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PUBERTAD Y ADOLESCENCIA

Todos llegamos a esta etapa en nuestras vidas, en el cual se producen distintos


cambios y desarrollo tanto a nivel emocional y social, los cambios muchas veces
pueden llegar a ser molestos o confusos, en los que puede experimentar una crisis.
También puede llegar a tener emociones intensas, relacionándose con distintos tipos
de personas, tanto jóvenes como adultos.
Debemos tener en cuenta que en esta etapa es donde se desarrolla la identidad y se
empiezan a conocer a sí mismos, por lo cual no saben como comportarse, si como un
niño o como un adulto. La confusión no solo se ve en ellos mismos, sino en las
personas cercanas que lo rodean, que suelen tratarlos como a niños, pero a la vez
pidiendo una madurez adulta lo que pude llevar a distintos puntos, como la seriedad,
responsabilidad, independencia, etc.
Los adolescentes empiezan a tomar conciencia de sus acciones y del entorno que lo
rodea, como su propia identidad y de sus propios sentimientos. A menudo, esto implica
conocerse mejor, descubrir lo que les gusta y lo que no les gusta, y descubrir lo que
piensan sobre el mundo y sobre sí mismos.
Necesita ser aceptado y reconocido por los demás, debe sentirse comprendido, lo cual
se piensa que pocas veces sucede esto en la mente adolescente, porque no se llegan
a conocer totalmente.
Muchos jóvenes comienzan a experimentar sentimientos de confusión, inseguridad y
ansiedad. Esto puede estar relacionado con cambios hormonales, cambios físicos y
cambios sociales. También es un tiempo de grandes emociones y de emociones
intensas, y muchos jóvenes experimentan esto de formas diferentes.
En esta etapa se caracteriza la toma de decisiones errónea, lo cual puede servir de
experiencia posterior a tomar en cuenta en el futuro, sin embargo estas ”decisiones
erróneas” pueden ser explicadas de manera fisiológica, ya que el lóbulo frontal del
cerebro no se termina de desarrollar hasta la juventud avanzada, en la etapa casi
adulta, y esto hace que los jóvenes sean más propensos a tomar decisiones
impulsivas, basadas en sus emociones y en el momento, hasta la casi adultez, es que
se desarrolla esta parte del cerebro, haciendo decisiones más lógicas y conscientes.
Debemos añadir a esta etapa, los constantes miedos e incertidumbres que los
acompañan, acerca de sus propios futuros. Muchos pueden dejare guiar por malas
influencias, entrando a las adicciones de alcohol, drogas, etc. Pero además de las
adicciones pueden ser llevados a pandillas, para sentirse aceptados socialmente y/o
por sentido de pertenencia, o por las distintas necesidades y carencias que puede
tener cada uno.
La sexualidad se caracteriza por ser un punto relevante en esta etapa, por los cambios
hormonales, lo que conlleva el despertar de nuevos intereses y deseos sexuales.
Pueden llevarlos a experimentar distintas sensaciones y sobre todo curiosidad, por ello
muchos de ellos llevan una vida sexual activa sin pensar en los riesgos que estas
conllevan. Algunas veces los jóvenes son llevados a tomar estas decisiones por
amigos hasta la propia familia. Sin embargo, no todos los adolescentes piensan y
actúan igual, cada uno tiene un distinto ritmo de llevar todas las situaciones y
momentos en esta etapa, pero de todas formas todos merecen recibir educación
sexual, para tomar decisiones importantes en la toma de su sexualidad, además de
ponerlos a pensar en su seguridad física y emocional.
Otro punto a resaltar es la relación con su entorno mas cercano, el cual llegaría a ser
la familia, en la niñez se tiene una comunicación y cercanía mas estrecha con los
padres, porque necesitábamos seguridad y protección, además de distintos cuidados
importantes para un desarrollo optimo en la niñez, esta parte también implicaba la
valoración e importancia que cada padre daba a su hijo, el cual puede afectar en el
futuro. La identificación con los mismos fija los ejemplos que imita.
Hay una clara diferencia con la niñez y la adolescencia, por una parte, la niñez implica
el cuidado en su integridad, tanto física como mental, para un desarrollo completo y sin
muchas complicaciones hasta la siguiente etapa.
La adolescencia es en definitiva algo contrario a la niñez, en el cual se busca la
independencia, busca su identidad, el ”ser él mismo”, encontrar una identidad para
diferenciarse entre los demás, así lograr distintas relaciones. Pero todo lo que conlleva
el crecimiento y desarrollo de la etapa está marcada por situaciones dolorosas, el cual
implicará rupturas, soledad, las cuales lo van a marcar intensamente hasta la siguiente
etapa.
Todas estas situaciones implicaran a uno mismo y a la familia que lo rodea, el hecho
de buscar una independencia y autonomía, plantea graves conflictos y crisis de familia,
los padres por una parte piensan la pérdida de los mismos, mientras los adolescentes
buscan sus propios rumbos y caminos independientes que no implican a sus familias.
La comunicación es importante, y hay algunas cosas que los padres y los
adolescentes pueden hacer para mejorar su comunicación. Los padres pueden tratar
de ser escuchadores activos, y tratar de mantener las líneas de comunicación abiertas.
También pueden tratar de prestar atención a lo que sus hijos les dicen, en lugar de
solo dar consejos o juzgar. Y los adolescentes pueden tratar de ser honestos con sus
padres y expresarse claramente, aunque puede ser difícil. A veces, lo mejor es
empezar con temas sencillos e ir creando una relación de confianza y comunicación.
Los padres y los adolescentes están en proceso de aprender a comunicarse mejor
entre ellos y hacer entender unos a otros lo que están pasando y lograr entender cada
situación.
Pueden comunicarse de muchas maneras, como mediante la expresión emocional, el
uso de la tecnología, o el uso de símbolos y mensajes. La clave es estar dispuesto a
observar y a escuchar a los adolescentes en todos los niveles, y no solo en el nivel
verbal, otro punto importante a resaltar es tener paciencia, ya que es un proceso lento
y constante, y no se va a arreglar de la noche a la mañana. Puede tomar tiempo y
mucha práctica. Y es importante recordar que es un proceso de padre, madre e hijo.

La búsqueda de los adolescentes por volverse independientes es una parte normal de


su desarrollo. Las mamás y los papás no deben verlo como un rechazo o una pérdida
de control; más bien, deben ser constantes y consistentes. Asimismo, deben estar
disponibles para escuchar las ideas de su hijo(a) sin dominar su identidad
independiente.

Aunque los adolescentes siempre desafían a las figuras de autoridad, necesitan o


desean límites. Los límites brindan un espacio seguro para que crezcan y funcionen.
Establecer límites significa tener reglas y regulaciones preestablecidas sobre su
comportamiento.

Las luchas de poder comienzan cuando la autoridad está en juego, o cuando «tener
razón» se convierte en el tema principal. Tales situaciones deben evitarse, si es
posible. Una de las partes (generalmente el adolescente) será dominada. Esto hará
que la o el joven pierda la confrontación. Como resultado, el adolescente puede
sentirse avergonzado, inadecuado, resentido y amargado.
Los padres deben estar preparados y reconocer los conflictos comunes que pueden
desarrollarse durante la crianza de los adolescentes. La experiencia puede verse
afectada por cuestiones no resueltas de la propia infancia de la madre o el padre, o de
los primeros años del adolescente.

Con base en la información anterior, los padres deben saber que sus hijos
adolescentes desafiarán repetidamente su autoridad. Por ello y para reducir los
conflictos importantes, es importante mantener las líneas de comunicación abiertas,
así como establecer límites muy claros (que pueden ser negociables).
La mayoría de los padres sienten que tienen más sabiduría y crecimiento personal a
medida que se enfrentan a los desafíos de ser padres de jóvenes adolescentes.
La necesidad de independencia y el deseo de autorrealización es también considerado
ir construyendo un espacio en el que se sienta libre pero a su vez, donde conozca
hasta dónde sí y hasta dónde no, y sobre todo, que pueda contar con nosotros para lo
que necesite.
¿Cómo fomentamos la independencia?
• la responsabilidad y la madurez de los hijos
• Enseñar a tolerar la frustración.
• Ayudar a los hijos a desarrollar su independencia.
• Evitar la sobreprotección.
• Fomentar la autoestima.
• Potenciar la creatividad.
• Enseñarles a ser responsables.
A medida que los hijos crecen, van demandando más zonas de autonomía e
independencia, hasta llegar a la etapa de la adolescencia en la cual estos deseos, se
hacen más fuertes y se convierten en manifestaciones de su propia naturaleza.

La adolescencia es un momento de cambios físicos, intelectuales y emocionales que


provocarán situaciones de dificultad. No obstante, es la época en donde las personas
más necesitan de una figura de autoridad asertiva, acompañada de amor, escucha y
comprensión.
La formación genera confianza; y es ésta, la base fundamental del proceso educativo
de los hijos. Cuando se ha educado con firmeza y cariño desde las primeras edades,
los padres adquieren esta herramienta la cual les permite confiar en sus hijos, y ellos a
su vez, en sus padres.
La confianza genera la oportunidad de negociar lo que es negociable, situación que
favorece la relación paternal, puesto que los hijos se sienten importantes y
escuchados en la toma de decisiones. De esta manera se desarrolla en el inconsciente
del adolescente un sentimiento de culpa al fallar a esa confianza depositada por los
padres. Asimismo, la confianza tiene otro ingrediente: la sinceridad, la cual se
construye enseñándole a los hijos a decir siempre la verdad por grave que sea. Esta
actitud es el resultado de la confianza que se ha construido en los hijos.
Sin embargo, la confianza no es sólo una actitud de los padres, es también un
estímulo que los hijos deben ganarse demostrando buen comportamiento, obediencia,
respeto, acato de la norma, etc.

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