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Principio de buena fe y protección de la confianza legítima de materia tributaria

El principio de buena fe, se refiere a la transparencia, moral y honestidad que deben


presentar tanto los contribuyentes como los administradores tributarios al relacionarse
de cualquier forma que implique el cumplimiento de las obligaciones tributarias.
Si hablamos del principio de buena fe aplicado para los contribuyentes, estos deberán
ser totalmente honestos y transparentes al presentar de manera completa los
resultados de sus negocios o actos jurídicos para así determinar su acertada capacidad
contributiva, de no ser así, las consecuencias serán dictadas por la ley que se pueda
aplicar en el debido caso.
De la misma forma se aplica el principio de buena fe para los administradores, ya que
se espera que garanticen la aplicación objetiva de las leyes, y que recurran al mayor
uso de la ética y moral, tratando a los contribuyentes de forma imparcial, respetando
siempre sus derechos y nunca privilegiar a algunos sobre otros.
El objetivo de este principio es fomentar y fortalecer la confianza en el sistema
tributario, para así promover al pago de las obligaciones y, a su vez, evitar las malas
prácticas como la evasión, los abusos y la arbitrariedad que pueden desprender de
este sistema.
Este es un principio sumamente importante para el buen funcionamiento del país al
momento de recaudar fondos para las gestiones estatales convenientes. Además, la
transparencia y la confianza entre estos dos agentes (contribuyentes y
administradores) debe ser primordial para facilitar el cumplimento de las obligaciones
tributarias y asegurar una administración justa y eficiente.
Un ejemplo del incumplimiento de este principio podría ser el caso de una persona
dueña de una empresa que esté generando bastante dinero y considere que está
pagando impuestos en demasía, por lo que, evade cierta cantidad ocultando
información relevante, manipulando registros o presentando documentos falsificados
para evitar pagar la cantidad correspondiente a su capacidad contributiva.
Este principio de buena fe nos abre paso a la protección de la confianza legítima de
materia tributaria, ya que esta busca velar por las expectativas de los contribuyentes
creadas a partir de las normas o interpretaciones dadas por la administración tributaria.
En otras palabras, este principio se opone a los cambios radicales, súbitos o
imprevistos en los tratos o políticas en los que se rige una entidad administrativa en
este caso, tributaria, por ejemplo, un cambio repentino en la interpretación hecha
previamente sobre una ley o norma tributaria.
“Principio de buena fe y protección de la confianza legítima de materia tributaria”

Para comenzar, definiremos el concepto de principio de buena fe para poder desglosar


de mejor manera el tema tratado. El principio de buena fe se desprende del artículo 83
de la constitución, la cual se basa en la presencia obligatoria de la moral en los
contribuyentes esperando que actúen de forma honesta y transparentando al máximo
las relaciones que tengan al realizar sus deberes con las reguladores fiscales,
esperando que no se manipule o evada algún tipo de información relevante en este
proceso que dificulte el actuar de las autoridades.

En este apartado, también se espera que por un lado el contribuyente tenga presencia
de moral y a su vez que las autoridades fiscales sean totalmente correctos a la hora de
actuar y no se sobrepasen, por lo cual, deben actuar de manera oportuna y justa
garantizando la aplicación objetiva de las leyes no vulnerando así los derechos de los
contribuyentes.

En conclusión, este un ámbito amplio pero sumamente importante para la buen


funcionamiento del país al momento de recaudar fondos para las gestiones de las
autoridades, además, la transparencia y la confianza entre estos dos agentes los
cuales son los contribuyentes y las autoridades debe ser primordial para actuar de
buena fe con el fin de facilitar el cumplimento de las obligaciones tributarias y asegurar
una administración justa y eficiente.

Algunas desventajas + ejemplo:

- El mal accionar de las autoridades cobrando más de lo debido contrae disputas


legales las cuales entorpece a ambos agentes y genera costos adicionales para los
dos.

- También, otro punto que afecta la falta de trasparencia y la posible evasión de los
contribuyentes es una baja en la recaudación de las autoridades y esto afecta
negativamente para la financiamiento del país.

Por ejemplo, un caso ficticio podría ser una persona dueña de una empresa que esté
generando un buen dinero y considere que está pagando impuestos en demasía, por lo
que, evade cierta cantidad de ocultando información relevante, manipulando registros o
presentando documentos falsificados para evitar pagar impuestos adicionales.
Incumpliendo así, el principio de buena fe.

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