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Martes con suerte

No soy una persona excesivamente afortunada, lo normal, muchas vece incluso desafortunada. En la
mañana del martes 10 de Marzo todo parecía indicar que sería como cualquier otro. Tengo la fortuna de
trabajar 3 días a la semana en una oficina y los otros 2 desde casa. Asi que mi semana empieza los
martes y termina el jueves si no hay demasiado trabajo.

Me levante como todos los días a las 8.10, la radio estaba sonando y al otro lado un conductor ruidoso
pero interesante contaba cómo había iniciado la venta de los boletos de lotería para el avión
presidencial (si la realidad supera la ficción) aunque la nota del día era el paro de mujeres del día
anterior que había dejado a todos con un sabor amargo. Baje los pies de la cama y Chia se estiro con un
movimiento lento pero fuerte, después salto de la cama y corrió a la puerta esperando a que la abriera.
Camine con ella por el pasillo hacia nuestro destino rutinario, el patio. Salimos y yo entre al poco rato
para prepararme café y la merienda que llevaría a la oficina. Regresamos al cuarto y el de la radio seguía
hablando sobre los sentimientos generados el día anterior cuando todas paramos. Me vestí mientras
escuchaba como hablaba del gran impacto de la marcha del domingo y de cómo nos habíamos unido
para un bien común. Revise el reloj, 8.35. Me senté en la cama y empecé a maquillarme, me aplicaba la
base cuando el locutor cambiaba drásticamente al apocalipsis en turno (el coronavirus se ha expandido
de una manera muy veloz, nuestras autoridades….) me enchine las pestañas (el gobierno de Italia ha
declarado la cuarentena absoluta…) aplique bastante rímel (ahora vamos al reporte del tráfico en la
ciudad) esa parte me gusta.

Un choque en patria a la altura de colomos abarcando 2 carriles y la circulación detenida… maldita sea
esa es mi ruta. Pienso por unos segundos cual es mi alternativa. Salgo unos minutos antes de mi casa
según yo para ganarle al tráfico.

La fila llega hasta el semáforo de enrique diaz de león a 2 km de plaza patria… estoy frita. Pienso
entonces tomar el 30, pero es imposible han entrado a la histeria colectiva del tráfico y están cortando
ruta. Decido llegar a plaza patria como sea y ahí decidir el siguiente paso. Subo al primer camión que fue
tan valiente como para irse a meter a esa fila de carros, hice 30 min hasta allá.

Hoy por su puesto están arreglando uno de los carriles justo al costado de la plaza y eso contribuye al
tráfico de por si imposible. Cuando llego me recrimino haber tomado la peor decisión, tengo que cazar
un 25 y aunque logre subirme después de la fila interminable aún falta lo peor del camino, patria está
hecha un caos. Mientras decido se hacen las 8.45, acuerdo en mandar un vago mensaje al grupo de la
oficina, medio queriendo avisar y no. Mi jefe está de viaje y aun así ve mi mensaje y me contesta en
privado, me dice que si aún tengo oportunidad me regrese a mi casa a trabajar, siento como la vida es
feliz de nuevo. Cruzo plaza patria y me subo al primer camión que me lleve de regreso, a veces solo hace
falta tener suerte en los momentos precisos.

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