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CAFITULO fl

LA PR U D EN C IA

virtud
T) sconnrlros que la prudencia- esenuna Ia razo¡
I("ü;áú-i- iirYo asiento está
somos capaces
6tict-i"á,- y gracias a la cualque voluntad
ái*áéiái"ii"át los medios -Ia Es1 pugs:
alcanzar Su fln'
áE¡"*
"Jóóáéi-para
i"árir-á-dúi"" incumbe la carg? de eu-tar^l.o^s
pues' elra
;;ü A"=iá; otras tres virtudes' rlace.r
áiüü J caoa una Io que es necesario
;;ü.ji,ñ;"nforme a ta razó¡; qi la const-
de aqur en
-en hemos. g'e hacer
áÉií"iJJ,--como
;&íñiél su actividad concreta' se nos
;;;;;;éi'á como manif-estándose por 911.P:-
que consrrru-
iñ"'a?-éüat1¿ades - intelectualesintegrante-s'
;;. ;ó. decirlo así, las partes
'3f;;ütñ-óruáélte e!' ante todo' un hom-
prudenci?-esta
¡ñ'qüé lá¡e iecordar., pues Ia
iuá¿=uoa-e" la expe4encia, y Ia experrencra
'rü'iitit?"-át Gqoró ae los récuerdos' sraclas
á" iói-"uár"s podemos hacer que PeioI-e- Ltle:-
ensenan-
í.á-uiál pt"iente. -por medio de las memorr.? oe
áe núestta vid-a pasada' La
oité áqúi- há¡Iamos no es -evidentementeeslo
"ál -la
."iñpülaéuitad. de recordar,. aunque,
de
iüii5iiiuvá-lá- base; es más bien el ar¡e
340 E. crlsoN.-sro. rouÁs DE Aeurro SEGUNDAPARTE.-CTPÍTULOU 341

conservar con cuidado los recuerdos que Do- prudencia"


forme a nuestra defiirición de la gracias aI
drá más tarde tener necesidad de corisultar. a-liiá ie t¡ca encontrar el medio
La virtud de la prudencia no descuida nada óuái,tn un caso .dado,-el nn ce-19l?ll.q9:^,qs
de lo que puede facÍlibar y reglar nuesüras éf iib rracer jamás mal, se encontrara reaü-
operaciones, ni siquiera los procedimientos zá¿ól rle aqdÍ por-.q-ué.la prudencia leouie-
mnemotécnicos, con ayuda de Ios cuales flja- ñ üir; cierla óuaütlad -adivinatoria -d-t¡--il-
mos más cómodamente nuestros recuerdob: i;leóló: que Ie permitirá formular - correc¡a-
asociar a imágenes sensibles, que se retie- ññü'ei*ptflciipig pariicuiar de la acción
nen fácilmente, porque lo sensible es el ob- ^cada- ciriunstancia determinada'
jeüo propio de nuestro conocimiento, las ideas ñióiái en
FLlo nav además qtra.-cosa que una aptrtuo
abstractas, que 5e retendrfa"r¡ difÍcilmente so- una. habilidad éspecial .que ad--
ñiiútui," hay-especie
Ias; poner nuestras ideas en orden, de ma- áüirir. una -m'eaios de entrenamiento
para
nera que se encuentren nuestros recuerdos áüs'cüütit lós que- se.imponen en cada
pasando de unos en otros, y reflejar y medi-
óaso particular. Pata adoqir!1 elt?s.99lll9?-
tarlos cuando su importancia es tal que que- des, el que quiera ser-.prudente no oescu(ra-
Iemoq conservarlos; es decir, de una parte, iá,'pleü-áiñg'nn medió; será dócil v. sier,n-
imprimirlos fuertemente en nosotros por un -instruirse-, según los mejor- .rn-
esfuerzo inicial de atención, y,.por otia par- ilib -próiio a
ibrmbdos; aprenderá eI arüe de razonar bien
te, esforzarse a menudo por enüretener su re- páá no'err-ar en.sus deliberaciones; será
g¡rerdo, evocándolos. Por otra parte, la inte- óir-cunspecto. para tener cuenta de todas las
ligencia Juega necesariamente-un iro papel éiióüñsianciasl v usará de precaución para no
en la virtud de la prudencia. También-aquÍ deiar entrar nada malo en su acfo; -pgr-oso-
ya no se trata del intelecto, potencia del áI- 6"é*to¿o, v este es el principal arte del hom-
ma por la que percibimos los principios pri- bre prudehte, sabrá prever el porveqy',-.t,l-1
meros del conocimiento. sino - solo -de ünd porque
visióir harto azarosa,'v'es recae soDre ru-
cierta cualidad del intelecto. En tanto que -imposible. hacel de
facultad del alma, eI intelecto instituye ios irir'il cóñtiñeénéias
ella una ciencia,'es-pero tan necesana' gle..su
principios universales que se conviertén en en cierto modo, idéntico
las mayores de nuestrog silogismos morales: ñ-óhbit mismo
áT-de-Ía virtud a quien sirve;, prudencia es
no debe hacerse mal a nadie; pero la pru- piever, es decir' prévisión de Ia maner-a co'
dencia tiene por objeto determin-ar lo qué es ilo ióÉ actos v sücesos han de desarrollarsey
necesario hacer en tal caso particular oa¡a óntrlit moménto en que se desea el fin.
no hacer mal a nadie; lo difÍ¿il es, puesl en- el momento en que será consegulctg' g[acras
contrar la menor del silogismo, el <esto serÍa a los medios que la prudencia acaba de es-
hacer el mal...> en los casos particulares en coqer.
que nos coloquemos; en una palabra, y con- --éó¡isideremos
ahora esta virtud a Ia obra
34? E. crr,soN.-sro. roui{s DE AeúrNo
SEGUNDA PARTE.-CAPÍTIJLO II 343
en eI vas[o dominio que le pertenece. Nadie
puede dudar que no se encuentre en sus do- tiene por oflcio reinar so'ble la ciudad
minios cuando se pt.opone regular Ia vida o sdbre el reino, de una manera especlar
moral individual, puesto que ésta es su fun- y más perfecta, y por 'esto se considera
cron propia, y, por consiguiente, santo To- óue el saber reinar es una esp'eciede
mas no rnsiste; pero interesa, por eI contra-
r1o. poner en evideneia la extensión consÍ- irudencia. (Sum. teol., II, II' qu. 50' ar-
derable que somete a su censura la vida sG tÍculo 1.)
cial entera, e importa más todavÍa eI com-
prender por qué ia prudencia es una virüud Perotambién es una pruciencia, y no de las
cte más en más perfecta a medida que su menores.saber obedeceraI gobiernoy. some-
campo.de acción se desarrolla y su aut-oridad terse a é1 librementeen atenclonal blen oer
se extiende. Se concebirá es[o claramenLe fstaAo. Llámaseesta virtud <virtud política)
cuando se haya reflexionado primeramente y es Ia virtud propia de los súbditos,asr co-
en lo que es la virtud del bieñ sobernar. v ino la nrecedent'eéra la virtud propia de los
especÍalmente en io que es la virtud de ei'ei- reyes.
cer bien Ia autoridad en la forma mejor de
gobierno: la monarquía.
Los movimientos del siervo obe'decena
las órdenes de su señor, y é1'está sorn'eti-
Pertenece a üa prud.encia reinar, pres- do al que le ma.r:da,pero de 'distinta ma-
cribir, y po esto ,cada mo,do espe,ci.alde nera que los seres desprovistosde razÓn'
gobernar y d,e prrescribir corrnporta una los s,eresinanimados, que son mudos par'a
especie correspondiente de prudencia. quien los mu'eve. Los seres anima'dos y
Pero está manif.esto que aquel cuya fun- lb's seresdesprovistosde razón, en efecto,
ción es reinar no solarn,ente sobr,e sÍ sim'plemente obran por los otros, porgqc
mi$mo, sino toda'vÍa sobre esas comuni- no ejercen sobre sus actos el dominio
d'ades p,erfectas que son una ciudard o ' que conflere el libre albedrÍo; 'así,la r€c-
un leino, ejence el go,bierno bajo una titud d€ su gobierno no reside en ellos
forrn-a especiaL y perfea,ta. Un gobierno, mismos, sino solam'ente en aquellos qu€
.en efecto, es tanto ,rnás perfeclo, ouanto los mueven. Los hombres, Por el con-
es más univorsal, se ,extÍende a rnás co- trario, sean siervos o stlbditos por cual*
sas y consigue un fin más lejano; así, quier tÍtulo, obran por las prescrip'ciones
pu€s, la prudencia conviene al rey, quo d,elos otros, rperode tal forma que obran
asf sob,re ellos mlsrnos por su libre alhe-
344 E. crLsoN.-sro. II
PARTE.-CAPÍTULO
SEGUNDA 345
"ToMÁsDEAer¡rNo
drÍo; por esto, una cierta recti,tud en la Por la misma razón añadiremos una ul-
manerLa de gobernar es r.equerida en tima especiea las tres especiesde pruden-
ellos, porque se dirigen por sl misrnos cia precedentes:la del jefe de ejército.
en la ley de l,a dbediencia a sus princi-
pes, y por esto a está esrpeciede pruden- Las operaciones del arte y de,la razón
cia se tre ha dado e1 nom,bre de politiea. deben esta'r conformes con las de l'a na-
(Surn. teol., fi, II, gu. 50, arrt. 2.) turaleza, qu,e han sldo institufdas por la
rázón díviha; pero la naturaleza üiende
a dos cosas: 6lrirnerarnente,'a regir cada
Esta virtud cardinal puede v debe orime. cosa consld'erada en sÍ misima; en se-
lamente particularizarse to¿avia para'llegar gundo lugar, a resistir' a guien la ataoa
hasta el detalle de los objetos que entian áe fuena y puede des'truirla. A causa de
en su dominio. esto, la nátürabza no ha dado solam'ente
a loi animales la facult'ad coneupiscible
oue los rnueve hacia los obj'etospropios
Es, en efe,cto,la naturaleza del objeto á c'onservarlos.sino también 1o ir'ascible,
la que, según se le considere ,en general gracias al cual e,l animal resist'e contra
o €n particuilar, en todo o en parte, di- sus engmigos. He aquf por qug las o'ge¡a-
v,ersi,fiea las artes y las virtudes, y, a su ciones que ob'e'decena la razon no Gelten
vez, esta diversirdad haoe qu,e tal virtud Doner dn obra so'lamente la prudencia
sobresalga a tal otra, Pero está ma,ni- óo[tica. para disponer conv€nientemente
fl€sto qu'e una farnllia es inüerrne,diaria io que r'e-quiereel bien co'mún,sino tam-
entre una sola p'ersona part¡cular y un.a ¡ieñ U,prúOencia rnilitar, para responder
ciud,ad o r'eino, pues l,gual que uná ,sol,a ¿ tos asbl'tos de los enemieos (Ibfd.' a. 4.)
persona partioular es una pa.rte d,e su
familia, asÍ tarnbién una fa.rnilia es una
parte de su ciudad o de su .reino; y pu,es A la DrudenciaasÍ consideradaen sus.di-
'versai
que hemos distinguido la pnrdencia en óaries, se añaden tres virtudes,-extre-
g_en'eral, por la que uno solo se gobierna, madaménterelacionadas,a las que debemos
asisrrar aquí sitio, y que nos es prec$o €stu-
de la prud,encia porlfti,ca,es neeesario que diai en p-artlcular. Primeram-entg'Ia vlrÚuq
la economÍa domés$ca se distinga -de oüá se püe¿e llamar virtud del buen conse-
ambais. (Sum. teol., Iit, II, qu. b0, aft. 3.) iq-"i-oé"it, tt que nos hace capacesde de'

j
346 E. crr,soN.-sro. ToMÁsDEAerrrNo 347
SEGUNDA PABTE.-CAPÍTt'LO II
liberar bien, se subordina inmediatamente
a la prudencia, pero no se confunde con ella. pa"l. el buen consejo se ondena €n vlsta
áé-'ta prucencia cómo en vista de una
virtrl¿ superior, y sin la c-ual no $'eria
E[ ofbjeto propio al que tiende ]a virtud etla,mismá una virtud, como tamipoco las
es eü asto que ,ella hace busno; po,r esto, virtu'des morales sin la prudencia ni' nin-
a actos dlf er'entes dehen corr'esponder suna virturd Sin la caridad. (Sunx. teal"
virtudes dif erentes, so'br.e todo cuando
no es por la mis,m,arazón por lo que los éu. 51, art. 2. Concl')
actos son bueno,s.Si, ,en ef'ecto, s,e en- EI vicio opuesto a la. prudencia. en g.ene-
contiara. en ellos la misma razón d,e ral, es el que se llama, Ímprudencta'y er.vr-
bondad, estos ac€os dife¡entes procede- cio opuesto a un buen conseJo'en partrcu-
úan de la mlsrmavfrtud, asi cormoI'a bon- lar, due es el que constituye la caus-am-as
da'd de un amor, de un dese,o,de ,una di- frecuénte de confusión y de error en las oe-
cha, dependen de la,misma cosa y proce- liberaciones,es la precipitaciÓn.Esta et'(pre'
sión no es. sin duda, más que una meterora
den, por gon'secuencia,de [a qnisma vlr- orestada al orden sensiblepara expresar un
tud de caridad. Pero los 'aotos Ia ra- inovimiento puramente interior, pero e-sex-
zón difieren 'entre ellos cqno rlo'de
que pro- presiva. Precipitarse es, literalmente' t¡rarse
y
ducen noson buenos ,por üa misma ra- bor un precipicio, es decir, roclar' en vez <re
zón; otra, ren,efecüo,es,1,a
razón qu,ehaoe a üescendérgrádo a grado.
un hom,bre oapaz de delib'era,rque la qtre
le hace capaz de juzsar hien, y. aun Pero la cum'bre d'el. alma es la razÓ,n;
la que tre h,ace capaz d,e prescribii bien, fo-Uáio son las opereciones.efestua'das
y la prueba manifi€sta es que estas di- por el cuerpo; Ios grados lntermeq-los'
que es necesario d'esc'enderen oroen'
vers&s cualidades se encuentran a me-
nudo separadas unas de otras. Deb.e, iün: ta memoria del pasado, Ia inteli-
pues, h,aber una virtud d,ebuen consejo. sencla del presente, Ia habilidad de pr'e-
que haga al hombr,e ca{paz de delib-erár ler el porvenir, el razonamlento'- que
bien, y otra virtud, la prudencia, que com'para unos a oüros, y la doci'lidad' por'
c'apacite al hornbre para pféscribir bien; la cüal se accdd'eal sentimiento'de sus'
y como no se delibera r¡Iás güé-en vista mavoret. He aquÍ los grados por los que
de una pr'escripción, que es el fln ¡rrinci- el úue deílibera bien d'esciende hasta 6u
arté; pe¡o eI qüe se d'ejrallwar a obmr
I

348 E. crlsox.-sro. roMÁs DE AQUTNo SüGUNDA PARTE.---CAPÍTULO II 349


¡
arrastrado por su voluntad o por su pa- por el contrario, los que estárL privados
sión, des,cuidando los gFa'dos interm,edira- de estra virtud son llarnaldosaoótetot, BS
rios, d& mu,estras d,e pr,ecipiiacion; y degir. insensatos. Pero suced,e que actos
pues que e{l d'esorrden en la d,elibefración dif,erent'es y que no derpenden de la
es un acto 'de imprudencia, está mani- misrna causa, correspontden a virtudes
flesto que ei. vicio dre Ia pr,ercipitación está diferentes; y está, por otra par¡e, maúi-
contenfdo en la inapru'dencia. (Surn. flesto que la bu€na caüi'dad d'e la d'etlihe-
teol., fI, II, 53, 3.)' ¡ación y la buena calidad d'el. iutrcio no
Pero. descendiendo asÍ a los d.etalles de las depedClen d'e la misma caus'a, pu'es que
operaciones subordinadas a la virtud de la hay m,r¡c[raspersonas que deliberan bien
prrrdencia" haremos constar la necesidad de y que no son, sin efi-nbargo,muSt sensa-
reforzar con una virtud anexa una oDera- üas, es d,e'cir,cacac,esrde iuzgar bi,en. Su-
eión más inmediatamente importante aun oede ,arqufcqmo en las clenaias espe€ula'
que la deliberación: el juicio, en razón del tivas: ,algunos son buenos para la lnves'
cual la prudencia prescribe y cierra la de- tigación, po que su razón ,está pronta a
überación. Este juicio no es aquel por el
cual concluimos las especulaciones absürac- discurrir e'n todos sentidors, probabtre-
tas en el orden de las c-iencias. pero sí aouel rnette por una disposlc!ón natural de su
por eI cual decidimos Io que -es necesário facultad d,e irnaglr¡ar, qu'e pu'ed,eformar
hacer en un caso particular; la experien- fácilrn'ente imágenes distintas, y,.sln em-
cia muestra muy a menulo, que multitud de bargo, no son sisrnpre capaoes d:e iuz-
sabios están desprovistos de bue¡ sentido, gar bien a causa de un defecto d,el inte-
y es, pues, de una virtud específicamente tre'cto, que r,esu'lta p,rincipelmente de la
distinta de 10 que se trata.
mafla disposi,ción de su sentido conún,
El buen sentido conñere la reciitud d,e que juzga ,rnal. Debe, pu,ss, necesaria-
julcio, no ,en e'l ord,en espercula,tivo, sino mente hajber por fu,era d,el buen consejo
en l'a.s accion'es p,artiCular,es, sobr,e las otra virtud, qu'e es la d,el bien juzgar,
que obra la prud,encia;, por eso s.e da en y a la que se llama buen sentido'
griego el nornhre d,e ouvetola los que po- (Sum. teal., II, IrI, qu. 51, arü. 3. Concü.)
seen esta vir.üud (sunesis en latin). es
decir, de gén'eros sens,atos,o bien eóouuerou, El vicio opuestoa esta virtud es el mis¡nb
hunhr,es de bu,En ñentido; de rrnodo que, que se opone a la tercera virtud relacionada
II
PARTE.-CAPÍTUTO
SEGUNDA 351
350 E. crlsoN.-sro. To![¡{s DE aerrrNo
la prudencia no es el propio nn del juzgar'
con .la prudencia: la perspicacia. Esta vir- pue-ssólo iuzga pata poder prescribir; pero
tud úItima recae, en'efecto, sobre el juicio. brescribir no es suflciente: es necesarloaüe--
como el buen sentÍdo; pero es un juicio que ñerse a Io que se prescribe-; todavía aqul'
debe ejercerse en circunstancias excepcio- pues, un vicio amenaza a-la, prudenc.ra'y
nales, y donde, por consiguiente, el simple esta vez en la permanencra mrsma oe su
buen sentido no basta. La naturaleza obra propio acto: es la inconsta,ncia.
según reglas ñjas, y lo que predice el des-
arrollo de un germen tiene razón de prede-
cir que este desarrollo se ha¡á normalmente; La lnconstancia consisie en renggar
sin embargo, a veces .se equivoca y es un de'I buen propósito gue se nos ha fliado'
nlonstruo imprevisto lo que nace. Pero el y el principlo d,e un renegami€nto_ C'e
que hubiese podido Juzgar, no desde el pun- éste género está siem'pre en la facultad
to de vista de las leyes ordinarias de la na- afpetitiva, pues no se reni'e'ga el bien
turaleza, sino desde el punto de vista de Ia que prifnerarnente se p'ropone sino a
p¡ovidencia divina, habrÍa corirprendido que
esta derogación de lañ leyes ordinarias de- causa de un ,plac'errdeso¡dena.doqu€ gra-
bía producirse de acuerdo con las leyes más vita sobre cualquier o'bj€to; pero este
universales, que solo por Dios son conocid.as. renegar sólo se consutna por una fa'lúa
El hombre de buen sentido es el que sabe de la rrazón, fa:lta que conslste en que re-
juzgar las situaciones ordinarias de la vida pudia lo que legitimamente debi€ra aoep-
moral, invecando lds. reglas normales de Ia tar. Pero el qrie ella no resista al im-
cóndi¡eta; pero existen situaciones anorma- pulso de las pasiones, aunque elt4- pu-
les, en las que las derogaciones de las reglas
habituales de la conducta se requieren para die¡a hacerlo, proviene de Ia debilidajd
-más de una razón que no se contiene flrme-
satisfacer las leyes superiores y univer-
sales, y la virtud de la perspicacia permite mbnte en el buen propósito que ha/bia
al juicio discernir estas leyes. EI vicio que se conoebido, y asf, enca,lninad,a al T€negar
opone a la vez a.l buen senüido y a.la pers- que la consurne, ,la inconstancia se con-
picacia es la inconsideración, es decir, la
negligencia de conslderar lo que está en vierte en un def'ecto de la razóir¡' Pero,
nuestro deber tomar en consideración para
puesto que toda recti,tt¡d de {a razón
actuar con reeto juicio. práctica proviene en cualqui€r sentÍdo
Todos los defecüos de que hemos hablado de la prud,encia, toda falta de esta rec-
&menazan las diversas óperaciones que nos titud provlene corr,elativam'en'te de la
hari 'parecldo requeridas pará conducir a ilnprudencia, V For esto, cuando nos 1€-
bien eI juicio de un hombre prudente; pero
352 E. crlsoN.-sro. ToMAsDEAeItrNo SEGIINDA TENTE.-CAPfTULO II 353

fe¡im'os a lo que la consumra, la irncons- tado desde do's puntos de vista. Pr¡ede¡
tancia proce'de de la imprudencia. Lo primexarnente, considerarse la inr¡enciÓn
rn¡smo, ipues, que la preciplt'ación nac'e mlsma de es,tos carm,inos, y pert€nec,e
de un defec,to en ,el ,aato d,e deliber,ar, y propiamente a la astusia, de la mlsma
la reflexión de un tdofesüo en el asto d€ manera que la 'lnvención de caÍninos ree'-
juzgar, la inconst,arnrcianac,e de un d,e- tos q'u,econducen a un nn legÍtirno per-
fecto en e,l 'acto d,e prescrihÍr, ,p,u,e6se ienec'e a la ,prud,enci'a,Fu,e'de,después,
llama inconstanie a aquel cuy,a razón no considerarse en la inve:}cÍÓn de 'estos
prrescrlbe üo qu,eestá deliberado y juzga- carrninos lo que es nec'esario h'aser para
do. (S¿n¿.teol., If, II, qu. 53, art. 5. Con- ponerlo en eie€ución, y ést'a es la maña;
dlusión.) la maña ,es,pues, en cierto modo €il po-
ner en ej,ecuciónla astuoia, a I'a qu€, por
Nos queda,por último, que considerar,pa- tanto, p,erüeneo'e. (Sum. teoil,., U, [I,
ra acabar con esto el estudio práctico de Ia qu. 55, art. 4. Conel.)
prudencia, una serie de vicios que, aunque
no la conürarian direcüamente,a menudo El fraude entrar'Ía a su vez en la misma
la limitan y, por decirlo asÍ, la parodian -de no es más que una
catesorÍa. puesto que
Bastará nombrar, por ejemplo, la prudencia variédadba-rticular Ia maña. Se puede,en
de la carne para que se conciba iñmediata. efecto. dar eI nombre de maña a todo pre'
mente la deformación que este vicio hace cedimiento dirigido a poner la astucia en
a la virtud de prudencia, ordenando todos ejecución por palabras o por acciones: eL
nuestros actos en vista de un bien corporal, nombre de fraude designa más proplamente
en vez de ordenarlos,como harÍa la.pruden- una maña que se traduce en acto: pero sj-
cia, en vista del soberano bien. Pdro hay queda sometido a la
eue siendo una maña v-poi
otros vicios donde se descubremenos fácil- ñrisma deflnición. Es, el contrario, más
mente el disfraz impuesto a la prudencia; diflcil marcar la diferéncia entre la verda-
por ejemplo, la astucia y la mañá. dera virtud de la prudencia y la simple in-
quietud de la.s cosas temporales, que se le
L¡a astucia consiste en tom,ar cerninos asemeja,nen algunos aspectos.
que no son sincerors,aunqr¡e sÍ simurla.dos
y aparentes, par,a conseguir ,un fln,cuajl- Unaa inquietud su.pone una cierta p'ena
qulera, bueno o rnalo. Pe¡o sl heeho de q,ue se torna al ad,quirir 'al'guna cosa;
tmrar üales cariinos puddte ser afrcrn- pero se disü)ensa mani:nrestarn€nie rnás
E:TIANilE GII^SON t2
354 E. crlsoN.+To. rouÁs DEaeltrNo p¡[rn.-cepftu¡,o
SEGUNDA rr 355

¡rena cu,ando hay miedo d,e perderla, y dado ya mi¡chos 'biehes lnás grandéS, sili
por esto, cuando se está cierto de adqui- que hayamos teni'do que inq,Uietaffios, a
rir[.a, la inquietud que se experiimenta es sa,ber: nuestro ;cu,erpoy nuestra alm6¡
rrlenori esto supuesto, la inquietud d'e después, porque DioS socorre las nesesi-
las cosas term¡rorralesplrede ser illcita porr dades de las plantas y de los animail'es
tres razon'es: primeram'ente, desd,e el sin el concurso d,el hormbr'e y segrln lo
,purr-tod'e vista de l,os objetos por los que qu'e con'vi'ene a su naiuraleza, y, por úfl-
experi,m,entamos,e.sta inqui'etud;'esdecir, üirno, ppr la providenci'a divina, cuya
cuando pers.eguimostrascosas terrnporailes ignorancia in'd,ucíaa los paganos a po-
como nuestro fln; y err este sentido, n€r su principal inquietud en la busca
AgustÍn declara en su ltrbro Sobre las de los bienes tomporatres. Por esto San
abras nzond,süic¿s: <Cuando e,].Señor diao Argustín deduce que deb'enros inquietari
<no tengáis inquietud por vuestra co- nos anüe todo por los bienes es'pirltuales,
mida ni por vuestros vestidos>,nos dice con la esperanzade eue los bienes tem=
qüe no tenga,trnosestas cosas por opje- poralles nesesarlos nos serán dados por
tos y que no hagarnos ipor armor a ellas añadidura si ha,cemos lo que debsmos
todo lo que la pnedicaclón de los Evan- hacer. (Surn. teol., Ir, II, qu. 55, art. 6.
gelios nos o¡dena ha,cer.> En segundo Concl.)
lugar, la inquietud de las cosas ternpo-
rales puede ser iliciüa en razón al exceso De este modo se encuentra a la vez re
de pena que nosotros ponemos para ad- suelta la cuestión de saber si debemos in-
qulrlrlas y que nos aparta de las.cosa.s quietarnospor el mañana.
espirituales, a las que dehernos, ante
to.,do,consa,gr'axnos;por esto San Mateo Nin'grln acto pu€de ser consi'derado
nos dice q.uela inquietud del ¡nundo aho- coorrovirtuoso sl no se rodea de las cir-
ga la .pa,labra de Dios. En tercer lugar, cunstancias desead'as.Pero una de estas
puede haher exceso de iernor cuando un cincunstancias es el tiempo conveniente'
hom,bre teme que si no hace lo que d,ehe, según estas palabras .del Ecl,esiastés:<En
no ha de faltarle 1o necesario, pues este toda cosa hai un tiempo Y una opor-
miedo está triplemente excluÍdo por el tunidad.> Y esto no es solam€n'üecierto
Señor, prim,era,mente, polque nos ha de los actos exteriores, pues se aplica
356 E. crLsoN.-sro. ToMÁsDEaeurNo
igualrnente a las inquietudes de antes.
A cada tiempo, en efecto, le conviene la
inquietud que tre es propia: al verano
conviene la de la cosecha, y ,ailotoño la
d'e la ven'dirnia,de tal suerte que tpreosu-
parse de Ia venrdimia en el verano serÍa
cargarse inutilmente con una zozobta CAPIT'ULO III
que mira,a los tiempos que han de,venir.
Y por esto el Señor tacha corno sup'er- LA JUSTICIA
flua esta solicitud, diciéndonos: (No in-
quietaros por o1 mañana.> A 1o que aña-
d'e: <El irnañana se ,cuidará de ,sí mis- pr. objeto.-plopio de ta justicia (justítid,)
rno.> Es decir, tendrá sru inquietud pro- rJ es a^quel:fo que es justo (justutn), es dv
pia, y que bastará para afligir el espÍri- crr. en nn o€ cuentas, lo que exige eI dere.
c.\to._(ius). Tl derecho que visa lalusticia se
tu, como indica Ia palabra siguitente: <"{, olvlde en dos: clerecho natural v derecho
cada día le basta su mal>, es decir, la positivo. Para que Ia justicia sea satislecha
aflicción que la inqui'etud aport/a. (Sunx, es necesario. en efecto, que asegure el resDe_
teol., ff, Iü, qu. 55, art. 7. Concl..) lo a la legalidad entre lás personas diferén-
tes interesadas por un mismb acto. pero esta
legalÍdad puede ser de dos maneras. SuDon-
gamos que se trata de cambiar producios:
podrá primeramente reglarse el óambio no
t-eniendo en cuenta más que la naturaleza
de los productos cambiadosl dando cada, unó
tanto _como recibe, y éste'será et deieóho
naturali pero podrá reglar el cambio invo
cando un pacto_ o convenio, ya privado, va
puprlco y-promutgado por el prÍncipe, y se¡á
un caso de cterecho positivo.
L_a ley escl'ila no és otra cosa que la fór-
mula de esüosdos derechos, aunqúé et céái-
go sos-tengadistinta relación con -el uno oue
con- el otro; e1 código contiene, en efec-[o,
el cterecho natural, pero no lo instituye. r:

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