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ISBN 956-239-265-1
AL~RA "~..~--
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© D, las Jid,,[;'aci(Jne~: J()7;;. 197.3, 1974 Q\·~.V1'l" lh "le
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Dr. 1\níbal Ari7tia 1~4;', Pmv'ideIlC"\
Sanuago de ehik
de
• C;rupo ~nlillana tle Ecl.icíol1e' S.A. Joan Aiken
Tcipt'bgu I1J W ..180'U :I-'larlnd, E.G¡X1il<l
• Aguilar,"'lte~ 'f\1urus, Alf.aguarJ. S.A. de C. V lIus.traciones dú Quentin Blake
Avda 1'lllVf'r"" lad. 7(,7. C"lon;n del V;¡llc,
• Agllilar,Alu::a,Tauruo.Alfaguar.l,S
Bc';l~iL') .;8(,0, 1437 IlI¡enos Aires, AIg;:nnl1:
• S:mliUana. S.A.
Avda. San Felipe ¡y¡, .k,'(¡"; ~'Jaria. Lirna, I'en',
Edi<:IOl1CS SamHl~l1a S.A.
• SantiJl:U,l;l S.A.
A,.ua. \'l'[lI;'Zlldll ;-''''' :F(, c' :\-Jet! r.ópc''l, y E'lxlr'~!,
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l'rimr.r;1 cd,,:;or¡ en Out,' ,eplll":II"'I'C de 20<ri
DiscflO de cokn:,ón:
Manuel Fstr,lda
AL~RA
INDIC
~.
r hacia adelanLe vio que el motorista tones que cruzaban (a calzada sin mirar.
debía de haber golpeado al objeto al pa " Esta debe de ser la vida que me
sar porque éste ahora estaba tumbado ha tocado salvar", pensó. Debe de ser
Ij
aciende el tonto "', pensó. "Hay muell0S de una botella de coñac y una cucharita
en esta parte de la ciudad que 10 mejor que siempre llevaba en la caja de herra
es dejarles en paz. Pero no puedes ver mientas por si a alguna pasajera le daba
na cosa así sin pararte a ver qué ha ocu por desmayars....
·rido. " No tiene nada de fácil darle co
jó dd coche. ñac a un pájaro grande que yace incons
lit Lo que encontró en la carretera ciente en medio de la calzada. Al cabo
era un enorme pájaro negro. de más de de cinco minutos había una buena can
medio metro, con una orla de pelusa alre tidad de coñac en el suelo, un poco en la
edor del pico. Al principio creyó que
estaba muerto. Pero 'cuando se acer
el pájaro abrió un poco un ojo y luego 10
volvió acerrar.
"Pobrecito, seguramente está
conmocionado", pensó el señor Jones.
Su horóscopo en Hackney Dri
ver's Herald había dicho aquella maña
na: "Gracias a su pericia salvará hoy una
vida." El señor Jones iba preocupado de
uelta a casa porque hasta aquel momen
to, por lo que podía saber, no le había
.,111
salvado la vida a nadie, a menos que s
tuviera en cuenta a los imprudentes pea-
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~,I
cía-o Y usted no debe quedarse aquí ia y le siguieron mirando cuando arrancó
toxicando con licores a un páj aro. o si y se marchó.
no le vamos a tener que detener por andar Así fue como el señor Tones se
por ahí haciendo cosas sospechosas. llevó el pá.laro a su casa del número 6
;11 -No puedo dejar al pájaro ti de Rainwater Crescent, N,W' a las 3112
j
~- dnr uU
2 21
II,~
22 23
estaba el pájaro entre botellas -Se llama Mortimer -dijo.
leche, pero era bastante mayo rodeó con sus brazos al cuervo, lo cual
Había bastante estropicio a su aLreCle.uo no tenía nada de fácil ya que estaba me
-papel de aluminio roto, envolturas del tido entre las botellas de leche, y lo sacó
queso, manchas de leche, trozos de hoja-
de allí.
dre, gr-umos de grasa, y las desdeñadas -Pesa mucho -dijo, y lo depo
hojas de lechuga. Parecía Rumbury Was sitó en el suelo de la cocina.
te después de las meriendas dominJlue
ras.
rabel miró al cuervo y éste la
miró a ella.
-Se llama Martimer ·-dijo.
-No t ni hablar, ni hablar -gri
tó la señora Jones, sacando una barra de
pan de la panera y metiéndola distraí....
mente debajo del grifo--. Te dijimos que
podrías tener un hámster cuando cu m •
plieras los cinco años, o un cachorro o
n gatito cuando cumplieras los seis, y -No me extraña, teniendo en
desde luego ponerle el nombre que qui cuenta que se ha tragado medio quilo de
sieras, j pero cielos, mira las uñas que salchichas, cinco botellas de leche, u
tiene ese bicho!, si es que se le pueden cuarto de quilo de queso de Nueva Ze
llamar uñas, pero no un pájaro como ése, landa y una tarta de moras -dijo la se
esa horrible cosa llena de pelusa que se ñora Jones--. Vaya abrir la ventana.
10 come todo, tan grande como un extin ver si sale volando.
or de incendios y todo negro. brió la ventana. Pero Mortimer
IIIIlU Pero ATabe} miraba al cuervo y no se movió. Estaba muy ocupado mirán
I
éste la miraba a ella. dolo todo detalladamente en la cocina.
111U1 J
I
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24
Mortimer volvió la cabeza todo
Dio unos golpecitos con su pico en las
lo que pudo sobre su cuello negro y elU
patas de la mesa, que era de metal y tin
plumado Y lanzó a Arabel una mirada
tinearon, Luego 10 sacó todo del cubo de
pensativa. Luego hizo su primer comen
la basura: medio quilo de cáscal'as d
tario, que fue un graznido profundo, ron-o
cacahuete, dos latas vacías y dos cajas de
tarta de...mermelada, Le gustaban mucho co Y chirriante.
las cajas de las tartas porque las podía
meter bajo el linóleo. Luego se fue an
dando hasta el fogón (era una cocina all
tigua) y comenzó a sacar la argamasa que
habia entre los ladrillos,
•• J
II~ "
11
La señora Jones miraba al cuervo
como si estuviera hechizada, pero cuando
comenzó con el fogón dijo:
--¡No le dej.es hacer esol
-Mortimer -dijo Arabel-o,
por favor, nos gustaría que no hicieras
eso,
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I~I
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36
40
1""
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ban a Mortimer -los ladriuos
le recorda 11: b d.'
-Muy bien --dijo eJ sargelJ 1 f 'n sin argamasa, la a J..om ra es.
O
de og . d 1
to-o Hemos encontrado un par de plu. '1 h da los platos con roturas e ta
hl ac a , 'd d'
mas negras pegadas a un poco de grasa maño de su pico, los tapIza os me 10 co~
ue había en el depósito. Si quiere sabe 'dos todas las cosas que se enCOll
mi opinión, ese pájaro eslá metido hasta mI an, bajo las alfom b ras y e1 J'lno"1 eo,
b
las cejas en todo este oscuro negocio. trala escalera desaparecI'd a, T o daVta
. n
y .
-¿Cómo va a estar nletido en había venido el carpIntero para po
so? --dijo el señor Jones-, E:;taba ner los peldaños y el señor Jones es
cruzando la calzada cuando pasó la mo taba demasiado deprimido corno para
tocicleta. recordarlo.
vez ellos le entregaroH la -Nunca hubiera pensado que
pasaban. podía coger cariño tan rápidamente a U
ese caso lo hubiéramos vis pájaro -dijo-. Echo de menos su car
o nosotros, ¿no? ¿Sabe de quién es la enfurruñada y negra, su aspecto tan serio
motocicleta? y el ruido que hacía cuando andaba co
-La encontramos abandonada miendo por la casa. Toma tu té, Arabel.
a1 lado de la línea de metro. de Rumber querida, sé buena. Supongo que Mor
loo, a la salida de un túnel. Tenemos una mer encontrará pronto el camino de
teoría. pero no se la voy a decit' a Liste'/' vuelta,
su familia es sospechosa. No se ausente Pero Arabel no podía comer. Las
del barrio sin informarnos. lágrimas corrían por su nariz cayendo Su
J señor Tones no tenía ningun.a bre el pan y la mermelada hasta-que todo
intención de salir del barrio. se empapó, Eso le recordó la inundación
--Queremos que encuentren a provocada por Mortimer atrancando el
Mortimer. Mi hija está muy trastornada. d~sagüe de la bañera y las lágrimas co
Arabel estaba más que trastorna rrIeron con más fuerza aún.
da, estaba desesperada. Se paseaba po" -Mortimer no conoce nuestras
la casa todo el día, mirando las cosa'" f1UC
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1"
.,2
.,3
51 lOS trenes funcionan con norm a I¡dad? puede ir a ningún sitio -dijo el señor
-¡Nunca más! -graznó una Gumbrell.
voz áspera, y luego alguien colgó estre. Dick se acercó y mir6 el enorme
pitosamente el aparato. agujero dond~ antes h~bía _~stado la es
-Será mejor que vayas il ver lo calera mecámca. El senor Gumbrell ha
ue pasa ~dijo el director cuando su bía puesto un par de cadenas para que
parlero le contó tan desconc~rtantccon. la gente no se cayera.
versación. Luego Dick miró por el hueco del
Así que el reportel'o -que se ascensor.
llamaba Dick Otter- tomó un autobús Luego volvió al señor GumbrelL
hasta la estación de metr.. ." que leía los resultados de los partidos de
Era un día oscuro, l1uvioso y ne' fútbol del día anterior a la luz de una
blinoso, y cuando miró hacia denLro, en vela. La entrada de la estación estab
la entrada de la estación, le pareCIó como muy oscura porque casi todos los conuJU
una cueva con sus arcos, las máquinali de tadores de luz estaban en ]a planta de
billetes. con sus opacas lucecita~ que pa abajo y el señor GumbreIl no podía bajar
recian estalagmitas, el suelo cle bClldo~as hasta allí.
blancas similar a una capa de hielo, las -¿ Quién cree usted que se ha
máquinas verdes de venla de ch(/colate llevado la escalera mecánica '1 -pregun
parecían manchas de moho en las pare tó Dick sacando su cuaderno de notas.
des y el viejo serlOr GumbreU, con sus El señor GumbreIl había estado
bigotes blancos, sentado dentro del des' pensando mucho en ello a lo largo dp toda
la mañana.
pacho de billetes, era como un duende
enjuto con sus pilas de tarjetas que indi f -Los fdntasmas --dijcr-. L05
antasmas, que no gustan de los inventos
caban a la gente a dónde podía ir.
--¿Está abierta la csLoción? :~rnos. ~reo que la estación está em
lada. MIentras estaba aquí, toda -la
-preguntó Dick. nana sentado, me ha llegado de vez
-¿ Ha entrado, no? PerO na
1)
I 62 63
sus billetes. Un chico no podrta pasar por lico como el jengibre en po,lvo. Pero al
ahí, pero si un fantasma. Y fUe un fan. mismo tiempo que ese habla otro olor,
ta6ma del conduc~or de uno de esos vle· romático Y tentador.
jos tranvías, que añoraba picar billett:;s a -Huele a café -dijo Dick.
como en los viejos tiempos, ¡. ve '! y el _jPues ya está! -gritó triunfal
mismo fantasma me comió el bocad1l10 mente el señor Gumbrell-. Los conduc
de jamón que guardaba para mi desayu. tores de los viejos tranvías solían prepa
no y todo 10 que ha dejado son m 19as. rar una enorme cafetera mientras espera
Por eso no he llamado tampoco a h.. ofi· ban al último tranvía para Brixton por
cina central~ porque, ¿para qué va a ser la noche.
vir? Porque si instalaran un par de. nue· -Me gustaría sacar algunas fo
s escaleras mecánicas y arregle ",m el tos de la estación -dijo Dick, y se diri
ascensor, los nuevos desaparecerüm al gió al teléfono público y marcó el número
día siguiente. Eso es lo que ql~h~l,-e dcdr de su oficina para pedir un fotógrafo,
la voz cuando dice "Nunca más". Pero mientras esperaba con la moneda en
- ¿ y usted, cree que puede oír la mano, a punto de meterla en la ranura
1"1
voces gritando" socorro, sacar w" pot el cuando empezara a sonar la señal, de re·
hueco del ascensor? -Dick se ~i("el'có e pente algo grande y negro le rozó la ca
intentó escuchar pero en f..se momento
I beza en la sombra, le arrancó el aparato
allí no se oía nada. y Susurró ásperamente en su oído: H ¡Nun
---Probablemente soy el único ca más!"
ue puede oírlas -dijo ;~1 señor Guro-·
bren. Al día siguiente los titulares del
-,Me parece que puedo ofer algo Rumbury Borough News eran: ¿ESTÁ EM
-dijo Dick: olisqueando. BRUJADA NUESTRA ESTACIÓN DE METRO?
Del hueco del as censor !'ulJía el y debajo: "El señor Gumbrell, cobrador
olor habitual de una estación de metrO, en ella desde hace cuarenta años, afircTl8
un olor extraño, cálido, . '~Iagamenh~ mctá que lo está." "Los fantasmas de los con
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ductores de los viejos tranvías", dice producidos ~ / nuestrc:s client
"' juegan al dominó y beben agua de rcga~ por DestrucClOn de Bienes.
liz (Dick Otter había telefoneado su re.
Jj
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más que problemas -gruñrj ID señora pies, me den la vuelta y me sacudan hasta
Jones--. Aquí, Arabel. bonita. coge el el mes de septiembre!
teléfono y di "Hola, tío Ar'tbur. Mamá Los policías parecían desconce,
quiere hablarte" , si es que cl..mtesta. mien tados y uno dijo:
tras yo voy a ver quién esW en 1a puerta. -Me parece que ha habido al
Arabel cogió el au dcular y la se· gún error. No queremos darle la vuelta,
ñora Jones fue hasta la pu erta. en la qU,e lo que queremos es preguntarle si reco
nOCe esto.
había dos policías. Ella -emitió un chI"
llido. Llevaba un pequeño objeto en la
-Nü vale la pena que ese par de PaJilla de la mano.
~stafadores les envíen a detenerme para damente.La señora Jones lo miró deteni~
cC)brar sus ochocientas i,'Hecisiete libras.
i ·N o las .tengo aunque TI 1e cojan por ~s
o
-CLaro que sí ---dijo-. cs el al.
5
cas de Round and Round, pero no ha. haces tú andando sola por High Street,
bía nadie dentro, pues el señor }ones se donde te pueden atropellar, raptar, ase
había cansado de esperar y se había mar. sinar Y secuestrar y algo peor? ¡Vaya
chado con su taxi. idear ¿Dónde está tu madre y adónde
Luego pasó por la joyería de Pe
vas?
ter Stone. Peter Stone la vio a lravés del -Estoy buscando a Mortimer
escaparate y pensó: "Esa chiquilla pare· -dijo Arabel y siguió caminando--. He
ce como si supiera adónde quiere ir. Fue ido por la misma acera todo el rat~ y n?
la única que demostró un poco de sentido tengo por qué cruzar la calle -dIJO mI
común después del robo. Quizá fUera ver· rándola por encima del hombro mientras
dad la historia de la ardilla y el cuervo. entraba en la estación de metro.
De todas formas, no pierdo nada en se· La tía Annie fue a la estación
guirla a ver hacia dónde va." Cerró la para decirle al tío Arthur que se estaba
tienda y la sigui..... comportando como un tonto y que debía
Arabel pasó por cielan te del par volver a casa, pero no pudo acercarse a
que de bomberos. Generalmente los bom· él por la cantidad de gente que había. En
beros la saludaban (eran amigos desde realidad Arabe1 fue la única persona que
que habían tenido que ir a entrar por la pudo entrar en la estación, debido a
ventana del cuarto de baño de los fOlles), que era muy pequeña; había sólo espacio
pero hoy estaban poniéndose' Los casCOS para ella y después el si tío se puso de bote
para salir a toda velocidad. Y nada más en bote. La tía Annie no pudo entrar en
pasar ella el camión salió a toda ma~' absoluto. Cuando Arabel estuvo dentro
cha y la adelantó haciendo sonar su SI' alguien tuvo la amabilidad de cogerla y
rena. pOnerla sobre las máquinas de billetes
Por fin Arabel negó a la estaciót1 para que mirara.
de metro. La primera persona a la que: -¿Qué pasa? -preguntó,
vio fue a su tia abuela Annie GurnbreU. -Creen que alguien está atrapa-
-¡Arabellones! ¿Qué es lo que en el ascensor allá en el fondo. Van a
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compensa del banco por ayudar a atrapa entrar por el jardín vertió té en una hue
a los delincuentes. r vera para Mortimer.
. -Yo también le daré una --dijo Todos se sentaron a la mesa de
·, Peter Stone. la cocina Y tomaron el te. Mortimer tomo
- y yo -dijo el director del ~u. varias hueveras llenas y, en cuanto a Ara
pennercado. be!, se recuperó de todas las comidas per
-Vamos, Atabel, por favor didas durante el tiempo en que Mortimer
-dijo la señora Tones-. Dios mío, mira estuvo fuera.
la hora; tu padre estará 'en casa esperan
do su té y pregun tándose dónde 'lOS ha.
remos metido.
Arabel cogió su carrito rojo, que
había clejadc fuera, y Mortimer subió
a bordo.
--¡Cielos! -.gritó la señora lo
nes-. N o pensarás llevar ese pajarraco
negro y malhumorado en un carri to cuan
do sabemos perfectamente que puede vo
lar, ei muy zángano. ¡Nunca he oído nada
tan uHraiante; nunca!
-.Le gusta que le Ucven ~-dijo
Arabe!, y así se fueron a casa. El apode
'rada del balleo, el director del s'upermer
cado, el señor Peter Stone y Ull montón
de personas ies acompañaron hasta la
puerta del jardL.
El señor Jones estab a dentro.Y
acababa de hacer d té. Cll~llldo les VIO
I
1
Arabel y Mortimer les encan taba ir allí y Mortimer y la señora f ones se fue al
trabajo.
a visitarla; a Arabe! le gust aba el her
moso fuego que ardía siempt 'e en la res La abuela hizo tortitas para el al
plandeciente estufa y a Moti jme, le gus· muerzo y 1\tIortimer le ayudó a darles la
taban los trozos de muestras de coque, vuelta. La abuela no estaba totalmente
carbón y antracita en 1m; cuencos de plás de acuerdo, pero ArabeI dijo que pro~7
blemente no habría tortitas en el .o:iL!D
tico rosado que había en el mostrador.
de donde venía Mortimer y debía
Pero Arabe! ne, metió ft Morrim er
darle la oportunid::ld de aprender cómo
en el baño. Le puso e on el ht:mvo cocido eran,
encima en su cano r ojo y se lo llevó al
De toddS maneras habían fregado
)
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10(
tabla de la plancha Yahora subía con todo
sura y se enconlró un rallador. Volvió a cuidado para ponerse sobre la botella.
la tabla de la planc.ha, subió y puso el ra. El cubo se balanceó mucho más,
llador sobre el cubo vueho del revés' porque Mortimer lo había echado a un
luego trepó con cuidado y se PUScl de ga~ lado en sus subidas y bajadas.
rras encima del borde del raHudor. El -¡Oh, l\.1ortimer! -dijo ArabeI.
cubo se bamboleaba; no estaba muy fir Al oír su voz, Mortimer volvió
e sobre la tabla de la plancha. la cabeza y ocurrieron muchas cosas a la
Todavía seguía sin poder alcan vez. El cubo se cayó de la tabla de plan
zar la parle de a rriba del annado de las char, que a su vez se vino abajo, el ralla
escobas. dor se cayó del cubo, la botella de leche
Arabe! buscó él Chris debajo de (llena de la leche más rica) se soltó del
la bañera. No le encontró per D sí encon rallador con Mortimer agarrado. El rui
tró todos los cuchillos y tenedores con do que hicieron todas esas cosas al des"
mangos de perlas de imitadól"¡ ¡cubertería plomarse a la vez fue considerabL.
para fruta:, que habian sido rilO regalo de Fue igual que el ruido del camión
boda para la señora 1ones. desapal'ecidos de basura cuando sube su parte trasera
al poco tiempo de vivir {\11 o rtirncr en la y aplasta todas las cajas vacías, botellas y
casa. Se creía que los hahía robad'J un lat~~ juntas con un estruendo poderoso,
ladrón. crujiente y estrujador.
--·-Ma estará feliz --se dijo Af'"
bel. Llevó todos los cuchill..Js y tenedore
a la cocina envuel tos en una esqui na de
su toalla de romana. .
Cuando negó a la ¡:.:odna lo pTl
mero que vio fue aiVlortirner.
abía metido una bole) la de le
che dentro del rallador de queso. que er
taba encima del cubo del revél) sobre a
I~I
103
...
'"1,
-Nunca más --dijo Mortimer,
pero su voz no sonaba como si lo dijera
de verdad.. ...
-Será mejor que la guitarra Slg
ahí arriba, encima del armario -dijo
chris, echando una severa mirada a !\10r
timer.
ruido que ruzo MortÍl oel y to -Ya que estamos en la cocine¡
das aqueUaf, cosas que se caían una tras ¿por qué no cenamos? -preguntó Ara
otfa despertaron a Chds Cross, que es be!.
taba acurrucado y dormido den lro de la No le gustaban mucho los paste
cesta de la ropa sucia. litos de queso que había hecho la señora
UI~ a ver lo que pasa ba en la Jones, así que Arabe1 sacó carne adobada
cocina. congelada de la nevera (que le gustaba
Arabel con un cepillo V un reco muchísimo). Mientras la deshelaba bajo
gedor barría los cristales rot( )s. Morti el grifo de agua caliente, !vfortimer se
mer, sentado en el guardarUf' 'gos de 1 sentó sobre el grifo del agua fda, dando
chimenea, parecía un tanto de~oricntadv. saltos de impaciencia y murmurando por
Había algunos charcos bastanl e grandes Jo bajo "Nunca más". Como estaba de
de leche y por el suelo había bastantes masiado excitado para esperar más Uem
ot ras cosas. po, cogió el paquete, abrió un agujero
---Menos mal que ha) Jía dos bo e.n el aluminio con su pico grande, pun
tellas de leche --dijo Arabel, 'r~cordQndo tIagudo y peludo y se comió la carne
que a Chris le gustaba much'J. adobada de manera muy peco educada.
_.-¿Qué ha pasado? --.-dijo Crys· Arabel extendió el periódico de la tarde
tal bostezando. por el suelo y echó un poco de salsa de
. er
---Creo que tal ver~. Mortl n1 carne por encima. Luego Mortimer, al
quería ver tu guitarra. Percibir unos crujidos, se día cuenta de
w .- ~------
105
:lO te
tería volver sin leche ya que hemos He. iestro miraban a Mortimer. No se veía
gado hasta aquí. ~áS que su estómago, las puntas de sus
Caminaron hacia el club .iuvenil. alas Yel rabo y sus dos patas con pelusu,
Había que pasar por una arcada para lle. que sobresalí~n de la ~:ompeta.
gar hasta él, con máquinas de juego en -¡MIra! -dIJO uno de los hom
cada lado. Arabel tenía un penique y 10 bres dándole un codazo al otro-. ¡Te
metió en una de las máquinas. Se enc~n .. apuesto que es él!
dieron unas bolas de 1Ul, corrieron, eno. -iCreo que tienes razón! Es un
e,aran y pasaron a través de agujeros sal· tipo de disfraz muy extravagante -dijo
t¿mdo sobre palancas- y de repente hubo el otro--. Vamos a seguirles.
un montón de monedas de uno. cinco y Subieron a un coche deportivo,
cincuenta que cayeron en un recipiente que estaba ilegalmente aparcado en las
metálico, al tiempo que se encendla un dobles líneas amarillas junto a la arcada
cartel que dedo: "¡Es us,ted el ganador! y siguieron por la calle a Arabel y Chris
'Casi es roiHanarío! ¿Por CJué noorucba
e nuevo?"
Mortimer estaba asombrado. Ca
sualmente estaba mirando a través del
agujero de la trompeta.
-Ya no tenemos que cambiar tu ~-,
~
..-
C::'.
oneda de cincuenta, menos mal -diju c.:'-' ...:::
~c>
Arabel-. Podemos volver a 'a máquina ::::,-) ...... - ".
.,
113
3
-Cáspita -dijo Arabel--. NO
hemos pagado por tantos cartoncs. Debes
mcter cinco monedas más.
-Por qué --dijo Chris--. Nos
! otros no tenemos la culpa si la máquina
\. está loca.
---Tenemos dinero suficiente. Te
nemos diez libras, ochenta y cinco peni
Chtis y Al'abel anduvieron por ques y nueve monedas de dos peniques.
moury High SUleet, con Mortimer de~ Las he contado.
trás en el carrito rojo de Arabe!. Cuand De manera que Chris metió cin
legaron a ]a máquina ex.pendedora d~ co monedas m.is. No ocurrió nada. La
leche. Cmis metió una moneda de cinco máquina de leche estaba vaciu.
en la ranura. Dieron vueltas las ruedas Mientras Chris y Arabe' amon
y las palancas chirriaron de arriba a aba tonaban los siete cartones de leche en el
jo; de repente un cartón de leche salió carrito rojo junto a Mortimer, uno de los
dando vueltas. hombres de aspecto siniestro del coche
Esta vez Mortimer miraba con deportivo (que estaba aparcado cerca)
gran atención a través del agujero de 1 susurró al otro:
trompeta de Chris. Cuando salió el car -Debe de ser él. ¿no te parece,
tón de leche dijo fI ¡Craac!" varias veces Bill ?
y comenzó a dar saltitos en el carrito tojo, _-------------
_..
...~~~
r.;::::-
con trompeta y todo. -- J
monedas en es
jefe se va a quedar muy con
¿ Parafina? ¿ Para qué quere·
Ilto con esto, ¿no te parece. Sid? Po
mos paraflna'?
demos cogerle más adelante en la calle,
-Podemos usarla en vez de acei
'onde no haya genL. te para sacar a MOl'timer de la trompeta.
-Supongo que le han metido en -Oh, muy bien -dijo Chris.
la trompeta para disfrazarle. Metió una moneda de diez peniques y
-Es un disfraz de lo ulás extra sacó W1a lata de parafina. A Mortimer
te --murmuró BiU, soltando el fre le hubiera gustado que lo hiciera otra
o oc mano y dejando que el coche rodar vez, pero Chris pensó que con esa par~
lentamente por la cane. fina era suficiente.
Arabe!, Chris y Mo rtimer iban --Hay una máquina de pan junto
ia casa. Pero Mortimer aún no te· a la panadert8 --dijo Arabel.
nía muchas ganas de volve'c. Nunca ha -Deberías haberte ido ya a la
bia visto una máquina automática antes. cama. Ya es hora.
Creía que era la cosa más interesante que -No 10 sabemos -observó Ara
había visto en su vida y c,uería conocerla bel- porque no tenemos reloj. A MortL
me,or. mer le gUSk1.rla mucho tener una barra
Cuando el can'ito fOjO pasó por de pan de la máquina.
delante de Gaskett and Dent. el garaje Pero una vez al lado de la p
ande de la esquh;¡a t 1Vtortimer miró a dería se llevaron una desilusión. La má
través del agujer(.) de la trompeta y djjo quina no funcionaba. Lo decía un car
"¡Craac!". A veces cuando hablaba den tel.
tro de la trompe\a soplaba accidentalmen -Nunca más -dUo Mortimer
te una Dota P:IUY alta. Esta vez lo hizo desde el interior de la trompeta.
y el coche de;portivo dio un bl'llsCO viraje.
-Pobrecito, parece cada vez más
-'¿ Qué quiel'e Mortimer? _pre triste por estar ah.í dentro -dijo Chris-.
guntó Ch'ds.
J17
116
119
o
bar otu es idiota tener el teléfono en medio de J
elor he marcado mal. Voy
escalera. ¡Oh, Dios mío, debemos de it
vez. a casa enseguida!
Probó de nuevo. Pero nadie res·
- j No seas tonta, no tenemos
pondJa. gas, .Martha, así que cómo se va a escapar!
-¡Oh, Ben! -dijo la señora lv
nes con miedo-o ¿Qué habrá ocurrido'? -¡Del zoo! -gritó la señora Jo
nes frenéticamente blandiendo el res
¿Habrá ardido la casa?
-No seas tonta, Martha. ¿Cómo
guardo del guardarropa ante la señora
va a sonar el teléfono sí hubiera ardido
que tricotaba en el mostrador.
la casa? Quizá sea .una línea cruzada.
-Por favor, querida, búsqueme
Vaya llamar a: la.telefónica para que vean
mi abrigo rápidamente, porque hay una
mortífera cobra enmascarada que se ha
qué ocur..,.... escapado de la fábrica de gas y se ha me
/ Llamó a la telefónica. Pe,'o todo
10 que le pudieron decir es que nadie con tido en los pastelilJos de queso y si no
testaba en el número Rumbu rv cero·uno llegamos a casa enseguida no quedará
nadie para contarlo.
o-cero. -¿ Para contar qué? -·dijo la
- i Oh, Ben! ¿ Qué habrá ocurri
do? ¿Crees que habrá estallado el calen señora del guardarropa, un tanto descon
tador? O a 10 peor q\le se haya producido
un escape de gas y estén todos incons
cientes o les atraquen unos pistoleros en __../ J
... I
¡
Tones habían llegado al número seis. donde estaba la luz encendida y gritó.
--Al menos la casa sigue ah. -¡Por todos los santos, mira!
-gritó la señora J()nes--. Abre la puer~ ¡Ben! ¿Qué ha ocurrido aquí? Hay cris
a, Ben; yo no podría hacerlo por nad tales rotos por todas partes-sangre-lechc~
del mundo, mis manos tieroblan Y mi toallas, ¿qué hace la guitarra sobre el ar
maldito páncreas da vuehas como una mario? El rallador de queso en el suelo,
segadora. patatas frilas por todas partes, la tapa
El señor Jones abrió la puerta y la olla a presión en la cesta de la rop
entraron a toda prisa. sucia. jAquí ha estado toda una banda de
-Atabel _·_-gritó ~a seno cobras! í Han saqueado la casa!
nes-, ArabeL cariño, ¿dónde Hasta el señor fones tuvo que ad·,
Mamá y papá han venido a salvar!..... mitir que parecía como si hubiera habido
l
No hubo respuesta. una luch~.
-Será mejor que llame a .la po
licía -dijo sombríamente, después de
haber buscado por toda la casa para ase
gurarse de que no estaban ni Arabe!' ni
Mortimer, ni Chris.
, _J...l a pasado algo raro en el ar
/
1
t
1
26
127
mario ropero; pero una cosa, los intrusos mostrarse amable SI su naturaleza se 10
par,ecen haber tenido el sentido común de hubiera permiti .
apagar el calentador de agua. Y a tiern·· -Quiero hablar con la policía
po. El agua está hirviendo. -dijo el señor Jones por teléfono.
-Oh, cómo puedes hablar de ca Pero en aquel momento la poli
lentadores de agua cuando mi hija ha sido cía, tres agentes, entraron por la puerta
amordazada y atada con sábanas y toallas principal, que estaba abierta.
--se lamentó la señora Jones-. Secues Era el sargento Pike, que había
trados, eso es lo que les han hecho? po conocido no l1acía mucho tiempo al señor
una banda de esos espantosos gorilas que Tones, cuando Mortimer había ayudado
viven en el río Jordán. ¡Oh, Ben! Nunca a detener a los chicos del Dinero y e
volveremos a verles. ¡Mi pequeña Ara Quilate. Con el sargento venían otros dos
bel! ¡Y Mortimer! ¡Cómo he podido cri agentes.
ticarle alguna vez! ¡Pensar que nunc.a vol
veré a verle buscando diamantes en el
-Buenas tardes, señor Jones
-dijo el sal'gento-. ¿ Tiene algún pro
cubo del carbón!
blema, no? Alguien ha dicho que tiene
-Oh, venga, Martha; quizá las una serpieote venenosa en la casa, ¿es
cosas no sean tan horríbles -dijo el se cierto?
ñor Iones dubitativamente-. De todos
-¿Serpiente? ¿Quién ha habla
modos vamos a ver lo que dice la policía. do de serpientes?
Fue al teléfono y marcó el 999.
El señor Jones estaba confuso,
-!vi andarán un rizo de su pelo
-No, es mi hija, nuestro cuervo
en una caja de cerillas, eso es 10 que ba
Mortimer y el chico que les cuidaba, que
tán -gimoteó la señora Tones-. ¡O tal
parecen haber sido secuestrados, sargen
vez una garra! En el fondo ese pájaro te
to. No están en la casa. Como puede ver,
nía un corazón de oro; era un diamante aquÍ ha habido una pelea. Mire esa san
en bruto con plumas. Muchas veces le he gre en el suelo.
visto mirarme .como si le hubiera gustado
-Los han llevado a Arabía sua
L..
--Ustedes pueden dedicarse a pa· eso demuestra que ha sido un trabajo cui
Street y ayudar a las damas en ~HIS pes intruso debió de esconderse en el armario
uisas --les dijo el sargento Pike) .v echó ropero antes de que ustedes se fueran al
hasta la comisaría para hacer una dt.:c1a ta llevaba días ahí dentro.
ración, tal vez podamos poner en marcha -Entonces tenía que ser muy
1" este caso de manera correcta y ordennda. pequeño -gimoteó la señora Jones-,
-¿ Por qué vamos a ir hasta porque no le vi cuando encendí el calen
ese sitio? Oh, delos, ¿por qué no I~ode~ tador para el baño de Arabel. Oh Dios
mas hacer aquí nuestra dcclaradó n Y mío, habrá sido uno de esos enanos ma.
que mi Arabel en estos momentos ~,/ace vados y diabólicos que tienen una fuerza
sobrehumana, como el señor Quilp de La
35
134
las tiendas de antigüedades para destt"'Í
Tienda ele Antigüedades (\ el jorobado de par COjmes.
la Presa de Asuán )~. Pem,ar que ha eS~a El señor HaUweJl, el apoderado
do en casa todo este tiem'po, ¡oh mis po del banco, un hombre al que le gustaban
bres nervios! mucho los trabajos de casa, se vio ata
-Por todos los santos, vámonos cado por un grupo de señoras muy deci
a la Comisaría -dijo el sargento Pike, didas que creían que los veinte metros
tIe empezó a sentir que perdía Id control de cinta aislante patentada que llevaba
~quel caso-o ¿,Ouicren acompañar· a casa colgada en torno al cuello eran una
nos en el coche de la policía () vendrán feroz cobra negra que le arrastraba a su
detrás en el taxi? . guarida.
-Le::; seguiremos -dijo el señor
Jones.
espués d.~ que se h ub o marcha
do la policía. el señor Jonl~s cerró con
cuidado la casa y él Y la sefiora Jortes se
fueron en el taxi.
Pero no pudieron i r detrás ud
coche de la policía, porque cada vez que
ia señora Jones veía un gru po de señonlS Afortunadamente el señor y la
buscando por las calles hai ~~ía que su ma· señora Jones llegaron en el taxi en ese
rido se deíuviera y asorJllaba ]a cabeza momento; el señor Janes condujo lcntp
por la ventanilla. gritand o: mente entre el grupo tocando la be>t:1113
-Después de to do no son gorj· y las señoras se vieron obligadas a ~.onrle
as, son diabólicos Ca) baHeros .Árabes paso. El señor Halliwell consip-tiíÓ esca~
enanos con espadas cur' vadas que van a parse por una calle lateral ~lt·re6 de que
le atraparan de nuevo.
* La señora Jones sr, está refiriendo a pcr Entre tanto en \00:; Salones de
sonujes de programas de la rJBC. (N. del r,)
137
36
mis, calcetines. Era idea de su madre.
Reunión se' había iniciado un Fondo
-¿ y después se puso usted esos
Desastres f4 favol" de la familia) ones. La
colecta había negado a las nueve libras, calcetines.
-No, 10s dejé en el cuarto de
cincuenta y tres peniques y medlio, y un
ar de fl)emelos de diamantes y me'dio bo baño.
cadillo de Dalla. Uno de Jos agentes movió la ca
ora, señora Jones --dijo el beza.
-Había un par de calcetines en
superintendente, cuando los Tones J1eg~·
TCJO a la comisaría-, ¿dice usted que Lie
el cuarto de baño empapados de un polvo
'¡je indicios para pensar-que su hija Pu-abel blanco de fuerte olor. Creí que los ha
ha sido secuestrada? brían usado para drogar a alguien, así
nuestro cuervo Mortilner y que los he traído.
1 chico que les cuidaba, Chris Cross. -¿ y qué hacía Mortimcr, e
--Vamos poco a poco, por f a VOl'. cuervo, la última vez que le vio?
Señora Jones, ¿qué hacía su hija AI'abel -Se había metido entre el pul
úhima vez que la vio? verizador y los calcetines y se quedó em
papado de polvo desodorante. Estaba
a señora Jones se ruborizó"
-Oh, no lo puedo deci.. bastante fastidiado. Antes de eso había
estado tirando por la ventana bolitas de
-Venga, venga, ~Ieñora "ones
papel.
éste es momento de reticencias. Con
tal -¿Estaría enviando mensajes a
que su hija no estuviera come
tiendo algún delito; o hasta si lo est~ sus cómplices?
vier(l. El señor Tones dijo que no con la
cabeza:
-No es nada de- eso -le intl;
lmpió el señor Tones, muy irritado---, -Mortimer, no.
-¿Por qué no?
La última vez que vi a mi hija Arabel
. -No hay cómplice que se pu
enía un pulvert~ad.or de polvos de talcu
dIera entender con Mortimer.
esodorantes y estaba rociando con eHo~:
138
5
la garganta. Tumbién una de las máqUl de la tarde, se sintió muy abatido. Co
nas había son::1do las narices de Ara l ". menzó a quejarse dentro de la trom
y otra había cwdo un masaje a las pata~; peta y a murmurar y a aletear o al me
de Mortimer. 10 cual le dejó muy asom nos intentarlo y dio una patada a la lata
-Se :acabó -dijo Arabel con con una voz fuerte y colérica.
pesar. después de meter los caramelos de -Está trastornado porque no ha
mentol para 1a garganta en una laza va podido meter dinero en una máquina
cía que antefi contuviera sopa de toma -dijo Arabel.
te-· . ¿Podennos volver a empezar? . - y entonces, ¿por qué se metió
--NrJ, debemos de ir a casa _dI' en mi trompeta?
.;0 Chris-~.Es hora de acostarte., -Si le pudiéramos sacar de ahí
-dijo Arabel- podríamos coger Ly.kc
143
142
¡
1/
150 151
153
Todos estaban de acuerdo. Salie co. Sacamos otras cosas también de las
ron en silencio de la cocina de la señora máquinas automáticas. Hay unos ciu;.o.
nes y de la casa. rrillos que son un regalo para P.e y ese
señor Finney mu libro es para ti
-Tal vez haya sid La señora Jones mir6 el Iibrode
de gas y nos haya afectado bolsillo titulado Muerte en el desierto.
una intoxicación con la comlaa. t.sas pa Tenía un dibujo de una oersona ata
tatas fritas de lOS Salones de Re;unión no la vía del tren.
. parecían muy frescas. -Gracias, carmo. Lo leeré cu
El señor y la señora Jemes paga~ do tenga tiempo --dijo, y lo puso en el
ron a Chris el dinero que le ("lebían por estante de arriba de la cómoda. Luego
idar a Arabel y el chico se marchó 8 dijo-: ¿ De quién son esas pistolas de
sao Luego se fueron a la C3Ina. Estaban juguete?
casi tan cansados como Mf)l'timer. -No creo que sean de juguete
Al día siguiente, después de que -dijo Arabel-. Me parece que son de
el señor Tones se hubiera marchado con dos mineros, que crefan que Mortimer
su taxi, la señora Jones le elijo 8 Ara era un pájaro escapado de las minas.
beI: Pero en seguida se dieron cuenta de
_ J Por qué hay tanta leche en la quena. n
55
1
(, ~
. \,\
~~- J
\"
en pistolas. Bueno, seguramente volve
rán a buscadas.
uso las pistolas encima de otro
estante alto.
6".
l'
rojo de Atabel (la señora Jones no lo per medio para que ese pajarraco negro, en
o al mal tielupo); y quería furruñado Y vago duerma ahí, ¿no? ¿ Ya
la panera y dorm;r en ella. no le gusta el cubo del carbón? Lleva tres
Le parecía muy irracional que no le deja semanas durmiendo ahí. ¿ Y ahora por
an hacerlo. qué no lo encuentra cómodo?
-Podernos guardar el pan en La señora Jones acababa de vol
otro sitio -diJo Atabel. ver de hacer la compra completamente
-_·Yo he comprado una panc ra calada; comenzó a sacar la comida y las
que me cost.6 ochenta y siete peniques .Y verduras de su carrito de compras y las
puso en el suelo de la cocina. Colgó su
empapado paraguas junto a los paños de
cocina.
-Necesita un cambio -dijo
Arabel, mirando por la ventana las líneas
grises de lluvia que cruzaban el jardín
como cables telefónicos.
-jOh, naturalmente! Mermela
da de jengibre con buñuelos que este pá
¡I jaro toma de desayuno, e~pagLletti con a]
/1 bóndigas de almuerzo, pastas de coñac
I¡
,I
para la cena, se le permite sentarse enci
ma del reloj de péndulo cuando le da la
gana, y baja las escaleras encima de mi
mejor bande.ia de regalo de bodas píntada
de gladíolos rosas y verdes ¿ y encima ne
1, cesita un cambio? Ese pájaro recibe más
) atenciones que el Lord Mayor de Hyde
1 rabad.
I
I!
163
162
165
ajo el suelo plano, comenzó rápidamente
a meterlos narcisos atrompetados (qu Pero Mortimer ya estaba mojad",.
estaban h.echos de plástico) bajo la a· Le encantaba. No hizo el menor caso d
fombra de la cocina. Arabel.
--¡No toquéis la espuma! -dijo Había media docena de castañas
la señora Jones, y cogió un puñado • flotando en el carrito. El gato de la veci
servilletas de papel para limpiad na, Ginger, estaba debajo de un seto de
léfono siguió sonando. acebo, tratando de no mojarse. Mortimer
Mortimer se dio cuenta de repente se quedó en el carrito (el agua le llegaba
de que la ventana estaba abierla; de,ió hasta las plumas de las rodillas) y co
los narcisos, comenzó a trepar rápidf]~ menzó a tirarJe castañas a Ginger.
mente de por los tiradores de los cajones -iMortimer! --dijo Arabe1, que
ajo la pila de la cocina, e5curriéndme se asomó a la ventana-o No le debes
por el borde de ésta ~ deslizándose por tirar castañas a Ginger. Nunca te ha he
el escurridor de platos. se puso en el cho nada.
alféizar y miró el jardín húmedo, ventoso Mortimer no le hizo el meno
e ínhóspito. caso. Tiró otra castaña.
-j,Maldito teléfono! -dijo la
señora Jones, que 1impió lo que quedab
de la espuma J se fue corriendo al pasillo.
Al llegar allí el teléfono dejó de sonar.
Mortimer, que se asomaba por
la ventana, vio que el carrito rojo de Ara
bel estaba a11 á abajo en el césped, con
unos cuatro centímetros de lluvia dentro.
Salió de un salto.
---¡ Mortimer! --dijo Arabel-.
¡Vuelve adentro! Te. vas a mojar.
·\66
~t
Arabe} bajó del escurridor oe R
l".latos. abrió la puerta trasera, salió CO~ p
rriendo al empapado jardín, cogj6 la
uerda del carrito y 10 arrastró demro, ~~
'"
~
'~
-
con lVlortimer a bordo. ",'
su abrigo. La garganta le dolia más que la señora Jones, metiendo los viejos pati
nunca; no tenía el menor deseo de salir, nes en su carrito de compra de tela esco
Tampoco J aunque eran sus primas" cesa-o Me gustaría saber por qué no
caían muy bien las hijas de la tía Brenda. usan los de antes. Cualquiera pensaría
Eran tres: se llamaban. IJndy, Min que su padre es el presidente del banco
Cindy. Eran niñas horripilantes. Eran de Montecarlo.
muy antipáticas y les gustaba deci'r Cosas En realidad su padre viajaba co
aposta para herir los sentimientos ajenos. mo representante de armarios que se pue
Siempre estaban comiendo, no porqu den montar en casa: viajaba tanto que
tuvieran hambre sino por gula; pensa.ba casi nunca estaba en casa.
ue eran muy lis.tas porque le daban I Arabel fue al coche con su viejo
lata a su madre hasta que les compraba abrigo, su vieja capucha, sus viejos guan
caramelos, botenas de coca-cola, bolsas tes y sus viejas botas. Llevaba a Morti
de patatas fritc,is y helados de chocolate mer muy apretado contra ella. Mortimer
siempre que salían. Tenían tantos jugu~ se mostró muy interesado por el coche,
tes que no sabían qué hacer con ellos. Y sus ojos brillaron como botones de satén
tenían un montón de manchas. negro.
Todavía no conocían a Mortlmel'. -Vamos a ir en ese coche, Mor
La tía Brenda se detuvo enfrente timer -le dijo Arabe!.
de la casa en su coche nuevo y resplan
deciente"
Cindy, Lindy y Mindy asomar
.(J~
,I I,_~
..
su rostro por la ventanilla y dejaron de co
mer sus palitos de chocolate para gritar:
--¡Hola, Arabe!! Tenemos abri
gas, botas, capuchas y guan.tes forrado.
y faldas y patines, ¡todo nUt~vol
_.Niñas consentida~, -munnuro
17 '
173
-Craac -dijo Mortimer.
Lindy y Cindy aparec.ieron por la res un cuervo 7 De todas maneras no es
ventanilla trasera gritando: Arabel, Ara un cuervo, es un grajo viejo y oxidado.
be!, horrible Arabel, horrible, horribL. Es una estúpida corneja. ¿Para qué sir
horrible Arabe!. ve? ¿Puede hablar?
Cuando vieron a l\/Iortimer sus -Si quiere, sí -dijo Arabel.
ojos se pusieron como plat'Os. Cindy, Lindy y Mindy se rieron
-jOooh! -dijo Lindy-. ¿qué todavía con más fuerza.
es eso? -Supongo que todo lo que pue
-¿Qué es lo que, tienes ahí, ho de decir es ¡Cá! ¡Corneja estúpida, todo
rrible Atabel? -dijo Cjndy. lo aue sabe hacer es graznar y decir cá!
-Es nuestro cuervo. Se llama -Dejad de meteros con Arabe!,
f'Viortimet -dijo Arabd. niñas, y hacedle sitio ahí detrás -di'
as tres niñas estallaron en car la tía Brend~.
cajadas. Arabel y Mortimer se metieron
--¿ Un cuervo? ¿ Para Qué aUle en el asiento trasero y se quedaron sin
decir nada. Cindy iba a pellizcar las plu
mas de la cola de Mortimer, pero él voL
vió su cabeza sobre su deslustrado cueIlo
negro y le lanzó una mirada tan feroz que
la niña lo dej~.
La señora Jones se puso delante,
alIado de su hermana Brenda, y se mar
charon.
Mortimer nunca habia estado an
tes en un coche, al menos en estado cons
ciente. Le gustó. Tan pronto como se
l~
dio cuenta de que la primas de Arabe!
no iban a atacarle en seguida, comenzó
174
Arabel arrastrando a su estúpido grajo. Brenda con cierta irritación-o ¿No pUro
-Por la elegante pista corre el de quedarse otra media hora?
harapiento grajo -gritó Mindy. La señora Janes sacudió la ca
-Tiene miedo de patinar, tlene beza.
miedo de patinar -canturreó LindJ' -No creo que deba hacerlo.
Realmente eran unas niñas ho· -Oh, querida. Las niñas estarán
muy disgustadas. -Brenda levantó la
rribles.
Arabe! se fue lentamente hacia voz dando un terrible bufido-o ¡Cindy!
donde estaban sentadas su madre y su tía ¡Lindy! ¡M-i-nd-y! Venid, vuestra prima
no se siente bien.
Brenda.
-¿Puedo ir a casa, por favor. Las tres primas de Arabel se acer
Me duelen las piernas. caron lentamente, arrastrando los pies
[ , vamos, cariño, inténtaio por la pista con caras enfurruñadas.
,1
otra vez --dijo la tía Brenda-. No tie· -¿Ahora qué pasa? -preguntó
\
es por qué tener miedo, de verdad. Ten· Mindy.
drás que caerte un par de veces antes de -Acabamos de negar -.dijo
que aprendas. No te harás daño. Cindy.
Pero la señora Jones miró det...• -Sólo porque la horrible Arabel
nidamente a su hija y dijo: no sabe patinar -dijo Lindy.
-¿No te sientes bien. bonita? -¿Ma? ¿No podemos ir tú y yo
-No -dijo Arabe! y dos lágri a casa en autobús? -dijo Arabel.
mas rodaron por sus mejillas. La señor' La tía Brenda y las tres niñas pu
Jones puso una mano en la frente d sieron una cara alegre al oír eso, pero la
señora Jones negó de nuevo con la ca
Arabel. beza.
-Está caliente -dijo--. Creo
que nos debemos de ir a casa, Bre"· ---Creo que debemos llevarte a
'11
, casa tan pronto como sea posible. Ade
da.
_.Oh, caramba -dijo , tía más creo que he dejado mi carro de com
I
11/
I
1
I
181
180
Los ojos de Mortimer resplan
en elmaletero de tu coche. Brenda. cieron como moras.
-Oh, muy bien --di.jo Brend Mientras la tía Brenda buscaba
con impaciencia-o Vámonos, niñas la llave del coche en el fondo de su ates
Se quitaron los patines muy len tado bolso, los brazos de Arabel comen~
tamente y fueron caminando hacia el zaron a dolerle tanto que puso sus pat i .
aparcamiento, que tenía varias planlas. nes en el suelo.
El coche de la tía Brenda estaba en Con un movimiento limpio, Mor
cuarta. timer se soltó de la mano de Arabel y
Mortimer lamentó mucho tener subió a uno de sus patines. Luego abrj'
que abandonar la pista de patinaje. Si un poco las alas y se dio un fuerte im
guió mirando hacia atrás tristcmt"nle pulso. El patín, con Mortimer sentado
mientras pudo ver a los patinadores. Pero encima, comenzó a rodar con la veloci
cuando vio el aparcamiento se alegró de dad de un reactor por la pista de hormi
...uevo. gón entre dos filas de coches aparcados.
-No vale la pena esperar al as -¡Oh, rápido, cogedle, cogedle!
censor -dijo la tía Brenda. Así que su -dijo Arabel-. Va a bajar por la
bieron a pie. rampa.
Las piernas de Arabd Le dolían Quiso gritar, pero no le salió más
cada vez más; Mortimer y los patines que que un susurro.
llevaba r,esultaban cada vez más pesados. Lindy, Mindy y Cindy se echaron
Pero Mortimer estaba todavía más inte a correr detrás de Mortimer. Pero choca
resado en el aparcamiento que en la pista ron entre sí y llegaron demasiado tarde
de patinaje. Miró los grandes ded¡ve~ para atraparle. Así que salió como una
hormigón y los enormes trechos llanos Y flecha por la rampa hasta la tercera
los coches como manchas aquí y allá, ·planta.
amarillos, rojos, azules, verdes, negroS, -¡Nunca más, nunca más, nun
naranjas y plateados, como fruta col~ada ca más, nunca más! -gritaba alegremen
de un gran árbol de hormigón.
183
5
nato de
opa de Bobslcigh para Cuer
vos.
de cerrarlo. Mortimer que estaba CIan
f
190
No había fuego.
do los estropicios-o ¿No será tilla de nada más llegar a casa. El médico negó
esas anacondores que pueden extender inmediatamente y dijo que Arabel tenía
las alas hasta siete metros? Sí es así pri· una bronquitis muy fuerte y que estaría
mero necesito un seguro aparte de mi Pó mejor en el Hospital Central de Rumbu
liza de Accidentes Laborales. ry. as! que el señor Jones, que acababa
\., --Es un cuervo corriente y mo de llegar a casa, la llevó en seguida en
liente -dijo irritada la tía Brenda-. Sá su taxi, envuelta en tres mantas color de
quelo enseguida, por favor. Quiero en rOsa y con sus pies sobre una botella d
cender la chimenea. Mí marido va a yol
agua caliente.
ver enseguid..... -¿ Dónde está Mortimer, est
De manera que el señor Suckett
bien? ---susurró Arabel en el taxi-.,
metió una de sus barras por la chimenea ¿Quién le dará su té?
hasta donde pudo negar, luego enro~c6 -Papá le dará su té cuando lle
otra barra al extremo de esa y hurgó con gue a casa después de dejarnos -dijo la
las dos, luego tuvo que enroscar una ter
señora Jones. A la señora Jones le habían
cera. Las barras se doblaban como rega
permitido quedarse con Arabe!. Se había
1
1
"
liz. Cayó un montón de hollín. olvidado totalmente de que Mortimer es
_¿ Cuándo fue la última vez qu
taba metido en el carrito de tela escocesa.
limpiaron esta chimenea? -pregunt
I El señor Jones dejó a su esposa
el señor Suckett-. lEl año de la Coro y a su hija en el hospital y volvió a su
ación? casa en el taxi lenta y tristemente. Guar
Mortimer se subió aún más por
dó su taxi en el cobertizo y en el vestíbulo
dentro de la chimenea. se encontró con un carrito de compra de
tela escocesa que contenía dos bloques de
Entretanto, ¿qué había helados d y frambuesa, bombillas y una
con Arabel? cabeza de apio. Comió el apio y guardó
La habían llevado al hospital.
las otras cosas. « ¿Para qué habrá com
La señora Jones llamó al médico
prado tantas bombillas?", se dijo. "De
195
194
Nadie le respondió. Nadie dijo
bería saber que hay una docena en el
"Nunca más". La casa seguía silenciosa.
armario de las herramientas. JI
trabajo de deshollinar una chimenea el I que le hubieran chupado con tanta rapi
señor Suckett llevaba su tambor Hen dez -al revés y patas arriba- y mucho
de hollín y lo vendía a la gente a cincueu menos estar dentro de un bolso lleno de
ta peniques el medio quilo para ponerlo sofocante polvo negro.
sobre las babosas. Iba mejor que las cás Comenzó a dar patadas, a levan
caras de naranja. tar las alas y a dar con el pico gritando
-l Pero ahora el tambor de lona es "Nunca más" . En menos de 10 que se tar
taba a punto de estallar de tanto hollín da en contarlo, había abierto un enorme
como habia en la chimenea de tía Bren agujero en el costado del tambor de lona;
I"'
da, acumulado desde el Año de la Coro salió por el agujero como una bomba ne~
nación. gra, y la tonelada de hollín le siguió.
El señor Suckett metió la boqui La tía Brenda había abierto las
lla en \a chimenea Y encendió el motO•. ventanas cuarido el señor Suckett comen
"enÍa muchísima fuerza. Podía atrapar zó a meter sus barras por la chimenea;
a un perro de San Bernardo Ysubirlo po dijo que el olor de hollín la mareaba;
una rampa de tres metros y un ángU: Mortimer salió por una ventana con la
de treinta grados contra un viento de velocidad de un Boeing 707; estaba harto
fuerza seis. Hizo bajar a Morlimer de de la casa de tía Brenda.
la chimenea como si fuera una de sus Dejó detrás suyo una escena de
plumas. tanta negrura y confusión que creo que
Entró al revés, como una bala, en no vale la pena ni describirlo.
~lIJ1
"
1m
207
206
pag ueti con salsa de queso -era uno de
bien en el hospital; ahí no te van a per sus aperitivos preferidos antes de las co
.tir hacer tonterías. midas-, pero en aquel momento estaba
-Craac -dijo MorHmer. El se tan lleno de plátanos 'lue no fue capaz de
ñor Jones no se quedó demasiado con~ comer ni un solo espagueti.
tento por la forma en que Mortimer lo Aunque no podía comerlos no
dijo. Pero ese no era el momento para en iba a dejar que se estropearan. Buscó
trar en muchas explicaciones sobre hos· una caja, un bote o cualquier recipiente
pitales; adelnás, muy probablemen~... , para ponerlos; cuando le dejaban, Mor
Mortimer no te escucharía. timer se sentía feliz y ocupado duran
El señor Jones volvi6 apresu mucho tiempo metiendo espagueti du
damente a casa para recoger los cami50 rante mucho tato en tarros de yogur o
L hueveras o lo que tuviera a mano.
nes, bolsas de té y carame\o6 digest
os. Mientras lo bacía,Morlimer se (ue Acababa de meter el último espa
a la cocina y vio un plato grande Heno gueti cuando el señor Jones volvió con
de espaguetis que el señor lones habi las mantas y los camisones, cogió una
preparado para su cena. caja de bolsas de té del armario de la co
-Nunca más --dijo Icon trist~- cina, metió todas esas cosas en el carrito,
za. uio la vuelta al plato caminando. es· se puso el abrigo y cogió a Mortimer.
tudiándolo desde todos los lados. No se había fijado en que el pla
A Mortimer le encantaban los es to de espagueti estaba vaCÍo.
Era ya bastante tarde, pero el
señor Jones pensó que aunque fuera des
pués de las horas de visita, estaría bien ir
a! hospital, ya que el médico le había
dIcho que trajera a Mortimer.
Fue en el taxi hasta Rumbury
Central, estacionó en el enorme patio de
208
209
lantero y entró en el hospitaJ con Morti
mer sobre el hombro. J nes se puso de puntillas y con Morti
Mortimer se quedó asombrado ;er en su hombro miró hacia dentro.
por el hospital. Le pareció mucho más Pudo ver una doble fila de camas
interesante que el aparcamiento. Había blancas. seis por cada lado ~ en medio
sido cor:rstruido hacía unos cien años po a su esposa, Martha, sentada Junto a una
Florence Nightingale, de ladrillos de color de ellas. Le hizo signos para llamar su
'JI atención; ella le indicó que esperara has
morcilla. Era tan grande como una pri.
sión; tenía kilómetros de pasillos. Los ta que la enfermera, que llevaba un go
techos eran tan altos que los ecos de los rrito rizado y que se sentaba en una mesa
sonidos más pequeños, incluso los lejanos cerca de la puerta, le viera y le dejara
ruidos que venían de la calle, retumbaban pasar.
como ef trueno. Muchos de los enfermos El señor Jones dijo que sí con la
creían que los médicos y las enfermera", cabeza para demostrar que la había com
prendido.
podían conducir coches por los pasillos,
pero eso no era del todo cierto. Metió las manos en los bolsillos
1 señor Jones subió a la cuart yse preparó para esperar tranquilamente.
planta en un ascensor grandioso y eru Pero no esperó tranquilamente. En lugar
jiente tan amplio como una oficina de de ello emitió una serie de gritos tan pe
rreos. Mortimer dijo u eraac" porqu netrantes que todos los enfermos de aque
el ascensor le recordó la estación de me· lla zona del hospital se incorporaron
I automáticamente en sus camas, los en
tro de Rumbury Town. Anduvieron kI·
,! lómetros de pasillos de suelo verde hasta fenneros chocaron con sus camillas en
las puertas, las enfermeras dejaron caer
que encontraron la Sala Balaclava.
Cuando llegaron a la puerw na b~ndejas llenas de instrumental y los mé
dICOS se tragaron sus estetoscopios.
había nadie por allí para decirle al señor
Jones que podía entrar. Pero había dos t Mortimer, que había estado sen
portañolas en las puertas, así que el señor t=o muy quieto e interesado, observando
o lo que había a su alrededor. subió
I
2lJ
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volando y. revoloteó moviendo las alas y sado! -dijo--. Ese pajarraco negro na
chillando" ¡Nunca más, nunca más!". atacado a este pobre señor. iPalgrave!
El señor Jones cay6 desmaya ¿Dónde estás? ¡Ven aqUÍ. rápido!
al suet.... Palgrave era el orden~nza de la
La enfermera jefe Bridget t1ager sala. Había ido a coger una taza de café
ty salió corriendo de la sala. Era peque· instantáneo para el médico. Venía co
rriendo por el pasillo.
ña, de cabellos negros y pecas; tenía los
ojos tan azules como un detergente azul. - j Palgrave, saca ese pájaro de
aquí inmediatamente!
cuando daba órdenes para que se hiciese
algo, se hacía enseguida. Pero todo el -Sí, señor; en seguida, señor
mundo la quería. -dijo Palgrave y abrió la ventana del
-¿ Qué demonios ocurre aquí? rellano. echando la taza de café caliente
-<lijo irritada.
legó el doctor Anlonio. Estaba
a cargo de aquella zona del hospital es
noche; acababa de empezar su servici.....
No era el médico que le había dicho él 1
señora Jones que trajera a Mortimer;
la verdad era que el doctor AnLonío odia
ba a los pájaros. Una amable cacat
l1abía asustado yendo en su Gochecito
cuando tenía tres años; y desde entonces
la vista de cualquier ave mayor qu~-:. un
pájaro carbonero le provocaba erupci"o
nes cutáneas.
l ver a Mortimer le ,~aüer
chas de color carmesí.
--j Está bien claro lo que ha pa
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--¿Parla italiano? -volvió a re
sobre Mortinler que seguía dando vuei· petir el médico.
tas allá arriba Y preguntándose qué le El señor Jones, que había volado
había pasado al señor Jones. como piloto sobre I taHa en la 1I Guer l
A Mortimer no le gustaba el café Mundial, dijo débilmente:
a menos que fuera muY dulce, y sus sen -¿Nos hemos estrellado? ¿Dón
timientos se sintieron heridos; salió po de está mi artillero de cola? ¿Dónde está
la ventana. mi navegante?
_Doctor t hay algo extraño en -Un perturbado mental -dijo
cuantO a este señor -dijo la enfenllera el doctor Antonio--. Habla inglés, tiene
Bridget, que estaba arrodillada junto al las manos cubiertas de espagueti, pre
señor Jones-. ¿ Por qué cree que tiene gunta por su navegante; sin duda, un
las manos cubiertas de espagueti con salsa perturbado mental. Palgrave, coja una
de queso? camisa de fuer~...
___Quizá sea un asunto de que Palgrave bajó la camisa que aca~
maduras, una urgencia _sugirió el mé baba de traer y se marchó de nuevo.
<licG-. Quizá no pudiera utilizar otra Afortunadamente en ese mo
cosa, así que empleó espagueti contra la mento la señora Jones salió de la sala
quemadura. Sería mejor que le llevúra Balaclava, preguntándose qué habría
mas a Accidentes. Palgrave , una camilla. ocurrido y dónde estaba Ben. Cuan
-Pero sus bolsillos también es do le vio en el suelo, con las manos
tán llenos de espagueti -dijo \a enfer cubiertas de espagueti, lanzó un grito
mera Bridget. sofocado:
_Quizá fuera a visitar a unOS -¡Oh, querido Ben! ¿Qué ha
amigos italianos -dijo el dodor-· Tal pasado?
vez sea italiano. ¿Parla italiano? _le -¿ Conoce usted a este hombre,
\
I
gritó esperanzadamente en un oído al señora Jones? -preguntó la enfermera
Bridget.
señor Jones.
El señol' Jones gruñó.
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señora Jones-. La última vez le dej
-jEs marido! i. Qué ha ocu solo debo te de un plato de espague
rrido? ti durante cinco minutos y metió
-Parece que se ha desmayad plato entero entre mi lana Shetla
-dijo la enfermera. hacer punto. Las amigas de ArabeI le
El señor Jones volvio un poco seguían preguntando dónde había con
en sí. '-o seguido su jersey a lo espagueti muchas
-¿Eres tú, Martha1 --dijo dé semanas después. iBen.' ¿ Dónde est'
bilmente-. Lombrices. Lombrices en mi MortÍmer?
bolsillo. Fue el SUSUJ. El señor Jones se puso en pie pe.
-Oh, Dios mío, ya lo creo. ¿ nosamente y bebió el té que acababa d
qué mas? -gritó su mujer-o Lombrices traer Palgrave.
en tu bolsillo, i. v cómo Ue)l;aton has -¿Mortimer? ¿No está aquí':
Estaba hace un momento. ¿Ha visto a ti
-No son lombrices, son esp'" cuervo? -le preguntó a Palgrave.
guetis -dijo la enfermera Bridget. ay.. -¿ Un cuervo? ¿ Un pajarraco
dando aJ señor Jones a incorporarse peludo y negro? Acabo de echarle por
abanicándole con la camisa de fuerza Que la ,:,entana tirándole una taza de caf
había traído Palgrav por las plumas de la cola -dijo Pal
-¿ Podría traer una taza de t.... grave-o El médico me dijo que lo hi
or I avor, Palgrave? ¿ Cómo es qlle tení ciera.
los bolsillos llenos de espagueti, señor -¡Oh, no! -aulló la señora Jo
anes? nes-. El doctor Plantagenet dijo que la
-Café instantáneo, camilla ins medicina no pareCÍa surtir ningún efecto
tantánea, camisa de fuerza instantánea Yque tal vez al ver a Mortimer, Arabel se
té instantáneo -se quejó Palgrave, (me sentiría mejor.
se marchó muy enfurruñado. Miró con aire implorante a la en
-¿Espagueti? Oh, habrá sido fermera. La enfermera Bridget miró a
ortimer, es muy de su estilo --dijo la
19rave. Palgrave miró al médico, qu
miró a sus pies. 5
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la nariz.
Mortirner miró a Arabel. La miró
durante un largo rato. Seguía sentado so
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bre la mesita de madera encerada mirán- .
).1: ~- dola fijamente. Arabel no se movía. Mo·
timer tampoco. Pero dos lágrimas corrie
1/
ron a cada lado de su pico.
Luego saltó a la almohada ae
Arabel.
Saltó junto a su cabeza y se puso
a escuchar su oído izq.uierdo. Escuchó
durante un largo rato. Luego hizo ro mis
Pero la enfermera Bridget no ad mo en el otro lad......
mitía tonterías de nadie) nj de las o1ras Después dio un graznioo muy
enfermeras. ni de los médicos ni de Jos suave, como para sí mismo, e hízo un rui
cuervos. dito arañando con sus garras la almoha
bien! --te elijo ener
- j Pórtate da. Luego esperó.
I gicamente a l\.forrimer y le volvió él: coger, Hubo una pausa. l\1uy Ientamen
I
I
oniéndojo sobre la mesita que había Jun
to ala cama de Ara bel.
--ArabeI, cariño -dijo la señ
ra Jones-..Mortimer ha venido a ver
cómo estás.
Arabel no respondió , Yacía muy
pálida y quieta, con Jos ojos cerrados.
e vez en cuando tosía un poco. N'
más.
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pasas Y una bolsa. ,de bOllOS, que cay~:
te, Arabel dio la vuelta y se puso boca ron al suelo, recogm la panera y la llevo
abajo. Giró un poco su cara y abrió u al taxi. Ni siquiera había apagado el
ojo para ver justo a Mortim""..
motor.
-Hola, Mortimet -susurró.
Cuando volvió al hospital todos
Todos contuvieron el aliento.
parecían estar exactamente en la misma
\- Luego Arabel volvió la cabez
postura que al marcharse él. salvo que
hacia el otro lado para poder ver a la se allí estaba también Palgrave, con Una ca
ñora Tones. fetera llena de cacao y el doctor Antonio
-Mortimer está cansado. Quie
cubierto de ronchas rojas.
re su panera -susurró--. Está muy can· Arabel había cerrado el ojo de
sado. nuevo, pero cuando su padre dijo:
-Oh, Ben, rápido -dijo la se
-Aquí está la panera. cariño
ñora Jones. -volvió a abrirlo.
El señor Jones salió rápida y si -Ponla sobre la cama -susu
lenciosamente de la sala. No se atrevió rró, doblando las piernas.
a echatse a correr hasta que hubo atra La señora Jones puso la panera
vesado )a puerta. Luego se lanzó como sobre su barriga. Tenía dos agarraderas
un loco escaleras abajo y pasó por la en. de esmalte a cada lado. Mortimer bajó d
trada principal hasta su coche la almohada de Arabel y trepó 'con cui
io a Palgrave y al doctor Anto· dado, cogiéndose a una de las agarrade
nio en el patio rascándose la cabeza. ras y luego se puso sobre el borde de la
-Hemos ,encontrado al pájaro, panera. Permaneció allí un momento po
voy a buscar la panera --dijo el señor sado y luego se metió dentro. Metió la
Tones jadeando al pasarles corriendo. cabeza bajo el ala y se durmió.
Condujo hasta casa lo más rápido que Arabel sacó una mano de debajo
pudo y entró corriendo en la codrJa del de la ropa de cama y cogió la agarradera
número seis de Rainwater Crescent. Va de esmalte. Luego, sujetándola, ella tam
ció el pan negro, el de centeno, malla con
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\-
aci6 en 1924 en Inglaterra. Es una de las
des autoras de literatura infantil y juve
ii. Autora muy prolífica en djversos gé-
IS: fantasía, suspense, humor. Pero quizá
más conocida como la inventora de un
.ero llamado unovela no-histórica", en el
ue combina el humor y la acción con mitos
dicionales y elementos de los cuentos
hadas. Ha reci bido varios premios en
aterra y Estados Unidos.
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