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Se toma en cuenta que Rusia dentro del área internacional, adquirió una
posición predominante rápidamente, convirtiéndose en una amenaza al equilibrio de
poder en Europa. Sin embargo, irónicamente este poder fue conservado gracias a
ellos. Sin estos, Napoleón y Hitler hubieran logrado establecer imperios universales.
Asimismo, el nacionalismo se convirtió en un principio dominante de Prusia,
Rusia y Austria, que tenían cada vez menos necesidad de unirse para una defensa
común. Cuando estas grandes potencias (Francia era hostil, la Gran Bretaña contaba
con una política de aislamiento, Rusia ambivalente por su conflicto con Austria), se
miraban entre sí, ya no se observaban como socios potenciales, sino como oponentes
peligrosos y mortales, por lo que la confrontación, el uso de la fuerza como método
de demostración de quien tiene le verdadero poder, se había convertido en el
mecanismo utilizado por la diplomacia.
Tocando nuevamente al segundo revolucionario, Bismarck se consolidaba
como la figura dominante de la diplomacia europea hasta su destitución. Con vistas
a su gran objetivo, que sería la paz para el Imperio alemán, pero con la necesidad de
establecer buenas relaciones con Rusia, sin abandonar a la Gran Bretaña, que estaba
en conflicto con los segundos mencionados. No logró gestionar la rivalidad
geopolítica cada vez más feroz entre Rusia y Austria, que superó la unidad de los
monarcas conservadores aliados, vista como una amenaza mortal que obstaculizaba
significativamente el sistema de alianzas impulsado por Bismarck.
Como los norteamericanos, también los rusos consideraban que su sociedad
era excepcional. Pero cuanto más se acercaba Rusia a la India más despertaba la
desconfianza británica hasta que, en la segunda parte del siglo XIX, la expansión
rusa por el centro de Asia, en contraste con la marcha de los Estados Unidos al
Oeste, se convirtió en un problema de política exterior.
El equilibrio del poder del sistema de Viena, con el que estaba familiarizada
la Gran Bretaña, se había alterado radicalmente. Y como se necesitarían decenios
para que se hiciera explícita la amenaza alemana al equilibrio europeo, las
preocupaciones de la política exterior de la Gran Bretaña durante el resto del siglo se
centraron en Francia, cuyas ambiciones coloniales chocaban con las de la Gran
Bretaña, especialmente en Egipto, y en el avance de Rusia hacia los Estrechos,
Persia, la India y después hacia China. La Gran Bretaña creía que sus intereses en el
extranjero estaban amenazados por este movimiento.
Rusia, en su carrera de expansión, desarrolló un método de conquista que,
debido a la separación de los centros políticos occidentales que no tenían una idea
certera de la realidad, se transformó y basó su política en la distancia y la confusión.
Asimismo, debido a los múltiples conflictos dados, Bismarck, un hombre
lleno de recursos, se consideraba que su diplomacia había producido una serie de
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provocando que sus socios la abandonaran ante una alianza hostil. Entonces los
países comenzaron a aceptar riesgos que no correspondían a sus intereses históricos.
A lo largo de la historia se han formado alianzas para fortalecer a las naciones
en caso de guerra. A medida que se acercaba la Primera Guerra Mundial, la primera
cuestión importante era fortalecer estas alianzas. Los gobernantes de todas las
grandes naciones simplemente no previeron la cantidad de tecnología a su
disposición ni las poderosas alianzas que formaron, y aparentemente esperaban un
conflicto breve. En conclusión, no esperaban ni imaginaban que sus políticas
irracionales causarían pérdidas terribles y habría una destrucción masiva,
destruyendo casi por completo todas las civilizaciones, devastando el orden político,
económico y social de Europa, preparándolo para un escenario que
impensablemente, sería considerado aún más destructivo (la Segunda Guerra
Mundial).