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“Análisis de Ensayos Argumentativos”

Alumna

Leticia Chaveli Giménez

Profesora

Lic. Isabelina

Carrera

Instrumentación Quirúrgica

Año

Cuarto

Ciudad del Este-Paraguay

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Análisis de ensayos argumentativos
En principio, un ensayo argumentativo sirve para convencer a los lectores de la
tesis que presenta el autor. El ensayo, por definición, es un texto que establece un
tema y reflexiona sobre él. Muchas veces el tema tratado genera polémica, y de
allí que el autor argumente en favor de su tesis.

Y aunque se trata de la opinión del autor, en un ensayo argumentativo lo


importante son los fundamentos que expone, es la manera en que el emisor,
además de informar al lector, razona sobre el tema y sustenta sus razones.

Es así como puede convencer, mediante la demostración de que su punto de vista


es el correcto. No basta con argumentar, debe respaldar con cifras, citas y otras
informaciones, diciendo siempre de dónde las obtuvo.
Características de un ensayo argumentativo
Un ensayo argumentativo es:
 Expositivo. Incluye definiciones y descripciones sobre el tema.
 Persuasivo. Su objetivo es que el lector adopte el punto de vista del autor o que
reflexione sobre un tema desde una nueva perspectiva.
 Lógico. Contiene argumentos sólidos para sostener una tesis y elaborar una
conclusión pertinente.
 Riguroso. Incluye información obtenida de fuentes confiables.
 Breve. Suele ser menos extenso que otros tipos de textos argumentativos,
científicos o académicos.
 Dialógico. Incorpora diversos puntos de vista con el objetivo de debatir con otras
teorías o posturas.
Estructura de un ensayo argumentativo
La estructura de un ensayo argumentativo consta de:

 Un título. Es una o varias palabras que enuncian el tema del ensayo.


 Una introducción. Es la parte en la que se exponen el tema, la tesis del autor y la
organización del texto, y en la que se busca captar la atención del lector.
 Un desarrollo. Es la parte en la que se brinda información más detallada sobre el
tema y en la que se desarrollan la tesis y los argumentos que la justifican.
 Una conclusión. Es la parte en la que se resumen las ideas principales y se
expone una consecuencia lógica que deriva de los argumentos. También se
pueden abrir nuevas líneas de investigación para futuros trabajos.
 Referencias bibliográficas. Es la parte en la que se indica la información de las
fuentes citadas a lo largo del texto. Se ubica al final, en hoja aparte.
 Bibliografía. Es la parte en la que se incluyen los textos consultados para la
realización del ensayo y que no han sido citados.
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 Anexos. Es la parte en la que se incluyen elementos adicionales que el autor
considera relevantes para comprender el ensayo, como gráficos, mapas, cuadros,
fragmentos extensos de textos, entre los más frecuentes
Recursos argumentativos para un ensayo

En los ensayos argumentativos, se utilizan distintos recursos que sirven para


sostener la tesis del autor:

 Ejemplos. Se emplean para justificar una generalización. Por ejemplo:


Gran parte de los exámenes preuniversitarios incluyen temas que no se relacionan
con la carrera que se estudiará, por ejemplo, aquellos que se toman para ingresar
en las carreras de Derecho, Filosofía y Antropología.
 Contraejemplos. Se emplean para demostrar que una generalización no es
completamente correcta. Por ejemplo:
Los pájaros levantan vuelo cuando perciben una amenaza; sin embargo, esto no
siempre es así, también pueden hacerlo por otros motivos, entre ellos, por
imitación de un individuo de la misma especie.
 Analogías. Se emplean para indicar que dos elementos que comparten una
característica también deben compartir otra. Por ejemplo:
Nueva York es una ciudad muy grande y tiene mucha contaminación; por su parte,
Lima también es una ciudad muy grande, por lo tanto, también se ve afectada por
la contaminación.
 Citas de autoridad. Son citas directas o indirectas de un individuo o una
institución que tiene conocimiento sobre el tema. Por ejemplo:
Como afirmó el ministro de Economía, las exportaciones crecieron un 5,47 %.
 Causas. Son las razones de un evento o un fenómeno. Por ejemplo:
El desempleo ha decrecido en un 11,5 %, porque se crearon 500.000 puestos de
trabajo en los últimos cinco años.
 Argumentos deductivos. Son aquellos que parten de generalizaciones para
explicar casos individuales. Por ejemplo:
Todas las personas tienen derecho al acceso a la educación; por lo tanto, a
quienes viven en zonas rurales se les debe garantizar que haya una escuela cerca
de sus hogares.
 Argumentos inductivos o generalizaciones. Son aquellos que parten de casos
individuales para llegar a una generalización. Por ejemplo:
La sardina es un pez y tiene branquias, lo mismo ocurre con el besugo y el
salmón; por lo tanto, todos los peces tienen branquias.
 Interrogantes. Son preguntas que llaman la atención del lector sobre un asunto y
que se intentan responder en el mismo texto. Por ejemplo:

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El cambio climático produce graves consecuencias, pero ¿qué puede hacer el ser
humano para reducir su impacto negativo?
 Datos estadísticos. Son valores numéricos que representan cómo una
característica se distribuye en una población determinada o en un conjunto de
elementos. Por ejemplo:
Según la encuesta realizada, el 48 % de la población está a favor de la reforma
impositiva; el 42 %, en contra, y el 10 % restante no tiene una opinión formada al
respecto.
Interrelación espacio-tiempo de algunas obras literarias paraguayas

Prohibido pensar

Y aquí salta a la vista otro detalle: el limitado caudal de vocabulario que maneja el
paraguayo medio. En declaraciones de prensa de julio de 2002, el representante
de UNICEF en el Paraguay refería que existe alrededor de un 60% de población
analfabeta total o funcional. Esto hace que, en nuestro país, la gente, al no contar
con el significado de suficientes palabras, elabore conclusiones propias de lo que
está escuchando, por medio de la asociación (asociación que hace a su libre
albedrío, de acuerdo a lo que le parece que está leyendo u oyendo). Se puede
generalizar este problema, ya que gran parte de la población del Gran Asunción -
los suburbios y las pequeñas ciudades aledañas- está habitado por migrantes que
vinieron y siguen viniendo del interior del país, así como repatriados de la
Argentina, a causa de la siempre acuciante situación económica de ambos países.

Los sucesivos programas educativos, desde la época del dictador (1954) hasta
antes del programa actual, se destacaron principalmente por la falta de voluntad
política de inducir al alumnado a progresar intelectualmente. Es más: el objetivo
primario del Gobierno era exactamente lo opuesto a esta necesidad. El estudiante
llegaba hasta el tercer grado, o a lo sumo hasta el sexto: en julio de 2002, la
ministra de Educación y Cultura, doctora Blanca Ovelar de Duarte, afirmó que
«hasta épocas no tan lejanas» (se refería al stronismo), solamente treinta y cinco
de cada mil alumnos acababan el Ciclo Básico (3.er curso); y que, en la
actualidad, ese número había ascendido a setecientos alumnos por cada mil
matriculados en el primer grado.

Así, el alumno medio de la época dictatorial podía aprender a sumar, restar,


multiplicar... y a leer sólo lo suficiente como para desarrollar un conocimiento
relativo del lenguaje, que le permitía, principalmente, recibir los mensajes
alienantes de la propaganda stronista. En palabras de Ángel Luis Carmona,
docente universitario y reconocido articulista de opinión, «el mayor éxito de
Stroessner fue su programa educativo: consiguió analfabetizar perfectamente bien

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a la mayoría de los paraguayos». Paralelamente, dada la verticalidad del sistema
educacional, no se permitía el disenso. En el aula, lo que decía o dictaba el
profesor era «Palabra de Dios». Por tanto, se implantaba subterráneamente el
mandato «prohibido pensar», lo que necesariamente significaba «prohibido leer»,
con las lógicas consecuencias para la actividad editorial. Esto puede explicar en
parte que una edición promedio en el Paraguay tenga un techo de mil
compradores.

Hoy, nuestra realidad sigue siendo la misma: por innumerables razones, parece
que el golpe vino a «cambiar una realidad política» para que todo siga igual, al
mejor estilo 'gatopardezco'.

En cierto grado, es posible que las características anteriormente citadas se hayan


repetido en varios de los países de la Hispanoamérica que estaban bajo
regímenes autoritarios semejantes al de Paraguay, ya que el apoyo de los Estados
Unidos a los gobiernos dictatoriales de aquella época era oficial, y estaba
amparado en la lucha contra el Comunismo Internacional, —25→ reflejo de los
conflictos nacidos como resultado de la Guerra Fría, en pleno auge durante las
tres últimas décadas anteriores al gobierno de Jimmy Carter.

Autor: Juan Bautista Rivarola Matto (Foto: Archivo de Jorge Rubbiani).


Del recurso de la sobresemanticidad. Retrato metonímico

Ha sido necesario poner de relieve la construcción del retrato por sinécdoque del
personaje de María para pasar a la elaboración metonímica de éste. La
sinécdoque alimenta la lectura ingenua y abre a la recepción sobresemantizada de
la heroína. La sinécdoque alimenta la dinámica etiológica que resulta de esta
elaboración cruzada en María. Todo se halla preparado como para que la
proyección semántica intencional atrape al lector, lo seduzca, y la historia de
ficción funcione.

La intención que sobresemantiza se funda en el nombre de la heroína de referente


tradicional, fácilmente compartible. Como la Ester bíblica, la estrella o
la escondida del Deuteronomio (31, 17), la figura de la novela de Isaacs constituye
una fuerza que sirve, ama, media y protege a los personajes que la rodean. Como
la figura de la Virgen, Puerta del Cielo, es pura, sumisa, dulce y generosa, y
también mediadora y profética127.

—527→

La sobrina del padre de Efraín, la Ester jamaicana, es hija de su primo Salomón y


de Sara, la esposa ya fallecida cuando empieza la historia de María. Con ellos

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resuenan los versículos de los Proverbios, del Eclesiastés y del Cantar de los
Cantares, por un lado; y, por el otro, los nombres de Abrahan, Isaac, Rebeca,
Jacob, José, Benjamín, Ester y Efraín, es decir, el origen de las tribus de Israel,
pueblo elegido de Dios. Con Salomón, la casa del rey David, la de la Virgen María.
Con Sara, la casa de Jacob y la tribu de José, tribu de Efraín, y la ruptura de la
Alianza con Dios, puesto que Judá tuvo la idea de que vendieran a José a los
ismaelitas, descendientes de Abraham y de la esclava Agar. Y, a la vez, con Sara,
la reconciliación con Dios que resulta de la reunión de Judá e Israel, la que se
concreta con Salomón y David, hijo de Jessé, de la tribu de Judá, a la que
pertenece José, esposo de María, la Virgen.

Si cuatro mujeres bíblicas responden al nombre de Sara128, Ester hay una sola:
Ester, reina de Persia, aunque hebrea, una extranjera de la tribu de Benjamín, de
las casas de Jacob y de José, padre de Efraín. El «astro, estrella», para los
persas, y «mirto» purificador, para los judíos, ofrece a los
lectores avisados de María su fe, su valor, su religiosidad y patriotismo, rasgos
que enriquecen la semántica referencial del personaje central de la novela de
Isaacs. Es más, la bíblica Ester fue considerada por los Padres de la Iglesia
primitiva y por los Doctores de la Iglesia como una figura hebrea equiparable a lo
que será en el catolicismo la Virgen, por lo que nuestra Ester-María es una figura
virginal de la tipología judeocristiana. Tantos enlaces del árbol gentilicio de nuestra
heroína entre las casas y tribus de Israel, entre el judaísmo y el cristianismo,
prueban que la intencionalidad del autor apunta a sugerir transcendencia,
profetismo, perfección, paradigma, mesianismo y esperanza en la más pura
mentalidad decimonónica universal.

—528→

Una vez llegada a Colombia, Ester será María, católica, bautizada a petición de
Salomón (cap. 7), quien decide que su hija llevará ese nombre. El hecho me
parece significativo en la medida en que se fija así la ligadura tipológica que
asume el personaje con el Antiguo y el Nuevo Testamento, y se le marca un
destino privilegiado y significativo de múltiples resonancias semánticas129.
Resonancias bíblica y evangélica de la heroína de Isaacs, que, proyectadas en la
mentalidad decimonónica, sintética, utópica y progresista sugieren la etiología
propia de un personaje paradigmático de perfección idílica, heroína del
mesianismo femenino postrevolucionario que el XIX sincrético atribuye a las
figuras clave de la tradición religiosa universal.

Dice Northrop Frye (1957) que el discurso literario posee diferentes niveles de
sentido, todos en relación jerárquica, como fases de análisis y de debate. Éstas

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serían cuatro: la del sentido literal y descriptivo, la de la forma, la de lo arquetípico
y la de lo anagógico. La sobresemanticidad a la que estoy aludiendo, y la que
atribuyo al que llamo nivel de lectura avisada, entra de lleno en la fase analítica
arquetípica y anagógica, y aún más en ésta última dado el carácter moralizador y
religioso que constituye la figura virginal de María en la novela de Isaacs. Fases y
caracteres de esencias muy fácilmente compartibles para con el lector ingenuo.

En efecto, pasando del Antiguo Testamento al Nuevo, María establece en sí


misma y en un nivel tradicional, la correlación típica de las figuras propias de las
exégesis hermenéuticas, figuras de la tipología judeocristiana que se hallan así
revestidas de una carga profética. María es, como dice Jean-Noël Guinot (1989),
«l'espérance en un avenir». Por ello, la elaboración narratológica de Isaacs, en y
para un mundo en crisis, fundada en la figura sobresemantizada de la —529→
heroína, halló el eco que sabemos que tuvo, ha tenido y sigue teniendo María.

María es, a la vez, una figura que reúne dos tradiciones bíblicas, las de Ester y la
de María. Dos momentos de la historia monoteísta universal que la convierten en
una figura del mesianismo que anuncia el Antiguo Testamento y se cumple en el
Nuevo. Al igual que Ester y María, la heroína de Isaacs es un ejemplo moral y
esperanzador para el mundo decimonónico que, tanto en Europa como en
América, busca ordenar y equilibrar lo que perdió su aparente equilibrio: Francia,
buscando cómo colmar el vacío que dejó la pérdida de espiritualidad cristiana;
América, buscando cómo dominar los entusiasmos antagónicos que la estironean
desde sus extremos políticos, sociales, económicos y, por qué no, religiosos.

Y, aunque Isaacs presenta una familia, un mundo, una región en perfecta armonía,
cuando en Colombia las circunstancias se hallaban lejos de dicha situación ideal,
los lectores ingenuos de entonces comprendieron con el corazón la historia de
Efraín y de María. Fue como si la tarea creativa de Isaacs se hallara puesta en el
abismo de la carne de su heroína, proponiendo indirectamente la imagen de una
sociedad armónica deseada, ansiada. Como dice Eduardo Mallea: «Un escritor
refleja de su tiempo lo que su tiempo no encuentra», y añade: «[...] pero lo que un
genio tiene de eterno es su permanente actualidad».

Autor: Creación narrativa y sobresemanticidad en María, de Jorge Isaacs

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