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¡Hola a todxs!
Esta semana vamos a ampliar algunos elementos que introdujimos en la clase anterior
en relación con este segundo enfoque. En este sentido, vamos a focalizarnos en una
perspectiva didáctica, que procura aportar algunas ideas acerca de los criterios y
posicionamientos político-pedagógicos para pensar y diseñar propuestas de
evaluación.
¡Comencemos!
De acuerdo con Díaz Barriga, en esta perspectiva se omiten las mediaciones diversas,
heterogéneas, particulares, dinámicas que se dan en la misma acción de
aprender/conocer (como si aquello que se produjera como intencionalidad en la
enseñanza se pudiera “reflejar” como copia fiel en lo que las y los alumnos han logrado
apropiarse en sus aprendizajes), a la vez que se niega la mutua implicación que existe
entre “observador y observado” (en este caso entre los criterios que pone en juego
el/la docente cuando “observa” los procesos de sus estudiantes. Se cae así en un
"objetivismo" parcial en tanto que lo que se objetiva es el momento de asignar una
expresión numérica al alumno, de acuerdo con la cantidad de preguntas contestadas
correctamente, pero no existe tal objetividad ni en el muestreo de los aprendizajes a
lograr, ni en la elaboración de las preguntas. En esta línea, diversos autores de enfoque
tecnicista, al hablar de evaluación, igualan este concepto con el de medición; y pasan
de allí a tratar el problema de la validez de los instrumentos con los cuáles se realizará
esta medición.
Esto es así puesto que se parte de una concepción del aprendizaje coherente con esta
perspectiva educativa. Por el contrario, cabría preguntarnos qué es en el proceso de
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Se denomina “pruebas objetivas estandarizadas” a aquellas en las que las respuestas consisten en la
elección de un item entre varias opciones (como en el multiple choice) o en la producción de una palabra
o una frase breve que refiere a elementos precisos y que no admite variabilidad. En ambos casos se trata
de seleccionar una respuesta que se considera “correcta”, la única posible. Algunas disciplinas cuentan
con una larga tradición de este tipo de pruebas. Pero más allá de decisiones o estilos de algunxs
docentxs, los operativos nacionales o internacionales de evaluación (como las pruebas Aprender a nivel
Nacional o PISA, a nivel internacional) se sostienen sobre estos enfoques, de modo que las pruebas sean
estandarizadas y los resultados “comparables” entre lxs alumnxs de distintas provincias, regiones y
países.
aprendizaje aquello factible de ser medido o cuáles son los fundamentos en que se
basa esta "teoría de la medición". Uno de los fundamentos más importantes es la
concepción de aprendizaje que sustentan y que se remite básicamente a la psicología
conductista. Esta corriente psicológica -que seguramente han estudiado en la carrera
de comunicación cuando vieron la teoría de la aguja hipodérmica-, se nutre del método
científico propio de las ciencias naturales. Por ello, mantiene el principio según el cual
sólo puede ser considerado científico aquello que puede ser verificable empíricamente,
por lo cual en relación con los fenómenos sociales sólo estudia las conductas
observables que las personas realizan. Desde esta mirada, los aprendizajes no son más
que una modificación en la conducta de lxs sujetxs. Así, el funcionamiento intelectual
que lleva a un sujeto a realizar una u otra conducta queda fuera de análisis y lxs
científicxs (lxs pedagogxs, lxs educadorxs) restringen entonces su conocimiento al
estudio de lo que es observable o medible. En este marco la pregunta por la evaluación
parece ser muy sencilla, lo único que tiene que hacer quien evalúa es buscar las metas
del programa, traducir las metas a indicadores mensurables de la realización del
objetivo, reunir datos de los indicadores y finalmente comparar los datos con los
criterios de realización de las metas (Díaz Barriga, )
En el otro enfoque, que Perez Gomez denomina alternativo, junto con otrxs autorxs y
perspectivas, se parte de la comprensión de la evaluación como una práctica social que
es a su vez CONCEPTUAL / ÉTICA /POLÍTICA. ¿Qué significan estos tres conceptos en
este enfoque? Veamos:
En este sentido:
A los sistemas educativos se les plantea, como una de sus funciones, realizar acciones
que la lleven a conocer los resultados de los procesos que se realizan en su interior o
de establecer el grado de acercamiento entre lo planeado y lo realizado. A esta acción
verificadora, como vimos, se le llama genéricamente evaluación. Sin embargo, como
hemos visto, se le llama comúnmente evaluación educativa a prácticas que refieren
indistintamente a la medición, la calificación, la acreditación, la comprobación de
resultados, etc.
Esta reflexión implica revisar los supuestos que existen detrás de la definición de los
objetivos en los programas escolares dado que éstos constituyen las orientaciones
básicas para determinar la acreditación. Si los objetivos de un programa conservan un
alto nivel de fragmentación y atomización del objeto de estudio se puede suponer que
es necesario elaborar una pregunta de examen para verificar el supuesto "logro" de
cada una de estas conductas. Esta situación puede distorsionar el análisis del proceso
de aprendizaje y fomentar la memorización y mecanización tanto del proceso de
aprendizaje de lxs estudiantes como de las actividades y propuestas de trabajo que
plantean lxs docentxs. A partir de la claridad que se tenga sobre los objetivos generales
o propósitos de un curso es cómo se pueden planificar las formas de acreditarlo, y que
pueden ser planteadas en términos más integradores.
Con vistas a trascender la evaluación con referencia a una norma, y acercarse a una
concepción formativa, que apunta a intervenir en los procesos de aprendizaje (la
noción de regulación que propone Perrenoud) al evaluar se considera:
¿Qué elementos debe contener para definir que esta apropiación se ha alcanzado?
¿Hay alguna jerarquía entre estos elementos, de manera que algunos son más
importantes que otros?
¿Cuáles son las habilidades o saberes que deseamos saber si se ponen de manifiesto o
no?
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Si bien en ese momento hemos abordado esta complejidad desde otras dimensiones, reflexionamos
sobre esta problemática cuando desarrollamos el concepto de transmisión, en el Núcleo N° 1. ¿Lo
recuerdan?
2. Emitir un juicio de valor acerca de la información reunida: ya que evaluar
supone valorar, juzgar, interpretar, analizar, comparar.
Bajo estas condiciones la evaluación se plantea como una revisión constante del
proceso grupal, señalando con flexibilidad los siguientes momentos para llevar a cabo:
Esto debería tener como meta que docentes y estudiantes cobren conciencia no
únicamente de lo aprendido durante el curso, sino de cómo se aprendió y,
fundamentalmente, tener la posibilidad de recrear esta experiencia en nuevas
situaciones de aprendizaje.
Es relevante que pensemos en la evaluación como retroalimentación del proceso de
aprendizaje (Anijovich, 2010). Con este concepto nos referimos al intercambio
dialógico que se produce entre docentx y estudiantxs a efectos de comunicar
devoluciones. Esto se vincula con uno de los principales sentidos de la evaluación: que
resulten útiles para que lxs estudiantxs reflexionen acerca de su propio proceso de
aprendizaje.
Con este recorrido llegamos al final de las clases de Didáctica de la Comunicación. ¡Nos
encontramos ahora en el diálogo a partir de las producciones y devoluciones del
Trabajo Práctico Integrador Nº 4!
Bibliografía citada
Anijovich, R. (2010) “La retroalimentación en la evaluación”, en Anijovich, R. (comp.) La
evaluación significativa, Paidos, Buenos Aires.