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A las 6 de la tarde del día siguiente, el hombre de los encargos obedeció las órdenes,
estaba tan cómodo en el volante de un Ford y esperaba en el estacionamiento de autos
en el aeropuerto de Francia Marseille Provence. El avión aterrizaría en unos 30 minutos y
entre los pasajeros del vuelo Italia-Francia venía aquella persona del que no conocía más
que su voz. – me temen tus actitudes en Estambul, Turquía -dijo mi doble desde el espejo
retrovisor. Lo asumo. Hice lo que hice y no preguntes por qué. – Yo se porque lo hiciste.
Esa tipa te tiene por los suelos y estás descontrolado totalmente -dijo, y añadió-: ¿No le
temes al encuentro con el hombre de los encargos? Sabes que no hay despidos en tu
profesión, pero si hay certificados de defunción. -por algo será que viene a verme. Nunca
he tenido problemas con él y nunca le he fallado. -¿Seguro que nunca? -preguntó lleno
de sarcasmo. Moví el espejo de un manotazo para que no siguiera hablando, pero sentí
que tenía un poco de razón. ¿En qué diablos yo estaría pensando? Por la tarde, al llegar
a Frankfurt, me dirigí a la oficina de contacto para esperar la llamada del hombre de los
encargos. Fue puntual. Llamo desde el aeropuerto de Italia Giovanni Battista Pastine, y
me dio las instrucciones que en ese momento tenia que hacer. Después reaccioné rápido
para aclarar las ideas, pero una fuerza incontrolable me condujo al piso. Todo lo que
había adentro me pareció lejano y ajeno. TV, muebles, parlante, lámparas, alfombras,
ropa, zapatillas, cama de matrimonio, bar, cuadros, libros y libros y más libros, nada de lo
anterior me pertenecía o era mío. Fui a buscar una maleta y meter un par de trajes,
zapatillas y unas camisas para salir de ahí luego. Mientras lo hacía, sus ojos me
observaban desde todos los ángulos, multiplicados en las fotos que le había tomado en
diferentes partes. Entonces sonó el teléfono, cinco veces, y se activo solo el contestador
automático. Era ella. Su voz me pareció muy pesada y cansada. Hablaba de amor, de que
se había equivocado, de vergüenza y que cuando ella terminara una relación debía salir
adelante sola. Después insistía en las palabras de amor, recordó días felices, sé mal
decía, ella misma se tiraba para abajo, se decía puras cosas negativas y ella dijo yo
castigue las paredes hasta que mis puños sangraron, para no llegar hasta el punto de
matarme porque tenía tanta impotencia de haberme equivocado tanto. –me fallaste,
popita. Y no tolero esa clase de fallos lamentablemente-, murmure al tiempo que cerraba
la puerta. Su voz era soledad, se quedó flotando ya que no hablaba.
Un caballero gordo con un bolso y una chaqueta doblada se acercó al auto. Me baje para
abrirle la puerta –vaya vaya, al fin nos conocemos. Este encuentro no debió darse nunca,
pero en fin ya nos encontramos no podemos hacer nada, así son las cosas –dijo la voz
que yo conocía tan bien. –tú me dices adonde tendré que llevarte- -respondí. Vamos a
dar un paseo caminando junto a mi perrita Buny, si es que no te molesta –Sugirió. La
tarde era tan agradable, esta fresquito, apacible, y tras dejar el auto, caminamos una hora
en un parque gigante y bonito. El hombre de los encargos fumaba un cigarrillo tras otro no
se cansaba y tenía una tos tan seca, cada vez que yo intentaba hablar el me respondía
con gestos no sé porque, Luego apunto a una banca y nos sentamos.
-Dime, ¿Tienes alguna queja de quien te da de comer? -Empezó.
-¿No, ninguna por? Tú me habías dicho que tenías problemas, pero bueno está bien te
creo. –Perfecto. Ahora ya eres un hombre rico no deberías de tener problemas con
nada, me refiero a cuentas, refugio y comida. –Exacto no tengo problema, vivo muy bien.
-Bueno vamos al grano. –No es que hayas cometidos demasiados errores,
lamentablemente los cometiste todos. Supongo que uno tiene derecho a equivocarse ya
que no somos perfectos, y pues yo he cometido errores como cualquier persona, y que
me van a matar por equivocarme? - No, pero trata de no equivocarte tanto, trata de
arreglar tus problemas y supongo que esto es debido al estrés o al cansancio como lo
llamen. Es un consejo que te doy. –Pues está bien te hare caso.
-¿Debo entender que han firmado mi sentencia?. –No te pongas tan loco. Es cierto que
tus actitudes nos han causado problemas, pero tú sabes siempre hemos confiado en ti.
No eres un narco o un sicario para llamarte como cualquier cosa, si no que eres un
profesional y queremos que te retires como se debe de una manera digna.
-De acuerdo ¿Qué tengo que hacer? -Llegar hasta el final, pero solo. Esta es la primera y
última vez que nos vemos. El teléfono de contacto ya no existe, lo elimine y puedes contar
con que no te volveré a llamar. Debes llegar siempre hasta el final y en los términos
acordados. Vas a cobrar tarifa triple, pero queremos que lo hagas rápido y pronto.
-Está bien. Acepto. Sin apoyo, solo. Acepto. -¿Alguna pregunta antes de que me vaya?
-¿Por qué tengo que liquidarlo? -¿Realmente te importa saberlo?
-Es mi último trabajo. Tómalo como la curiosidad de un jubilado. -¿Por qué no. Bien.
Victor Mujica está jugando bien sucio con todo el mundo. Es un hombre muy hábil,
inteligente, vivo, y sobre todo no tiene los papeles manchados, está limpio de cualquier
delito. Qué suerte. Ese tipo no se ha pasado ningún semáforo rojo en toda su vida, pero si
tiene en jaque a varias sociedades que negocian con drogas en Estados Unidos. Ha
montado un tablado armado a la ligera que le permite proveerse en todos los mercados
asiáticos y que ha hecho bajar mucho los precios. Esto no les gusta para nada a los
colombianos ni a los que viven en Miami. Pero no lo pueden derrocar ya que esta
resguardado porque él se ha buscado una de las mejores protecciones. - ¿La DEA?
Eso mismo moja, los de la DEA quienes lo cuidan mucho. Y lo mas importante es que
este hombre tiene una mercancía muy barata y lo raro de aquí es que es de una calidad
muy buena, por esto debes eliminarlo.
-¿de cuanto tiempo dispongo? De muy poco. Tienes una reserva en concorde de mañana,
y luego en new york te espera un boleto de la TWA para México D.F. la sorpresa que se
llevo de Estambul destruyo todos sus planes. Tienes que encontrarlo y actuar antes de
que reaccione. ¿Quiénes eran los fiambres de bazar? Novatos, matones de la DEA de
Estambul. Creían que eras un sicario enviado por los colombianos. Mujica te salvo ya que
pensó que eras su correo, que le traias la plata de una remesa de heroína. Bueno ya
conoces la historia killer, suerte.
No podía creer que me enfrentaba a mi último trabajo, siempre imagine jubilarme a los 50
años junto a mi minon francés pero la jubilación me está sorprendiendo solo.
Luego fui a una de esas avenidas donde encuentras a muchas mujeres ofreciendo sus
servicios, habían de toda clase de etnias y pronto encontré a una que me llamo la
atención, pelo castaño, baja y de una boca pequeña y roja.
Al llegar al hotel el tipo que era el recepcionista miraba con menosprecio la cortísima falta
de mi acompañante, le dije que era mi hija y se puso muy nervioso jaja.
Pase la noche con esta mujer, me imaginaba a mi minon francés así que cuando
estábamos abrazados le empecé a hablar como si fuese ella.