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La Explosión de La Forma. Una Visión Metafísica de La Postmodernidad
La Explosión de La Forma. Una Visión Metafísica de La Postmodernidad
�De qu� est�n hechas todas las cosas? �Cu�l es el arj� o principio originario? �Qu�
es lo que permanece a trav�s de los cambios? �puede haber unidad entre tanta
multiplicidad?
Son estas las preguntas centrales de los fil�sofos griegos, a partir de ellas
surgir� toda la especulaci�n filos�fica de occidente.
Vamos a tratar de rescatar dos de las principales respuestas con que nos
encontramos en la antig�edad cl�sica: Plat�n y Arist�teles.
Plat�n se enfrenta con estas preguntas desde las respuestas ya dadas por sus
antecesores, especialmente desde tres de estas respuestas: el movimiento
heracliteano, la inmovilidad del ser parmenideo, y la unidad socr�tica del
concepto.
Her�clito nos dice que todo cambia, que la permanencia es una ilusi�n de los
sentidos y que lo �nico real es la ley del movimiento o Logos, que no es otra cosa
que la ley que armoniza el movimiento y que hace que los contrarios sean uno.
Por su parte S�crates se enfrenta con una problem�tica no f�sica, sino social. Los
sofistas afirman que todo es relativo, que no hay valores ni conceptos permanentes,
no hay verdades estables y que, por lo mismo, todo vale en el �mbito moral y
social. Ante la atracci�n que representan los sofistas para los j�venes atenienses,
S�crates decide intervenir para tratar de frenar su influencia.
Este mundo que nos rodea es un mundo material, y la materia por su misma naturaleza
tiende a no ser constante, a ser deficitaria, a descomponerse. Este mundo es una
mala copia de las Ideas, porque las ideas se reflejan en �l, no en toda su pureza,
sino que son reflejadas en la materia que es un espejo malo, no puede este espejo
sostener las ideas, �stas informan a la materia, la hacen ser de un modo u otro,
le dan forma. Pero esta pobre materia tiende a perder su forma, a deformarse.
En este sentido, las cosas de este mundo no son, est�n siendo, la forma de las
cosas materiales (que no es otra cosa que la idea -eidos-) parece irse apropiando
paulatinamente de su materia, pero es precisamente el hecho de que una forma no
material se manifieste en la materia, lo que hace que la manifestaci�n no sea nunca
plena, la materia no puede sostener esta plenitud.
Por lo mismo tambi�n la materia refleja las formas de manera m�ltiple, al no poder
sostener la plenitud formal de una sola vez, la refleja no s�lo paulatinamente,
sino tambi�n de modo m�ltiple.
Ninguna cosa concreta agota la plenitud de la forma ni en un instante ni en una
unidad cu�ntica, ninguna cosa concreta es todo lo que la forma de esa cosa puede
ser.
Podemos entonces decir que la plenitud de la forma, la plenitud del ser, no est�
nunca en las cosas materiales, por eso las cosas est�n siendo, pero no son. No son
nunca la plena posesi�n de la totalidad de su ser, digamos que el ser se tiene a
"cachitos", paulatinamente, en base a p�rdidas y ganancias de ser, y esto
precisamente es en lo que consiste el estar siendo, en ser y no ser paulatinamente.
Este mundo que no es, sino que est� siendo, es el mundo de Her�clito. Aqu� nada se
detiene, todo fluye en un permanente dinamismo, que habla m�s de pobreza que de
riqueza de ser.
El mundo de las ideas es, de alguna manera, el mundo de Parm�nides, s�lo que el
concepto vac�o y meramente abstracto de ser, adquiri� contenido, no hay un solo
ser, cada idea es la plenitud del ser de una forma concreta, eso s�, inmutable, y,
por lo mismo, eterna.