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YOGURT

El yogur es un producto lácteo producido por la fermentación natural de la leche. Se


sabe de la existencia de las bacterias del ácido láctico desde el siglo VIII a.C. pero no fue
hasta el siglo XIX cuando comenzó a comercializarse.

Las bacterias acido-lácticas utilizadas en la producción de yogur, son microorganismos


benignos que se encuentran en grandes cantidades en la naturaleza, así como también
en nuestro aparato digestivo. Estas bacterias utilizan como fuente de energía la lactosa y
liberan ácido láctico que provoca un incremento de la acidez, de modo que las proteínas
de la leche precipitan formando el yogur.

Generalmente las bacterias que se suelen utilizar para conseguir una fermentación más
completa son Streptococcus thermophilus, Lactobacillus delbrueckii, Lactobacillus
acidophilus, y Bifidobacterium.

Figura 1. Dentro del yogur


encontramos una gran variedad de
bacterias (New York Times)

El yogur es un alimento considerado un probiótico, término definido por la OMS como


“cultivos puros o una mezcla de cultivos de microorganismos vivos, que aplicados al
hombre y los animales en cantidades adecuadas aportan efectos benéficos al huésped
mejorando las propiedades de la microflora nativa”.

Este alimento, por su contenido bacteriano, favorece al huésped por sus funciones
metabólicas, gestionando los niveles saludables de colesterol y mejorando la digestión de
la lactosa; disminuyendo así, los problemas de intolerancia.
Es un factor importante para el sistema inmunitario ya que concede acción
antimicrobiana sobre numerosos patógenos.
Además se adhieren a la mucosa intestinal, regulando el equilibrio de la microflora. Y se
caracterizan por ser una fuente rica en calcio, mineral que contribuye a la salud del
colón, disminuyendo el riesgo de cáncer.

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