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Venezuela crece bajo apertura económica, pero persisten dudas

sobre intenciones del régimen


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Tras perder más del 80% de su tamaño, la economía venezolana comienza a dar
sus primeros tímidos pasos hacia la recuperación, gracias en parte a una especie de
sigilosa apertura económica que está fomentando el crecimiento, dijeron expertos,
aunque admitieron que el régimen no ha cambiado de ideología. El escenario apunta a
que el 2022 será mejor para la economía que sus antecesores en Venezuela, en medio de
lo que ha sido la peor crisis económica de su historia.
Algunos organismos multilaterales proyectan que el país cerrará este año con un
crecimiento del Producto Interno Bruto cercano al 3% o al 4%, el primer saldo positivo en
ocho años. Aun cuando en la recuperación también inciden factores como el alza de los
precios del petróleo y un mayor ingreso de las remesas que provienen del exterior, el
crecimiento también está siendo alimentado por el gradual relajamiento de los controles
sobre la economía. Pero los expertos que hablaron en un foro organizado esta semana por
el portal de análisis “La Gran Aldea”, advirtieron que los cambios que están siendo
permitidos obedecen más a necesidades puntuales del régimen por reanimar a la
economía que a una verdadera intención de abandonar el socialismo. “Los cambios que se
han hecho no son ni sostenibles ni dan espacio para el optimismo; son cambios que están
inspirados en la coyuntura y tienen un carácter puramente pragmático, de adaptarse a la
situación para poder sobrevivir”, dijo Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios
Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello. “Lo único que está
haciendo el gobierno es delegar en otros temporalmente por lo menos aquellas cosas que
no puede hacer, como lo es la importación de alimentos y como lo es el tema monetario,
[adoptando una filosofía] de vivir y dejar vivir para dejar que otros se traten de hacerse
cargo de los problemas que el gobierno no ha podido hacerse cargo”, agregó.
El régimen de Maduro ha estado aplicando a lo largo de los últimos meses un
proceso silencioso de apertura económica, dejando ingresar el capital privado a sectores
que previamente habían sido usurpados por el Estado. Los grandes beneficiarios de este
proceso han sido “empresarios amigos” del régimen a quienes se les exige lealtad, pero
que de alguna manera están propiciando cambios dentro de la actividad económica
venezolana. Maduro “ha optado por permitir la liberación de áreas completas de la
economía venezolana, pero de contrabando, sin decir que lo hace, no como parte de un
giro estratégico en el camino hacia el socialismo bolivariano.
En Venezuela hay una apertura económica caótica, sin articulación de ningún tipo,
sin respaldo en las leyes (y) sin la restauración de los derechos de propiedad”, escribió
recientemente el columnista Pedro Benítez en La Gran Aldea. La transformación se ha
hecho en sigilo con solo dejar de aplicar las estrictas regulaciones que años atrás
asfixiaron a gran parte de las empresas y la actividad económica del país. Comenzó
primero con la abolición de hecho del control de cambios, siguiendo luego con la
liberación de las importaciones y la suspensión de las fiscalizaciones de los precios, explicó
Benítez. Posteriormente, continúo con la dolarización de facto de la economía, que ayudó
a contener en parte la espiral hiperinflacionaria y se extendió con la apertura de ciertos
sectores de la economía al capital privado, añadió.
Aun cuando esos pasos han brindado resultados favorables para la economía,
“nosotros no podemos interpretar jamás esto como un cambio de modelo. Quienes dicen
que esto es una transición, inclusive económica, se equivocan”, agregó Alarcón, de la
Universidad Católica Andrés Bello. Henkel García, director de la firma Econométrica, dijo
durante el foro que Venezuela podría haber dejado atrás su ciclo hiperinflacionario y la
tasa podría cerrar este año en un nivel cercano a los dos dígitos, aunque manifestó que
este es solo uno de los distintos pronósticos posibles. Y el crecimiento económico actual
de la economía venezolana, aunque sigue siendo una buena noticia, es solo un pequeño
paso ante lo que ha sido la monumental contracción de los últimos años. “Estas tasas de
cuatro o cinco por ciento [que están siendo proyectadas] son insuficientes”, dijo García.
“Con una contracción acumulada de 80% (...) para recuperar ese nivel inicial necesitas
crecer 400%”, dijo García. Por otro lado, la reactivación económica se está produciendo
del lado del comercio, con un mayor consumo de productos importados, y no del lado de
la producción interna. Eso significa que la recuperación económica no se traduce en una
mejora en los salarios o en la calidad de vida de las personas. Paola Bautista de alemán,
directora del “instituto de formación empresarial Forma”, dijo que el proceso de apertura
económica que registra Venezuela, al carecer de un sustento legal que garantice su
continuación, difícilmente puede ser visto como un proceso duradero.
Tampoco podría conducir a una verdadera transformación política en Venezuela,
advirtió. “Lo que el país está viviendo... es una perestroika criolla que no tiene un
glasnost”, dijo Bautista. “Y una perestroika sin glasnost... tiene un techo de crecimiento
que si bien gotea en algunos sectores de la sociedad no es capaz de subsanar los niveles
de pobreza que son escandalosos, y los índices de desigualdad. Los indicadores de
pobreza, de hecho, son aterradores.” Según datos brindados en el foro por la asesora en
seguridad alimentaria y nutrición pública, Susana Raffalli, unos 14.8 millones de
venezolanos, equivalentes a la mitad de toda la población venezolana, requiere de ayuda
humanitaria para poder sobrevivir. Eso no quiere decir que la otra mitad esté viviendo
bien. Todos los venezolanos han sido afectados por la actual crisis humanitaria, pero son
14.8 millones los que están padeciendo los peores golpes del colapso económico. Entre un
tercio y un cuarto de la población requiere de ayuda humanitaria urgente para poder
comer, enfatizó la académica.

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