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Tema 1. Realismo y Naturalismo: Novela, poesía y teatro.

El Realismo y el Naturalismo constituyen una visión del mundo surgido en la segunda mitad del S.XIX,
caracterizada por el surgimiento de la Restauración y un clima revolucionario junto a la consolidación de
la sociedad burguesa, un desarrollo industrial y urbano, un proletariado naciente y los primeros brotes
de ideologías revolucionarias radicales.

El Realismo es un movimiento literario burgués que se opone al Romanticismo. Es influido por el espíritu
racionalista y experimental, e impregnado de positivismo, espíritu práctico y moral utilitario, con afanes
de renovación y progreso. Los relatos muestran un cierto tinte romántico (Pedro Antonio de Alarcón) o
son un desarrollo del cuadro de costumbres con un argumento novelesco de estructura no demasiado
complejo (Fernán Caballero). Los realistas españoles adoptaron dos posturas según su ideología: los
tradicionalistas que idealizaban los aspectos más desagradables de la sociedad, y los progresistas que
recurrían a la denuncia y a las críticas sociales. A partir de 1868, aparecen los grandes novelistas
españoles. A partir de 1880, se produce la evolución de la novela realista.

En el Realismo, su verdadera influencia se ve en la novela, que refleja la realidad contemporánea y


comparte características comunes en toda Europa: se toma la realidad como “materia científica”, para
reproducirla de manera exacta mediante la observación y la documentación; los personajes son seres
vulgares y complejos (con un lenguaje adecuado a ellos), por lo que se persigue analizar y explicar sus
comportamientos, también cobra importancia la figura femenina y lo colectivo; actitud narrativa con el
propósito de exactitud en el reflejo de los hechos, a través del narrador omnisciente y cobran gran
importancia el estilo indirecto libre y los diálogos vivos incluso a veces se introduce en la narración; la
estructura es sencilla y cerrada y el tiempo lineal aunque a veces emplea flashbacks para explicar el
presente. Las descripciones son minuciosas y detalladas; por último, en muchas obras subyace un
propósito moral, social o político y las novelas son un medio para defender unas ideas y por eso
proliferan las novelas de tesis.

Entre los autores realistas encontramos a Juan Valera defensor de un realismo idealizado y esteticista. Su
estilo es culto y cuidado y recurre a ambientes andaluces (Pepita Jiménez); José María de Pereda de
principios y vida tradicionales, defendió la vida en el campo frente a la ciudad y cultiva la novela regional
(El sabor de la tierruca); Emilia Pardo Bazán duda del naturalismo (La cuestión palpitante), y destaca por
sus novelas desarrolladas en ambientes gallegos (Los Pazos de Ulloa).

El Naturalismo lleva al extremo los postulados realistas, y añade además un marcado pesimismo. La
ciencia experimental, el materialismo y el determinismo están en su base. Los ambientes son míseros y
degradados, los personajes con comportamientos patológicos o taras psíquicas. La novela es un reflejo
de una filosofía materialista. El novelista francés Emile Zola es su máximo exponente. En España se puso
en práctica de forma menos radical en obras de Galdós, Clarín y Emilia Pardo Bazán.

Benito Pérez Galdós (1843-1920) con ideas progresistas y anticlericales sobresale como novelista con
más de 80 novelas que se dividen en tres grupos: Episodios Nacionales, Novelas de Primera época y
Novelas contemporáneas.

Los Episodios nacionales es una historia novelada del siglo XIX, desde Trafalgar hasta la Restauración. Son
46 novelas en las que encontramos dos tipos de personajes: un protagonista colectivo, el pueblo español
que resulta víctima de la intolerancia y el personaje individualizado que es el soporte de la trama
novelesca; Las novelas de la primera época de tema histórico (La Fontana de Oro); novelas de tesis
(Doña Perfecta) que presentan un enfrentamiento entre la ideología liberal y conservadora; novelas de
tema espiritual (Marianela); Novelas contemporáneas en las que se refleja la sociedad madrileña de la
época, sobre todo la clase media-burguesa. Se trata de una sociedad plural con personalidades
complejas y bien definidos. (Fortunata y Jacinta)

Por último, caben destacar sus novelas espirituales donde sus personajes sirven al autor para defender la
justicia y el amor (Misericordia)
Leopoldo Alas Clarín de sólida formación y defensor de las ideas republicanas. Desarrolló una intensa
actividad periodística con numerosos artículos de crítica literaria en tono satírico. En su obra narrativa
escribió novelas cortas (Pipá), y cuentos (¡Adiós Cordera!) donde alterna la cruda disección de la
realidad y la visión compasiva de los humildes y marginados. Solo escribió dos novelas extensas, de
influencia naturalista (Su único hijo) y su obra maestra y una de las mejores de la época (La Regenta).
Que cuenta la historia de personajes que se sienten atrapados en el mundo que les rodea. Trata con gran
singularidad el tema del adulterio. La obra se desarrolla en Vetusta (Oviedo), donde bullen las pasiones,
se respira la corrupción de las costumbres y decadencia moral.

Vicente Blasco Ibáñez fue el último representante del naturalismo en España. En su obra podemos
distinguir tres etapas: la valenciana, de técnica naturalista, con descripciones de paisajes y costumbres
regionales (la Barraca); la etapa política de tendencia anticlerical y republicana (La Catedral); y la etapa
final con novelas de menor trascendencia (Los cuatro Jinetes del Apocalipsis)

La poesía realista pone de manifiesto los gustos de la burguesía dominante, exaltando los valores
familiares y religiosos junto con poemas que cantan al progreso y a la ciencia. Destaca Ramón de
Campoamor (Doloras).

El teatro tiene cierta tendencia clasista, pues varía en función del público: hay obras destinadas al pueblo
llano y otras a clases más acomodadas. Podemos distinguir varias etapas: La alta comedia, de corte
moralizante, donde el orden y la paz alterados se deben restablecer; su mayor representante es Tamayo
y Baus (Un drama nuevo); Drama neorromántico, teatro melodramático, con situaciones inverosímiles,
desenfrenos y amores adúlteros que conducen al deshonor o la muerte. Destacó José Echegaray, Premio
Nobel de Literatura en 1904 (O locura o santidad); Drama social, que refleja los problemas de la época.
El mayor representante es Joaquín Dicenta (Juan José), donde aparecen personajes de las clases sociales
bajas; por último, el teatro menor, popular y realista, con entremeses, sainetes. A este grupo pertenece
la zarzuela (género chico) que incluye elementos costumbristas, la música y el elemento cómico (La
Verbena de la Paloma).

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