oscuridad que dormía envol­
viendo la cama, el ropero, las cosas.
Ahora sí estaba despierlo y no solo me envolvía la os­
curidad que todo lo envolvía, también una añoranza irre­
parable de cuando yo era niño y mamá no aparecía en
mis sueños desconociéndome. Y añoranza de Lía, súbita,
voraz, artera añoranza de mi exnovia, y ternura por sus
caprichos, todo lo que me había hecho enojar de ella ahora
se metamorfoseaba en ternura y moría de ganas de verla,
de llamarla en ese mismo momento en mitad de la noche.
Pero no lo hice.
En la negrura del cuarto dejé que la pena se extinguie­
ra, una brasa que se fue haciendo cenizas que enseguida
se removieron y desperdigaron, mezclándose con otras
cosas. Eso era lo que me llevaría de Lía: una esencia de
los días que habíamos pasado juntos en la vida y que se­
rían parte de mí, esa Lía de mis huesos, de mi carne, de
mis pensamientos, esa Lía de mi corazón, pero retirada
del mañana, de lo que vendría. Ya no se sumarían nuevos
encuentros, ya no la vería venir hacia mí en ninguna calle,
ya no me dejaría tentar por su belleza, por sus despistes,
por lo que me hacía bien y lo que me hacía mal. Después,
sin pensarlo, mis labios susurraron un ''gracias". Desvela­
do, repetí esa palabra y de pronto las cenizas de la noche
16. Entrevista con un fantasma,
de Pompeyo Cruz
Al día siguiente, temprano, papá y mamá se irían a
Ushuaia y yo tan campante. Podría hacer una prueba de
mi futura vida solitaria, pero luve poco tiempo disponible
para pensar en eso. Tatiana me llamó preocupada:
-¿_Es cierto que se van a Ushuaia? ¿Por qué los dejas­
te? ¿No ves que están grandes para viajar solos?
Mi hermana estaba desubicada. ;,Qué posibilidad seria
tenía yo de "prohibirles" viajar a mis padres, que, salvo
ciertos olvidos de mamá, estaban en perfecto estado de
salud? A veces me parece que ella sigue enojada conmi­
go por haber nacido a destiempo y quitarle el rol de hija
única. Si bien me quiere y me malcrió en su momento,
en otras oportunidades sentí su rabia sórdida en miradas
distraídas, en frases sueltas, en pensamienlos inacabados
dichos en voz alta: "Vos no sos de acá", decía, y esa era
Tatiana cuando enlraba en la zona de odio y rechazo hacia
mí, su hermanito. "Cuando eras bebé mamá a veces te tenía
miedo porque tenías el cuerpo helado. Parecías un vampi­
ro. Un muerto. El muertito. Hola, muertito".
Entonces yo le preguntaba que de dónde era si no era
ele acá. Y ella se quedaba en silencio y yo me hacía id<'ifs
extrañas porque no tendría más de cuatro o cinco años. que nadie lo sepa, o al menos esa es mi percepción de su
Pensaba que debía ser "de allá", si no era "de acá". Pero vida, tal vez no del todo cierta. Lalo mismo es un misterio,
lo que no sabía era dónde quedaba "allá". ¿Quedaría en siempre haciendo chistes tontos o groseros y de pronto
otro barrio? ¿En Villa Ortúzar? ¿_En Palermo? Siempre me investido como un seminarista al hablar de los problemas
sentí algo descolocado, pero me convertí en buen actor de Tatiana con el juego. 1 1

para no parecerlo, para hacer de cuenta que encajaba con


los demás. Cuando estábamos en segundo año empezaron Pero ahora íbamos a ir con Damiana al teatro.
a decirme que era raro. No sé qué querían decir con eso, Era una noche de aire suave, pocos autos en la calle,
nadie explicaba qué era ser ra1 o. Quizá que no era parte de y una tormenta que asomaba por entre los edificios. Da­
nada, que en mí no había cosa� para resaltar. Era tan, pero miana se había puesto ropa hermosa, tan hermosa que ni
tan común que era nada y para no decirme "nada", me siquiera quería mirarla, era demasiado. La miraba apenas,
decían "raro". Mi hermana, un día, me dijo algo más: "Vos para no caer muerto de amor sobre una baldosa. Hablába­
sos un E.T. Mamá y papá l<' <'ncontraron en un plato vola­ mos como dos tontos contentos.
dor que estaba incrustado ('11 la ladera del glaciar Martial, El teatro se llamaba Escombros y estaba a años luz de
en Ushuaia. No se dieron cuenta de que eras E.T., y na­ las sofisticadas salas de la avenida Corrientes, incluso de
die había denunciado tu pfrdida, por eso se quedaron con las más pequeñas del Paseo La Plaza o, un poco más ha­

j
vos. Nadie te buscaba, élSÍ que le adoptaron". Mi hermana cia el sur, la histórica sala del Liceo. Tenía lo típico de un
tenía arranques así, y dcspu<-s se reía y me decía que era teatro del under, butacas negras, duras. El piso no estaba
una broma. Pero los chisl('S nunca son una broma. Tam­ desnivelado: al que le tocaba un cabezón adelante, mejor
bién decía por entonces que ella iba a ser rica, y cuando le que se cambiara de silla. Todo era negro: las paredes, el
preguntaba cómo, me respondía: "Voy a ganar la lotería". piso, el telón. Pocas luces.
"O a robar un banco". Y después aclaraba que era broma. La sala, que tendría capacidad para ciento cincuenta per­
Le pregunté a Tatiana cómo andaban sus cosas. sonas, se llenó. No dejaba de asombrarme, siendo Pornpeyo
-Como siempre. Bien. Cruz un actor que había tenido tantas opciones, ese "desper­
Me sorprendió un pe11samiento culpable. dicio" que había hecho de su carrera. ¿La estaba desperdician­
Raro. Muertito, Fallado. En/ermoste a tu hermana. do? ¿Lo hacía realmente, al actuar para un público modesto
Tuve que esforzarme para dejarlo ir y seguir escuchan­ en una sala modesta? Para muchos actores llenar incluso una
do a Tatiana. sala pequeña es un sueño inalcanzable, pero Pornpeyo Cruz
Ella nunca habla de sus problemas, siempre está todo había recibido elogios del propio Duslin Hoffman, y se decía
bien hasta que de golpe nos enteramos, por Lalo, de que que Alfredo . Alcón había tenido devoción por él, que lo alen­
sucedió una catástrofe. Tatiana se maneja en el secreto, taba y admiraba. ¿ Cuál sería la falla de Pompeyo? ¿_Por qué
su vida es un raid para conseguir dinero para jugar sin t1lgunos artistas tienen fobia hacia su propio público?
En cuanto se apagaron la.., l u ces y C'I silencio nos envol -,e• convirtiera en vegetariana. ¿Cómo su mente concibió
11
vió en quietud, tuvo lugar una especie de acto mágico: las -..(•mejante síntesis? ¿_De dónde nace la unión entre ver lu
luces cenitales lurron aumentando su claridad .<iobre u n n•s saliendo de una quebrada hacia el ciclo cordobés, con
punto del escenario hasta mostrar a Pompeyo Cruz, vesti la negación de la carne como alimento'? Lo que resulta ab­
do con un largo piloto de lluvic1. ,olutamente intolerable es que la gente que• vive estas ex­
-Querido p(1blico: les pido que, al término de esta fon periencias las cuenta sin pruritos en la televisión, si tirne
ción, me ayuden a guardar <'I <,ccreto qu e compartirán con l,1 oportunidad, pero es incapai de presentar u na pru eba.
migo. Les pido también di..,nrlpas por una menti ra: esto ",e dice muchas veces q ue estos avistajes no son para todo
PI mu ndo, porque "el mundo no está preparado". Por Dios.
no es un u nipersonal. No <",tare solo <'ll este escenario <lu
rante r.<itu breve obra. Esto <'S t<•atro de autor ... ¿qu é quiere ,; Para q u é no estamos preparados si somos los q ue vamos
,l morir, tarde o temptano? ¿E!-.taba prrparado el mundo
decir? Que aquí todo lo hago yo. Pero por fuerza, en esta
obra se me impuso u n colaho1.idor al qu e llamaremos "el para las guerras, las hambrunas y las catástrofes natura­
fantasma". Ustedes prou¿1hlemente también lo verán con l<'s? ¿Estaban, los habitantes de Buenos Aires, listos para
sus propios ojos, por el influjo del teatro. En una situación padecer la epidemia de fiebre amarilla en 1871 '? ¿ rna, la
ordinaria la inmensa mayor 1.i de u stedes no lo vería, pero e ,mtante, está preparada y nosotros no? Si la cantante con­
la dramaturgia nos permit<· otro contc>xto. Nos afila, nos sideraba que aquello q u e había visto debía permanecer en
dispone, nos entona, nos h<1c<•, por un instante, Casandras ..,ccreto porque la gente no estaba preparada... ¿que� razón
luminosos e iluminados. Yo no les pido q u e cr<>an en lo lt1 llevó a hacerlo público en un canal de televisión? Pues,
q u e no creen. Solo les pido que crean en mí d11 ra11te una 11,Hla. Solo está hablando de u na mentira que ella misma
hora. <,e ha creído y todo e� fatuidad. La han engañado y ella
Con esa introd u cción, Pompeyo nos tenía a todos en el ahora nos engar'i.a a nosotros. Y ni siquiera se da cuenta de
bolsillo, .<iolo él y su vo¿ y MI impermeable de investigador la contradicción. No soy mejor que ella, pero u st<•cles, re­
privado. rucrden, pactaron creer en mí. Tengo un secreto q u C' com­
-Para mí, el teatro es vida, rito sagrado, teatro es todo partiré con ustedes pero les r u ego q ue sean discretos. Yo
lo q u e me pasa y lo que soy. Desde mi l u gar en el escenario no busco mucho público, no quiero miles, q u iero, si me
logré dc:,montar algunos cwnelos, algunos trucos que SC' permiten, elegir a mi público. Y para eso trabajo l'l1 salas
nos imponen a los seres hum,111os, haciéndonos vivir una p<'queñas romo esta. Ustedes verán algo sencillo, IHcve y
realidad falsa, que poco tiene• qur ver con la verdadera. No maravilloso. Mi charla con un er q u e no pertenece a este
les prometo nada espectacular. No soy, q uerido público, mundo. Si toda la gente que pu lula poi las grandes ave­
como aqurlla cantante de voluminosa vo7 q11e jura haber nidas, si todos los vecinos q ue gastan su � horas sentados
visto una ílotilla de ovnis en las cercanías del cerro Uritor­ frente a una pantalla se enteraran de lo que ocurre• noche
co y despu és dice que un hecho de tal gravedad hizo que tras noche rn esta sala, querrían venir. Dios no pNmita
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que yo me convierta en moda, que esta obra se convierta ambos mundos. Desde hace algunos siglos, la humanidad
en moda. Porque entonces cerraré el telón y me iré con encajó en una descripción del mundo donde la muerte y
mis papeles a otra parle. los muertos ya no deben tener lugar. A través de una mu­
Continuó un rato hablando en ese tono. Damiana y el ralla a la que llaman "realidad", anularon la posibilidad
público seguían el discurso con atención, Pompeyo C ru z ele vernos. Yo no soy real, soy una criatura fantástica; por
tenía un carisma avasallante sobre el escenario. Y luego lo tanto, no existo. Solo el arte permite que se vuelva a
dio comienzo a la obra propiamente. Su charla con un fan­ esa zona de percepciones. Fuera de este escenario, ustedes
tasma. Y para eso hizo otra aclaración: están ajustados al modelo y no permiten una sola fisu­
-Él únicamente puede verme a mí. En su mundo, yo ra, pero aquí hay una zona franca, un espacio de sueños,
soy el fantasma. Él moriría de espanto si supiera que no mentes abiertas, están dispuestos a creer. Es la magia del
estoy solo, que está rodeado de Lodos ustedes. teatro, como le dicen ustedes.
Pompeyo "el Loco" Cruz levantó sus dos manos. Cerró Damiana apretó mi mano con su palma suave, y esa
los ojos, aspiró aire, exhaló y pidió al fantasma que le ha­ blandura me distrajo un momento. Enseguida su mano se
blara. El foco que lo iluminaba se apagó y el escenario crispó y se aferró a la mía. Sus ojos estaban enfocados en
quedó en oscuridad por unos diez segundos. Entonces se un punto del escenario, pero cuando quise ver, volvió a
encendió otro foco, enfrente de la posición que ocupaba quedar a oscuras. Le tocaba el turno a Pompeyo y Damia
Pompeyo. Y allí había otro Pompeyo, un personaje vesti­ na me dijo al oído:
do de negro, el propio actor, claro, haciendo de espectro. -No tengas miedo cuando lo veas. Estoy a tu lado.
-Aquí estoy, Pompeyo. Espero que ya no tengas miedo. -¿Qué? No entiendo.
El escenario volvió a quedar a oscuras. Fue fascinante Pero entendí cuando la luz enfocó nuevamente al fan­
esa brevedad, la ilusión que había generado. Nuevamente tasma actuado. Detrás de él, casi confundido con la ne­
un foco iluminó a Pompeyo con su largo piloto. El truco grura del escenario, estaba el hombre pájaro, pero mucho
era obvio, pero no por eso menos interesante. Se ponía el más horrendo. Una especie de harpía mitológica con sus
piloto, la luz lo enfocaba, hablaba. Se apagaba la luz, se alas plegadas y los ojos rojos fijos en mí. Todo el odio que
quitaba el piloto, cruzaba el escenario y hacía de fantas­ uno pudiera imaginarse estaba en esos ojos. La presencia
ma. El cambio del tono de voz, la voz áspera y lenta del había crecido: medía dos metros. Su rostro era casi feme­
"fantasma" y la luz opaca que lo alumbraba daban a la nino, pero sin embargo era un hombre, lo sabía. Sus ras­
escena un tono de cuadro de ullramundo. gos estaban confundidos con la sombra. Su corpulencia
Era un juego de preguntas y respuestas con el espectro. magnética y la soberbia de su odio me congelara�. Todo
-¿Por qué estás aquí? en mí se paralizó a tal punto que no estaba respirando.
-Porque este rnundo es también el mundo de los Fue Damiana, con una palmada en la espalda, la que 111<'
muertos. Antes, no había una división tan precisa entre hizo reaccionar.
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-Basta, vas a morirte. ojos: la harpía inmensa, y su boca anhelante, de colmi­
-Es que ... llos amarillos, estaban junto a mi cara, matándome con su
-Yo también lo veo. apestoso olor a corrupción imposible. Entonces dijo:
-¿Cómo? -Nunca nacerás.
-Es que también tengo ... Sentí que un horror final, abominable, me aguardaba.
Alguien nos chistó en la fila de atrás. Tuve el gesto de Yo descendía en el tiempo, mis células se contorsionaban
atender ese pedido, de ser educado, de ser un espectador. y mi mente ya no era mente sino una tierra yerma donde
Pero estaba viendo a un fantasma y poco a poco todo se mis pensamientos se olvidaban, y en un instante todo de
contaminó de esa oscuridad y mi corazón comenzó a con­ mí era nada, y mi carne empezaba a perder la consisten­
gelarse en un pianísimo mortífero. La presencia se elevó, cia. Fue entonces que escuché a Damiana y que sentí a Da­
atravesó el escenario, y vino hacia mí, empecé a temblar, miana. Su mano otra vez, su voz apacible. Una corriente de
empecé a morir, mientras Damiana me decía: calor me repuso, volví a sentir que mi cuerpo estaba ergui­
-No tengas miedo. Él ya está adentro tuyo. El secreto es do, que yo estaba de pie, que tenía un corazón y músculos.
no tener miedo. Lo único que le puede matar es tu miedo. Vi un opaco resplandor. La harpía no estaba más. Que-
Y entonces me ordenó: dó el frío. Quedó Damiana y su mano cálida.
-Cerrá los ojos. - Gracias. Gracias, Dami.
Lo hice. Había anulado el sentido de la vista, pero po­ -De nada. Solo hago lo que ya hiciste por mí, antes.
día sentir otras cosas. Un súbito olor a podredumbre, un -¿Yo? ¿_Qué? ¿Cuándo?
chirrido agónico, ultrasonidos, y algo pesado que se arras­ -Bueno, es hora de que lo sepas con todas las letras.
traba. Frío. Yo veo tus presencias, pero vos también viste las mías. Y
-Mantenelos cerrados. sí, me ayudaste, por supuesto, cuando aquellos "ladrones"
Pompeyo Cruz seguía con su diálogo ficticio mientras me atacaron, el día que nos conocimos.
la realidad me comía. El olor a tumba era asfixiante. Le -¿Los ladrones eran .. :?
rogué: -Los ladrones eran fantasmas. Mis fantasmas. Siem-
-Por favor, sacame de aquí. pre me lo quieren quitar todo, es la historia de mi vida.
Damiana entendió que había colapsado y se levantó del Quedé huérfana cuando hacía poco había cumplido die
asiento. Me llevó como se lleva a los ciegos nuevos, que ciocho años ... Heredé la casa y dinero... Inexplicablemen­
tropiezan hasta con el aire, yo a lientas y su mano res­ te, aparecieron parientes que deseaban quedarse con lo
catándome. Estábamos en la vereda, lo supe por l a brisa mío. De hecho, me quitaron una casa en Vicente López.
fresca... De pronto, la mano blanda, suave, dulcísima de Me deprimí mal por mucho tiempo... llegué a creer que no
Damiana no estuvo más y una zarpa rugosa, de piel res­ merecía esta casa ni esta vida... Así me lo hicieron saber mis
quebrajada, como de cuero viejo, la reemplazó. Abrí los parientes. Un día empecé a sentir a las presencias. Algunas

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me ayudaban, me decían palabras en los sueños, hasta que
tímidamente empezaron a corporizarse. Tardé un tiempo
en darme cuenta de que no debía enloquecer... y en aceptar
que eHos, los fantasmas, dependían de mi control...

Pero en ese momento salía la gente del teatro. La obra


había terminado.
Lo esperé a Pompeyo. Salió de su camarín con el pelo
húmedo y la fatiga en la cara. Varias personas lo felicita­ 17. Entrevista con Pompeyo Cruz
ron. Fue amable con todos, abrazó a un par. En cuanto vi
el hueco, le dije que era del diario La Noticia Redonda, del
suplemento de espectáculos. Me sorprendió mi capacidad Pompeyo Cruz, un actor prodigioso. Había ganado con
de recordar ese asunto de trabajo en medio del momento empeño su fama de loco intratable peleándose con direc­
de angustia. Quizás era como decía Damiana, quizá todo tores y colegas, escenógrafos, iluminadores, utileros. Na­
eso dependía un poco de mi control. die se salvaba del Loco Cruz, y ese carácter áspero le vedó
-Con vos hablé el otro día y no habías visto la obra, y el camino al teatro comercial e incluso a la televisión, cosa
entonces no había nada que decir. Y ahora viste la obra que a él no le importaba en absoluto y que acaso había
y entonces ... ¿qué más querés que te diga? Los actores lo buscado conscientemente. Había descubierto que podía
decimos todo ahí, en las Labias. No te enojes, nene. Ahora trabajar solo, con un buen iluminador y una escenografía
podés hablar de la obra en Lu diario. mínima, dotando a sus actuaciones de su magnética pre­
-Bueno, pero el hecho es que me pidieron la entrevis­ sencia.
ta. El director. Por supuesto que hablaré de la obra, pero al Vivía en la calle Montañeses, en un edificio enorme
público le da curiosidad el mundo del actor. rodeado de un parque con árboles altos y flores dignas
-¿Estás seguro? Porque ya tienen suficiente de eso en del f ardín Japonés. Me recibió descalzo, con pantalones
los programas de la tarde, por la tele. de jean decolorados, y una remera vieja con un agujero en
-Es distinto. Los que Icen el suplemento en papel o en un hombro. No importaba, porque las fotos me las daba él
su versión digital no buscan a la figurita de moda. Es un mismo, eran parte de la producción de Entrevista con un
público interesado, teatrero... fantasma, así que podía recibirme vestido de fraile o des­
-Igual insisto: creo que todo estuvo dicho ahí, pero nudo, daba lo mismo. Tenía unos bigotazos enormes que
nos vemos mañana. Tomá mi tarjeta y venite a casa des- le daban un aire caudillesco, lo cual era, por lo menos, un
pués del mediodía. anacronismo y una excentricidad. Como era una figurit;:i
difícil, sabía del valor de la entrevista.
91
El Loco Cruz me invitó con un té de jengibre. Nunca máquina con el título de su unitario: Entrevista con un
había tomado ese menjunje, pero lo acepté porque no me fántasma.
dio opciones. Me dijo: "Puedo invitarte con un té de jengi­ Se lo pregunté a él y mi entrevistado se prendió fuego:
bre" y en su tono percibí que iba a darme eso o nada, que -Si yo fuera un vil mercader, estaría en el prime time
él consideraba el ofrecimiento de esa infusión lo máximo de la tele; soy una persona coherente, y creo en lo que es­
en hospitalidad, y que una negativa podía acabar con mi cribo. Entrevista con un fantasma es una obra confesional,
expulsión. No quería arriesgarme. Me pidió que no gra­ yo confieso todo lo que veo, lo que me pasa. El arte me
bara nada, porque se le iban las ganas de hahlar con esos ayuda a no volverme loco -dijo el Loco.
"aparatos". Tenía una voz cavernosa, y sus manos grandes Como al pasar, susurró que siendo un mozuelo de veinte
y con las yemas de los dedos encallecidas daban cuenta años -él usó esa palabra, mozuelo , moviendo los labios
de sus trabajos manuales: era carpintero y de· eso vivía con tal fruición que sus bigotazos danzaron la "danza del
en los tiempos en que no le iba bien con el teatro, aunque mozuelo''- había leído La conjura de los necios, la obra
últimamente la actuación le proporcionaba ingresos im­ de John Kennedy Toole, el famoso escritor suicida, cuya
portantes. novela inédita fuc rescatada por su madre.
Creía en las brujas y en los ángeles, en los oráculos y -Después de leer ese libro, entendí todo -dijo.
en las profecías, en los astrónomos y en los astrólogos, en -¿Todo?
la ciencia y en la ciencia ficción, en la inexistencia de la -Todo, nene, todo lo que importa entender.
casualidad y en el azar. Creía en creer, porque vivíamos en -¿Y qué entendió? ¿Lo puede decir?
"un mundo cínico, donde los que no son cínicos simulan -Que la vida es un largo ejercicio de paciencia para los
serlo para estar en la onda", y así, solo "los poetas autén­ artistas, los diferentes. Cuesta encontrar Lu propio lugar,
ticos y los creadores de toda laya conservan los dones del pero siempre valdrá la pena y para eso hay que mantener­
asombro, la valoración de la belleza y la humildad ante la se vivo. Vivo y lo más sano posible.
Obra que nos incluye". Estaba convencido de que cada ser Así que me encontraba ante un hombre que entendía.
humano había nacido con una antorcha en la mano, una Me contó que una vez se había puesto de novio con una
llama que debía alumbrarlo en la oscuridad, pero que chica pecosa y agradable, que se había enamorado de él.
esa llama -esa luz- estaba oculta y que la mayoría de Él sabía que no la amaba, pero le gustaba pasar horas con
la gente vivía de la cuna a la tumba en la noche de la ig­ ella.
norancia, sin saber que tenía un cometido, sin saber qué -Supongamos que se llamaba Amalia -dijo.
importante era su existencia para el universo. Y entonces pasaba tiempo con Amalia, pero después
El Loco Pompeyo tenía un discurso claro y muy bien ella quiso algo más y ahí empezó la ruina.
aprendido. Me pregunté en medio de una de sus parrafa­ -Siempre se quiere algo más -siguió-, porque la
das si de veras creía en lo que decía o solo estaba dándose vida es moví miento y nunca se está en el mismo lugar.

92 93
Creés que estás quieto, pero en realidad vas hacia arriba o fácil de medir. Es las ganas de estar, de compartir tiem­
hacia abajo. La vida es movimiento. Así que Amalia quería po, de saber que uno puede zambullirse en el otro porque
que yo rne moviera a su ril mo, porque ella sabía perfec en esa pileta siempre habrá agua. No hay que complicar
lamente que no estábamos del Lodo sincronizados. Le res­ lo que es simple. Ahora mismo vos estás encontrando el
pondí con la mayor dulzura que pude que ella me gustaba, amor, eso se nota. ¿Sí? Te felicito. A zambullirte. Bueno,
que, por Dios, era hermoso cómo reíamos juntos, cómo pero te pasa algo más.
íbamos al cine y nos guslaban las películas de acción y -Sí que me pasa algo más le dije- , algo sobrenatu­
las comedias y también lo� d, amas y las románticas, por ral. En su obra de tealro vi a un ser sob, rnatural, ele ver­
que en realidad nos gust.ibc1 el cinc. Amábamos el cinc, dad. Pero usted y c11alquiera me tomaría por loco. btaba
amábamos las mismas cosas, pero ella me amaba a mí y en el escenario, detrás de usted. Era horrendo.
yo no la amaba a ella. Se lo elije. Entonces Amalia me de -¿Cómo era?
mostró quién era, porque me sorprendió: ª ¿Cómo podés -Alto, ancho, ojos rojos, alas negras, apesloso. Una
saber que no me an1ás? Si l<' gusta pasar tiempo conmigo, harpía. Pero usted o cualquiera me tomaría por loco.
si Le reís, si acabás de decirme que amás las mismas cosas -¿Quién en su sano juicio Le tomaría por loco?
que amo yo ... ¿cómo podés d<'cir que no me amá ? ¿Acaso -Bueno, mis padres. Sin duda mis padres me toma-
sabés qué cosa es el amor?". Y debo admitir que no tenía rían por loco.
la más remota idea de Jo que era el amor. Yo creía qttc -No mezcles a tus padres, los padres 110 podrían en­
era algo sublime, cté, co, una entelequia. Un tercer ojo que tender, naturalmenle quieren que no veas esas cosas que
flotaba en el aire poi encima ele' nosotros y que cada tanto decís que ves. Es un sentimiento de prol<'cción intuitivo,
nos acariciaba con una mi, acla. Era la mirada de un dios temen por tu salud mental. Seguro que con alguien po­
que al mirarte te IC'gaba d<• amor. Entonces uno amaba. drías hablar.
Amalia me habló ele otro amor, más humano y menos di­ -Sí. Puedo hablar con alguien.
vino. Terrenal. Si le gusta eslélr con alguien, si le reís y si -Me alegro. Con alguien ya es suficiente.
comparten actividades ... ¿qué más se necesita? Todo lo -Bueno, pero yo ...
que se necesita es que esa p(•r �ona te gusle. Y si querés pa -Ya lo dijiste todo, y ya lo dije todo. No arruirwmos lo
sar el día con ella, listo. Eso sNía todo, sería el amor nues perfecto. Escribí y actué una obra Je fantasmas y un <->spcc­
tro de cada día. De tal modo Amalia me supo convencer tador vio a un fantasma de verdad. Qué más puedo pedir.
de lo enamorado que yo estab,1 de ella, y con el Liempo nos Y sin más, Pompeyo Cru.l abrió la puerta de su de­
casamos y tuvimos tres hijo'>. Estuvirnos dos años separa­ partamento. Salí contento porque tenía la charla, algo
dos, pero no hubo vez en que no hubiera querido cenar conmocionado por el final abrupto. Sin dudas tenía una
con ella en esas noches solita1 ias. Sentí que me habían grandísima nota para el diario aunque me fui lleno de pre
arrancado una parle de mí. Así que el amor es algo muy guntas: ¿Dónde está su taller de carpintería? ¿Cómo es la

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convivencia con su esposa y sus hijos? ¿Por qué no vi a na­
die mientras hacía la entrevista? ¿Es verdad que es amigo
de Dustin Hoffman? ¿Es verdad que Dustin Hoffman viene
a ver sus obras disfrazado de mujer? ¿Usted puede ver a los
fantasmas como Damiana y yo?

18. Expiación

La nota fue tan redonda como la iglesia más famosa de


Belgrano, digna de un diario llamado La Noticia Redonda.
El señor monseñor Quiñones me abrazó y me dijo que a
partir de ese día quedaba en la plantilla estable del diario,
en blanco, con obra social y otro aumento. Sí, sí, señores
yo soy de River, yo soy de River, de corazón...
Bueno, canté eso porque estaba feliz. Era la primera
vez que iba a tener obra social por mi cuenta y no pude
evitar sentirme orgulloso. Alguna vez había leído algo
de un maestro zen que decía: "El orgullo siempre está de
más". Pero, bueno, yo no era un maestro zen. No tengo la
obligación de ser lo que no soy y ese pensamiento, sorpre­
sivamente, me dio mucha paz. Yo solo puedo ser lo que
soy, me repetí. Claro. Solamente eso. Lleno de autocon­
fianza me dirigía a casa por la calle José Hernández y sentí
el impulso de pasar por la casa de Damiana.
La fachada del caserón parecía más imponente que
nunca, con retorcidos vegetales creciendo en las pequeñas
grietas. Toqué el timbre. Damiana se sorprendió por mi
visita, y yo pensé si habría estado descortés, pero... me
sentía con cierto derecho a sorprenderla. Ya habíamos

97
cruzado una línea que confundía
nuestros territorios, y Pasé esos días solo y también con Damiana. Una congoja
me alivió ver la alegría en sus ojos.
Alg o Lensa pero educa­ inexplicable me dominaba de vez en vez, aunque eran días
da, me invitó a pasar, pero yo le dije
que solo había tocado felices, que debían ser felices. Y lo eran, de algún modo
el timbre por cur iosidad y para... dej
arle el diario La Noti­ sabía que mi vida estaba tomando buenos rumbos, pero...
cia Redonda, para el que había hecho
la nota de tapa del EsLaba solo en el piso que ahora parecía demasiado
suplemento Espectáculos.
grande. Me había quedado dormido en· el sofá, mirando
-No, vení, entrá.
televisión. De pronto, el control remoto cayó de mi mano
Cruzamos una sala con sillones y
paredes con cuadros al piso y abrí los ojos. Wlipo.
Y un pasillo en penumbra hasLa
llegar a la cocina. Una Lo recordé tal como lo veía a los cuatro o cinco años.
ventana daba a un jard ín desmante
lado, pero donde había Por supuesto que nunca lo había visto más que denLro
canteros con flores.
de mi cabeza, pero sabía perfectamenLe cómo era: un chi­
-No le doy mucha bolilla al jard
ín. co de mi altura, vestido con una remera verde, zapaLillas
Vi pasar a un hombre de espalda
s, cerca de un árb ol. verdes, todo verde. Yo moría por que Tatiana me diera
-Pero tenés jardinero...
más bolilla, la admiraba, era mi hermana muchos años
-¿Jardinero"? ¿_Lo decís por él...? mayor, una versión más joven y canchera de mamá, más
-Ah, claro ... enLiendo...
despreocupada, más divertida ... una hermana mayor. En­
-Sí. Es una casa muy antigua...
está llena de presen- tonces fue como si la piedra de la memoria se hubiera pul­
cias... Nadie mucre por un fantasm
a, sino por el miedo a verizado y se hiciera arena, arena que yo podía ver grano
los fantasmas, ya sabés. Yo estoy aco
stumbrada. por grano. Y recordé cómo Tatiana discutía con papá y llo­
raba después. Discutían por un novio que no era Lalo. Un
Papá y mamá esLaban en Ushuaia. Habían recorrido el novio que papá detestaba, sin conocer yo las razones. Los
canal de Beagle en un catamarán y habían ido a la isla de hermanos menores no conocen muchas cosas. Pero tam­
los lobos marinos de un pelo, de los lobos marinos de dos bién discutían por otras cuestiones. Una vez había fallado
pelos, al faro y a la isla de los pingüinos. Y pensaban ir al dinero y papá pensaba que aquel novio tenía algo que ver.
trencito del fin del mundo para ver conejos, castores y el Era la época en que Tatiana se divertía diciéndome que yo
cementerio de árboles, huella de los trabajos de los presos era un marciano adoptado y me hacía rabiar. Era la época,
de la anLigua cárcel, hoy convertida en museo. "Aunque también, en que le dije a mamá que había meLido a Wlipo
no lo creas, el Petiso Orejudo está en un mural del cenLro en el lavarropas porque se había portado mal. Mamá -los
de la ciudad y es un atractivo turístico más", me escribió recuerdos aparecían como si el diablo los empujara- se
papá por el celu. En sus mensajes se notaba lo contentos reía, y levemente se inquietaba.
que estaban. Un día en que hubo una discusión entre todos -mamá,
papá, Tatiana- porque había desaparecido dinero, yo

99
hice aquello. Dije que había visto a T,1tiana salir de la pieza Cvidentrmente mamá había cambiado el dinero de <•s­
de papá y mamá con <'I dinero en la mano. co11dite y lurgo se había olvidado. Lo que estaba claro era
"Si lo dice Mati, ya no se puede dudar", fue la conclu que yo jamás había visto a Tatiana con un solo billete en
sión de nuestros padres. Taliana chilló, lloró y se defendió la mano. Mentí <le pura rabia, por venganza.
con lágrimas de indignatión, p<'ro las cartas estaban echa
das y se inició una época dil1c il para ella. Empezó a ir a La llamr por teléfono y me atendió Lalo. Estaba con
un psicólogo, se• revis<1ron sus amistades y aunque ya era buena onda y hasta, Dios mío, parecía una per.,ona educa­
mayor de edad, hasta alguna vc•1. le prohibieron ir a alguna da, mi querido curiaclo.
fiesta o reunión. Taliana me arnenazó: -Ya te paso con tu hermana... ¡Gorda, tu hermanito
-Nos vamo'> a ver en c'I infierno, vos y yo. Vos por estorrilón! dijo, y me gustó su carcajada.
mrntiroso y yo 1,>or estt'1pida. Tatiana me escuchó con cierta perplejidad y hasta per-
Ella adelgazó mucho y llo1.1ha dwante horas encerrada cibí ternura cuando me contestó:
en su cuarto, hasta que un dí,1 literalmente dejó de comer -Ay, nene, pero esas cosas pasaron hace tanto... Yo
y de beber. discutía mucho con papá y sí, vos dijiste u11<1 mentira.
¿Cómo había octilt<1do todo aquello en mi memoria? Pero yo también era bastante mala con vos.
Yo no tendría más de cinco t11ios y ella vC'inticinco, mi Fue vueltera cuando intenté hablar con ella de otras co­
C'dad actual. Tatiana hit.O htH•lga de hambre durante una sa'>, del último episodio por ejemplo. Ese era su problema,
semana. Se despertaba por las noches pidiendo agua y su misterio, sus impulsos tan difíciles de gobernar. Pero
cuando mamá, espcr anzacla, le llevaba un vaso y ella, sentí en esas breves palabras algo parecido a la expiación.
medio dormida, tom<1ha, la C'>cupía apenas cobraba con­
ciencia. A veces despertaba y la escuchaba llorar o rayar
con un fibrón las pat<•des, donde hacía dibujos tétricos,
de un horror gótico. Por esa {•poca también, desapareció
Wlipo. Mi mamá no ocultó un gesto de espanto cuando
mr preguntó qué había pasado con mi amigo invisible.
"Lo tiré abajo del tren", le , <''>pondí. Wlipo era el único
trstigo ele mi mentira. Y ya se· sabC' rnál es el destino- de
los tesl igos._
Fue entonce , cuando pasó aquel verano terrible' y em­
pezó el oloño y los prirneros I ríos, que mamá encontró los
ahorros perdidos en medio de los pliegues de una frazada
guardada en el estante alto del placarcJ.
101
100
19. Conocido desconocido

Papá y mamá volvieron radiantes del viaje, p('[o con


el correr de los días se fueron agrisando, romo si des
pués de una gran fiesta sobreviniera una resaca lenta,
pero demoledora. Tal vez papá había intuido este deve
nir y por eso preparó su último gran viaje con mamá,
acaso sabía cosas que yo no y que por discreción, por
amor a su compa1íera, no comparlía con sus hijos. Aca
so había visto el desconcierto en que mamá se sumía
cuando no rC'cordaba algo, sí, pero seguramente otra<;
señales, más devastadoras. Mamá, que solía detenerse
demasiado tiempo junto a la ventana, mirando, simpk
mente, lo que hubiera afuera, con una muera enigmáti
ca. Un día la oí murmumar:
-Este bicho raro ... bicho frío...
¿De qué hablaba'? Estábamos solos en la rasa y '>U vo1.
casi inaudible me estremeció.
-¿Qué te pasa, mamá'?
-Nada.
Y no le pude sacar una palabra más.
Esa misma noch<' oí sus gritos en la pie.la, me levanté
y entré al cuarto: papá, en piyama, intentaba contenerla,

103
mamá solo gritaba, fuera de sí. Aterrada. Entonces me vio departamento de dos ambientes, y nos vemos casi to­
y me señaló con un dedo: dos los días, pero duermo solo.
-¡No es nuestro hijo, Julio, no es nuestro hijo! A veces me despierta un frío de tumba, o un aleteo de
-Tranquila, querida, por favor. Y vos, Mateo querido, pájaro. Pero pienso que los fantasmas no matan, no llrvan
no te preocupes, mami está... ni trnen, los fantasmas son parte de mí y yo estoy ('ll el
-¡No es de los nurstros, no...! ¡Bicho raro, bicho frío! mundo y soy parte, como una mosca, una ballena azul, un
-Dejá, Mateo, yo nie ocupo, mamá tuvo una pesadilla caballo, el boletero del cinc, toda mi familia; criaturas que
y, bueno... ya ... somos traídas a la vicia por obra y gracia de leyc's que están
por encima de nosotros, que algún día la ciencia explicará,
Esa misma mañana me puse• a buscar un departarnrn­ pero no solo la ciencia. Porque el universo ernpieza como
to, lo más cerca posible del 1, abajo. Conseguí uno dos un acto de magia; y después de esa magia, recién después,
días después, en la calle SupNÍ, y antes del mes ya estaba vienen las leyes de lo que llamamos "realidad". Y yo estoy
mudado. El alquiler era casi la mitad de mi surldo, pero conquistando mi reali<lad, soy una cria111.ra hecha de agua,
haría notas corno free/anee a diestra y siniestra. Era mi puedo adaptarme a las formas, me disfrazo, soy blando,
decisión: papá me prr..,ló plata para el depósito, pero se la pero irrompible. Ya casi no me asustan las presencias si
devolvería mes tras mes. considero que yo mismo soy un misterio en un vértigo de
Mamá, de ahí en adelante, tendría una actitud ambiva misterios, y en ese vértigo aprendí a plantar mis pies en
lente conmigo. un lugar lo más estable posible. Una de las cosas que aho­
Cuando voy de visita, a veces se alegra de verme y ra sé es que no importa de dónde venga el amor, lo impor­
otras, se repliega, me ob..,erva d<'sde el rincón más lejano tante es que venga. Y que si algu ien no te quiere, hay al­
de la sala. Papá disimula, hace chistes, me guiña un ojo ... guien en otra parte que sí. _El amor es nuestra tierra firrne.
-Viste cómo está la vieja me dice-, son los años. En medio del horror que nos dan nurstros nacimientos y
Aunque a lo mejor mamá tiene razón, a lo mejor yo muertes, hay la alegría y el consuelo y la risa balsámica.
soy un bicho raro, pero en el mundo hay lugar para los Y una ccrte:¿a: mi cuerda empezó a afinar con la orquesta
bichos raros, también. Después de todo vivimos en el universal y tal vez todo termine por resultar mejor de lo
planeta de la diversidad, con millones de especies con esperado. Yo siento a veces una musiquita d<' felicidc1d y
vergiendo por doquier. Seré así para rnamá, un raro, me parece que de esa musiquita nacieron toda:. las cosa�.
pero no soy frío, aunque me guste el invierno y la mi­
rada de los pájaros, que nunca flaquea, que escruta y
apunla al alma. Y no soy frío, porque nada me hace me
jor que Damiana y su mano cálida. Ella sigue viviendo
en su caserón lleno de fantasmas, yo en mi diminulo

104 105
Índice

l. El pájaro 9
2. El frío i ¡

3· Lid 17

4· Darniana _¿5
5· Yo, Mateo _¿9
6. ·1 at iana y Lalo ¡¡
7. El miedo H
8. Un matrimonio tranquilo 15
9· La� rosas del cielo y de la tierra 49
10. Los fantasmt1s en l<1 noche 5l
11. Almorzando co11 paµá 55
12. Un héroe loma riesgos 59
13. La dbtracción del amor 65
14. Van dos, vuelven trrs 7l
15. Mrn�ajcros 11octurnos 77
16 . Entrevista ron un fantasma, de Pompcyo Cru, 81

17. 1::ntrevista ron Pompeyo Cntl 91

18. Expiación 97
19. Conocido desconocido 10¡

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