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Clarisa Martínez-Bustamante*
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dad; a partir de su análisis emergieron tres categorías analíticas, las cuales fueron: Factores que
median en la violencia contra la pareja, Interpretación del acto violento e Identidad de género y
masculinidad. Se concluye que el fenómeno de la violencia contra la pareja parte de la multicau-
salidad de diversos factores sociales, relacionales y elementos de la masculinidad tradicional.
Palabras clave: violencia contra la pareja; masculinidades; perpetradores; agresión
Abstract: Currently, in order to address the phenomenon of intimate partner violence, an inte-
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gral perspective is needed, which focuses on making the study of the aggressors more relevant
and inclusive. Therefore, the objective of the present research is to approach the reality of four
men accused of hurting their partners, in order to understand from their perspective the diffe-
rent factors that influence the construction of their masculinity and the instrumental use of vio-
lence against their partners. Methodological work was carried out through in-depth interviews
and three analytical categories emerged from their analysis. These categories were: Factors that
* Universidad del Norte, Colombia mediate violence against partners, Interpretation of the violent act, and Gender identity and
Correo-e: janakindi@gmail.com
Recibido: 7 de julio de 2023 masculinity. It is concluded that the phenomenon of intimate partner violence is based on the
Aprobado: 25 de noviembre de 2023
multi-causality of diverse social and relational factors and elements of traditional masculinity.
Keywords: intimate partner violence; masculinities; perpetrators; aggression
1 Este trabajo es producto de la tesis doctoral titulada “Identidades masculinas y violencia contra la pareja. Un
abordaje desde la perspectiva del perpetrador en Leticia, Amazonas”, financiada por el programa AmaCiencias
del Departamento de Amazonas.
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Introducción se relacionan con la violencia masculina contra
la pareja, los cuales no se circunscriben exclusi-
La violencia contra la pareja es un patrón com- vamente al género aunque este sea un importan-
portamental de violencia intencionada, coersiti- te punto de partida. Según esto, los elementos
va y controladora por parte de una pareja actual constitutivos de la violencia masculina en contra
o previa. Su objetivo se constituye tanto en afir- de la pareja mujer no solo están asociados a la
mar como en sostener el poder y el control sobre cultura de género y sus consecuentes roles segre-
la víctima (Stern, 2017). Este problema de salud gados, sino a aspectos económicos y condiciones
pública está directamente relacionado con las vio- contextuales que fungen como estresores o deto-
lencias por razones de género, entendidas como nantes. Esta teoría se remite incluso al proceso
cualquier acción perjudicial perpetrada contra la de socialización durante la infancia del gestor
voluntad de una persona, fundamentada en las de violencia y a los vínculos primarios estableci-
diferencias socialmente atribuidas entre hombres dos durante esta etapa, que a menudo transcurre
y mujeres a razón del género (IASC, 2015). Se tra- en un marco de creencias que avalan la violen-
ta de un fenómeno fundamentado en la cultura, cia contra las mujeres y la subordinación de lo
donde las mujeres se han constituido histórica- femenino.
mente en sus principales víctimas (Organización Otro aspecto importante es el bajo nivel educa-
Mundial de la Salud, 2013; Serna-Trejos, 2022). tivo y el aprendizaje vicario de la violencia como
De ahí que se defina la violencia contra las muje- medio efectivo para la resolución de conflictos en
res como cualquier forma de violencia de géne- la relación de pareja; proceso que se da conco-
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ro que cause, o pueda llevar a consecuencias de mitantemente con la construcción de sesgos cog-
daño físico, sexual o psicológico hacia la mujer, nitivos relacionados con el género (Echeburúa
lo que comprende además las intimidaciones et al., 2016; Fernández-Montalvo et al., 2022).
relacionadas con tales acciones, la coerción o la Estos forman parte de la educación recibida tan-
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restricción de la libertad (Instituto de la Mujer y to por hombres como por mujeres en diferentes
para la Igualdad de Oportunidades, 2021; Pozo escenarios a nivel familiar y social. Su principal
et al., 2021). característica es un esquema de relaciones asi-
Pese a que los hombres viven también las métricas denominado patriarcal, que legitima
consecuencias de la socialización de género, el uso de la violencia asociada con lo masculi-
son estos quienes encabezan las estadísticas de no. Este orden social dicotómico se basa en roles
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perpetración de violencia contra las mujeres, lo estereotipados que, a su vez, son complementa-
femenino y las masculinidades no hegemóni- rios, otorgando funciones de poder y dominan-
cas (Fernández-Montalvo et al., 2022; Galdeano cia a los hombres, mientras condiciona al género
y López, 2022). Entendiendo que la compren- femenino a la sumisión y el cuidado de las rela-
sión es el primer paso para transformar, el pre- ciones (Jiménez-Moya et al., 2020; Vélez y Serra-
sente artículo parte de los estudios de género no, 2018). Bajo este modelo, la masculinidad no
sobre hombres y masculinidades (Núñez-Norie- incorpora las emociones socialmente atribuidas a
ga, 2017), para adentrarse en los aspectos fun- lo femenino; así los niños aprenden que el llan-
damentales de la violencia masculina, es decir, to, el dolor o cualquier sentimiento que esté fue-
en el corazón del fenómeno. ra del canon cultural de virilidad es sinónimo de
Esa complejidad es abordada en este caso debilidad y, en consecuencia, se fortalece el este-
desde el “Modelo interactivo de la violencia de reotipo de hombre rudo, fuerte y agresivo (Ferrer
género” propuesto por Stith y Rosen (1992), a y Bosch, 2016; McAllister et al., 2019). De las
causa de los múltiples factores evidenciados que mujeres, en cambio, se espera interdependencia,
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2022; Vélez y Serrano, 2018). pareja mujer, tienen efectos insoslayables tan-
Estos hombres comparten ciertos patrones to en ellas como en sus hijas e hijos. Entre los
familiares, sociodemográficos y comportamen- cuales se encuentran consecuencias como ines-
tales que también han sido referenciados en tabilidad emocional, deterioro de la salud, baja
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otras ocasiones. De acuerdo a lo investigado por autoestima, depresión, alteraciones cognitivas o
Rivas-Rivero y Bonilla-Algovia (2022) así como consumo de sustancias psicoactivas (Ariza-Sosa
López-Barreira y Moral-Jiménez (2020), quienes et. al., 2015; Ferrer-Pérez y Bosch-Fiol, 2019;
destacan la dificultad de caracterizar los perfiles Rodríguez-Ipiña y Guzmán-Cortés, 2023). Esta
de los hombres que violentan a la pareja mujer realidad motiva a continuar indagando sobre el
debido a su heterogeneidad. Aseguran que exis- fenómeno en aras de encontrar posibles solucio-
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te una relación entre la violencia presenciada o nes y disminuir, no solamente las proporciones
padecida durante la infancia y la aceptación de de mujeres afectadas, sino las de niños suscep-
la violencia contra las mujeres. El bajo nivel edu- tibles de reproducir en la adultez los patrones de
cativo, los problemas económicos y el consumo violencia machista.
de sustancias psicoactivas, son características Las investigaciones suelen centrarse con
comunes ente los hombres que maltratan a la mayor asiduidad en la víctima, más que en el
pareja. Esto no significa que el fenómeno esté agente violento (Pineda, Galindo, González y
ausente en poblaciones con mejores condiciones Chaparro, 2019), teniendo poco énfasis en la rela-
socioeconómicas; el poder adquisitivo podría ser ción entre identidad masculina y violencia contra
un medio de coacción que influye en el subregis- la pareja. Para entender la violencia masculina
tro por ocultamiento de situaciones de violencia contra la pareja mujer es preciso abordar la mas-
y un menor número de denuncias por parte de culinidad hegemónica (Cerón y Morrison, 2019;
las víctimas. Cabe aclarar además. que si bien los Zigliotto, 2016). Es por esta razón que el presen-
estresores contextuales y el historial de maltrato te artículo dirige la mirada a la perspectiva del
profundidad. Las entrevistas giraron en torno a en el departamento de Amazonas dados los casos
diferentes tópicos como: datos sociodemográfi- que se reportan diariamente y de los cuales hay
cos, identidad de género, dinámica relacional y escasos estudios que contribuyan a esclarecer las
posturas frente a la violencia. Se empleó igual- causas, a fin de diseñar de estrategias que contri-
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(Bonilla y López, 2016); dicho análisis fue con- Si bien los hombres que participaron en el estu-
trastado en una posterior sesión con cada entre- dio reconocieron haber perpetrado diferentes
vistado para validar la información. tipos de violencia, en sus discursos estas apare-
Los participantes fueron hombres con edades cían minimizadas, desvalorizadas y por lo gene-
entre los 23 y los 45 años de edad con residencia ral justificadas. Hecho encontrado con frecuencia
en Leticia, los cuales reconocieron haber ejercido en los estudios sobre hombres que agreden a la
violencia física, verbal y/o psicológica en contra pareja (López-Barreira y Moral-Jiménez, 2020;
de su pareja; hasta el momento de las entrevis- Rivas-Rivero y Bonilla-Algovia, 2022). Este tra-
tas solo uno había sido denunciado por tal deli- tamiento de la propia violencia está asociado a
to. Dos de los participantes continuaban con sus otros aspectos de la relación de pareja, como los
parejas sentimentales mientras los otros dos se eventuales problemas afectivos de ambos, el con-
encontraban hasta el momento en proceso de sumo de sustancias psicoactivas, y situaciones
separación. El nivel educativo de tres de los parti- generadoras de estrés y ansiedad (Fernández-
cipantes osciló entre la primaria y la secundaria; Montalvo et al., 2022). En esta investigación, el
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ejercidas en contra de la pareja mujer trado que el historial de maltrato generacional
aumenta las probabilidades de desarrollar com-
Los participantes tienen diferentes razones para portamientos violentos hacia la pareja y/o la des-
describir y justificar tanto el origen como el esca- cendencia durante la edad adulta (Fernández y
lamiento de la violencia contra la pareja mujer. López, 2019; Fernández, Martínez y Azcárate,
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La violencia, aseguran, es inherente a la espe- 2011; Rivas-Rivero y Bonilla-Algovia, 2022).
cie humana: “son las partes de uno, de la violen-
cia que no las puede uno manejar; la ‘adrenalina’
que todo ser humano tiene”. Si bien consideran b) Argumentos justificatorios o atenuantes
que la violencia es un recurso universal, asegu-
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ran que se trata de un comportamiento principal- En dos de los casos, el consumo de sustancias
mente masculino: “la mujer es la que abraza, la psicoactivas no solo fue el detonante principal
que cuida, el hombre... es el que castiga, el que de la violencia contra la pareja sino también el
pone la regla en la casa”. Imaginarios semejantes medio para justificarla: “(Cuando consumía dro-
fueron encontrados por Hamodi y coinvestigado- ga) es que no era yo, a veces le pegaba y ella me
ras (2019), en su estudio sobre las construccio- decía: ‘¡me pegaste!’. Y yo: ‘¿cómo?’ Es que no es
nes socioculturales en torno a la masculinidad uno”, recuerda un participante. Actitudes simila-
y la feminidad asociadas a la violencia familiar. res se hallaron en un estudio realizado con 572
En las historias de vida de los participantes hombres procesados en España por violentar a
la violencia aparece como una respuesta reac- su pareja; en aquellos hombres que habían con-
tiva, incontrolable, y suele estar ligada según sumido alcohol y drogas ilegales, se incrementó
dicen a un historial de violencia previo, en el que la probabilidad de violentar a la pareja de ocho a
ellos a su vez fueron víctimas de sus padres o once veces, en relación a los días en los que no
madres. Si bien este elemento puede ser usado hubo consumo (Rodríguez y Gómez, 2015).
proveedor exclusivo del hogar y, en últimas, la cias frente al trabajo remunerado de la mujer o al
percepción de que sus aportes son desestimados. momento de asumir tareas del hogar como el cui-
Todo esto se asocia de forma menos explícita, a dado de la progenie.
la percepción de pérdida de privilegios masculi-
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ción subjetiva se conoce como micromachismos
de crisis (Cuenca, 2023) y entra en juego cuando
las parejas acceden a bienes o trabajos remune-
La construcción de la identidad masculina y su rados fuera del hogar.
relación con la violencia En cuanto a los roles de género, si bien tie-
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nen una visión conservadora frente a las tareas
Los participantes construyen su masculinidad a de cuidado del hogar, la mayoría de los partici-
partir de estereotipos, principalmente aquellos pantes dijo “colaborar” en algunas de ellas. Su
asociados a la jefatura del hogar y la proveedu- masculinidad se compone de elementos aprendi-
ría. Para ellos la dominancia es parte inherente dos durante la socialización de género y aspectos
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de la masculinidad, como es también el compor- que forman parte de su elaboración actual, deri-
tamiento agresivo, el cual a su vez fue observado vados de los cambios sociales en la feminidad y
en sus respectivos padres (Jiménez-Moya et al., en las relaciones de poder. Por esta razón la par-
2020; Vélez y Serrano, 2018). Todos provienen ticipación en las actividades domésticas no entra
de entornos donde hubo maltrato físico y verbal directamente en conflicto con su masculinidad,
entre los integrantes de la familia. En un contex- siempre y cuando sean realizadas por su inicia-
to así es común que aprendan por observación tiva como una colaboración y no se les exijan en
estos comportamientos que, con el tiempo, ter- caso de que no deseen hacerlo. No es un cambio
minan construyendo identidades rudas y hostiles sustancial, dado que no incorpora la noción de
(Rivas-Rivero y Bonilla-Algovia, 2022). Los hom- corresponsabilidad en la economía del cuidado.
bres de este estudio ejemplifican cómo la violen- Los roles de proveedor y jefe del hogar
cia se produce y se reproduce al interior de las cobran gran importancia en sus palabras, pues
familias a partir de patrones muchas veces difí- en ellos radican sus derechos y autoridad. Este
ciles de detectar. Se convierte en una reacción rol de proveedor, tan común en la masculinidad
Los entrevistados aceptan el trabajo remunerado Si bien la religión en muchos aspectos puede
de la mujer solo cuando es necesario y aunque cumplir un papel protector, esta cosmovisión
dicen participar en algunos quehaceres domésti- en particular avala las relaciones desiguales de
cos y de la crianza cuando sus parejas no están, poder y la perpetuación de la subordinación de
consideran que no es su trabajo; el suyo es según las mujeres cuando no es cuestionada. Un tema
ellos, más relevante. De ahí que el rol de provee- ampliamente tratado por Riba (2015) quien des-
dor, aparezca sobrevalorado en contraste con el taca los efectos de ciertos dogmas religiosos en
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Dentro de ese orden estructural, es la mujer quien según el análisis forman parte de la idea de mas-
se debe encargar de los asuntos domésticos. culinidad de los participantes. De los discursos
Según los relatos sobre la infancia, los partici- de los hombres que formaron parte del estudio
pantes observaron estos mismos esquemas en su se desprendieron tres categorías principales que
familia de origen. Los hombres deben ser aten- permitieron comprender el fenómeno estudiado:
didos y cuidados por las mujeres, aunque para los factores que median la violencia, lo que ellos
ellas esto represente en muchos casos una doble interpretan como violencia, así como su entendi-
jornada: “Mi mamá igual llegaba cansada igual miento sobre la masculinidad y la identidad de
que él (…) ella llegaba pa, pa, pa! (sic) y organi- género. Para los participantes, la violencia es una
zaba a todo el mundo. Entonces yo pienso que característica humana especialmente asociada a
eso tiene mucho que ver, siempre tuve quien me la masculinidad, estos asumen que también fue
atendiera”. aprendida pues presenciaron y padecieron dife-
Estos roles aparecen reforzados por determi- rentes tipos y niveles de violencia en sus fami-
nadas creencias religiosas. En este sentido, la lias de origen. Lo que coincide con lo hallado
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reflejó también en los testimonios de las mujeres sin sesgos de género, evitando también que las
que participaron en un estudio realizado por de mujeres terminen siendo agredidas de nuevo por
Dios Fernández (2019), quienes aseguraron que contradecir a su pareja o expareja. Por otra par-
sus esposos rechazaban su incursión en el mer- te, los participantes mostraron actitudes desfavo-
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cado laboral aunque percibían mejoras en la cali- rables frente a las denuncias por violencia contra
dad de vida de la familia. la pareja considerándolas injusticias. Se conside-
Si bien la construcción de la identidad mas- ró como parte de las ideas distorsionadas sobre
culina es un factor preponderante encontrado en el género y no se encontraron estudios específi-
el estudio, los hallazgos evidenciaron que la vio- cos al respecto por lo que se recomienda abordar
lencia contra la pareja debe ser analizada des- el tema con mayor profundidad.
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de la particularidad de los casos sin ser atribuida Se pudo concluir que la violencia contra la
exclusivamente a las ideas sobre el género. El pre- pareja mujer se origina en la combinación de
sente estudio encontró consonancia con el mode- diversos factores socioeconómicos, relacionales y
lo interactivo de la violencia de género (Stith y culturales. Estos últimos asociados, tanto a ideas
Rosen, 1992) y coincide con las observaciones de distorsionadas sobre la masculinidad y femini-
Echeburúa (2019), quien argumenta que la vio- dad como a la violencia estructural arraigada en
lencia contra la pareja mujer “no depende solo el sistema social. Cuando estos antecedentes se
del machismo, sino del aprendizaje temprano de combina con un historial de violencias previo y
la aceptación de la violencia en general como una condiciones socioeconómicas desfavorables, pro-
forma de resolver problemas o de imponer volun- picia un mayor desarrollo de patrones de violen-
tades” (p. 78). En virtud de lo narrado por los cia basada en el género.
participantes, se encontró la combinación entre Finalmente se considera que superar la vio-
pautas de interacción violentas, violencia enfo- lencia contra las mujeres es un proceso que
cada al castigo y violencia de crisis de acuerdo a debe ser abordado desde los siguientes aspectos:
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