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Dualidad polarizante del sistema capitalista en yuxtaposición con la naturaleza vista como
mercancía
Para lograr estructurar una retórica discursiva sobre el sistema capitalista y sus
contradicciones, se hizo pertinente la argumentación mediante los presupuestos teóricos de
Karl Marx y Martin O’connors. Así mismo, se abordaron autores como Barandiarian,
Gudynas, Guillén, Hardin, Marini, entre otros, los cuales sirvieron como soporte teórico
para el enriquecimiento del presente ensayo.
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partida del régimen capitalista y se valió de métodos inhumanos, feroces y brutales, como
la conquista, la esclavitud, el robo, asesinato y la violencia para que unos hombres, lograran
el poder y la dominación sobre otros.
Así pues, desde tiempo de antaño, los egos de los hombres han estado alimentados por la
avaricia y la ambición hacia la riqueza y la opulencia. Para alcanzarla, no importa
expropiar, explotar, aniquilar o eliminar al otro. En este sentido, “con la conquista y
colonización de América, África y Asia, empezó a estructurarse la economía-mundo: el
sistema capitalista se fue consolidando, como uno de sus elementos fundacionales, la
modalidad de acumulación primario-exportadora, determinada, desde entonces por las
demandas de los nacientes centros capitalistas” (Acosta y Brand 2017, 41).
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naturaleza vista como mercancía, que además de ser un mecanismo para establecer valores
de uso mediante la satisfacción de necesidades humanas, es al mismo tiempo, un medio de
producción en la medida que aporta recursos naturales que al ser transformados por la
fuerza de trabajo del asalariado quien es explotado por el capitalista, se convierten en
mercancías aptas para ser comercializadas y generarle ingresos a los dueños de los medios
de producción. Y, así como en las relaciones sociales de producción no importa explotar al
otro, en la relación hombre-naturaleza, tampoco ha importado degradar los ecosistemas, ni
contribuir a recuperarlos mediante procesos de restauración ecológica, los cuales pueden
ser de manera natural o asistida (Barrera 2007,13).
Teniendo en cuenta todo lo anterior, tanto la naturaleza como la sociedad, se han visto
envueltas en las contradicciones del capitalismo. James O’connors plantea desde el
marxismo la segunda contradicción ecológica de este sistema económico; en el cual, “la
expansión capitalista fue transformando las condiciones de producción en mercancías”
(Bedoya y Martínez 1999, 225). Así pues, tanto la naturaleza como las personas las han
mercantilizado tanto hasta el punto de que se establezca un control monopolista sobre recursos
naturales que son indispensables para la vida humana como los son el agua, los alimentos, las
semillas y peor aún, se considere la crisis de la contaminación y el agotamiento de los recursos
naturales como una oportunidad empresarial. Posiciones aberrantes como la de Monsanto, que
además de tener un monopolio sobre las semillas para cultivo, también pretende obtener
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beneficios económicos sobre la escasez del agua en el mundo; viéndolo como una oportunidad
comercial bajo “la lógica empresarial del desarrollo sostenible” (Shiva 2001, 9). En este
sentido, tenemos por un lado, “la retórica de la gestión sostenible del sistema de naturaleza
capitalizada y por otro, la acumulación primitiva explotadora. Dos configuraciones del
capitalismo que funcionan de modo depredador sobre aquellos ámbitos de la naturaleza y la
humanidad no capitalizados” (O’connors 1990, 21).
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Así pues, los perdedores a nivel global, los cuales están constituidos por las periferias de
los centros económicos, se caracterizan por entregar sus recursos naturales a los países más
ricos y poderosos, importar la basura de los países ricos a través de la ubicación de las
grandes multinacionales en los países tercermundistas y el sometimiento de los derechos de
propiedad natural como las semillas y el agua. Todo un fenómeno acumulativo y
degenerativo de los sistemas ecológicos de los países tercermundistas, donde la esencia
destructiva de la producción de mercancías, alimentos, minerales y otros en los centros
económicos, han desencadenado en la periferia la destrucción de sus ecosistemas y la
inequidad social (Barandiarán 2017, 1); haciendo que se concentre cada vez más la riqueza
en unos cuantos y, generándose una construcción dicotómica entre ganadores y perdedores
del sistema capitalista, que en su afán de alcanzar el desarrollo o el nivel de vida de los
países desarrollados, ven en el extractivismo, el consumo y la regulación de la economía a
través de la mano invisible del mercado, como la solución inmediata para alcanzar el nivel
de vida de los países más desarrollados del mundo.
Por otro lado, se encuentran los perdedores a nivel nacional, caracterizados por ser los más
pobres y vulnerables dentro del sistema: campesinos, Indígenas, afrodescendentes,
desplazados, madres cabeza de hogar, oprimidos, desempleados, personas con
discapacidad, enfermos, desvalidos y lisiados, olvidados por el Estado, segregados y
discriminados no solo por el mismo sistema económico, sino también por la sociedad en
general que ha construido discursos individualistas, racistas y xenofóbicos1 sobre las
personas más desprotegidas del planeta, bajo la premisa discursiva de que son los pobres
los causantes principales de la degradación ambiental (Tetreault 2008, 32). En este sentido,
además de sufrir la constante expropiación y el desplazamiento por parte de las élites, por
no contar con los recursos económicos para su subsistencia y de sufrir diversas desgracias a
causa de tanta injusticia social, los perdedores nacionales del sistema capitalista también se
ven invitados a ser las víctimas humanas más características de los desastres ambientales.
El sociólogo James O'Connor ilustra perfectamente la situación descrita anteriormente:
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Declaraciones como las del actual presidente de los Estados Unidos Donald John Trump, donde expresa que
su país no debería recibir inmigrantes de “países de mierda", son discursos etnocentricos, fascistas,
discriminatorios, racistas y xenofóbicos, donde prima el individualismo, el egoísmo y la creencia de
pertenecer a una raza superior. (BBC Mundo, 12 enero 2018).
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Una cosa es cierta. Los peores desastres humanos y ecológicos ocurren en el Sur y en las
“colonias internas” del Norte. Las víctimas humanas más características de la
degradación ambiental son los pobres del campo – las masas que poseen poca tierra, o
que carecen de tierra, para quienes los problemas ecológicos son asuntos de vida o muerte
–, y los desempleados y subempleados de las ciudades, así como las minorías oprimidas y
pobres en el Norte. Los ejemplos de los efectos del agotamiento del suelo incluyen la
pobreza masiva y la hambruna en el Sahel africano, y la sobreexplotación de los acuíferos
por Israel, que ocasiona su rápido agotamiento y salinización a cuenta de los palestinos (y
quizás finalmente del propio Israel.) Los ejemplos de los efectos de la contaminación
sobre pueblos oprimidos incluyen el envenenamiento de nativos norteamericanos que
trabajan en minas de uranio; enfermos y moribundos por intoxicación con pesticidas; la
muerte de docenas de personas en la Ciudad de México en noviembre de 1984, debido a
la explosión de 80,000 barriles de gas licuado; la muerte de miles de personas, y las
lesiones a miles más, en Bhopal, India, en diciembre de 1984, como resultado de fugas
del metil isocianato utilizado para producir pesticidas en la fábrica de la empresa Union
Carbide en esa ciudad (el veneno se derramó de tanques subterráneos de almacenamiento;
la fábrica, con tan solo cinco años de operación, estaba ubicada en el centro del sector
más pobre de la ciudad). Ejemplos de “desastres naturales” que afectan mucho más a los
pobres y a los grupos vulnerables que a quienes tienen mejor posición socioeconómica
incluyen los terremotos de México y Colombia en 1985, que mataron a miles, en su
mayoría pobres, a quienes sus gobiernos dejaron sin protección frente al riesgo de
erupciones volcánicas, y el desbordamiento del Mississipi y otros ríos que, de modo
característico, afectó mucho más a los negros pobres que viven en las riberas del río o en
las tierras bajas, que a los blancos acomodados que viven en terrenos altos. (O'Connor
2003, 13)
Así pues, los perdedores del sistema capitalista son aquellos oprimidos y personas que son
vulnerables económicamente y que hacen parte de una pirámide social cada vez más alejada
de las clases sociales dominantes las cuales conservan el poder económico y pueden obtener
una calidad de vida extremadamente cómoda y exuberante ¿Quiénes son estos?
Los dueños de grandes corporaciones o multinacionales, oligarcas, banqueros, grandes
empresarios, gobiernos y celebridades internacionales, cuyo nivel de vida está lleno de
suntuosidades, concebidos bajo la falacia de ser personas exitosas, perfectas y superiores,
merecedores de alcanzar dichos lujos, y que se diferencian de los más pobres, oprimidos y
vulnerables, por ser perezosos, indisciplinados, desordenados e ignorantes. Todo un
instrumento de poder etnocéntrico que funciona para dar legitimidad a la dominación de los
más ricos y poderosos sobre los excluidos los cuales son culpables de su condición. El
siguiente gráfico expresa lo descrito anteriormente:
Gráfico 2. Dualidad polarizante de la pirámide social dentro del modelo económico
capitalista
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Los dueños de grandes corporaciones o multinacionales, oligarcas,
banqueros, grandes empresarios, gobiernos y celebridades internacionales
Fuente: Elaboración propia. El gráfico ilustra una pirámide invertida, pues desafortunadamente, es
muy difícil que los oprimidos y excluidos asciendan dentro del sistema. En muchos casos, están
atrapados en una red casi que sin salida.
De esta forma y tal como lo expresa la socióloga alemana Christa Muller en una
conferencia en la Flacso-Ecuador, “sino tienes dinero no participas” (Muller, 2018) y por
consiguiente, eres objeto de ser excluido, oprimido, discriminado y, lanzado a un abismo
inhumano, opresivo, marginalizado e irrespetuoso, entrelazado con un racismo ambiental
que va más allá del color de piel, tal como lo expresa Tania Pacheco: “La injusticia
ambiental no se restringe a los negros. El racismo es un potente factor de distribución
selectiva de las personas en su ambiente físico; influencia el uso del suelo, los padrones de
vivienda y el desarrollo de infraestructura” (Pacheco 2007, 6). Desde esta perspectiva,
¿cómo se configura la dualidad polarizante entre ganadores y perdedores en yuxtaposición
con la naturaleza? Veamos algunos ejemplos puntuales al respecto:
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%20teleSUR.html).
Por otro lado, el informe “trapos sucios” elaborado por Greenpeace, demuestra la
contaminación tóxica del agua causada por el vertido de sustancias químicas peligrosas por
parte de la industria textil en China. Dos complejos industriales textiles: Youngor y Well
Dyeing Factory Limited, ubicados en los deltas del río Yangtsé y Perla respectivamente,
están generando el vertido de químicos peligrosos durante los procesos de producción.
Compañías detrás de estas dos instalaciones tienen relaciones comerciales (como
proveedores), con un grupo de marcas importantes, como Abercrombie & Fitch, Adidas,
Bauer Hockey, Calvin Klein, Converse, Cortefiel, H&M, Lacoste, Li Ning, Meters/bonwe,
Nike, Phillips-Van Heusen Corporation (PVH Corp), Puma y Youngor (Greenpeace 2011,
2).
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suelos, la belleza escénica o la diversidad biológica de un lugar se va a contribuir a
conservar la naturaleza (Kill 2014, 5). Todo lo anterior, está establecido bajo una nueva
área de negocios denominada “economía verde”, lo que conlleva al acaparamiento de
tierras, privatización del agua, privatización de parques nacionales, privatización del mar
(bajo el pseudónimo de concesiones), privatización del subsuelo (para la minería, el agua y
el petróleo), patentamiento de genes y seres vivos, creación de sistemas de pago por
elementos como el aire y la lluvia, etcétera. Nuevamente, los grandes perdedores de esta
nueva forma de mercantilización de la naturaleza son pueblos y comunidades cuyos medios
de vida dependen de los ecosistemas afectados, quienes no tendrán acceso a elementos
fundamentales para la alimentación, la vivienda y la pervivencia de sus formas de
convivencia, agricultura, creación cultural, goce estético, etcétera (Grain-Wrm-Atalc 2012,
9).
Así pues, mientras los más ricos y poderosos del mundo alimentan sus egos con muchas
suntuosidades que en realidad no necesitan para poder vivir, muchas personas en el mundo
se mueren de hambre, alcanzándose cada vez más, brechas abismales. En un informe sobre
la concentración de poder para frenar la desigualdad extrema, el Comité de Oxford para la
Alivio de la Hambruna (Oxfam), asegura que:
Vemos que los países más ricos y los ganadores del sistema capitalista con sus modos y
estilos de vida extremadamente consumistas, son los que tienen una mayor huella
ecológica en comparación a los perdedores del sistema y los países más pobres, pues su
consumo es mucho menor que sus opulentos desiguales, cuyo nivel de vida se hace cada
vez más insostenible. Desde esta perspectiva, estoy en total desacuerdo con los
planteamientos de Hardin con sus presupuestos Malthusianos donde expone que la
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sobrepoblación presenta presión sobre los recursos naturales, los cuales son finitos y,
“aumentaremos grandemente la miseria humana sino asumimos que el mundo disponible
para la población humana terrestre es finito”. (Hardin 1968, 2). Basta sólo con ver los
índices de huella ecológica, donde los países desarrollados tienen mayores registros en
comparación con el resto de las naciones (SEMARNAT, 2012, 8).
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Lista de Referencias
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pierde?”. Tierra digna. Centro de Estudios para la justicia social. Bogotá: 4-176.
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Greenpeace International. 2011. “Trapos sucios. Contaminación tóxica del agua en China
por marcas textiles internacionales”. Disponible en internet:
http://www.greenpeace.org/argentina/Global/argentina/report/2011/contaminacion/trapos-
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contexto de globalización. Homenaje a Celso Furtado, 489-518.
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/edicion/vidal_guillen/28Guillen.pdf
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https://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/jonate/Eco_Rec/Intro/La_tragedia_de_los_comune
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Lista de Referencias
Kill, Jutta. 2014. “El comercio de servicios ecosistémicos: cuando el pago por servicios
ambientales se convierte en un permiso para destruir”. Disponible en internet:
http://www.wrm.org.uy/html/wp-content/uploads/2014/04/el-comercio-de-servicios-
ecosistemicos.pdf
Marini, Ruy Mauro. 1996. “La crisis del Desarrollismo”. Archivo Chile. Histórico Político
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http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/maurinirm/02tex_teo/maurini_texteo00010.pdf
Marx, Karl. 1867. “Capitulo XXIV La llamada acumulación originaria”. El capital, pp. 1-
46.http://www.flacsoandes.edu.ec/sites/default/files/agora/files/
1310675433.lflacso_1867_02_marx.pdf
O’connors, Martín. 1990. “El mercadeo de la naturaleza. Sobre los infortunios de la naturaleza
capitalista”. Ecología política. Cuadernos de debate internacional 7. Icaria: 1-77
OXFAM, Comité de Oxford para la Alivio de la Hambruna 2016. Una economía al servicio
del 1%. https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/file_attachments/bp210-
economy-one-percent-tax-havens-180116-es_0.pdf
Pacheco, Tania. 2007. “Desigualdad, injusticia ambiental y racismo: una lucha que
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http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=30501619
Sunkel, Osvaldo. 2007. “En busca del desarrollo perdido”. Repensar la teoría del
desarrollo en un contexto de globalización. Homenaje a Celso Furtado, 469-488.
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/edicion/vidal_guillen/27Sunkel.pdf
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