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Valentín Amaro
13 de marzo 2024
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Para poder se llevar a cabo esta tarea fue necesario que el monje dominico
aprendierá una segunda lengua indígena, pues la que dominaba solo era entendida en
una zona muy pequeña de la isla. Se mudó, también por mandato de Colón, a los
dominios del cacique Guarionex, donde aprendió una lengua que era comprendida por
toda la isla. A partir de aquí, comienza a crear su Relación Acerca de las
Antigüedades de los Indios, obra invaluable y de gran relevancia donde se recogen las
historias, las creencias y el modo de vida del pueblo taíno.
En primer lugar, la obra permite conocer la raíz de algunos mitos y leyendas propias
de la tradición popular, por ejemplo, el miedo que tienen los dominicanos de más
edad a la noche. Este miedo tiene una explicación: para los antiguos habitantes de la
isla, la noche era sinónimo de peligro, el escenario donde los muertos se confundían
con los vivos y convertía cualquier destino en uno de no retorno. Además, según la
mitología, al andar solo de noche se corre el riesgo de encontrarse con una opía (más
conocido entre los dominicanos como jupía), que es un espíritu de algún muerto que
adopta forma femenina.
En segundo lugar, el libro ayuda a comprobar las palabras de origen taíno que
colocan un sello distintivo al español dominicano. De los aborígenes heredamos
palabras que pertenecen a las más diversas índoles. De ellos tomamos palabras de
nuestra dieta, como jobo, guayaba y casabe, también nombres de lugares como es el
caso de Maguana y la cueva Iguanaboina y otras tantas.
Además de todo esto, la obra, aunque quizás no haya sido el propósito del
autor, ofrece muestras del carácter de los taínos. En un principio, el autor los presenta
como gente sumisa y obediente, inclusive el cacique Guarionex parecía haber
entablado una amistad con Pané y, según lo registrado en el libro, mostraba interés en
convertirse al cristianismo. No obstante, más adelante presenta el carácter aguerrido y
la disposición a defender sus creencias que poseían tal cacique y su pueblo al relatar
que estos destruyeron algunas imagenes de santos que habían llevado consigo los
evangelizadores y mataron algunos cristianos.