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FACULTAD DE ARTES
DPTO. ARTES ESCÉNICAS
PROGRAMAS: Artes Representativas / Lic. Ed. Bá sica énfasis Artes Representativas
MATERIA: Técnica Vocal y Lectura I y II
PROFESOR: Carlos Gabriel Arango Obregó n
PERÍODO: 2015-2
UNIDAD 2:
Objetivo formativo:
Que el estudiante adquiera un conocimiento formal y detallado de las características
articulatorias, acú sticas y perceptivas de los elementos segmentales y supra-
segmentales de la voz al hablar.
ENTONACIÓN
1. CARACTERES GENERALES
A cada frase, segú n el sentido especial en que se usa, le corresponde una determinada
forma de entonació n. Una misma frase, como, por ejemplo, Duerme tranquilo, puede
tener un valor afirmativo, interrogativo o exclamativo, segú n la entonació n con que se
pronuncie. Dentro de cada uno de estos casos dicha frase, precisando aú n má s su
significació n, expresará un determinado matiz emocional o mental –temor, alegría,
sú plica, ansiedad, duda, desdén, etc.-, segú n las circunstancias particulares que
caractericen su forma meló dica. El conocimiento de la entonació n es, pues, de la
mayor importancia, tanto para la recta inteligencia de lo que se oye como para la
expresió n justa de lo que se quiere decir. Por el tono con que se pronuncie, una
palabra de reproche puede convertirse en un elogio, un cumplimiento en una ofensa,
una felicitació n en una burla, etc. Es, en fin, cosa sabida que cuando el tono contradice
el sentido de las palabras, se atiende má s a lo que aquél significa que a lo que éstas
representan.
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Existen ciertas leyes de entonació n comunes a todos los idiomas. Se pueden seguir por
los movimientos del tono las líneas generales de la expresió n, oyendo una
conversació n o un discurso en un idioma desconocido. Un marcado descenso de la voz
al fin de un grupo fó nico indica el término de una oració n enunciativa; una entonació n
final ascendente indica, por el contrario, que la expresió n del pensamiento se halla
aú n incompleta. La pregunta termina en general con una elevació n de la voz; la
contestació n acaba con una inflexió n descendente. La alegría y la có lera producen
mayor variedad de inflexiones, intervalos má s extensos y tonos má s agudos que la
disposició n de á nimo cotidiana y normal; el abatimiento y la tristeza se caracterizan,
al contrario, por formas de entonació n bajas, monó tonas y uniformes. Un cará cter vivo
e inquieto produce formas de entonació n má s variadas que un cará cter indolente y
flemá tico; los niñ os hablan con inflexiones má s amplias y movidas que los ancianos;
los enfermos melancó licos hablan con suavidad y monotonía; los monomaníacos
exaltados emplean formas patéticas y declamatorias con inflexiones bruscas y
extremadas.
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Se denomina grupo fónico, al segmento de un discurso considerado como límite en una pronunciació n normal y
no forzada, que queda delimitado por dos pausas o cesuras sucesivas de la articulació n. La longitud del grupo
fó nico no es fija, existen grupos fó nicos de solo de una sílaba y los hay de hasta má s de veinte sílabas.
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A B
Tanto en una como en otra forma, la voz, al principio del grupo fó nico, partiendo de
una nota grave, que suele ser por término medio má s baja que el tono normal, se eleva
gradualmente desde la sílaba inicial hasta la primera sílaba acentuada , que es donde
dicho tono normal o medio llega a ser propiamente alcanzado. Este movimiento
ascendente de la voz será , por consiguiente, má s o menos largo dentro de la ordinaria
rapidez de la conversació n, segú n el nú mero de sílabas inacentuadas con que el grupo
principie. La elevació n de la voz no se verifica bruscamente saltando de una nota a
otra, sino recorriendo, como queda indicado; de un modo gradual todos los matices
intermedios del intervalo comprendido entre la sílaba inicial del grupo y la primera
sílaba acentuada. En ningú n caso alcanza la voz al principio del grupo el tono normal
antes de llegar a dicha sílaba acentuada. Conviene insistir sobre esta observació n por
la frecuencia con que los extranjeros, y especialmente los ingleses, norteamericanos y
alemanes, equivocan nuestra entonació n, empezando en tono alto el grupo fó nico aun
cuando sus primeras sílabas no lleven acento. Só lo cuando la sílaba inicial es
acentuada arranca ya la voz desde el principio en una nota alta, bastá ndole un
pequeñ o ascenso para alcanzar dentro de esa misma primera sílaba la altura normal.
El tercer tiempo de la entonació n del grupo fó nico es propiamente el que hace que las
dos formas arriba representadas sean distintas entre sí; en la mayor parte de los casos
la inflexió n de la voz se reduce en este tiempo, segú n determinadas circunstancias que
indicaremos en su lugar, a la ú ltima o a las dos o tres ú ltimas sílabas del grupo,
elevá ndose ordinariamente sobre la altura normal si se trata de la forma A, y
descendiendo má s o menos si se trata de la forma B.
Donde má s claramente se ajusta la entonació n del grupo fó nico a estas formas que
quedan descritas es en las oraciones enunciativas en que se explica, narra o describe
alguna cosa. El ruego, la pregunta, el mandato, la sorpresa, la admiració n, etc.,
introducen, por su parte, modificaciones importantes que má s adelante trataremos de
explicar.
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La figura adjunta representa la entonació n de una frase. Aparte de las inflexiones
3. 1. La Afirmación
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La entonació n con que se pronuncian las oraciones afirmativas se caracteriza
principalmente por el descenso que la voz experimenta al fin de cada oració n. Este
descenso es tanto mayor cuanto má s categó rica es la afirmació n, extendiéndose de
ordinario en una forma intermedia -ni dubitativa, ni enfá tica- por debajo del tono
normal. El final de la oració n afirmativa es siempre má s grave que el principio de la
misma aun en aquellos casos que, por no llevar acento sobre la primera sílaba,
empiezan también, como queda dicho, con una nota relativamente baja. Hay una
tendencia general a destacar dentro de cada forma afirmativa (frase, enunciado,
oració n) la palabra má s importante, elevando un poco el tono de su sílaba acentuada
sobre el de las demá s sílabas fuertes de la misma oració n. La inflexió n descendente
final no se reduce ú nicamente a la ú ltima sílaba de la frase, sino que empieza de
ordinario en la ú ltima sílaba acentuada, comprendiendo ademá s todas las sílabas
débiles que haya después de aquélla.
Ejemplos:
- Comí su pan cincuenta años.
- Me trata como a una esclava.
- Empezó la lucha.
- Había caído en una trampa.
- Estaba perdido.
- Se quedó inmóvil.
- Cantaban los pájaros.
- La niña estaba muy triste.
Si la oració n afirmativa se divide en dos o má s grupos fó nicos, el ú nico que acaba con
inflexió n descendente, indicando que la frase está terminada es el grupo final; todos
los grupos anteriores terminan con inflexió n ascendente, forma A. La voz pasa de un
grupo a otro, dentro de una misma oració n, cayendo sú bitamente desde la nota alta
con que un grupo termina, a la nota grave con que empieza el grupo siguiente; en
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pronunciació n lenta estos grupos; como queda dicho, van separados por pausas de
diversa extensió n, segú n el énfasis con que se hable.
- Las campanas de la alta y empinada calle / dejan caer sobre el poblado muerto
sus vibraciones.
- Cogió la moza un manojo de llaves / y allá nos fuimos los dos escaleras arriba, /
luego de haber atravesado un tenebroso zaguán.
- Los académicos / son algo como una espantable deidad maligna / que ha hecho
caer sobre la Mancha / la más grande de todas las desdichas.
- Andando por aquella caverna adelante / había encontrado al fin unas galerías
subterráneas e inmensas / alumbradas con un resplandor dudoso y fantástico /
producido por la fosforescencia de las rocas.
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3. 2. Proposiciones Complementarias
Cuando dentro de una frase afirmativa se expresa alguna circunstancia que, aun sin
ser completamente indispensable para la determinació n del hecho de que se trata,
explica, amplía o concreta su conocimiento, dicha circunstancia, constituye por sí
misma un grupo fó nico que se desarrolla en el tono normal y termina, como la forma
A, con inflexió n ascendente, estando de ordinario su enunciació n precedida de un
pequeñ o descenso de la voz al final del grupo anterior; o simplemente de una breve
interrupció n de la misma al nivel de dicho tono normal. La estructura del resto de la
frase es la que se ha dicho de las oraciones afirmativas.
- Nuestro buen viejo, / que parecía conocer perfectamente el país, / echó por el
sendero que conducía al caserío.
- Cualquier otro hombre, / impresionado por la soledad del sitio, / hubiera temido
aventurarse,/ por entre aquellos matorrales.
- En el calvo lomo del cerro, / sobre los oros del poniente, / se dibujaban los negros
fantasmas de las tres cruces.
3. 3. Paréntesis
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Antes de enunciar el paréntesis. la voz se interrumpe brevemente al final del grupo
anterior, elevá ndose un poco sobre el tono normal.
Ejemplos de paréntesis:
- Le ruego por Dios -exclamó el montero- que no vuelva a la fuente de los álamos.
- Las tierras del dominio público / (dice el decreto) / son de igual naturaleza que
las del dominio privado.
3. 4. La Subordinación
Ejemplos de subordinadas:
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- Gaviotas por tierra, / viento sur a la vela.
-Quien bienes tiene y mal escoge, / de los males que le vengan no se enoje.
Ejemplos:
- Quien bien tiene / y mal escoge / del mal que le venga / no se enoje.
- Si no deseas más que eso / y prometes volver temprano, / anda con tus amigos / y
diviértete lo que puedas.
3. 5. La Enumeración
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En los ejemplos siguientes la enumeració n consta de cuatro términos:
- Estábamos en agosto, / eran las cinco de la tarde, / el calor nos sofocaba / y los
cuatro guardábamos silencio.
- Recobré al fin mi sangre fría, / hablé a mi amigo, / cogí sus manos / y las separé
de su rostro.
- Era una señora alta, / con ojos grises muy pequeños, / nariz larga / y cabellos
casi blancos.
- Habita una casa de un solo piso, / con portón oscuro / y escalera de piedra.
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- En las paredes cuelgan los cazos, / las sartenes / y las cazuelas.
3. 6. La Conjunción
Ejemplos:
Si los términos de la enumeració n se reducen a dos ú nicas palabras enlazadas por una
conjunció n, lo usual es que ambas se pronuncien dentro de un mismo grupo, sin
distinguir con inflexió n ascendente la primera de ellas. Esta inflexió n (la ascendente)
es, sin embargo, necesaria cuando se desea hacer la frase má s expresiva o enfá tica,
llamando especialmente la atenció n sobre el valor de cada una de dichas palabras.
Ejemplos:
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- Sonaron tambores y zambombas.
- Le salieron amigos y deudores.
- Sus libros instruyen y deleitan.
- En el campo no hay árboles ni fuentes.
- El pasillo es largo y oscuro.
- Las niñas charlaban y reían
Una enumeració n final de frase cuyos dos ú ltimos términos no vayan unidos por una
conjunció n, hace siempre el efecto de ser una enumeració n incompleta. Ni su
penú ltimo término acaba en este caso con la inflexió n ascendente que se ha visto en
los casos anteriores, ni el ú ltimo acaba con el gran descenso característico que indica
el fin de la oració n, sino que uno y otro repiten uniformemente la entonació n propia
de los demá s términos que en la misma forma puedan precederles -grupo B con un
pequeñ o descenso final-, dejando siempre la serie cortada y el sentido en suspenso.
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- Un cuadro de olivos cenicientos, / solitarios, / simétricos, / se descubre en una
ladera.
Ejemplos:
3. 7. La Interrogación
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un modo general en la entonaci6n enunciativa, en aquellos casos en que el grupo
fó nico a que corresponde no constituye propiamente el término de la oració n. La frase
interrogativa no expresa, asimismo, sino la primera parte de un proceso mental cuyo
complemento se halla en la contestació n correspondiente. La pregunta y la respuesta
forman pues, una unidad de entonació n de estructura muy semejante a la que resulta
de la combinació n de los grupos A+B en cualquier frase enunciativa.
La pregunta puede ser absoluta ó relativa: en el primer caso tiene por objeto saber si
cada uno de los conceptos que en la frase se expresan corresponde o no a la realidad:
la persona que pregunta ignora si la contestaci6n ha de ser afirmativa o negativa; en el
segundo caso no nos faltan todos los datos, sino solamente algunos, para conseguir,
respecto a dicha relació n, una plena certidumbre, y en virtud de aquellos elementos de
juicio que ya poseemos, al mismo tiempo que hacemos la pregunta nos inclinamos
desde luego a creer que la contestació n ha de resultar en un sentido determinado.
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¿Ha venido tu padre?
¿Se han hecho daño?
¿Has visto a mi hermana esta mañana?
¿Estás enamorado?
¿Te has olvidado de tu promesa?
¿Están ustedes contentos?
¿Estarán enfadados conmigo?
¿Has pasado mala noche?
¿Crees que dispongo sin más ni más del dinero ajeno?
¿No está bastante claro todavía?
¿No te lo he rogado una y mil veces?
Ejemplos:
- ¿Sabes lo que son seis niños / pasando todo un invierno sin pan?
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interrogativa del grupo anterior, termina con un marcado descenso de la voz y se
desarrolla en un tono medio algo má s grave que el que a la pregunta corresponde;
pero algunas veces, si se necesita dar a la interrogació n una mayor intensidad, se hace
que también dicha palabra termine, segú n los casos, con inflexió n ascendente o
circunfleja, del mismo modo que el grupo en que se encierra la primera parte de la
frase, Ejemplos aná logos:
Si la pregunta consta de dos términos unidos por la conjunció n o, cada uno de dichos
términos constituye de ordinario un grupo fó nico, terminando el primero con
elevació n de la voz y el segundo con descenso. La pregunta hecha en esta forma tiene
cará cter relativo; entendiéndose que el que interroga supone que uno precisamente
de ambos términos ha de resultar confirmado por la respuesta. Se coloca
generalmente en primer lugar, destacá ndole con la inflexió n final ascendente, aquel
término cuya confirmació n parece má s probable o a cuya averiguació n atribuimos
mayor interés.
Ejemplos:
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diferencias importantes por lo que se refiere a la entonació n del resto de la frase. Una
misma frase de esta especie podrá terminar con descenso de la voz, con elevació n o
con inflexió n circunfleja, segú n sea en cada caso el matiz de su significació n.
Si preguntamos, por ejemplo, ¿Quién ha venido?, dando a entender que sabemos que
ha venido alguien y que lo que ahora deseamos averiguar es precisamente quién ha
sido el que ha venido, pronunciaremos esta frase elevando la voz por encima del tono
normal sobre su primera sílaba, y descenderemos después rá pida y progresivamente
sobre las sílabas sucesivas, marcando, sobre todo, este descenso al llegar a la sílaba
final (fig. 1). La pregunta hecha de este modo indicará asimismo que, a nuestro juicio,
la persona a quien interrogamos debe saber, en efecto, si ha venido o no ha venido
alguien, y tendrá ademá s un cierto cará cter perentorio (concluyente, decisivo), que
con un pequeñ o aumento en la intensidad y en la altura de la primera sílaba de la frase
llegará a adquirir fá cilmente un sentido imperativo.
Si por inseguridad de nuestra parte respecto al hecho de que haya o no haya venido
alguien, o por cortesía hacia la persona interrogada, deseamos dar a la pregunta una
expresió n má s suave y menos decisiva, haremos que la voz, después de la primera
sílaba acentuada, descienda como en el caso anterior; pero la ú ltima sílaba, en vez de
continuar este descenso, describirá un movimiento de elevació n, recorriendo un
intervalo má s o menos amplio, segú n la curiosidad o el interés que en la pregunta se
ponga (fig. 2).
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- ¿Con quién tengo el honor de hablar?
- ¿Para qué te compones tanto?
- ¿A dónde ha do tu hermano?
- ¿Por qué se habrá enfadado?
3. 8. La Exclamación
Las interjecciones2 ¡oh!, ¡ah!, ¡ay!, etc.; varían de tono, de duració n y de intensidad
segú n la clase y el grado de emoció n con que se pronuncian. La expresió n de
emociones agudas que avivan y despiertan la excitabilidad requiere en general, como
queda dicho, tonos má s altos y movidos que la expresió n de emociones suaves o
deprimentes.
En exclamaciones como ¡señora!, ¡padre!, ¡yo!, ¡ayer!, etcétera, má s variables que las
anteriores en cuanto a su significaci6n emocional, a causa de que las palabras mismas
por su propio valor no indican en estos casos ni estimació n ni desprecio, vuelve a ser
la entonació n el principal elemento expresivo. Así, por ejemplo, la palabra ¡señora!;
pronunciada con firmeza y dignidad, como en ¡Señora!, ¡un hombre como yo es
incapaz de cometer tal indiscreción!, presenta la forma de una afirmació n
categó rica, con elevació n rá pida de la voz sobre la o acentuada y con gran descenso
sobre la a final; pronunciada como mera expresió n de cortesía, como en ¡Señora!,
pase usted, tenga la bondad de esperar un momento, su curva musical tiene la
misma forma que en el caso anterior, pero la voz se eleva sobre la o menos que en
dicho caso, los intervalos entre ésta y las otras vocales son menores, el acento de
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La interjección es un tipo de enunciado en una lengua natural que expresa alguna impresión súbita, exclamativa o un
sentimiento profundo, como asombro, sorpresa, dolor, molestia, amor, etc. Sirve también para apelar al interlocutor, o
como fórmula de saludo, despedida, conformidad, etc.
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intensidad es má s suave y la pronunciació n má s rá pida; proferida, por el contrario,
con indignació n, como en ¡Señora!, ¿qué palabras son esas?; ¿qué motivos tiene
usted para ofenderme?, la voz alcanza sobre la sílaba acentuada una nota mucho má s
aguda que en el primer caso, elevá ndose desde la primera sílaba a la segunda y
descendiendo otro tanto desde ésta a la final; dicha de un modo suplicante, como en
¡Señora!, ¡escuche usted por caridad, por amor de Dios!, la voz, partiendo
ordinariamente de una nota poco inferior al tono normal, se eleva desde la primera
sílaba a la segunda, se prolonga la cantidad de esta sílaba y se realiza dentro de ella
misma una suave inflexió n descendente, que continú a desarrollá ndose sobre la sílaba
siguiente hasta parar por debajo del tono má s alto alcanzado sobre la silaba anterior;
proferida, por ú ltimo; en tono de amenaza, como en ¡Señora!, ¡no dé usted lugar a
que se agote mi paciencia!, la voz, desde la nota inicial, que suele ser un poco má s
alta que en la expresió n afirmativa, se eleva sobre la sílaba acentuada por encima del
tono normal, se alarga la duració n de esta sílaba y vuelve a elevarse el tono un poco
má s sobre la siguiente a la vez que se alarga también la duració n de esta otra sílaba.
No hay que decir que una investigació n minuciosa sobre este punto, ademá s de
determinar má s concretamente las indicadas relaciones, podría señ alar otros muchos
casos no comprendidos en las presentes pá ginas.
Las frases que empiezan con una forma por sí misma exclamativa, como ¡ah!, ¡oh!,
¡ay!, etc., colocan de ordinario el tono principal sobre dicha palabra, haciendo
descendente el resto de la frase: ¡Oh, ingratitud de los hombres! ¡Ah, señor
marqués! ¡Vaya con la niña! ¡Cómo ha de ser! ¡Qué lástima! ¡Cuán desgraciado es!
¡Qué bonito cuadro! ¡Qué noche tan horrible!
Cuando en una misma frase son dos o má s las palabras que queremos poner de
relieve, hacemos que cada una de ellas, dentro de la línea general de la entonació n,
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ocupe una altura preeminente, resultando una ondulació n muy marcada entre las
sílabas fuertes de dichas palabras y las demá s sílabas de la frase.
3. 9. El Mandato
Ejemplos:
- Escucha.
- Obedece.
- Levántate temprano.
- Repite esas palabras.
- Habla despacio.
- No olvides mi encargo.
- Escribe pronto.
- Envíennos noticias di su hermana.
- Aprende a vivir.
- Ten paciencia.
3. 10. El Ruego
Las formas en que se expresa un ruego o una sú plica tienen también esencialmente los
rasgos generales de la entonació n exclamativa; pero en ellas la voz, al llegar a la sílaba
acentuada de aquella palabra en que má s se concentra el interés de la expresió n, se
eleva casi tanto como en la entonació n imperativa3 , y después, dentro de esa misma
sílaba, cuya duració n experimenta en este caso un alargamiento considerable, en vez
de mantenerse la voz a una misma altura, realiza clara y gradualmente un marcado
descenso, que es, en realidad, lo má s característico de esta forma de entonació n. Si la
primera sílaba de la frase es inacentuada, el tono en que esta sílaba se pronuncia es
aquí algo má s alto que en las formas imperativa y afirmativa; el descenso de la voz al
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No obstante esta semejanza de tono, el acento de intensidad que a dicha sílaba corresponde es en el ruego mucho
menos que en la forma imperativa.
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final de la frase es semejante al de la forma afirmativa. Pueden servir de ejemplo a este
propó sito las mismas frases que acaban de ser citadas en el pá rrafo anterior.
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EJERCICIOS DE ENTONACIÓN
1. INFLEXIÓN ASCENDENTE
Palabras agudas4 y grupos de intensidad con acento sobre la sílaba final. Tono grave
en las sílabas débiles. Elevació n de la voz sobre la sílaba acentuada. Al principio de
grupo, las palabras inacentuadas, se pronuncian también en tono grave; como las
sílabas débiles de las palabras agudas:
a) Dos sílabas:
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b) Tres sílabas:
C) Cuatro sílabas:
4
Palabras agudas son las que tienen la sílaba tó nica en ú ltimo lugar. Llevan tilde si terminan en vocal, en n o en s.
Ejemplo: reloj, baló n, Germá n, marqués, razó n.
Excepciones:
a)Las palabras monosílabas no llevan tilde (todas son agudas), porque en ellas no es preciso señ alar en qué sílaba
recae la mayor intensidad: vas, pie, fui, vi, etc. En algunas palabras, sobre todo monosílabas, se utiliza la llamada
tilde diacrítica (El acento diacrítico o tilde diacrítica es la tilde que se emplea para distinguir significados en pares
de palabras, frecuentemente monosílabas).
b)Las palabras agudas terminadas en -n o en -s precedida por cualquier otra consonante, incluida la n, no llevan
tilde: Orleans, robots, tictacs, zigzags, ballets.
c)Las palabras agudas terminadas en -y (diptongos o triptongos) no llevan tilde: estoy, convoy, Godoy, jersey.
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Cuadros de esquema de la acentuació n en la entonació n de las palabras: cada punto indica una sílaba; el punto
negro indica que la entonació n sube (tono alto).
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Disolución Despertador Averiguar
Ceremonial Fortificó Copiosidad
Educación Lo perderá Contra la luz
Desde el hotel Por amistad En el jardín
Sin compasión Claro que si Es por tu bien
d) Cinco sílabas:
2. INFLEXIÓN DESCENDENTE
Palabras llanas6 (graves) o esdrú julas7 y grupos de intensidad con acento sobre la
penú ltima o antepenú ltima sílaba. Tono alto en la sílaba acentuada. Hay amplio
descenso en la sílaba o sílabas posteriores:
a) Dos sílabas:
b) Tres sílabas:
6
Las palabras graves son aquellas donde el acento de intensidad (sílaba tó nica) se ubica en la penú ltima sílaba.
Las palabras graves se acentú an ortográ ficamente cuando terminan en cualquier consonante menos "n" o "s". Y en
caso excepcional cuando se rompe el diptongo como en Afonía o Biología (biologí-a).
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Cuando el acento de intensidad (sílaba tó nica) de las palabra se ubica en la antepenú ltma sílaba se les conoce
como palabras esdrújulas. Las palabras esdrú julas siempre se acentúan. Aunque existen algunas excepciones de
palabras esdrú julas sin acento y son adverbios derivados de un sustantivo que terminan en mente.
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Rápido Límite Término
Ácido Intimo Lástima
Pérdida Arboles Jóvenes
Huéspedes Siéntese Dígame
Cómprelo Cállese Síganme
Duérmete Mírela Páguenos
3. INFLEXIÓN CIRCUNFLEJA
Palabras llanas o esdrú julas con sílabas débiles protó nicas8, anteacentuadas9, y grupos
de intensidad con sílabas inacentuadas anteriores y posteriores al acento:
a) Tres sílabas:
b) Cuatro sílabas:
c) Cinco silabas:
8
Las sílabas protó nicas son las que preceden a la sílaba tó nica o acentuada.
9
Sílabas que se encuentran antes de la sílaba acentuada.
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Me lo dijeron Hasta la noche Que me lo diga10
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Ocurren, por supuesto, grupos de mayor nú mero de sílabas sin má s acento que el de la penú ltima, como
extralimitarse, especificaremos, desde que nos comprometimos, etc.
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5. PROPOSICIÓN COMPLEMENTARIA INTERIOR DE FRASES AFIRMATIVAS
La frase principal se corta en la altura media o haciendo un pequeñ o descenso, para
dar lugar a la proposició n complementaria. La entonació n de ésta se desarrolla con
inflexió n final ascendente. Después se reanuda la frase principal, terminá ndola con el
ordinario descenso de la oració n afirmativa:
Surgían como llamas, detrás de las verjas/ los altares diminutos de la ciudad
Enamorada\.
Expuso sus escrúpulos, después de los saludos/, con una timidez desesperante\.
Una congoja profunda, como brotándole cálidamente del corazón/, le inundaba los
sentidos de amargura\.
Hasta el momento de su liberación, que ella siempre esperaba/, había decidido callar\.
Aquel día aciago, por todos presentido/, se alejaba cada vez más\.
Advirtió compungida, con un sincero malestar/, que sus palabras producían un efecto
detestable\.
Ya en la sala que precede al aposento del anciano/, los caballeros y servidores son
pocos\.
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Desde que el rey era niño/ este caballero servía en su cámara\.
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ARTICULACIÓN
LA ARTICULACIÓ N Y LA FONACIÓ N
Aquí vemos, como muchas consonantes son omitidas y como muchas vocales al unirse
producen un sonido cacofó nico que muchas veces no son entendidas con facilidad por
los espectadores. Esta expresió n es pobre y desagradable. Por ello, tengamos presente
que articular bien, es pronunciar distintamente todas las consonantes y vocales;
articular bien nos permite, entre otras cosas, hacernos comprender con claridad,
incluso cuando hablamos en voz baja.
A continuació n presentamos una serie de ejercicios, cuya prá ctica y dominio nos
permiten lograr una correcta pronunciació n de las vocales y consonantes.
• Lleve los labios hacia atrá s pronunciando la vocal “i” y luego llévelos hacia delante
pronunciando la vocal “u”, hacerlo rá pidamente durante treinta segundos, ayuda a
fortalecer los mú sculos de la boca para una correcta vocalizació n.
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• Con mucha atenció n al movimiento de los labios, comience por vocalizar primero las
cinco vocales (a, e, i, o, u) esmerá ndose para que suenen claras, sin levantar, ni forzar
el tono de voz. A intervalos descanse.
AA - AE - AI - AO - AU
EA - EE - EI - EO - EU
IA - IE - II - I O - IU
OA - OE - OI - OO - OU
UA - UE - UI - UO – UU
• Con mucha atenció n al movimiento de los labios, vocalice las silabas as, es, is, os, us,
hasta conseguir que la “s” suene clara, pero no silbante.
• Lea libros cuya temas salgan de lo comú n, sin pronunciar sonidos, pero usando los
labios y la lengua para modular palabras.
• Vocalice palabras terminadas en “do” (asado, cansado, pelado), etc. Para evitar decir:
asao, cansao, pelao.
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- Cen - tau - ro, - Con - ven - to,
- Cu - ñ a, - Pu - ñ e - te,
- Ca - ñ a, - Ca - ñ e – ría.
• Habitú ese a cantar todos lo días para conocer su voz y cultivarla. También es
importante cantar con los labios cerrados, haciendo uso de los resonadores
(expulsando las notas musicales por las fosas nasales)
EL SONIDO ARTICULADO:
El sonido articulado se origina en los pulmones; el aire expulsado por los ó rganos sale
a través de los bronquios y la traquea. Al llegar a la laringe, se encuentra con las
cuerdas vocales, dos tendones que al paso del aire se aproximan entre sí, o bien
comienzan a vibrar, dando lugar al sonido. El sonido se modifica por ú ltimo, al llegar a
los ó rganos situados fundamentalmente en la cavidad bucal: lengua, labios, dientes y
paladar, originando como resultado final el sonido articulado, base del lenguaje verbal
humano.
El estudio de la articulació n indica el lugar exacto donde se producen las vocales y las
consonantes y los ó rganos que intervienen, o sea, la producció n misma de esas vocales
y consonantes, solas o combinadas; en sílabas, en palabras o en frases. Estos procesos
son estudiados, principalmente por la fonética.
Conviene, sin embargo, tener presente que deben ser consideradas como aceptables,
la articulació n y pronunciació n del hombre culto medio, conforme a las modalidades
idiomá ticas del país. En nuestro país se ha de tomar por modelo el habla de la gente de
cultura general media, también sin vulgarismo ni pedantismo. A propó sito, estas
recomendaciones nos traen de jaló n el asunto de los regionalismos, forma peculiar de
hablar de una determinada població n ubicada en un espacio geográ fico determinado
LOS REGIONALISMOS:
En las diferentes regiones del Perú se utilizan y se entonan en el habla popular, una
serie de palabras que por ser privativas de una determinada zona devienen en
regionalismos; dá ndole una peculiar característica a nuestro idioma españ ol. Citemos
algunas oraciones que utilizan vocablos, modismos y giros propios de una regió n para
confirmar nuestro planteamiento.
En Tarapoto:
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_ ¿Qué ya vuelta está s haciendo Fan?, mira tu cara, esta toda posheca, parece que te
hubiera dado manchari, chó .
_ ¿Que estas haciendo Juan?, mira tu cara, está toda pá lida, parece que te hubiera dado
“susto”.
En Piura:
En Cajamarca:
Que hacer si soy selvá tico y tengo que dar un discurso en Lima, ¿tendré que hablar
como lo hacen los limeñ os? o, simplemente hablar como hablan en mi tierra y punto.
Ante esta situació n hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
• De acuerdo a las nuevas corrientes lingü ísticas, uno debe de hablar como se habla en
su tierra; la lengua no es algo inmutable, está en constante cambio de ahí que no
podamos afirmar arbitrariamente cual forma de hablar es la buena y cual es la mala.
Por consiguiente no debemos, necesariamente, ceñ irnos a una norma está ndar
establecida.
• Para efectos de una mejor emisió n y recepció n del discurso, nosotros sugerimos que
uno tiene que hablar adecuá ndose a las características idiomá ticas del pú blico al que
se dirige, es decir segú n su nivel cultural, segú n su forma peculiar de hablar y con las
palabras que éste entienda. Si nos vemos precisados a utilizar nuestros regionalismos,
hagá moslo precisando sus equivalentes en la lengua general.
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BIBLIOGRAFÍA
MONROY B., Fidel. (2011). Voz para la escena,. México D.F.: Editorial Escenología.
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