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BístoríadorcB de Jndtas
Síomo I

apologética TE^i0toria be lae ^nbíae

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pia3a de Santa ana. nóm. lo.
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FR. BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 103
natural, contenidos todos en un hábito que
llaman los teólogos sindéresis, impreso en
CAPÍTULO XL nuestra mente, y aquella es la centella de la
lumbre del ya dicho entendimiento agente,
Donde secontinúa probando lo mismo que
como si estuviesen en un vaso de cristal ó de
en el capítulo precedente.
vidrio muy transparente. Contiene lo mismo
en sí ciertas conclusiones, que son las razo-
Proltado hasta aquí que estas intlianas nes de los medios proporcionados que, según
gentes son de su naturaleza de buenos en- razón, se deben tomar y tener para alcanzar
tendimientos por las causas naturales, de el fin, á las cuales devenimos guiados por los
aquí adelante quiero probar y demostrar fines, porque así como sirve
y guia el prin-
serlo asimismo por sus manifiestos propios '
cipio en las cosas especulativas ó de escien-
efectos. Estos no pueden proceder sino de
'^
cia, de la misma manera sirve y encamina
sotiles ingenios y muy buenos entendimien- el fin, y tiene razón de principio en las cosas
tos, uno de los cuales y muy principal es la operables, y que deben los hombres, bien
y
política y regimiento que tenían entre sí, el ordenadamente obrar ó hacer, según el Filó-
cual manifiesta su prudencia é ingenio, y sofo en el 2." de los Phisicos y en el 7." de
actos de buenos ^ juicios y de hombres * tan las Etílicas. Y porque por todo agente se pre-
bien como otras razonables gentes entendi- tende obrar por algún fin, como parece en
dos. Pero porque la gobernación y regimiento el 2." de los Phisicos^ y por consiguiente,
político y prudencia con que se rige presupo- por algún bien, porque el fin tiene razón de
ne á la gobernación y regimiento económico bien, de aquí es que todas las cosas apetecen
que es el de la casa y á la prudencia con que y desean, como dice el Filósofo en el i." de
se rige, y esta gobernación económica presu- las Etílicas; por esto el primer * precepto de
pone á la monástica, que es la gobernación la ley natural, y que contiene el hábito ya
de cada un hombre y á la prudencia con que dicho sindéresis, es: que habemos de obrar
se rige, veamos primero que de la política el bien y proseguillo, y huir el mal, y sobre
hablemos cómo los indios de estas tierras se este precepto se fundan todos los otros pre-
habían en las dos primeras; y así veremos ceptos de la ley natural que la razón prac-
cómo se proveían y gobernaban, ó se habían tica, que es la que discierne j distingue el
en el regimiento de sí mismos, que se llama bien del mal cuanto al obrar, naturalmente
monástica, quasi gobernación de uno, y en la aprehende y juzga ser bienes humanos y
doméstica ó paternal ó económica, en lo que convenir á los hombres. Y porque (como está
concierne al entendimiento y uso de razón, dicho) el bien tiene razón de fin y el mal
y después tractaremos cómo se habían y sus- razón de contrario, de allí es que todo aque-
tentaban antes que viniésemos los españo- llo á que el hombre tiene inclinación natural
les en la de la ciudad ó política. Para ^ ma- ó se inclina naturalmente, naturalmente lo
yor entendimiento de todo lo que se ha de aprehende ^ y juzga la razón ser bueno, y
decir, es bien presuponer según el Filósofo
, por consiguiente ser digno de proseguillo
en el 6." de las Ethicas^ y Sancto Thomas en hasta alcanzallo, y lo contrario de aquello
la Prima seeandce, cuestión 67, y en otras ser malo y digno de huillo y evitallo, por
muchas partes, que el fin de las virtudes manera que según la orden de las inclina-
morales es el bien humano, y este bien hu- ciones naturales que los hombres tienen, así
mano es vivir el hombre según razón cada es la orden de los preceptos de la ley natu-
uno, según el estado que tiene y según lo ral. Lo primero el hombre se inclina natu-
que pide y requiere aquel estado. El cual fin ralmente á que el fin ó bien, en el cual co-
no lo ponen de nuevo los hombres, sino que munica con todas las otras sustancias sensi-
el Hacedor de la naturaleza imprimió en bles ó insensibles,animadas ó inanimadas,
nuestra razón práctica ciertos principios na- y que toda cosa que tiene
esta inclinación es
turalmente claros, y notas que nadie puede ser apetece naturalmente la conservación de
ignorarlas por la lumbre que tiene cada uno su ser según la naturaleza de cada una, y
en su ánimo, que es el entendimiento que según esta inclinación pertenece á la Ifty
llaman agente, si naturalmente no es ligado natural todas aquellas cosas por las cuales
en el uso de la razón, como en los niños y la vida de los hombres es conservada, y por
bobos y mentecaptos; y estos principios, así las que es impedida la muerte que corrompe
notos y claros, son los fines de las morales su ser y las otras cosas nocivas é impeditivas
virtudes, son también los preceptos de la ley de la vida. De aquí es que el hombre es obli-

' 8U8. — 2 cuales.—* entendimientos, — • bien.—" la. * principio. — ^ la razón.


104 HISTORIADORES DE INDIAS
gado, de ley natural, á comer y á se curar se diversifican y varían las especies de los
cuando estuvieren enfermos. Son también hábitos, y diversos fines son el bien propio
obligados los hombres, por precepto de la ley de un hombre solo y el bien de la familia y
natural, á defenderse contra cualesquiera el bien de la ciudad y del reino; por ende
personas que injustamente les quisieren necesario es que haya prudencias diferentes
insidiar las vidas j procurar la muerte. Lo ó especies de ellas, según la diferencia de
segundo, tienen los hombres inclinación ^ estos fines, de tal manera que una sea pru-
más especialmente á aquello en lo cual comu- dencia, simpliciter dicha, que dejimos monás-
nican con los otros animales, y según esta in- tica, por la cual el hombre sabe regirse á sí
clinación aquello se dice ser de ley natural mismo en lo que toca al uso de la razón y
que la naturaleza enseñó á todos los animales entendimiento, procurando su propio bien, al
(conviene á saber): el ayuntamiento de macho cual naturalmente es inclinado y las cosas
y hembra para conservación de la especie de para la vida necesarias, y esta es primera
cada uno y la educación ó crianza de los hi- y origen y fundamento de todas las otras es-
jos y lo semejante. Terceramente, inclina- pecies de prudencia, como abajo se dirán.
ción tiene el hombre á aquel fin ó bien que La segunda prudencia es la económica, que
es según la razón, la cual es propia al hom- quiere decir que sabe bien constituir y dis-
bre, así como el hombre, naturalmente, es poner y ordenar la propia familia ó casa para
inclinado y desea saber las verdades, mayor- alcanzar el bien común de ella. La tercera
mente cognoscer á Dios, por lo cual dijo es la política, que dispone y ordena recta-
Aristóteles en el principio de su Ileihaphisi- mente las cosas pertenecientes para conse-
ca: Omnes homines natura seire desiderant. guir el bien y utilidad común de la ciudad ó
Es también inclinado el hombre, natural- del reino. Esta se divide en dos partes: la
mente, á vivir en compañía de otros, y según una es por la cual se sabe bien constituir y
esto pertenece á la ley natural todo aijuello poner las leyes que son convenientes al bien
que á esta inclinación conviene, como es que IDÚblico, y esta llama el Filósofo, Eihieas^
el hombre trabaje de huir la ignorancia y capítulo 9.", archiretórica, que es decir prin-
quiera saber las cosas que le cumplen y que cipal y que manda á los otros, la cual es
no ofendan á los otros con quien ha de con- propia de los príncipes, y que tiene suprema
versar, y que asimismo justifique no que- autoridad en la república. La otra es la que
riendo ni haciendo á los otros lo que no ejercita y pone por obra y ejecuta las leyes
querría que los otros le hiciesen, y todo lo constituidas, y obrando y regiéndose por
demás que á esto pertenece y toca. Y como ellas las conserva, y ésta pertenece á todos
está dicho, en nuestra razón práctica se con- los ciudadanos, quasi como los artífices mo-
tienen ciertas conclusiones que son los me- vidos por el arquitecto ó maestro mayor de
dios necesarios ó las razones de ellos para al- las obras, y Sancto Tilomas tracta de ésta en
canzar el fin por quien los hombres se mue- la Prima secundcp, quíestion 47, art. 12.
ven á obrar, y para que estos medios se pro- Aquestas tres partes de la prudencia son
porcionen á los fines, y cuando y como se partes subjectivas, y cadauna de ellas (según
deban tomar y usar rectamente de ellos, se el Filósofo) se divide en consiliativa y judica-
requiere alguna virtud en el hombre: aquesta tiva (conviene á saber); que en todas las cosas
es la prudencia que suele aplicar los princi- que se han de liacer tocantes al bien de sí
pios universales, que son los dichos fines, á mismo, el hombre particular ó á s\i familia
las iJarticulares conclusiones operables ó y casa, ó á la ciudad y república, es necesa-
que se han de obrar y disponer convenien- rio, que se presupone, que el hombre use de
temente los medios para alcanzar aquello razón, como no hay quien de esto dude; y
que se pretende por fin. Para efecto de lo este uso de razón consiste: Lo primero, que
cual, tres actos se atribuyen á la virtud cognosca y considere el fin y la razón del. Lo
de la prudencia. El uno es el consejo, que es segundo, que inquiera, discurra, y racioci-
lo mismo que inquirir ó buscar ó raciocinar. nando busque los medios conveniente con el
El segundo es juzgar de las cosas que inqui- consejo, y que es bueno y provechoso para
lo
riendo ó buscando se hallan, y estos son los los negocios que ocurrieren, discerniendo y
medios. El tercero es mandar, el cual consiste dividiéndolo también de lo que para ellos es
en la recta aplicación de las cosas inquiridas nocivo y malo. Lo tercero, sentenciando,
ó buscadas y juzgadas á nuestro obrar, y aprobando y admitiendo lo que conviene con
este es el principal acto de la prudencia, cuales actos manifiesto es ser ac-
el juicio, los
ítem, porque según la diversidad de los fines tos y operaciones propios de
la razón y cog-
noscimiento del entendimiento, y por consi-
* á aquello. guiente, de la prudencia, porque la pruden-
FR. BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 105
cia pres\ipone al enteiul miento,
i como esté y fin humano deseado y amado de todos; yá
subjetivamente en nuestra razón i)ráetica. se- esta semejanza y comparación, todas las
gún Sancto Tilomas en la Frinia secuiuhc, otras comunidades y compañías se determi-
quíestion ñ?, art. 3.",}' en otras partes. Tam- nan, como el Filósofo allí afirma: Omnes
bién cuanto á la rectitud tiene algo en el ape- autem societalis partibus civilibus simile.'<
tito, que es la voluntad, según el Filósofo esse videtur^ etf;étera; pues del deseo y ape-
y
Sancto Thomas, Prima parte, quíestion 22, tito natural de los individuos que deseen
y
art. 1 • y 12, qua^stion 58, art. .S.'-: Videhir apetezcan todo cuanto es por natura posible
prmlentis esse riri bene considere posse circa perpetuarse, no habrá quien de ello dude.
illa qum sibi bona et utilia siint ad totius vitce De lo cual so sigue haber precedido en cada
fíatum bene dirigcndum. Qunniobrem et i'ir una de las tres susodichas gobernaciones
pnidens est consultativus^ et infra: Itaque ne- cognoscimiento y consideración actual ó vir-
cesse est prudentiam esse hahitmn ciini ratio- tual del fin: inquisición, discurso, consejo,
ne vera qui non his agendis versatur qucesunt aprobación y juicio de verdadera razón de
hominibus bona. etcétera. Esto es del Filóso- hombres, y por tanto haber en ellos buen
fo en el 6." libro, cap. 0." de las Etílicas. Por uso y ejercicio de razón, y la virtud y hábito
manera que es imposible en cualquiera gober- intelectual subjectado en la razón práctica,
nación ó particular, que es la de cada uno, que es la prudencia de que hablamos.
ó económica, que es la de la casa, ó política
de cada reino ó ciudad (si es ordenada), no
haber cognoscimiento del fin actual ó virtual: CAPÍTLTLO XLI
inquisición, discurso y consejo, providencia,
aprobación y juicio de verdadera razón de En el cual se continua la misma materia
hombres, y, por consiguiente, haber en ellos de la jjrudencia, etc.

buen uso y ejercicio de razón y prudencia,


porque, según el mismo Filósofo, en el libro Hay en los tales, consiguientemente, pro-
3'a dicho, cap... de la Prudencia es ordenar videncia, que es la principal parte de tres
al fin las otras cosas que son para alcanzar el que contiene en sí la prudencia, que son ':
fin, ó por respecto de sí mismo, así como el memoria de las cosas pasadas é inteligencia
hombre prudente que bien ordena sus actos de las presentes, y providencia de las por ve-
al fin de su vida, ó por respecto de sus sub- nir: en cuanto de las cosas pasadas y de las
jectos en la familia ó en el reino ó en la ciu- presentes, entendidas, conjeturamos cómo
dad. Entonces, pues, es ordenada la tal go- habernos de proveer las venideras, porque la
bernación ó regimiento, cuando por las con- providencia importa respecto de alguna cosa
venientes, ordenadas y proporcionadas ope- distante en la cual aquello que al presente
raciones al fin, el fin se alcanza y en este fin ocurre, debe de ordenar, y por esto también
se dura y permanece, y por una orden via ó , se dice ser razón de la orden que se ha de
camino, mucho tiempo se puede sustentar, tener para alcanzar el fin, j en la orden ó
por manera que cuando el fin siempre ó por ordenación que se debe tener al fin, que
la mayor parte se alcanza, y éste dura y per- siendo recta se incluye en la razón de la Pro-
manece y se perpetua y prospera, señal es videncia; requiere rectitud de consejo, y de
que ha habido en los hombres orden j pro- juicio, y de precepto, sin los cuales no puede
porción y conveniencia de sus operaciones haber recta orden ó recta ordenación y apli-
y medios al fin que se pretende de la huma- cación de los medios para alcanzar el fin. Por
na vida, y este es vivir los hombres lo más el contrario, si no hobiese en los hombres
sin impedimento de la vida, y vida quieta, consideración del fin, ni usasen de la inqui-
descansada y suficientemente proveída; y sición del discurso de consejo y aprobación
que en cuanto posible fuere por natura sea de lo aconsejado y juicio de verdadera ra-
perpetua, porque, según el Filósofo, en el 8." zón 2 y providencia, y de las otras partes in-
de las Etílicas^ cap. G.", no se pretende sola- tegrales do la prudencia que son memoria,,

mente la presente utilidad de la vida, sino inteligencia, razón, entendimiento, tlocibi-


que aquélla permanezca y sea perpetua cuan- lidad, solercia, circunspección y cautela, no
to posible fuere: tion enim prfcsentem utili- ternian orden ni guardarían proporción,
tatem civilis qu^crit, sed ad totaní vitam, y aplicación ni conveniencia en sus operacio-
como la comunidad, ó por otro nombre la nes y medios al fin, y, por consiguiente, el
universalidad, nunca muera, como notan los fin de la humana vida no alcanzarían, y
legistasen la ley, sicut Ff. qiiod unius cuando lo alcanzasen seria acaso y pocas ve-
cuiusque universitatis. La vida do una ciudad
ó de un reino es perpetua, y este es el bien * providencia. — ' ni dependencjít,
106 HISTORIADORES DE INDIAS
ees, almenos en aquellas cosas que perte- petuidad. Por el movimiento oblicuo, que
necen á la razón j entendimiento que pueden es el del círculo que llaman los astrólogos
obrar ambos á dos contrarios, y hacerlos ó zodiaco, no puede ser causa de perpetui-
dejallos de hacer, como son los actos propia- dad, como prueba el Filósofo en el 12 de la
mente humanos de los que el hombre tiene Meihaphisica. Así por esta semejante, si en
señorío en cuanto es hombre y señor de sus la vida de los hombres no hubiese orden, no
actos y obras por el entendimiento y volun- hal)ria proporción ni uniformidad de aplica-
tad; por lo cual se dice ser de libi-e albedrio, ción y conveniencia de los medios y opera-
que es facultad del entendimiento y de la ciones al fin, que es el bien humano, y no
voluntad, y estos actos ú operaciones son los habiendo la tal proporción, conveniencia y
que proceden con deliberación de la voluntad; aplicación, no habría prudencia ni partes de
de manera que está en su mano hacellos ó no ella, las que son necesarias para el buen re-
hacellos y hacer el contrario, como los oficios gimiento de la vida humana, que es el fin á
que requieren diversos actos y contractos que se inclina naturalmente la creatura ra-
y
comercios y otros semejantes, y ya que en cional, que es el hombre, porque la razón lo
las operaciones naturales, que solamente son aprehende y juzga por bien humano, y por
determinadas á un efecto, pudiesen siempre, consiguiente, tiene precepto de la ley natu-
ó por la mayor parte, alcanzar el fin de la na- ral que lo adquiera y prosiga j se perpetué
turaleza y perpetuarse en aquellas, como en él cuanto es posible; y no habiendo pru-
abajo parecerá, pero en la gobernación y re- dencia ni las partes de ella, no habría cog-
gimiento ordenado y uniforme, cual conviene noscimiento ni consideración del fin, ni in-
para alcanzar el fin. así monástico y eco quisición, discurso, consejo, ni aprobación,
nómico como político, en ninguna manera ni uso de buena ni verdadera razón en los
podrían durar, permanecer, perpetuarse ni hombres, sino que sus actos y operaciones
prosperarse. La razón es porque donde quiera serian hechos por fuerza é ímpetu súbito de
que falta la orden debida que, según San
'
imaginación como las bestias, ó por algún
Agustín, libro 19, cap. 14, de la Cmdad de principio natural como las cosas insensibles
Dios, es una disposición concertada que da ó é inanimadas, así todos sus movimientos y
y
pone á cada cosa en el lugar que según los todas sus obras serian oblicas, retorcidas,
grados de su dignidad merece no puede 2
,
confusas > desbaratadas, y por consiguiente,
haber sino confusión, y donde hay confusión, en ninguna obra propiamente humana, como
que es contraria de la orden, ninguna cosa es señaladamente la monástica, económica y
puede estar concertada ni tener su lugar, política gobernación, podrían permanecer,
y
por tanto, ni cognoscerse convinencia ni durar ni perpetuarse, como asaz parece
proporción de los medios y operaciones hu- por todo lo que se ha dicho. Y es aquí de
manas al fin, y por consiguiente, ni el fin al- notar eso mismo para mayor declaración de
canzarse, ni perpetuarse los hombres en vida lo que arriba se ha tratado; que la prudencia
humana, que es vida concertada y quieta, monástica que negocia, como se dijo, cerca
porque, según San Agustín, en el libro... de de la gobernación de sí mismo, es simpUciter
las Confesiones, las cosas no bien ordena-
y en gran manera j^rudencia (según el Filó-
das son inquietas, y las ordenadas viven sofo) y tiene el nombre común de prudencia,
en uniformidad y quietud, y así serían los porque las otras partes de ella tienen sus
hombres más infelices que las bestias, por- nombres propios, como prudencia económica:
que las bestias, y aun las cosas insensibles prudencia ^ legis positio, que es la auctoridad
é inanimadas, guardan inviolablemente la para el hacimiento de las leyes; y política
orden que las tiene puesta la naturaleza, prudencia, que es la ejecución y guarda de
y
en esta son perpetuas; pero los hombres ellas, quasi como si las otras partes de la
desordenados y que no usan de los actos su- prudencia procedan de la primera prudencia
sodichos de la razón, con muy culpable irra- monástica, que es ser los hombres prudentes
cionabilidad en infinitos casos, no pueden cerca de la gobernación de sí mismos. Vide-
sino quebrantalla, y por consiguiente, en iur (inqnit FhiilosopJms ) et prudentia má-
cosa ninguna buena ni propiamente huma- xime esse quce circa ipsum et imum, et habei
na se pueden perpetuar. Esto parece bien ipsa commune nomen prudentia. Illa antevi
claro en el curso de los cuerpos celestiales, hac qnidem económica, et autem legis posi-
que por el concierto y dirección y uniformi- tio, hmc autem politica. Et huiíis ha-e quidem
dad de sus movimientos se arguye la orden consiliativa, et mitem indicativa, etc., ex 6.",
y el ordenador, y por consiguiente, su per- Ethic, cap. 6 et 9. Porque manifiesto es que

* no hay. — ' estar. * política.


FR. BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 107
si los hombres cerca de fuesen inhábiles,
sí mo, es principio y fundamento de la gober-
(conviene á saber) no tuviesen tal uso de ra- nación doméstica ó económica y política, y,
zón con que se pudiesen regir y gobernar á por consiguiente, es parte de cognoscimiento
sí mismos fouanto lo que toca al entendi- humano adquirida por luenga experiencia,
miento decimos), no podrinn gobernar sus supuesto (como ha parecido) el uso de la ra-
casas y mucho menos habria gobierno razo- zón, que es lo que el Filósofo allí como cor(t-
nable en los reinos y ciudades, antes seria lario infiere diciendo: Species quidem utri-
todo confuso sin orden y bestial y peor que
, que igitnr qufpdam erit cognitionis sihi ipsi
de las bestias y de este argumento usa San
, scire semper proridere. Y por esta razón en la
Pablo. 1 nd Thinioi, cap. 3.°: Si qnis, autem, filosofía moral la económica presupone á la
domiii S1UP hene prcrst nescit quomodo eccle- ethica, y la política á ambas á dos, como pa-
ftirf Dei diligenimni hahchit: arguyendo a mi- rece por la orden que el Filósofo tuvo en trac-
non' negatíre ad maius. Luego por el argu- tar de ellas. Dije adquirida por larga expe-
mento contrario a niaiori ad 7ni?ius afirma- riencia, porque la prudencia es y negocia, ó
tire: el que tuviere suficiencia para gobernar es su oficio cognoscer las cosas ó casos singu-
su casa, bien la terna para gobernar á sí lares, que son infinitos, cuyo cognoscimiento
mismo, y mucho más si la tuviere para go- no podemos alcanzar sino por grande y luenga
bernar reino ó ciudad Luego parece que de
. experiencia y ésta requiere mucho y largo
,

la primera prudencia, que es la de sí mis- tiempo; y porque á los mozos falta el luengo
mo, traen origen y fundamento las otras eco- tiempo para tener noticia y cognoscimiento
nómica y la constitutiva de las leyes y la de muchas cosas y casos particulares, y por
política. Luego no á sinrazón la llama el Filó- consiguiente, la experiencia; por esta causa
sofo, máxime prudentia.Así dice él: Illeenim dice el Filósofo allí que los mozos pueden
qtdpofestbene speculari singula qucp pertinent ser instruidos y bien doctos y sabios y llegar
ad seipsum, diceretiir utriqíie es.se prnde^is, et á perfección en las esciencias de Geometría y
huir con ceder ent ipsa., scüicet singvlaria quo- Mathemática y otras disciplinas, pero no se
rum est prudentia, hoc est., conceditur sive at- podrá bien decir por esto que son ni podrán
trihíiitur prudentia; y por esto también dice ser prudentes. Requiérese, pues, uso y buen
allí que aunque el propio bien y utilidad de uso de razón y buen consejo para inquirir lo
cualquiera singular persona no puede ser ni bueno y lo conveniente, y buen cognosci-
sustentarse perfectamente sin la económica y miento y discreción para cognoscer y dis-
sin la urbánica, esto es, sin recta gobernación tinguir lo malo y disconviniente á la vida
de la casa y de la ciudad, como ni el bien ^ de humana, y buen juicio para considerar y
la parte sin el bien de su todo, como quiera juzgar y sentenciar muchas cosas contingen-
que el bien de la parte se sustente perfecta- tes, y también luengo tiempo y no menos
mente y tenga su perfecto ser mientras lo tie- buena memoria para adquirir experiencia y
ne el todo, y no por el contrario, como abajo los hombres ser prudentes como está proba-
parecerá, empero, dice que no basta la pruden- do. De aquí se sigue bien, que será buen ar-
cia política ni la económica sin la prudencia gumento (como arriba tocamos), que donde
de las cosas propias; que es la gobernación de quiera que hubiere buen regimiento de la
sí mismo, porque ya que esté rectamente dis- casa ó familia y de la ciudad, los subjectos
puesta y ordenada la casa ó familia y la ciu- de ellas, que son los hombres, ternán pru-
dad, aun resta que mirar y considerar por la dencia y suficiente razón para regirse y or-
primera prudencia, lo que conviene á la pro- denarse á sí mismos por naturaleza, porque
pia persona, y así la prudencia económica y sin ésta (como es manifiesto) no es posible
la política no pueden ser sin la propia de sí haber orden ni gobernación económica ni
mismo. Quamvis forte (inquit) non est hoc política, ni alcanzarse el fin de ellas, que es
ipsius sine económica ñeque sine urbatiitate, el bien y utilidad y perpetuidad de los hom-
adhtcc autem qucc ipsis qualiter oportet dis- bres.
ponere immanifestum est et intendendum.
Otra translación lo dice más claro Quam- : CAPÍTULO XLn
qxiam forte non est eius scilicet monastice gu-
hernationis sine disciplina rei familiaris et Que los indios tuvieron buena gobernación
de sí mismos.
sine civili. Insuper res sua cuiquam quemad-
modum administranda sit, ohscurum est ac
difficilicognitu. Luego la prudencia primera, Todas las cosas en estos dos capítulos pre-
por la cual el hombre sabe gobernar á sí mis- cedentes de las tres especies de la prudencia,
dichas, con todo lo demás que para prueba y
' de ra todo. explanación de ellas se ha traído, supuestas
108 HISTORIADORES DE INDIAS
que las gentes de este uüiverso indiano orbe árboles, y hallándolas sabrosas y después
sean prudentes y bien racionales y do bue- provechosas, comenzaron poco á poco, con el
nos entendimientos cuanto al regimiento de buen juicio de la razón natural que tenían,
sí mismos y de sus casas y de sus ciudades, á tomar experiencia de las cosas comesti-
pueblos y reinos, que dijimos arriba querer- bles para sustentación y conservación del
lo probar por los mismos efectos, probamos ser y de la vida humana. Después, de los
lo de cada prudencia por esta manera. Cuan- ríos, cuando se secaban ó cuando venían de
to á la primera, que es la gobernación de sí avenida ó demasiada agua tomaban, pesca-
mismos, probado queda que según la orden ron; el tiempo andando, sintieron convenir-
de las inclinaciones que los hombres natu- les cazar animales para de los cueros ves-
ralmente tienen, así son los preceptos de la tirse y comer su carne, y así al principio vi-
ley natural, porque aquello á que se incli- vían durísima y trabajosa vida. Después, el
nan naturalmente, aprehende la razón y lo tiempo andando, enseñáronse á vivir la re-
juzga ser bueno y digno de ser proseguido y galada. Este discurso pone Diodoro en el
alcanzado y gozarse y aprovecharse de ello; principio de su Historia, y en el cap. I
y lo primero á que los hombres universos se del segundo libro dice que así vivían los
inclinan y juzga de vello proseguir y alcan- egipcios. Por esta manera no hay que dudar
zar y su contrario huir y desechar, es la que comenzaron los indios á los principios
conservación de sí mismos, y por esto de antiguamente como las otras gentes, convie-
ley natural es adquirir y conservar todas ne á saber: que con el buen juicio de razón
aquellas cosas que para conservar los hom- que como las otras naciones tenían, y por la
bres su ser y evitar la corrupción del son experiencia de mucho tiempo que la misma
necesarias. De aquí es que lo primero que necesidad les enseñó, y después por las mu-
incumbe á los hombres es negociar cómo vi- chas cosas particulares que ocurrieron y al-
van y en sus individuos cuanto por natura canzaron, de donde se les causó la experien-
les fuere posible en la vida se sustenten, y cia y de ella prudencia, que es -la que pone
así al principio los primeros hombres debe- (como fué dicho) los medios y ordena las
mos imaginar y creer no absurdamente que operaciones convenientes para conseguir el
lo hicieron •, porque como las gentes se di- fin, que era la vida y sustentación y conser-
vidiesen por las tierras y estuviesen en una vación del ser de los individuos, que es cada
simplicidad columbina (como parece por lo uno de los hombres: vieron serles necesario
que refieren los autores de las historias an- hacer primero cuevas donde se meter, y
tiguas de las gentes del siglo dorado, del ochocientos años atrás (según se dice) los
cual diremos algo abajo) y naciesen los hom- flamencos vivian en ellas. Comían primero
bres desnudos y estuviesen ó viviesen así al- yerbas y raíces y frutas monteses; después
gvinos años, sin casas, sin fuego y sin cog- curaron hacer labranzas sembrar y co-
,

noscer los frutos de la tierra de que se ha- ger grano que hallaron nacido por el campo
bían de mantener, ni supiesen cómo los ha- montesino, y así los frutos otros de la tierra,
bían de guisar, viésense padecer frió en los haciéndolos con su industria domésticos, que
inviernos y calor en los veranos y hambre es el oficio de la que llaman agricultura,
cada hora, y por esto algunos muriesen. La primera y natural granjeria, según el Filó-
misma necesidad que es maestra de las co-
,
sofo, 7.° de las Políticas. De esto hallamos
sas, les hizo meterse, primero en cuevas, asaz abundancia en estas tierras por el abun-
después cayeron en liacer las casas de cañas dancia de las labranzas de pan y de vino ó
ó de palos y yerba 2. Otras gentes, como las brebajes donde los quisieron usar, y en mu-
de África y cuasi las fronteras de España, chas partes frutas domésticas que hallaron
que es Mauritania ó liácia el nombrado mon- é inventaron, no sólo para sustentarse, pero
te Allantia, hacían sus casas de piedras de para recrearse, como abajo parecerá; i3or
sal, cubiertas por tecliumbre de sal en lugar manera que tenían y ttivieron siempre copia
de tejas ^ ó de otra cobertura, porque en sobrada de todos los mantenimientos * nece-
aquella región nunca llueve. Así lo dicePli- sarios para su vida. Edificaron también sus
nio, libro I, cap. 4, y Herodoto en el lY li- casas materiales, que es la defensa que pro-
bro de su Historia. Gustando también las hibe las corrupciones que causan los vientos
yerbas monteses, las coles, cebollas y ajos^, y las lluvias y tempestades y calores, como
las raíces, bellotas, castañas y frutas de los trae el Filósofo en el 1." De anima: Ibi est
coopcrimentum prohibens ah imbribus et
'
y los ingleses, según Diodoro, libro VI, cap. 8; pluviin et fulgore et calore., refiriendo ^ las
y lo mismo Irlanda, según Vulanteno, libro III —
' Asi los tenían los pueblos septentrionales, según

Plinio, libro XVI, cap. 37.—' yerba. 1 para su vida.—' difiniendo.


FR. BARTOLOMIÍ DE LAS CASAS 109
difiniciones de industria
loá dialécticos. La entre comunicando y hablando, y para

también de cazar venados y aves y otros esta comunicación fué concedida á los hom-
animales y pesquerías, para lo cual usaban bres la habla, porque careciendo de compa-
de muy buen arbitrio haciendo lazos y re- ñía, viviendo el hombre solitario, carecería
des y otros aderezos. Un muchacho de siete de todo consuelo y alegría, si no fuese aquel
ú ocho años se subía en un árbol, poniéndo- que fuese más que hombre (conviene á sa-
se una poca de yerba sobre la cabeza, y te- ber), que contemplase muclio las cosas divi-
niendo allí un papagayo atado y tocándole nas y en ellas solamente se ocupase y de-
con la mano hacíalo graznar; desccndian leitase; p)or lo cual dijo el Filósofo que el
luego en oyéndolo cuantos pai»agayos vola- hombre que de su voluntad y por su elec-
ban por. el aire sobre el árbol y por sus ra- ción no quiere vivir en compañía, ó es Dios
mas, y con un lacito sotil de hilo puesto en Lo otro para perpetuar
ó bestia. la especie
una varilla delgada, ]ioníala en la cabeza de humana, pues en los individuos ella es im-
cada papagayo, y trayéndnlo hacia sí tor- posible perpetuarse: todo esto es del Filóso-
cíale la cabeza y echábalo del árbol abajo. fo, en el 1." de la Polilica, capítulos 1." y 2.".

De éstos mataba tantos cuantos via y podia Por esta manera haber comenzado estas '

llevar á cuestas, y no mataba más porque gentes en sus principios como comenzaron
no podia llevar más. Los papagayos, senta- todas las otras naciones, conjeturarlo no será
dos en el árbol, no se huian mientras oian grande absurdidad. Los cuales, cumpliendo
al que estaba atado. El vestido procuraban con la inclinación natural, guiados y alum-
hacer, donde habia frió, de algodón hilado y brados de su natural y buen juicio y alcan-
tejido, y en la tierra ñrme que habia bes-
' zada experiencia de sus necesidades (j[ue se
tias y animales por artificio é industria y vian tener, j por consiguiente hechos pru-
mucha solercia de que usaban, los prendían dentes; ordenándose y aplicándose para al-
y de las pieles y eneres de ellos se vestían y canzar los susodichos fines (conviene á sa-
hoy visten donde la persecución y pestilen- ber) para ser ayudados en las cosas necesa-
cia española no ha llegado; maravillosamen- rias de la vida y jDara vivir en compañía,
te adobados, muy mejor que en Castilla se alegría y solaz comunicándose, y para sus-
adoban los guantes, y en la tierra firme que tentación y perpetuidad de la especie huma-
llamamos Florida, se visten de mantas he- '^
na tomaron sus mujeres, hicieron sus con-
chas de pluma y de muy buenas mantas ciertos y contractos matrimoniales según les
adobadas. Y porque lo segundo á que natu- pareció en aquellos primeros y rudos tiem-
ralmente el hombre se inclina es á aquello pos convenilles, porque la compañía del
en que se comunica con los otros animales marido 3" de la mujer es según naturaleza y
y la naturaleza enseñó á todos éstos, y esto la primera cuasi cierto elemento de la fami-
es el ayuntamiento del macho y de la hem- lia, según el Filósofo, y es necesaria para

bra y la crianza de los hijos ', y porque hacer la especie en los animales por un cir-
también tiene inclinación, lo tercero, á ser cuito sempiterna, ya que, según el número,
sociable para vivir en compañía, como ya se no puede por el dicho apetito de la naturale-
ha visto arriba y prueba el Filósofo en el za que es de perpetuarse, y esto es imposi-
1.° de la Política j en otras partes; por esto ble alcanzarse sinmacho y sin hembra, por-
la * naturaleza y la razón juntamente incli- que el marido y la mujer en todos los ani-
nó y enseñó á los primeros hom'^res mucho males recibe ayuda el uno del otro, y más
más que á las bestias donde quiera que se parece aquesto claro en los domésticos y ca-
desparcieron cuando se comenzó á multipli- seros, y mucho más en los hombres, que son
car el linaje humano, que tomasen mujeres: animales sobre todos perfectos, los cuales no
lo uno para ser ayudados de ellas " y de los solamente pretenden sustentar su ser cuanto
hijos que de ambos procediesen en los tra- les es posible por naturaleza como los otros,
bajos, y esta compañía es ya multitud ó co- poro también con la razón, en que les hacen
mienza á ser, que se llama doméstica (ó eco- ventaja, pretenden y procuran su bueno y
nómica, como queda dicho), cuya parte es mejor y más próspero ser y procrear sus hi-
cada uud d(^ los hombres (pie se ayuntan y jos, no solamente para cumplir con la incli-
tiene necesidad de muchas cosas á la vida nación natural de multiplicarse y perpe-
necesarias, las cuales, por sí solo, no puede tuarse cuanto es ¡¡osible, pero porque ellos
cómoda ó perfectamente cumplillas ó supli- rescibau utilidad ios hijos no tanto cuando
llas. Lo otro, para tener solaz y consuelo son chicos en los alimentos donde no pasan
los otros animales, pero también siéndoles

' (lonile — ' pluma.—"' para conservación de la es-


pecie humana.— * razón.—* en los trabajos. '
con la lumbre de razón y juicio natural.
lio HISTORIADORES DE INDIAS
provechosos enseñándoles buenas costum- consejo, sin juicio, sin elección y ni sin
bres, y para después que ellos fueren viejos aprobación, que todos son actos del entendi-
ser ayudados de ellos. En todas estas cosas miento y buena razón. Y cuanto á la elet;-
se ayudan entre sí el marido á la mujer y la cion y aprobación y prosecución de los ne-
mujer al marido. Todo esto tracta el Filósofo gocios y efectos, son actos de la voluntad
en el principio de la Económica^ y más ade- dirigida ó enderezada j)or la razón, porque
lante dice así: Sed eius düigentia quce esi propiamente la elección (que es propio acto
circa ho?nines, primar sunt partes circa uxo- de la voluntad in ordine ad intellectum y que
re)n,scüicet, post ciiram jn'opricE vita'. Socie- sigue la inquisición de la razón solamente
tas 7ion máxime sed natnram iiiari et femi- en los hombres) es dirigida por la pruden-
nce. Pro'missum est enim a nobis et in aliis cia, como Sancto Thomas tracta en Prima
naturam multa efjicere talia.¡
loéis desiderare secunda e
quüestiün47, y en otras muchas
veluti unumqtwdque animaliuní est enim im- partes; luego los indios, cuanto á la prime-
possibile feminam sitie mareaut marem sirte ra parte de la prudencia, que es la monásti-
femina hee adimplere. Quaresocietas necessi- ca (conviene á saber) saberse regir y gober-
taie constituta est: etenim vero in cceteris nar á sí mismos, tuvieron á los principios y
animalibus absque ratione id fit et in quan- tienen hoy prudencia monástica, y^ por con-
tum naturcB capada sunt et procreandi gra- siguiente, buen juicio, discurso y ejercicio
tia soluni. In cicurribus autem, id est, do- de razón, y son hombres humanos y bien
mesticis et prudentioribus distinguitur magis. intelectivos; jDorque si no fueran prudentes
Áppirent enim in his magis mutua, auxi- los primeros á los principios y no usaran de
lia et dilectiones et cooperationes. Maxime- buen juicio y de los otros actos dichos de
que in homine id constituitur , quod non la razón y entendimiento y de los de la vo-
essendi soluní verum etiam bone essendi mas luntad dirigida ]3or la prudencia, ni propor-
et femina ope mutua coniunguntur filiosque cionaran los medios y sus operaciones fue-
procreante non soluní est id natura tributum ran ordenadas para alcanzar el fin y en ello
faciant • verum etiam est cominoda exinde no hubiera debida orden fuera imposible ,

suscipiant valentes enim ipsi imbeciUes suos haber agora como hay y hallamos tales y
labore tuentur et alunt. Et simul natura per tantas j tan espesas congregaciones, pobla-
hunc circuituní adiniplent sempiternitatem, ciones, tantos y tan grandes ayuntamientos
ex quo sed numerum non j^otest at sed, spe- de tan diversas lenguas y naciones y tanto
ciem. Si enim diuina prooidentia utriusque tiempo perpetuadas; luego estas gentes in-
natura ordinata est^ viri scilieet et nmlieris dianas hombres son muy racionales, j)ru-
ad societatem tendunt enim eorum omnia in deutes y que sabían y supieron bien gober-
Ídem utilitatis, &. Todo esto es del Filósofo. narse de su natural, como queda claro por
Pues haber hecho los indios á los principios los mismos efectos y actos humanos. Lo di-
todo lo susodicho y gober nadóse para alcan- cho se confirma porque aquellas dos poten-
zar el fin de su conservación individua y cias (conviene á saber) el entendimiento y
específica por la orden industria y pruden-
, el aj)etito racional, que es la voluntad son ,

cia que el Filósofo incluye y aprueba en las principios de los actos y operaciones huma-
palabras referidas, quien pidiere probanza nas, según el Filósofo, y." De Anima. Dícen-
de ello, cognóscalo por el infinito número se actos humanos ó propios de hombres en ,

de gentes, por los grandes ayuntamientos, cuanto el hombre es hombre, las obras que
tan inmensas poblaciones, lugares, villas y proceden de la voluntad, según la orden de
ciudades que por estas tan luengas y anchas razón (conviene á saber) que son ordenadas
tierras é innumerables reinos por todo este entre sí ó que se hacen ordenadamente ó de
nuevo orbe hallamos de ellos. Y quien no lo tal manera que se proporcionan para alcan-
quisiere creer, respóndame cómo cree que lo zar el fin que por el hombre se pretende.
hicieron las gentes primeras que á poblar á Las otras obras ú operaciones que se hallan
España vinieron, y si cree que por esta ma- en el hombre que no están subjetas á la vo-
nera y no lo probara sino por las multitudi- luntad y á la razón, como son las operacio-
nes que lioy en España vee, crea también nes de la potencia vegetativa, como haber
haber llevado aquel camino y orden los in- hambre, nutrir y crecer comiendo ó to-
el
dios, pues esto no pudo ser sino con cognos- mando alimento y otras semejantes; estas
cimiento y consideración del fin y de la or- tales operaciones no se dicen ni pueden de-
den y medios que para alcanzarlo tomar de- cir humanas, sino naturales. Otras hay que
bieron, ni sin discurso, sin inquisición, sin se hacen sin atención ni deliberación de la
razón ni de la voluntad, que tampoco son
* valentes .n. ipsi. humanas propiamente, como es rascarse el
FR. BARTOLOMÉ ÜE LAS CASAS 111
hombre la barba sin en ello advertir ni pen- hombre de que consta la casa, como el Filó-
sar, por alguna súpita imaginación ó algún sofo dice y queda también dicho, y esta no
principio natural, como es bullir la sangre, es del todo perfecta, porque algunas faltas
porque se requiere preceder C(jnsideracion ' padece, como á todas las nceesidatles por ella
6 atención en acto, tpie es obra de razón, y no pueda ser pro vellido. La otra compañía ó
deliberación, que es acto de la voluntad, para multitud de que el hombre puede ser ayu-
que cualquiera operación ú obra de los hom- dado es la de la ciudad, y esta es perlecta
bres se pueda decir humana, según prueba porque ha de ser por sí misma (como se dirá)
Sancto Tilomas en la Prima secunda, quíes- suficiente, la cual llamamos política. Des-
tio 1.*, y en otras muchas jDartes: luego pués que los hombres por la lumbre natural
las gentes de estas Indias en las obras su-
''*
del entendimiento y por la inclinación de la
sodichas que hiciei'on á los principios, que voluntad cognoscieron y procuraron llegarse
no podian ser sin la consideración del fin y á la compañía de las mujeres y procrearon
elección de los medios y atención actual en los hijos, y así constituyeron casas y fami-
la prosecución, monstraron y muestran ser lias, y esta multitud primera que el Filósofo
liombres racionales de buena razón, intelec- llama cuotidiana compañía según natura,
tivos y deliberativos, que hacen é hicieron tuvieron precepto de la ley natural que los
actos y operaciones humanas concertadas y obligaba y obligó al regimiento y goberna-
ordenadas entre sí ', proporcionadas y con- ción recta y cómoda ó provechosa de la casa
venientes para alcanzar el fin que les dicta- para alcanzar el fin de toda ella, que es tener
ba y dictare la razón natural ó para el fin suficiencia de las cosas necesarias á la vida,
que ellos á sí mismos con la razón se cons- porque jiara este efecto y fin se juntan los '

tituían y constituyeren malo ó bueno, por- hombres en cualquiera compañía ó multi-


que del bien ó del mal moral aquí agora no tud;, como el Filósofo prueba, y de aquí co-
'

liablamos, ni que sean malos por costumbres mienza el libro de sus Políticas; y porque en
ó buenos, porque después hablaremos de ello,' el cjp. 39 se vido según la diversidad de los
sino que para el mal ó para el bien son hom- fines se diversifican las especies de la virtud
bres racionales, de habilidad y buenos in- de la prudencia que se presupone en toda
genios y juicios y prudentes, como los otros gobernación, como de las cosas dichas parece.
hombres, y más hábiles, discretos, ingenio- i)e allí es que las casas (tomando casas por
sos y de mejores entendimientos por la ma- familia) que estuvieren bien proveídas de las
yor parte que otras muchas naciones: y esto cosas necesarias, será señal y argumento
baste cuanto á la primera especie de pru- manifiesto que ha habido en ella buena go-
dencia y gobernación monástica ó de sí mis- bernación, y por consiguiente haber pruden-
mos, la cual tuvieron y tienen hoy estas cia económica ó paterna en el que la gobier-
Sientes indianas. na ó rige; y porque la prudencia regitiva
presupone buen cognoscimiento del fin y la
"*

razón del y la inquisición y discurso y racio-


CAPÍIÜLU XLIII cinación para buscar los medios convenien-
tes, consejo, división y apartamiento de lo
De cómo los indios tenían buena economía malo y de lo bueno, sentencia y aprobación
doméstica. y aplicación, que todos estos son actos de
buen juicio, entendimiento y de buena razón,
Mostróse arriba en el cap. 39 el hombre - como en el cap... apareció, según sea nece-
tener natural inclinación á vivir en compa- sariamente. De aquí que los que las tales
ñía de otros hombres, y por consiguiente dí- casas ó familias rigen son hombres bien ra-
cese y con verdad ser parte de alguna mul- zonables, ingeniosos, prudentes y bien inte-
titud por la cual ó con la cual multitud sea lectivos, mayormente cuando las casas y fa-
socorrido y ayudado en las cosas necesarias milias crecen y duran y son augmentadas.
i|ue por no puede suplillas, como en
sí solo Visto ^, pues, y probado en el precedente ca-
el. capítuloprecedente también se dijo. Este pítulo cómo los indios dcstas indias fueron
socorro y ayuda le ha de venir de las multi- y sou de buenos entendimientos, por efecto
tudes y compañías: la una de la económica, de saberse á sí mismos gol)ernar y que tu-
i^ue es la casa que se constituye del marido vieron á los principios y tienen lioy^, pues la
y de la mujer y (.le los hijus y también de los misma razón es de la gobernación de hoy y
siervos, ó que sirven, ó del buey en lugar de de la de los tiempos pasados, prudencia mo-
siervo, que todo es y se dice ser posesión del nástica. De aquí adelante será bien que vea-

* atencioQ. — ' lo8 indios,^-* mismos. *


ea una.—' buena raeun.
— ^ puesto.
112 HISTORIADORES DE INDIAS
mos para regir sus casas tuvieron pruden-
si midad y unanimidad en las cosas honestas, y
cia económica, juicio é ingenio y suficiente que con benignidad y mansedumbre gobier-
habilidad para la gobernación económica ó nen la casa, teniendo cuidado el marido de
de la casa y alcanzar el fin della, que es
' acatar y reverenciar á los padres de ella y
la suficiencia y provisión de las cosas nece- ella á los padres del como á los propios su-
sarias á la vida que no falten y la propaga- yos; y, finalmente, en el cuidado y diligen-
ción de los individuos para que se multijjJi- cia de esta doméstica gobernación trabajen
que el linaje, requiérese (como el Filósofo en hacer ventaja el uno al otro, y de esta ma-
su Económica y j^olítica tracta) entre otras nera concluyendo, dice, que en la vejez, li-
cosas, edificar sus casas, de donde se defien- l)rados de la carga de aquellos cuidados, da-
dan de lo que les fuere nocivo y contrario, rán buena cuenta á sí mismos y á sus hijos
como ya fué dicho arriba, y donde guarden de sí, y de ellos serán nutridos y felizmente
sus bienes y alhajas. Eequiéreso que tengan curados y galardonados de los dioses, como
posesiones, mayormente la potísima de todas dijo Pyndaro. Todo esto es del Filósofo en los
según natura, y esta es la agricultura, por- dos libros de su Económica, y algo toca en
que por ésta se posee abundancia de los bas- las Etílicas y algo en las Políticas. Reparti-
timentos por los fructos de \a tierra cultiván- da la gobernación paterna y doméstica ó de
dola, y esto es lo más necesario para la vida la casa entre el marido y la mujer de la ma-
humana. Requiere industria y diligencia nera dicha, de seguirse ha de necesidad la
para las cazas y pesquerías y ^ prisión de consecución del fin que se pretende alcanzar
los peces y animales; requiérese tener pecu- de este ayuntamiento, comj)añía, multitud ó
nias ó dineros que son fiador del hombre se- comunidad, y esta es la suficiencia y abun-
gún el Filósofo, en el 5." de las EtJdcas, ó dancia y provisión de las cosas necesarias
tener posesión de cosas que los valgan; re- para vivir, y la procreación de los hijos y
quiérese que el marido tenga cuidado de las multiplicación de los linajes, y por consi-
cosas de fuera y de traer á casa, y la mujer
**
guiente, la conservación y perpetuidad de la
tenga mando y solicitud en las cosas de den- especie humana, que la naturaleza pretende
tro, liaciendo los oficios necesarios y ponien- finalmente de esta compañía y combinación
do en recaudo lo que el marido trae; requié- sacar señal evidente, argumento y testimo-
:

rese que ella cure del nutrimento de los hijos monio certísimo de que alguna gente ó na-
y él de su erudición y crianza, todo esto se- ción tuvo y tiene buena gobernación en su
gún las leyes y orden que el marido y padre casa, y prudencia económica ó doméstica y
de las familias en toda la casa y familia pu- paternal será si viéremos y experimentáre-
siere, y no solamente á la mujer y á los hijos mos tener ayuntamientos ^, comunidades,
y á los siervos, pero también á sí mismo pueblos, lugares populosos donde viven las
ponga leyes, de manera que no sea injurioso gentes quietas y pacíficas, concertadas y
'*

á la mujer, y entonces le harían sin justicia, ordenadas, y esto sólo debe bastar, y es la
cuando en mala parte á otra cognosciere; y razón, según el Filósofo, en las el 1." de Fo-
porque entre las posesiones numera el Filó- liticas, cap. 2.", porque la sustancia de las
solo los siervos como principalísima, por comunidades, que son los pueblos grandes
tanto dice que se les debe dar el trabajo mo- y ciudades, es engendrada de la multitud ó
derado y el mantenimiento suficiente * (el comunidad de las casas ó familias, que son
cual se les da en higar do soldada) y el cas- el primer ó segundo elemento de la ciudad.
tigo necesario. Dice más, que sería justo y Que los indios y naciones de este orbe india-
útil prometelles libertad después de algún no sean tales y que hayan tenido y tengan esta
tiempo, i)or(]ue más de buena gana servirán segunda prudencia y regimiento de sus casas
teniendo esperanza que se ha de acabar su y familias ^, doméstico y j)aternal,cognoscer-
captiverio. Requiérese también que la mujer lo hemos noescuramente, si la dicha general
obedezca en todas las cosas que fueren ho- razón, señal y testimonio evidente de las
nestas al marido, como si fuese comprada por grandes y chicas comunidades po]3ulosas,
dineros, y grande precio (dice el Filósofo); congregaciones, multitudes, pueblos y luga-
es comprada, pues vino á casa para ser com- res que vivían en paz, en quietud, orden y
pañera por toda la vida y para procreación ocncierto como los hallamos, quisiéremos con-
de los hijos, que otra cosa no puede ser ni siderar. Pero apliquémosles las condiciones y
mejor ni más santa, según dice. Asimismo leyes del Filósofo, dichas en particular. Lo
se requiere haber entre ellos grande confor- primero que dice el Filósofo que incumbe á los
hombres para la gobernación del filósofo, es
' requiérese según el Filosofo. — " adquisición.
' y la mujer.—* y el castigo necesario. * pueblos. — ^ pacificos.—-5 paterna.
FR. BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 113
hacer sus casas materiales: éstas liacían estas ban ó ponian, curaban y hacian con muy
gentes según la región que liabitalian y la '
buena industria, de lo cual asaz abundaban.
experiencia que de las necesidades que ocu- En la Tierra Firme hacian su pan de mahiz,
rrian tenian provechosas y convenientes y que es un grano como garbanzos; en unas
tuertos y también curiosas mu}'' bien ediftca- partes lo comían por pan tostado en grano;
ihis. Los vecinos de esta isla Española y de en otras hacian de ello, molido con agua,
estas islas concercanas y parte de Tierra Fir- pan amasado y cocido como lo del trigo nos-
me hacia la costa de Paria, y en otras muchas otros amasamos ', y de esto por muchas le-
partes, hacían sus casas de madera y de paja, guas se comía distantes de la Nueva España;
de la forma de una campana. Estas eran muy pero el artificio de cernerlo, amasarlo y ha-
altas y muy capaces, que moraban * en cada cello, excedió el de la gente de la tierra firme
una de ellas diez y más vecinos; hincaban los Florida á todas las otras partes. En los reinos
palos gruesos como la pierna y aun el muslo del Perú, donde proveyó Dios de haber mu-
en rededor, medio estado en el suelo y espeso, chos ganados, alli los domesticaban con gran-
y todos ellos veníanse á juntar en lo alto, de industria y tuvieron grandes y numerosas
donde los ataban con ciertas correas como greyes ó manadas de ovejas y carneros de
raices, que arriba dijimos llamarse bexucos, diez mil cabezas y quince mil y más milla-
la media silaba luenga; sobre aquellos pri- res '^. De estos ganados se servían y aprove-
meros'palos ponian al través y cruzados otros chaban de la lana para vestirse, de que hacían
muchos delgados y muy atados con aquellas sus mantas muy finas y de ellas sus camisas
raices, y de estas raices y cortezas de árbo- ó manera de vestidos que usaban, y de llevar
les teñidas con tinta negra, y otras desolla- en los carneros, por ser muy grandes, sus
das que quedaban blancas, hacian lazos ^ y cargas de tres y cuatro y cinco arrobas, y
señales ó follajes como pinturas por la parte de ir en ellos por los caminos cabalgando, y
de dentro, que no parecía sino que eran de al cabo también de comer su carne. Aves
otra hermosa y pintada materia. Otras ador- que habían hecho y tenian domésticas, mu-
naban con carrizos mondados y muy blan- chas abundaban en muchas partes, como ya
cos, que son unas cañas muy delgadas y de- parece haberlas llevado de acá en España y
licadas, y de ellos hacian sus labores y lazos aun en Francia. ítem, el marido trabajaba en
muy graciosos, que pintaban ó parecían pin- las labranzas y cosas del campo, pesquerías
tadas las casas; por de fuera cubríanlas de y cazas, como está contado; traía la madera
paja muy delgada y muy hermosa y odorí- y los otros materiales para hacer sus casas y
fera, que según arriba ya dijimos la habia, edificios, y él por sus manos y por su artifi-
que esto que ya los ganados la han destrui- cio hacia su morada, y todas las otras cosas
do en esta isla. Yo vide casa de éstas, hecha que como á hombre le pertenecían ó tocaban;
de indios, que vendió un español á otro por lo que no tenian dentro de su casa, íbanlo á
seiscientos castellanos ó pesos de oro, que comutar con otros vecinos lejos ó cerca por
cada uno valía cuatrocientos y cincuenta ma- cosas que ellos tenian y por aquellas lleva-
ravedís. En la Nueva España, y por más de ban. En estas islas comutaban sus cosas lar-
quinientas leguas al rededor de México, ha- gamente de esta manera: que si yo tenía una
cian las casas de adobes y madera y cante- cosa por preciosa que fuese, como un grano
ría muchas y en la Florida y en Cíbola. En de oro que pesase cieut castellanos, lo daba
el Perú, de gran cantería y quasi como for- por otra que no valia sino diez, y esto acos-
talezas fuertes y muchas de edificios admi- tumbraban mucho en los juego de la pelota:
rables, como abajo se dirá más luengo '. Cerca cada uno ponía lo que tenia, no curando si
de las posesiones mayormente la i)otísima ^ era más ó mayor. De estas y de otras mane-
según natura, porque más necesaria y es la ras a'lquirian pecunias ó cosas que le valían,
que con el agricultura se alcanza (conviene que es una de las solieitudines que el padre
á saber) las labranzas y fructos de la tierra, de familia debe tener, según el Filósofo,
aves y caza del campo y pescados del agua, 1." Etílica, j en la Económica^ y así adquirían

que son las riquezas naturales para mante- sus posesiones, como parece en la Nueva Es-
ner á sí y á sus hijos y familia, tuvieron, paña, donde por dineros tienen y usan el
como arriba se ha mostrado, grande abun- cacao, que .son unas almendras, y en el Perú
dancia. En estas islas todo lo hallaban y cierta yerba que llaman coca, que por mone-
traían del campo á cada paso, excepto el pan da también tractan, por la mayor parte; pero
del ca^abi, lo cual, como se dijo ®, sembra- en todas estas Indias de conmutaciones ' tro-
necesidad — en ellas diez, veinte y más vecinos. '
así otras muchas —
partes. * aves domésticas que

'

^ muy hermosos
*
— * los mantenimientos tuvieron. ellos hablan, sacaron en muchas partes, tenian. —
» que es.—' hacian y se. ^ dando.
H. DE INDIAS. —
114 HISTORIADOEES DE INDIAS
cando unas cosas con otras, como en todo el '

liácia el Norte y frontero al cabo de Finiste"


mundo, antes que los dineros se hallasen, los rre, y así son las islasde los Azores, como
hombres usaron, como sea según natura ó en el dicho cap. ... dejimos. En estas islas,
natural, como dice el Filósofo, in 1." Foliti- dice Strabon, que habitaba una gente baca
coruDí^ caj). G.", porque es para suplirla ne- ó negra de color, eran vestidos de túnicas
cesidad de la vida; y aquellos tiempos cuando hasta los pies y la cintura ^ tenían á los
'

todos lo usaban llama Plinio felices ó más pechos; andaban con báculos en las manos;
felices, que fue (según Homero) en los tiem- su comida era de lo que comunmente comen
pos cuando florecía Troya, algunos por cue- los pastores; abundaban en estaño y plomo,
ros de vacas ó bueyes ú otras bestias, otros por lo cual en griego se llamaban Cassiteri-
por hierro, otros por las cosas que tomaban des, según Herodoto, libro 3." Estos me-
en las guerras, compraban lo que hablan tales y cueros de los ganados daban y con-
menester y les faltaba. Y maravillábase Ho- mutaban á los que venían á tractar con ellos,
mero, según dice Plinio, que el oro pusiese que les traían tejas para cubrir las casas y
tal estimación en las cosas que se diesen ó sal y vasos de cobre ó fluflera y otras cosas
trocasen cien bueyes por unas armas de oro,
'
que á ellos les faltaban, como Strabon dice.
como hizo Glauco con Diomedes. Otros dicen
que Grlauco dio á Diomedes las armas que
tenia de oro, y Diomedes dio las de cobre
"^
CAPÍTULO XLIV
ó metal que llaman fluflera; otros dicen que
trocaron las armas de metal por nueve bue- En el cual se prosigtce la misma onateria de
yes. Este Grlauco fué hijo de Hippolocho y como estas gentes tienen prudencia econó-
nieto de Velleroponto, rey de Ephira, ciudad mica.
de Laconia, provincia de Achaya e de Pelo-
poneso, según Servio en el 4." de las Geór- Prosiguiendo el intento, la mujer por or-
gicas. Diomedes fué rey de Aetolia, región den é imp>erío del marido se ocupaba y en-
de Grecia, que peleó con Eneas. En España, tendía en todas las cosas pertenecientes á las
entre las naciones que se llamaban lusitanos, mujeres 3, que son de dentro de sus casas,
que son los portugueses, y quiza Lusitania con solicitud y diligencia. Esto era amasar
se extiende ó comienza desde Extremadura, su pan, curar sus gallinillas y otras aves sí
usaban de tres comutaciones, que es dar unas las tenían, ir por agua al rio, guisar de co-
cosas por otras, porque daban pedazos de mer, hilar, tejer algodón para hacer sus ca-
plata por lo que habían menester, como tes- misas y mantas que usan por vestidos, y unas
tifica Strabon en el 3." de su Oeografía^ pero que llamaban naguas, con que se cubrían las
principalmente se usaba conmutar las bestias mujeres desde la cinta hasta la medía pierna,
de cuatro pies por otras cosas, quasi como por faldillas en esta isla, y las como redes
más común moneda, porque debían ' de darse que decían hamacas, en que dormían, hechas
á criar ganados * á los principios como pa- harto con lindo artificio. Tenían también
rece de Abraham y de los ^ primeros padres. grande cuidado y mayor que otras mujeres
De aquí dice Plinio que procedió aun en de criar y regalar sus hijos; los maridos en
Roma constituir las penas en ganados, como ínstruillos en los oficios y en las cosas de sus
penas pecuniarias, según las antiguas leyes.
*^
costumbres y ritos, así en su religión y culto
De esto Plinio, libro 33, cap. 1.". Asimismo divino como en las de su policía; i)orque esta
en las islas Cassiterides ó Cattiterides, que es la gente del mundo que más ama y se des-
según Plinio, libro 4.°, cap. 20, y Estrabon haga (porqiie así lo digo) por sus hijos, y por-
en el fin del libro 3." '', eran diez islas que que no tenían esclavos comunmente, sí no
estaban frontero del puerto de la Coruña ó eran los señores y reyes; las mujeres y los
del cabo de Finisterre, que es en * Galicia, hijos todo lo que había que hacer dentro y
de las cuales hecimos mención en nuestra fuera de casa suplían según lo que á cada
general historia 9, aunque según parece que uno pertenecía, ayudando á los padres y ma-
atina Plinio "^ eran las Canarias, pero mejor ridos que hubieran de hacer los esclavos sí
parece que siente Strabon, porque dice estar los tuviera, como dice el Filósofo en fin del
sexto libro de las Políticas, conviene á saber:
' ó comprasen. —
» de cobre ó de metal que llaman
que necesario es á los j)obres usar de sus mu-
fluflera. —* —
de hace de tractar. * en los tiempos pri- jeres é hijos, así como de ministros, porque
meros.—" padres.— 8 leyes.—' estaban.-» Vizcaya. no tienen facultad para comprar ó tener es-
— ' se hundieron ó son las Canarias.—'" habia pero
yo creo que estaban más cerca de la costa de Espa-
ña como parece por lo que dijo ¡Strabon, la descrip- • por,— 5 á ellos les falt.— ' con solicitud y dili-
ción que lleva Strabon y dice estar al Norte. gencia.
FR. BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 115
clavos: Nam pauperihus necesse est uíi mu- y por esto no hay necesidad de pecunias ni
Ueribus ct pneris tamqnam ministris, quuní dineros, como no les falte nada, y esto es lo
servos non habent. Pero los que entro ellos que el Filósofo dice en el ?>." de las Etílicas,
alcanzaban á tener esclavos, como en al- (¡ue el fin do la Económica (conviene á saber)
gunas partes de la Tierra Firme (porque en do los trabajos y solicitud del marido y de
esta isla ninguno hovo entre los indios) era la mujer es allegar riquezas, dol
marido ad-
tanto el amor y buen traetamiento que les quirillas mujer giuirdallas, y tamliion
y de la
tonian y liacian, que muy
poco difirian de ayudallas á ^ ganar por los actos á ella pro-
ios ju'opios hijos, así en porque
los trabajos, porcionados, porque con éstas es proveída,
eran moderantísimos, como en la familiaridad sustentada y prosperada y felice la casa, que
que les mostraban, y no por eso los esclavos es el otro fin [Jiincipal de esta comi)añia del
eran insolentes ni sesoberbecian, como de su marido y do la mujer, para que so ayuntaron,
naturaleza sean los siervos y los libres liu- cuanto más que la i)ecunia no solamente con-
milísimos y mansuetísimos antes entraña- , sisto y es en los dineros, ni se entiende ])or
blemente amaban como á padres y hermanos solos los dineros, sino que por todo aquello
á sus señores, y los servicios que hacian con que puedo valer ó ser estimado por dineros,
tanta simplicidad y diligencia y alegría, los como el Filósofo en el principio del libro 4."
obraban como si fueran los provechos para si de las Etílicas determina Después que los
.

mismos, por lo cual nunca era menester po- hijos eran crecidos ayudaban á los padres
y
nerles la mano de castigo. En algunas partes á las madres en los trabajos y oficios que te-
tenían sus haciendas ó i)eculios con sus mu-
'
nían, y enseñábanles cómo en todo por sus
jeres é hijos pro}das como los otros vecinos trabajos é industria habían de vivir. Llega-
libres, salvo que cuando el señor habia me- dos á la edad do casarlos, los casaban con-
nester que se hiciese algo en su casa ó ha- forme á sus costumbres y con sus acostum-
cienda ó algún servicio, aquellos lo hacian. bradas cerim<mias concertaban sus matrimo-
Otros residían continuamente en casa del se- nios, de los cuales abajo se dirá. Las muje-
ñor, y eran cuasi ni más ni menos que los res obedecían á sus maridos en suma manera,
liijos, puesto que siempre aquestos obraban porque de su naturaleza todas aquellas gen-
las cosas que se habían de hacer para servi- tos, más que nación del mundo, son á sus
cio de los señores. En la isla de Cuba era mayores, las mujeres a sus maridos, los hijos
esto mejor que en otra parte, porque cuando á sus padres, los siervos á sus señores, los
pasó la gente de esta isla Española, y poco á subditos á sus reyes, príncipes y principales,
poco sojuzgó á la de aquella, que era xana gen- obedientísimos. Conformidad y unanimidad,
te simplicísíma y mansuetísima la misma , paz y amor entre marido y mujer, nunca ma-
que la de los Lucayos de que arriba en el ca- yor ni quiza tanta en gente se vido, porque,
pítulo habemos hablado y hablaremos, como arriba muchas veces se ha dicho, todos
placiendo á Dios, adelante; tuviéronlos como son de su naturaleza mansos y pacíficos,
por esclavos y llamábanlos exbuneyes, la amadores y reverencíadores de los suegros y
penúltima sílaba luenga, pero ninguna ó suegras y deudos como á sus padres mismos;
cuasi ninguna diferencia era entre los
'^
hacerse injuria el uno al otro por cognosci-
hijos y aquellos que habían sojuzgado. Y míento ilícito de otra tercera persona muy
porque todas las gentes de estas tierras no pocas veces y muchas menos que en otras
tenían buey que arase, como dice el Filó- naciones acaecía. De esta manera crescian, '^

sofo en el 1." de la FolUica y en la Econó- se multiplicaban y conservaban por indus-


mica, conviene á saber: que en la casa del tria, regimiento, prudencia é imperio del pa-
pobre usase del buey que are en lugar de dre de familias, que era cada uno en su casa,
ministro ó esclavo, por esto les provej^ó Dios y de una, creciendo los linajes, se hacian y
no dándoles necesidad de arar por concede- procedían muchas, y de muchas ^ juntas se
Ues tierras felicísimas y tan fértiles que con hacían barrios. Barrios es una parentela que
un palo recio tostado fácilmente caven y rom- ha crecido y héchose ae uno muchos y poblá-
pan la tierra y siembren sus ¡lanes y hagan dose muclias casas y constituídose una vecin-
sus heredades. De estas y de todas las cosas dad de hijos y nietos; según el Filósofo en el
jjara sustentación de la vida necesarias te- 1." de la Política, cap. 1.", de muchos barrios
nían, como está dicho, grande abundancia, que se juntaron, las ciudades fueron institui-
que son las ciertas y verdaderas riquezas na- das. Todo esto dice allí el Filosofo: Pagusvi-
turales y las potísimas posesiones que según detur propagatio quadam esse domus, quos
el Filósofo dijo arriba, ser parte de la casa, dicimus coaluisse et natos esse natura. Omnis

' heredades. — ' indios. ' guardar.—' 86 conservaban.—' se juntaban,


116 HISTORIADORES DE INDIAS
aiítem domus regitur a seniore^ itaqne et ge- dos y felices; luego ^ después que alcanzaban
nera iíide propagata projiter consaguintta- cognosci miento del fin de su compañía, su-
tem: et hoc es-t quod itiquit Ilomerus: Jura pieron proporcionar y ordenar los medios su-
dant siugidi naUs et uxoribus, parum nam- sodichos para consecución del mismo su cog-
que etsi antiquitus hahitabant. Et infra: Qiue noscído y pretendido fin. Dije felices porque
autem ex pluribus pagis co)i/icii/ir soc/'e- verdaderamente así lo eran, pues solo to-
tas, civitas est, etc., esto es del Filósofo. Y mando de este mundo lo que necesario les
así por todas las cosas referidas parece cla- era para vivir, lo tenían en abundancia sin
ro que todas las casas y familias de estas in- cuidados y sin zozobras sin pendencias y
,

dianas gentes eran por sí cuanto era posible sin tomar á nadie lo suyo, antes en toda quie-
en las cosas necesarias á la vida y propaga- tud y sosiego, amor y paz y en alegría vi-
ción y conservación. Pues las gentes que de vían; y es verdad que algunas veces á los
la manera susodicha gobernaban y reglan mismos españoles que mal tractaban y trac-
y '

proveían sus casas y familias '^, maniíiesto es taron estas gentes oí decii-, no pudíendo ne-
que cognoscian el fin de sus ayuntamientos; gar la tranquila y modesta y alegre vida de
hacían y hacen, tenían y tienen artificiosa y estas gentes, su bondad natural, su humil-
diversamente sus casas materiales hechas por dad y su mansedumbre, placabílídad y afinen-
sus manos conforme á sus necesidades j aun cía de lo que habían menester y su conten-
á su placer, así fuertes como curiosas y de- tamiento, decían, digo, ¡oh qué gentes eran
leitosas, sus posesiones y riquezas naturales estas tan bien aventuradas si cognosiñeran á
y aun artificiales, con que estaban y tenían Dios! Pues todas las obras susodichas es ma-
proveídas * y mantenidas sus familias y nifiesto hacellas y procurarlas y ordenarlas
abundantes, así de la agricultura, de las ca- como medios á su fin aquestas gentes ]>or
zas y pesquerías, como de otras cosas de gran- consideración, discurso, inquisición, juicio,
jerias de oficios y artificios, haciendo los consejo, imperio y orden de razón, con deli-
hombres las operaciones humanas que como á beración, elección y aprobación y prosecu-
hombres les eran y son propias, y las muje- ción y expeiieucía, que todos son actos de
res las suyas: ellos adquirir é granjear por buen entendimiento y de voluntad adguiada
de fuera; ellas trabajar y gobernar y guardar y regida y corroborada''* por la lumbre racio-
lo que se traía de dentro; ellas, en nutrir nal ó intelectual del entendimiento; luego
y
criar con suma diligencia los hijos; ellos, des- aquestas gentes tuvieron y tienen la pruden-
pués de criados, doctrinallos en sus costum- cia segunda económica, paterna, doméstica
bres, ínformallos é ínstruillos en lo que ade- ó familiar (conviene á saber) supieron 3^ sa-
lante habían de hazer cada uno en sus oficios ben bien y ordenadamente regir, gobernar,
y ejercicios; sembrar ^ los mahíces y los
ellos, conservar y acrecentar sus familias y casas,
otros panes, poner los algodonales y otras y por consiguiente, son hombres humanos,
plantas y arbustas ^ plantas ó arbolecillos de razonables, intelectivos y que producen actos
que sacaban materia como de cáñamo ó lino; que verdaderamente son humanos guiados
eihis, cardallo, liilallo, tejello y cosello ¡jor por buena razón. La prueba clara de esto y
harta industria y artificio, de"^ lo cual á sí su confirmación no es menester adevínalla,
mismas y á sus maridos y hijos, según sus pues por los ojos vemos tan notorios efectos.
necesidades y á su manera, vestían, donde la Estos son las grandísimas multitudes de gen-
tierra lo requiria por ser fresca ó fría; pero tes, casas, barrios, lugares, ciudades que por
en estas islas por ser más calientes que frías todo este orbe ^ tan espesas y multiplicadas
vestirse cosa alguna sino eran las mujeres, hallábamos, porque si en el regimiento de
como se dirá, no acostumbraban, y otras mu- sus casas y familias (q\ie son, arriba dejimos,
chas cosas por industria, diligencia, solici- la sustancia de las ciudades) no hubieran
tud, artificio y estudio que los maridos usado de buena razón y regídose por ella, no
y
mujeres é hijos y siervos, donde los había, fuera posible mucho tiempo en aquel con-
ejercitaban y hacían, con que tenían, como cierto y orden (como por lo dicho parece) las
dicho es sus casas y familias suficientes,
, casas ó familias sustentarse, y por consi-
abundantes, prósperas, acrecentadas, multi- guiente, tanto ni en número tan inmenso,
plicadas y proveídas, y por consiguiente, al- ordenado y multiplicado haber crecido (como
canzaban el fin de la económica compañía, dejimos hablando de la ijrímera prudencia
y
así cuanto á esto según su manera
y lo que monástica) como hallamos y hoy las hay
de este mundo querían, eran bíenaventura- donde quiera qtre no las han destruido nues-

' 8U8.—
» conviene á saber, cognoscian el fin. — 3
abundantes sos.—* el algodón.— ^ de que sacaban.
y '
proporcionaban los medios. — 'y clarificada.
3 hallamos.
FR. BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 117
tros cristianos,tantos y tan grandes reinos no puede suplir. La segunda, cuanto á los
tan llenos de tantas y tan numerosas, egre- bienes morales, que son las virtudes; porque
gias y ordenadas polDl aciones y po|míísimas por el poder público que llamamos ejercicio
ciudades y tantos tiempos en orden y policia y ejecución de justicia, los mancebos inso-
sustentadas y perpetuadas; ¿'jué mayor argu- lentes y que salen traviesos y desconcerta-
mento de lo que pretendemos se puede dar? dos, que turban las partes de la ciudad, que
y que sean de luengos y antiquísimos tiem- son los vecinos de ella, por el miedo de la
|)0s perpetuadas parece claro, porque tanta pena suelen ser constreñidos á vivir ordena-
inmensidad do pueblos y naciones no se pu- dos, á los cuales las amonestaciones paternas
dieron multiplicar sino en longísima cuanti- no bastan á corregir y concertar, y también
dad y número de años. Luego estas indianas los homlires nocivos y dañosos forasteros ó
gentes de estas nuestras Indias occeanas, gen- de otras naciones no se atreven á ser inquie-
tes de buenos juicios, ingenios y entendi- tos, á hacer agravios y violencias, robos
'
y
mientos son, prudentes, humanas y bien ra- otros daños ,como se atrevieron a una ó á
cionales, y con esto cerremos lo que á estas pocas casas, como son las de los barrios ó
naciones de est« orbe toca de la segunda pru- vicos á una * multitud grande, como es la
dencia económica. de la ciudad; así, que visto cómo estas na-
ciones destas Indias son bien intellectivas y
racionales por razón de saber bien regir y
CAPÍTULO XLY gobernar sus casas, que son los primeros
elementos y principios, ó quizá segundos de
De como los indios vivían en buena los aj^untamientos y poblaciones grandes de
sociedad. hombres que llamamos ciudades, inquiramos
de aquí adelante si lo son por razón de ser so-
Y porque para cumplir con las necesida- ciales y naturalmente inclinados como todos
des de la naturaleza humana y que la vida los hombres á vivir en compañia, y en los
de los hombres sea cumplida y perfectamen- ayuntamientos grandes si saben ó sabían ^^
te ayudada y socorrida de la suficiencia de antes que á ellos viniésemos, regirse ó go-
las cosas que para totalmente no sólo vivir, bernarse. Para esto mejor declararse debe-
pero bien vivir, le son necesarias, no le bas- mos presuponer lo que dice Aristóteles en el
ta la primera compañía, cuyas partes es el principio del segundo libro De Repühlica
hombre, y la mujer, y los hijos, y las pose- (conviene á saber), que ala perfecta policia
siones que llamamos la económica, sino que pertenece que los hombres vivan en ella á
también ha menester tener otras cosas que toda su voluntad. La razón es porque la vo-
le causen perfecta suficiencia y le hagan la luntad pretende el fin de la vida humana
vida segura, pacífica j quieta, por ende tie- principalmente, como su principal objeto y
ne el hombre necesidad de la segunda com- materia, cerca de la cual con sus actos y
pañía ó sociedad, que es la perfecta, cuya operaciones negocia, al cual fin se ordena
parte toda su casa es, y por consiguiente ha toda la política conversación, y por tanto,
menester de necesidad la segunda ayuda de según que los hombres estiman del fin de la
que arriba en el capítulo 42 hecimos men- vida humana en diversas maneras, así di-
ción, y ésta es la ciudad y multitud ó gran- versamente sienten y estiman de la conver-
de ayuntamiento de hombres que se hace de sación, de la política ó ciudad. Los que el
muchas casas y de barrios muchos Por esta fin de la vida humana ponen ser las delec-

compañía segunda y multitud junta que lla- taciones ó poder, ó las honrras ó riquezas,
mamos ciudad, como deba ser, según el Filó- sienten yestiman ser aquella bienaventurada
sofo, por sí misma suficiente, perfectamente repi'iblica, y que muy bien está regida y dis-

se provee á todas sus necesidades, teniendo puesta, en la cual los hombres pueden vivir
todo aquello que ha menester para la vida y en deleites ó alcanzar riquezas, honrras, ser
para la buena, segura y tranquila vida, por- poderosos y mandar á otros; pero los que
que por la vivienda en la ciudad ó multitud sienten que el fin de la humana conversa-
de vecinos grande, el hombre es ayudado y ción consiste en aquel bien que es iiremio
socorrido en dos maneras. La primera, en de la virtud, estos tales juzgan la república
cuanto á los bienes temporales y corporales, ó ciudad estar muy bien y perfectamente
según que en las ciudades hay muchos arti- ordenada, regida y ser bienaventuraila, que
ficios y oficios, que son al hombre y á su más aparejada es para vivir los hombres en
casa necesarios, y que una casa ni un barrio ella pacífica y tranquilamente y más sin zo-

' prudentes. ciudad. regirse.


118 HISTORIADORES DE INDIAS
zobras é inconvenientes y más se pueden chos filósofos no tuvieron sentimiento della;
llegar á la virtud. Y
si son verdaderamente ni asimismo la otra felicidad activa perfec-
cristianos que sólo piensan por fin agradar tamente que pone el Filósofo en el 1." de
á Dios en esta vida temporal por ir á gozar aquella obra (conviene á saber) la civil, que
de la eterna, estos tales aquella ciudad, co- consiste lo primero en los actos de la pru-
munidad ó república tienen por felice y or- dencia, por los cuales se sabe el hombre go-
denada perfectamente en la cual los que bernar á sí y álos otros con virtud perfecta, y
viven más sin impedimento de su salvación segundariamente en los actos de las otras
y con más adminículos para alcanzar la ca- morales virtudes, pues que los romanos que
ridad y las otras virtudes puedan vivir, y tuvieron presumpcion de poner policía y le-
mejor veen y cognoscen que se procura, y yes al mundo, no la tuvieron, al menos mu-
defiende la honrra, y es cumplida la volun- cho tiempo perfectamente, como quiera que
tad de Dios: esta tal república es la cristia- en sus personas y en su república y gober-
na y el meollo della donde lo dicho verda- nación de tantos vicios y abominaciones ma-
deramente, y no con ficion, se ejecuta es la culados fueron, como abajo parecerá y di- '

religión, donde se vive á toda su voluntad remos algo dello. Bastábales, pues, á estas
reglada, empero con las reglas divinas y de gentes hasta que los visitase Dios enviáudo-
razón, porque los que la vida religiosa gus- les el Evangelio y dándoles su santa fé, tener
tan, que no es otra cosa sino perfecta vida por fin último lo que otras infinitas naciones
cristiana, todo consuelo y contentamiento en el mundo que Dios después trujo para si
alcanzan, y lo mismo gozan todos aquellos por fin tuvieron (conviene á saber), vivir en
que con simplicidad buscan y tienen por fin paz cada uno 2, estando con lo suyo conten-
á Dios donde quiera que estuvieren y en to, cerca de lo cual dice Sant Chrisóstomo
cualquiera estado de los aprobados que vivie- sobre Sant Matheo, cap. 10, homil. 33: Gen-
ren, reservando siempre algunos privilegios tibiis satis ad anücitiam est unius esse civi-

y favores que más que á los otros estados


> taiis. A lo cual principal y finalmente todas
Dios concedió, singularmente á la religión; sus obras enderezaban y con razón, pues que
fuera de esta república ningún bien se pue- todas las cosas criadas y aun las insensibles
de decir que hay, pues no puede haber sal- naturalmente, cada una en su manera, de-
vación por la carencia de la sancta fé cathó- sean y quieren la paz como el Sancto Dioni-
lica como principio y fundamento della, con sio, cap. 11.* De divinis noniinibus, afirma,
la cual se juzgan y limpian las horruras é y Sant Augustin, libro 19, cap. 13, De ciri-
imperfecciones barbáricas de los pueblos y tate Dei. La razón es porque todas las cosas
de las chicas y grandes comunidades por criadas desean y apetecen alcanzar el bien
más polidas y regidas y acenderadamente que les es conveniente, y por consiguiente,
gobernadas que sean en la infidelidad, y por la remoción y estorbo de aquello que sólo
eso no nos hemos de maravillar de los defec- puede impedir; esto todo se alcanza por la
tos que los infieles ^ en sus repúblicas pa- paz, que es concordia ordenada, y por esto
dezcan, sino maravillarnos de lo no muy pone tranquilidad en todas las repúblicas y
malo, y más si algo bueno viéremos que tie- en todos los estados dellas, y en todas cuan-
nen, porque sin fé y sin cristiana doctrina tas cosas se halla, como sea también tran-
en ninguna comunidad de hombres puede quilidad de la orden, y esta orden (como
haber cosa perfecta, sino llena ó mezclada arriba se ha dicho por sentencia de Sant
de muchas imperfecciones. Los indios, pues, Augustin) conserva cada cosa en su lugar y
ríe quien tractamos, como fuesen infideles en lo que le compete, sin estorbo y turbación
sin doctrina y sin fe, no podian tener por de otra, y ésta tiene razón de fin en cual-
fin el premio que después desta vida se da á quiera manera que se tome, así en la vida
los verdaderos fieles, ni tampoco es de ma- civil y regimiento político y en la conversa-
ravillar que no tuviesen por fin el galardón ción de los hombres como en la vida eterna
con que en esta vida se puede la virtud re- y celestial, según Sant Thomas enseña en
munerar en los que carecen de fé, que es la muchas partes. Pues como estas gentes in-
felicidad especulativa, la cual consiste en dianas tengan por fin la paz, y en todas las
las ocupaciones y ejercicios sumos del en- partes lugares y pueblos y ciudades de to-
,

tendimiento (conviene á saber), la contem- das estas Indias viviesen comunmente quie-
plación de las sustancias separadas ó espiri- tos y en paz entre sí, al menos todos los po-
tuales y cosas divinas (como tracta el Filóso- pulares, que ninguno hacia daño ni agravio
fo en el 1." de las Etílicas ),]}xies que aun mu- al otro sino por maravilla (como abajo pare-

' todos. — ' tengan. • quizá.— 2 con su estado contento.


FR. BARTOLOMÉ DE LAS CASAS 119
cera), de donde se sigue entre ellos
liabei- miento de ciudadanos á coeundo, que se
justicia legal y injusticia particular (según '
ayuntarse en unidad siendo todos conformes.
también abajo se verá), y por esto vivan á De donde parece que la verdadera y propia
toda su voluntad. Sigúese de aqui, que sus policía, según los filósofos y Philosophia mo-
repúblicas y policías sean para ellos perfec- ral consiste en la justicia (conviene á saber)
tas y suficientes por sí, y aun más perfectas cuando cada vecino ó ciudadano y miembro
que de otras naciones donde no hay tanta de aquella república es contento con lo suyo
paz, y por consiguiente, ni justicia, cuyo y tiene la disposición que conviene á su esta-
frncto y efecto es la paz, según aquello de do y á su officio y en él obra según debe, vi-
Isayas, cap. 32: Opiis ji(stiti(i.i pnx. Es aqui viendo en paz y amor con los otros sin offen-
también de suponer, que para que una mul- sa ó injuria de otro, y hace para aquí lo que
titud ó comunidad ó gente congregada en Sancto Thomas dice, lib. 4, cap. 1.3, De re-
alguna parte 6 lugar para vivir en él perpe- gimineprincipum: Tune est perfecta socialis
tuamente se llame y sea ciudad, pueblo, villa congregatio quando quislibet in suo statu de-
ó lugar, no se requiere necesariamente qiie bitam habet ¿lispositionem et operationem^sive
aquellos hombres ó gente estén cercados de rector sive officialis sive subditus rede opera-
muros, ni tampoco consiste en conjunción ó tur ut stíce, conditionis requirit actio, etc. De
ayuntamiento de edificios, sino en compañía aquí parece, que aunque por muchas partes
concoide y pacífica de los vecinos ó ciudada- destas Indias las gentes dellas no tengan los
nos, como Sant Augustin determina, lib. 15, pueblos y ayuntamientos cercados, ni edifi-
cap. 8." de La Ciudad de Dios, y en ésta la cios muy preciosos y torres muy levantadas,
razón y sustancia ó ser de la perfecta ciu-
'^
como vivan en paz j unidad y conformidad,
dad consiste. Este vinculo de concorde y pa- no dejan de ser sus pueblos, villas, lugares
cífica conversación de los vecinos y ciudada- j ciudades; bástales vivir con congregación
nos de ópido, ciudad, villa, ó lugar ó pue-
•*
miichos vecinos ó pocos con i^ue sean si al-
blo, deja luego de ser por más cerrada de guna buena cantidad para que tengan forma
muros altos y edificios suniptuosos que ten- de lugar, villa ó ciudad (conviene á saber)
ga ó tuviese; y así entre los tártaros, de algún número de barrios y de parentelas ó
quien se dice que ningún edificio tienen, y linajes que se hacen de casas juntas, puesto
entre otras cualesquiera bárbaras naciones que sean de paja ó de otra cualquiera mate-
son verdaderas ciudades que tienen el for- ria, porque para lo que ellos toman deste
mal estado de ciudad, que consiste en ser mundo, que es sólo lo necesario, todo lo de-
miembros con su cabeza (conviene á saber) más estiman, y ello lo es, supérfluo y dema-
multitud de hombres con quien los rija ó con siado.
regimiento real ó político si en paz y amor
y justicia unos con otros conversan, y esta
es y se llama república perfecta, pueblo y
CAPITULO XLYI
ciudad; porque la verdadera ciudad son los
De la perfección de las sociedades indias.
hombres vivos, si con amor, concordia y paz
son coligados, no las paredes y piedras muer-
tas, como quiera que las paredes, cercas ó Manifiéstase, pues, y queda clara la suffi-
casas no sean para el ser ¡mueblo ó ciudad ciencia y perfección de las repúblicas, reinos
(como dicho es) necesarias * y nótanlo esto y comunidades destas gentes, cuanto es ne-
los legistas en sus leyes. Y el mismo Sant cesario y conveniente para en las cosas
Augustin, lib. 2, cap. 21 de la misma obra, temporales vivir á su voluntad y en abun-
diffiniendo qué cosa' era ó es la república dancia dellas, y así conseguir el fin último
con bras de Scipion apnd Cireronem
las palc y felice de la ciudad ó vida social, cuanto
dice: Rempuhlicamesse rempopuli, popuhtm sin fé y verdadero cognoscimiento de Dios
autem natum multitiidinis juris consensu et en esta vida se ])uede alcanzar, que es la paz •
ulilitatisconimunione sociatum sciUcet, cían
, y conservación en ella (como dicho es), y por
juste regitur sive ab uno rege sive a paucis consiguiente se averigua la prudencia y
optimatibus, sive ab uno populo ujiirerso; y buena razón y habilidad destas gentes para
esto la etimología del vocaV)lo lo muestra, se saberse gobernar, por seis cosas ó calidades
porque ciudad ó civitas qinere decir civium ó partes, que, según el Filósofo, en el 7.",
unitas ó civium cu'ius, unidad y ayunta- cap. 8." de la Política, se requieren necesa-
riamente para que cualquiera comunidad,
pueblo ó ciudad sea por sí suficiente y se
'como.—" (le la cindad.— ' de la. * y nótanlo ésto
Francisco de Mayrones, sobre el dicho passo de Sant
Aagustin y los legistas en sus leyes.—'' es. ' como dicho ea.

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