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MÚSICA PARA RINOCERONTES

MÚSICA PARA RINOCERONTES

Juan Terranova
Terranova, Juan
Música para rinocerontes – 1era. Edición – La Paz, Bolivia: Editorial
El Cuervo, 2010.
134 p. ; 21 x 13 cm. – (Narrativa)

ISBN: xxxxxxxxxxx

© Juan Terranova
© Editorial El Cuervo, 2010
Contenido
e-mail: editorialelcuervo@gmail.com
blog: editorialelcuervo.blogspot.com
La Paz – Bolivia La máquina idiota / 9

1era. Edición Hitler para principiantes / 17


Diseño de portada: www.lepopurri.com.ar (Leonardo Escobar)
Diagramación: José Manuel Zuleta
Una remera con la cara de Stalin / 25

El crítico paranoico / 35
Depósito Legal: 4-1-1332-10
ISBN: xxxxxxxxxxx
¿Dónde están los delfines? / 43
Impreso en: Vogel Diseño y Producción Gráfica S.R.L.
El planeta de los simios / 53

Me das miedo, Lucía / 61

Fuego Chino / 71
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta,
puede ser reproducida, almacenada, o transmitida en manera alguna Pornopunk / 83
ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico,
informático, de grabación o fotocopia, sin permiso previo del editor.
Hombres que saltan en jaulas de animales salvajes / 95

El Caso Di Canio / 105

Siempre tendremos Lisboa / 117


La máquina idiota
La máquina idiota

C uando salió mi primera novela, mi editora me pidió que la


firmara para mandársela a un tipo que tenía un programa de
cable. No era un mal programa de cable. Era todo lo bueno
que un programa de cable puede ser. Quizás demasiado
serio. Reseñaban libros, hablaban con los autores, dictaban
opiniones políticas. Cuando aparecían las opiniones políticas
el programa se volvía especialmente malo, pero lo demás se
sostenía. Visto desde ahora, pienso que quizás hubiera sido
mejor ir a lo de Susana. Pero Susana no me había invitado.
Un amigo me convenció de que valía la pena.
— ¿Estás seguro?
— Sí —me dijo él—, ¿qué puede pasar?
Me llamaron de la producción, una mujer con voz
seductora.
— Su libro me pareció “ex-ce-len-te”—dijo.
Le creí. ¿Por qué no? El asunto estaba confirmado
pero volvió a llamar. Me la imaginaba rubia, hablaba
como rubia. No voy a dar el nombre del anfitrión del
programa.
— El señor X quiere saber si lo que pone en la página
setenta y cinco es verdad —me preguntó la rubia.
— ¿Verdad cómo? —pregunté yo.
— Si pasó o no pasó —dijo ella.

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Música para rinocerontes La máquina idiota

— Ah —dije yo—, sí, todo es verdad. — Bueno, dígame que es verdad.


Mi novela estaba llena de historias que habían salido en — Le digo que es verdad.
los diarios. Un hombre que se muere y pasa años adelante — Pero, ¿ocurrió realmente?
de la televisión, un tipo que tira un penal afuera y lo matan
De repente lo sentí presionado, lo escuché infeliz y
a golpes, un hombre que vive bajo tierra y así. Pero no fue
solo. No se metía vidrio. No tenía el coraje y la creatividad
suficiente. Y entonces la rubia volvió a llamar.
necesaria para hacer eso. Apenas si podía con su programa
— El señor X me volvió a preguntar —dijo. de cable. De hecho, se agarraba a su programa de cable
— Ahá. como un náufrago. Creo que incluso terminó por perderlo.
— Quiere saber si lo que se cuenta en la página setenta A veces pasa. No llegué a insultarlo. Pero, por supuesto, la
y cinco es verdad. entrevista no se hizo.

Me la imaginé en ropa interior. Después me invitaron a una radio. Eran tres


conductores que casi se peleaban por hablar. Y también
El día que tenía que ir al programa llamó directamente
había una chica pintándose las uñas de los pies. Nadie
el señor X. Eran las ocho y media de la mañana. Yo dormía
había leído nada de lo que yo había escrito. No digo un
y el tipo se obsesionaba.
libro, ni siquiera me habían buscado en Google. Uno
— Estoy muy contento de que venga. intentó presentarme y dijo algo así como “Ahora, vamos
— Claro —dije yo. a hablar de la fantasía, de la imaginación, tenemos con
— Nuestro programa es muy prestigioso. nosotros a un joven escritor argentino”.

Miré el reloj. Y entonces preguntó. Me hicieron un par de preguntas absurdas.

— Dígame, ¿lo de la página setenta y cinco es verdad? — Escribir es muy difícil —dije yo.

Hicimos la rutina del verdad o no verdad y verdad cómo Creo que es verdad.
o de qué manera un par de veces más. Yo no había tenido Y después, otro programa de radio, a la mañana. En
una buena semana y estaba dormido. Mi meca no era ese éste pasaban música y había un solo locutor que me trató
programa de cable. Quizás otros programas de cable sí, pero con respeto y se interesó por lo que dije. Tampoco había
ése no. leído nada pero por lo menos era educado.
— Si esto que se dice no es verdad —me apuró X cuando Ese mismo día, más tarde, un amigo pasó por casa.
empezó a perder la paciencia—, no podemos salir al aire. Quería mi opinión sobre una serie que estaba escribiendo.
Me lo imaginé metiéndose pedazos de vidrio por el culo. Durante un tiempo trató de escribir novelas, y cuando
Encerrándose en su oficina privada con una botella rota y había empezado a lograr algunas cosas, consiguió trabajo
haciendo eso en vez de trincarse a la rubia. En mi cabeza, como guionista para la televisión. Supongo que para
la sangre fluía de un color oscuro. Lo intentó una vez más. escribir novelas se necesita paciencia.

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Música para rinocerontes La máquina idiota

— Vamos a hacer un piloto. Hay gente interesada —dijo. — No es malo, no es malo —dijo mi amigo.
Me contó la idea de una miniserie con un superhéroe — La máquina idiota —insistí.
argentino, de día trabajaba en una oficina, de noche era — Creo que es hasta muy bueno.
una especie de Batman imbécil. Escucharlo me hacía doler
— La máquina idiota —dije una vez más.
un poco la cabeza.
— Podría funcionar.
— Para el título habíamos pensado en La máquina
blanda pero ya está registrado. Terminamos el café y lo acompañé hasta la puerta.
Parecía feliz.
— Ese es un buen título —dije yo.
— Sí, La máquina blanda es bueno, pero ahora tenemos
que buscar otro.
— Está La máquina de follar... —señalé.
— Ese también es bueno —dijo él—. Lástima la
traducción.
— A mí me gusta.
Nos quedamos en silencio.
— La máquina del tiempo, La maldita máquina de
matar, La máquina de pensar en Gladys.
— Hay muchas máquinas.
— Sí — dije yo—, algunas.
Apareció mi mujer y nos ofreció café. Aceptamos. Nos
trajo dos tazas.
— ¿Por qué no le ponen La máquina idiota? —le sugerí.
Él se quedó pensando y mientras tanto yo me imaginé
escribiendo para la televisión. Me imaginé el dinero, las
cámaras, los actores, me imaginé el grupo de escritores
reunidos alrededor de una mesa tratando de ponerse
de acuerdo, comiendo masitas, discutiendo por qué tal
personaje debía hacer tal cosa. Era un sueño perverso.
Atractivo y perverso.

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Hitler para principiantes
Hitler para principiantes

“S i querés hacer reír a Dios, contale tus proyectos”


me dijo una amiga en un bar. Veníamos del cine, nos
habíamos conocido en la facultad y todavía ninguno de
los dos trabajaba. La frase es interesante pero funciona
bien solamente a nivel doméstico. Supongamos que llama
Nietszche. El teléfono de Dios es de un rojo brillante y
está en una bandeja plateada. Cuando escucha la voz de
Nietszche, Dios se ríe. Bien. Después llama Freud. El tipo
se ríe, pero anota. Un día llama Benito Mussolini. “Voy a
reconquistar el norte de África para la Gloria de Italia” le
dice Il Duce y escucha una risa del otro lado de la línea.
“Bueno, ahora no cortes que acá hay alguien que te quiere
saludar” agrega. Y entonces alguien saluda con voz marcial:
“Heil, Ich bin Adolf, wie gets?”. Dios, por supuesto, habla
todos los idiomas.
Y ahora que recuerdo tengo un amigo que está
escribiendo un libro que se llama Hitler para principiantes.
Es un libro por encargo y hace unos días me pidió que pasara
por su casa para charlar un poco sobre el tema. Pensaba
que lo podía orientar. Así que nos juntamos después de las
once, porque yo tenía cierre y trabajaba hasta tarde.
— El sábado pasado acá enfrente hubo una fiesta de
disfraces —me dijo cuando llegué. Hacía frío y mi amigo
tiene una cafetera italiana extraordinaria, así que acepté
un café. Hacer una semblanza de Hitler es mucho más

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Música para rinocerontes Hitler para principiantes

difícil de lo que parece. Están los motivos éticos, por Mientras tomábamos el café le pregunté a mi amigo si
supuesto. Porque ustedes saben que Hitler llegó al poder se podía cambiar el título del libro y él me preguntó qué
en una Alemania arrasada por la Primer Guerra Mundial y título se me ocurría. Le propuse Hitler para masoquistas.
el tratado de Versalles y la convirtió en una de las potencias — No, no creo que lo acepten —me respondió.
industriales más importantes del mundo. Pero también
Estuvimos de acuerdo, eso sí, en que Hitler para
hay que tomar con mucho cuidado ciertas contradicciones
masoquistas era un libro bastante más fácil de escribir.
de origen técnico. Por ejemplo, ¿cómo se explica que el
gran nacionalista alemán haya nacido en Austria? Y otra — Si pudieras elegir —me preguntó—, ¿qué libro
cosa, ¿cuál es la mejor traducción para la palabra “Führer”? escribirías “para principiantes”?
¿Caudillo, líder, guía? — Haría darwinismo social para principiantes —le dije.
— Caudillo no —dijo mi amigo—. Lo único que falta es — No está mal, la otra es Capitalismo salvaje para
que lo confundan con Facundo Quiroga. principiantes.
Estuvimos revisando la bibliografía que él había reunido — O Prostitución para tímidos.
cuando me volvió a contar sobre la fiesta de disfraces. — O Teoría de los cultos satánicos.
Enfrente había un club de barrio que se alquilaba para
— También puede ser Eutanasia para neófitos.
eventos. La fiesta de disfraces duró hasta la madrugada y,
según parece, todo el tiempo había gente disfrazada en la — Ese es con manual de instrucciones.
puerta. Mi amigo vio entrar un caballo de dos cuerpos, un — ¿Y Ruleta para pobres?
Superman, una enfermera, y también un pirata con una — Mejor Ruleta rusa para sociólogos.
pata de palo falsa. Cada tanto salían dos o tres disfrazados
— O también Sexo para marxistas-leninistas tardíos.
a fumar y a charlar un rato a la calle. Le pregunté si se había
pasado toda la noche espiándolos y me dijo que sí. — Ajedrez para principiantes.
— No tenía otra cosa mejor que hacer —agregó después. Ahí me descolocó.
Un caballo de dos cuerpos, un Superman, una — ¿Y ese por qué?
enfermera, un pirata. Faltaba el Príncipe Harry, con su Se había bajado el índice de un libro de Internet y me
camisa color caqui que intentaba recordar a un Afrikakorps, lo leyó. Decía así:
jugando un poco a la subversión y tentando a la prensa. La 1. Aperturas
esvástica que había pintado en el brazalete tenía mal las
2. Galería de Campeones
proporciones y eso deslucía el disfraz. Aunque esa era la
parte clave, porque sin el brazalete no hubiera pasado de 3. La pasión por el ajedrez y el manifiesto Kasparov
un pelirrojo mal vestido. 4. Los gestos de Capablanca
5. Trucos y pistas

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Música para rinocerontes Hitler para principiantes

6. Partidas Inmortales qué íbamos a hacer con la literatura representativa. La


pregunta fue así:
7. Partidas Inmorales
— Che, ¿y qué vamos a hacer con la literatura
8. Desmontando la Siciliana
representativa?
9. Ajedrez espectacular
— Dame un ejemplo —me respondió.
10. El arte de la defensa
— Por ejemplo, esos relatos que empiezan: “Estaba en
11. La estrategia del riesgo mi casa y sonó el teléfono. Era Víctor que quería que le
12. Cómo derrotar a un rival superior contara cómo me había ido con la bailarina rusa”.

—Desmontando la Siciliana suena interesante —le — Ah —dijo él—. Creo que todavía se la banca, ¿no?
señalé. Y después agregó, cuando yo ya había caminado tres o
Seguimos con el café un rato y revisamos dos o tres cuatro pasos en la oscuridad: “Obvio, sin abusar”.
libros más.
— Te hago una pregunta técnica —me dijo en un
momento de la noche. El club de enfrente estaba cerrado y
cada tanto pasaba algún auto por la calle.
— Dale —le respondí.
— ¿Cuánto se puede retener de un texto leído en voz
alta? ¿Un treinta por ciento? ¿Un cuarenta? ¿Un cincuenta
por ciento?
— Yo creo que, con una emisión clara y sin interferencias,
se comprende un sesenta por ciento, pero con toda la furia,
y se retiene mucho menos.
— Esto quiere decir —dedujo él— que los tipos que leen
sus poemas en los bares escriben más de la mitad al pedo.
Se hizo un silencio, así que aproveché y le pregunté por
qué no se había disfrazado y había ido a la fiesta.
— Porque si hubiera hecho eso —me respondió— no
habría podido espiar a los disfrazados.
Era una respuesta impecable. Ya en la puerta y antes de
irme, cerca de las tres y media de la mañana, le pregunté

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Una remera con
la cara de Stalin
Una remera con la cara de Stalin

Franco me llamó y nos encontramos en un pool de


Avenida de Mayo. Para ese entonces, yo había entrado a
trabajar en el suplemento cultural de un diario medio pelo
y todas las semanas hacía reseñas de libros. Como los leía,
la cosa funcionaba. Había pasado por varios oficios, sabía
lo que era no tener ni para pagar el transporte público y
ahora estaba en esa pecera, sumergido y con la cara pegada
al vidrio que separa a los periodistas del mundo. Por lo
menos, conseguía libros gratis. Franco se reía un poco
de mi nuevo trabajo. Cada tanto jugábamos al pool y nos
tomábamos una cerveza. Al principio respetábamos las
reglas. Por ejemplo, las rayadas para él, las lisas para mí.
Después, cuando ya estábamos borrachos, lo importante
era embocar.
Franco estaba obsesionado con el Che Guevara.
— Estás obsesionado —le dije una vez.
— Sí —me respondió.
Escribía cuentos con el tema. Eran prácticamente todos
iguales. Por ejemplo, un grupo de científicos encuentra un
cementerio de huevos de dinosaurio en la Patagonia. Entre
las pieles de los embriones momificados descubren la cara
del Che Guevara. Veinte hectáreas de dinosaurios muertos
y la cara del Che como un gran ídolo prehistórico.
Esa noche, en el bar de Avenida de Mayo hacía calor.
Eran las ocho y media y la gente volvía a su casa desde el

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Música para rinocerontes Una remera con la cara de Stalin

centro. En el techo, un ventilador giraba muy despacio, — Porque Stalin era un ganador. El Che era un perdedor
como un helicóptero sin ganas de vivir. nato. Ahí está el truco.
Franco había intentado ir al taller literario de un Tiró, pidió otra cerveza y siguió.
prestigioso escritor que era alcohólico y a veces salía en la — Stalin era un tipo práctico. El Che era un idealista.
televisión. Duró dos clases.
— ¿Y Mao?
Rompí el triángulo sin suerte, me senté y me serví otro
— Mao es diferente. Era chino.
vaso de cerveza. Tres mesas más allá, había un ciego. Tenía
un bastón blanco y un perro. Usaba anteojos oscuros. No Me paré y tiré yo. La blanca pasó de largo, hizo banda y
estaba pidiendo limosna. El perro parecía cuidado. Era un no tocó ninguna bola.
labrador de pelo corto. Franco me contó que los cubanos exiliados en Miami
Con la cerveza, nos habían traído un platito con maní. se habían quejado por que en Nueva York se vendía ropa
de bebé con la foto de Korda. Alberto “Korda” Gutiérrez
— No me gusta el maní, pero cuando empiezo a comer
es el autor de la foto más conocida del Che. Korda le ganó
no puedo parar —dijo Franco mirando la mesa. Miraba la
un juicio a la marca Smirnoff que usó la imagen para
mesa, masticaba y le ponía tiza al taco.
una publicidad de vodka. Pero como Cuba no firmó la
— Es como la televisión —dije yo. Convención de Berne para la explotación de derechos de
Después me contó que los herederos de Martín Luther propiedad intelectual, nunca vio un mango.
King cobraban cincuenta dólares cada vez que alguien — Millones y millones de dólares perdidos —dijo
imprimía la famosa frase “I have a dream” en un libro o Franco.
en una revista. También me contó que cada tanto soñaba
Nos quedamos callados mirando el paño verde. Tanto
con la cara de Stalin. El bigote frondoso, la mandíbula del
para él como para mí, el dinero es algo importante.
poder, la frente ancha. Lombroso se hubiera hecho una
fiesta. — Le sacó la foto de casualidad y le puso “Guerrillero
Heroico” —agregó y metió la negra. Se acercó, la agarró y
— Lo que me voy a hacer es una remera con la cara de
la devolvió a la mesa.
Stalin para probar una teoría —dijo.
— Qué título de mierda —dije.
— ¿Cuál?
Después yo metí una rayada y seguí tirando. Me contó
— Que no va a funcionar.
que unos amigos suyos estaban haciendo una película
— ¿Qué cosa? casera con uno de sus cuentos. De adentro del Che muerto
— La remera. en Bolivia salía un monstruo como en Alien. Yo no había
— ¿Por qué? leído ese cuento. Pensé que me estaba mintiendo.
— Quiero escribir una saga —dijo.

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Música para rinocerontes Una remera con la cara de Stalin

La saga era así: El Che y su vida intelectual. Un doble descarga tenés para llenar un libro.
del Che en un prostíbulo. El Che, agente encubierto de la Volvimos a los exorcismos. Los titulares con exorcismos
CIA. El Che vivo en Paraguay. Un periodista busca por el son contundentes. Por ejemplo: “El Vaticano ataca abusos
mundo el cuerpo embalsamado del Che. en la curación por medio de la fe”. Otro: “Los obispos
— ¿Y lo encuentra? —pregunté. tienen que decidir si estos eventos pueden ser cubiertos por
— Obvio que no —respondió. la televisión”. El Vaticano había sancionado a un obispo
africano que, instalado en Roma, prometía encontrar las
Armamos otro triángulo.
curas del cáncer y el sida. El tipo también hacía exorcismos.
— Tendrías que escribir sobre exorcismos —dije. Después, hubo algunas protestas en la calle, quemaron
Le conté lo que un matutino había titulado: “En una bandera, lo de siempre. En Los Ángeles tres hombres
Austria abjuran de Terminator”. La prensa austríaca de rasgos orientales mataron a un coreano durante un
había criticado a Schwarzenegger porque no le había exorcismo pero se declararon inocentes.
concedido el perdón a un condenado a muerte. El tipo — O sea que el Vaticano está actualizando las reglas.
se llamaba Stanley Williams. Había matado a cuatro
— Sí —dije yo—, ya salió un libro y todo.
personas, en la cárcel se había reformado y había escrito
libros contra la violencia. Los austríacos le devolvieron al Según la nota el nuevo rito del exorcismo, escrito
Estadio Schwarzenegger su antiguo nombre, Estadio Graz- en latín, venía incluido en un libro de ochenta y cuatro
Liebenau. El cambio de carteles se hizo de madrugada para páginas encuadernado en cuero rojo. El libro reflejaba
evitar fotos y agresiones. “los esfuerzos del sumo pontífice para convencer a los
escépticos de que el diablo está en el mundo”. Los textos
— Un estadio con nombre de campo de concentración
eran prácticamente iguales a los de la Edad Media.
—dijo Franco.
— ¿Alguien te dijo alguna vez que tenés cara de
Y a Stanley Williams le dieron la inyección antirrábica.
rottweiler? —me preguntó Franco.
— ¿No fue a la silla? —preguntó Franco.
— Sí, una vez —le respondí.
— No —dije yo.
El taco se deslizó con precisión.
— Es una historia interesante —dijo.
— ¿Quién? —me preguntó.
— Creo que los exorcismos son mejores —respondí, con
— Una novia que tuve.
mis dudas.
— ¿Cómo se llamaba?
— Historias sobre la silla eléctrica hay a patadas —
agregó. Metí una lisa, después la blanca y seguí tirando. Ver
entrar una bola es muy gratificante.
— ¿Por ejemplo?
— No me acuerdo.
— Con los tipos que no se murieron durante la primera

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Música para rinocerontes Una remera con la cara de Stalin

— ¿La querías? — Sí —dije.


— Supongo que sí. Él dobló por Callao y yo seguí por Rivadavia. Al otro día
— ¿Y los exorcismos? me levanté tarde y mientras superaba la resaca, escribí una
reseña sobre un libro que se llamaba Argentina de cara al
— Quieren que tengan en cuenta las enfermedades
siglo XXI. Media hora antes del cierre, mi jefe me pidió que
mentales.
lo ayudara con una nota de relleno. En Ginebra, una estrella
— Es un progreso. porno iba a participar de una nueva puesta del Tannhäuser
— Y la medicina psiquiátrica. de Wagner.
— Me parece bien. —Sintético —me dijo—, no te explayes.
La nota decía que entre los ampliamente aceptados El actor venía del cine triple equis francés. En la
signos de posesión diabólica se destaca hablar idiomas primera parte de la ópera tenía que atravesar el escenario
desconocidos y una fuerza física superior a lo normal. con el pene erecto y disfrazado de minotauro. Frente a la
— Juan Pablo II hizo tres exorcismos durante su exigencia del director, los productores habían recurrido a
papado —comenté. un profesional. El actor estaba contento por su “primera
incursión en el mundo lírico”. No era una mala historia.
— No lo sabía —dijo él.
Cuando terminé, apagué la computadora, saludé y me fui.
— Una mujer italiana en 1982 y otra mujer a la que le
dio un ataque en el 2000 durante una audiencia general.
— ¿Y el tercero?
— El tercero no sé.
— ¿Todos exitosos?
No tenía la información precisa. Pero si el Papa no
puede sacarle el demonio del cuerpo a un cristiano, ¿qué
nos queda? Después del partido, caminamos un poco
y cruzamos la Plaza Congreso. Había un par de tipos
durmiendo en la calle, tapados con cartones.
— Nunca me contaste de la chica que te dijo que tenías
cara de rottweiler.
— Fue una relación breve.
— ¿Y valió la pena?
La noche estaba fresca.

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El crítico paranoico
El crítico paraoico

C uando el crítico paranoico reseñó mi libro, yo trabajaba


haciendo correcciones en casa. A veces escribía reseñas
para algún diario, o agarraba alguna traducción, y aunque
daba entrevistas como una de las “jóvenes promesas de
la literatura argentina” o cosas parecidas, la verdad era
que me costaba juntar el dinero indispensable para vivir
y muchas veces mi mujer terminaba pagando las cuentas.
La reseña fue lapidaria.
El crítico paranoico no era para nada un mal crítico.
Se preocupaba por argumentar, por hacer claras sus
ideas y la mayoría de las veces, aunque uno no siempre
coincidiera con sus conclusiones, leía bien. Había fundado
una revista legendaria y exitosa y vivía un poco de esa
fama. Últimamente, sin embargo, se le notaba la vejez. Un
par de entredichos con varias personas del medio y una
polémica con un escritor de los “malditos” había derivado
en un escándalo malsano con denuncias por agresión
y pedidos de protección policial. Para algunos de mis
amigos, el crítico paranoico había perdido, aplastado por
la solvencia del otro para ponerlo en ridículo y eso había
desencadenado la violencia. “La arrogancia le salió cara”
decían. Pero son puntos de vista, nada más.
Ahora bien, y eso todo el mundo lo sabe, el asunto lo
había dejado un poco más desconfiado que de costumbre.
Sus allegados y colegas esperaban que el efecto pasara

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Música para rinocerontes El crítico paraoico

pronto. Pero esto no ocurrió. Más bien, al contrario. La Como dije, su crítica a mi libro fue lapidaria. Pero
paranoia fue en aumento. En los bares se decía que el tipo también bastante alucinada. Pasaba de opinar sobre el
se había auto-exiliado del mundo, encerrándose en su casa libro a atacar mi persona sin solución de continuidad, se
y subsistiendo a base de alimento para perros. Un antiguo le mezclaban los personajes con la realidad, me insultaba
colega suyo, con el que todavía no se había peleado, me abiertamente, reconocía algunas partes “valorables”, me
contó que le había mandado una mujer para que le limpiara volvía a insultar. Sus juicios morales parecían sacados
el baño y ahuyentara las cucarachas que caminaban por los de un tratado del siglo XVIII. Para colmo, ni siquiera me
platos sucios en la cocina. El crítico la había echado y había conocía. No me había visto ni una sola vez en su vida.
intentado matarla tirándole insecticida en la cara. También Por supuesto, yo no soy un boy-scout. Me gusta apretar
se decía que se lo había visto con un sobretodo andrajoso, para ver qué sale. Es ahí donde están las mejores historias.
comiendo puré de papa con la mano en un restaurante de Sin embargo, lo del crítico paranoico parecía otra cosa. Su
la calle Corrientes. mente había remontado vuelo y me bombardeaba desde
Exageraciones, por supuesto. Pero sí era verdad que las alturas.
cada vez escribía de forma más críptica y enrevesada y ya Uno o dos días después de que salió la reseña, pasé por
casi no aparecía en público. Todo el mundo lo sabía: el tipo la casa de Gecko para copiar algunas películas. Alquilaba
se estaba volviendo loco. un DVD, lo miraba y si me gustaba, hacía una copia.
Cuando salió la crítica sobre mi libro, me acordé que Copiaba mucho porno. Alquilaba de todo, pero sobre todo
durante mi estadía en Alemania, una novia que tenía me copiaba porno. Siempre es bueno tener una porno que nos
mandaba su revista todos los meses y yo simplemente la guste a mano.
devoraba. Entre el complicado alemán del Frankfurter Llegué temprano y Gecko me abrió la puerta en pijama.
Zeitung y ediciones viejas de El País, su revista se Es programador y trabaja desde su casa. Otro que no sale
transformó varias veces en mi único vínculo con la ni a la esquina.
Argentina. Resultaba una situación monstruosa pero
— Leí la reseña —me dijo en el ascensor.
genuinamente placentera. Bastante tiempo después, ya
de vuelta en Buenos Aires, discutí con un imbécil que era — Ahá —dije yo.
amigo o conocido suyo. El tipo hacía animaciones con Gecko también conocía al crítico paranoico y leía lo
muñequitos de plastilina. Los muñequitos de plastilina que escribía. Le decía “elcriticoparanoico”, todo junto,
eran una mierda y yo se lo dije. Y eso no le había gustado al sin cortar las palabras. Entramos en el departamento.
crítico paranoico. Hacía ya un tiempo que había vendido Había dos monitores encendidos. Gecko puso a copiar
su revista a un grupo inversor y se dedicaba a colaborar las películas mientras yo servía una de las cervezas que
con algunos medios de baja y media tirada. También había llevado. Me imaginé una cancha de tenis vacía,
escribía y polemizaba mucho desde Internet. un día nublado. El agua de la pileta llena de hojas que
arrastraba el viento.

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Música para rinocerontes El crítico paraoico

— Las observaciones son tan erróneas, confunden tanto — Leí la reseña de tu libro —dijo cuando me vio.
las ideas más básicas, que la crítica termina sorprendiendo — ¿Y? —le pregunté.
—dijo Gecko mientras se sentaba y agarraba su cerveza.
— ¡Muy buena! —respondió.
— Puede ser —dije yo.
Después agarró con la mano sana la cubetera que le dio
— ¿Estás enojado? Gecko y se fue.
— Creo que sí. El tiempo que lleva copiar un DVD depende de la
No estaba seguro. información que contenga. Las películas porno no tienen
— Dicen que se está volviendo loco. mucha información, pero a veces hay que comprimirlas
para que entren en un solo disco. Gecko se las ingenia
— Es muy probable.
bastante bien para hacerlo.
— Capaz que ya era loco de antes.
Después de mi reseña negativa, el crítico paranoico
— Sí, puede ser. publicó un largo comentario sobre una película nacional.
La porno que había llevado era un policial. Tres tipos En su universo sin piso y a cielo abierto, el director de
secuestraban a dos colegialas y pedían dinero a cambio la película nacional era la reedición del trágico Mariscal
de no fornicarlas. Los padres pagaban pero los tipos las Petáin. Pétain había sido un héroe durante la Primera
fornicaban igual. Ellas gozaban. Guerra Mundial porque había estado en Verdún. Pero
— Supongo que va a terminar siendo positivo. cuando los alemanes se recuperaron, no le fue tan bien.
En 1940, mientras la Wehrmacht invadía Francia, Pétain
— ¿Por qué?
cumplía nada menos que ochenta y cuatro años. Ya estaba
— No existe la publicidad negativa. viejo, así que transó con los nazis y se puso a gobernar la
Yo no estaba muy convencido de eso. República Colaboracionista de Vichy. Cuando llegaron los
— Escuchame, este tipo se está enterrando. aliados, se escapó a Suiza, pero lo agarraron. Los franceses
lo juzgaron por traición y lo condenaron a muerte, pero De
Eso sí era verdad. Me imaginé un zombie, la carne de
Gaulle lo perdonó y estuvo preso hasta que se murió a los
la cara comida por los gusanos, sacudiéndose el polvo de
noventa y cinco años. El director de cine, según el crítico
la ropa raída.
paranoico, era como Pétain. Había hecho dos películas.
— Es como esas personas que empiezan hablando solas La primera era buena, la segunda era mala y había que
y terminan a los gritos. meterlo preso. Menos era el oprobio.
Entonces tocaron la puerta y Gecko fue a atender. El día que copié la porno hablamos de otras cosas con
Era el vecino. Necesitaba un poco de hielo. Al vecino de Gecko. Por ejemplo, él me contó que una de sus novias le
Gecko le falta la mano izquierda. Se la voló con un petardo había preguntado si los chanchos eran mamíferos. Él había
festejando navidad cuando tenía diez años. respondido: “Que yo sepa, huevos no ponen”.

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Música para rinocerontes

Después, terminamos la cerveza y esperamos a que la


película estuviera lista.
— ¿Hace mucho que no la ves a Vicky? —me preguntó
en el hall del edificio.
Le dije que sí, pero no entendía por qué me lo
preguntaba. Después me acordé que una vez Vicky me
había contado que hizo una fiesta y, entre los desconocidos
que fueron, había un arquitecto, amigo de un amigo. El tipo ¿Donde están los delfines?
le dijo que el edificio estaba muy viejo y que no lo podía
seguir cargando. Si le seguía poniendo peso, las paredes no
iban a aguantar. Era un segundo piso.
— ¿Qué peso voy a traer? —le preguntó Vicky.
— Cualquier cosa. Un mueble nuevo, un sillón, esas
cosas —le respondió el arquitecto.
Ella lo odió. A los quince días se le murió un tío al que
casi no conocía y heredó más de dos mil libros. Mientras
entraba y acomodaba las cajas de cartón repletas, se
mareaba. Pensaba que su casa se iba a derrumbar en
cualquier momento. A veces incluso sentía como el piso se
hundía cuando caminaba cerca de la biblioteca.

42
¿Dónde están los delfines?

L o primero que se hizo con el nombre de Flipper fue una


película dirigida por James B. Clark y escrita por Ricou
Browning y Jack Cowden, tres tipos más bien anodinos
dentro de la industria. La película, que se rodó en 1961
pero se estrenó recién en 1963, estaba protagonizada por
el veterano Chuck Connors como el padre pescador y una
estrella televisiva en ascenso, el joven actor Luke Halpin,
como Sandy Ricks, el niño proto-ecologista. Lo mejor de la
nutrida carrera de Connors hasta ese momento habían sido
un par de breves apariciones en El crucero del amor. El
éxito redundó en una serie que se emitió por la NBC entre
1964 y 1967. En 1996, se hizo una remake intrascendente
con Jessica Alba, Paul Hogan y Elijah Wood.
La verdadera historia de Flipper, sin embargo, es menos
fluida. Para empezar, Flipper como entidad única jamás
existió. Aunque al público se le decía que el nombre real de
Flipper era Mitzi, el protagónico de la serie lo realizaban
cinco hembras que se iban rotando según las necesidades
de la filmación. Estas cinco hembras nunca trabajaron en
libertad. Si bien la historia transcurría en la Florida, la
serie se rodaba en una playa cercada con alambre tejido
en tres locaciones diferentes de las Bahamas. Era una
infraestructura espectacular para el momento pero la serie
rendía millones, así que los productores podían afrontar
esos gastos.

45
Música para rinocerontes ¿Dónde están los delfines?

La docilidad y disciplina de los animales se lograba con estudios. Pero como tantos militantes de esa época, se dio
un ayuno de dos días. Según los especialistas, después de vuelta. En 1970 lo detuvieron mientras intentaba liberar a
dos días sin comer no hay nada que un delfín adulto no un grupo de orcas de un instituto oceanográfico en las Islas
haga por un pedazo de pescado. Pese al éxito, Susie, Kathy, Bimini. Estuvo preso un par de años y después fundó el
Liberty, Patty y Sharky, las protagonistas de Flipper, “Proyecto Delfín” con la ayuda del ala dura de Greenpeace.
murieron olvidadas en un circo de cuarta categoría cuando La historia de Flipper encarna de alguna manera un
la serie se dejó de hacer. La Paramount embalsamó a una remanente, en los años 60, de la doble moral puritana
de ellas para exhibirla en un parque temático. La voz de de los años 50. En la superficie la fraternidad y la alegría,
Flipper también era falsa. La grababa el mismo actor que pero sosteniendo esta imagen de felicidad, un trasfondo de
hacía las voces de Buggs Bunny y el Pájaro Loco. violencia y dolor.
El efecto que causó la serie en la relación de los Pese a los avances logrados por los grupos de
norteamericanos con los delfines es considerable. Durante ecologistas y sus fundaciones, en la actualidad es posible
la década del 60, cuando la serie experimentaba su encontrar lugares en México y el Caribe donde particulares
momento más claro de éxito, un delfín no entrenado se alquilan delfines a los turistas para sacarse fotos, tocarlos
conseguía por cuatrocientos dólares. El Sea Aquarium y a veces incluso jugar y nadar con ellos. Estos acuarios no
de Miami se convirtió en el principal exportador de están controlados por leyes de ningún tipo y se construyen
hembras. Casi todos los acuarios del mundo presentaban dependiendo de la inversión que su dueño juzgue
al “verdadero Flipper”. Era usual que las estaciones de conveniente. Los delfines tienen un radar parecido al de
servicio de los estados más ricos del país tuvieran su los murciélagos que funciona en el agua. Mandan sonidos
propio delfín en una pecera de vidrio para entretener a a los objetos para saber dónde están y cómo son. Por lo
los clientes. La serie jugó un papel ambiguo en el destino tanto, en estanques poco profundos el rebote de las ondas
de los delfines. Los televidentes enamorados de Flipper sonoras contra las paredes los enloquecen. Esto hace que
empezaron a pedir leyes más rígidas y comenzaron así las los suicidios en los parques habilitados sean frecuentes. No
primeras prohibiciones de captura. Por lo que a principios hay registros de qué sucede en los lugares ilegales, pero
de los años 70 el precio de un delfín salvaje había ascendido muy probablemente ocurran hechos similares, agudizados
a más de doscientos mil dólares. En los 80, al descubrir a causa de las malas condiciones de estos emplazamientos,
que se mataban delfines durante la pesca de atún, una por lo general, piletas bajas, con poca agua y un recambio
campaña ambientalista preguntó: “¿Mataría a Flipper por o filtrado de líquido pobre o inexistente. Los delfines
comer un sándwich de atún?”. se suicidan aplastándose la cabeza contra las paredes o
Lo mejor, sin embargo, es la historia de Ric O´Barry. dejándose morir de hambre.
Ric O´Barry era el entrenador de las cinco hembras Flipper No debe pasarse por alto que los delfines producen, a
y, por supuesto, trabajaba para la industria del espectáculo. diario, de tres a cinco veces más orina y heces que los seres
Llegó a ser un profesional famoso, muy codiciado por los

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Música para rinocerontes ¿Dónde están los delfines?

humanos, liberando todo tipo de bacterias y microbacterias. para “plantear un proyecto común” pero, hasta donde yo
De allí que sumergirse en las aguas donde viven es muy sé, él nunca llegó a escribir una línea.
peligroso, sobre todo para niños y ancianos. Según informes — ¿Te gustan los delfines?
recientes, en Cancún se concentra la mayor cantidad
Dije que sí. Podría haber dicho “no especialmente”
de acuarios ilegales abiertos a los turistas y también en
pero dije que sí. Me habló del sonar de los delfines en
Cancún se reciben permanentes denuncias por infecciones
cautiverio.
en las vías respiratorias y cuadros de intoxicación general,
esporádicas en otras playas. Por otra parte, los delfines son — Para un delfín en esas condiciones —dijo—, el mundo
juguetones, curiosos y muy inteligentes pero en cautiverio se convierte en un conjunto de señales sin sentido.
y expuestos al trabajo forzado se aburren fácilmente y eso — Se parece mucho al mío —agregué, pero no me
los vuelve agresivos. escuchó.
Existen muchas agrupaciones que luchan en contra Hablamos un poco más y después volví a insistir con
de esos abusos. En Internet se pueden leer párrafos como la cena.
éste: “Por favor, considere poner a trabajar su amor — Ah, claro, el cocinero salvaje.
por los delfines. No nade con delfines cautivos. Déjelos
— Sí —dije resignado.
permanecer libres y silvestres. La gente ha sufrido daños
por nadar con delfines cautivos. Aun los entrenadores — Bueno, te llamo más tarde.
con gran experiencia han sido seriamente lastimados. Los Y llamó. Celia todavía no había vuelto y yo estaba
informes incluyen huesos rotos y heridas internas que han mirando en la televisión una película sobre un tipo que
requerido hospitalización. Únase a nosotros”. descubre que su mujer lo engaña.
El día que me llamó Carlos por el tema de los delfines, — ¿Qué estás haciendo? —me preguntó.
yo me estaba preparando la cena. Celia había salido a — Voy a comer un melón.
comer con unas amigas.
Había comprado un melón amarillo. Estaba maduro
— Quería escribir una obra de teatro pero esto es y lleno de semillas. Lo había cortado al medio y lo tenía
muchísimo más importante —me dijo. enfriándose en la heladera.
La voz sonaba indignada. — ¿Un melón para una sola persona?
— Estaba cocinando —le expliqué. — Sí, ¿por qué?
— Necesito que me digas qué pensás de esto. En la película que estaba viendo, el hombre decidía
— ¿De qué? vengarse, pero era un inútil y le faltaba voluntad.
Carlos siempre decía que estaba escribiendo una obra — Los obligan a entretener turistas durante todo el día
de teatro. Tenía amigos actores y cada tanto se juntaban —dijo Carlos.

48 49
Música para rinocerontes ¿Dónde están los delfines?

— Que los turistas pueden ser un cáncer, estoy de Treinta y seis delfines entrenados por la Marina de los
acuerdo. Estados Unidos habían desparecido y se creía que estaban
— Es de una crueldad horrible. perdidos en alguna parte del Golfo de México.

— Puede haber una historia ahí —se me ocurrió decir. — ¿Treinta y seis delfines? —preguntó Carlos.

— Sí —dijo él—, pero esto no lo hago por la literatura, Le dije que sí.
lo hago por ellos. — Tengo que comprar el diario —respondió—, treinta y
Cuando uno está cansado es cuando más tolera. Creo seis delfines son muchos delfines.
que porque te faltan reflejos para reaccionar. Preferís Me imaginé treinta seis personas en un departamento
hundirte de a poco. Estallar implica mucha energía. de cuatro ambientes, nueve personas por ambiente, y
Ahora es cuando tengo que admitir que soy ligeramente después me imaginé un delfín por persona.
masoquista. Leí La Venus de las pieles y me aburrió todo, — Aparte iban armados con arneses que disparan
menos las partes donde el tipo se hace azotar. A veces dardos tóxicos —dije.
le pido a Celia que me pellizque los hombros o que me
— No entiendo, ¿los delfines? —preguntó Carlos.
muerda el antebrazo. La sensación que siento es dulce.
No me gustan los dolores fuertes, pero disfruto los que Me puse melodramático.
van aumentando lentamente en intensidad. — Sí, son como flechas envenenadas.
Me quedé en silencio con el auricular en la mano. — ¿Y cómo las disparan?
— ¿Qué pasa? —preguntó él. — Les implantaron electrodos en la piel.
— Creo que soy ligeramente masoquista. Los delfines se usaban para detectar minas cerca de
— Sí —dijo sin escucharme. los puertos iraquíes. Las asociaciones internacionales que
defendían los derechos de los animales habían protestado
Nunca me haría pegar con un látigo pero a veces me
sin éxito.
quemo adrede con agua caliente y el olor del cuero me
gusta. Lo peor es con las críticas negativas que reciben — Creo que el hombre tiene una tendencia innegable
mis libros. Las leo siempre, varias veces, una y otra vez. a destruir todo lo que le resulta inteligente y bello —dijo
Es una sensación horrible, pero al mismo tiempo, cuando Carlos.
empiezo, no puedo dejar de hacerlo. Por primera vez, su voz sonaba cansada.
Al otro día, lo llamé yo a él. Eran las dos de la tarde. — Puede ser —dije yo.
Hacía calor y el cielo estaba nublado. En el diario retomaban El artículo del diario contaba que los militares estaban
el tema del huracán Katrina. New Orleans destruido, casas preocupados porque los delfines habían sido entrenados
sin techo, cadáveres flotando y toda esa historia. Pero ya para disparar contra buzos que simulaban ser terroristas y
habían pasado cinco meses, así que la noticia era otra.

50 51
Música para rinocerontes

no se sabía si podían distinguir entre un buceador amateur


y un enemigo. Era poco probable. Incluso los que hacían
windsurf estaban en peligro.
— ¿Cómo pueden desaparecer treinta y seis delfines?
—me preguntó Carlos.
— No sé —respondí.
Cortamos y empezó a llover.
Esa noche me acosté tarde y soñé con hombres rana
El planeta de los simios
que luchaban contra los delfines perdidos de la Marina
norteamericana. Había burbujas de aire, y espuma y
confusión. En un momento, un dardo tóxico se clavaba
en una pierna cubierta de neoprene. Era un sueño triste
y violento porque aunque no querían, los hombres rana
tenían que matar a los delfines. Usaban sus arpones de
acero cromado y la sangre oscura manchaba el agua tibia y
transparente del mar.

52
El planeta de los simios

El planeta de los simios, dirigida por Franklin Schaffner


y protagonizada por Charlton Heston, se estrenó en
1968, mientras estudiantes histéricos tomaban las calles
y las universidades de las capitales europeas. Para mí es
una gran película. La vi por primera vez en 1989 cuando
tenía trece años y Carlos Saúl Menem venía de ganar las
elecciones nacionales. Ingrid Bergman había rechazado el
co-protagónico y Charlton Heston se la pasó todo el rodaje
resfriado, por eso le sale esa voz tan nasal. Para entrar en
clima, el compositor Jerry Goldsmith grabó la música
original de la película con una máscara de gorila. Sí, lo
que se veía era un mono dirigiendo una orquesta.
En 1997, cansado de la universidad y hastiado de todo,
me fui a vivir a un pueblo del sur de Alemania. Se llamaba
Tünsdorf y tenía tres mil habitantes. No duré mucho. Al
tiempo, me escapé como un criminal y me instalé en París.
París era en ese momento una ciudad aburrida, pero yo
no terminé de comprenderlo hasta mucho después. Un
día que estaba especialmente pegado al spleen del viaje
me pasé toda una tarde metido en la cinemateca Henri
Langlois. Busqué en los archivos. Nunca habían proyectado
la película de Schaffner. Jamás. En la videoteca de Les
Halles, un reducto de guionistas decadentes y estudiantes
extranjeros, la habían programado un par de veces, sobre
todo en las trasnoches de ciencia-ficción.

55
Música para rinocerontes El planeta de los simios

Parece que mientras filmaban, Roddy McDowal, el funciona. Por su parte, la remake que se hizo en el 2001
actor que hacía de Cornelius, cada tanto volvía a su casa es prueba contundente de que el arte resulta de un cruce
manejando sin sacarse el maquillaje de mono y le hacía de intereses constante, presenta un supuesto orden con
caras a la gente de los otros autos en la autopista. Otra momentos de fuerte arbitrariedad y, finalmente, se
buena imagen. Un mono manejando un auto hacia los constituye como un gran malentendido. Tim Burton, cuyo
suburbios de Los Ángeles. talento es incuestionable, disponiendo de varios millones
Tengo buenos recuerdos de la videoteca de Les Halles. de dólares, no pudo ni acercarse con su superproducción
Por muy pocos francos se podía comprar un pase mensual berreta a la síntesis y la emotividad de la película de
y ver todas las películas que se pudieran asimilar desde la Schaffner, un artesano discreto que hizo treinta películas
tres de la tarde. Después volví a Buenos Aires y terminé la de las cuales solamente dos o tres son pasables. Schaffner
universidad. En ese momento pensaba que la gente que también dirigió Island in the streams, basada en el libro de
estudiaba ahí era imbécil. De alguna manera todavía lo Ernest Hemingway con George Scott en el rol protagónico.
pienso. No sé por qué me sentía y me siento eximido de la El guión que Michael Wilson y Rod Sterling prepararon
acusación. No debería. con la novela de Pierre Boulle es excelente. Michael
Hace poco leí que el maquillaje que habían usado en Wilson, después de El planeta de los simios, escribió
El planeta de los simios estaba basado en pruebas que se Che! y no trabajó más para Hollywood. El planeta de los
habían hecho con los veteranos desfigurados de la Segunda simios es del 68 y Che!, del 69. Tengo un amigo que dice
Guerra Mundial. El dato me impresionó. Un soldado pierde que el talento de Wilson quedó tan golpeado después de
los ojos por el estallido de una granada de mano y cuando Che! que prefirió no seguir escribiendo. Omar Sharif hacía
le dan de baja, reaparece en su casa con cara de mono. del Che Guevara y Jack Palance de Fidel Castro, así que
la hipótesis no es tan descabellada. Ese mismo amigo me
La película fue nominada a los premios de la Academia
dijo una vez que Charlton Heston era un actor de raza,
de Cine de los Estados Unidos para mejor banda sonora
uno en un millón. Estábamos tomando cerveza helada en
y mejor vestuario, y ganó un premio honorífico por la
un bar de Almagro, comiendo maní y hablando de una
calidad del maquillaje. En 1969 no existía esa categoría en
película donde los monos dominan el mundo.
los Oscars. El maquillaje se había llevado el diecisiete por
ciento del presupuesto total de la película. En Internet, un — Todavía no entiendo cómo no le llenó el culo de
sitio brutal reseña: “El planeta de los simios, basada en la perdigones a Michael Moore — señaló.
novela de Pierre Boulle. Historia de ciencia-ficción muy A ninguno de los dos nos gustaba Michael Moore y sus
original con un final sorprendente. El maquillaje de los películas de mierda hechas de lástima y sentido común.
monos es extraordinario”. Mi amigo decía que el final de El Planeta de los simios era
Creo que El planeta de los simios es una excelente el mejor final de la historia del cine. Según él, la película de
traducción para el título. “El Planeta de los monos” no Schaffner tenía todo para ser una película bizarra, divertida

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Música para rinocerontes El planeta de los simios

en su torpeza, a lo sumo entretenida, y sin embargo, era monos. Hay miles. Superman transformándose en mono,
una obra maestra de la narración cinematográfica. Lo que monos con alas cayendo del cielo, simios vestidos con
siguió –infinitas secuelas, series de TV, historietas, caretas armaduras medievales, gorilas luchando contra Batman,
de mono en carnaval– es sabroso para telespectadores monos prendiendo fuego un edificio, monos alineados en
entrenados en Sábados de Super Acción. Pero la película, un pelotón que va a fusilar a Robin, y así. Mi preferido
en solitario, simplemente es perfecta. Un conocido crítico es un chimpancé vestido de periodista de los años 50
de cine escribió una vez que el mejor final de la historia tecleando en una máquina de escribir. El subtítulo del
del cine era el de Casablanca. “Este es el principio de una sitio es “Todo resulta mejor con monos”.
hermosa amistad.” Para mí el de Casablanca es un final Después de El planeta de los simios, se hicieron
excelente, sin duda. Pero el de El planeta de los simios es Bajo el planeta de los simios, que cuenta la historia de
muchísimo mejor. Charlton Heston arrodillado, gritando otro astronauta que, buscando a Taylor, termina en una
en la arena y la Estatua de la Libertad enterrada a medias ciudad subterránea donde unos mutantes telépatas tienen
en la costa, apenas ladeada, mostrando el fin del imperio y un arma capaz de destruir el planeta; Escape del planeta
de todo lo conocido. En ese momento el tabú era atómico. de los simios, en la que Cornelius y Zira, los dos monos
Y Taylor gritaba: “Oh my God. I’m back. I’m home. All the buenos de la primera parte, viajan al presente en la Tierra;
time, it was... We finally really did it.” ¿Quién se anima Conquista del planeta de los simios, donde los simios
a filmar eso hoy en día? Cuando está borracho mi amigo han reemplazado a perros y gatos en un futuro cercano
dice que El planeta de los simios es una película sobre las y se viene la revolución –un sitio en Internet dice que se
contradicciones del peronismo. trata de “un thriller de ciencia-ficción con mensaje”–; y
Hay un balneario en el Cabo San Lucas que tiene un finalmente La batalla del planeta de los simios, donde, en
cartel donde se informa que en esa playa se hizo el final el año 2001, el poder de un gorila y una tribu de humanos
de la película. Pero es un cartel falso. El final se filmó en mutantes amenaza una sociedad idílica. Aunque los
el sur de California. Busqué los lugares en Internet. El guionistas trabajaron a conciencia y la saga está a la altura
Cabo San Lucas queda en México. Me gustaría conocer de Volver al futuro, o las primeras tres de La guerra de
los dos lugares. El verdadero y el falso, y después las Galaxias, ninguna de las secuelas logró la síntesis de
comparar las caras de asombro o indiferencia de los la primera.
turistas que los visitan. Una noche del verano pasado un amigo me citó en
La película tuvo tanto éxito que la revista Mad le un bar de Corrientes porque quería mostrarme partes de
dedicó su número 157 de marzo del 1973. La tapa es un una novela que estaba escribiendo. Llegué temprano y lo
mono con cara de pícaro que se saca la cara del pibe de esperé mirando el televisor sin sonido del bar y hojeando
Mad como si fuera una careta. Los monos representan algo una Cahiers du Cinéma que había comprado en una
para el imaginario norteamericano. En la web hay un sitio librería de saldos. En la tapa estaba Jean Pierre Léaud en
que reproduce solamente tapas de historietas que tengan una escena de Besos robados. La revista tenía una nota

58 59
Música para rinocerontes

excelente sobre los extras en la historia del cine. Se contaba


la leyenda que dice que los enanos de El Mago de Oz eran
sexópatas y promiscuos, se recordaban los problemas de las
películas épicas donde los extras podían llegar a ser miles,
y se narraban otras anécdotas de ese estilo. Un recuadro
señalaba que durante los tiempos muertos de la filmación
de El planeta de los simios, los extras, caracterizados
como monos, se juntaban por grupos raciales. Gorilas
con gorilas, orangutanes con orangutanes y chimpancés
Me das miedo, Lucía
con chimpancés. No era un requerimiento del estudio,
simplemente ocurría de forma espontánea. Esa noche en
ese bar, mientras esperaba, un poco aburrido, no sé cómo,
sentí que ese detalle confirmaba la tesis central de la
película. Un hombre solo, aislado entre diferentes castas
de monos, luchando por su vida en un planeta que es, al
mismo tiempo, propio y siniestro.

60
Me das miedo Lucía

Para María Bayer y María


Moreno, por motivos distintos.

A veces te toca el dolor.


Una novia te ata las manos a la espalda y te chupa las
orejas. Después, te sacude un golpe en el estómago. Tiene
la mano pequeña como una ciruela, pero igual duele. Es
una experiencia que no se olvida.
Sobre el sadismo uno escucha historias todo el tiempo.
El tipo al que le pusieron un candado en las bolas en su
despedida de soltero y después el pito se le secó como una
rama. El tipo que jugando a la asfixia apareció sentado en el
inodoro, el culo metido en la taza, las rodillas a la altura de
las orejas y la cortina de baño alrededor del cuello. El tipo
que pidió un taxi boy a domicilio, lo ató, le vendó los ojos
y lo tuvo encerrado durante veinticuatro horas, pasándole
un cuchillo de cocina por la cara.
Con el masoquismo es diferente. Se cae muy fácil en la
risa y en el ridículo. La gente es así. Se puede imaginar a sí
misma dando dolor y sintiendo placer con eso. Pero recibir
dolor es más complicado. Les da vergüenza, los violenta. El
sadismo es algo que se aprende con la educación elemental.
De ahí a desarrollarlo es otro tema. Con el masoquismo es
diferente. Crece fuerte, como una enredadera en la sombra.
Para empezar hay una idea general bastante errada
sobre el masoquismo. La imagen del cuero, el látigo de
siete puntas y el acero cromado. Eso es simplista. Es
como hablar de sexo vía Disney: fantasía, películas y

63
Música para rinocerontes Me das miedo Lucía

dibujos animados. Las mujeres pueden usar el cuero para Su departamento tenía un solo ambiente, grande y un
seducir, pero los disfraces de dominadora neo-nazi, por ventanal por donde se veían las luces de la ciudad. Lucía
lo general, dan un poco de risa. trabajaba en un museo.
Una vez tuve una novia que estudiaba sociología. Era — Sabías que estudié en La Plata, ¿no?
muy bella. Y estaba loca. Hicimos el amor por primera vez, Yo no sabía.
parados, contra los azulejos helados de un baño. Entre
— Pero en realidad nací en Posadas.
otras cosas, me metió el dedo anular de la mano derecha
en el culo. Era un baño en invierno en una quinta a la Una vez estuve en Misiones. Los mosquitos eran
que nos habían invitado a comer un asado. También tuve grandes y vidriosos. Te perforaban la piel con una
una novia veterinaria. Una vez examinamos juntos una indiferencia grosera. Después, a rascarse las ronchas hasta
vizcacha muerta por casi cuarenta minutos. Le sacamos que salga sangre.
las tripas con una cuchara. Tuve otra novia estudiante — Es una ciudad de mierda, pero la gente es más
de medicina que se ponía un delantal con olor a formol liberada que acá —decía ella.
y me contaba sobre las disecciones. Tuve una novia que Un día me mordió, me hizo doler y después fue hasta
trabajaba en una agencia de publicidad. Veinte horas la heladera y trajo un pedazo de hielo. Me contó que había
por día en una oficina haciendo campañas de zapatillas, visto una película donde una prostituta le metía un pedazo
celulares y autos. Pesaba cincuenta y siete kilos pero en la de hielo en el culo a un cliente.
cama era como una prensa hidráulica.
El masoquismo no es una hoja de afeitar en la planta
La estudiante de medicina me confesó una vez del pie, no es un destornillador en la oreja. Está más cerca
que cuando traían los cuerpos en la clase de anatomía de leer por obligación autoimpuesta a los viejos escritores
no podía dejar de mirarles los genitales. “Una vez me de siempre. Arrancarse la piel que rodea las uñas con los
quedé sola en el salón de disección y me contuve para dientes. Freírse al sol. El placer de aguantarse y hacer pis
no meterme la verga de un muerto en la boca.” El olor a con la vejiga a punto de explotar. También los parientes que
cloroformo la hacía volar. nos llaman a la una de la mañana, llenos de ansiolíticos,
Lucía, sin embargo, era diferente. Un día me cortó y nos dicen que se les acabó el Rivotril y nosotros los
las uñas de los pies con una tijera que casi no tenía filo. atendemos, y los escuchamos y los dejamos hablar. O
Parece tonto, pero los ojos le brillaban. Nos encontramos también nos exponemos con suavidad al taxista que narra
por primera vez en una fiesta. Hablamos mucho hasta con lujo de detalles cómo le cambia los pañales a su madre
que ella me dijo que me estaba repitiendo. Nos fuimos enferma de Parkinson y cómo le sostiene el duchador para
a su casa, me clavó las uñas en la espalda y me dejó que se bañe. Todos somos el yunque donde se descarga el
marcas. Anoté su teléfono en un papel. Nos empezamos martillo en algún momento. Pasarse el hilo dental y hacer
a ver seguido. sangrar las encías. Refregarse los ojos. El ruido, las discos

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Música para rinocerontes Me das miedo Lucía

llenas de gente transpirada, la humedad fría, el alcohol, las — Me das miedo, Lucía —decía yo por teléfono,
pastillas, la música a un volumen insoportable. El talento mientras me preparaba para salir a verla. Porque al final
punk no es sádico como piensan muchos. Es masoquista. nos da mucho placer la idea de que es posible lastimarnos.
Por eso los alfileres, el pelo rapado y la ropa de segunda Se sabe. La conocida historia de los objetos peligrosos
con agujeros y parches. Cuando uno comprende el dolor, adentro de los objetos inocentes. Un dedo en un pote de
la energía que se libera es impresionante. crema, un ratón en una sandía, una jeringa en una butaca de
Pero sobre todo el masoquismo es la gente que va cine, estiércol en una lata de Pepsi, un preservativo usado
a los talk-shows, los que se anotan para los realitys, las en el bolsillo de un pantalón que te estás probando en el
mujeres panelistas en los programas de la tarde, el público negocio de un shopping. Necesitamos contar que, cuando
de los concursos, los artistas maltratados en programas nos relajamos, hay algo ahí dispuesto a modificarnos de
de chimentos, las modelos anoréxicas, los famosos de alguna manera negativa.
cabotaje que se indignan porque muestran fotos suyas Los hombres y las mujeres disfrutan con eso. Disfrutan
drogados, ebrios o desnudos. La TV es una reunión peleándose con el cajero del supermercado chino, incitan
permanente de masoquistas anónimos. a su perro a defecar en la vereda ajena para ser castigados,
Hay mujeres que prefieren dejar insatisfecha a su pareja levantan el volumen de la música para autopunirse en la
de turno antes que ser reducidas a objeto de placer. (Es persona del vecino que no puede dormir. A veces lo límites
historia conocida: deja a su marido que es contador, se casa se rompen. El vecino tuvo un mal día y se le va la mano.
con su amante que es abogado y lo engaña con el jardinero.) Alguien saca un arma. Hay dos o tres muertos. Es cuento
Bueno, Lucía era todo lo contrario. No sólo ella se reducía conocido.
a objeto de placer. También reducía todo lo que la rodeaba ¿Quién no se convierte en un adicto? El maníaco-
a objeto de placer, incluido yo. Como un Midas de bazar, depresivo que es gerente de una multinacional y no para de
en sus finas suaves manos los músculos se transformaban trabajar, el ex fumador fundamentalista en la lucha contra
en vasos de vidrio irrompible que merecían ser puestos el tabaco, el yonqui que deja las drogas duras por la pasión
a prueba. ¿Vieron la película coreana Mentiras? Bueno, católica.
nuestra relación era parecida a eso. Teníamos una vara de — Sustitución de dependencias —decía Lucía.
mimbre. Y a veces era yo el que le dejaba las nalgas ardiendo.
Y agregaba:
Es impresionante la temperatura que puede levantar la
piel. Y el placer de sanar es inmenso. Empieza apenas unos — Todos dependemos de algo.
segundos después del último golpe. Después me preguntaba si no me seducía la idea de
Algunas tentaciones nos angustian por su novedad. que ella me metiera la mano entera en el ano. Podríamos
A veces el goce se vuelve algo insoportable. Besar un calentar la hoja de un tramontina en la hornalla y ver qué
moretón, lamer una herida. pasa. A los dos nos gustaba el acero y yo seguía yendo a
verla. La llamaba y pasaba por su casa después del trabajo.

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Música para rinocerontes Me das miedo Lucía

Un día de muchísima humedad dijo que tenía ganas estaba dejando sin televisión, eso seguro. Pero la antena
de atarme a una antena de televisión que había en la estaba demasiado firme. Fue una suerte porque después de
terraza. Hacía calor y era verano. Subimos descalzos. Para forcejear un rato me di cuenta de que, si lograba separarla
mí el asunto se pasaba de banal. En la terraza las antenas de su base, era probable que el movimiento me tirara de
parecían un cementerio mal cuidado. Lucía me explicó que cabeza al vacío.
salvo por dos viejas mellizas que vivían en el segundo piso, La tormenta podía durar veinte minutos, o menos,
todo el mundo tenía cable. pero si duraba una hora, me pescaba una neumonía. Me
Buscamos un lugar alejado de la puerta. Era una acordé de un chico en Trelew que apoyó la lengua en un
terraza típica de edificio. Sucia, amplia, con sogas para poste de luz escarchado y tuvieron que venir los bomberos.
tender la ropa y baldosas de color ladrillo. Ella me pidió Me acordé de un tipo que se subió a un árbol a podar unas
que me subiera a una pared. Del otro lado no había nada ramas, se cayó y se enredó en unos cables de alta tensión.
y estábamos a cinco pisos de la calle. Las esposas hicieron “No te muevas” le gritaron y llamaron a los bomberos. Me
un ruido seco cuando las cerró. Nos besamos y jugamos a acordé de una pareja que estaba fornicando en un auto y un
desnudarnos. De repente, se escuchó un trueno. Vi nubes borracho los embistió con un Honda Civic. El auto derrapó
negras en el horizonte. Los rayos empezaron a caer primero hasta una pared y la pareja quedó desnuda y atrapada.
lejos, después más cerca. Caían los rayos y después se oían Llamaron a los bomberos. Y siempre hay un fotógrafo listo
los truenos y todo retumbaba. Empezó a llover. Primero para inmortalizar el momento.
unas gotas. Pero enseguida vi como se formaba un charco — Pase lo que pase no llames a los bomberos —le dije
inmenso alrededor de mi remera negra con el logo de a Lucía.
Harley Davidson que había quedado tirada en el piso. El
Era demasiado difícil explicarle que, si los llamaba,
agua me empezó a correr por la cara.
me tenía que vestir. Sentí un dolor dulce en las muñecas,
Le pedí a Lucía que me soltara y sonrió. donde el acero rozaba la piel. Los músculos de las piernas
— Te voy a dejar toda la noche acá —me dijo. se me empezaron a poner rígidos. Cayeron dos rayos más
Pasó un rato. y una descarga de adrenalina me corrió por la nuca. Me
imaginé al otro día, todavía atado a la antena. Una de las
— No es gracioso, Lucía —le dije.
mellizas sexagenarias sube a la terraza, cojeando con su
— No, de verdad, no encuentro la llave —me respondió. bastón. Mientras cuelga sus medibachas y una sábana que
Probó con una y con otra, pero no pudo. El viento cada le vomitó el gato, un tipo carbonizado, el pito parado, la
vez se hacía más fuerte. Vi cómo se volaba una chapa. Los mira con ojos vacíos atado a una antena negra. Un tótem
árboles de la calle se sacudían. Lucía seguía sin encontrar humano, el resto diurno de una fiesta que salió mal, uno de
la llave. El agua le corría por las manos. Empecé a tironear los tantos sacrificios presentados a los concurridos dioses
para romper la antena. Nadie se iba a quejar de que lo de los placeres extraños.

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Música para rinocerontes

— No la tengo acá —dijo Lucía señalando el llavero.


— Voy a ir abajo a buscarla —agregó y salió corriendo.
Sentí que los huevos se me encogían. El agua era cada
vez más fría. Todo muy normal. Una tormenta de verano
de esas que pueden durar hasta dos días. En varias de las
ventanas del edificio de al lado había luz. La gente estaba
en sus cocinas, mirando en la televisión como un tipo
adivinaba la respuesta correcta. Aplausos. O cómo metía la Fuego chino
mano en una estanque lleno de cucarachas. Risas. O perdía
los puntos que había acumulado. Ovación. Todos estaban
secos. No sé cuánto tiempo estuve solo. Pero como se dice
en estos casos, mientras duró fue eterno.
Cuando Lucía finalmente apareció con la llave y logró
abrir las esposas corrimos juntos a la puerta que daba a la
escalera. Nos abrazamos en la oscuridad. La lluvia golpeaba
la chapa del techo con mucha violencia. Estaba hermosa
con el pelo mojado y la remera adherida a la piel. Le saqué
el short de tela de toalla que tenía puesto, la di vuelta y la
penetré apoyándola contra la pared. Acabamos juntos. Ese
día me quedé a dormir por primera vez. Estuvimos en la
cama hasta las dos de la mañana. Ella propuso comer las
empanadas frías que había pedido al mediodía y yo prendí
la televisión. Cuando me estaba despidiendo, me dijo “No
quiero perderte”. Después de eso nos vimos un par de
veces más. Pero ya no era lo mismo. Al tiempo, decidimos
de común acuerdo dejar de vernos. Todavía la extraño.

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Fuego chino

Para Federico Falco


Para Leonardo Oyola

Hace cinco años, más o menos, un amigo de la secundaria


se tatuó dos ideogramas en el cuello. El tatuador era chino.
Lo conoció en la galería Bond Street. Hablaron un rato
y el chino le dijo que tatuaba. Mi amigo le preguntó si le
podía hacer los signos chinos de la fertilidad en el cuello y
el chino le dijo que sí. Fueron a un local en la misma galería
y en cuarenta y cinco minutos mi amigo tenía los dos
ideogramas como exóticas moscas libidinales en el cuello.
Mientras sentía el dolor de la aguja, mi amigo se veía
a sí mismo en un bar, jugando al pool con chicas que le
preguntaban por los tatuajes. Y eso pasó un poco así. Pero
fue una chica china la que se acercó y los descubrió. Ella
era sexy. Pero los ideogramas resultaron ser otra cosa, no
los signos de la fertilidad, sino algo más parecido a “soy un
maricón y me gusta que me cojan por el culo”. Mi amigo
volvió a la galería pero nadie conocía al tatuador chino. Era
como si nunca hubiera existido.
Para un amigo en común los ideogramas formaban
parte de la venganza de un dios chino porque el pibe de los
tatuajes había dejado embarazada a una chica de dieciséis
años. Le pregunté si ella era china o hija de chinos, y me
dijo que no. Por eso me resultó un castigo exagerado. O al
menos, demasiado intercultural.
Por otra parte, este amigo en común también tuvo su
asunto con la cultura china. “Con los chinos no se jode”

73
Música para rinocerontes Fuego chino

dice siempre. Su hipótesis es que la Argentina está tan pero con una coreografía muy difícil y muy real donde
lejos de China que acá China es casi una palabra vacía, todos los actores se equivocaban”.
o más bien flexible, maleable. Cada uno se construye su ¿Qué fue lo que pasó? Él estaba atrás de una góndola,
China a medida. Para algunos, es el zen, la filosofía etérea concentrado en sus compras, y primero sintió un ruido.
de los orientales, la sabiduría de una cultura milenaria. Una botella de vidrio se caía al piso y reventaba. Después
Para otros ofrece la crueldad más refinada y perfecta. La un chino salió corriendo desde el fondo del supermercado.
tortura china. La paciencia al servicio del crimen. Una gota Era viernes a la tarde y no había mucha gente. Así que
de agua que cae siempre en el mismo punto y perfora la mi amigo se asomó, caminó un par de pasos y vio como
piedra o la cabeza de un condenado a muerte. Y también la tres chinos golpeaban al de la caja. Le pegaban con una
bella fragilidad de la porcelana china. Pornografía barata cadena. El chino que había corrido desde el fondo no se
y budismo. Juguetes comprados por dos pesos en Once. metió. Parado a una distancia prudencial se agarraba la
“Es fácil porque China es un universo completo” dice mi cabeza gritando “Oi, oi, oi, oi”. Entonces mi amigo tuvo
amigo. Desde la Edad Media hasta la Revolución Cultural, uno de esos momentos de lucidez ridícula y pensó: “Soy el
el Tao y muñecas inflables. Todo entra en China y China único occidental en este supermercado”. Cuando los tres
lo abarca todo. “La boludina oriental” dice mi amigo. chinos dejaron de castigar al de la caja, lo levantaron y se
Pensar que todo lo que es chino es bello, elegante y liviano. lo llevaron afuera. En la calle le siguieron dando con la
O Mao-Tse-Tung para que tengas tu fantasía política. cadena. Según mi amigo, eran dos cadenas. Una cadena de
O la apertura del mercado más grande del mundo para bicicleta y otra de eslabones gruesos. La cadena de bicicleta
tus delirios capitalistas. Hay una utopía china para cada dejaba marcas de sangre y de grasa en la cara del chino. El
sueño. Los ingleses devuelven Hong Kong al gobierno tercer chino sacó un cuchillo de carnicero, entró de vuelta
chino. Saquemos a Chiang Kai-shek a patadas. El fascismo, al supermercado y con la mano izquierda agarró del pelo
el amor y la traición son un tigre de papel. al chino que gritaba “oi, oi, oi, oi” y lo apuñaló varias veces
El asunto es que mi amigo tiene esa cicatriz en el estómago. El chino tenía puesta una campera de tela
simbólica porque vivía en Flores y un día robaron el de avión celeste. Cuando dejó de gritar, el otro lo soltó y
supermercado chino de la esquina de su casa cuando el acuchillado se desplomó como una bolsa. Entonces, el
él estaba comprando papel higiénico y jabón en polvo. chino del cuchillo giró y enfrentó a mi amigo. Lo único
“Ni siquiera estaba comprando algo para comer” dice que hizo fue sonreír. Sonreír con una sonrisa siniestra.
cada vez que lo cuenta. A él, al principio le pareció un Tenía un diente de oro. Afuera, el chino de la caja se había
robo, pero en realidad era otra cosa. “Las tríadas -dice-, las transformado en pulpa.
tríadas chinas están en Buenos Aires desde hace treinta Después de esto mi amigo se siente muy poco étnico,
años.” Lo que mi amigo vio en ese supermercado fue muy poco interesado por las culturas milenarias. Para él
un ajuste de cuentas de la mafia. Y fue algo terrible, se acabaron los tenedores libres y las salsas agridulces,
horroroso. “Era como una película de Bruce Lee -dice- se acabaron los escritores chinos de moda y las películas

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Música para rinocerontes Fuego chino

asiáticas de los festivales internacionales de cine. “Después con etiquetas que decían “clorato de potasio” y “fósforo”.
de ese día -dice siempre-, me siento cada vez un poco Era como si un anarquista le transmitiera directo al cerebro
menos cosmopolita”. sus fantasías trasnochadas, la realización minuciosa del
Pero lo peor de todo le pasó a otro amigo, una persona Manual del Terrorista impresa como un cromo en la retina.
muy diferente del pibe tatuaje-chino-me-cogen-por-el- Mi amigo paró y se acercó a un policía y trató de
culo o del pibe nunca-más-voy-a-comprar-papel-higiénico. explicarle que no estaba en condiciones de seguir andando
Este tercer amigo es un tipo sensible. Tiene su propio en bicicleta. Pero tuvo problemas para hablar, como si
consultorio y su vida es simple, rutinaria, incluso un poco tuviera un bozal en la boca, o un parlante de donde salía la
aburrida. Pero un día, hace unos años, estaba atendiendo música de un disco rayado.
y de golpe sintió un mareo y cerró los ojos. Cuando cerró El resto de la semana lo pasó aislado. Durante ese
los ojos vio una imagen. Era menos que una imagen. Era tiempo las visiones lo asediaron como topos. Cuando estaba
apenas un brillo, un brillo de color naranja y después sintió despierto, las cosas se calmaban. Pero cuando dormía su
calor. Mucho calor concentrado en los ojos. El paciente le inconsciente se transformaba en una copia psíquica de la
preguntó qué le pasaba y él se tuvo que sentar. Ese día antorcha humana. El espectáculo irresistible de la tierra
suspendió todas sus consultas y se volvió a su casa. No abriéndose y entrando en la ciudad y lamiendo los edificios
estaba enfermo, pero esa misma noche, mientras miraba con lenguas de lava. Una llama de madrugada sin ningún
televisión, sintió de nuevo una llama en los ojos. tipo de control, el plasma incandescente y la temperatura
Al otro día habló con una amiga. Ella lo escuchó, lo que lo rodeaba, subiendo y subiendo, y él arrastrándose
calmó, le dijo que no se preocupara y lo invitó a su casa a como un faquir por alfombras calientes que le arrancaban
tomar algo. Mi amigo fue y, mientras ella traía una cerveza la piel.
de la heladera, él se detuvo a mirar los peces que nadaban “Cuando me pegaba liviano, era como haberse pasado
lánguidos y ajenos a todo en una pecera de reflejos verdes. todo un día al sol, pero de forma instantánea” decía mi
Pero el agua comenzó a burbujear como si hirviera y de amigo. A veces incluso una ligera tos agria, una fiebre que
repente los peces empezaron a quemarse. Cuando su amiga no dejaba marcas. “Y el olor” decía mi amigo. Cuando no
volvió con las cervezas, él tenía las dos manos adentro de sentía que todo se quemaba, lo peor era el olor. Olor a
la pecera. motor exigido, el olor picante de la madera convirtiéndose
Ese mismo fin de semana, salió a andar en bicicleta en carbón, el olor tóxico del plástico derritiéndose. El olor
para olvidarse de todo y estaba pedaleando, sintiendo el de la ceniza fría.
viento en la cara, cuando dejó de ver el asfalto de la calle. De Entonces un día se levantó después de una noche seca
golpe lo que veía era una habitación oscura con una cama y leyó en el diario sobre una serie de incendios, certeros
revuelta, una mesa sucia, nafta en botellas de vidrio, trapos y productivos ataques de un pirómano meticuloso.
con forma de mecha, latas de lubricante, y baldes usados Mueblerías y tapicerías de distintas zonas de la ciudad se

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Música para rinocerontes Fuego chino

venían abajo entre ruinas negras, pinturerías estallaban Por ejemplo, los amantes intercambiaban sombreros. Pero
como objetivos militares, depósitos de bobinas de papel el odio lo deforma todo. El viejo le preguntó a mi amigo
desaparecían bajo el fuego. La nota del diario hablaba de si alguien podía tener algo suyo, alguien que estuviera en
un negocio que vendía alfombras. “Las alfombras son muy contacto con alguna forma poderosa de fuego, alguien
combustibles -dice mi amigo- por eso la gente se quema chino. “Ese es el camino, no otro” dijo el viejo. Y cuando
las piernas y los genitales cuando hay un incendio en una terminó de decir esto volvió a mirar la televisión en silencio.
oficina.” La policía pensaba que eran atentados. Mi amigo Mi amigo hizo, entonces, largas listas de pertenencias
vio una foto y el lugar le resultó conocido. Así que salió, y trató de recordar pero, salvo por contactos ocasionales,
paró un taxi y le pidió que lo llevara a la dirección que daba no conocía a ningún chino. Se acordó la música del Kung
el diario. Estuvo mirando los restos carbonizados hasta Fu Master sonando de fondo, el Shangai eléctrico de las
que lo echaron. Esa noche no durmió. Al otro día visitó primeras películas de Jackie Chang, David Carradine
un restaurante chino que quedaba enfrente del Parque tatuándose el dragón y el tigre con el brasero. Entonces
Centenario. Ahí encontró un hombre que lo ayudó. Estaba se le ocurrió buscar en Internet y ahí encontró un dato
en un rincón frente a una televisión que colgaba del techo. revelador. En la Argentina la mafia china vendía y
Comía en silencio un plato de arroz con la mano. Mi amigo compraba pasaportes. Mi amigo leyó que los inmigrantes
no sabía por dónde empezar. “La forma cambia, aunque ilegales que llegaban de Taiwán y China continental
el modelo no cambie —le dijo el viejo chino—, más se pagaban hasta treinta mil pesos por un pasaporte. La
mueve, más cede. Demasiadas palabras cuentan menos.” mafia los robaba o los compraba y los reciclaba. Y él había
Mi amigo le explicó lo que le pasaba. El viejo chino seguía perdido el suyo. En el verano, había tenido que viajar a
con los ojos en la televisión sin sonido y masticaba muy Uruguay con la cédula porque no lo había encontrado.
lento, como una máquina que funciona por inercia, sin ¿Dónde estaba el pasaporte? Mi amigo esperó a la mujer
energía. Cuando terminó de comer dijo que el problema de la limpieza. Iba apenas dos veces por semana. La
fluía “en sitios que los hombres rechazan, como sucede esperó y le preguntó. Después de quince días de paseos
con el Tao”. Después le contó una historia. Hace mucho nocturnos por hogueras intercontinentales y murallas
tiempo, un soldado llamado Chuang Wen perdió su espada como hornos mi amigo no tenía un aspecto fresco y
en una batalla. Era un arma única, forjada por su padre, rozagante. Más bien todo lo contrario. El pelo mustio y
que había sido herrero en los talleres del Emperador. Una apagado le caía en la cara y la boca se le había llenado
noche, mientras se recuperaba del esfuerzo cotidiano de de ampollas. La mujer tuvo miedo y negó todo pero él
la guerra, amaneció empapado en sangre. Alguien estaba la agarró del brazo y pudo sentir cuando la quemaba.
matando con su espada. En China, incluso en la China La mujer empezó gritar y le confesó que sí, que le había
contemporánea, los chinos se cuidan mucho de cambiar robado el pasaporte. Se lo había vendido a un chino en
objetos identitarios con personas desconocidas porque eso la estación de Retiro. Pero no sabía quién era y no sabía
puede generar uniones malsanas. A veces la unión es feliz. cómo ubicarlo. Y ahí se terminó la investigación.

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Música para rinocerontes Fuego chino

Desde ese momento, como una marea de fuego llevaba al hombro botellas llenas de combustible y en el
lunar, las visiones empezaron a ir y venir, pero siempre cinturón un arma que era legal, aunque no tenía permiso
estuvieron ahí. Y él vivía soñando con quemaduras de de portación. Un policía le gritó que parara. Pero él siguió
tercer grado. Era acostarse y presenciar, desde el otro pedaleando. Era de noche. Una noche de verano, fresca,
lado de la pantalla, el final de Lo que el viento se llevó. sin fuego, sin explosiones. Cruzó una avenida y cuando
A veces no era tan malo. No todo era fuego. Una vez estaba decidiendo si doblar o no, apareció el patrullero.
vio un hombre de ojos rasgados saliendo de una baño Al otro día, mi amigo se levantó y no tuvo necesidad de
público, un cocodrilo en la parte de atrás de un auto, un ir hasta la heladera y tomarse dos litros de agua mineral.
documental entero sobre Tiananmen doblado al español Por los diarios se enteró que la policía había detenido a un
en una televisión con problemas de sintonía. La constante, chino que andaba en bicicleta y llevaba una caja con nueve
sin embargo, era la humedad desapareciendo de la piel, botellas cargadas con nafta y atadas con alambre. El chino
el agua evaporándose de su cuerpo. Lao Tsé y Confucio fue sometido a pericias psiquiátricas que determinaron
excitados por el fuego, caminando sobre brasas, gritando que presentaba “una alteración morbosa de sus facultades
sus aforismos y sus máximas con la cara roja por el calor. mentales y síndrome persecutorio”. A la semana salió en
Dragones de humo, papel y ceniza peleando en el aire. Un el diario que la policía había allanado un conventillo de
hierro al rojo, acercándose a su boca. El equilibrio perfecto la Avenida Gaona donde vivían más de treinta chinos y
del Tao quebrado por visiones trágicas de gente desnuda había encontrado un plano de la ciudad de Buenos Aires
que corre con el cuerpo en llamas y un bonzo con las duras con cincuenta lugares marcados. Todos coincidían con los
facciones de Qin Shi Huang. Los siete mil guerreros de comercios incendiados.
terracota ardiendo en combustión espontánea. Beijing y
Y eso fue el final. No hubo nada más. Se acabaron
Buenos Aires unidos por un túnel de fuego que se abría
las visiones chinas y la destrucción incandescente. Pero
cada noche. Y también un trágico pollo al espiedo haciendo
mi amigo ahora enciende el aire acondicionado todas las
tai-chi-chuan en Plaza Francia. La piel dorada y crocante
noches para dormir. Lo enciende así hagan diez grados
de dar vueltas en el horno de una vidriera sucia de Almagro.
en la calle. Y nunca se abriga mucho. A veces, cuando nos
Un día mi amigo se acostó con los ojos inyectados de encontramos, llega tiritando de frío y yo le pido que se
sangre, se durmió y después de una semana de incendios ponga algo, una camisa de mangas largas, un saco de lana,
forestales arrasándole el cuero cabelludo, lo que presenció pero el minimiza el asunto diciendo: “Así me siento más
fue en gran medida un alivio. Esta vez no aparecieron seguro”.
troyanas gritando ni los rudos y crueles hombres de las SA
revolviendo los restos incinerados del Reichstag. Lo que
vio, lo vio como en una pantalla lisa. Él iba en bicicleta.
Pero no era su bicicleta francesa de aluminio plateado.
Era una bicicleta roja. Una bicicleta china. En la visión,

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Pornopunk
Pornopunk

me: ¿cuál es la diferencia entre un camello y una cebra?


Jimmy: imagino que estás por contármela.
me: no, es una pregunta en serio.

Hace dos años, nos fuimos a una casa en la playa que


no tenía electricidad. Cuando mi mujer me preguntó si
extrañaba la computadora, le dije que había entrado en
un proceso de desintoxicación. Y era verdad. Me había
convertido, banda ancha mediante, en un yonqui digital.
Las mañanas las pasaba bien, pero a la noche me ponía
nervioso.
— ¿Vas a recaer? —me preguntó ella cuando volvíamos.
Le dije que sí. Soy de los que se rescatan para después
seguir consumiendo. Una vez leí que los médicos les
dicen “adictos controlados”. Soy una especie de adicto
controlado a Internet, entonces. Pero ¿quién no lo es?
Durante nuestra estadía en la playa, cuando sentía mucha
ansiedad, escribía a mano en un cuaderno de hojas lisas y
me calmaba. Afilaba la punta del lápiz y escribía hasta que
el trazo era tan grueso que no se entendía nada. Supongo
que en caso de necesidad, la habilidad de escribir a mano
vuelve, aunque tampoco estoy seguro. Hace dos días tuve
que copiar un mensaje en la libreta del teléfono y me
descubrí una letra monstruosa, torturada, ajena.
El verdadero adicto, en todo caso, era mi amigo
Jimmy, del secundario. La primera computadora que tuvo
fue una Texas Instruments y siempre hablaba de su Texas
Instruments. Después le compraron una Commodore 64, y
enseguida una 128 que se enchufaba a la televisión. En un

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Música para rinocerontes Pornopunk

lapso de meses, saltó del Logo a abrir, romper y arreglar la cosa empieza. Chat nocturno, entonces, chat diurno,
todos los programas que tenía. Su adicción real, en todo chat desde el trabajo y desde casa, chat con desconocidos,
caso, llegó con la conexión telefónica a Internet. Antes, se chat en grupos, largas sesiones existenciales de chat. Y
pasaba apenas unas seis o siete horas al día en su cuarto después, obvio, el sexo. Primero te pasás toda una noche
y solamente usaba pantalones camuflados muy de vez en de insomnio googleando nombres de escritores. Empezás
cuando. (Ahora los usa todo el tiempo.) Él fue el primero con Sarmiento, terminás con Umberto Eco. Al otro día, te
que conocí que tuvo una dirección de correo electrónico. bajás las Obras Completas de Hitler que alguien colgó de
No se engañen, no fue hace mucho. Parece una eternidad. un servidor neonazi peruano. Sabés que nunca las vas a
De la carta al mail. Es como pasar de comer carne de leer, pero ese no es el punto. Y, de repente, estás metiendo
dinosaurio sentado en un charco de mierda a esperar que la cabeza en la vulva rosada de una mujer que se depila
se abran las puertas automáticas de un supermercado todos los días. No hay forma de evitarlo. “La pornografía
chino. Pero no fue hace mucho. (Dios mío, yo todavía me nos inunda –dice Jimmy cada vez que cuenta su historia–.
acuerdo cuando mandaba desde Europa cartas escritas a Llena todos los lugares vacíos. Los satura. Está en el espacio
mano. En Francia se pagaba con francos, en la Alemania público de la televisión, en el espacio privado de la web, en
con marcos y en Italia con liras. El siglo XX fue el siglo la calle, en los cines, en los autos. Es un virus”.
XX hasta el final, no hay duda. Como una etapa evolutiva La verdadera historia, entonces, empieza un día
anterior de la especie humana). en que conoce a Nova por chat. No sabe de dónde salió,
Esta historia empieza un domingo mítico en el que pero, de repente, ella está en su computadora con el
Jimmy estaba aburrido. Ese domingo mítico, se dedicó ícono de una sensual bailarina japonesa. ¿Habló con ella
a leer y a responder mails. Todo el domingo dedicado a en una sala de chat? ¿La descubrió en la rara intimidad
esa tarea, como un monje que traduce y copia encerrado de los comentarios que se hacen y se responden en un
en una torre. Fue una explosión en cadena. Su lista de blog ajeno? ¿O ella lo descubrió a él? No importa. Antes
contactos estaba llena de gente que, como él, miraba su de eso, Jimmy solamente había tenido sexo con algunas
casilla todo el tiempo. Escribió mails cortos de dos o tres amigas de su hermana menor, y nada más. Buen sexo,
líneas hasta cansarse y largos mails confesionales y, acto sexo teenager, masturbaciones conjuntas en la oscuridad
seguido, descubrió el chat. Pasar del mail al chat es como de un cine, succiones recíprocas en la habitación de
saltar de las pastillas a las drogas inyectables. ¿Para qué servicio, tímidas penetraciones estivales. Hermoso, sí,
esperar el largo proceso digestivo si uno puede poner la pero insuficiente. Con Nova, primero hablaron del clima,
sustancia a correr por las venas como si fuera un karting como si estuvieran en un ascensor, después hablaron de
imposible, fuera de control, soltado por un helicóptero música, como si hubieran pasado del ascensor a la cola de
directamente en la pista, con el motor de cuatro cilindros ya un cine. Y ella entonces le confiesa –es la tercera, la cuarta
caliente a 6000 revoluciones por minuto? El famoso deus o la quinta vez que se escriben– que cada tanto alquila
ex machina, viejo. Pero en vez de terminar, ahí es donde películas porno. Hay temporadas en que se obsesiona,

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Música para rinocerontes Pornopunk

dice. Y cuando alguien le escribe “dp” –abreviatura de Como decía antes, el síndrome de abstinencia digital es
la palabra “después” en algunos estilos de chateo– ella duro. Si uno opta por desintoxicarse, es duro. Pero cuando
entiende “doble penetración”. Y en ese momento, a mi te cortan el suministro y vos estás en la máquina, tipeando
amigo Jimmy se le enciende algo en el cuerpo. La frase o bajando una película y de repente no hay más – el chorro
en el recuadro blanco del chat es como un interruptor que de ceros y unos se cierra como una canilla oxidada–, bueno,
alguien, en alguna parte, presiona dentro de él. Digámoslo eso es mucho peor. Eso duele. Probás los cables y está todo
una vez más. El porno es como la realpolitik: ocupa todo, en su lugar. No es como irse a la playa o a la montaña, un
parece lo más sensato y cuando te querés acordar, te da lugar alejado sin computadoras pero donde tu cabeza tiene
tanto placer y tanto dolor al mismo tiempo que tu cuerpo la seguridad de que a la vuelta el dulce jugo de la web va a
no responde a otra cosa. Porno duro y ultra realpolitik. seguir alimentando tu monitor, tu clon, tu mother berreta
Matar preventivamente a tu pareja una vez finalizado el marca AD-Rock de ciento cincuenta pesos. Con la sequía
coito, pasar una tarde de juego previo en el Tiro Federal crece la ansiedad, y el dolor y la insatisfacción se multiplican.
de Nuñez. ¿Quién no se quedó alguna vez sin computadora o sin
Así que ellos se conectan de día o de noche y se calientan Internet? El vecino llama al jardinero, el jardinero corta las
por chat. Es una rutina. Un acto más en la rutina diaria, plantas del vecino y de paso también corta un par de cables.
como bañarse, mirar televisión, escupir o leer el diario. “La Y un día te sentás, pero ya no tenés conexión. Al principio
vida cotidiana –dice Jimmy– incorpora elementos con una es un malestar sin ubicación clara. Hay algo que falta en
velocidad asombrosa. Antes de que te des cuenta, ya sos algún lado. En la computadora, abrís archivos viejos y
parte de un sistema sellado que admite el vandalismo en eso te deprime un poco. En el teléfono, las promesas de
el Subte B y decodifica Plaza Once como el escenario ideal la empresa que suministra la banda ancha cada vez son
para drogarse con pegamento”. más irritantes. Muy rápido pasás de la ansiedad a la cólera.
Una vez, Jimmy estuvo una semana sin conexión. Fue
Un día él escribe: “La ansiedad, el tema es la ansiedad”.
mucho antes de conocer a Nova. Cuenta que llegaba del
Otro día ella escribe: “Me doy cuenta cuál es tu estado trabajo y salía para el locutorio. Los locutorios de Buenos
de ánimo por el chat”. Aires son como los antiguos fumaderos de opio europeos.
Otro día él escribe: “Quiero que me hagas sangrar”. Todos conectados, todo el tiempo, al mismo aparato, en
Y ella le responde: “Yo quiero que me penetres con un el mismo lugar, pero también viajando, abstraídos en su
dildo”. propio recorrido mental. Y a diferencia del opio, la web
es ATP. Jimmy trabajaba en una empresa de software.
Y él dice: “Yo también quiero eso”.
Un piso entero en Rivadavia y Suipacha lleno de gente,
“Si en ese momento me hubiera quedado sin Internet cada uno con su máquina. Supongo que los que trabajan
–dice Jimmy cuando narra la historia–, simplemente me en lugares así encausan su adicción y la convierten en una
habría muerto. Delete. Autosupresión”. forma rentable de vida. Uno de sus compañeros le dijo

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Música para rinocerontes Pornopunk

una vez que había que escribir en la entrada: “El trabajo te más, estamos en la etapa de la contemplación. Miramos
hará libre”. Jimmy nunca supo si se lo dijo en broma o en la llanura y al sol bajando en el horizonte sin entender. Ni
serio. Bueno, la cuestión es que Nova resultó ser la ilusión siquiera podemos hacer marcas con un hueso afilado en un
del Paraíso, la esperanza de la tierra prometida. Y los dos palo. Ni hablar de un jeroglífico o la Piedra Roseta. Todo se
rápidamente se dejaron tentar por un largo, sufriente y parece a Dios y Dios se parece a todo. Y en las madrigueras
gozoso recorrido de fe. Después de muchos momentos de de la web intuimos que faltan miles de siglos para que nazca
intimidad y confesión, pactaron un primer encuentro. Ya el primer silogismo. Así que veneramos la naturaleza,
hacía bastante tiempo que eran interadictos, adictos el uno dibujamos un búfalo y un mamut, y esperamos, cargados
del otro. A veces estaban en una fiesta de cumpleaños o de magia, el paso a la siguiente fase. ¿Sueñan con monitores
en una reunión con amigos y se extrañaban, extrañaban la los niños alemanes adictos a Internet? Gordos, cerebrales,
conversación del otro, su presencia virtual y querían volver casi albinos, son internados en masa y a la fuerza por sus
corriendo a la computadora y conectarse. padres en campos de desintoxicación donde hacen vida al
El primer encuentro lo canceló ella, el segundo lo aire libre. ¿Qué etérea existencia comunal imaginaba el que
canceló él. Después, hicieron planes para ir a un cine ideó el programa de rehabilitación para yonquis digitales
porno de la calle Lavalle. Pero él propuso enseguida que el que se puede hacer on-line? En China, la adicción a la web
encuentro fuera en su casa, en privado. A último momento, se cura con electroshock. Un método similar al que usaba
ella cambió y le pidió que fuera en su departamento. Él el comunismo de Mao con los heroinómanos. En Taiwán,
aceptó. Se encontraron a las diez y media de la noche y hay adictos a los juegos en red que viven en los cibercafés
vieron una película sin tocarse. Después él se despidió porque es más barato que pagar una pensión. ¿Cuál era la
y ella lo acompañó hasta al ascensor y se besaron por idea de futuro de la inglesa de doce años que se pasaba
primera vez. La violencia fue en aumento a medida que quince horas por día en la computadora de la cocina de su
bajaban los pisos. Él sintió la lengua de ella trabajando casa y se escapó con un marine norteamericano de treinta
en su boca y le gustó. En el hall, ella le apretó los brazos y dos al que conoció chateando? Se fugaron a París. Pero
y le dejó moretones. Después, él le metió la mano por la los agarraron. Una verdadera lástima.
espalda adentro del pantalón y le palpó los sedosos tejidos Cuando Nova y Jimmy volvieron a escribirse,
del ano. Ella empezó a gemir. Pero, entonces, se escuchó un par de días después de haberse visto y tocado por
un ruido. Un vecino abrió la puerta de calle. Aprovecharon primera vez, hablaron de encontrase en un bar. “Es
para separarse. Ella volvió a su departamento, se conectó una estupidez”, dijo ella al final, y él estuvo de acuerdo.
y esperó que él volviera a su casa y se conectara. Cuando, Entonces, para sellar el momento, ella le explicó por
finalmente, él se conectó, no se escribieron. qué sabía tanto de felaciones casuales. La clave es el
La web es como el dinero, un calco del capitalismo momento justo en que hay que sacar la cara para que
que avanza, devora, asimila y se expande, pero todavía no no te acaben en la boca. Finalmente, se volvieron a ver
nació su David Ricardo, su Adam Smith, su Karl Marx. Es en la casa de ella, un viernes. Pusieron una porno, se

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Música para rinocerontes Pornopunk

besaron y empezaron a desvestirse en el sillón del living. cara, con otro cuerpo.
Ella le sacó el pene de los boxers, se lo chupó y sintió un En un fotolog, a modo de consuelo, Jimmy posteó el
mareo. La pantalla de la televisión trasmitía una escena dibujo de la curva sexual que empieza arriba con el primer
de sexo interracial. Un negro y una rubia se comían encuentro, baja en el segundo, repunta un poco en el tercero
mutuamente. Cuando estuvieron desnudos, él le tanteó para, de allí en más, empezar a caer con leves mejorías
con la punta de la verga el ano y ella gimió con cada casi imperceptibles. “No se trata de un estudio científico
presión. Finalmente, encontrando la resistencia justa, la ni tengo datos reales –escribió desde el anonimato–. Se
penetró sin preservativo, con un golpe continuo hasta trata de una percepción personal. En todo caso, lo que es
el fondo. Ella gritó. Él empujó seis veces –tres rápidas innegable es que el desgaste existe”.
y tres lentas, como aconseja el Tao del sexo– y la sacó,
Una vez discutimos una frase que se le atribuye a
llena de líquido, chorreando. Ella giró y él la volvió a
Bill Gates. Varía según quién la cuente, pero parece que
penetrar, pero esta vez por adelante. Acabaron, los dos,
a principios de los ochenta el almacenero más rico del
de golpe. Y después, antes de volver a empezar, hablaron.
mundo dijo algo como: “Nadie va a necesitar más de 640 K
— Tengo la fantasía de que me muerdas ahí. de memoria RAM”.
En algún momento de la noche, él pensó que ella era — Eso es una leyenda urbana —dijo Jimmy—. Bill Gates
un auto. Y ella –se lo dijo– que los dos eran actores de un jamás puede haber dicho eso.
peepshow y ojos ajenos y desorbitados se les clavaban en
— ¿Por qué no? —pregunté.
la piel.
— Porque es un adicto. Y los adictos nunca tienen
— Quiero que me muerdas hasta dejarme la marca de
suficiente.
los dientes.
Bill Gates, el primer trabajador, el primer workaholic,
— ¿Dónde?
adicto a los fierros del hardware, a la velocidad, a la
— En el muslo, del lado de adentro, acá. Hasta que información. Siempre más rápido, siempre más potente,
salga sangre. siempre más duro. Me imaginé a un falso Bill Gates que no
Finalmente, se hizo de día pero ellos siguieron levanta el teléfono, que no habla, que apenas chatea con sus
friccionándose. Él acabó tres veces. Una adentro, otra empleados y con sus amigos, que se masturba y duerme en
en la espalda y la tercera en la cara de ella. Ella chupó el su oficina y se filma desnudo con una videocámara made
esperma como una hormiga disciplinada. Tuvo orgasmos in Taiwan en el microcentro de Silicon Valley. Hay restos
cada vez que él le pasó la lengua por el clítoris y cuando le de pizza y cartones de comida china en un sillón. La cuenta
hundió los dedos en su sexo y el pulgar en el ano. Después bancaria crece lenta pero inexorablemente en la pantalla
de esa noche, no se volvieron a ver. Ella lo borró de su lista de un monitor de veintitrés pulgadas. Y la alfombra está
de contactos. Él estuvo con otras mujeres que conoció por sucia con manchas de cerveza que parecen orín.
chat, intentando reencontrarla con otro nombre, con otra

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Hombres que saltan en
jaulas de animales salvajes
Hombres que saltan en jaulas de animales salvajes

Intentamos llegar no tanto a un movimiento o a una


ideología como a un tipo psicológico, o, mejor dicho, a
una colección de tipos relacionados.
Theodore Kaczynski

— La mujer es depredadora. Se come al hombre por partes


—decía Rosta, mientras servía el café de la máquina—. Se
lo come todo. Hasta el final. Incluso los huesos. Los rompe,
los hace polvo y se los traga. No perdona nada. Y tiene
paciencia. Hace jugar el tiempo de su lado. Es horrible, es
aterrador, pero es lo que pasa.
Rosta se llama Rostavili, pero le decimos Rosta. Es
el tipo de las trescientas hipótesis sexuales. Nunca mira
las cosas de frente, pero arriesga definiciones todo el
tiempo. En su perspectiva, la sociedad es la vaina vacía
del resentimiento, el juego de mesa de un paranoico full-
time, el laboratorio donde la madre naturaleza se dedica
a reventar sus estándares de calidad para ver qué pasa.
Yo tengo menos ambiciones científicas. Para mí somos los
muñecos de gomaespuma del auto recién salido de fábrica
que choca contra una pared de ladrillo. Somos eso y esas
chances tenemos de sobrevivir. Cuando nos suben al auto,
nuestro cerebro ya está relleno de material inerte, pero
igual duele. De cero a cien en seis segundos. Dejaron el
cinturón de seguridad desabrochado. No tenés tiempo ni
de mearte encima.
La historia de Rosta es también mi historia. Nacimos
en 1975 y nos comimos la década del 90 de punta a
punta. ¿Qué fueron los años 90 sino un gran experimento
eugenésico donde los padres, crecidos en los años 70,

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Música para rinocerontes Hombres que saltan en jaulas de animales salvajes

dejaban sin trabajo a sus hijos a cambio del poder muchas estudiantes de psicología que preferían atender
económico? El poder político les había sido negado. mesas en los bares de Recoleta antes que rendir finales
No tenían muchas opciones. Con Rosta, empezamos a para recibirse. Eran ansiosas, muy parecidas a buitres
estudiar filosofía juntos y juntos también despertamos a sexuales. Nosotros nos prohibimos la queja. Pero igual
la conciencia y al desempleo durante la convertibilidad todavía seguíamos atrapados en el pantano de la clase
del peso. Un peso, un dólar. Gran frase. Dejamos la media.
universidad al mismo tiempo y con la misma perspectiva En todo caso, él la pasó mejor que yo –conseguía
de miseria. Desde entonces fuimos amigos. trabajo más fácil, dormía con un ojo abierto como un
Y para decir la verdad, yo también estuve preocupado cazador en la selva– hasta que un día empezó a ver una
por las armas bacteriológicas, los Protocolos de los Sabios figura abstracta que se dibujaba con datos sueltos. A veces
de Sión, la inseguridad urbana, el poder blanco y las usinas leía los diarios que otras personas dejaban en los bares o
nucleares. Así que tener un amigo como Rosta siempre las revistas de las salas de espera. Una tarde recortó una
ayuda. Por ejemplo, él es el único que sabe de mi “mano nota. Un farmacéutico australiano había vencido el vallado
mala”. Me la rompí boxeando. La bolsa estaba demasiado del zoológico de Sidney para correr hacia una pareja de
cargada y yo no me había vendado bien. Después, leones nacidos en cautiverio. Un mes después Rosta
bloqueé varias veces los ganchos abiertos de un tipo que encontró un chino borracho que había intentado abrazar
era sparring profesional y se resintió todavía más. Es la a un oso panda. O por lo menos eso era lo que decía el
mano derecha y sin derecha no hay boxeador. El General diario. Un par de cervezas y adentro. Antes, el chino se
Perón decía que el movimiento pegaba con la izquierda y desnudó. El panda era de la variedad de los gigantes, que
negociaba con la derecha. Bueno, dentro de ese metafórico pueden matar a un cordero mediano con las garras. Los
esquema de pensamiento, no tengo poder de negociación. empleados del zoológico lo ahuyentaron tirándole agua
Mi izquierda sigue siendo buena, y Rosta lo sabe, pero con una manguera. Patético. En la misma nota se contaba
la derecha –todas esas articulaciones, el hueso entre el que, con apenas tres meses de diferencia, un estudiante
pulgar y los demás dedos— me duele incluso cuando enamorado se había metido en el predio de los camellos,
alguien me da la mano. Si es un desconocido y aprieta, la que lo habían molido a patadas.
mayoría de las veces lo insulto sin hablar. Tampoco puedo Después, Rosta consiguió trabajo como guardia de
abrir un frasco que pasó mucho tiempo cerrado o empujar seguridad en un lugar de fiestas infantiles. Para ser guardia
el picaporte de una puerta pesada, sobre todo si es un día de seguridad la única condición es saber aburrirse y que
de humedad. no te importe hacer el ridículo en silencio. Parece fácil,
Durante bastante tiempo Rosta y yo nos juntamos con pero es fácil solamente por un tiempo. Después de unos
telemarketers que se quejaban de todo y pasaban el verano meses, todo se empieza a enrarecer y a complicar. Uno
en Punta del Este o pibes de Belgrano que trabajaban en los agradece tener trabajo pero la cabeza te funciona cada vez
McDonalds de Cabildo antes de irse a Europa. Conocimos más rápido y con más fuerza de arrastre. Según Rosta, lo

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Música para rinocerontes Hombres que saltan en jaulas de animales salvajes

siniestro del pelotero eran las malas terminaciones de los En la época de apareamiento la mantis hembra
juegos, los colores chillones, los Mickeys deformes y mal emite feromonas para atraer al macho. Se encuentran
dibujados en la pared, las cajas para guardar los juguetes solamente una vez. No es tan diferente a lo que pasa
pintadas con desidia, y sobre todo esa música permanente, entre nosotros. Toco y me voy. El paraíso del anonimato
asesina, desquiciada. Todo hecho en un plástico inflamable después del coito. La cópula le dura dos horas a las
de primera y administrado por profesoras de educación mantis. Justo un turno. Por supuesto, en esta época
física y maestras jardineras en edad de ser preñadas. “Es las hembras se vuelven muy agresivas. El detalle es
como trabajar en el infierno —decía Rosta—, un lugar que después del apareamiento se comen al macho
donde lo único que podés hacer es pensar.” empezando por la cabeza. Dos horas de mete-saca y al
Finalmente descubrimos el problema. No habíamos final, cuando bajaste la guardia del todo, ella te clava
dado con los canales de información adecuados. Pero los dientes en la cara. ¿Qué tal? Si no había nadie en el
cuando encontramos Noticias Bizarras, un banco de video club, Rosta sacaba sus mancuernas y hacíamos un
datos catalán con todas las noticias raras del mundo, la poco de ejercicio. Siete kilos por brazo, repeticiones de
situación cambió. Noticias bizarras se actualizaba cada veinticinco, treinta y treinta y cinco. También hacíamos
doce horas. Ya se sabe: un hombre araña francés trepa series de cuarenta abdominales. Tres series seguidas en
el edificio más alto del mundo, le extirpan un tumor de esa alfombra mugrienta y estabas listo para recomendar
dieciséis kilos a una mujer hondureña, un egipcio invierte cine de terror japonés.
su vida en construir una casa y un auto con alfileres. Un La viuda negra mide hasta tres centímetros y medio
par de preguntas correctas al buscador interno del sitio y con las patas extendidas y tiene una mancha de color rojo
enseguida tuvimos material de sobra. El patrón se empezó con forma de reloj de arena en el abdomen. El macho mide
a dibujar con más nitidez. doce milímetros y pesa treinta veces menos. Las viudas
Rosta llegó a su hipótesis central un par de días después negras son exclusivamente carnívoras y antagónicas
de empezar a trabajar en un video club de Primera Junta. entre ellas. La única vida social que tienen es cuando se
Hacía el segundo turno. De dos de la tarde a once de la reproducen.
noche. Los socios alquilaban películas inmirables con — Tímidas, sedentarias, solitarias, caníbales y
Tom Hanks y Meg Ryan, esa mierda. Todos los jueves caía nocturnas. ¿Te hace acordar a alguien que conocés?
un viejo en silla de ruedas que se llevaba porno. Nosotros —decía Rosta.
lo escuchábamos del otro lado del mostrador. Las arañas viuda negra generalmente se comen
— Ustedes no entienden —decía—, antes con las al macho después del apareamiento, aunque a veces
guerras alcanzaba. Lo dijo Malthus. Dos o tres batallas en el macho escapa y logra aparearse de nuevo. Pero la
forma y volvía a haber asado y viandas para todos. Ahora mayoría de las veces sirve de alimento para asegurar una
están esas guerras televisadas que no sirven. buena puesta.

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Música para rinocerontes Hombres que saltan en jaulas de animales salvajes

Quince días de búsqueda que abarcaban apenas los escualos que mordieron el cuerpo ya sin vida del
los últimos dos años y logramos reunir lo siguiente. En extranjero a lo largo de casi seis horas. Finalmente, tres
Londres, un borracho bajó por la escalera del personal de soldados norteamericanos fueron picados por cobras u
limpieza al ambiente selvático donde dormían dos tigres otras serpientes amaestradas en una feria de Bagdad. Uno
de bengala. En Moscú, dos hombres saltaron al foso de murió y los otros dos fueron desmovilizados.
los cocodrilos sin daños relevantes porque los animales La hipótesis central de Rosta, de la cual se
estaban siendo desparasitados. En San Francisco, un desprenden todos sus razonamientos, supone que a
joven de veinticuatro años, estudiante de química en raíz de la persecución femenina algunos hombres, no
un politécnico local, abrió la jaula de las hienas con una necesariamente los más inteligentes pero sí los más
ganzúa y las tres parejas de animales prácticamente lo sensibles al problema, están empezando a saltar en jaulas
destrozaron. En la Provincia de Buenos Aires, un león de animales salvajes. Yo había conocido a una chica judía
hembra le cercenó el brazo derecho a un estudiante de que vivía cerca del Parque Centenario pero no se lo dije. Ella
secundaria mientras intentaba colarse entre los barrotes me había dicho que me veía “hambriento y desesperado”.
hacia el interior de la jaula. En Barcelona, un jubilado El padre coleccionaba fotos de boxeadores judíos de la
entró caminando al recinto vidriado donde se exhibía, década del treinta. La mayoría eran norteamericanos de New
antes de su muerte, al gorila albino Copito de nieve. El Jersey, Filadelfia y Brooklyn. La pose de siempre, los puños
hombre declaró que la puerta estaba abierta y que entró arriba, la estrella de David en el pantalón, la izquierda adelante
por curiosidad, pero la policía tuvo que sacarlo a la fuerza. y la derecha cubriendo la cara.
En Afganistán, un empleado de comercio de cuarenta años
— Es evidente que algunos prefieren morir con la
con antecedentes en consumo de opio y heroína trepó,
adrenalina alta, antes que ser tragados por una perra que
frente a una multitud expectante, la reja que separa al
te absorbe como si chupara con una pajita el fondo de una
público de las panteras en el zoológico local. Fue arañado
Sprite bajas calorías.
y mordido hasta la muerte. Las autoridades del parque
tuvieron que esperar a que amaneciera para recuperar el Me lo imaginé a Rosta sacando la entrada en el
cuerpo. En Medellín, un hombre de edad indeterminada zoológico de Palermo, hojeando folletos y caminando
se deslizó a la pista de un circo y gritó “¡Maten al payaso!” alrededor del lago con los flamencos rosados de fondo. Al
mientras se lanzaba abajo de las patas de los elefantes final del camino, un destino de low budget superheroe con
que en ese momento giraban alrededor de un domador y una capa deshilachada y un casco amarillo. Los que van a
su látigo. Murió aplastado. Increíblemente se confundió morir te saludan.
esta incursión con un atentado religioso. Un abogado — Durante años, décadas y siglos, las mujeres
canadiense con residencia en Panamá intentó entrar en un cultivaron esa imagen de fragilidad, de víctimas, de
recinto cerrado donde un particular criaba tres tiburones. sometidas, una verdadera construcción colectiva que
El hombre murió ahogado y las autoridades requisaron demandó el esfuerzo sostenido de generaciones enteras,

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Música para rinocerontes

pero lograron establecer la idea y cuando vieron que el


asunto estaba maduro, actuaron y crearon el feminismo,
entre otras armas de dominación social e institucional.
Una noche en el videoclub, descubrimos un
subgrupo. Revisábamos material nuevo. Habíamos
hecho café instantáneo. Era miércoles. El subgrupo era
“Secuestradores de animales salvajes”. Por ejemplo, un
plomero polaco residente en París se había robado un El caso Di Canio
pequeño cocodrilo brasileño del Jardin des Plantes y lo
tuvo durante siete semanas oculto en la bañera de su
departamento de dos ambientes en la Rue de Rivoli. Le
daba de comer ratones que compraba en una veterinaria
del barrio. Rosta dijo que era una deformación del impulso
original.
— Son desviacionistas, especuladores. Siempre aparecen.
Después, me miró serio a los ojos. Y yo asentí.

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El caso Di Canio

Un día estás en la pileta tirándote desde el trampolín


más alto y al otro día te despertás en el hospital con una
extraña hemorragia cerebral que te hace decir estupideces.
Son cosas que pasan. No es difícil imaginarlo. El sol alto
en un cielo azul sin nubes, calor, olor a bronceador en la
piel. Y en el agua cristalina, tus amigos gritando que te
tires. Hay una nena con un salvavidas amarillo, el bañero
con el silbato, pelotas inflables de colores, adolescentes
tomando sol y hablando del fin de semana. Es la quinta
o la sexta vez que lo hacés, estás en buena forma física,
no como para correr un maratón, pero si para saltar y
nadar y no sentir que te crujen todos los huesos. Entonces
te confiás. Y terminás en el hospital. ¿Tu cabeza tocó el
fondo? ¿Es posible? ¿No eran suficientes dos metros
ochenta de agua para amortiguar la caída? Seguramente
escuchaste la historia del redactor de espectáculos que
estaba en una casa prestada, emborrachándose con vodka,
mirando reposiciones de series de los sesenta, cuando se
le cayó un ventilador de techo andando en la cabeza. El
aparato funcionaba al máximo y se salvó de milagro. Pero
esto es diferente. Acá no hay heridas, no hay sangre, no
hay vendas, no hay cicatrices. En la superficie, Juano es
el mismo de siempre. Un cabezadura arrogante que hace
periodismo de trinchera en ese diario que es tan malo
que todos le dicen “el pasquín de las erratas”. Y nosotros
también le decimos así porque el dueño es tan avaro

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Música para rinocerontes El caso Di Canio

que paga dos correctores para cuarenta y ocho páginas Ferrari porque exhibía unos crucifijos fluorescentes en
diarias. Así que un día estás de vacaciones, al otro día en diferentes versiones gastronómicas. Era Jesús guisado,
el hospital, y al tercero de vuelta en tu casa. Y de ahí a la a la parilla, al asador, a la sartén, hecho al espiedo. O sea,
redacción. Y todos ya saben la noticia. El fin de semana, las aburridas denuncias de siempre contra la sociedad
Juano se rompió la cabeza contra el fondo de la pileta. occidental y cristiana. Después llegó el infaltable ataque
Los de diseño –unos idiotas iletrados que cobran mejores de un grupo de extrema-derecha católica. Entraron a la
sueldos que los redactores– se le acercan y él les muestra, sala por la fuerza y lograron romper algunas de las obras
bajando la frente hacia adelante, que no tiene nada en antes de que los guardias de seguridad los apalearan y los
el cuero cabelludo, aunque lo sacaron inconsciente del echaran a la calle. El asunto se pasaba de banal. Hacía por
agua y se despertó recién al otro día, sin saber qué había lo menos cuarenta años que estos escándalos sintéticos
pasado. ¿Un golpe en la cabeza? Nada del otro mundo. le daban de comer a la prensa y a los artistas. No había
Pero después del incidente, Juano empezó a escribir nada nuevo ni relevante ni diferente. Era la misma pelea
columnas de opinión. La primera fue sobre el Che Guevara superficial recalentada en el microondas del presente.
y tenía un vago aire filosófico. Empezaba analizando una La historia secuenciada en un loop. ¿El catolicismo
encuesta publicada en la revista Viva de Clarín sobre la había construido la Santa Inquisición? ¿Había apoyado
relación entre el guerrillero y la juventud. El título era “¿El a la dictadura argentina? ¿Cuántas denuncias más sobre
Che Guevara es una estrella de rock para los jóvenes?”. el tema de la libertad de opinión soportaba el lector?
Al parecer el multiple choice incluía preguntas como: Entonces, Juano lanzó su propio proyecto artístico
“¿Quién te parece más revolucionario que Ernesto Che desde su columna, que también se podía entender como
Guevara? 1. Sid Vicious 2. Mick Jagger. 3. Vladimir Lenin. arte conceptual político. La idea era alinear en la sala
4. Vladimir Putin”. Para Juano, la diferencia entre el rock y principal de una galería diferentes tipos de jabón. Jabón
la revolución era que el rock siempre terminaba en negocio de tocador, jabón en polvo, jabón artesanal con olor a
y la revolución, en patíbulo. El caso del Che Guevara se sándalo, jabón amarillo para lavar la ropa, el jaboncito
volvía, entonces, rara mezcla entre ambos. Gracias a un que te dan en los albergues transitorios, incluso una
extraño fenómeno karmático, la cara del revolucionario botella de champú. Cada jabón iba a tener una pequeña
cobraba vida en forma de remera después de pasar por banderita, como las que se ponen en las copas heladas
su propia ejecución sumaria sin la cual el negocio no sería de las pizzerías. Banderas de Polonia, de Francia, de
redituable. Así, la imagen del comandante era una forma Alemania y, por supuesto, de Israel.
única de necrofilia política y su cara, una fuente de energía Por supuesto, esta columna no pasó tan desapercibida
violenta, oscura y fascinante. Los adolescentes la usaban como la del Che Guevara. Sobre el Che Guevara uno ya
en el pecho de la misma forma que los indios americanos puede escribir lo que se le ocurra. Se puede decir que era
se comían el corazón de sus enemigos para ser más fuertes. gay, que era la avanzada de una invasión extraterrestre,
A la semana siguiente, saltó la bronca contra León que era el último Mesías, que operaba para la KGB, para la

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Música para rinocerontes El caso Di Canio

CIA, para la NASA. Nadie va a gastar energía en refutarlo brazos marcados por las agujas, los ojos abiertos con las
o en indignarse. Ponerle una kipá a una bolsa de Skip pupilas todavía dilatadas por el efecto de las anfetaminas y
era otra cosa. Cristo podía aparecer manejando armas una mirada acusatoria que decía “Joder, tío, por lo menos
de destrucción masiva o crucificado contra un avión de me ahogué feliz y en libertad”. Después, el guardavida
guerra, pero el jabón no podía estar bajo el yugo divino. volvió a Buenos Aires pero los trabajos le duraron poco.
Enseguida se empezó a rumorear que Juano tenía La gente tenía miedo incluso de acercarse al agua. Un
heridas internas. Que le habían dado anestesia general día cacheteó a unos pibes porque saltaban arriba de una
y había quedado drogado. Que la cabeza no le estaba colchoneta inflable. Alguien preguntó qué tenía que ver
funcionando bien. Porque incluso para hacer periodismo eso con la historia de Juano. Y el que contaba la historia
automático uno necesita prestar un poco de atención dijo que si le hubiera tocado un guardavida así, nunca lo
y sobre todo no bandearse. En las peores condiciones habría dejado tirarse del trampolín. Esa era la moraleja:
climáticas –lluvia, niebla y animales cruzando la ruta– aunque no lo creas, a veces la paranoia ajena te puede
Juano había mordido la banquina de una curva muy salvar la vida.
cerrada. Así que cuando trascendía que las altas esferas del
Ese mediodía mientras tomábamos una taza de café, diario habían recibido amenazas varias y estaban pasando
alguien contó la historia de un bañero argentino que se de la preocupación al hastío, Juano escribió su oda final
había exiliado en Cataluña. Cuando empezó la década del a la incorrección política. Salió sin que nadie pudiera
ochenta, tenía a cargo una pileta pública de Sitges donde interceptarla. El titulo era “El caso Di Canio”.
se juntaban todos los homosexuales y los drogadictos de Ningún escritor resiste la tentación de hacer un
la España post-franquista. El tema era que no había forma poco de escándalo. La poeta pone sus fotos desnuda
de salvar a los bañistas de tanto reviente. El guardavida en un blog, el novelista hace declaraciones políticas
argentino estaba atento y concentrado, pero no había inoportunas, un artista plástico se confiesa pedófilo,
forma. Todos los días sacaban un cuerpo hinchado y un periodista denuncia problemas barriales con prosa
azul del fondo de la pileta. Si rescataba a cinco mujeres de anarco-sindicalista. Es el viejo y querido arte de la
en estado de shock, una sexta se hundía. Empezó a polémica estéril. Y no hay otro tipo de polémica. A un
usar un megáfono de fabricación alemana. La pileta era clic de distancia, si no, está el ácido mundo de los blogs,
relativamente chica, pero a los bañistas les gustaba fumar pantano hermético para tus sentidos. O la adicción de
hachís en el parque, emborracharse abajo de las palmeras, un tren fantasma para tu narcisismo. Todo es demolido
mirar el mar que estaba en el horizonte y después darse y vuelto a construir en una media hora de lectura.
un chapuzón. Pero por más que el guardavida argentino Nadie está conforme. Te pueden matar y hacerte un
gritara por el megáfono, siempre al final del día había que entierro virtual por una declaración poco feliz, por
llamar a la ambulancia y un hippie terminaba enfundado una foto, por haber escrito mal un nombre o haberte
en una bolsa de plástico. Los pulmones llenos de agua, los confundido una fecha de nacimiento. Todo vale para

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Música para rinocerontes El caso Di Canio

sentirse un poco mirado, un poco más vivo, un poco fascista a la tribuna rival. Lo había hecho nueve meses
más importante. Y la indignación siempre jugando después de que la Asociación de Fútbol Italiano le hiciera
al contrapeso. Sin indignados no hay escándalo. Es pagar, por ese mismo gesto, una multa de diez mil euros.
un mundo complementario y perfecto. Yo armo el Livorno es una ciudad de izquierda y la Società Sportiva
escándalo, tú me odias, él nos juzga. Lazio, fundada por Mussolini, es la ultra derecha europea
Es difícil disfrutar del recurrente placer que encuentran y todo su folclore de banderas con esvásticas y cruces
los periodistas argentinos en la idiotez, la irresponsabilidad gamadas, cantos vitoreando al Duce y saludos romanos
y la pompa, pero no hacíamos nada malo metiendo un poco para las cámaras de televisión. Juano empezaba con las
más de ruido. ¿Quién puede culparnos? Después de todo, declaraciones de Di Canio: “Si salgo y saludo de esa forma
nos pagaban para eso. No éramos Verbitsky, Kollmann, lo hago para mi pueblo, sin mirar la curva del Livorno,
Eliaschev o Lanata. No gritábamos la verdad en la cara que es patética. Considero este saludo un gesto bellísimo
del lector. Nadie poseía la moral intachable de Nelson hacia mi pueblo y, en cambio, ha provocado una reacción
Castro. Éramos redactores haciendo el trabajo diario de patética por parte de los medios de información. Estoy
llenar una hoja vacía. Cada tanto, muy cada tanto, alguno contento de ser como soy y así seré siempre”.
se daba el lujo de dudar de la integridad de alguien, de la En la web están las fotos del saludo con el brazo
economía doméstica de algún famoso, de la honestidad de extendido, en alto, la palma de la mano para abajo, la cara
un político. Y listo. A otra cosa. Pero esto era diferente. llena de seguridad y de violencia. Son fotos que dieron
Incluso para el Ramos Generales Sensacionalista donde la vuelta al mundo. Los diseñadores de las agencias de
nos ganábamos la vida. Juano ocupaba un mini-lugar de noticias se cansaron de cortarlas y pegarlas. La situación es
poder como sub-editor en un medio que salía todos los así. Estás bostezando y armando una nota un domingo a la
días, un medio que necesitaba llenar muchos espacios noche sobre una jirafa que hace ski acuático y de repente
en blanco con redactores cansados y mal pagos, y, para el futbolista fascista saluda a la tribuna rival como si fuera
colmo, estábamos a mediados de enero y su editor seguía un soldado de las SS. Es obvio que la jirafa queda afuera,
de temporada en Punta del Este con expresa orden de no aunque la nota ya esté escrita, plantada y corregida.
ser molestado. Así que podía hacer lo que quisiera con su La columna de Juano decía también que Di Canio era
sección. Podía picar cables, incluir la historia del hombre una artista en la cancha, la reencarnación de un pintor
que se cortó la mano y la metió en el microondas o editar renacentista, arrogante y talentoso. Y era verdad. Di Canio
una parte de El Ser y la nada y firmarla con su nombre. es lo que se conoce como un jugador temperamental, un
Pero no. Era peor. La última columna de Juano delantero potente, con mucha llegada, que puede tirar
contaba la encrucijada filosófica que representaba Paolo un penal de globito al centro del arco y después hacerse
Di Canio, un delantero de la Lazio de Roma que también expulsar por insultar a los rivales. Está todo ahí, en el
jugó en Escocia y en Inglaterra y que en un partido contra You-Tube. Di Canio con la once a rayas blancas y azules
Livorno, durante la Liga italiana, había hecho el saludo del West Ham empuja en el último minuto al árbitro

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Música para rinocerontes El caso Di Canio

que se cae para atrás, con la roja todavía en la mano. O imparable. Hasta acá, escribe, tenemos un artista maldito
en el mismo club, contra el Coventry, robando la pelota con el tatuaje de Il Duce en el pecho, un reaccionario
exactamente en el centro de la cancha, desbordando a que se viste con la ropa de lo sublime, un Baudelaire, un
un rival sin mucha velocidad por la derecha, llegando a Céline, un D´annunzio, un Ezra Pound. Pero resulta que
la medialuna, y desde afuera del área clavándola en el a Di Canio le dieron también un premio por el Fair Play.
otro palo. O recibiendo perfectamente habilitado por la Fue en el último minuto del partido Everton-West Ham.
derecha y pegándole de bolea a la red. O acomodándola El arquero se lesiona y queda tirado. Di Canio está en el
cortita en el aire y, antes de que toque el suelo, sacar un área, llega el centro desde la derecha y en vez de bajarla,
bombazo con la zurda desde media distancia dejando sacarse al tosco defensor de encima y patear al arco vacío,
que el arquero se tire para la foto. O si no el hermoso y agarra la pelota con la mano. Es un gesto noble, de potrero,
paradigmático gol que le hizo al Milán la temporada que como diciendo: “Loco, paren, ¿no ven que el pibe está
estuvo en el Napoli. Fecha exacta: 27 de marzo de 1994. lastimado?”. Lo aplauden las dos hinchadas. Sale en los
En el minuto 78, Di Canio con la siete en la espalda diarios. Le dan un premio y todo. Entonces, ¿qué hacemos
recibe el pase desde el círculo central. Entra al área por con Di Canio? Nobleza más fascismo más belleza en el
la izquierda, amaga, deja plantados a dos y sigue. Avanza juego. Es una combinación difícil, escribe Juano. ¿Qué
un poco más, se suma otro defensor. Están de costado en hacemos con Di Canio?, pregunta, al final de la columna.
el borde del área chica. Di Canio se da cuenta de que si “No soportamos las pasiones ajenas” responde Juano. Y
le pega, no es gol, y vuelve a enganchar para atrás. Los agrega que solamente respetamos las convicciones y la
dos defensores los siguen. Y cuando cualquier delantero autodeterminación que nos son propias, los accesos de
hubiera pateado, dominado por la adrenalina y el vértigo, furia que nos benefician. Después la columna trenza una
Di Canio arranca otra vez para adelante y define al primer cadena de imágenes, nada del otro mundo, pero cita los
palo con la zurda. La pelota entra arriba. El arquero no sionistas que miran para otro lado cuando los tanques
puede hacer nada. El delantero sale corriendo a la tribuna. aplastan a los árabes, Estados Unidos diciendo sesenta
En el área hay cinco jugadores rivales lamentándose, o años después que tendría que haber bombardeado las
sonriendo, porque con un gol así no hay a quién echarle vías que terminaban en Auschwitz, o la Comunidad
la culpa. Cuando vuelve, el árbitro le saca amarilla Europea discutiendo qué hacer con los negros que siguen
por festejar revoleando la camiseta. Pero… ¿qué iba a atravesando el Mediterráneo en las pateras o encerrados
hacer? ¿Cómo quería que festejara? ¿Como el amargo de en las bodegas de los barcos, sin dejar de incentivar, al
Riquelme? La maniobra desde que recibe la pelota hasta mismo tiempo, inversiones agresivas en África central.
que hace el gol dura apenas unos segundos pero es de una Los periodistas aprenden rápido cómo funcionan
belleza incomparable, como la línea de un poema de Guido las cosas. Entonces, cuando alguien les pregunta dónde
Cavalcanti, como la fugacidad de lo eterno, como el amor quedó el tema de la ética, ellos responden que también
libre y el sexo casual, dice Juano, grácil, flexible, liviana, tienen cuentas que pagar. Y es verdad. Pero, ¿por qué la

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Música para rinocerontes

coraza moral? ¿Por qué no aceptar que la mayoría de los En la mesa de luz, ella tenía una foto del joven Trotsky. Le
medios importantes están montados sobre el equívoco, los había regalado una camiseta de la Lazio y cuando estaban
contratos basura a tres meses y el triunfo de la mediocridad en la cama le pedía que se la pusiera. Juano la insultaba en
y los mediocres? italiano y la mina deliraba. Se lo veía feliz de haber dejado
Y ahí está Di Canio, los músculos del abdomen tallados el periodismo.
a mano, cruzando la cancha, la mueca de concentración
en la cara, explosivo, ligero de pies, letal en el área,
peleándose con el técnico del Milán y yéndose a Escocia
y recibiendo el premio al mejor jugador del año, para
después volver a la Lazio, su club, aunque el contrato no
lo beneficie. “¿A quién preferimos?” preguntaba Juano. ¿A
este tipo que es honesto y vital o a la legión de imbéciles
que agachan la cabeza y escriben todos los días en los
medios de gran tirada? ¿El futbolista reaccionario o los
muñecos de la televisión que hablan con voz de máquina?
¿A quién elegimos? ¿A quién condenamos?
Era obvio que a Juano lo iban a echar de una patada.
Y todos le pedían que dijera que el golpe de la pileta lo
había afectado, porque era así, el golpe lo había afectado.
Pero él insistía en que no, en que estaba bien de la cabeza,
y que nunca había hecho mejores columnas de opinión.
Así que lo echaron y él se fue con la indemnización sin
decirle nada a nadie. Se fue a trabajar en publicidad y a
ganar el doble. Era un buen final para una carrera trunca
en el periodismo por escribir sobre un guerrillero pop, un
escultor predecible y un delantero fascista.
Un par de meses después lo encontramos en un bar
de Avenida de Mayo. Nos tomamos unas cervezas y nos
preguntó cómo iban las cosas en la redacción. Le dijimos
que todo seguía igual. Entonces nos contó que, desde
hacía un tiempo, se veía con una periodista que se había
hecho conocida como especialista en Derechos Humanos.

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Siempre tendremos Lisboa
Siempre tendremos Lisboa

¿Alguna vez vieron lo que queda cuando se vacía una


pileta pública? En el paisaje del cemento seco hay restos
vegetales, matas de pelo, pedazos de goma, vidrio… Puede
ser asqueroso. Pero no es una sorpresa si te pasaste más de
la mitad de tu vida adulta trabajando en el agua. Cuando
estuve en Italia, una de las bombas de drenaje dejó de
funcionar. Así que la gente de mantenimiento abrió el
motor y encontró un preservativo usado en la máquina.
También sacaron un guante quirúrgico que se había
pegado al filtro.
El oficio de guardavidas tiene muchos secretos y
muchos trucos. Por ejemplo, si uno comprende que el
trampolín es un invento del diablo, ahí se puede decir
que ya aprendió algo importante. Lo primero que revisa
un guardavida cuando visita una pileta es el trampolín. ¿A
mayor altura, mayor peligro? Eso no es ningún secreto.
Algunos están bien construidos, otros no. Son muy pocos
los arquitectos que recurren a un especialista a la hora de
hacer una pileta. Y los especialistas lo dicen con mucha
claridad: si hay una forma de que los pibes salten de la
plataforma al piso, la van a encontrar. Los resultados son
desastrosos. Es la misma pregunta mil veces. ¿Por qué va
a saltar un niño de doce años desde tres metros de altura
a un pedazo de césped cuando puede saltar al agua? No
hay respuesta, pero pasa todo el tiempo. Una vez conocí
a un experto en trampolines que había sido clavadista en

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Música para rinocerontes Siempre tendremos Lisboa

Acapulco. Se lo pregunté. Su respuesta me impactó “Uno agua. O en cascada, como los pingüinos desde un iceberg,
se aburre rápido, por eso busca algo diferente. En mi caso uno atrás del otro. Y ellos saben que está prohibido. Y
era la altura” me dijo. Había empezando saltando desde el entonces, cómo no pudiste detenerlos a tiempo, hay que
tradicional trampolín de tabla elástica atornillada y había hacer sonar el silbato, gritar y soportar las miradas de
llegado a tirarse de unos riscos en California que tienen resentimiento o los comentarios ácidos de los padres.
más de cien metros de altura. Se había roto la clavícula en En Italia, los juegos de azar están prohibidos. No
un desafío que no quiso contarme y desde entonces viajaba se puede jugar a las cartas en un bar y mucho menos en
por el mundo como asesor de seguridad en instalaciones las piscinas públicas. Pero había días en que la pileta
deportivas. parecía una sucursal pobre de Montecarlo. Backgamon,
Por otra parte, los guardavidas comprendemos naipes, dominó, y, por supuesto, se jugaba por dinero.
enseguida el aburrimiento. Pero el acercamiento es Pero el guardavida no es un superhéroe que combate el
diferente. Nadie te puede explicar cómo es aburrirse crimen, un Batman en zunga, un Aquaman doméstico con
a las tres de la tarde en una pileta semivacía. Hay que anteojos oscuros. Si el día termina y no hay que llamar
experimentarlo en carne propia. La noche anterior una ambulancia, uno se da por hecho, aunque los bañistas
estuviste en un bar hasta las cuatro de la mañana, el brillo hayan improvisado una ruleta en los vestuarios.
del agua te hipnotiza y el calor te envuelve la cara como Me fui a Europa a principios de 1997. Mi idea era llegar
una bolsa de nylon. Entonces, el primer día no pasa nada, para la pre-temporada y encontrar trabajo en la costa,
el segundo día no pasa nada, el tercer día no pasa nada y pero en el Mediterráneo los mejores lugares ya estaban
vos seguís trasnochando o haciendo pesas en el gimnasio cubiertos. Recorrí la Costa del Sol, estuve en Sitges, en
del club. Así, empezás a arrastrar el cansancio de la semana Alicante, pasé un fin de semana en Ibiza y finalmente
y el cuarto día ya vas a tener un incidente leve, alguien terminé en Italia. Me contrataron en una pileta pública a
que se resbala, o quiere entrar sin pagar, o sin hacerse la treinta kilómetros de Roma. El Tirreno estaba ahí, a dos
revisación médica. Y después, cuando todo parecía que iba pasos, pero la gente prefería el agua hiperclorada. Eran
a ser un suave verano somnoliento, bostezando al borde tres piscinas enormes.
del agua, aparecen las roturas de cabezas o de brazos y
Siempre se escuchan lugares comunes sobre los
todo porque no estuviste atento o no pudiste reforzar tu
guardavidas. Muy pocas veces son ciertos. La idea de que
autoridad.
es un trabajo fácil donde a uno le pagan por tomar sol y
La construcción de la figura de autoridad es clave. hablar con mujeres jóvenes semi-desnudas es muy relativa.
Sin autoridad no hay prevención y sin prevención hay Bueno, quiero decir que en situaciones ideales puede llegar
que trabajar más. Y siempre están los pre-adolescentes a haber algo de eso, pero las temporadas no son situaciones
excitados, mirándote serios, trepando todos juntos al ideales. Más bien, son situaciones de sobreexplotación. Los
trampolín, como animales al acecho, y antes de que te des camareros trabajan sin parar, los cocineros empiezan a las
cuenta sueltan una risa y saltan todos juntos, en bloque, al

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Música para rinocerontes Siempre tendremos Lisboa

diez de la mañana y terminan a las dos de la madrugada, los Una vez encontraron heces animales. Pensamos que
taxistas se pasan todo el día metidos en el tráfico o subidos podían ser de aves pero no, eran de mamífero alimentado
a las autopistas de alta velocidad y el barman se acuesta con comida balanceada. La entrada con animales estaba
cuando se hace de día, aturdido por la música. Mientras completamente prohibida. Y sin embargo, alguien había
todos se divierten y consumen sus ahorros, hay una tribu metido a Fifí de contrabando en la pileta y el perro se había
que los atiende, los protege, les da de comer y limpia lo que cagado. El lunes el agua volvía a estar cristalina y desde el
ensucian. Y definitivamente los guardavidas pertenecen a martes empezaba su largo y constante proceso de deterioro
esa tribu. Hay días en que llegás y no tenés tiempo ni de a manos de los bañistas.
ponerte el protector solar. Mario fue mi compañero ese verano. Tenía años en el
En Italia, mi trabajo era vigilar tres piletas de treinta oficio y conocía los puntos débiles de las instalaciones. Era
y cinco metros de ancho por cuarenta de largo con una flaco, fibroso y de baja estatura. Un levantador de pesas,
profundidad promedio de un metro veinte y zonas de grande y musculoso, puede ser la estrella del acuario local
hasta tres metros cincuenta, más dos piletas pequeñas de pero también es probable que se vaya para abajo como una
forma circular para niños de unos diez metros de diámetro. piedra. Mario es el tipo que esperás que llegue cuando te
¿Cuánto líquido hace falta para que alguien se ahogue? ¿Un empezó a entrar agua en los pulmones, el tipo que te alegra
litro, dos litros? Porque acá estamos hablando de, más o ver venir si te agarra un calambre en la parte profunda.
menos, cuatro mil quinientos metros cuadrados de agua. Nadaba con una brazada excelente y hablaba el italiano
También había un espacio de recreo con césped y parques dulce y pausado del Véneto.
cercado con una valla de alambre tejido, más dos bares, — Vos gritás en italiano mucho mejor que yo —me
una barra hawaiana, sillas y reposeras de fibra de vidrio, decía cuando me tocaba usar el megáfono para disuadir a
palmeras importadas de Marruecos, una cancha de beach- un grupo de adolescentes que lanzaba una pelota de goma
voley y, atrás, el complejo mussoliniano de los vestuarios. El contra los parlantes del equipo de sonido.
estacionamiento tenía lugar para más de doscientos autos.
Un día Mario apareció con un golpe en la frente y un
Al principio fue liviano, pero en junio el lugar ya pequeño corte arriba de la ceja. Cuando le pregunté qué
se llenaba. Durante la temporada alta, día por medio le había pasado, minimizó el tema. Pero en un momento
frenábamos una riña o un conato de violación. La pileta de la tarde, quizás por el calor y la transpiración, la
abría de martes a domingo. Los lunes cerraba y se cambiaba herida empezó a sangrar. La gasa que tenía puesta había
el agua. El domingo a la noche se tomaban las muestras saturado así que me acerqué y le dije que me quedaba a
para el control sanitario. En los análisis salían, por cargo, que pasara por el consultorio para que lo limpiaran
supuesto, cremas bronceadoras, protectores solares, orina, y le cambiaran el apósito.
arena y tierra, pero también sangre, semen y diferentes
La médica que atendía en la semana era una salernitana
variedades de hongos. “La gente usa esto de bañera,
de pelo lacio que siempre usaba las mismas sandalias
solarium y mingitorio, todo al mismo tiempo” decía Mario.

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Música para rinocerontes Siempre tendremos Lisboa

negras. Los adolescentes eran capaces de pasarse diez una vieja que se electrocutó mientras se agarraba de un
horas al sol solamente para que ella les curara las ampollas. farol de la luz para secarse… Sin embargo, yo nunca vi caer
— No, no puedo ir a la enfermería —dijo Mario. un rayo en una pileta. En todo caso, lo que importa es que
ese día amaneció nublado, y dudamos pero finalmente
Me respondió levantándose los lentes espejados.
empezaron a caer algunas gotas y cerramos.
— Porque después pasa esto.
Como era temprano, Mario me invitó un capuchino.
Aparte del golpe de la frente, tenía el ojo izquierdo Mientras veíamos cómo el agua pegaba contra el ventanal
cerrado, la piel del parpado irritada y la ceja muy inflamada. de vidrio del bar me dijo que pasábamos todo el día juntos
Yo quería aprovechar el mito sexual del guardavidas pero y por eso a mí no me quería mentir. Esta vez tenía una
cuando terminaba el día y alguna chica nos invitaba a tomar pequeña incisión en la barbilla. Se había puesto una curita.
algo al bar del complejo o nos decía que había una fiesta en
Ella se llamaba Antonieta y era de La Puglia. Mario
la zona, Mario me hacía una seña de que fuera solo. Cuando
la había conocido en Portugal, mientras trabajaba en
le preguntaba por qué no me podía acompañar a tomar
Praia do Furadouro. Antonieta estaba de vacaciones con
algo, una cerveza, nada del otro mundo, él se señalaba el
unas amigas. Se gustaron enseguida y pasaron el verano
ojo machucado y respondía de la misma manera.
juntos. Me contó que le daban tres días de franco a la
— Porque después pasa esto. semana y entonces podían hacer viajes a Lisboa. Mario
Un miércoles amaneció nublado. Si llovía, la pileta insistía en que Lisboa era una ciudad hermosa, muy
cerraba y el personal tomaba un descanso. A veces incluso romántica. También conocieron otras playas. Y otras
uno se podía ir a dormir la siesta. Un chaparrón pone ciudades. Coimbra, Aveiro, Oporto. Pero sobre todo,
de buen humor a cualquier bañero. El problema son las Mario recordaba las noches de Lisboa. Habían sido las
lluvias intermitentes, las lloviznas de verano que caen mejores noches de su vida. El amor con Antonieta tenía
ahora sí, ahora no. Los bañistas pasan muy rápido de la una carga de compenetración que le resultaba inédita. Un
decepción a la ira. En una piscina pública es fácil negociar verdadero ideal de comprensión se había desarrollado
el cierre los días de semana. Pero los sábados y domingos en muy poco tiempo. Ya de vuelta en Roma, se siguieron
es muy complicado. Aunque haya nubes negras y rayos y viendo. Ella retomó su trabajo en un estudio de diseño y
relámpagos en el horizonte, la gente igual se quiere meter al él, la pileta cubierta de un club de segunda que le dejaba
agua. Cada tanto se escucha de nadadores electrocutados. las mañanas libres. En poco tiempo, se fueron a vivir
Y uno repite esos mitos sin darse cuenta. Un hombre juntos. Y marchaba todo bien, hasta que Mario sintió que
gordo que se coló de contrabando en un jacuzzi al aire ella podía leerle la mente.
libre y lo encontraron hervido como un pollo; tres chicos Al principio, las casualidades lo sorprendían. Un día
que saltaron la cerca durante una tormenta y, al otro día, tenía ganas de comer pescado, y esa noche ella lo esperaba
aparecieron calcinados, flotando como troncos podridos, con una corvina al horno. Sí salía antes y decidía pasarla a

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Música para rinocerontes Siempre tendremos Lisboa

buscar, ella ya se había pedido la tarde libre. cuarenta años y mirada felina que se la pasaba tomando sol
— Y en el sexo, Antonieta era especialmente, como y siempre terminaba rodeada de hombres. Ya habíamos
decirlo… precisa —me aclaró. cerrado cuando Mario, sabiendo que yo lo miraba, se le
acercó. Estuvieron charlando un rato. Nada más. Cada
Sobre todo durante el período de noviazgo, me contaba
tanto la cuarentona se reía. Fueron, digamos, unos quince
Mario mientras afuera llovía. Al principio, ella sabía
minutos. Al otro día Mario apareció con un ojo negro y la
exactamente lo que él quería, lo que le iba a dar placer.
nariz lastimada. Antonieta le había dado con una sartén
Siempre. Después, la primera pelea fue porque se puso
en la cara.
celosa. Él había salido un sábado con unos amigos. No
me contó nada más. Ahora las peleas eran durísimas. — ¿Viste? Esta es la prueba. Y no me pidas otra, por
Verdaderas pruebas de resistencia. Y él pensaba que su favor.
vida se parecía cada vez más a un parque acuático del Le dije que eso no significaba nada. Pero el golpe que
dolor. Había parado de llover así que yo hice el amague de le habían dado era espantoso. Siguiéndole la corriente, le
irme, pero Mario siguió. pregunté por qué no la dejaba. No me supo contestar.
— Es telépata, ¿entendés? Una telépata celosa. Así que preso de la telépata celosa, los mejores días de
Y agregó que reaccionaba por instinto. No era Mario eran en los que se dictaban las clases de aqua-gym.
consciente de sus poderes. Lejos de usarlos para el bien, La segunda pileta se cerraba al público general y una legión
los usaba para el mal. Mario decía que la telépata lo había de mujeres monstruosas aparecía para ocupar su lugar en
ido dominando, que lo anticipaba y que le había inoculado el agua. Venían muy maquilladas y tenían entre cincuenta
una paranoia que lo masticaba como un animal salvaje. Lo y setenta años, quizás más. Estaban llenas de celulitis y de
último que me contó fue que a veces estaban durmiendo y carnes flácidas. Mostraban panzas, glúteos hinchados y
de repente ella lo golpeaba, sin despertarse, por lo que él várices de todo tipo. Había viejas de pieles caídas, gordas
estaba soñando. parlanchinas que se reían y hacían comentarios obscenos,
abuelas con gorras de baño que habían comprado en la
Al otro día, volvimos a nuestro paisaje de reposeras de
década del 50. Y Mario esperaba esas clases como quien
plástico blanco, labios resecos por el sol y patas de rana.
espera una droga.
Pasaron dos días y Mario apareció con una oreja vendada.
— Me concentro en las viejas y soy libre —decía y
— No me preguntes. Ya te conté.
reseteaba su mente con ese horror.
Pero yo no le creía.
Cuarenta minutos de gerontofilia acuática y todas las
— Bueno, está bien, vamos a hacer un experimento — adolescentes que habían desfilado por la pileta ese día
me dijo. se borraban. Así cauterizaba la herida de su conexión
De la fauna femenina, ese verano resaltaba un telepática. Para mí, era una forma ligeramente masoquista
personaje terrible. Era una siciliana morocha, de unos de estar tranquilo, de darle un descanso a su sistema

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Música para rinocerontes Siempre tendremos Lisboa

nervioso saturado de persecuciones y fantasías. Él me Gazzetta Dello Sport. Y Mario amaba las piletas sin
decía que los días que había aqua-gym sabía que ella lo iba gente. A veces, si no había movimiento, se concentraba
a esperar calmada, durmiendo o mirando la televisión, a como un monje zen en el agua.
veces incluso con un poco de pizza fría en la heladera. Lo peor que le podía pasar ocurrió a mediados de
— Mario, ¿no será peor el remedio que la enfermedad? julio. El primer día que la vimos, la alemana apareció a
—le preguntaba yo. eso de las nueve y media de la mañana. Llegó con una
toalla blanca en la mano y nadó veinte largos con un traje
Los tejidos adiposos se movían en el agua al ritmo de
de baño de dos piezas color rojo. ¿Cuántos años tenía?
la música y él, serio, sin distraerse, me decía que no con
¿Veinte? ¿Veinticinco? Era alta y muy bien formada.
el dedo. Las viejas deformes se reflejaban en sus anteojos
Tenía pecas en la nariz y ojos azules y una sonrisa fresca
espejados.
y atractiva. Al otro día, fue la misma rutina. Mario no
El verano siguió su curso. El día que saqué a un quería ni mirar, pero en el agua no había otra cosa para
musulmán de unos cuarenta años que se había cansado ver. A los tres días, cambió el traje de baño rojo por uno
de nadar, me gané el respeto de unos árabes jóvenes y negro que contrastaba con su piel dorada. Ese mismo
sus mujeres, que se la pasaban todo el día en la sombra, día, lo agarró desprevenido y cruzó algunas palabras
fumando hachís. Después también ayudé a un albanés de con Mario.
unos veinte años, blanco como la leche, a que volviera a
— Hoy me mata —dijo—. Hoy me mata.
la orilla. Era evidente que se había tirado en el agua sin
saber nadar. No me dio ni las gracias. Mario sacó a un nene Pero no pasó nada, y aunque la tensión iba en aumento,
de seis años que se había caído de un cocodrilo inflable la semana terminó sin violencia. Cuando parecía que las
mientras la madre escuchaba música al sol. cosas se habían estabilizado, Mario me llamó por teléfono.
Si terminaba el día cansado, por lo general me daba un
Estos tipos de rescate son verdaderos eventos ético-
baño en las duchas del vestuario vacío. Después, tomaba un
teatrales y se comentan por semanas, sobre todo en
ómnibus que me dejaba en el departamento que compartía
una pileta pública donde nunca pasa nada. Y eso es
con unos australianos. No era el mejor lugar del mundo. El
bueno porque hace real la línea de peligro que antes
baño era el mismo para cinco personas y cuando tirabas la
era apenas una abstracción. Hasta que no ven a un tipo
cadena, el piso se inundaba. Pero tenía mi cama, había una
morado tosiendo y escupiendo agua, muchas personas
televisión común enorme y los australianos se la pasaban
se creen indestructibles. No es una exageración. Ahora
viajando y aparecían apenas dos o tres días por semana.
bien, cuando uno se acostumbra y finalmente marca su
Como no trabajaba, los lunes trataba de pasarlos vestido
territorio, se da cuenta de que el trabajo no es tan malo
y en la ciudad o con aire acondicionado y mirando la RAI.
después de todo. Había días distendidos. Y era bueno
La voz de Mario sonaba desesperada en el teléfono. El
tener trabajo y estar al aire libre. Algunas mañanas
domingo a la noche ella le había roto el brazo izquierdo
nubladas de poca gente incluso se podía hojear La

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Música para rinocerontes

con una silla. No pregunté cómo había sido. un bar de Trastevere y después hicimos el amor en mi
— No puedo nadar más. Tengo un yeso. habitación, mientras los australianos discutían cuál era la
mejor forma de visitar Bari. La alemana me comentó que
Le pedí que se tranquilizara y él me contó que
estudiaba psicología, que era de Frankfurt y que estaba de
había decidido dejarla. Después de darle muchas
vacaciones. Y yo le dije que no me contara nada, porque lo
vueltas al asunto, había tomado la decisión. Me contó
único que me importaba de ella era su piel.
que sospechaba desde hacía un tiempo que su poder
extrasensorial se debilitaba con la distancia. Había
hecho algunos experimentos riesgosos que habían dado
resultados positivos. Así que ya tenía su permiso para ir
a ver Roma-Nápoli que jugaban al otro día un partido
adelantado. Se trataba de un programa clásico, inofensivo,
masculino, iba con amigos. Cuando se lo pidió, ella dudó
pero la culpa de haberlo lastimado tanto la hizo aceptar.
Esa noche, mientras cocinaba, le había dicho que lo
amaba y que por eso reaccionaba así. A Mario se lo notaba
con miedo pero entusiasmado.
— Me voy, mi amigo. Desaparezco. Quería avisarte
que te quedás solo y también quería agradecerte por
todo. Si alguna vez nos volvemos a ver, espero que sea en
la Argentina, ese país tuyo que debe ser maravilloso, tan
lejano, tan lleno de vida.
Al otro día no apareció ni llamó. Revisé los diarios
esperando encontrar una noticia siniestra, pero lo único
que encontré fue una nota que hablaba sobre el partido
que la Roma y el Nápoli iban a jugar esa misma noche.
La alemana llegó puntual y me preguntó por Mario.
Le dije que no iba a venir. Nunca la había visto de tan
cerca. Era muy joven y realmente bella, con un cuerpo
perfecto, una cara delicada y angelical y unas pestañas
larguísimas. Se la veía decepcionada así que sin darme
cuenta de lo que hacía, le conté que yo era argentino y
que había sido nadador profesional. Esa noche fuimos a

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NOTA
La máquina idiota apareció a mediados de noviembre del
2005 en www.elremiseroabsoluto.blogspot.com. Con algunas
variantes mínimas, El crítico paranoico se publicó en el número
de marzo del 2006 de la revista www.elinterpretador.com. Una
versión de Hitler para principiantes salió en mi blog en septiembre
de ese año y Una remera con la cara de Stalin fue incluido en una
antología del programa Opción Libros de la Ciudad de Buenos
Aires. En el 2007 la revista www.hablandodelasunto.com.ar
ofreció Hombres que saltan en jaulas de animales salvajes en
formato pdf. Tengo miedo de verte, Lucía salió en la antología
En Celo y Fuego Chino en In franganti, ambas editadas por
Mondadori también el 2007. Al año siguiente, El caso Di Canio
apareció en De puntín, una recopilación de la misma serie.
Pornopunk se publicó en el suplemento de verano de Crítica a
principios del 2009.

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