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PRIMER CUATRIMESTRE
Para comenzar, la imagen intenta develar todos los aspectos que condicionan,
en más de una oportunidad, el trabajo docente. Allí podemos observar la
importancia que para aquel posee el currículum, el diseño, la programación, la
evaluación, la interdisciplinidad, la reforma y la didáctica, olvidándose del eje
central en todo proceso de enseñanza y aprendizaje, es decir, la figura del
alumno, hasta pisotearla, como se ve reflejado, de manera literal, en la imagen.
Puedo inferir que se intenta representar allí a un docente que lo único que le
importa es el cumplimiento del trabajo, responsabilidades y obligaciones que
posee, sin reparar en lo que sucede con el estudiante.
Para comenzar, podemos encaminar nuestro análisis hacia la idea de que los
docentes llevan adelante sus prácticas de enseñanzas en determinados
contextos, bajo ciertas presiones y supervisiones; las cuales, muchas veces se
ven condicionadas. Así lo sostiene el autor Miguel Ángel Santos Guerra en
“Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional y de persona eres”, en
aquel apartado en donde dice [..] “Tienen que evaluar a un número de a veces
desmesurados de alumnos, entregar calificaciones con unos terminales
predeterminados, debe hacerlo en un momento preciso, en unas actas que le
son entregadas por el servicio de Secretaria…”[…]
Cabe destacar que, en este análisis y dentro del trabajo docente, nos
enfocaremos puntualmente en las prácticas evaluativas.
Por otra parte, el autor ya mencionado, afirma que existen distintos factores
que condicionan las prácticas evaluativas de los docentes; algunos de ellos son
las prescripciones legales, es decir aquellas disposiciones legales que
enfatizan en que los profesionales no pueden hacer la evaluación de la manera
que quieran, en el momento que quieran, con la nomenclatura que considere
adecuada y sobre los aspectos que quieran; las supervisiones institucionales,
es decir aquellas evaluaciones llevabas a cabo bajo supervisión de distintos
agentes que velan por el fiel cumplimiento de la norma; las presiones sociales,
este factor tiene que ver con lo que la sociedad no es ajena a los resultados de
las calificaciones que, generalmente, compara y jerarquiza; condiciones
organizativas, es decir aquellos condicionantes determinados, como lo son el
tiempo disponible, el grupo de personas evaluadas, el estímulo profesional, la
tradición institucional, las exigencias del currículum, las técnicas disponibles, la
formación recibida, entre otras.
En esta segunda imagen podemos observar a dos alumnos, uno contento por
aprobar o “zafar” y el otro, totalmente opuesto al primero, preocupado por
entender el error o equivocación de su compañero.
Cabe destacar lo que esboza el autor Edith Litwin en “El oficio de enseñar”, allí
donde afirma que en una buena práctica de evaluación los desafíos cognitivos
no son para evaluar sino que conforman parte de la vida cotidiana del aula.
Además, una buena evaluación otorga confianza y genera un espacio para que
los aprendizajes fluyan y se expresen con naturalidad.