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Anna Williams 2
Anna Williams 2
tragedia pueda extraer lo que somos». ¿Hay situaciones con una carga tan terrible que de
manera irremediable nos empujan a tomar decisiones? ¿Solo lo trágico es capaz de
encender una luz dentro de nosotros? En el caso de Anna Wessels Williams podría decirse
que sí. En el año 1887, su hermana Millie enfermó gravemente durante el parto debido a
una negligencia médica; perdió a su bebé y ella estuvo a punto de morir. Ese hecho
catastrófico puso a Williams en el camino de la investigación científica; trabajó desarrollando
vacunas, tratamientos y test diagnósticos de muchas enfermedades como la difteria, la
rabia, la escarlatina, la gripe y la viruela. La razón podría haber sido algo menos
perturbadora, pero no lo fue.
Tras su regreso a la ciudad, en 1894, se ofreció como voluntaria para trabajar en el primer
laboratorio diagnóstico municipal del Departamento de Salud de Nueva York que se había
abierto recientemente a causa de un brote de cólera. Allí, trabajó junto con el director
William H. Park en sus proyectos sobre la difteria. Esta enfermedad infecciosa ya había sido
descubierta y existía un tratamiento para tratarla (el bacteriólogo Emil Adolf von Behring
está detrás de este descubrimiento que le valió el Nobel) pero el objetivo de Williams
consistía en crear una antitoxina de mayor rendimiento –la bacteria Corynebacterium
diphteriae segrega una toxina y para contrarrestarla es necesaria esa antitoxina–. En solo
un año consiguió que se produjera en masa; de hecho, los departamentos de salud pública
la distribuyeron de forma gratuita en Estados Unidos y Gran Bretaña. En 1985, fue
contratada como bacterióloga asistente.
El diagnóstico de la rabia
En 1896, Williams viajó a París, concretamente recaló en el Institut Pasteur con el objetivo
de estudiar la escarlatina pero enseguida se centró en la rabia, la enfermedad que en aquel
momento se estaba investigando. Se llevó un cultivo para poder examinarlo a su regreso a
Nueva York y enseguida se convirtió en un tema prioritario. Llegó a producir pequeñas
cantidades de una vacuna y para 1898 ya había conseguido una que fuera efectiva a gran
escala.
Ese mismo año la nombraron subdirectora del Departamento de Salud del laboratorio donde
había trabajado desde 1894. Bajo su supervisión se llevaron a cabo muchas investigaciones
sobre la gripe, las enfermedades venéreas, la poliomielitis y el tracoma, entre otras. Durante
la Primera Guerra Mundial, Williams fue una de las pocas mujeres que trabajó para
identificar el patógeno de la gripe española.