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EL PODER MÁS GRANDE DEL MUNDO 23-02-2013

INTRODUCCIÓN: Saludo y oración por la Palabra

¿Ha escuchado algún hermano de la congregación quejarse sobre la actitud o actuación de otro hermano?
Tal vez se ha preguntado. ¿Cómo es posible que esto pueda ocurrir en la iglesia? Incluso puede haber
preguntado: ¿Esto es lo que enseña el pastor o los pastores de la iglesia?

Hoy haremos algunos apuntes al tema “el efecto de ser amados por Cristo”. El propósito es que todos demos
testimonio de la presencia de Cristo en nuestra vida. Leamos el texto en 2da. Corintios 5: 14-17

“Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;
y por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por
ellos. De manera que nosotros aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo
conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura
es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

Como explica Pablo, el amor que Jesús mostró en la cruz, es el poder más grande que existe.
En griego se utiliza la palabra ágape, que es el amor de Dios: el más puro, el amor más profundo, expresado
no mediante meras emociones sino como un acto de la voluntad. Es el amor sobrenatural e incondicional
que Dios nos tiene, revelado de forma suprema en la muerte de nuestro Señor Jesucristo en la cruz por
nuestros pecados. Es éste el amor sobrenatural que El quiere producir en usted, y a través de usted hacia
otros, por medio de Su Espíritu Santo. El amor se fundamenta en el carácter de la persona que ama y no en
cuán digno es el objeto de ese amor. Algunas veces es amar "a pesar de" en vez de "debido a". Dios subraya
la importancia de esta clase de amor, por medio de la pluma inspirada del apóstol Pablo en 1 Corintios 13.

En este hermoso y singular pasaje de la Biblia, Pablo escribe que, sin amor, todo lo que usted pueda hacer
para Dios o para los demás carece de valor. Considere estas palabras:
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o
címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia y si tuviese toda la
fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes
para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me
sirve”.
En otras palabras, nada de lo que usted haga por Dios o por los demás tiene valor a menos que esté
motivado por el amor de Dios".

Entonces veamos lo que la palabra de Dios nos quiere explicar en este tiempo.

1. EL AMOR DE CRISTO NOS DEFINE (v. 14)


Cuando Él murió, lo hizo para rescatarnos del pecado; se sacrificó para que nosotros pudiéramos
vivir. Pues es obvio, que la forma de vida que tenemos gracias a Él, de ninguna manera puede ser la
misma vida que llevábamos. El amor que motivó su sacrificio, ahora nos define como hombres
libres, y al definir nuestra nueva personalidad, lo que es todavía viejo, feo y sucio en nosotros está
destinado a morir.

2. EL AMOR DE CRISTO NOS DIRIGE (v. 15)


Vana y sin consecuencia hubiera sido su muerte sin la gloriosa resurrección que le siguió. Al
levantarse de la tumba, Jesús hace visible el poder de su sacrificio de amor y lo extiende a los que
mueren a su antigua forma de ser, para que junto a Él puedan resucitar en una personalidad
enteramente nueva. Son personas que tienen los ojos puestos en Jesucristo, su creador de quien
han recibido la vida y para quien viven a partir de ese momento.
3. EL AMOR DE CRISTO NOS CAMBIA (v. 16)
Esto quiere decir que ninguno que ha nacido en Cristo, debe juzgar o se debe esperar de él las
mismas reacciones, pensamientos o actos, que eran características de su vieja humanidad. Este
hombre o mujer engañador, iracundo, malicioso, inmoral, en fin…este ser humano que usted
conoció, y aun si se trata de usted mismo, ya está dejando de existir. Hay un hombre espiritual,
formado según el modelo de Cristo. ¡A ese conocemos ahora! No a la criatura carnal que hubo, sino
a la espiritual.

4. EL AMOR DE CRISTO NOS HACE NUEVOS (v. 17)


Antes de toda creación, Dios ya había hecho una imagen de cada uno de nosotros; sabía
exactamente cómo nos quería ver y cuál era nuestra razón de ser. Pero no correspondíamos a esta
imagen, éramos sólo criaturas distorsionadas y manchadas de aquella imagen. El amor de Cristo
nos hizo de nuevo, para desarrollarnos con todo lo que necesitamos conforme al plan original,
como lo dice en efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creación en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
Puede ser que esta nueva criatura todavía sea tierna, débil y a la manera de ser de un recién
nacido. Tenga cuidado pues de su crecimiento, y que no permanezca en un estado infantil e
imperfecto, sino que por el contrario tengas un desarrollo a la medida del varón perfecto que es en
Cristo Jesús, pues en tus manos está el capacitarte, el prepararte día a día para llegar a dicha
estatura; sólo tiene que tener la disposición en tu corazón y Dios hará contigo según su voluntad; la
cual es buena, agradable y perfecta, pero por sobretodo santa.

CONCLUSIÓN:
Si de tal manera nos amó Cristo, que en una cruz dio su vida inocente para los culpables… ¿Quién es usted,
quién soy yo, quiénes somos nosotros para querer resistir el poder transformador de su amor? ¡No insista
en continuar con las conductas del hombre viejo, ya está en usted una nueva naturaleza! Oriente pues su
vida según patrones nuevos: en santidad, manteniendo la paz y gozando de la comunión con Dios.
El lo ama tanto que envió a Su Hijo a morir en la cruz por usted, para que pueda tener vida eterna. Su amor
no se basa en su desempeño. Cristo lo ama tanto que, aun siendo usted un pecador, murió por usted. El
amor de Dios por usted es incondicional e inmerecido. El lo ama a pesar de su desobediencia, de su
debilidad, de su pecado y de su egoísmo. El lo ama lo suficiente como para proveerle un camino a la vida
abundante, a la vida eterna. Desde la cruz Cristo exclamó, "Padre, perdónalos porque no saben lo que
hacen". Si Dios amaba tanto a aquellos pecadores, ¿puede imaginarse cuánto lo ama a usted, que es Su hijo
por medio de la fe en Cristo y además alguien que trata de agradarlo?, gracias al Señor Jesús.

Y antes de continuar con la Oración final, siento la necesidad de invitar a xx para que acepten el Poder que
nos regala Dios a través de su hijo, nuestro Señor Jesucristo. Es un llamado muy especial de amistad y de
compromiso por aquel que nos amó primero, y que puedas así, experimentar el poder más grande del
mundo.

Es la oportunidad para que comience a disfrutar de una vida plena en la comunión y la paz verdadera que Él
nos promete según el poder de su palabra y en ese inmenso amor que derramó por nosotros en aquella cruz

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