Resumen. El comportamiento social de los hospedadores afecta la composición de las
comunidades bacterianas asociadas a ellos, los biólogos han reconocido durante mucho tiempo los efectos del comportamiento social de los hospedadores en la transmisión de parásitos y patógenos, sin embargo, técnicas recientes de alto rendimiento, independientes del cultivo, han ampliado enormemente el alcance de lo que podemos medir, extendiendo esta perspectiva a comunidades bacterianas completas. Se han informado correlaciones significativas entre la composición del microbioma y la cohabitación social o la membresía en grupos en humanos, primates no humanos, carnívoros, roedores, insectos y aves, por ejemplo, las parejas reproductoras de gaviotas tridáctilas, chimpancés o babuinos que viven en el mismo grupo social, y los humanos que comparten el mismo hogar, muestran comunidades microbianas más similares entre sí que los individuos en sus poblaciones respectivas en general, en algunos casos, estas relaciones se han extendido a los genes codificados por la microbiota del hospedador. Aunque la mayoría de los estudios se centran en las comunidades asociadas a la piel y al intestino, la investigación sobre otros microbiotas (como la cavidad oral, la vagina, la cloaca y las glándulas odoríferas) sugiere que el patrón puede ser generalizado en diferentes sitios. del cuerpo, la similitud en la colonización microbiana entre compañeros sociales puede deberse al contacto con fuentes ambientales compartidas o similitudes en el comportamiento que crean nichos ecológicos similares en las comunidades microbianas, especialmente a través del consumo de dietas similares. Sin embargo, la explicación exacta de las asociaciones observadas entre las interacciones sociales y la similitud del microbioma a menudo no está clara, a excepción de la transmisión a través de la coprofagia, solo unos pocos estudios han logrado argumentar de manera sólida que la transmisión directa entre hospedadores juega un papel importante en la configuración de la composición del microbioma, estos estudios señalan posibles diseños de investigación para identificar tales efectos y han contribuido a desarrollar un paradigma emergente de dos niveles para entender los efectos sociales en el microbioma, considerando tanto la estructura social general (como la cohabitación en grupos) como las interacciones sociales más detalladas. y diferenciadas a nivel individual (por ejemplo, las redes sociales dentro de los grupos).
La transferencia de microbios entre hospedadores que interactúan socialmente se considera
un componente importante en el cálculo de costos y beneficios de la vida en grupo, sin embargo, la capacidad para medir con precisión la función del microbioma sigue siendo limitada, lo que dificulta la comprensión de la relación entre la transmisión social de microbios y la salud o la aptitud del hospedador en la mayoría de los casos. Los métodos de secuenciación de alto rendimiento metagenómicos y metatranscriptómicos pueden proporcionar información al revelar los genes codificados y expresados por las comunidades microbianas, estudios de este tipo han identificado microbios causantes de enfermedades y genes de resistencia a antimicrobianos entre las taxas y secuencias compartidas a través del contacto social. Sin embargo, no todos los microbios tienen la misma probabilidad de transferirse a través de rutas sociales, y aquellos más dependientes de entornos especializados asociados al hospedador podrían ser los más propensos a transmitirse. La pregunta de qué Texas se benefician más de la transmisión social sigue siendo abierta, y la búsqueda de respuestas se ve limitada por nuestro conocimiento incompleto de los estilos de vida bacterianos y sus funciones dentro de los hospedadores, además, aunque los argumentos que vinculan la vida social con la transferencia beneficiosa de microbios suelen asumir una coevolución a largo plazo, factores ambientales pueden provocar cambios rápidos en las comunidades microbianas del hospedador, al menos en el intestino, esta observación sugiere un acoplamiento coevolutivo más débil de lo pensado anteriormente o un patrón coevolutivo más complicado, como la adaptación a la plasticidad dietética en lugar de una dieta constante. Los microbios generan señales químicas que los animales utilizan en su comunicación social. Aunque las interacciones sociales pueden modificar la composición y función del microbioma, los microbios también pueden afectar el comportamiento social del hospedador. Uno de los principales mecanismos de estos efectos es a través de señales químicas; existe evidencia considerable que indica que algunos animales cultivan bacterias productoras de olores específicamente para usarlas en la comunicación social, dado que las comunidades bacterianas asociadas a animales pueden ser moldeadas por contactos sociales, relaciones familiares, genotipos y entornos, tienen el potencial de comunicar información sustancial sobre sus hospedadores. Varios estudios han observado correlaciones entre características del hospedador (como sexo, jerarquía social, membresía en grupos sociales), las comunidades bacterianas en las glándulas odoríferas y los compuestos volátiles que emanan de estas glándulas, enfoques experimentales, como manipulaciones de la dieta o interacciones sociales, eliminación del microbioma del hospedador mediante intervenciones antibióticas y reintroducción de especies individuales, o el uso de animales libres de gérmenes, son importantes para probar la causalidad y desentrañar la base mecánica de estas señales. Por ejemplo, experimentos en moscas de la fruta (Drosophila melanogaster) han demostrado que las bacterias intestinales median en señales olfativas relacionadas con la atracción social, las preferencias de apareamiento y el reconocimiento de parientes, de manera similar, en ratones de laboratorio, investigaciones cuidadosas han permitido a los científicos dilucidar las vías metabólicas involucradas en la producción de trimetilamina, un compuesto volátil propuesto como señal de identidad de especie. Ensayo. La interrelación entre el comportamiento social de los hospedadores y la compleja composición de sus comunidades bacterianas ha cautivado el interés de los biólogos a lo largo de la historia, durante décadas, se ha reconocido la influencia palpable del comportamiento social en la transmisión de parásitos y patógenos entre individuos, marcando un punto de partida crucial para entender las dinámicas microbianas en contextos sociales, din embargo, el panorama ha experimentado una transformación significativa gracias a las técnicas de alto rendimiento, independientes del cultivo, que han revolucionado nuestra capacidad para sumergirnos en las intrincadas relaciones entre el comportamiento social y las comunidades bacterianas completas. La investigación contemporánea ha arrojado luz sobre correlaciones altamente significativas entre la composición del microbioma y factores sociales como la convivencia y la membresía en grupos, estos hallazgos transcurren a través de diversas especies, a abarcar desde humanos hasta primates no humanos, carnívoros, roedores, insectos y ave, ejemplos notables incluyen parejas reproductoras de gaviotas tridáctilas, chimpancés o babuinos que comparten el mismo grupo social, así como seres humanos que cohabitan en el mismo hogar, en todos estos casos, las comunidades microbianas exhiben una notoria similitud entre sí, destacando la influencia persistente del entorno social en la configuración del microbioma. En un nivel más profundo, algunos estudios han ido más allá al explorar la relación entre el comportamiento social y los genes codificados por la microbiota del huésped, este enfoque revelador ha desentrañado una conexión más íntima entre la expresión genética microbiana y las interacciones sociales, subrayando la complejidad de cómo la conducta y la genética microbiana coevolucionan de manera intrincada. Estas asociaciones entre comportamiento social y microbioma sugieren que la similitud en la colonización microbiana entre compañeros sociales va más allá de una mera coincidencia, puede atribuirse a la exposición compartida a fuentes ambientales y similitudes en el comportamiento que generan nichos ecológicos similares en las comunidades bacterianas, especialmente notable es el papel desempeñado por la dieta, donde la elección de alimentos similares entre individuos socialmente conectados contribuye de manera significativa a la convergencia de sus microbiomas.
A pesar de que la mayor parte de la investigación ha puesto el foco en las comunidades
microbianas asociadas a la piel y al intestino, es intrigante observar cómo este patrón se extiende a otras microbiotas ubicadas en diversas regiones del cuerpo, como la cavidad oral, la vagina, la cloaca y las glándulas odoríferas, estos descubrimientos sugieren que la influencia del comportamiento social en la composición bacteriana es un fenómeno generalizado y abarcador, extendiéndose a lo largo y ancho del cuerpo de los hospedadores. La similitud en la colonización microbiana entre compañeros sociales no solo se limita a una simple coincidencia, sino que se conecta de manera intrincada con la exposición compartida a fuentes ambientales, la proximidad constante entre individuos que comparten su entorno social conlleva inevitablemente a la exposición a microorganismos similares presentes en el ambiente, moldeando así de manera colaborativa las comunidades microbianas que habitan en diferentes partes del cuerpo. Además, las similitudes en el comportamiento social no solo crean conexiones emocionales y dinámicas sociales, sino que también generan nichos ecológicos similares en las comunidades microbianas, la adopción de comportamientos comunes, como hábitos de higiene, patrones de sueño y actividades compartidas, contribuye a la homogeneidad en el entorno microbiano. De manera fascinante, la convergencia en el consumo de dietas similares entre individuos socialmente vinculados emerge como un componente destacado, este último aspecto resalta la importancia del estilo de vida y las elecciones dietéticas en la configuración del microbioma, evidenciando cómo nuestras interacciones cotidianas y hábitos alimenticios ejercen una influencia directa en la similitud microbiana entre individuos socialmente conectados. En consecuencia, este fenómeno complejo demuestra que el microbioma no es simplemente un reflejo aislado de las características individuales, sino más bien un producto dinámico y colectivo de las interacciones sociales y ambientales, estos descubrimientos subrayan la necesidad de comprender la interconexión entre el comportamiento humano y la microbiota de manera holística, reconociendo la multidimensionalidad de factores que contribuyen a la diversidad microbiana en el cuerpo humano y en el de otras especies. En última instancia, la investigación en esta área no solo ofrece una perspectiva más completa de la influencia del comportamiento social en la salud, sino que también plantea preguntas intrigantes sobre cómo nuestras elecciones diarias afectan no solo nuestras vidas, sino también a los microorganismos que nos Acompañan en este viaje. En la búsqueda de comprender las complejidades de la interacción entre el comportamiento social y las comunidades bacterianas, este ensayo ha explorado un fascinante entramado de conexiones que revelan la íntima relación entre la vida social de los hospedadores y la composición de sus microbiomas, a lo largo de las páginas, hemos transitado desde el reconocimiento ancestral de la influencia del comportamiento social en la transmisión de parásitos hasta la era contemporánea, donde las técnicas de alto rendimiento han iluminado un panorama más detallado y completo. Desde gaviotas tridáctilas hasta seres humanos, las correlaciones significativas entre la composición del microbioma y la cohabitación social han surgido como un fenómeno generalizado en diversas especies, este fenómeno se extiende más allá de las comunidades asociadas a la piel e intestino, a abarcar la cavidad oral, la vagina, la cloaca y las glándulas odoríferas, revelando así la omnipresencia de la influencia social en el mundo microbiano. La similitud en la colonización microbiana entre compañeros sociales se ha revelado como un fenómeno intricadamente conectado a la exposición compartida a fuentes ambientales, no obstante, va más allá de la mera exposición, involucrando similitudes en el comportamiento que generan nichos ecológicos similares en las comunidades microbianas, destacadamente, la elección de dietas similares entre individuos socialmente vinculados se erige como un factor crucial, subrayando la importancia del estilo de vida y las elecciones dietéticas en la configuración del microbioma. Este análisis colectivo resalta la trama intrincada y bidireccional entre el comportamiento social y la genética microbiana, desde la expresión genética de la microbiota hasta la influencia del comportamiento en la colonización microbiana, este tejido invisible revela cómo la vida social y la microbiota coevolucionan, tejidas juntas en el complejo tapiz de la existencia. Fuente de información. Archie A Elizabeth (2015) Social behavior and the microbiome, ScienceDirect. Behaviolar Sciences. El sevier.