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ANALISIS VALORATIVO:

competitividad y productividad

Alumnos:
Jessica Carolina Hurtado Menece ID: 296100
Elsa Yamile Zapata Diaz ID: 887273

Docente: SANDRA

NRC: 40-57735
MACROECONOMIA

Corporación Universitaria Minuto De Dios


Cuatrimestre – 2024 I
04 De marzo
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EL DESARROLLO PARA UN PAÍS PRODUCTIVO

Para comenzar quiero resaltar la productividad y competitividad de un país como Colombia


ya que por este medio nos hemos dado cuenta en estos últimos 20 años es el único camino
que conduce a un mayor nivel de vida de la población y en un largo plazo, ya como lo hemos
visto en clase la vida es probabilística y nos presenta constantemente fluctuaciones que nos
generan una gran incertidumbre sobre el futuro.

La productividad juega un papel primordial en la competitividad de un país y debe entenderse


como el mejoramiento de la capacidad productiva, y del entorno general, buscando la
eficiencia, es decir, mejorando el producto, la eficacia, los salarios etc., sin desmejorar algún
otro indicador, pero con un estilo donde se encuentre un equilibrio entre un modelo racional y
lo aportado por la escuela de las relaciones humanas.

En este mundo en el cual la economía del conocimiento es cada vez más importante como
fuente de ventajas competitivas, la educación y la formación de capacidades laborales son
esenciales para un país exitoso.
Existe una relación directa entre mejoras en educación y mejoras en productividad, por lo
cual el mejoramiento del capital humano es fundamental para avanzar hacia la prosperidad
colectiva. Las experiencias exitosas de transformación productiva han logrado una
articulación entre sus esfuerzos de capacitación y acumulación de conocimiento específico, y
las potencialidades de los sectores productivos.

Colombia ha diseñado una estrategia de competitividad de largo plazo que se fundamenta en


la necesidad de realizar una transformación productiva, la cual implica producir más y mejor
de lo que tenga mercados dinámicos a nivel local e internacional, y producir nuevos bienes y
servicios de mayor valor agregado y sofisticación tecnológica.
Para lograr este objetivo, se debe trabajar en impulsar el desarrollo de sectores de clase
mundial, un salto en la productividad y el empleo en los sectores tradicionales, avanzar en la
formalización laboral y empresarial, el fomento de la ciencia, tecnología e innovación y en
estrategias transversales que permitan la eliminación de barreras para la competencia y el
crecimiento de la inversión, dentro de las cuales se encuentra el fortalecimiento de la
educación y las destrezas laborales.

Una economía competitiva necesita la articulación entre la educación media y la superior, que
tiene un papel decisivo para el desarrollo de destrezas laborales y formación de recurso
humano calificado, y orientado a los sectores estratégicos para el desarrollo del país. Las
universidades se quejan del bajo nivel de formación de los nuevos estudiantes. Así, por
ejemplo, se encuentran severas deficiencias en comprensión de lectura, que en ocasiones
generan situaciones cercanas al analfabetismo funcional. Otra limitación se relaciona con la
expresión oral y escrita de los muchachos, ya que son escasos los colegios que en forma
ordenada trabajan estas competencias con sus estudiantes. Finalmente, es realmente
angustiante el bajo nivel de inglés con el que salen los bachilleres a pesar de que en ocasiones
han recibido esa asignatura durante al menos cuatro años.

Además, se debe continuar trabajando en la disminución de la brecha en la composición de la


educación superior, ya que países desarrollados como Inglaterra tiene una distribución
inversa a la de Colombia. Esto genera que en no pocas ocasiones los tecnólogos del SENA
(Servicio Nacional de Aprendizaje) salgan a ganar mayores salarios que algunos jóvenes con
un título profesional en derecho o contabilidad. Hay que buscar que la oferta en educación
superior se adecue más a las necesidades del mercado laboral, público y privado.
En América Latina, antes de iniciarse la apertura económica, la productividad estaba
creciendo a bajo ritmo casi con un estancamiento, y este fenómeno fue uno de los principales
argumentos para la liberalización tanto del comercio internacional como del régimen de
inversión extranjera.

La productividad media de la empresa latinoamericana es apenas un tercio de la


correspondiente a las empresas de los países desarrollados. Cerrar esta brecha de productividad
requiere de un gran esfuerzo hacia la modernización tecnológica tanto de los equipos y de las
tecnologías de proceso, como de las formas de organización del trabajo y de la producción,
también sumamente atrasados. Sin embargo, se mira tal modernización con recelo puesto que
se teme que la contrapartida de tal aumento en la productividad sea una disminución en el
empleo.
La competitividad, se puede definir como la capacidad de los países para insertarse
exitosamente en la economía mundial. Ahora la competitividad de una nación es el grado al
cual se puede producir bajo condiciones de libre mercado, bienes y servicios que satisfacen el
test de los mercados internacionales, y simultáneamente incrementar los ingresos reales de sus
ciudadanos. La competitividad a nivel de nuestro país Colombia está basada en un
comportamiento superior de la productividad.

La teoría del comercio internacional que asumía la competencia basada en las ventajas
naturales estáticas por dotación de factores ya ha sido superada, las economías nacionales
deben desarrollar ventajas competitivas dinámicas mediante estrategias de desarrollo
científico y tecnológico que les permitan insertarse en fracciones de mercado que posibiliten
el intercambio internacional o hacer frente a los productos de bajo costo que amenacen
inundar sus propios espacios, desplazando producción y empleo domésticos.

Para mejorar la productividad y la competitividad de las naciones, es necesario pensar en la


ciencia y tecnología en donde el conocimiento y sus múltiples aplicaciones son elementos
centrales para el desarrollo económico y social de las sociedades contemporáneas.

La productividad
La productividad debe entenderse como el mejoramiento de la capacidad productiva, y del
entorno general, buscando la eficiencia en el sentido de Pareto, es decir, mejorando el
producto, la eficacia, los salarios etc., sin desmejorar algún otro indicador. La brecha entre las
capacidades científicas y tecnológicas de los países industrializados y los países en desarrollo
es una de las manifestaciones contemporáneas de la persistencia del subdesarrollo y también
una de sus causas mayores. Asimismo, el potencial humano de un país es fundamental en la
implementación de esas nuevas afluencias de tecnología, así como el grado de capital foráneo
es importante como propagador tecnológico.

Las incursiones teóricas sobre la influencia positiva de la investigación en ciencia y


tecnología reafirman la importancia del factor. Por lo tanto, se señalan cuatro tipos de
innovación.

1. Aprender haciendo: mediante una mayor incorporación de capital humano en la función


de producción, se generan externalidades que determinan mayores niveles de crecimiento.

2. Capital humano: una mayor inversión en educación se fundamente en que esta hace parte
del desarrollo tecnológico, y es esencial en las decisiones de los empresarios para alcanzar
mayores aumentos de productividad.

3. Investigación y desarrollo: una continua indagación con el fin de no abrir una brecha en
el conocimiento empresarial cambiante.
4. Infraestructura pública: los aportes del estado con sus políticas que faciliten la
productividad y la competitividad.

La competitividad de una nación es el grado al cual se puede producir bajo condiciones de


libre mercado, bienes y servicios que satisfacen el test de los mercados internacionales, y
simultáneamente incrementar los ingresos reales de sus ciudadanos.

Los estados, deben buscar procurar aumentar sus inversiones en ciencia y tecnología para
mejorar la productividad de su entorno económico y al mismo tiempo ser relativamente más
competitivos en el ámbito mundial.

Los determinantes de la competitividad de Porter


La instauración de la competitividad como un objetivo de desarrollo latinoamericano
presupone tener alguna idea sobre cómo se promueve y apoya a los países en la elevación
sostenida de la productividad de sus diversas actividades.

De acuerdo con Michael Porter, cuatro factores pueden ser determinantes en la


competitividad:

1. La dotación del país, en términos de cantidad y calidad de los factores productivos básicos,
así como de las habilidades, conocimientos y tecnologías especializados que determinan su
capacidad para generar y asimilar innovaciones.

2. La naturaleza de la demanda interna en relación con la oferta del aparato productivo


nacional; en particular, es relevante la presencia de demandantes exigentes que presionan a
los oferentes con sus demandas de artículos innovadores y que se anticipen a sus necesidades.

El 8 de agosto el ministro de Hacienda de Colombia radicó en el congreso una reforma


tributaria que busca recaudar recursos adicionales con el objetivo mantener la estabilidad
fiscal del país y reducir las desigualdades y la pobreza. El Departamento de Economía y el
Centro de Políticas Tributarias de la OCDE analizaron dicha propuesta en detalle.

Se prevé que el PIB (Producto Interno Bruto) crezca un 6,1% en 2022 y un 2,1% en 2023. El
consumo privado es el principal motor de la recuperación, alimentado por un repunte gradual
del empleo. La fortaleza de los precios de las materias primas ha mejorado los términos de
intercambio y está apoyando los resultados fiscales, en un contexto de demanda externa
creciente.

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