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ENSAYO - FORMACIÓN HUMANÍSTICA 2 ALUMNO:

SANCHEZ Ulises

¿Cuál es la finalidad de todo cristiano en esta tierra, en dónde está centrada su


vida? Hablar sobre la vida de todo hombre que busca a Dios y trata de conocerle es mirar
no solo el amor por Aquel que amó primero a todos, sino más aún, es hablar de Aquel
que amó primero y lo sigue haciendo todavía hoy. Ese amor inagotable que Cristo da a
nosotros se evidencia en su misterio más grande, y aquí, es donde encontramos el
centro de nuestra vida. Jesús se entrega todo en cada Misa, en cada comunión lo
recibimos completamente, como quien recibe un amigo en su casa. Al amigo se lo recibe
completo, no deja partes de su ser antes de visitar la casa y así lo hace Dios ¿Es su
amor por nosotros limitado?

Como el sol que atraviesa muchas ventanas y sin embargo sigue siendo uno, así
nuestro Señor se alberga en cada una de las almas dispuestas a recibirle. Por ello,
nuestros corazones deben ser sagrarios vivientes, para albergar su cuerpo y espíritu. No
alcanza solo con amarle, más bien, el que ama trata de estar con su amado todos los
días, y por eso, el amor más grande a Dios lleva a querer adorarle y recibir su cuerpo y
su sangre todos los días en la Comunión, en cada Santa Misa.

En la celebración litúrgica damos rendidas gracias por este regalo infinito, sin
embargo, no nos alcanzaría toda la vida para devolver tanto amor recibido. Lo hacemos
en base a aquel mandato ministerial del mismo Jesús; una misión que tiene como fin el
memorial de su Santa Cena. Allí el mismo Dios actualiza en cada Misa su santo sacrificio.

Pan y vino, fruto y trabajo del hombre; no es que la ofrenda posea en sí todo el
condimento necesario para que se lleve a cabo una operación tan milagrosa, sino que
desde la eternidad vio Dios que no había nada en el mundo para que los hombres
pudieran ofrecerle para redimir sus pecados. Por ello se entrega el Hijo, y esas especies
son la ofrenda que Él mismo eligió para que el hombre aporte como muestra de sacrificio.
Más aún, nosotros también nos podemos ofrecer en cada Misa, todas nuestras penas y
esfuerzos diarios, todo nuestro ser, para aportar a esas especies que Dios consagra.
Este es un banquete pascual preparado por el mismo Dios, Cristo mismo se hace
presente en la persona del sacerdote para consagrar las ofrendas. Si nos detenemos un

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ENSAYO - FORMACIÓN HUMANÍSTICA 2 ALUMNO:
SANCHEZ Ulises

momento a pensar esto, caeremos en cuentas de todo lo que Jesús nos tiene
preparado en una vida de Fe en sus misterios.

El mismo Cristo, hizo una promesa de cariño inmenso para todos los peregrinos
en esta tierra, la de estar con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos. Claro,
Dios es nuestro Padre, y un padre no abandona a sus hijos pequeños a la suerte de los
peligros del mundo. Si Él no hubiera permanecido con nosotros, la Iglesia hubiera
perecido hace tiempo frente a las tempestades, muy por el contrario, Cristo, cabeza de
la Iglesia, y nosotros la Iglesia peregrina, vamos andando con el valor de aquel cristiano
que andaba errante por el mundo en vuelto en sombras, como rezaba el Padre Pío.

Él, todo lo puede y todo lo ama, podemos preguntarnos entonces si negar este
amor es negarlo a Él. Quien ama de verdad trata de hacerlo sin medida, y este
sacramento de amor es muestra insondable de cuanto nos ama. Entenderlo a fondo
desde su raíz, es cosa imposible, misterio, del mismo modo que no podemos explicar
cómo surge y se da en Dios el amar a cada uno de nosotros, y el cuanto y su cantidad.
Sus muestras de afecto calman nuestra insuficiencia intelectual. Por ello, nuestra
respuesta debe ser la de corresponderle con nuestra vida en todo momento. Y cuando lo
hagamos, poseeremos un gozo más grande, nadie se niega a sentir un amor más grande
y sentirse amado. Solo hay que dejarse querer.

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