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APROXIMACIONES A LA RESPONSABILIDAD CIVIL DEPORTIVA

García, Carlos Adolfo


Publicado en: LA LEY 11/07/2023 , 6
Sumario: I. Introducción.— II. Distintos tipos de responsabilidad civil en el ámbito deportivo.—
III. El accionar deportivo dañoso, atribuible de responsabilidad civil.— IV. Breves líneas acerca de
la sentencia del caso.— V. Acerca del rol y la responsabilidad del organizador de la competencia
deportiva.— VI. La responsabilidad extracontractual del Estado en materia deportiva.— VII.
Responsabilidad civil deportiva. Deportes riesgosos y no riesgosos.— VIII. El Código Civil y
Comercial y la "Asunción de los riesgos".— IX. Lesiones de deportistas en el marco de encuentros
oficiales.— X. Reflexiones finales.
Cita: TR LALEY AR/DOC/1579/2023
(*)
I. Introducción
Las prácticas de los deportes —individuales o colectivos— en ocasiones pueden desencadenar
situaciones que derivan en lesiones físicas y/o psicológicas. Estos daños a la integridad psicofísica,
ya sea por su gravedad o configuración fáctica, en ocasiones pueden derivar en consecuencias que
superan las reglamentaciones disciplinarias de los órganos deportivos, desencadenando la
aplicación de la normativa nacional civil. Esta situación genera que el sistema judicial lleve
adelante rigurosas consideraciones de normativa, jurisprudencia, principios y doctrina del
ordenamiento jurídico "extra" reglamentario.
En este artículo se abordará brevemente los razonamientos expuestos en diferentes sentencias a
nivel nacional e internacional. Además, se contempla brevemente los razonamientos del fallo de la
Cámara Apelaciones en lo Civil y Comercial Sala "M" en autos "González Centurión, Celeste
Soledad c. Asociación del Fútbol Argentino s. daños y perjuicios". En la sentencia se exponen
abocadas reflexiones acerca de la eventual configuración de la responsabilidad del ente organizador
de la competencia deportiva ante lesiones ocurridas en ocasión de juego.
Con una enorme humildad se elabora este breve artículo, con el fin de exponer ciertas teorías
doctrinarias como la "asunción de los riesgos" o la denominada "autorización estatal del deporte",
en el marco de la responsabilidad civil deportiva. Además, se observa los elementos presentes en
algunos precedentes jurisprudenciales, tomando como base las reflexiones de la doctrina destacada,
en una materia con tanta singularidad.
II. Distintos tipos de responsabilidad civil en el ámbito deportivo
En el marco del desarrollo de actividades deportivas federadas existen diferentes supuestos que
pueden ocasionar distintos tipos de responsabilidad en el orden civil.
Es así que, en primera medida, existe un consenso ampliamente generalizado acerca de denominar
abiertamente como "responsabilidad civil deportiva" a una serie de hechos u acciones ocurridas
durante o en ocasión de los espectáculos deportivos. En este sentido, la denominación
"responsabilidad civil deportiva" —en su sentido más amplio— refiere a la responsabilidad de los
deportistas cuando cometen conductas que exceden el reglamento. Estas conductas, como tales
exceden al orden estrictamente federativo—disciplinario y quedan bajo la órbita de la normativa de
responsabilidad civil o penal llegado el caso. En otros escenarios, se puede presentar la
responsabilidad de los organismos deportivos que organizan encuentros o competiciones
(Federación Internacional de Fútbol Asociado, con relación a los torneos y/o competiciones que
organiza) o bien los clubes o entidades que actúan de anfitriones (clubes que reciben en sus
instalaciones a otros clubes que disputan encuentros o bien entrenan) o en su caso la
responsabilidad civil deportiva de los entrenadores, personal de apoyo o cualquier otro actor
vinculado al desarrollo del juego. En este último caso, ¿estaríamos hablando de responsabilidad
individual del sujeto que comete el hecho repudiable civilmente?, o bien, ¿estaríamos en presencia
de una responsabilidad solidaria del club o entidad que los emplea? Como se puede advertir, es de
notar que la presentación de los diferentes supuestos genera un número significativo de posibles
reproches civiles a sujetos —personas humanas o entidades— que ostentan la calidad de
responsables.
En este trabajo se analizarán las principales interacciones posibles en el desarrollo de las
competiciones —específicamente en el fútbol— donde en el caso eventual de ocurrir un hecho que
ocasione un daño, también existirá un sujeto responsable.
Además, abordaremos brevemente los extremos de una sentencia de la Cámara de Apelaciones en
lo Civil y Comercial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —República Argentina— donde el
actor sostiene la responsabilidad de la Asociación del Fútbol Argentino —AFA— en calidad de
"organizador" (1) de la competición, y su deber de cuidado de los deportistas.
Como abordaje previo, podemos mencionar la responsabilidad extracontractual que pudiera
configurar en cabeza del Estado en el marco del desarrollo de eventos deportivos. Tales
consideraciones serán observadas en los próximos títulos.
III. El accionar deportivo dañoso, atribuible de responsabilidad civil
Tal y como se ha sostenido, existen acciones que se encuentran dentro del marco reglamentario,
más allá de que sean lesivas o antirreglamentarias. En este orden, existe un ámbito determinado
donde las acciones son consideradas "deportivas" y el daño que ellas pudieran ocasionar al
deportista son sometidas a procedimientos disciplinarios deportivos y calificados en orden a su
propio orden reglamentario. Por el contrario, aquellas acciones que tienen un mayor "desprecio" o
imprudencia física y que no se corresponden con la naturalidad de la disciplina deportiva,
implicarán un reproche civil y/o penal en su caso. Incluso, parte de la doctrina ha considerado que
la responsabilidad civil deportiva, se configura aún en términos extracontractuales (2), en disidencia
de quienes sostienen la calidad de responsabilidad civil deportiva contractual (3).
Tales actos dañosos, han tenido recepción los tribunales civiles en diferentes ocasiones. Tal es el
caso del jugador Jones del Swansea FC de Inglaterra, quien recibió un golpe, en ocasión de juego,
en su rodilla derecha —perpetrado por el futbolista Harris proveniente del Fulham FC—, el cual
produjo una grave lesión que acabó con su carrera profesional el 10 de diciembre del año 2016. Lo
particular del caso es que, el árbitro del partido, estando cerca de la jugada y sin ninguna
obstrucción de vista de la acción, consideró que no existía acción antirreglamentaria (4).
El caso llega a conocimiento de la justicia inglesa. En primer término, la Corte de la Justicia civil de
Swansea determinó que no importaba si el deportista Harris "no tenía la intención de lesionar a
Jones", ya que fue "un grave error de juicio" para accionar en la forma en que lo hizo, "yendo más
allá del tipo de errores de juicio, errores de tiempo y falta de cuidado relativamente menor o
momentánea que todos los jugadores tienen que aceptar como un riesgo inherente del juego que no
equivale a la negligencia" (5).
Posteriormente, el club demandado, apela la decisión de primera instancia, sosteniendo su
disidencia en tres grandes puntos, a saber: a) el contexto donde ocurre el acontecimiento, el cual era
durante el desarrollo competitivo y en específico en un momento de "rápido movimiento"; b) el
hecho de que el demandante no acredita la imprudencia por parte del demandado y c) la ausencia de
sanción por parte del árbitro de juego. El juez en apelación resuelve en favor de Fulham FC. En este
sentido, sentó la conclusión que "El estándar de responsabilidad civil se establece en un nivel
materialmente más alto que una mera violación de las reglas del juego". Continúa el juez "Es
absolutamente vital, y legalmente necesario, que un juez que considere un reclamo por lesiones
deportivas tenga en cuenta el contexto y las realidades de un juego deportivo competitivo" y que
además el juez debe tomar la "reacción o ausencia de reacción" del árbitro asignado al encuentro, y
que el juez de primera instancia lo había erróneamente omitido puesto que "no tuvo en cuenta la
importante consideración de política, en casos de este tipo, que requiere que el tribunal preste la
debida atención a las decisiones de los oficiales encargados de administrar las reglas del juego" —
del fútbol— (6). El juez en el caso efectúa una serie de consideraciones que respecta a la armonía
entre las reglas de juego propias del fútbol y sus interpretaciones en el marco de la responsabilidad
civil por el daño. Pero, lo que, a criterio de este autor, amerita una mención es la valoración que el
juez de apelación efectúa acerca de las decisiones del árbitro del encuentro, cuando califica su
accionar como un elemento determinante en este tipo de casos. Es de advertir que el hecho de que
un árbitro no considere la acción de juego como infracción al reglamento no obsta en absoluto la
acción de responsabilidad civil —o en su caso penal— que corresponda. Por lo cual, si bien el
esquema reglamentario de juego ofrece un primer orden disciplinario, que no impide la posterior
revisión judicial en caso de que una de las partes se considere dañada. Es así que existen otros
precedentes de similares circunstancias, donde el árbitro no consideró infracción al reglamento, sin
embargo el hecho tuvo su revisión judicial, no de la decisión del árbitro, sino de la responsabilidad
civil de la acción lesiva (7).
En otros precedentes similares, los tribunales de la common law inglesa han expresado diferentes
denominaciones al "deber de cuidado" con el cual deben obrar los deportistas (8).
Es así que en el marco de una competición o encuentro deportivo, podemos distinguir en dos
grandes grupos de supuesto de hecho que ocasione un daño: a) los daños provocados por quien
practica una actividad deportiva y b) en segundo lugar los daños provocados por quien tiene la
calidad de organizador de espectáculos deportivos (9). El primero implicará la responsabilidad civil
del sujeto —persona humana— que infringe el daño a través de una acción que se encuentra por
fuera de los límites reglamentarios. En el segundo supuesto encontramos la responsabilidad del
organizador del evento deportivo —posición que puede tomar una liga, federación o confederación,
y en ocasiones hasta determinados clubes—.
IV. Breves líneas acerca de la sentencia del caso
El caso, que recientemente ha tenido pronunciamiento de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Civil, Sala "M", ocurrió durante un encuentro correspondiente al certamen de "Futsal Femenino de
AFA 2013". En tal encuentro, la jugadora González Centurión, recibió un contacto en su tobillo
izquierdo, desde atrás en mitad de cancha, el cual habría sido perpetrado por una jugadora del
equipo contrincante. La agredida, inició acciones a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) con
relación a las disposiciones de las leyes 23.184 y sus modificatorias 24.192 y 26.358 (Régimen
penal y contravencional para la prevención y represión de la violencia en espectáculos
deportivos) (10). En el caso se presentaba la necesidad imperiosa de determinar si existió reproche
en el juego y en tal sentido existió incumplimiento del organizador frente a la lesión de la actora y
en tal caso si la responsabilidad es directa o indirecta (11). Sin embargo, omitió demandar a la
jugadora (supuesta agresora) y su club empleador, lo cual fue determinante para el análisis y
conclusión del tribunal en el caso.
La demanda, la cual perseguía una indemnización por incapacidad física, psicológica, daño moral y
tratamientos de la jugadora agredida fue rechazada en la sentencia. El argumento central fue "que el
régimen legal invocado excluye el daño causado por uno de los jugadores durante el desarrollo del
partido y, por lo tanto, es inaplicable al caso. Además, consideró que se trató de un daño derivado
de los riesgos propios del deporte, cuya licitud se origina en la autorización estatal y las reglas que
lo rigen. Adicionalmente, agregó que existió un consentimiento de los participantes, lo que se ajusta
a la causa de justificación del art. 1720 del Cód. Civ. y Com. de la Nación. Por último, el juez
sostuvo que la jugada no fue excesiva o dolosa, lo que impide admitir la responsabilidad de la
jugadora rival y del club (no demandados), ni tampoco la de la AFA por vía refleja" (12).
Se advierte que la sentencia de la Cámara toma la teoría del "consentimiento de la víctima" o
también llamado "asunción de los riesgos". Todo deportista al disponer su participación en una
determinada competición presta consentimiento en cuanto a un posible daño que pudiere sufrir.
Todo deportista que toma intervención en un deporte conoce y acepta que existen riesgos propios de
la actividad deportiva y de competición de una "acción infortunada" de parte de un jugador de su
equipo —en deportes colectivos— o bien de un deportista del equipo rival (13). Ahora bien, de
continuar en este razonamiento —que permite el normal y efectivo desarrollo de los deportes a
nivel competición— debemos arribar a la "asunción de los riesgos" como aquel consentimiento de
carácter tácito que la víctima parece prestar en todos aquellos casos —y obrando con pleno
conocimiento— asume el riesgo de padecer o sufrir un daño. Esta debe ser entendida como una
especie de convención entre los jugadores y organizadores, mediante la cual los primeros renuncian
a llevar adelante eventuales reclamos de indemnizaciones por daños y/o perjuicios (14).
El Dr. Guillermo González Zurro toma la posición de que el fútbol es un deporte donde existe
contacto físico —aunque eventual— y sostiene que, a pesar de ser una actividad "riesgosa", es de
los deportes menos riesgosos junto al hockey, básquet, entre otros (15). Continúa su voto
expresando que no hay posibilidad, al menos desde el razonamiento de la jurisprudencia y doctrina
especializada, en que se genere responsabilidad civil deportiva. El deporte es una actividad lícita y
que el Estado no solo la autoriza, sino que también incentiva su práctica y desarrollo en el marco de
la promoción del bienestar general y la salud de la población (16).
Completando su exposición, el Dr. González Zurro concluye que la "asunción voluntaria del riesgo
normal del juego" inherente a la actividad deportiva ejercitada opera técnicamente como una causal
de justificación que es suficiente para superar la antijuricidad de la conducta (17). Adhiero a la
postura del magistrado con relación a que por vía de considerar la configuración de una causa de
justificación o por la aplicación lisa y llana de la teoría de asunción de los riesgos en el presente
caso, no habría derecho a una indemnización por los daños padecidos en cabeza de la accionante.
La teoría de la "asunción de los riesgos", que encuentra su origen en la doctrina francesa (18),
contiene una voluntad de aceptar las posibles consecuencias naturales de la actividad que se
realiza (19). Sin embargo, existe doctrina que se ha pronunciado contrario a la aceptación de una
asunción de riesgos de un deportista federado. Se sostiene la inmoralidad de la norma que implica
aceptar de antemano un riesgo, por lo cual no tiene ningún valor y/o efecto (20).
El caso resuelto por la Cámara aconteció durante el desarrollo de un partido oficial, cuando en
ocasión de juego una deportista —la cual no fue identificada en autos y tampoco parte demandada
— propina una patada a la demandante en medio de la cancha. Esta circunstancia pareciera
enmarcarse en las acciones normales en el desarrollo típico del juego. En caso de considerar que
todas las acciones generan responsabilidad civil y su consecuente derecho a indemnización por
daños a los deportistas lesionados, estaríamos ante un complejo escenario de parálisis de las
competencias deportivas y un enorme volumen de causas judiciales con un marcado despropósito
jurídico. Este complejo escenario ya ha sido considerado por la jurisprudencia, en tanto existe una
cierta "impunidad" para las acciones que no implican una violación al reglamento, ya que no
cuentan con antijuricidad como elemento (21).
Finalmente, los doctores Carlos A. Calvo Costa y María I. Benavente adhieren a los argumentos del
voto del Dr. González Zurro; y de esta manera se confirma la sentencia de primera instancia.
V. Acerca del rol y la responsabilidad del organizador de la competencia deportiva
La cuestión de la responsabilidad del organizador de un evento o competencia deportiva contiene un
numeroso decálogo de precedentes judiciales motivados en los supuestos de eventuales
responsabilidades deportivas. Es así que podemos advertir aquellos supuestos donde el daño se
materializa a través del accionar de fanáticos identificados con camisetas de clubes de fútbol —
ocurridos fuera de las instalaciones del estadio o complejo deportivo, más bien a más de un
kilómetro— (22), o por acciones particulares del deportista que devienen en daños que deben ser
resarcidos —la caída de un jinete que ocasionó su posterior fallecimiento y la sobreviniente
responsabilidad del club donde desempeñaba sus tareas— (23). Se ha sostenido que, en ocasiones,
los establecimientos deportivos hípicos —con ciertas responsabilidades en calidad de
organizador (24)—, en cuanto a su responsabilidad por los servicios que prestan a sus clientes, se
encuentran amparados por la legislación de consumo, es decir, se configura una relación de
consumo (25).
En determinados casos, un punto clave pareciera ser el hecho de la gratuidad o calidad de benévolo
de una actividad, que por más que ocasione daños identificados, podría eximir de responsabilidad o
al menos la reducirla, tal y como ha sido expuesto en determinados razonamientos (26). No
coincido con el razonamiento expuesto, al menos de manera generalizada. El hecho de que el
evento deportivo se preste de manera gratuita, para aficionados que asisten a ver un evento de
competencia, la práctica de un deporte individual o la posibilidad de usar instalaciones deportivas
no implica la ausencia de responsabilidad. Si el razonamiento así fuera, estaríamos en un escenario
sumamente complejo, donde muchos abusarían de la calidad de gratuito o benévolo para no
garantizar la seguridad y cuidados mínimos que todo deporte o disciplina deportiva exige. No
resulta necesario el análisis de los términos onerosos o gratuitos de la prestación u organización del
evento para determinar el grado de responsabilidad civil de resarcimiento, razonamiento que ha sido
incluido sin razón en el fallo "Mosca" (27).
En "González Centurión, Celeste Soledad c.Asociación del Fútbol Argentino s. daños y perjuicios"
el accionante sostiene como principal argumento la responsabilidad del ente organizador de la
competencia, en este caso la Asociación del Fútbol Argentino. La sentencia de la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial concluye que no estamos ante la existencia de responsabilidad
del organizador del torneo. Es así que expresa: "aunque la actora argumenta que la AFA "se sirve u
obtiene provecho" del certamen, la posibilidad de atribuirle responsabilidad refleja ante daños
ocasionados por los deportistas entre sí en el transcurso de un torneo oficial carece de suficiente
sustento jurídico..." (28). Esta consideración, si bien soslaya la importancia del provecho o
llamémoslo "rédito" que la AFA obtiene por medio de las competiciones que organiza, como
argumento no encuentra lógica jurídica ni argumental para sostener un nexo causal inequívoco para
confirmar la responsabilidad en los hechos dañosos.
En igual sentido, se expone que la atribución de responsabilidad a la Asociación del Fútbol
Argentino conforme artículo 51 de la Ley Nacional 23.184 invocado por la parte actora no
configura un supuesto de responsabilidad del organizador en el caso de lesiones derivadas de
ocasiones de desarrollo del juego. En palabras del tribunal, se expresa que "desde esta óptica, y más
allá de la literalidad del art. 51 de la ley 23.184, la obligación de seguridad atribuida al organizador
de un evento deportivo no incluye, como regla, las lesiones que se produzcan entre los propios
jugadores y que sean derivación de las vicisitudes normales del juego" (29). El tribunal explica de
manera concluyente que no existe mérito suficiente para considerar que en la norma de manera
expresa en el artículo Nº 51 o bien en una interpretación del espíritu de su articulado se considere el
hecho en cuestión como causal de atribución de responsabilidad al organizador — en este caso la
AFA—. En este sentido, a criterio del autor del artículo, la vía indicada para sostener un deber de
seguridad o responsabilidad "refleja" hubiera sido de mayor provecho atender al club deportivo que
la jugadora que propició la lesión defendía, donde eventualmente el tribunal tendría mayores
elementos técnicos y/o probatorios para acreditar algún deber o responsabilidad. En este
razonamiento se ha expresado la doctrina al considerar que "el organizador responde por sus
propios hechos, pero también por los hechos de sus dependientes e incluso terceros" (30). El
denominado "deber de seguridad" del organizador del espectáculo deportivo ya ha sido reconocido
por la jurisprudencia y por la normativa civil en la República Argentina. Es fundamental la
determinación del concepto de organizador para identificar quien tiene el eventual deber resarcitorio
ante la víctima del hecho dañoso (31).
Continúa el Dr. González Zurro en considerar que el actor "tampoco se invoca incumplimiento
específico al deber de seguridad del organizador que justifique su responsabilidad directa en este
caso" (32). El magistrado en este punto enfatiza la posibilidad de que el organizador carga con un
deber de seguridad en cuanto al torneo que organiza, el cual se encuentra expresamente previsto en
el contrato de espectáculo deportivo. El contrato de espectáculo deportivo ha sido definido como "el
contrato en virtud del cual el empresario u organizador, se compromete, a cambio del pago de un
precio en dinero y con relación al asistente, a brindarle un espectáculo deportivo en el horario, en el
lugar y bajo las condiciones que se fijen" (33).
El razonamiento de atribuir responsabilidad a las asociaciones de segundo grado o "intermedias" —
aquellas que nuclean a entidades deportivas y entre tantas otras funciones, organizan campeonatos y
torneos— ha generado discusiones doctrinarias aún no resueltas al menos con criterio unánime. Las
asociaciones de clubes no participan directamente en el espectáculo ni ejercen un control directo,
siendo estos argumentos suficientes para negarles responsabilidad. Los antecedentes
jurisprudenciales "Di Prisco" y "Zacarías" confirman esta postura, más allá que ambos casos
refieren a hechos donde el daño que origina la acción no se da en ocasión del juego —como ocurre
en el caso que motiva el artículo— (34). A los efectos del tema que invoca este artículo, es de
advertir que la naturaleza jurídica de la relación que une a los deportistas, aficionados, personal del
club y cualquier tercera persona con el organizador del evento deportivo es fundamental para
determinar el nexo causal. Así en la sentencia "Zacarías" se ha determinado "Entre el organizador
del juego y el espectador se celebra un contrato innominado que ha sido llamado de espectáculo
público, por el cual aquel se compromete implícitamente a que nadie sufra daño a causa de ese
hecho: es la cláusula de incolumidad —deber de seguridad— que se entiende incorporada
tácitamente a todo contrato en el que la suerte de la persona de uno de los contratantes, que satisface
una prestación, queda confiada a la otra parte. Por ello, el empresario del espectáculo incurre en
responsabilidad contractual si incumpliendo el mencionado deber de seguridad permite que el
espectador sufra un daño a causa del mismo espectáculo que él le ha ofrecido" (35).
En la otra orilla, la doctrina no duda en señalar la responsabilidad en calidad de organizador a las
asociaciones deportivas de clubes —como lo es la Asociación del Fútbol Argentino en el caso—.
Resulta que estas organizaciones determinan la manera en que se disputan los eventos, lugar de los
encuentros, horarios entre otros, lo cual, sostienen, no habilita excluirlos de responsabilidad. En el
caso de AFA, no solo establece el mecanismo de disputa de los campeonatos, la forma en cómo se
desarrollan los partidos, designa a los árbitros, organiza y pone en función al tribunal de disciplina,
sino que regula lo referente a la emisión y precio de los tickets (parte del cual es destinado a un
seguro de responsabilidad civil). Esta visión llega a su postulación en una sentencia sumamente
importante en el desarrollo del pensamiento civil en materia de responsabilidad en la República
Argentina: el denominado fallo "Mosca". En el mencionado antecedente, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación establece que la Asociación del Fútbol Argentino era responsable por las
lesiones ocasionadas a una persona que, sin ingresar al estadio, pero se encontraba "en ocasión" del
espectáculo. Se determinó que se acreditó la calidad de organizador y "beneficiario de dicho
espectáculo" que ostentaba la Asociación del Fútbol Argentino (36). El leading case es resuelto con
consideraciones acerca de que la AFA era responsable en su rol de organizador, quien debía brindar
seguridad entendida como "un valor que debe guiar la conducta del Estado, así como a los
organizadores de actividades que directa o indirectamente se vinculan con la vida o la salud de las
personas" (37).
Como se observa, los precedentes jurisprudenciales expuestos refieren a hechos que ocurrieron
fuera del campo de juego, es decir, no se originaron producto del desarrollo del juego propiamente
dicho —situación que si ocurre en el caso que motiva el análisis en este artículo—. Sin perjuicio de
ello, el valor de los argumentos y la exposición de las conclusiones para arribar a la responsabilidad
o no de las asociaciones nacionales es lo que materializa la necesidad de su exposición. No
pareciera posible ubicar en alguna de los supuestos expuestos al caso en análisis, puesto que no
condensan identidad fáctica en absoluto, lo cual no quita en arribar a la consideración de que la
Asociación del Fútbol Argentino, dadas las circunstancias del caso, no ostenta responsabilidad en
cuanto a los daños sufridos por el accionante.
A fin de considerar todos los aspectos que confluyen en un espectáculo deportivo, nos encontramos
con el importantísimo rol que cumple el Estado en cuanto a brindar la seguridad, en especial en el
caso del fútbol. El deber de brindar seguridad que recae sobre el Estado (no contemplado como tal
en el precedente "Mosca") se presenta en el artículo 42 de la Constitución Nacional y se materializó
en la Ley Nacional 20.665, el decreto 1466/97 y el decreto 159/03 donde se dispone la ejecución del
Programa de Seguridad en los Espectáculos dependiente del Ministerio de Justicia, Seguridad y
Derechos Humanos entre otros (38).
VI. La responsabilidad extracontractual del Estado en materia deportiva
En materia de responsabilidad extracontractual, el Estado toma un rol protagónico ante los daños
ocasionados ante eventuales omisiones antijurídicas. Es así que en los antecedentes ya citados en la
presente obra —"Fallo Zacarías" y "Fallo Mosca"— se analizan en particular la responsabilidad del
Estado provincial en espectáculos deportivos, pero desde una óptica de "falta se servicio" (39). A
los fines de determinar cuando existe un deficiente servicio, se debe determinar: a) la naturaleza de
la actividad; b) los medios con los cuales cuenta el servicio; c) el "lazo" o naturaleza de la relación
que une o vincula a la víctima con el servicio y d) el grado de previsibilidad del daño, en caso de
que exista.
En ambos precedentes, La Corte Suprema rechaza los planteos de la responsabilidad del Estado en
razón de que no se advierten acreditados los extremos. Particularmente, en el recordado "Fallo
Mosca", la Corte expone que existen aquellas omisiones a mandatos expresos y determinados "en
una regla de derecho" en los que puede identificarse una evidente ausencia de servicio y las
ocasiones donde el Estado se encuentra "obligado" a cumplir una serie de objetivos fijados por la
ley de manera general e indeterminada, como un decálogo de propósitos a lograr en la mejor
manera posible (40).
Es importante considerar que todas las actividades humanas —incluidos los eventos y
competiciones deportivas—, acontecen y se desarrollan en circunstancias diferentes. No podría
exigirse al Estado de igual manera el deber de cuidado o control sobre todas las actividades. Es así
que Marienhoff señala que el ejercicio del poder de policía no puede exigirse con idéntica
intensidad, debido a que esto depende de las circunstancias de cada caso en concreto. Por ello, el
poder de policía es circunstancial, contingente, no es uniforme en todos los supuestos (41).
No parece práctico confundir el rol que el Estado cumple al ejercer el poder de policía sobre las
actividades humanas. No sería posible considerar al Estado como un "eterno asegurador de todos
los daños" (42).
VII. Responsabilidad civil deportiva. Deportes riesgosos y no riesgosos
Es de advertir que la práctica de los deportes presenta ciertas disciplinas las cuales son considerados
de "riesgo" (como son el boxeo, alpinismo, el paracaidismo entre otros), los cuales requieren en
general mayor destreza humana para realizarlas. La palabra "riesgo" en el diccionario oficial de la
Real Academia Española, lo identifica como "contingencia o proximidad de un daño" (43), lo cual
indica que el deporte considerado de "alto" riesgo refiere a aquellas disciplinas donde el daño que
puede ocurrir en la persona del deportista —principalmente—, sus asistentes o público es mucho
más probable. En este orden de ideas se llega a la conclusión de que la clasificación de los deportes
en cuanto a los riesgos que implican se encuentra dada por la exposición física y psicológica que la
persona desarrolla para su práctica.
Se ha sostenido que algunos deportes implican violencia ejercida sobre las personas, de forma
directa o inmediata, como el caso de box, lucha libre, artes marciales e inclusive el rugby. En otros
casos nos encontramos ante la prevalencia de la técnica, el arte o la destreza, sin que ello implique
un riesgo patente para del deportista, tal son los casos del golf, el tenis de mesa, el atletismo,
natación entre otros. Finalmente, en una instancia intermedia se encuentran los deportes del
fútbol, hockey, básquetbol por nombrar algunos deportes, los cuales tienen implícita una violencia
inmediata o eventual, ya que el contacto físico es habitual, pero dichas acciones suelen ser
calificadas como antirreglamentarias (44).
En la doctrina italiana se ha clasificado a los deportes como de "violencia necesaria" de "violencia
posible" y los "no violentos". En el primer lugar encontramos los calificados como "violencia
necesaria", donde la violencia y la constricción física son condiciones elementales para tales
deportes, en esta categoría se ha ubicado a deportes como el box, el judo, entre otros.
Seguidamente, se ubican los deportes de "violencia posible" donde la violencia está prohibida —a
través de reglamentos—, pero el contacto es necesario, como en el fútbol, rugby, entre otros.
Finalmente encontramos los deportes "no violentos", donde no se encuentra previsto el contacto
físico de los deportistas tales como los deportes del golf, tenis o gimnasia de cuerpo libre (45).
En el marco del reciente fallo que origina este análisis, es importante analizar cuál es el "riesgo
permitido" en cada deporte o disciplina particular. No sería práctico ni lógico atribuir el mismo
riesgo permitido a todos los deportes, ya que cada uno presenta reglas y destrezas diferentes (46).
Más allá de la existencia o no del mencionado riesgo o la posibilidad de daños en mayor o menor
medida, el deportista no ingresa a la competición a los fines o con ánimo de ser lastimado
físicamente, ya sea en deportes individuales o grupales. En este sentido, si bien se podría arribar a la
consideración de que existe una relativa conciencia de que la práctica del deporte implica la
exposición a lesiones, en definitiva el deportista conoce de antemano su oficio y lo que conlleva su
práctica. Sin embargo, a los fines del desarrollo de las competiciones existe un consentimiento
previo —eminentemente reglamentario—, informado y aceptado a través de los reglamentos de
cada deporte, lo cual el deportista no puede desconocer.
VIII. El Código Civil y Comercial y la "Asunción de los riesgos"
En razón de la "poca" o aún insuficiente cantidad de sentencias que existen con la aplicación lisa y
llana del Código Civil y Comercial de la Nación, la mayoría de los precedentes jurisprudenciales de
los cuales la doctrina y los magistrados se sirven para construir sus conclusiones y teorías deviene
de la aplicación del "Código de Vélez" (denominación adquirida en base al apellido del ilustre
jurista quien fuera su creador). Con la sanción y posterior aplicación del Código Civil y Comercial
de la Nación se han regulado institutos nuevos, lo cual implica una explicación detallada de tales
efectos.
Importa a este estudio la figura del deber de prevención —incorporado con el Código Civil y
Comercial de la Nación— y el obrar de buena fe en las relaciones jurídicas. Ambos, a criterio del
autor, constituyen pilares fundamentales de todo comportamiento ausente de reproche jurídico. A
los mencionados institutos, nos ocuparemos en el próximo apartado, al servicio de la buena
estructura argumental del artículo.
El Código de Vélez o Código Civil distinguía en responsabilidad contractual y extracontractual.
Distinción fundamental en lo relacionado a la atribución de responsabilidad civil del club
empleador en caso de una lesión de alguno de los jugadores de su plantel. En este sentido, ha sido la
jurisprudencia que se ha expresado en razón de que no existía responsabilidad en caso de que el
vínculo entre el club y el deportista era "amateur" (47) en igual sentido el autor Enrique Pita (48).
El Código Civil y Comercial de la Nación Argentina contiene los artículos 1719 y 1720, los cuales
regulan la aplicación del concepto de "aceptación de los riesgos". El primero de ellos establece:
"Asunción de riesgos. La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de peligro no
justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las circunstancias del caso,
ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente el nexo
causal" y el segundo postula "Consentimiento del damnificado. Sin perjuicio de disposiciones
especiales, el consentimiento libre e informado del damnificado, en la medida en que no constituya
una cláusula abusiva, libera de la responsabilidad por los daños derivados de la lesión de bienes
disponibles". Es este último el que el tribunal toma como suyo para sostener la ausencia de
responsabilidad del organizador.
De la armónica interpretación de ambos preceptos, podría arribarse que la aplicación de la teoría de
la asunción de los riesgos exonera de responsabilidad, dado que interrumpe el nexo causal, con las
notas importantes de que el consentimiento debió ser libre, informado y no abusivo (49).
Es el artículo 1757 del CCyC donde se establece la regulación acerca de las cosas y actividades
"riesgosas" cuando dice "toda persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las
cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios
empleados o por las circunstancias de su realización. La responsabilidad es objetiva. No son
eximentes la autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el
cumplimiento de las técnicas de prevención". La inclusión de la regulación acerca de las cosas y
actividades riesgosas trae aparejada la responsabilidad objetiva que pudiera ser imputada al
organizador (50). De hecho, la imputación de la responsabilidad objetiva al organizado de un evento
deportivo ha sido evaluada en diferentes sentencias (51).
IX. Lesiones de deportistas en el marco de encuentros oficiales
Con mayor frecuencia se presentan lesiones cuando un deportista se encuentra durante el desarrollo
del mismo juego, sea por la acción del jugador del equipo rival o bien por un jugador de su mismo
equipo o selección (52). Al ser un deporte de fricción o contacto, eventualmente pueden suceder
varios supuestos de daños de los deportistas. Es así que las acciones se diferencian en la gravedad
del daño, la intención del perpetrador de los hechos o bien simplemente la calidad de reglamentaria
o antirreglamentaria de la acción. A estos fines se ha elaborado una serie de elementos que se deben
valorar de cada acción, a los fines de determinar la calidad de una acción dañosa (53).
Como ya se ha expresado, los deportes necesariamente deben contar con una autorización estatal
para competir en destreza. Así, en el denominado fallo "Cotroneo", precedente originario de la
Cámara Nacional Civil, Sala D, se ha subrayado con precisión los las características que conlleva la
conformidad estatal administrativa de prácticas deportivas, expresando que "se otorga teniendo
principalmente en cuenta que el ejercicio del deporte no implique normalmente riesgos graves o
excesivos para la vida o la integridad física de los jugadores, según la índole de aquel y la especial
preparación atlética de estos. La autorización otorgada por autoridad competente (nacional,
provincial o municipal, según su respectiva jurisdicción) para el ejercicio de un deporte con
aprobación de las reglas de juego es, por otra parte, un acto o —reglamento de policía—
administrativo y tiene, por ello, carácter y fuerza de ley. De tal manera, entendemos que, cuando se
trata de deportes que entrañan riesgos de golpes y daños para los participantes, la licitud consagrada
para el ejercicio cubre las consecuencias corrientes y ordinarias de este ejercicio, incluso, por tanto,
las de infracciones que son también normales en el respectivo deporte" (54). En igual sentido se han
pronunciado otros tribunales de diferente jurisdicción en coincidencia acerca del criterio de
autorización estatal de los deportes (55).
Además, la autorización del ejercicio de la disciplina por parte del Estado indica estimulación a su
desarrollo y práctica en la población a través de sus políticas públicas (56).
Existe consenso acerca de considerar la ausencia de responsabilidad cuando el competidor que
ocasiona lesiones a otro deportista lo hace dentro y en el marco del respeto o seguimiento de las
reglas del juego del deporte. Situación diferente se presentaría en el caso de que la lesión ocurriera
por fuera del deporte reglamentado (57).
Otra interpretación interesante radica en el denominado "deber de prevención del daño", con
recepción en el artículo 1710 del Código Civil y Comercial de la Nación (58). El mandato
codificado exige que las acciones de los sujetos deben ser de buena fe y en miras a evitar causar
daño a terceros. Condición que podría asimilarse al desarrollo del juego en un deporte en razón de
la estricta convivencia que existe entre deportistas, especialmente en deportes colectivos como el
fútbol. Este precepto, a criterio del autor, confiere una herramienta de suma importancia para la
valoración de la conducta de los sujetos que participan en encuentros deportivos (entiéndase
jugadores de fútbol, rugbiers, entre otros). Asimilar un concepto básico de convivencia social, pero
que ahora se encuentra debidamente codificado, reporta una lógica de actuación ineludible.
La doctrina ha reflexionado sistemáticamente acerca de si es correcto imputar responsabilidad al
club empleador del deportista por los daños o lesiones que pudiere sufrir en el desempeño de su
actividad deportiva; o si existen consideraciones legales para sostener el reproche civil al club
empleador por el daño que sufra por fuera de su participación en los eventos deportivos de
calendario oficial, es decir, por ejemplo en los casos de lesiones en entrenamientos o en encuentros
denominados "amistosos".
Ante estos escenarios, debemos advertir que el primer interrogante puntual, se aborda con base en
dos corrientes claramente diferenciadas: la primera que sostiene la responsabilidad en brindar
seguridad al deportista existe y se sustenta en la relación de las entidades deportivas y sus
jugadores, en el marco de los reglamentos y estatutos (postura que es confirmada por Mosset
Iturraspe, Alterini, Ameal, entre otros); y la segunda postulación que entiende que ese deber de
seguridad no se encuentra implícito en la relación de los deportistas y las entidades deportivas, sino
que debe ser prevista para surtir efectos (defendida por Brebbia, Borda, Llambías, entre otros) (59).
Este singular bipartidismo lleva a considerar que la autorización estatal de ejercicio del deporte y la
asunción de los riesgos puede ser morigerada, en razón del deber de seguridad que pudieran los
clubes tener en razón de sus futbolistas registrados.
En el caso del supuesto de lesiones o daños que el deportista sufra durante el desarrollo de los
entrenamientos, encuentros amistosos, ello no se encuentra controvertido, debido a que se encuentra
expresamente previsto en el Convenio Colectivo de Trabajo la obligación de cuidado del club al
deportista, proveyendo d ellos cuidados médicos necesarios para su correcto desempeño en la
actividad deportiva (60). El artículo 17 del Convenio Colectivo mencionado aborda el deber de
cuidado médico que reposa sobre el empleador —club— hacia el deportista "por lesión producida
en partido o en práctica de su club o en el trayecto entre su domicilio y el lugar de trabajo". Luego
añade "debidamente comprobada", exposición que no presenta una técnica jurídica destacada, en
vistas a que toda imputación de responsabilidad o deber jurídico debe ser sometida a examen
judicial y en su caso sostenida a través de elementos probatorios en caso de ser controvertida.
Existen diferentes teorías que tratan de explicar la justificación de la conducta que produce la lesión
(conducta dañosa o acción lesiva). Es así que se ha considerado el análisis en profundidad acerca
del caso fortuito o fuerza mayor como dos elementos que en caso de configurarse, eximen de
responsabilidad al sujeto que ocasionó el daño. El primero —caso fortuito— se configura cuando el
hecho es insuperable, irresistible y a todas vistas insalvable. Se debe llevar adelante todas las
diligencias posibles para evitarlo, de no ser así, no se configura el caso fortuito como tal. Tales
razonamientos son habituales en precedentes judiciales, inclusive de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación Argentina (61).
Tomando en cuenta la lógica que persigue la configuración de las lesiones deportivas, adhiero a las
reflexiones de Orgaz, en cuanto a la primera y fundamental distinción que debe hacerse en cuanto a
la calidad de las acciones. Es así que debe identificarse con claridad si las lesiones provenían de
acciones "usuales" de cada práctica deportiva y si habían sido producidas dentro del marco
reglamentario del juego. Además, debe exceptuarse de responsabilidad al accionante aún graves y
"no corrientes" (tales como fractura de huesos), considerando la particularidad del deporte dentro de
los reglamentos de juego o incluso en el marco de acciones susceptibles de ser infracciones, pero
donde operan el caso fortuito o fuerza mayor (62) .
X. Reflexiones finales
Los acontecimientos que pudieran ocurrir en el campo de los deportes configuran un riesgo en sí
mismo. Es la exposición física, la que eleva el riesgo de daños en el durante el desarrollo de
actividades deportivas. El ejercicio de una disciplina deportiva o la práctica de un deporte requieren
destrezas, entrenamiento y hasta en ocasiones cualidades físicas biológicas o adquiridas, las cuales
determinarán el éxito o regularidad del deportista en la competición, y llegado el caso, su éxito.
La existencia de un hecho que ocasiona lesiones de diferentes grados o gravedad a otro deportista
no es un acontecimiento extraño ni remoto, sino todo lo contrario, habitual y posible. Esto responde
a que los deportes colectivos son considerados de fricción o contacto y los individuales de
exposición y exigencia física. En estos términos, son los diferentes reglamentos de los deportes los
cuales prevén tales circunstancias y sancionan de acuerdo con la gravedad del hecho, agotando así
las funciones disciplinarias. Por lo tanto podemos sintetizar la existencia de diferentes "grados de
contacto": a) aquellos que producen lesiones pero en el marco de las reglas del juego, b) aquellos
que producen lesiones dañosas y su consecuente responsabilidad disciplinaria y/o responsabilidad
civil —o en su caso penal—. En este último caso, estaríamos ante una acción pasible de reproche,
que excede al reglamento —o que se encuentra prohibida—. La dificultad se encuentra en
determinar cuándo se configura uno y otro extremo, y en su caso, quienes son los responsables.
La sentencia "González Centurión, Celeste Soledad c. Asociación del Fútbol Argentino s. daños y
perjuicios" expone en gran medida las conclusiones habituales en cuanto a la aplicación lisa y llana
de la teoría de la "asunción de los riesgos" o "consentimiento de la víctima". Teoría que indica, a la
luz de las razones y hechos expuestos en el caso, que es suficiente para desterrar la responsabilidad
del organizador en una lesión ocurrida en ocasión de juego. Visto el desarrollo de los hechos, no es
sobreabundante decir que el tribunal probablemente hubiera tenido mayores elementos de hecho y
de derecho para resolver si desde la parte actora se hubieran ofrecido medios de prueba suficientes,
deficiencia que determinó el naufragio de determinadas pretensiones. Además, accionado contra la
deportista agresora —quien no fue identificada, conforme se desprende de la sentencia— o el club
de registro de la futbolista, se podrían haber alegado mayores razonamientos en torno a la
aplicación de otras previsiones codificadas como el "deber de prevención de daño". A lo largo de
sus considerandos la sentencia nuevamente confirma la postura doctrinaria mayoritaria en torno a la
imposibilidad de acreditar la responsabilidad del organizador de eventos deportivos cuando el hecho
lesivo ocurre en ocasión de juego. No pareciera sustento suficiente el hecho de deber de seguridad
que reposa sobre el organizador para sostener que tiene responsabilidad por todos los hechos lesivos
que ocurra en ocasión de juego entre los deportistas. Esta situación no excluye en medida alguna
una evolución doctrinaria y jurisprudencial diferente para el futuro que considere de manera
positiva al organizador como agente responsable. En el presente caso, no se advierte posible
imputar de una eventual responsabilidad extracontractual al Estado —municipal, provincial o
nacional—. Puesto que la organización del evento no condicionó o influyó en manera alguna en los
hechos que configuraron el daño a la actora.
La responsabilidad civil deportiva reviste un abanico de supuestos con eventuales en razón de las
características de cada caso. La amplitud y dimensión del tema hacen imposible su abordaje con la
debida prudencia y profundidad. Los institutos civiles de los cuales se sirve el derecho deportivo
para razonar todos los eventuales supuestos de responsabilidad que pudieran darse, exigen recurrir a
los volúmenes de destacados autores. Los cuales, muchos han sido citados en la presente obra.
La complejidad del contexto donde se desarrollan los eventos deportivos (por su masiva
concurrencia, volumen económico e importancia social) hacen que la norma constantemente
enfrente nuevos desafíos de cobertura legal. La protección de la integridad de todos los sujetos de
derecho que aportan su cualidad humana y profesional en los eventos deportivos es el motivador de
todo razonamiento.
(A) Abogado (UCA Santa Fe). Magíster en derecho, Maestría de Derecho Empresario (Univ.
Austral). Especialista en Procedimiento Tributario y Previsional (UNLAM). Diplomado en Derecho
Procesal Civil y Litigación Oral (Univ. Austral). Diplomado en Historia y Derecho del Deporte
(Univ. Austral). Diplomado en Derecho Bancario y Finanzas Corporativas (Univ. Austral).
(1) El término organizador es tomado desde la Ley Nacional Nº 23.184. El artículo 45 establece los
que ofician de "organizador" en los términos y alcances de la ley "...los miembros de comisiones
directivas, dirigentes, empleados o dependientes de las entidades participantes o que organicen los
espectáculos deportivos, sean oficiales o privados".
(2) Cfr. FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón, "El Fundamento de la Responsabilidad Civil Deportiva",
Revista de Derecho Themis Nº 19, 1991, p. 67 citando a MAZEAUD, Henri y León - TUNC,
André. "Tratado Teórico y Práctico de la Responsabilidad Civil Delictual y Contractual", Ediciones
Jurídicas Europa-América. Buenos Aires. Argentina. 1977, Tomo l. Volumen 11. Numeral 523-2,
ps. 207 y ss."...dentro de la Doctrina Intermedia en materia de responsabilidad, encuentran el
fundamento de la responsabilidad civil proveniente de accidentes deportivos en la culpa y, aun
cuando no toman partido expreso en este sentido, a través de críticas a las posiciones de Savatier y
Savignac, parecieran inclinarse por la naturaleza extracontractual de esta responsabilidad. Así,
admiten la responsabilidad de un jugador cuando, a través de su juego, infringe los reglamentos que
norman la disciplina deportiva; pero, más aún, admiten la posibilidad de que un juez falle la
responsabilidad civil de un jugador cuando, respetando los reglamentos que norman la disciplina
deportiva, ha causado un daño a otro; sea por resultar dichos reglamentos insuficientes o, por no
haber sido sancionada su conducta dañosa como falta durante el juego [...]".
(3) Cfr. FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón, "El Fundamento de la Responsabilidad Civil Deportiva",
Revista de Derecho Themis Nº 19, 1991, p. 67 citando a: MESSINEO, Francesco, "Manual de
Derecho Civil y Comercial", Ed. Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, Argentina, 1979. Tomo
VI Numerales 162, acápites 13 al 15, y 169, acápite 37, ps. 205. 206 y 545. "...encuentra el
fundamento de la responsabilidad civil deportiva en el factor atributivo riesgo (actividad peligrosa),
siendo la naturaleza de esta responsabilidad contractual, proveniente de la violación del contrato
innominado de competición deportiva".
(4) La interpretación del árbitro -referee-, se basa en la aplicación del reglamento y el criterio
interpretativo que aplique de tales disposiciones. En el caso en cuestión, la interpretación fue que no
existió accionar contrario al reglamento. Pareciera ser un criterio sumamente laxo en relación a los
acontecimientos ocurridos con posterioridad en el marco de la justicia civil Inglesa, pero ello debe
ser analizado en razón de los elementos que ambos juzgadores contaron para elaborar una decisión.
El árbitro con tiempo acotado de resolución, sin posibilidad de evaluar otras pruebas más que su
impresión ocular del hecho. En cambio, en el marco de un proceso civil, existe amplitud probatoria,
mayores plazos y elementos para valoración de la calificación y/o responsabilidad de los sujetos,
además de una formación en derecho sustantivo y adjetivo con la cual los árbitros no cuentan.
(5) KRSLJANIN, Luka, "Fulham FC V Jones: When Is There Civil Liability For Causing A Serious
Injury In Football?", Law in Sport, 2022, Disponible en:
https://www.lawinsport.com/topics/item/fulham-fc-v-jones-when-is-there-civil-liability-for-
causing-a-serious-injury-in-football?
highlight=WyJjaXZpbCIsImxpYWJpbGl0eSIsImluanVyaWVzIl0= . Disponible el: 06/06/2023.
Traducción de mi autoría. "The first instance judge concluded that it "does not matter that Harris
did not intend to injure the claimant or that in a general sense it can be said the tackle was made in a
fast moving heat of the moment context... [It was] a serious error of judgment to make the tackle in
the way he did, going beyond the kind of mis-judgments, mis-timings and relatively minor or
momentary lack of care which all players have to accept as an inherent risk of the game not
amounting to negligence" [...].
(6) Ibidem, KRSLJANIN, Luka, "Fulham FC V Jones: When Is There Civil Liability For Causing
A Serious Injury In Football?". Trad. de mi autoría. "The standard of civil liability is set at a
materially higher level than a mere breach of the rules of the game. It is clear from earlier
authorities that liability will be established only in exceptional cases and, per the leading case of
Caldwell v Maguire & Fitzgerald [2002] PIQR P6, Lane J held that, in directing himself that "actual
serious foul play 'that endangers the safety of an opponent or uses excessive force or brutality' [a
defined term in the rules of the game] would very likely amount to negligence..." [...].t is absolutely
vital —and legally necessary— for a judge considering a sports injury claim to have regard to the
context and realities of a fast-moving, competitive game of sports. The court must not consider the
question in a vacuum or with the benefit of hindsight: see paragraphs 17-24 which contain a useful
summary of the earlier case law in this area. As Lane J observed at paragraphs 66-67 of his
judgment: "The result of [the first instance judge's] error can most clearly be seen in the following
passage from the concluding paragraph 66 of the judgment: "I consider what Harris did was a lunge
within the meaning of the definition of serious foul play in paragraph 18 above and in any event, it
endangered the claimant's safety. It does not matter that Harris did not intend to injure the claimant
or that in a general sense, it can be said the tackle was made in a fast moving heat of the moment
context" [...]."Finally, Lane J emphasised that, as a matter of law, the court must give some
consideration to the reactions (or lack of reactions) of the referee adjudicating the football match in
the heat of the moment. The first instance judge had expressly refused to take into account the
referee's decision not to call for a foul or issue a booking, remarking that this was a "puzzle"and that
the referee had plainly made an error..." [...].
(7) En el reciente caso "Czernuszka v King" EWHC 380 (KB), del 23 febrero del año 2023 donde
The High Court of Justice determinó que debe existir un "gran deber de cuidado" (degree of care)
en el ejercicio del deporte del Rugby, más allá de la naturaleza de contacto en específico. Más allá
de las razones en detalle que llevaron al tribunal a concluir que el deporte no se encuentra exento de
la ley de la negligencia. Lo interesante del pronunciamiento son las calificaciones que toma, tales
como "desprecio imprudente por la seguridad del reclamante", dado que la intervención ocasionó en
el demandante una grave lesión en la médula espinal que la dejó parapléjica. En el caso se observan
determinadas conductas que sustentan la posición negligente del denunciado. Disponible en:
https://www.bailii.org/ew/cases/EWHC/KB/2023/380.html Disponible el: 09/06/2023.
(8) Así es el caso "Condon v Basi" 1 WLR 866, del año 1985. Se resalta la importancia del
"razonable cuidado" en atención a las "especiales circunstancias" en las cuales el deportista se
encuentra "ubicado": "all reasonable care taking account of the circumstances in which you are
placed, which in a game of football are quite different from those which affect you when you are
going for a walk in the countryside".
(9) Cfr. GRANELLI, Carlo, "La responsabilidad civil en el ejercicio de actividades deportivas. La
experiencia italiana", publicado en: RCyS 2012-VIII, 287, Thomson Reuters La Ley Next.
(10) La normativa regula el régimen penal y contravencional en caso de violencia acaecida en
espectáculos deportivos. La normativa regula las conductas de carácter penal y/o contravencional.
Es así que contiene previsiones acerca de conductas culposas o dolosas en el marco de la
organización o el desarrollo de un encuentro deportivo. Difícil es considerar que la norma prevé la
responsabilidad de una asociación deportiva en el caso de una lesión que ocurra durante el juego,
más aún en el caso de que el hecho ocurra en condiciones de disputa naturales del deporte, es decir,
sin el uso de dispositivos o elementos extraños para la práctica y con potencial para dañar. Por tal
motivo, la referencia a la norma no encuentra sustento suficiente para el autor, de manera que no
configura la responsabilidad de la asociación nacional.
(11) CNCiv., sala M, "G. C., C. S. c. A.F.A. A. del F. A. s/ Daños y perjuicios", 20/08/2022. TR
LALEY AR/JUR/98356/2022"... considero necesario previamente calificar jurídicamente la
actividad deportiva desplegada y determinar, recién a partir de allí y según las circunstancias
particulares del caso, si existió reproche en el juego propiamente dicho o algún incumplimiento del
organizador frente a la deportista lesionada, y por el que pueda responsabilizarse a la demandada,
ya sea por vía indirecta o directa" [...].
(12) CNCiv., sala M, "G. C., C. S. c. A.F.A. A. del F. A. s/ Daños y perjuicios", 20/08/2022, TR
LALEY AR/JUR/98356/2022.
(13) Cfr. MÁRQUEZ, José Fernández, "Temas de Derecho Deportivo", "Daños sufridos en las
Prácticas Deportivas", Alveroni Ediciones, Córdoba Argentina, 2014, p. 174. El autor expone los
lineamientos básicos de la teoría que a criterio del autor, sostiene el normal funcionamiento del
deporte a nivel mundial. La asunción de los riesgos, en base a un consentimiento previo, justifica en
gran medida la adopción de los reglamentos federativos y de las ligas. La ausencia de un criterio o
teoría en este sentido devendría en una probable explosión de acciones judiciales, lo cual
desestabilizaría la normal práctica de los deportes y autonomía de los órganos disciplinarios
deportivos.
(14) MÁRQUEZ, José Fernández, "Temas de Derecho Deportivo", "Daños sufridos en las Prácticas
Deportivas", Alveroni Ediciones, Córdoba Argentina, 2014, p. 175, citando a BUSTAMANTE
ALSINA, Jorge, "Teoría General de la Responsabilidad Civil", Abeledo Perrot, Buenos Aires,
2003, 9ª ed. ampliada y actualizada, p. 553.
(15) Ibídem, CNCiv., sala M "G. C., C. S. c. A.F.A. A. del F. A. s/ Daños y perjuicios", ob. cit.
Voto Dr. González Zurro. "Dentro de la variedad de alternativas que los accidentes deportivos
pueden generar, me circunscribiré al que originó este juicio, es decir, el daño ocasionado entre
jugadoras profesionales durante un partido, en el marco un certamen oficial de un deporte por
equipos y reglamentado. Es de aquellos donde hay contacto físico, aunque eventual. Por eso, si bien
el fútbol es una actividad riesgosa, se encuentra entre los deportes considerados como de menor
riesgo, junto al básquet y al hockey, entre otros". [...]. Citando a: PITA, Enrique M., "La
responsabilidad civil deportiva", Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2015, p. 256; íd., "La asunción de
riesgos. Su tratamiento en el Código Civil y Comercial de la Nación", SJA 13/05/2015, 3, JA, 2015-
II-1105; SFERAZZA, Mauro, "La scriminante sportiva nel gioco del calcio", Rivista di Diritto ed
Economia dello Sport, Vol. IV, Fasc. 3, 2008, p. 52; CNCiv., Expte. 41.277/2015, "González, Paola
S. c. Universidad Nacional de José C. Paz y otro s/ daños y perjuicios", 03/06/2020, voto de la Dra.
Benavente.
(16) Ibídem, CNCiv., sala M, "G. C., C. S. c. A.F.A. A. del F. A. s/ Daños y perjuicios". "Hay
consenso en doctrina y en la jurisprudencia en que los daños que puedan provocarse entre sí los
participantes de una actividad deportiva no generan, por regla, responsabilidad civil... Se han
propuesto diversos fundamentos para sostener la afirmación precedente... se basa en que es una
actividad lícita, donde el Estado no solo la autoriza sino que la incentiva, tanto por la utilidad social
que representa como por los efectos positivos que produce sobre el bienestar y la salud en general
de la población". [...].
(17) Ibídem, CNCiv., sala M, "G. C., C. S. c. A.F.A. A. del F. A. s/ Daños y perjuicios". "En tales
condiciones, admitido como fundamento —juntamente con la autorización estatal— la asunción
voluntaria del riesgo normal del juego inherente a la específica actividad deportiva ejercitada, opera
una causa de justificación idónea para superar la antijuridicidad de la conducta (14). A esta misma
solución llega Orgaz, al señalar que las lesiones o daños derivados de los riesgos inherentes al
ejercicio normal de un deporte autorizado, están de antemano justificados como la actividad misma
de que proceden (causa de justificación)" [...].
(18) Cfr. ABREU, Gustavo A., "La responsabilidad civil del futbolista que lesiona a un contrincante
en un lance del juego. Comentario al caso "Pizzo c/ Camoranesi", Revista de Derecho del Deporte,
ed. 4, 2013. "La aceptación de riesgos como factor que permite atribuir el daño a la propia víctima,
es una creación de la jurisprudencia francesa de mediados del siglo XIX y se configura cuando una
persona se expone en forma consciente y voluntaria a un peligro específico creado por otro"
(19) VILLAGRÁN, Santiago, "Algunas consideraciones sobre la responsabilidad por el accidente
deportivo ¿Un típico ejemplo de caso fortuito?", Derecho Privado, 2014, p. 10, Revista Jurídica
UCES. Disponible en: http://dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/handle/123456789/2493, citando a:
CCiv. y Com. de Córdoba, Sala 8ª, 01/03/2001, "Zárate, Gustavo F. c/ Asociación Cordobesa de
Fútbol y otros s/ ordinario", TR LALEY AR/JUR/1083/2001; CNCiv., Sala "C", 08/08/2006.
"Caballero, Ivana M. c/ Aisemberg, Jacinta M. y otro", JA 2006-IV-80. "Cabe agregar también que,
en tanto se trate de un deporte que es ejercido voluntariamente por quien resulta damnificado, ello
le propone asumir las con secuencias del peligro natural de la actividad desplegada, y que fue quien
decidió exponerse al riesgo. No obstante, corresponde discriminar los daños que puede asumir el
deportista de aquellos que resultan ajenos al desarrollo del ejercicio de la actividad y que no se
generan en la propia práctica del deporte dentro de los reglamentos de la disciplina, es decir que son
externos al ejercicio. Así, solo hay asunción del riesgo en la medida y límite del ejercicio regular
del deporte a practica" [...].
(20) Cfr. VILLAGRÁN, Santiago, "Algunas consideraciones sobre la responsabilidad por el
accidente deportivo ¿Un típico ejemplo de caso fortuito?", p. 17. Citando a: MÜLLER, E. C., p.
142/3.
(21) CCiv. y Com., sala VI, "Ficarra Sergio Orlando c/ Pánico Ernesto Osvaldo s/ abreviado - daños
y perjuicios", 2017. Voto del Dr. Walter Adrián Simes, siguiendo precedente del mismo tribunal en
autos "Cáceres, Leonardo, Javier c/ Instituto Atlético 10 Central Córdoba - Ordinario, Daños y
Perjuicios", año 2008: "...no toda falta al reglamento conlleva antijuridicidad como elemento de la
responsabilidad civil, pero la ausencia de violación al reglamento dota de impunidad a la conducta
lesiva realizada en el marco de un deporte autorizado por el Estado" [...].
(22) En el caso "Ruarte Barbarita y otros c/ Trenes de Buenos Aires S.A. y otros s/ daños y
perjuicios", la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala A, tuvo la oportunidad de decidir a
quién cabía la responsabilidad civil en calidad de organizador del evento deportivo. Entre los
demandados solidarios se encontraban el Club Atlético River Plate, Asociación Civil Club Atlético
Vélez Sarsfield y la Asociación del Fútbol Argentino —en el marco del arts. 1 y 51 de la ley
nacional 24.192—, además de la empresa ferrorviaria (sujeto que no interesa analizar).Es así que la
Cámara revoca la decisión de la instancia inferior y sostiene que no existe responsabilidad civil de
los demandados en razón de que no se acredita el nexo causal. "El único elemento sobre el cual la
Sra. Jueza de grado pudo sustentar el mencionado nexo de causalidad es la portación de insignias de
los clubes demandados por parte de un grupo de personas que no pudieron ser reconocidas ni
detenidas. Pero el uso de emblemas solo evidencia adhesión o simpatía por determinado equipo
deportivo, sin que sea tal único elemento suficiente para establecer la relación de causalidad que
exige la responsabilidad civil..." [...]. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala A, "Ruarte
Barbarita y otros c/ Trenes de Buenos Aires S.A. y otros s/ daños y perjuicios. Disponible en:
https://aldiaargentina.microjuris.com/2022/03/04/fallos-responsabilidad-del-organizador-los-
organizadores-de-un-evento-deportivo-no-pueden-ser-responsables-por-los-danos-padecidos-por-
un-grupo-de-personas-a-15-km-de-distancia-del-estadio-y-dos-h/ . Disponible el 01/06/2023.
(23) Cfr. CNCiv., sala G, "O., Á. C/ L., J. A. y Otros s/ Daños y Perjuicios", 11/11/2020, TR
LALEY AR/JUR/55342/2020. "Con la organización del evento deportivo asumida por el
demandado, como son las competencias de caballos de carrera de gran porte, que alcanzan 70 km/h
según expuso la misma accionada, implica generar riesgos que, si se concretan en daños resarcibles
deben ser pues reparados, en virtud del deber de seguridad que dimana de la recta interpretación del
principio de buena fe contemplado en el art. 1198 del CCiv" [...]. "Si bien el jinete que monta un
caballo pura sangre de carrera asume un riesgo cierto y apreciable a priori, la aceptación del riesgo
no es por sí misma una causa de exoneración si no se demuestra una falta de la víctima, es decir que
esta ha asumido, con su participación, un rol activo en la producción del siniestro". "...cierto
consenso general, que la monta de un caballo de tales características en ocasión de un
entrenamiento para competición implica un riesgo tan ordinario y propio de la actividad, como
cierto y evidente". "Resta pues evaluar si el accidente se produjo por la concreción de un peligro o
riesgo ordinario derivado del vareo, o bien se desprendió de un peligro extraordinario". "Considero
que el evento trasunta el umbral del riesgo que necesariamente asume la persona que desarrolla la
actividad en examen". "La asunción del riesgo, por otro lado, no implica aceptar los daños, ni
predica en ello una eximente autónoma de responsabilidad... CCCN:1719 establece expresamente
que la exposición voluntaria de la víctima al peligro, no justifica el hecho dañoso, ni exime de
responsabilidad" [...].
(24) Si bien en el presente caso, se plantea el hecho del contrato de concesión al cual estaba
vinculado el club Hípico, no deja de ser un elemento crucial determinar el rol del club en este tipo
de acontecimientos. Es de advertir que el hecho aconteció en las instalaciones del club.
(25) Cfr. COPELLO, Gerónimo - CRUZ MATTERI, Juan Ignacio, "Responsabilidad Civil de los
Establecimientos Hípicos. Riesgos y daños potenciales", Revista Jurídica de Daños y Contratos, IJ
Editores Nº 20, 2019. Disponible en: https://ar.lejister.com/articulos.php?
Hash=9f55d7a578bd7960fc5b608fb42bb4f7&hash_t=99de7c4667dbc5078d4a124180d51197 .
Disponible el: 10&05/2023.
(26) Cfr. CS, "Cohen, Eliazar c/ Río Negro, Provincia de y otros s/ daños y perjuicios", 26/09/2006.
TR LALEY AR/JUR/11887/2006. La calidad de oneroso o gratuito del contrato no influye en la
responsabilidad que pueda tener la persona o empresa que presta el servicio de viaje de parapente.
En definitiva, existe un prestador de servicio, que producto de su preparación, experiencia y en su
caso autorización -estatal- garantiza un resultado, el cuál es una travesía o vuelo. "Expone que no
realiza ninguna actividad comercial y que el parapentismo supone ciertos riesgos que son asumidos
por quien practica el deporte, y destaca el carácter benévolo del vuelo. Dice que Cohen asumió esos
riesgos e incurrió en una conducta imprudente que lo exime de responsabilidad" [...]. "Bajo este
encuadre normativo, el prestador del ser vicio está obligado a preservar la integridad del pasajero y
al "pleno resarcimiento de los daños y perjuicios" que éste experimente como consecuencia del
transporte, a menos que pruebe que el accidente provino de caso fortuito o fuerza mayor, o sucedió
por culpa de la víctima o de un tercero por quien la empresa no sea civilmente responsable" [...].
(27) Cfr. ECHEVESTI, Rosario María - ZUDAIRE, Lucas José, "Responsabilidad por daños en
espectáculos públicos: Avance y retroceso"Mosca" y "Arregui", Rev. Derechos en Acción Año 3,
Nº 9, 2018, p. 392."La existencia o inexistencia de un lucro, sea un espectáculo deportivo o de otra
índole, no puede ser —creemos- determinante para imponer o desligar la responsabilidad de resarcir
un daño. La Corte parece realizar considerable hincapié respecto del beneficio económico percibido
en el caso "Mosca". Así, se resalta en el considerando octavo que "el club local, como entidad
organizadora del espectáculo deportivo por el que obtiene un lucro económico, y que a la vez
genera riesgos para los asistentes y terceros, tiene el deber de tomar todas las medidas necesarias
para que el evento se desarrolle normalmente, sin peligro para el público y los participantes".
Hubiera bastado, para el análisis de la responsabilidad civil frente al daño, referir al club en cuanto
organizador del espectáculo deportivo, sin hacer mención de la obtención del lucro económico" [...].
(28) Voto del Dr. González Zurro en autos CNCiv., sala M, "G. C., C. S. c. A.F.A. A. del F. A. s/
Daños y perjuicios", citando a: FRUSTAGLI, Sandra A., "El deportista como 'dependiente' del club
y de la asociación que los nuclea. Responsabilidad frente a daños causados. La situación de la
AFA", en Revista de Derecho de Daños, "Daño deportivo",2010-2, Rubinzal-Culzoni, p. 369;
MOSSET ITURRASPE, Jorge, "El daño deportivo, responsabilidad de su autor y de la institución",
TR LA LEY AR/DOC/10390/2001, punto II; PITA, Enrique Máximo, "La responsabilidad civil
deportiva", Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, ps. 65; 86 y ss.; FRUSTAGLI, Sandra A., "El
deportista como `dependiente' del club y de la asociación que los nuclea. Responsabilidad frente a
daños causados. La situación de la AFA", en Revista de Derecho de Daños, "Daño deportivo",
2010-2, Rubinzal-Culzoni, p. 366 y ss.
(29) Ibídem, Voto del Dr. González Zurro en autos CNCiv. Sala, M "G. C., C. S. c. A.F.A. A. del F.
A. s/ Daños y perjuicios", citando a: PITA, Enrique Máximo, "La responsabilidad civil deportiva",
Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2015, p. 143; ver asimismo argumentos similares en: TRIGO
REPRESAS, Félix A., LÓPEZ MESA, Marcelo J., "Tratado de Responsabilidad Civil", La Ley,
Buenos Aires, 2004, t. II, p. 829; BREBBIA, Roberto H., "La responsabilidad en los accidentes
deportivos", Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1962, p. 54; CCCom., Junín, "Minguilla, B. c. Club
Social Cultura y Deporte de Chacabuco", 01/03/2011, TR LA LEY AR/JUR/13655/2011.
(30) CARRASCO, Valeria A., "Temas de Derecho Deportivo", "Responsabilidad Civil por daños
sufridos por asistentes a un espectáculo deportivo", Alveroni Ediciones, 2014, Córdoba Argentina,
p. 221. "Va de suyo que el organizador es responsable cuando incumple las obligaciones
puntualmente asumidas, pero también lo es cuando el asistente sufre un daño que no tiene que ver
con las específicas obligaciones contraídas de manera concreta, puntual y publicitada... sino a su
indemnizad personal. El organizador responde por sus propios hechos, también por los hechos de
sus dependientes e incluso de terceros. "[...]. En este punto la autora reduce la responsabilidad de
resultado a una responsabilidad objetiva por parte del organizador.
(31) Cfr. BARBIERI, Pablo C., "Sobre la responsabilidad civil en los accidentes en competencias
automovilísticas", Cuadernos de Derecho Deportivo, Nº 89, AD-Hoc, Buenos Aires, 2007, p. 348.
(32) Ibídem, Voto del Dr. González Zurro en autos CNCiv., sala M, "G. C., C. S. c. A.F.A. A. del F.
A. s/ Daños y perjuicios", op. cit.
(33) CARRASCO, Valeria A., "Temas de Derecho Deportivo", "Responsabilidad Civil por daños
sufridos por asistentes a un espectáculo deportivo", Alveroni Ediciones, 2014, Córdoba Argentina,
p. 209.
(34) Los antecedentes "Di Prisco, Rosana Miriam Edith c/ Club Gimnasia y Esgrima de la Plata"
con sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el año 1994 y el precedente de
"Zacarías Claudio c/ Provincia de Córdoba y Otros-s/Sumario" también con sentencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en el año 1998. Ambos casos no resguardan similitudes fácticas a
los hechos de la sentencia de la Cámara que nos reúne, sin embargo, condensan la opinión y
conclusiones doctrinarias con sostenida aplicación en la materia. Es importante advertir la opinión
en disidencia del fallo "Zacarías", donde el Dr. Nazareno expone que "sostener que las funciones de
la AFA se agotan en organizar y diagramar los torneos oficiales de fútbol, constituye un intento
inadmisible de eludir las responsabilidades que en materia de organización, fiscalización,
prevención y disciplina se reservó para dar cabal cumplimiento a la amplia funcionalidad en el
manejo del fútbol derivados inequívocamente de su estatuto y reglamento".
(35) Cfr. CS, "Zacarías, Claudio H. c/ Córdoba, Provincia de y otros s/ sumario", 28/04/1998, TR
LALEY AR/JUR/935/1998.
(36) Cfr. CARRASCO, Valeria A., "Temas de Derecho Deportivo", "Responsabilidad Civil por
daños sufridos por asistentes a un espectáculo deportivo", Alveroni Ediciones, 2014, Córdoba, ps.
224, 225.La sentencia de referencia es "Mosca, Hugo Arnaldo c/ Buenos Aires, Provincia de
(Policía Bonaerense) y otros s/ daños y perjuicio" CSJN, año 2007. En el mencionado antecedente,
se marcó un cambio sumamente importante en la tendencia de responsabilidad a las entidades que
asocian clubes como lo es la Asociación del Fútbol Argentino. Es de recordar que, en el caso, el
damnificado (que no era futbolista ni espectador) inició acción civil contra la Provincia de Buenos
Aires, Club Atlético Lanús y contra la Asociación del Fútbol Argentino. Dicha estrategia no fue
planteada por el caso que nos reúne, lo cual genera deficiencia en la exposición argumental y
reflexiones que pudiera arribar la Cámara Civil y Comercial.
(37) OUTERELO, Norberto O., "Daños acaecidos durante el espectáculo deportivo. Lesión sufrida
por una persona en inmediaciones del estadio. Responsabilidad del organizador del espectáculo.
Responsabilidad del Estado. Responsabilidad de AFA. Derecho a la seguridad inherente a la
relación de consumo", Cuadernos de Derecho Deportivo", Nº 89, Ed. AD-Hoc, Buenos Aires, 2007,
p. 369."...la incorporación de este vocablo en el artículo 42º de la Constitución Nacional, es una
decisión valorativa que obliga a la sociedad toda a desempeñar conductas encaminadas al cuidado
de lo más valioso que existe en ella: la vida y la salud de sus habitantes, ricos o pobres, poderosos o
débiles, ancianos o adolescentes, expertos o profanos".
(38) Ibídem, OUTERELO, Norberto O., "Daños acaecidos durante el espectáculo deportivo. Lesión
sufrida por una persona en inmediaciones del estadio. Responsabilidad del organizador del
espectáculo. Responsabilidad del Estado. Responsabilidad de AFA. Derecho a la seguridad
inherente a la relación de consumo", Cuadernos de Derecho Deportivo, ps. 389 y 390.
(39) GORDILLO, Agustín - DOS SANTOS, Marcelo A. Bruno, "Tratado de derecho administrativo
y obras selectas", "El derecho administrativo en la práctica", T. 7, 1º ed., 2013, p. 662. "En dicho
decisorio el Alto Tribunal señaló que para determinar la existencia de una falta de servicio17 —es
decir "una violación o anormalidad frente a las obligaciones del servicio regular"— se debe analizar
ciertos extremos en el caso en concreto: a) La naturaleza de la actividad; b) los medios de que
dispone el servicio; c) el lazo que une a la víctima con el servicio, y d) el grado de previsibilidad del
daño" [...].
(40) Ibídem, GORDILLO, Agustín Agustín - DOS SANTOS, Marcelo A. Bruno, p. 665 y ss. "En
tal sentido, el Estado ha llevado adelante una política de seguridad y organización de los
espectáculos deportivos que se fue plasmando a través de un conglomerado de normas dictadas—en
su mayoría— con posterioridad a los hechos acaecidos en el fallo 'Mosca'" [...].
(41) Ídem, GORDILLO, Agustín - Bruno DOS SANTOS, Marcelo A., p. 667 citando a
MARIENHOFF, p. 212."...el ejercicio del poder de policía no siempre corresponde llevarlo a cabo
con la misma intensidad o amplitud, pues estos aspectos dependen ya sea del lugar, del objeto o
índole de la actividad, o de las personas, en fin, dependen de las circunstancias específicas del caso.
En lo atinente a su ejercicio, el poder de policía es contingente, circunstancial, no es uniforme, fijo
o igual en todos los casos o situaciones, varía o puede variar según el supuesto de que se trate" [...].
(42) Ídem, GORDILLO, Agustín - DOS SANTOS, Marcelo A. Bruno, p. 660.
(43) Real Academia Española RAE, disponible en: https://dle.rae.es/ .Las demás acepciones al
término riesgo que presenta el Diccionario de la Real Academia Española refieren a la disciplina de
la economía o finanzas.
(44) Cfr, CNCiv., sala L, 9/12/2021, expediente CIV 108221/2013/CA003, cons. IV. Citando a
M.I., J. y Piedecasas, M., "Responsabilidad por Daños", t. III, R.C., Santa Fe, 2009."...la temática
específica de los así llamados "accidentes deportivos" que causan daños a sus participantes,
espectadores o incluso a terceros, aunque mejor sería denominarlos "incidentes deportivos", ya que
en numerosas ocasiones —incluida la traída a conocimiento de esta S.— aquellos no son obra de la
fatalidad, sino hechos perfectamente evitables". "... algunos deportes implican violencia sobre las
personas, ejercida de manera directa o inmediata: tal es el caso del boxeo, las artes marciales, la
lucha libre e incluso el rugby. En otros prevalece la técnica, el arte o la destreza, sin que su
desempeño implique normalmente un riesgo para el deportista: así, el golf, el tenis de mesa, el
atletismo, el remo o la natación, para mencionar solamente algunos ejemplos. Finalmente, en una
categoría intermedia, existen deportes que implican una violencia inmediata o eventual —el fútbol,
el básquetbol, el balonmano, el hockey, etc.— ya que el contacto físico es habitual en ellos pero
suele constituir una falta o infracción antirreglamentaria que trae aparejada una sanción, de
conformidad con el reglamento vigente" [...].
(45) Ibídem, GRANELLI, Carlo, "La responsabilidad civil en el ejercicio de actividades deportivas.
La experiencia italiana" citando a FRANZONI, M., "La responsabilità civile nell'esercizio di attività
sportive", en La responsabilità civile, 2009, 929."...es verdad que existen deportes que reciben la
calificación de ser "de violencia necesaria" (como por ejemplo, el boxeo, la lucha, el judo, etc.) en
los que la agresión directa y el uso de la violencia o de la constricción física no solo son necesarios,
sino que incluso son la base del deporte en sí, y se es igual de verdad que existen deportes que
reciben la calificación de ser "de violencia posible" (como por ejemplo, rugby, fútbol, hockey,
baloncesto, etc.), en los que la violencia sí está prohibida, pero en los que, sin embargo, el contacto
físico entre los competidores es más que probable, con las consiguientes ocasiones de que se
produzca un daño, no es menos cierto, sin embargo, que existen no pocos deportes definibles como
"no violentos" (como por ejemplo, la natación, las actividades gimnásticas de cuerpo libre, el golf,
el tenis, etc.), en los que no está prevista forma alguna de contacto físico entre los atletas,
exactamente igual que lo que sucede en las ordinarias relaciones de la vida social. Ahora, si con
referencia a las primeras dos hipótesis (deportes "de violencia necesaria" y "deportes de violencia
posible"), puede tener algún sentido acogerse a un pretendido "consentimiento del habiente
derecho" para las lesiones que puedan derivarse para su propia integridad física, no puede decirse lo
mismo en referencia a la tercera hipótesis: la de los deportes "no violentos". [...].
(46) Ibídem, GRANELLI, Carlo, "La responsabilidad civil en el ejercicio de actividades deportivas.
La experiencia italiana", citando a Cas. 22 de octubre de 2004, nº 20597. "...la jurisprudencia
italiana afirma que "el parámetro de valoración de la responsabilidad por las lesiones sufridas por
uno de los contendientes está constituido por las 'reglas de la prudencia común'", aun teniendo en
cuenta "que la lesión de la integridad física del jugador por obra de otro participante constituye una
eventualidad contemplada y que un juego se caracteriza por sus connotaciones típicas (además de
por sus reglas y por el contexto en el que se desarrolla)". [...].
(47) CNCiv., Sala L, "D., E. R. c/ Club Atlético Boca Juniors", 18/09/2006, RCyS 2006 , 1336, TR
LALEY AR/JUR/5762/2006". "Cabe rechazar la acción de daños y perjuicios que un jugador
amateur interpuso contra un club de fútbol por la lesión que sufrió en un encuentro amistoso —en el
caso, por un golpe recibido en el tobillo—, pues dicho acto lesivo es una causa ajena al club
accionado producida por un tercero por el cual no debe responder, ya que entre las partes no
mediaba un contrato de trabajo con miras a responsabilizar laboralmente al demandado por los
accidentes que pudieran relacionarse con la idea de "riesgo profesional" [...].
(48) PITA, Enrique M., "La responsabilidad civil deportiva", Rubinzal-Culzoni, p. 109 y ss. "Como
puede verse, respecto a las lesiones sufridas por un deportista no profesional o amateur no puede
afirmarse, por vía de principio, la existencia de una obligación -siquiera tácita- de seguridad que
pueda ponerse -genéricamente y sin necesidad de valoración adicional alguna- a cargo del club para
el que ocasionalmente juega" [...]. Argumento que hace suyo el voto el Dr. Juan José Guardiola en
la sentencia citada.
(49) GARAICOCHEA, Mabel Karina, "Alcances de la autodeterminación en la responsabilidad por
los accidentes en los deportes riesgosos en el Código Civil y Comercial de la Nación", DFyP 2014,
193.
(50) Ibídem, GARAICOCHEA, Mabel Karina, op. cit."...la apreciación de la conducta del
deportista podrá centrarse en el acatamiento a las reglamentaciones del caso, en tanto definen
comportamientos esperables normalmente en la actividad deportiva que se trate. El fundamento de
esta posición se encuentra en la impronta de todo deporte en tanto importa una exigencia de
rendimiento físico e intelectual superior al estándar común y que en consecuencia, y en palabras del
Dr. Trigo Represas, la conducta del deportista debe ser apreciada con arreglo al patrón del
deportista diligente y prudente según el deporte de que se trate, que esté a tono con las especiales y
superiores exigencias implicadas por la actividad deportiva del caso. [22] Así deberán contemplarse
las reglas de la prudencia común de cada actividad, que pueden extraerse de los reglamentos
deportivos, si los hay, en cada caso o de principios generales como la lealtad deportiva o el más
genérico aún alterum non laedere" [...].
(51) Ibídem, "O. Á. c/ L. J. A. y otros s/ Daños y perjuicios"."La aplicación de la ley 23.184
(modificada por la ley 24.192), en su artículo 1 y 51, en la medida en que no predica una
diferenciación expresa entre espectadores o participantes de cualquier otro modo del espectáculo
deportivo, conduce también a establecer el análisis de los hechos desde un prisma de
responsabilidad objetiva desde la existencia de un contrato de organización, apreciado desde la
moderna acepción de un incumplimiento obligacional preexistente" [...].
(52) Ibídem, MÁRQUEZ, José Fernando, "Temas de Derecho Deportivo", "Daños sufridos en las
Prácticas Deportivas", Alveroni Ediciones, Córdoba Argentina, 2014, p. 174.
(53) En materia de responsabilidad penal o civil, podría admitirse una suerte de clasificación de
acciones, que conforme a su calificación se dividen en: a) "riesgo permitido", donde se observan las
reglas de juego. Es aquí donde se configura las "lesiones en lances de juego". En definitiva, se
configuran acciones de juego, en ocasiones lesivas, pero producto de hechos fortuitos; b) Infracción
al reglamento, responsabilidad disciplinaria y responsabilidad penal, donde encontramos 1) el
"incremento tolerable de riesgo permitido", su factor objetivo se conforma con lesiones o
infracciones leves del reglamento deportivo, no se identifica con una ilicitud civil o penal, debido a
que no hay un apartamiento excesivo de las reglas de juego. En cuanto a factores subjetivamente
eximentes encontramos "furor de juego". Además podemos advertir la aplicación del principio de
insignificancia y mínima intervención; 2) la "Responsabilidad penal por el dolo o culpa grave", que
es la instancia donde el sujeto ha perpetrado una acción prohibida por el reglamento por ser
peligrosa. Además, se observa un grado de cognoscibilidad por parte del agresor, desprecio por las
reglas de juego, incremento del riesgo permitido y el animus laedendi. Para mayor profundidad en
el tema, consultar: Cfr. DESPOUY SANTORO, Pedro E., "Temas de derecho deportivo", Córdoba,
2014. p. 279.
(54) CNCiv., sala D, "Cotroneo, Ricardo D. c. Club Atlético Banfield y otros", 17/12/1982, TR
LALEY AR/JUR/1936/1982.
(55) CCiv. y Com., Córdoba, sala VI, "Ficarra Sergio Orlando c/ Pánico Ernesto Osvaldo s/
abreviado - daños y perjuicios", 27/07/2017, TR LALEY AR/JUR/56113/2017, "... todo esquema
de responsabilidad civil se integra con los siguientes elementos esenciales: antijuricidad, daño,
relación de causalidad entre el hecho antijurídico y su consecuencia dañosa y un factor atributivo de
responsabilidad que le sirve de justificación ético-jurídica, ya sea subjetivo u objetivo. El problema
de la reparación del daño causado a otro constituye una cuestión de responsabilidad civil... el
concepto de antijuricidad es sinónimo de ilicitud (comprensivo no sólo de los casos de violación
directa de la ley sino las hipótesis de infracción del deber impuestos por la voluntad de las partes en
el contrato). El acto ilícito consiste, pues, en una infracción a la ley que causa daño a otro y que
obliga a la reparación a quien resulte responsable en virtud de imputación o atribución legal del
perjuicio. En el caso concreto resulta relevante destacar que estamos frente al ejercicio de un
deporte (fútbol), cuya práctica es auspiciada por el Estado y aún estimulada en interés de la salud
física y moral de los individuos y en el interés superior de la comunidad. Esto es indudablemente
así, no obstante que ese ejercicio suele ser causa frecuente de daños personales o patrimoniales de
un jugador a otro y, a veces, a personas vinculadas al deporte (vgr. juez o árbitro, entrenador, etc.) y
aún a meros espectadores, como es de público y notorio. Cuadra señalar, a su vez, que la práctica de
este deporte ha sido autorizada por el Estado, quien admite el ejercicio del mismo. Dicha
autorización estatal significa, por tanto, el establecimiento de un régimen especial y distinto del
ordinario" [...].
(56) El Estado entiende la singularidad que el ejercicio de destrezas y la práctica de los deportes
refiere para la salud psicofísica. Es así que direcciona recursos a través del ENARD (Ente Nacional
de Alto Rendimiento Deportivo) o asignaciones especiales para edificación de estadios, canchas,
instalaciones de clubes entre otras. El Derecho a la Salud y el derecho a practicar los deportes se
encuentra íntimamente ligado, dispuesto en Convenciones Internacionales como la Convención
Americana de Derechos Humanos, entre tantos otros.
(57) MÁRQUEZ, José Fernando, "Temas de Derecho Deportivo", "Daños sufridos en las Prácticas
Deportivas", Alveroni Ediciones, Córdoba Argentina, 2014 citando a BREBBIA, Roberto, "La
Responsabilidad en los accidentes Deportivos", Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1962, p. 174.
(58) "Código Civil y Comercial de la Nación Argentina", Ediciones Del País, 2018, Buenos Aires,
art 1710."Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no
justificado; b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para
evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la
magnitud de un daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el
valor de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa; c) no
agravar el daño, si ya se produjo".
(59) CCiv. y Com., Junín, "Rota Carlos Anders c/ Club Jorge Newbery y otro/a s/ Daños y
Perjuicios", 2022. Voto del Dr. Juan José Guardiola, citando a Dolabjian, Diego A.- Schmoisman,
Mario A. en "Apuntes y nuevas aproximaciones sobre la responsabilidad civil por lesiones
deportivas" en RCyS 2011-IX, 109, comentando el fallo de este tribunal "Minguilla, Bernardo c.
Club Social Cultura y Deporte de Chacabuco" del 01/03/2011: "Puntualmente, en relación a la
responsabilidad de las entidades deportivas por las lesiones de los deportistas, puede señalarse que
se han opuesto dos posturas, a saber: a) que dicha obligación de seguridad está implícita en la
relación de que se entabla entre las entidades deportivas y los deportistas en razón de sus estatutos y
reglamentos, amén de la que surja del contrato específico que pueda haber entre ellos (Mosset
Iturraspe, Alterini, Ameal, López Cabana, Picasso); b) que dicha obligación de seguridad no está
implícita en la relación que se entabla entre las entidades deportivas y los deportistas en razón de
sus estatutos y reglamentos, salvo manifestación expresa en el contrato específico que pueda haber
entre ellos (Brebbia, Borda, Llambías, Cazeaux, Trigo Represas)..." [...].
(60) Cfr. Convenio Colectivo de Trabajo Nº 557/09, Entre la Asociación del Fútbol Argentinoy
Futbolistas Argentinos Agremiados. Art 17. 1.3. "A prestar asistencia médica completa, incluidos
los servicios psicosomáticos y de rehabilitación, para asegurar la práctica eficiente de la actividad
laboral del futbolista" [...]. "El futbolista profesional que por lesión producida en partido o en
práctica de su club o en el trayecto entre su domicilio y el lugar de trabajo, debidamente
comprobada, no pudiere intervenir en partidos, seguirá percibiendo la remuneración convenida en
sus contratos, incluidos premios por punto ganado por la división en que actuaba en el momento de
lesionarse, hasta ser dado de alta y aunque el alta médica se otorgue después del vencimiento del
contrato" [...]. "Lo dispuesto precedentemente será aplicable para el caso que el futbolista
profesional sufra una enfermedad-accidente, o un accidente o enfermedad inculpable" [...].
(61) Ibídem, CS, "Cohen, Eliazar c/ Río Negro, Provincia de y otros s/ daños y perjuicios", 2006.
"...el prestador del servicio está obligado a preservar la integridad del pasajero y al "pleno
resarcimiento de los daños y perjuicios" que éste experimente como consecuencia del transporte, a
menos que pruebe que el accidente provino de caso fortuito o fuerza mayor, o sucedió por culpa de
la víctima o de un tercero por quien la empresa no sea civilmente responsable" [...].
(62) Ibídem, VILLAGRÁN, Santiago, "Algunas consideraciones sobre la responsabilidad por el
accidente deportivo ¿Un típico ejemplo de caso fortuito?", p. 27. Citando a ORGAZ, Alfredo, "La
Ilicitud (extracontractual)", Lerner, Córdoba-Buenos Aires, 1974, ps. 179/80. "Por eso, adherimos a
posturas como las que sustentaba Orgaz al referirse a las lesiones deportivas, quien exponía que en
el ejercicio deportivo debía distinguirse si los daños provenían de lesiones usuales de cada práctica
deportiva y si habían sido provocados dentro del marco reglamentario del juego o no, exculpando
incluso a aquellos daños que derivaran de infracciones normales o comunes. También deberían
quedar impunes los daños, aún los graves y no corrientes (muerte, fractura de huesos, conmoción
cerebral, etc.), según la índole del deporte, resultantes de acciones dentro de las normas del juego o,
incluso, frente a infracciones normales dentro del deporte, por tratarse de un caso fortuito. Ello,
claro está, siempre que no hubiesen derivado de violaciones a las reglas de juego con notoria
imprudencia o torpeza o, desde luego, intención malévola, pues en estos dos últimos se respondería
civil y penalmente" [...].

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