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PRIMERAS JORNADAS INTERDISCIPLINARIAS

DE ESTUDIOS AGRARIOS Y AGROINDUSTRIALES

Eje Temático: INSTITUCIONES Y POLITICAS PUBLICAS SECTORIALES

Título del trabajo: “POLITICA, SOCIEDAD Y ESTADO. EL DESARROLLO

DEL AGRO EN LA PROVINCIA DE BS. AS.”

Institución: MINISTERIO DE ASUNTOS AGRARIOS – Programa Casa de

Campo. Convenio M.A.A.-Municipalidad de Adolfo G. Chaves

Autor: Ingeniero Agrónomo José María DI NARDO

Sarmiento 71 (7513) – Adolfo G. Chaves – Bs. As. –

E-mail oitchaves@inta.gov.ar – T.E. 02983-481482

Adolfo Gonzales Chaves, Setiembre de 1999


I) INTRODUCCION

Con este trabajo se aspira a reunir una serie de elementos que sirvan para la

reflexión, en un ámbito de discusión interdisciplinaria.

En el mismo se recopila y analiza una serie de factores que hacen al accionar

de las instituciones públicas en la implementación de políticas de desarrollo del

sector agropecuario de la provincia de Buenos Aires.

Se pone énfasis en algunos ejes de discusión que pueden servir como

elementos disparadores para establecer acciones futuras que apunten a diseñar

una trama socio-cultural en la cual el área metropolitana no siga concentrando

crecimiento económico y demográfico (con el consecuente costo social) en

detrimento del resto de la provincia.

II) ANTECEDENTES QUE INFLUYERON Y/O INFLUYEN COMO MARCO

CAUSANTE DE LA CRISIS

Existe variada bibliografía que aborda esta problemática desde distintos puntos

de vista filosóficos, ideológicos, etc. Solo enumeraré, a modo de recordatorio,

algunos de los hechos que, creo, son importantes como marcos referenciales para

un abordaje interdisciplinario.

El Ausentismo: Un porcentaje muy importante de productores no reside en su

predio. No obstante esta costumbre, como veremos, no reviste la misma

importancia en la actualidad que en épocas anteriores.

Desnaturalización del uso de la tierra: Proceso inverso al que se dio en países

desarrollados. En el nuestro la secuencia fue comercio-industria-agricultura. La

tierra objeto de comercio, de mercado, bien especulativo, no un bien de

producción.
Problemas de estructura agraria: El régimen de tenencia de la tierra continúa

revistiendo importancia. No podemos ignorar las distintas soluciones que

requieren los productores de subsistencia, familiares ó de capitalización.

La tierra inaccesible para la mayoría de los “verdaderos” productores

rurales: Problema que se incrementa. Se suman en demasía los productores

“adventicios”.

Despojo del hombre rural como tal: Como consecuencia se acentúa el éxodo

rural, falta de trabajadores especializados.

Sequías e inundaciones alternadas: Se profundiza y agrava este problema. Los

profesionales “canaleros” prevalecen sobre los de las “ciencias naturales”; se

continúa regalando fertilidad al mar. Mal aprovechamiento del suelo, la aptitud de

uso, en muchos casos, no coincide con la aptitud potencial de los suelos.

Subaprovechamiento del progreso científico-tecnológico: Mayor brecha

tecnológica. Los adelantos de la investigación no condicen con la producción y

menos aún con un desarrollo sustentable.

Desaprovechamiento de la organización cooperativa: No se ha logrado un

verdadero accionar cooperativo. En los últimos años se ha producido una gran

involución en el desenvolvimiento de estas organizaciones; la desmovilización de

los socios y las malas actuaciones de los Consejos de Administración acentuaron

el problema.

Mala administración y desaprovechamiento de la ayuda internacional: El

estado no hace un uso adecuado de la ayuda externa. Las instituciones

intermedias también desaprovechan la ayuda oficial, y los propios actores

acentúan esta cuestión.


El problema del arrendamiento: un régimen todavía no resuelto. En la mayoría

de los casos se restringen a “contratos accidentales”, lo que hace imposible la

implementación de sistemas agrobiológicos sostenibles a nivel predial.

Lento desarrollo agroindustrial: Retroceso en cuanto a la agroindustria ya

existente (molinos harineros, industria fideera, etc.), en los últimos años empresas

familiares, pasaron a manos de empresas internacionales. Nuevo panorama con el

MERCOSUR, que merece un estudio particular.

Concentración demográfica: Desmesurado crecimiento del área metropolitana.

Necesidad de implementar medidas concretas al respecto.

Política impositiva retrógrada: Impuestos que no contribuyen al desarrollo

agropecuario, mucho se ha hablado, pero poco concretado sobre la renta

potencial, el impuesto a la baja productividad, beneficios fiscales a productores

(personas físicas) que residan en pueblos rurales, etc.

Excesos de servicios en pueblos del interior: Si analizamos el crecimiento

demográfico de muchos pueblos, y el crecimiento de los servicios, veremos un

gran desajuste, que se traduce en mayores costos, aveces impagables.

Subordinación de la economía a estratos de poder político superiores:

Subordinación de nuestra economía a economías extranjeras, economía provincial

a la nacional, economía municipal a la provincial.

Mala administración de recursos económicos: Gran desequilibrio en la

ejecución de presupuestos para el desarrollo rural: 80% para gastos de

estructuras centralistas, 20% para los verdaderos actores de la provincia interior.

Créditos inaccesibles: intereses usurarios, control de gestión, supervisión y

apoyo técnico, prácticamente inexistentes.


Gran peso de la deuda: Deuda que no se condice con las posibilidades reales

de pago del sector.

Globalización y Regionalización: Dificultades que surgen en estos aspectos al

ser llevados adelante por grupos de poder dominantes, desde el centralismo.

Es en este escenario que el país (y el sector rural en particular), fue

caminando, avanzando, retrocediendo, enmarcado por una serie de cambios a

través de la historia de la humanidad, muy bien explicadas y sintetizadas por A.

Tofler cuando habla de la civilización de la primer ola (basada en la agricultura), la

de la segunda ola (basada en la revolución industrial), la de la tercer ola (nueva

civilización: informática, cibernética, ecología), y la cuarta ola (que ya se empieza

vislumbrar, basada en la genética, las nuevas formas de asociación primaria en lo

que respecta a la familia, el conocimiento como mayor capital, etc.)

Si bien , estos cambios no son drásticos, sirven de referencia para analizar

como trataremos de insertarnos en el mundo que se viene.

III) EL HOMBRE RURAL. EJE DEL DESARROLLO AGROPECUARIO.

La economía tradicional ó clásica sostiene la concepción del “hombre

económico”, ésta es una concepción totalmente opuesta a la interpretación

sociológica. Alberdi afirmaba, “...la riqueza no está en el suelo, está en el hombre

que labra el suelo”. Esta afirmación encierra una opinión económico-social, ve al

hombre que labra el suelo como un ser especial.

El hombre que trabaja la tierra -según esta concepción- es considerado un ser

“total”, y por lo tanto supone a la economía al servicio del hombre, pero no lo

diferencia del “homo ruralis”.


Antes que se definiera al homo fabris –hombre herramienta-, existió el “siervo

de la gleba”. A fines de la prehistoria aparece el homo ruralis con sus

características especiales. Posteriormente se define al hombre ecológico,

enmarcado en la tríada productores-consumidores-descomponedores. Aquí se

reserva la nominación de productores a los vegetales con clorofila (autótrofos),

ubicando al hombre como consumidor (heterótrofo), con características

psicosocioculturales especiales, que lo hacen el único ser capaz de cambiar las

reglas de juego de la naturaleza de acuerdo a su conveniencia. Actualmente,

algunos pensadores –desde otro punto de vista-, comienzan a hablar del

“prosumer”, hombre moderno, mezcla de productor y consumidor.

El homo ruralis es fundamental cuando analizamos los sistemas

agrobiológicos, y según la importancia que demos a él, en los diferentes sistemas,

distinto será el punto de partida para gestar y ejecutar programas de desarrollo

rural.

Se interpreta a los fenómenos agrobiológicos, como aquellos en los cuales se

relaciona la vida de individuos de distintos géneros ó especies con el medio físico.

El hombre que labra el suelo, cultiva plantas, cría animales, aparte de usar

“herramientas mecánicas”, utiliza e interpreta las “herramientas de la vida y su

medio”.

La condición humana socio-cultural, pocas veces ha sido tenida en cuenta en

los distintos períodos históricos en la provincia de Bs. As., para la elaboración de

proyectos, y menos aún para implementarlos, gestionarlos y ejecutarlos.

Lamentablemente, la posición económica se ha preocupado en demasía de la

productividad, dejando de lado al hombre. Esto, a pesar que desde distintos


estamentos, que se pueden ubicar a la derecha y a la izquierda del espectro

ideológico, y en los planos inferior y superior del universo filosófico (desde el

pragmatismo o la utopía), reclaman continuamente para que se anteponga la

realidad del hombre rural a los problemas de rendimientos y producción.

Para resaltar la concepción social del “hombre de la tierra”, nos debemos

apoyar, no solo en la sociología, sino en fundamentos biológicos de la sociología

agrícola.

Esta temática , muy bien desarrollada por el Profesor A. Ringuelet,

necesariamente concibe a la agricultura como una “artesanía” biológica, en donde

el “taller” del agricultor es la naturaleza; y su labor consiste en trabajar con ella (él

vive en y de la tierra). Interpreta los factores de periodicidad, estacionalidad, las

limitaciones del proceso productivo (ecológicas, biológicas, técnicas, económicas).

Revisa las leyes naturales, proponiendo un parangón entre el capital natural y el

artificial.

“La tierra, la planta y el animal –afirma A. Ringuelet-, incluyendo al hombre,

únicas fuentes generadoras de materia orgánica, tienen su ritmo de evolución ó

desarrollo vital ó biológico, que obedece a leyes propias (y poseen caracteres

peculiares: exclusivos y distintos”; y agrega: “Al imponerles teorías, leyes y

principios de la materia inerte –cuando se capitaliza- se desvirtúa, distorsiona y

degrada a la agricultura que es una actividad auténticamente bio-económica”.

Sin dudar, los programas de desarrollo rural, deben ser establecidos para el

hombre y no con el objeto de obtener ventajas en su detrimento.

Examinemos la cuestión desde el trinomio sociedad-política-estado.

Observamos la economía mundial con gran acumulación de capital y con ciertas


metas para América Latina, como la modernización éndogena en el sistema

productivo, vinculadas a necesidades sociales, educación, salud, vivienda,

alimentación, seguridad y trabajo, mediante la innovación científica y tecnológica.

Luego de los fracasos militares (años 60-70) se entró en un proceso de

construcción de un orden político democrático en toda Latinoámerica. Es

importante analizar como se está construyendo este orden en nuestro país.

Construirlo desde el estado, constituye una democracia dictatorial, donde el

elemento fundamental es el poder. Hacerlo desde la sociedad supone una

elaboración contractual de cooperación política (sin desechar totalmente el poder).

En la primera el instrumento por excelencia es el estado, en la segunda se

privilegia a la sociedad.

En Argentina, si nos atenemos a la concepción de cooperación, en donde los

actores al cooperar entre ellos difunden las estrategias al resto del conjunto de

actores, podemos precisar que se está manteniendo al estado como instrumento

fundamental del proceso. No obstante, observamos, que ciertos sectores, desde la

sociedad, tienen mucha más participación en la ya mencionada elaboración

contractual. El sector agrario, indudablemente, es uno de los mas atomizados,

menos participativo, y por lo tanto más desprotegido, en esta democracia

parlamentaria que tanto nos cuesta armonizar y construir.

No obstante, los distintos modelos de desarrollo a través del tiempo, tuvieron

en cuenta al sector rural mediante diferentes estrategias: En la década del 50 se

propuso el Modelo Urbano Industrial. Se pensó que con el crecimiento de las

industrias y las ciudades se solucionaría el problema del campo. En la década del

60 vemos el Modelo de Insumos de Alta Rentabilidad: genética, pesticidas,


fertilizantes. A fines de la década del 60 se introdujo el Modelo de Desarrollo

Inducido: precios bonificados, créditos preferenciales, aranceles diferenciales,

subsidios para insumos. Planes nacionales de 3, 5 y 10 años.

En las últimas décadas se sostuvo el Modelo de Investigación-Difusión: sirvió a

la agricultura de capitalización, e indirectamente a fabricantes, distribuidores,

agroindustrias e instituciones financieras. No sirvió a la agricultura familiar, menos

a la de susbsistencia. Puedo resaltar, que la difusión tuvo un carácter verticalista,

de arriba hacia abajo.

En nuestra provincia, el Plan Balcarce funcionó bien, pero al ser muy costoso,

fue imposible llegar a un gran número de productores.

Podemos apreciar, que, con respecto a la redistribución de la tierra en la

provincia de Bs. As., se descansó en la ley de la herencia (con algún intento

aislado de colonización), con el agravante que el Código Rural en lo que respecta

a subdivisiones (Unidad Económica) de campos ha quedado desactualizado y

permite fraccionamientos que tornan no viables los sistemas productivos futuros.

Actualmente, advertimos, una serie de programas que puntualizan sus

objetivos en la organización comunitaria, el asociativismo, la organización grupal,

etc., con la idea fuerza de “solidaridad y cooperación”.

Sin describirlas (pues merecerían un trabajo particular) mencionaré

experiencias recientes, algunas de las cuales han concluido, otras aún están

vigentes, y algunas en gestación: – Secretarías de la Producción Municipal. –

Unidos Para Progresar (PUP). Programa Casa de Campo. – Incremento del

Capital Hacienda. – Programa Ganadero Bonaerense. – Programa Provincial de

Microempresas – Cambio Rural. – Programa Social Agropecuario (PSA). –


Programa Servicios Agropecuarios Provinciales (PROSAP). - Programa País. –

Programa de Alivio a la Pobreza e Iniciativas Rurales (PROINDER).

Al ahondar en cada uno de estos programas vemos que están concebidos

desde el estado, y con ciertos visos de un fuerte centralismo, desde la elaboración

hasta la ejecución.

No se determina claramente la idea de solidaridad, incurriendo en el error de

tomarla como una base lograda y no como una base potencial.

En lo que respecta al fomento de los grupos y/o asociaciones, el marco de la

política en el cual fueron ideados, no es el mas adecuado –con alguna excepción-

para que tengan un rápido crecimiento, pues sabemos que este tipo de actividad

social tiende a sacrificar lo personal en aras de lo colectivo y comunitario, y el

marco político-económico imperante, resalta y premia las individualidades.

No obstante, se pueden rescatar las buenas experiencias, potenciarlas y ver de

que forma se pueden optimizar, profundizando el accionar del estado como

catalizador, y la sociedad, participando con una debida elaboración contractual.

Proponiendo a la “familia rural” como participante en el proceso de desarrollo, y

no como “beneficiarias” ó “destinatarias”, tal cual es concebida actualmente.

Teniendo en cuenta, por otro lado, las características socio-culturales de cada una

de las regiones que conforman nuestra provincia.

Estos temas, muy bien enfocados y desarrollados por el sociólogo Carlos V.

Zurita (aunque él pone en estudio el caso de la población campesina de Santiago

del Estero, es aplicable a nuestra provincia), cuando dice: “¿Pero no hay, acaso,

huellas de autoritarismo –aunque atenuado, aunque encubierto- en las creencias y

suposiciones de determinados grupos institucionales que creen “saber” qué es lo


que mas le conviene hacer a determinados sectores sociales considerados

inferiores para obtener su bienestar ?”; agregando: “Los campesinos tienen dos

clases de adversarios, cuyos procedimientos, valores e intenciones son muy

disímiles, pero resultan igualmente perniciosos. Por un lado los campesinos deben

padecer a los latifundistas y a los capitalistas; por el otro a ciertos planes de

desarrollo rural. Los primeros quieren despojarlos, los segundos quieren

“ayudarlos”, pero ambos quieren literalmente, borrarlos del mapa social.” ...” El

tema central de este documento ha sido la necesidad de que en el diseño de

políticas de desarrollo para el sector rural se tome en cuenta la existencia de una

realidad social diferente; y de la aproximación a ella se haga a través de un

enfoque que viene al caso denominar “democrático”, esto es no jerárquico, ni

superior, sino horizontal”.

Esto, es aplicable a la secuencia de ideas que vengo desarrollando en este

documento, y en la práctica como participante desde distintos puestos de trabajo,

en planes de desarrollo, luchando continuamente contra el centralismo y el

verticalismo del estado provincial, que más de una vez no tiene en cuenta estos

conceptos y la segmentación cultural que representan dos provincias (interior –

conurbano), profundizada –esta segmentación- por una provincia interior con

distintas regiones, con sus diferentes marcos ecológicos, económicos, socio-

culturales, e institucionales.

IV) PONER EL PIE EN TIERRA. EXPERIENCIAS REGIONALES.

Presentaré, como forma de ir agregando soportes al andamiaje que vengo

sosteniendo, dos experiencias regionales en las cuales participé activamente.


Estudio 1: Durante el año l987 (mayo a diciembre) el Servicio de Extensión

Rural del M.A.A. en A. G. Chaves –que se encontraba a mi cargo- y el Núcleo

Zonal de Experimentación Adaptativa de INTA Tres Arroyos, en forma conjunta,

realizamos un diagnóstico regional. El mismo fue llevado adelante en dos etapas:

a) Trabajo de Gabinete y b) Visitas a Establecimientos Agropecuarios.

La región involucrada comprendió los distritos de: Necochea, San Cayetano,

Adolfo G. Chaves, Tres Arroyos, Coronel Dorrego y Coronel Pringles.

Las etapas del trabajo, fueron: 1) Determinación del área de trabajo. 1-1) Gran

Zona, 1-2) Pequeña Zona. 2) Entrevista abierta. 3) Encuesta Formal y/o

especifica. 4) Determinación de los Dominios de Recomendación. 5) Planificación

de tareas de experimentación adaptativa. 6) Ejecución de estos experimentos.

Se delimitó la gran zona, por la Aptitud Global Potencial de Suelos (agrícola-

ganaderos, ganaderos y ganadero-agrícolas), y se tomaron como referencias del

estudio, la Importancia Económica y el Número de Productores.

Utilizando grillas de doble entrada y ponderando lo sobresaliente (de acuerdo al

conocimiento de cada uno de los participantes), se determinó un orden de

prioridades en cuanto al área a trabajar: 1º- Zona Agrícola-Ganadera; 2º Zona

Ganadera-Agrícola; 3º) Zona Ganadera.

Los criterios utilizados para determinar la pequeña zona fueron: a) Estrategia

del Núcleo Zonal; b) Desarrollo Tecnológico –donde había brecha-; c) Número de

Productores; d) Número de Profesionales vinculados al Desarrollo Agropecuario.

Con la misma metodología (ponderación y grillas de doble entrada), se determinó

para cada distrito, la importancia de cada uno de los criterios empleados.


Por último, con el puntaje obtenido para cada uno de los cuatro criterios, se

determinó el orden de importancia: 1º) C. Dorrego; 2º) C. Pringles; 3º) G. Chaves;

4º) San Cayetano; 5º) Tres Arroyos y 6º) Necochea.

Con esta clasificación se decidió trabajar en la segunda etapa en dos zonas: A)

C. Dorrego-C. Pringles y B) G. Chaves y San Cayetano, visitando establecimientos

individualizados previamente en un mapa catastral, al azar.

Seguidamente acordamos (entre los integrantes del grupo de trabajo) una guía

de entrevista abierta, y pusimos el “pié en tierra”, apuntando fundamentalmente a

dialogar con productores medianos (aproximadamente 400 has.). Las variables

que se pretendían conocer fueron: - Historia ocupacional del productor. – Tenencia

de la tierra. – Composición del núcleo familiar. – Dedicación del productor. – Mano

de obra. – Uso del suelo. – Comportamiento económico. – Estructura productiva. –

Acceso a la información. – Evolución de la explotación. – Participación en

actividades comunitarias.

Independientemente de las tareas que se planificaron posteriormente a nivel de

experimentación adaptativa, se detectaron –entre otros- los siguientes

inconvenientes: - El 60 % de los productores residían en las ciudades cabeceras.

– Falta de organización intra y extra predial. – Descreimiento en el accionar de las

instituciones cooperativas y gremiales. – Priorización de tecnologías de insumos a

las de proceso. Fuerte incidencia de los “negocios del agro”. – Gran dependencia

del sector financiero. – La mayoría no lleva registros claros de su gestión, lo que

agrava la capacidad gerencial y su autogestión. – Sobredimensionamiento en el

activo fijo. – Acceso al conocimiento a través –fundamentalmente- de cerealistas,

consignatarios, empresas de semillas y agroquímicos. – Pocas posibilidades de


aumentar su estructura fundiaria. – Fuerte presencia de arrendatarios y

contratistas.

Estudio 2: En 1989, decidimos, el Servicio de Extensión Rural del M.A.A. y la

Cooperativa Agrícola Ganadera La Defensa (Convenio iiterinstitucional de

colaboración recíproca) realizar un trabajo recorriendo todos los establecimientos

agropecuarios del distrito de A. G. Chaves.

El problema planteado fue: falta de participación de la masa societaria de la

Cooperativa, con la consecuente pérdida de trasvasamiento generacional.

Con el objetivo se buscaba lograr que se acerquen los productores, mediante

propuestas de trabajo grupal y promover la participación de jóvenes y de la mujer,

por intermedio de actividades de capacitación, sociales y culturales.

Se realizaron las tareas desde distintos grupos de trabajo: - Grupo de

información técnica. – Grupo de difusión. – Grupo de infraestructura.

Analizando y autoevaluando ambas experiencias, veo con cierta aflicción, que

estos dos intentos, con muy buenas intenciones, no produjeron los resultados

esperados. Las principales causas fueron: - Equivocación en involucrar al hombre

de campo, como “beneficiario” y/o “destinatario”, y no como “participante”. – No

tener en cuenta la segmentación cultural. – Tuvimos en cuenta la Aptitud Global

Potencial de los suelos pero no la Aptitud de Uso.- El productor “familiar” (aprox.

400 has.) que creímos que era, no era. – Alta subestimación de los cargos

directivos y gerenciales (autoritarismo), hacia el productor al plantear los

problemas y los objetivos. – Poca incidencia de los cuerpos técnicos para

equilibrar lo anterior. Desequilibrio presupuestario en la ejecución de los

programas (80 % para estructura). – Marcada deficiencia en el funcionamiento de


nuestros grupos (no fueron equipos) de trabajo. – Se sobrestimó la temática del

aumento de la producción en base a tecnologías de insumos, subestimando las

tecnologías de procesos. – Se cometió el error de tomar a la “familia rural”, sin

ubicarla en el espacio superior del pueblo y los correspondientes marcos: social,

ecológico, económico e institucional.

V) LA FAMILIA. EL PUEBLO. LA REGION.

Si analizamos lo apuntado anteriormente veremos que uno de los

inconvenientes vislumbrados, es no ubicar al hombre en la estructura espacial

superior a la familiar.

En la mayoría de los trabajos no se tienen en cuenta los pueblos; es corriente

continuar hablando de la “familia rural”, sin analizar sus organizaciones superiores

inmediatas: el pueblo y la región.

Actualmente, está adquiriendo relevancia el fenómeno de regionalización, por

lo que merece analizar lo que ocurre en la provincia.

Cada poder del estado, ministerio, reparticiones internas, etc., han adaptado

las regiones de acuerdo a su accionar, concebidas desde la óptica del poder

central.

Existen antecedentes de regionalización con marcos de estudios con rigor

técnico. Distinguiré brevemente la regionalización propuesta por la Secretaría de

Planeamiento y Desarrollo (SEPLADE 1979-1983) y la del Banco de la Pcia. de

Bs. As. (BAPRO 1996).

En el primero se definen tres ejes de desarrollo – metropolitano, pampeano y

mediterráneo- y 17 regiones, basándose en la distribución de las ciudades según

su población; la especialización funcional de ellas, considerando industria,


comercio, infraestructura y equipamiento; determinación de áreas de influencia

analizando flujos de las actividades industrial, comercial y los servicios de

educación y salud. SEPLADE, también analiza y demuestra como el proceso de

concentración económica y demográfica en el área metropolitana jugó en

detrimento del resto de la provincia.

En el segundo, se profundiza un trabajo presentado por la misma institución

en 1995. Se proponen 6 regiones y se persiguen estrategias institucionales, de

desarrollo económico, regional y científico-tecnológicas. Algunos de los

indicadores adoptados, son: PBI, PBI manufacturero, empleo, productividad

laboral, inversión pública, grado de concentración de la tierra, apertura comercial

y participación sectorial en el comercio exterior, relación de precios internos y de

exportaciones, grado de autofinanciamiento público, tasa de cobertura

crédito/depósito, aspectos demográficos, educación, salud, etc.

Las estrategias de desarrollo propuestas son: reindustrialización, desarrollo de

ejes de comunicación transformándolos en ejes de desarrollo, emprendimientos

inter-itrarregionales de propósito múltiple integrados a Latinoamérica,

compatibilizar el progreso material con el social, defender el equilibrio del

ecosistema, etc.

Por otro lado, sin base de diagnóstico previo, sin tener en cuenta los marcos

institucionales, socio-culturales, económicos y ecológicos, los municipios se han

asociado, conformando (hasta el momento) 13 Consorcios Productivos, para

promover el desarrollo regional, impulsar proyectos asociativos atendiendo

necesidades comunes, canalizar acciones conducentes a la creación y


consolidación de empresas de los distintos sectores productivos de la cadena

agroalimentaria, etc.

Tratando de darle continuidad a los conceptos vertidos en cada uno de los

puntos en debate, observamos una tendencia a proponer soluciones sin

caracterizar y priorizar adecuadamente los espacios suprafamiliares.

Partiendo desde el mundo de las ideas, pasando por el del cuerpo, la familia,

el comunal, el regional, el provincial, el nacional y el internacional, visualizo para

esta propuesta, a la familia como la unidad operativa básica. Resalto a el pueblo

como la unidad superior con un rol determinante, constituyendo el marco de

referencia mas significativo, es la unidad operativa escencial. Sin los pueblos, con

sus debidos marcos funcionando perfectamente: a) institucional –con el

correspondiente montaje político administrativo-; b) social –identificando a la

matriz socio-cultural-; c) ecológico –con la trama geo-biológica perteneciente-;

económico –distintos arreglos socio-económicos; no podemos considerar a la

región como una unidad operativa supra-pueblo.

Actualmente, con un retroceso visible en el tejido social, institucional y

económico de los pueblos del interior, es común ver como desde distintas

propuestas, se insiste en sustentar a la región como una unidad independiente y

superadora y no desde un enfoque sistémico.

VI) ALGUNAS SUGERENCIAS QUE DEBERIAN CONSIDERARSE

Restauración de lo público. Concebir a la política como una forma de poder

construir deliberadamente el futuro y no como manejo de la contingencia.

El estado provincial y los estados municipales deberán adecuar las estructuras

y presupuestos, a los efectos de una real estrategia de desarrollo del interior


bonaerense. Definir claramente los organigramas respectivos, atendiendo que en

el futuro, las decisiones políticas deberían comprender y utilizar las cuestiones

técnicas. 80 % de presupuestos que lleguen a los actores principales, 20 % para

estructura.

Descentralización real y genuina del estado provincial. Formación de equipos

de trabajo, en y para, el interior. Estos equipos, interdisciplinarios, deberán ser

instruidos en los procesos orgánicos de participación: en la información, en la

consulta y en el control. El nivel de participación deberá reconocer y respetar los

saberes diferenciados y las competencias específicas de sus miembros. Equipos

con una visión holística, que entiendan sobre la naturaleza de la agrobiología y el

proceso de desarrollo del hombre. Deberán mantener en análisis y discusión, con

espíritu crítico, toda la bibliografía –fundamentalmente del exterior- que nos

aconsejan un necesario y urgente cambio de lo que hemos hecho en las últimas

décadas, y nos aconsejan nuevas propuestas.

Generar un verdadero modelo local, teniendo en cuenta la familia rural y sus

unidades operativas superiores: los pueblos y la región. Concebir a la provincia

interior como la parte fundamental del tejido social de la totalidad provincial,

incluyendo una óptica desde la dinámica de las poblaciones, que proyecte

claramente la necesidad de una descentralización demográfica y económica.

Promover y facilitar la participación del productor rural, considerando sus

circunstancias individuales, impulsando construcción de acuerdos en la

planificación y ejecución de acciones de programas, desde y para su medio

agrobiológico.
Necesidad de adecuar todos los niveles de la educación formal –interactuando

con la no formal-, que atienda las premisas anteriores, y ahonde en lo

concerniente a la aplicación de modelos con el recurso capital restringido y mayor

aplicación de tecnologías apropiadas y/o de procesos. Buena preparación

académica y experiencia vivencial en la conducta humana.

Marcos legislativos –emergencia, riesgo, seguro agropecuario, arrendamiento,

etc.- y financieros adecuados a la situación actual, generando herramientas y

condiciones para crear circunstancias adecuadas a futuros programas de

desarrollo rural.

BIBLIOGRAFIA

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Los albores del gran cambio. Todo lo que dijo en la Feria del Libro. - La Nueva

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