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Examen parcial

PRIMER CUATRIMESTRE

EVALUACIÓN DE LOS APRENDIZAJES


Tema 1

Apellido y nombre: Coronel Silvana

Teniendo en cuenta los conceptos trabajados en el primer cuatrimestre:

1-¿Con qué conceptos realizarían el análisis de la imagen y por qué?


Desarrollar y citar los autores correspondientes.

Para comenzar, la imagen intenta develar todos los aspectos que condicionan,
en más de una oportunidad, el trabajo docente. Allí podemos observar la
importancia que para aquel posee el currículum, el diseño, la programación, la
evaluación, la interdisciplinidad, la reforma y la didáctica, olvidándose del eje
central en todo proceso de enseñanza y aprendizaje, es decir, la figura del
alumno, hasta pisotearla, como se ve reflejado, de manera literal, en la imagen.
Puedo inferir que se intenta representar allí a un docente que lo único que le
importa es el cumplimiento del trabajo, responsabilidades y obligaciones que
posee, sin reparar en lo que sucede con el estudiante.

Para comenzar, podemos encaminar nuestro análisis hacia la idea de que los
docentes llevan adelante sus prácticas de enseñanzas en determinados
contextos, bajo ciertas presiones y supervisiones; las cuales, muchas veces se
ven condicionadas. Así lo sostiene el autor Miguel Ángel Santos Guerra en
“Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional y de persona eres”, en
aquel apartado en donde dice [..] “Tienen que evaluar a un número de a veces
desmesurados de alumnos, entregar calificaciones con unos terminales
predeterminados, debe hacerlo en un momento preciso, en unas actas que le
son entregadas por el servicio de Secretaria…”[…]
Cabe destacar que, en este análisis y dentro del trabajo docente, nos
enfocaremos puntualmente en las prácticas evaluativas.
Por otra parte, el autor ya mencionado, afirma que existen distintos factores
que condicionan las prácticas evaluativas de los docentes; algunos de ellos son
las prescripciones legales, es decir aquellas disposiciones legales que
enfatizan en que los profesionales no pueden hacer la evaluación de la manera
que quieran, en el momento que quieran, con la nomenclatura que considere
adecuada y sobre los aspectos que quieran; las supervisiones institucionales,
es decir aquellas evaluaciones llevabas a cabo bajo supervisión de distintos
agentes que velan por el fiel cumplimiento de la norma; las presiones sociales,
este factor tiene que ver con lo que la sociedad no es ajena a los resultados de
las calificaciones que, generalmente, compara y jerarquiza; condiciones
organizativas, es decir aquellos condicionantes determinados, como lo son el
tiempo disponible, el grupo de personas evaluadas, el estímulo profesional, la
tradición institucional, las exigencias del currículum, las técnicas disponibles, la
formación recibida, entre otras.

En relación a esa multiplicidad de condiciones, y según lo afirman Gvirzt Silvina


y Palamidessi Mriano en “El ABC de la tarea docente: currículum y enseñanza”
la acción de evaluar supone un ejercicio de poder, el poder del evaluador. “El
que evalúa es reconocido como una autoridad capaz de preguntar,
inspeccionar, examinar, valorar, calificar, jerarquizar”.
Es importante remarcar que hoy en día, y en oposición a un paradigma más
tradicional, la evaluación en la educación se relaciona con juicios respecto a los
individuos, es decir, el hecho de conocer las necesidades o capacidades para
de esta forma, poder juzgar sus méritos; respecto del mejoramiento de la
enseñanza, es decir, el hecho de adecuar los materiales, utilidades o eficacia
de las estrategias de enseñanza u la organización y secuencia de contenidos;
respecto d la institución escolar, es decir, analizar la calidad de contenidos
impartidos en una escuela y por último, respecto de la política y administración
del sistema escolar, es decir, tener en cuenta y analizar la calidad de la
escuela, evaluar el desempeño profesional de un docente, conocer el
rendimiento académico de los egresados, etc.
En conclusión, las prácticas docentes, desde un enfoque constructivista, tienen
el foco puesto en el estudiante como un sujeto activo, en busca de un
aprendizaje significativo, indagando en los saberes previos, totalmente opuesto
a lo que refleja la imagen presentada al comienzo, cuyo foco está puesto en el
cumplimiento de todos aquellos factores que hacen a su labor docente,
condicionando su trabajo, quitando de foco al estudiante, convirtiéndolo a este
último en un sujeto pasivo, provocando efectos negativos y perjudiciales.

2-Además, consideremos la siguiente imagen:


¿Con qué conceptos abordarían su análisis? Desarrollar y citar los autores
correspondientes (no pueden ser los mismos que seleccionaron para el primer
punto).

En esta segunda imagen podemos observar a dos alumnos, uno contento por
aprobar o “zafar” y el otro, totalmente opuesto al primero, preocupado por
entender el error o equivocación de su compañero.

A partir de esto, puedo perfilar mi análisis de la siguiente manera, en términos


de Miguel Angel Santos Guerra en “Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de
profesional y de personas eres”, es importante destacar que todo conocimiento
académico tiene un doble valor. Por un lado, el valor de uso, es decir aquel que
resulta útil, que posee sentido, relevancia y significación, aquel que genera
motivación. Por otra parte, encontramos aquel conocimiento que posee valor
de cambio, es decir aquel que puede cambiarse por una calificación, por una
nota.

Cuando predomina el valor de uso, lo que importa realmente es el aprendizaje;


dicha idea está reflejada en el estudiante que pregunta ¿en qué te
equivocaste? Cuando es a la inversa, es decir, cuando predomina el valor de
cambio, lo único que realmente importa es aprobar, términos que se
encuentran reflejados en el estudiante que afirma ¡ya zafé!

A su vez, la imagen, por medio de las respuestas de los estudiantes, intenta


develar las actitudes de dos tipos de evaluadores, en términos de Santos
Guerra. Por un lado, visualizamos a un docente que adopta un paradigma
conductista, allí en donde lo único que importa es evaluar, en donde la nota
representa una convención arbitraria, en términos de Davini, o en términos de
Anijovich[..] “la evaluación es entendida como medición de resultados de
aprendizaje al final de un período de ejecución de la enseñanza, para verificar
el dominio de contenidos y calificar con el propósito de acreditación” […]

Por otro lado, el del paradigma constructivista, allí en donde se busca de


manera continua un aprendizaje significativo, convirtiendo al estudiante en
constructor de sus conocimientos, a partir de sus propios errores. Cabe
destacar que así lo menciona Anijovich, [..] “la evaluación, a partir de un
enfoque constructivista, es considerada como una instancia para aprender, por
tanto, tiene relevancia la función formativa y el error se considera fuente de
aprendizaje, […] el cual se produce a la través de la retroalimentación
oportuna y constante del estudiante” […] Siguiendo la concepción de este tipo
de evaluación, es decir el que propone el paradigma constructivista, el autor
Miguel Ángel Santos Guerra, menciona un tipo de evaluación que reúne
características tales como [..] “ independiente y por ello no comprometida, […]
cualitativa y no meramente cuantificable, […]práctica y no meramente
especulativa, […] democrática y no autocrática, […] procesual y meramente
final, […] participativa no mecanicista, […] colegiada y no individualista [..], con
el fin de contraponerlas al tipo de evaluación de corte tradicionalista. Hablamos
de aquellas otras evaluaciones que refieren a procesos de carácter
comparativo aplicados a mediciones de resultados , a aquellos fenómenos de
rendimientos impuestos por la autoridad; el autor habla de un determinado tipo
de evaluación en la cual se realiza la comprobación del aprendizaje del alumno.

Cabe destacar lo que esboza el autor Edith Litwin en “El oficio de enseñar”, allí
donde afirma que en una buena práctica de evaluación los desafíos cognitivos
no son para evaluar sino que conforman parte de la vida cotidiana del aula.
Además, una buena evaluación otorga confianza y genera un espacio para que
los aprendizajes fluyan y se expresen con naturalidad.

3-Teniendo en cuenta la bibliografía propuesta de R. Anijovich, analizar la


siguiente escena:
A partir de este diálogo y teniendo en cuenta a la autora recomendada, Rebeca
Anijovich, puedo interpretar que estamos frente a dos tipos de docentes distintos,
pertenecientes a enfoques muy contrapuestos.
Por un lado, encontramos a Silvia, una docente que busca evaluar los aprendizajes
en un espacio independiente de los momentos de aprender y enseñar, ya que, como
demuestra en la escena, específicamente en este fragmento “el esfuerzo es algo
subjetivo y no debería considerarse”, no está interesada en considerar los esfuerzos
y trabajos de sus alumnos como parte del proceso evaluativo. Este tipo de docente
se posiciona en un enfoque Conductista, también llamado Tradicional. Los docentes
que generalmente conforman este tipo de paradigma, entienden a la evaluación
como una instancia casi administrativa y burocrática; además, la consideran como
un instrumento de control, a partir de la cuál obtienen información lo más objetiva
posible, privilegiando las respuestas correctas y enmarcando el error. Básicamente,
la evaluación es utilizada como una comprobación de aprendizajes conceptuales, a
través de una nota, y esta idea se ve reflejada en el siguiente pasaje “las
calificaciones, personalmente estimo que deberían basarse en los resultados que
obtienen los alumnos, comparándolas con las del resto del curso”.
Cabe destacar que las creencias docentes ocupan un rol fundamental dentro de
este paradigma, consideradas y definidas por la autora como aquel “repertorio de
supuestos y respuestas rutinarias que no tienen base teórica que las sustenten”;
también entendidas”; también son entendidas como aquellas estructuras cognitivas
y emocionales, propias de las biografías escolares de los docentes, es decir
hablamos de las propias vivencias. Sin embargo, […] “las creencias que los
docentes poseen sobre la evaluación producen efectos incidentales no siempre
deseados en los estudiantes” […]; por lo cual es importante problematizar frente a
estas creencias, que por lo general subyacen en este paradigma, casi sin
argumentos.
Por otro lado, desde un enfoque constructivista encontramos a Ana, una docente
que busca llevar adelante las prácticas de enseñanza y aprendizaje de manera
totalmente diferente, indagando sobre los saberes previos, en busca de alcanzar el
aprendizaje significativo, esta idea se deja entrever en el siguiente fragmento de la
escena “me preocupa saber que es capaz de hacer el alumno luego del proceso de
enseñanza y aprendizaje, […] Hay otro problema que no he podido resolver y que
se refiere al nivel de conocimiento o capacidades que posee el alumno al momento
de comenzar el proceso de enseñanza y aprendizaje” .
Los docentes que conforman este modelo constructivista, buscan evaluar los
aprendizajes de manera diferente a la docente anterior. Dentro de este paradigma,
la evaluación es entendida como aquella práctica cotidiana que realizan todos, no ya
para controlar y sancionar; sino para mejorar y potenciar el desarrollo de los
estudiantes. Es así, como la evaluación tradicional considerada como una instancia
administrativa, pasaría a convertirse en un proceso reflexivo, sistemático y riguroso,
complejo y permanente, el cual debería considerarse y calificar. Elaborando
propuestas significativas a la hora de evaluar. Tal como lo plantea Ana en el
siguiente apartado “se tiene que considerar el esfuerzo al evaluar y calificar”.
A modo de conclusión, y en términos de la autora, sistematizando este proceso de
transformación en las prácticas docentes (identificar, analizar, interpretar y recoger
evidencias de aprendizajes, desde anotaciones de los profesores hasta registros de
observaciones de sus tareas, a fin de elaborar juicios de valor), las prácticas de
evaluación de los aprendizajes podrán transformarse en prácticas de evaluación
para el aprendizaje.

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