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Se precisa violencia como el uso del poderío o de la coacción a fin de imponer una voluntad o
ejercercer sobre otro. En este sentido, la violencia institucional es aquella que se lleva a cabo por
una legal y legitimada en contra de individuos o agrupados de manera arbitraria e injustificada y
sin dar seguimiento al debido proceso.
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Ejemplos de violencia institucional y el cuestionamiento de la
víctima
Quienes administran, en todas las áreas e responsabilidades, actúan y trabajan para el beneficio
de la sociedad toda. Este tipo de agresión contra la vida de las personas puede darse de un sinfín
de maneras distintas y de distintas formas. La más frecuente y visible es la que practican las
fuerzas policiales y que en su mayoría de veces se da en contextos de desigualdad social. De este
forma, actúa quebrantando sus propios términos y controlan o infieren a sectores humildes de un
modo que posiblemente no lo harían con sectores más eficaces. Pero no es la única manera.
Desde las organismos públicos se puede manifestar con el abandono, la falta de soluciones, la
indiferencia o incluso también cuando una persona se presenta a reclamar por sus derechos.
Un modelo muy recurrente se lleva a cabo a través de la llamada re victimización. Cuando ocurre
un daño a causa de la realización de un delito, se le llama víctima a quien padece de este daño; al
hablar de re victimización o victimización secundaria, nos referimos al proceso por el cual la
víctima vuelve a padecer un perjuicio al ser cuestionada o culpada por el delito que se cometió en
su contra. Si bien esta situación puede presentarse en un entorno cotidiano y con individuos que
no necesariamente pertenecen a una institución legal, en lo subsecuente nos referiremos a aquella
que se ejerce desde el Estado.
Las autoridades gubernamentales pertenecientes a los distintos órdenes de gobierno, tienen por
obligación responder a las demandas ciudadanas y, entre otras cosas, asegurar la impartición de
justicia. Sin embargo, suele ocurrir que cuando se es víctima de un crimen, en ocasiones ocurre
que aquellas autoridades encargadas de darle seguimiento, parecen obstaculizar el debido proceso
y no dan una atención adecuada a la víctima a través de actitudes como: omitir información,
insinuar que la víctima es también culpable de haber padecido el delito o sugiriendo que lo que le
ocurrió no es relevante.
Por lo tanto el aumento de la violencia institucional como la re victimización suelen estar muy
vinculados con la violencia de género, tal como se puede ejemplificar en los casos de delitos
sexuales, donde es repetido que a las personas (sobre todo a las mujeres) que padecen de este tipo
de violaciones, al acudir a realizar la denuncia procedente ante el ministerio público, se les
discuta sobre el porqué estaban en determinado lugar, a determinada hora, vistiendo determinado
tipo de ropa, aun cuando estos elementos no tendrían por qué tener efectos en la declaración ni,
bajo ninguna circunstancia, podrían considerarse como propicios de un delito, es decir, lo que
ocurre con infortunada frecuencia, es que se le imputa a la víctima parte de la culpa por haber
sido forzada por su sexualidad.
Lo primordial es tan solo un ejemplo de varios escenarios que son comunes y que personifican
una forma de re victimización y, por ende, de violencia institucional. Sin embargo, esta última
puede ocurrir en diversas áreas y en distintos ambientes institucionales más allá de lo penal.
El simple hecho de que un servidor público se niegue a realizar un trámite sin causa
fundamentada o que entregué información errónea a un consumidor a sabiendas de que esto es
así, se puede considerar como caso de violencia institucional.
Organismos de defensa
Si bien este tipo de violencia es ejercida por las propias autoridades, también es preciso
mencionar que existen mecanismos para denunciar y ejercer adecuadamente el derecho de todo
ciudadano de recibir un trato justo y eficaz al hacer uso de diversos canales institucionales.