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Mucho se discuten las razones, pero pienso que son tres interrelacionadas entre sí. Primero,
la caída de la inversión privada desde el tercer trimestre del 2022 hasta el segundo del
2023. Las cifras son: -0,5%, -4,1%, -12% y -8,1%. La inversión privada es el 80% de la
inversión total; si no aumenta, no crece la economía. Existen diversas causas de la caída,
pero en el fondo se encuentran las expectativas negativas, que son creencias que todos nos
hacemos sobre la evolución futura de las variables económicas y sociales. De acuerdo con
las encuestas de expectativas del BCR, se encuentran en terreno negativo (tramo pesimista)
desde que comenzó la campaña electoral para las elecciones generales del 2021. Quien no
confía, posterga sus decisiones de inversión hasta que observe un período más calmo.
Quien iba a tomar un crédito hipotecario, prefiere esperar. Y entonces se frena el
crecimiento. No debemos subestimar el poder de las expectativas: para volver a crecer
antes hay que volver a creer.
El resultado es que el consumo privado, que representa el 65% de la demanda interna solo
crecerá un 0,3% este año, muy por debajo de su promedio histórico que es de 3% anual. En
simple, si los ciudadanos no compran, las empresas no venden y, por ende, no producen. ¿Y
por qué no compran? Porque no aumenta el empleo, consecuencia de la caída de la
inversión privada.
Si vemos solo el lado positivo, ¿qué pasa? Para entenderlo imaginemos que quiere
construirse una casa. Primero necesita cimientos. Pues las fortalezas de la economía son los
cimientos. El Perú los tiene como se ha comprobado en el párrafo previo. Sin embargo, los
cimientos no bastan, pues hay que construir encima de ellos. ¿Por qué? Porque lo que
entrega el bienestar a todos los ciudadanos es la casa y no solo los cimientos. Necesitamos
cimientos y casa (calidad de vida para todos). Tenemos cimientos, pero no casa. ¿Qué
significa construir la casa? Mejorar salud, educación, seguridad, infraestructura y vivienda
para todos. Eso falta hace mucho tiempo.
Si el Estado gasta mal el dinero que recibe del crecimiento económico, entonces no
mejorará la educación ni la salud y, por lo tanto, hipoteca el crecimiento futuro. Aquí lo
grave es que la productividad (rendimiento por trabajador) no aumentará. Si vemos
América Latina, el Perú es el país con menor productividad.
¿Cuál debe ser el objetivo? Un crecimiento sostenible y estable y un gobierno que sepa
cómo usar el dinero recibido. Eso no es todo, pues no puede dejarse de lado la necesidad de
una mejora institucional. En el Perú nadie cree en las instituciones, salvo contadas
excepciones. Y en ese ambiente es complicado esperar grandes mejoras.
Con insumos agrícolas a precios inasequibles, préstamos y créditos con altas tasas de
interés y, además, con fenómenos climáticos impredecibles, la situación de inseguridad
alimentaria para el año venidero resulta preocupante. Asimismo, a causa del estrés hídrico
hay un efecto directo en el decrecimiento del rendimiento de los cultivos, lo que los hace
más costosos.
Según la última evaluación del MEF, el sector agrícola registró en abril una caída de 20%
del área de cultivo, la peor cifra en más de 25 años. Este porcentaje empeorará por las
lluvias en zonas como el norte y selva, así como fuertes sequías en el sur.
Según Midagri, hasta mayo, la quinua tuvo el más alto decrecimiento en su producción (-
48.1%). Además, la papa, el maíz, las habas, la quinua y la avena están siendo afectados
junto con la producción ganadera y de animales menores. Finalmente, los productos
amazónicos de exportación como el café y el cacao también están sufriendo de roya y la
broca, respectivamente.
El impulso de propuestas como, por ejemplo, en obras públicas con soporte técnico es
crucial si queremos menguar en algo el impacto del fenómeno de El Niño Global que se
avecina. Asimismo, esto evitará el abandono de zonas productivas, brindará ingresos y
asegurará la alimentación. La promoción de un “reactiva agrícola” que llegue directamente
al productor para que pueda invertir en insumos para asegurar las próximas producciones es
trascendental.
Por otro lado, la extensión agrícola debe trabajarse mediante capacitaciones de los
pequeños agricultores, así como fomentar investigaciones que involucren no solo el
apartado agrícola, sino también la debida comercialización de los cultivos agrícolas.