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Esta pregunta nos la hemos hecho muchas veces. En este blog explicamos resumidamente nuestro concepto de
derecho deportivo y las razones por las cuales reafirmamos su existencia.
Normalmente aquellos que abogan por la no existencia del Derecho Deportivo dicen que no es una rama
autónoma, sino que es que es la aplicación de todas las ramas del derecho al mundo del deporte. Por ejemplo,
dicen que cuando un equipo de fútbol contrata a un jugador profesional, el contrato no se hace bajo derecho
deportivo, sino que es derecho laboral aplicado al deporte. Lo mismo dicen cuando una asociación deportiva se
ve envuelta en un proceso de insolvencia o liquidación, en el sentido que eso es derecho civil o comercial, y
que simplemente pasa que está dentro de la industria del deporte.
Ante estos argumentos, nos encontramos desnudos, porque son ciertos. Cuando se prepara un contrato con un
jugador profesional del futbol se tiene que buscar a un laboralista y cuando se trabaja un proceso de insolvencia
es mejor llamar al abogado corporativo, no a un abogado deportivo.
Entonces, ¿si esto es cierto significa que no existe el Derecho Deportivo? La respuesta es que no. Estos
ejemplos que acabamos de mencionar entrarían dentro de la esfera del Derecho del Deporte, en tanto que,
desde nuestro punto de vista, son hechos que suceden dentro de la industria del deporte pero que son regulados
por ramas del derecho común. Sin embargo, hay una serie de asuntos que son propios del Derecho Deportivo y
que ocurren dentro de la esfera de la práctica del deporte y no dentro de la industria del deporte. Por ejemplo,
cuando se lleva un procedimiento de sanción a un atleta por dopaje. Esto no es algo que vamos a dirimir usando
el código de comercio o la ley del trabajo. No. Esto es un asunto especialmente deportivo. Lo mismo pasa con
temas como los relacionados con contratos de transferencia de jugadores, elegibilidad de un atleta para una
competición, pagos de indemnización por formación, entre otros.
Entonces, para poder afirmar que sí existe el Derecho Deportivo, hemos tenido que acudir a la definición del
Derecho del Deporte para poder contrastar sus campos de aplicación.
El Derecho del Deporte es la aplicación de ramas autónomas del derecho a la industria del deporte, mientras
que el Derecho Deportivo es el conjunto de normas que regulan la práctica del deporte.
Esta diferencia es importante porque a partir de ella podemos determinar la jurisdicción aplicable a los casos y
la autonomía del Derecho Deportivo.
Si estamos frente a un caso de Derecho del Deporte, la jurisdicción competente será que le corresponda a la
rama que regule el caso. Por ejemplo, en los casos de derechos de imagen de los deportistas, la jurisdicción
llamada a resolver los temas no es la jurisdicción deportiva, sino que es la que dirime los asuntos de derecho de
imagen general en cada país.
En cambio, si estamos frente a un caso de Derecho Deportivo, como podría ser un proceso disciplinario por
insultar a un árbitro, la jurisdicción competente será la jurisdicción deportiva.
Por último, a partir de la diferenciación entre Derecho Deportivo y Derecho del Deporte es que podemos
afirmar que el Derecho Deportivo sí es autónomo. Si no hacemos esta precisión, nos quedaríamos en la
discusión sobre si el Derecho Deportivo es una rama autónoma o si es la aplicación de distintas ramas del
derecho al hecho deportivo.
Afirmamos que el Derecho Deportivo es autónomo porque tiene sus propias normas, sus propios “tribunales”,
sus propios principios y sus propias fuentes.
Esto, a efectos prácticos es importante, ya que en los casos de derecho deportivo, hay que revisar normas
autónomas, llevarlas a una jurisdicción deportiva autónoma y entender la aplicación de principios y fuentes
diferentes a las de las otras ramas del derecho.
Actualmente nos encontramos en el proceso de publicación de un libro en el que le dedicamos todo un capítulo
a esta discusión. Así que los invitamos a estar atentos para que nos hagan saber sus comentarios sobre este y
todos los otros temas que planteamos en ese libro.
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El Derecho deportivo: su escasa regulación y su cuasi inexistente práctica en México por Adela
Noemí Monroy Enríquez Dentro del Derecho podemos encontrar una variedad muy extensa de
ramas encaminadas a regular cada una de las necesidades y actividades del ser humano. No se
debe perder de vista que el Derecho es una ciencia social, y como tal debe ser un instrumento
que encauce las necesidades sociales. El deporte, es una actividad que genera la sociedad, y
que crece y se desarrolla al margen de la inmisión pública. La creciente importancia social,
económica y política del hecho deportivo en la sociedad ha dado lugar a una intervención
pública en el deporte. Con el desarrollo e influencia de los deportes en las relaciones humanas,
la intervención de lo jurídico ha sido esencial. El fenómeno deportivo, como hecho
permanente de todos los pueblos y civilizaciones, con su carácter de institución arraigada en la
sociedad, ha engendrado un marco jurídico, es decir, un derecho del deporte, con reglas y
principios más o menos definidos, cuya existencia es reconocida1 . El marco jurídico deportivo
ha sido un resultado interdisciplinario, en donde lo económico y social ha sido parte de los
cimientos. Para entender el derecho deportivo podemos definirlo como aquelconjunto de
normas jurídicas que regulan la conducta humana en relación con la organización y práctica del
deporte y sus diversas manifestaciones, así ́ como los sujetos que se vinculan en la actividad y
que con ello, dan origen y fijan el alcance de las relaciones jurídico-deportivas que surgen
entre las personas2 . El Derecho deportivo tiene la facultad, poder o autorización que se deriva
de la norma o conjunto de normas jurídicas deportivas, que tiene una persona para actuar o
exigir de manera determinada a otra persona (individual o colectiva, pública o privada) un
comportamiento en particular en relación con la organización o práctica del deporte y sus
manifestaciones3 . Derivado de las relaciones entre los sujetos que intervienen en la práctica
deportiva podemos vincularlo a diversas ramas del derecho, por ejemplo, la laboral. En los
deportes profesionales en general, se encuentran presentes características particulares del
Derecho Laboral. Por ejemplo, existe una relación de trabajo entre un deportista profesional y
el club y/o equipo para el que juega. Por el trabajo realizado (deportivo) se recibe una
retribución económica por parte del club y/o equipo; se está a la disposición del mismo; y se
firma un contrato en el cual se establecen qué tipo de servicios se prestarán y el pago por los
mismos; en fin, se presume una jornada de trabajo, entre otras. En el caso mexicano, el
derecho deportivo sufre de una escasa regulación pública, pasando en comparación con otros
Estados, en donde su regulación es un tema muy relevante. No obstante lo anterior, en México
existen bases constitucionales para legislar en materia de deporte. Es el Congreso de la Unión
según lo que dicta el Artículo 73 Fr. XXIX Constitucional quien tiene facultades para regular en
la materia. Sin embargo, ha sido una materia poco explotada y analizada por el Poder
Legislativo. En materia laboral, la Ley Federal de Trabajo cuenta con un capítulo especial,
Capitulo X (Art. 292- 303), para regular las relaciones laborales de los deportistas
profesionales, estableciendo qué deportistas son protegidos por la Ley Federal del Trabajo
(LFT). Sin embargo, a pesar que los deportistas profesionales están contemplados en la
legislación laboral, la realidad mexicana no empata con la legislación. Los deportistas
profesionales, por ejemplo de fútbol, suelen ser “vendidos” e intercambiados anualmente o
finalizando la temporada entre otros equipos, sin que medie, en la mayoría de los casos, el
consentimiento del jugador. Así mismo, los deportistas profesionales, no cuentan con
sindicatos que los representen y la negociación colectiva es una quimera. Por ello, es necesario
fortalecer el marco jurídico del deporte profesional en México a luz de los derechos humanos,
particularmente en materia de los derechos laborales.
RESUMEN
ABSTRACT
INTRODUCCIÓN
Han existido muchos intentos en la doctrina por explicar y clasificar el
deporte. Lo podemos definir como: un conjunto de ejercicios físicos,
con un componente lúdico, que se presentan en forma de juegos,
individuales o colectivos, clasificados en modalidades y con la
observancia de unas reglas generales y específicas.
Para ilustrar esta idea en otros ámbitos diferentes del civil, podemos
comenzar por afirmar que existen relaciones laborales especiales
cuando se trata del régimen particular del deportista profesional,
semiprofesional, los arbitros y los técnicos deportivos, entre otros.
Estos sujetos del mundo deportivo tienen derechos, deberes y
obligaciones muy específicas que difieren de otros oficios y cuya
solución en las numerosas situaciones de conflicto ha generado
problemas, debido precisamente al vacío de las normas laborales
colombianas frente a los trabajadores del sector deportivo
organizado. El desarrollo de este ámbito le correspondería saldarlo al
derecho deportivo laboral que, por otra parte, resultará relevante
para el derecho fiscal.
NOTAS:
Introducción
Por ello las siguientes preguntas: ¿Es necesario el reconocimiento del derecho al deporte, en
la Constitución como una garantía individual?, y derivado de lo anterior ¿Existe una rama del
derecho denominada Derecho Deportivo?
El propósito de este trabajo es demostrar la existencia del Derecho Deportivo y la necesidad
de pensar en esta rama del derecho, atendiendo a un análisis mínimo de las relaciones entre el
deporte como fenómeno social con las distintas ramas del Derecho.
Metodología
Resultados
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, hace referencia dos veces a la
palabra “deporte” y una vez más en sus artículos transitorios; es decir, quiérase o no, el
deporte es un tema del Derecho Constitucional.
Establece la Constitución el artículo 73 de la Carta Magna, como facultad del Congreso
General, la siguiente:
Por su parte el artículo 18 del citado código constitucional prevé que:
Artículo 18…
El sistema penitenciario se organizará sobre la base del trabajo, la capacitación para el
mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del
sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios que
para él prevé la ley…
En este sentido, se demuestra que el tema del deporte, como muchos otros en México, es un
tema jurídico, o por lo menos, un tema atendido por el derecho. A su vez, la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, se ha visto en la necesidad de interpretar la naturaleza y los alcances de
hechos deportivos, a fin de establecer los alcances de la responsabilidad de los hombres en
ciertos casos que se someten a su conocimiento; estos temas impactan a otras ramas del
Derecho como lo son el Fiscal, el Penal, el Mercantil, el Derecho de Patentes y Marcas, entre
muchas otras.
Por otra parte, en el ámbito internacional existen tribunales y organismos deportivos, cuyas
jurisdicciones y competencias, rebasan los alcances de la justicia mexicana, y contra los cuales
ni el Juicio de Amparo ha sido capaz de modificar su contenido. Además se constituyen en
verdaderos tribunales supranacionales, que permiten debatir sobre la legalidad de sus
resoluciones.
Concepto de Derecho
Para entender la existencia del Derecho Deportivo, se debe comenzar por establecer un
concepto de derecho; el derecho es un producto social; y se comprende como una facultad del
estado para imponer el orden y dar cohesión y reglas específicas al grupo social para el que fue
creado.
Para este trabajo, reconociendo las limitaciones que tiene la conceptualización, ya que todo
concepto es limitado e incompleto, se define al Derecho como el conjunto de normas, principios
e instituciones, creadas por la instancia legitimada para hacerlo, que regulan la vida del hombre
en sociedad.
De los elementos que integran la definición que se propone, se debe resaltar que estas
normas, principios e instituciones deben ser creadas por entidades con legitimidad para hacerlo,
pues como lo afirma Osornio, al establecer que todo el orden jurídico nacional tiene como
fuente última de validez a la Constitución, se entiende que todo el sistema jurídico emana
precisamente de la Carta Magna y señala lo siguiente: “Por nuestra parte, creemos conveniente
acotar que la fuente de validez de la Constitución es la legitimidad del órgano que la produce”
(2001, s/p) y nosotros reafirmamos que la legitimidad del Derecho surge del órgano que lo
crea, por lo que no toda norma o conjunto de normas son objeto de aquel.
Una vez, más o menos, vislumbrado el concepto de derecho, cabría preguntarse sobre la
existencia de un “Derecho Deportivo” o “legislación del Deporte” a la par del “derecho sanitario”
o del “derecho aduanal”, o del “derecho laboral”, etcétera.
Para responder a lo anterior, se debe adentrar a los contenidos y alcances del Derecho
Administrativo. Y se reitera esa evolución que el Estado ha presentado, y que se manifiesta, en
mayor o menor medida en el tamaño y dimensiones de la estructura gubernativa. Así, el
Estado, ante sus excesos legislativos, ha generado tantas ramas del Derecho Administrativo
como funciones del Poder Ejecutivo existen.
Se señala en el Glosario Básico de Administración Pública, (Aguilar, et al., 2009, p. 107) que:
“El Derecho como ciencia y como conjunto de normas, es uno sólo y es por razones de su
estudio y descripción que se divide y así encontramos dentro de las ramas del Derecho
Administrativo al Derecho Aduanero, Derecho Asistencial, Derecho Bancario, Derecho
Burocrático, Derecho Cultural, Derecho de la Propiedad Intelectual, Derecho de las
Comunicaciones, Derecho del Consumidor, Derecho del Transporte, Derecho Ecológico, Derecho
Económico, Derecho Educativo, Derecho Electoral, Derecho Energético, Derecho Forestal,
Derecho Funerario, Derecho Hidráulico, Derecho Migratrio, Derecho Minero, Derecho Pesquero,
Derecho Procesal Administrativo, Derecho Registral, Derecho Sanitario, Derecho Universitario,
Derecho Urbanístico, etcétera, cuyas denominaciones indican que actividad regula cada rama”.
Una primera aproximación, sobre la existencia de esta rama del Derecho Administrativo se
tiene con la expresión “derecho deportivo” que fuera utilizada por primera vez por el italiano
SUGLIA en 1929; se reconoce la existencia de publicaciones periódicas en Italia en la revista
DIRITTO SPORTIVO a partir de 1948 y en Argentina en DERECHO DEPORTIVO en 1961
(Blanco, 2006 p. 31). Pese a esto, debe reconocerse la falta de estudios jurídicos acerca del
deporte; en principio quizá, porque el deporte se practica bajo reglas y organizaciones propias,
distintas a la propia organización del Estado y a la fuerza económica que permite a las
organizaciones del deporte profesional evadir la fuerza y capacidad del Estado.
Sin embargo, no es discutible el hecho del desarrollo del deporte en la segunda mitad del
siglo XX, así como la evolución jurisprudencial y la constitucionalización del deporte, reconocido
como una realidad social que se desarrolla, ahora, al amparo del Derecho. Quizá en un principio
ésta relación (Derecho-Deporte) surge por conflictos laborales planteados por deportistas
profesionales.
No se debe olvidar la función política que desempeña el Derecho en la sociedad, que permite
suponer que el legislador, como intérprete de la voluntad nacional, sabe qué temas sociales son
susceptibles o necesarios de ser regulados mediante la ley.
En nuestro país con la adición de un inicio J a la fracción XXIX del artículo 73 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el 28 de junio de 1999, por primera vez
se reconoce la facultad del Congreso de la Unión de legislar en materia deportiva.
Respecto a la reforma que sufrió el artículo 18 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, sobre el Derecho Penal, en específico en lo referente a la pena de prisión,
las reformas en torno al deporte, pueden resultar intrascendentes o al contrario bastante
trascendentes, sobre todo al depender de la aceptación y aplicación que de ellas hagan las
autoridades judiciales y ejecutivas.
Publicadas el 18 de junio de 2008 en el Diario Oficial de la Federación, estas reformaron todo
el sistema del derecho penal mexicano, e impactaron en el artículo 18 así como en diversos
numerales de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
El argumento de fondo que fundamenta esta reforma, incubada desde 2004, es el colapso de
la justicia penal y el hecho de estar inmersa en una decadencia provocada por la corrupción y la
impunidad. Sin embargo el punto que nos ocupa es el de la reforma al artículo 18 y su impacto
en la pena de prisión, en específico en los mecanismos de reinserción social.
Se debe reconocer que la reforma del 2008 va dirigida al tratamiento de la prisión y su
función social, y no tanto al reconocimiento del deporte como garantía de todo gobernado,
tema en el que habrá de insistirse para que todo individuo tenga el derecho a la práctica del
deporte y que el Estado asuma la responsabilidad de fomentarlo.
Entre las críticas a la incorporación del deporte como mecanismo de reinserción social, se
señala que, en principio se deben tomar en cuenta las condiciones personales de cada interno,
su edad, estado de salud, voluntad de practicar un deporte, pues no puede ser obligado a ello;
pero señalan los detractores, se deberá contar con instalaciones y equipos adecuados, que por
lo general no se tienen en todos los centros penitenciarios. Además de que no existen
programas especiales, científicamente preparados con este fin.
Sin embargo la crítica cae por sí misma; en efecto: si originalmente el Constituyente quiso
que fuera el trabajo el mecanismo idóneo de incorporación del delincuente, pensando que con
la actividad laboral, no sólo acrecentaba sus habilidades y adquiría un salario, además de
beneficiarse con la reducción de la pena, es evidente que, para que el sentenciado quisiese
hacer del trabajo su mecanismo de readaptación social, también, en estas circunstancias se
deben tomar en cuenta las condiciones personales de cada interno, su edad, estado de salud,
voluntad de ejercer un trabajo, pues tampoco puede ser obligado a ello.
La Constitución establece como facultad exclusiva del Congreso General, la de legislar en
materia deportiva; esto es, al lado de las facultades fiscales, hacendarias, de salubridad
general, de hidrocarburos, para establecer los delitos en la República, para autorizar nuevos
estados dentro de la Unión, además tiene facultades para legislar en materia del Deporte, tal y
como lo prevé la fracción XXIX-J del artículo 73 constitucional.
Deben destacarse los argumentos plasmados en la exposición de motivos de los iniciadores
de esta reforma, los cuales reproducidos en el dictamen respectivo, donde se destacaba lo
siguiente:
La iniciativa de mérito señala en su exposición de motivos que el deporte es una de las
manifestaciones sociales que han adquirido mayor importancia dentro de la vida cotidiana del
ser humano, y que el fenómeno deportivo es uno de los que más ha evolucionado y se ha
desarrollado durante el proceso de la globalización por su gran inmersión en los ámbitos
político, social, económico, cultural y jurídico.
A través de sus diversas modalidades como entretenimiento, espectáculo, alto rendimiento,
popular o profesional, los alcances del deporte como instrumento educativo y su valor
universalmente reconocido como protector de la salud física y mental han transformado a la
cultura física y al deporte en una realidad en el ámbito internacional creando todo un nuevo
concepto legal.
Asimismo…
Por otra parte, y como referencia expresa en el ámbito internacional, la Conferencia General
de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, reunida en
París, en su 20 sesión emitió el 21 de noviembre de 1978 la "Carta Internacional de la
Educación Física y el Deporte", que en los términos de la Declaración Universal de los Derechos
del Hombre, nos habla sobre las condiciones esenciales del ejercicio efectivo de los derechos
humanos…
Todo lo anterior nos lleva a buscar los puntos de contacto entre el deporte y las diversas
ramas que integran al derecho, y a partir de ahí, justificar el reconocimiento del Derecho
Deportivo.
Históricamente el Derecho Penal se ha manifestado por hacer inimputables las lesiones
ocasionadas en la práctica o en el ejercicio del deporte; en efecto, en ánimo delictivo está
ausente, en apariencia, cuando las lesiones devienen del contacto físico propio de las
características de cada deporte en particular; el boxeo, la lucha libre, las artes marciales, el
futbol americano, el futbol soccer, entre otros muchos ejemplos, denotan actividades lúdicas en
donde pueden generarse lesiones e incluso la muerte.
Para justificar las lesiones causadas a los participantes de un deporte cualquiera, se han
empleado los mismos razonamientos utilizados para justificar las lesiones resultantes de
tratamientos médicos-quirúrgicos, tratando de legitimarlos por el consentimiento tácito
otorgado previamente por los jugadores, sea por la ausencia de finalidad dolosa o sea por la
autorización concedida al Estado, expresa o tácitamente, para su ejercicio.
Dice González de la Vega que:
Para encontrar la verdadera causa de justificación se hace necesario un examen de los
diferentes casos que pueden presentarse. Existen ciertas clases de deportes, como la natación,
la equitación, etc., que se realizan singularmente, es decir, sin necesidad de entablar una lucha
o contienda violenta entre varios participantes para la obtención del triunfo; es claro que
cuando el deportista resulta lesionado, no puede existir problema de incriminación, por ser las
lesiones causales o deberse exclusivamente a la propia imprudencia del perjudicado. Otro grupo
de deportes como la esgrima, el polo, el foot-ball, etc., se desarrollan entre dos o más personas
o equipos que, por medio de la habilidad física y conforme a ciertas reglas, luchan
violentamente por vencer al contrario; en estos deportes los contendientes tratan de obtener el
galardón, no de lesionar, pero el riesgo de lesiones es muy grande, porque se supone dentro de
las reglas del juego el ejercicio de la violencia; la solución para las lesiones inferidas en estas
actividades deportivas, salvo los casos de perfidia o imprudencia, deberemos encontrarla en la
ausencia del elemento moral; en efecto, cuando los jugadores, sin intención de lesionar, sin
contravenir imprudentemente las reglas del juego, lesionan a otro participante, no pueden ser
imputados como autores de delito, por no haber obrado intencional o culposamente. Por último,
algunos otros deportes, como el pugilato, se realizan en la misma forma violenta, pero dentro
de la finalidad del juego está la de que uno de los contendientes lesione consciente y
voluntariamente a su adversario; a un pugilista le es permitido lesionar a su contrario para
vencerlo por la superioridad de sus golpes lesivos o por ponerlo fuera de combate en estado
conmocional; como aquí la intencionalidad y la finalidad lesiva existen, sólo podemos fundar la
justificación en la ausencia de antijuridicidad del acto, por el reconocimiento que de estos
deportes hace el Estado en las autorizaciones que concede para su práctica y en el fomento que
les otorga por su enseñanza en algunos institutos oficiales. Por su ruda crueldad y el
embrutecimiento que a la larga suele producir en sus practicantes y, aún el riesgo de su
muerte, la moderna tendencia es la de prohibir la práctica del pugilato (González, 1989, p. 19).
Un ejemplo de la relación entre el deporte y el derecho Penal lo constituye la tesis aislada del
Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, correspondiente a la Novena Época, publicada
en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, en el tomo VII de enero de 1998, en la
página 1122, con el rubro LESIONES, DELITO DE, TRATÁNDOSE DE EVENTOS DEPORTIVOS,
con el siguiente texto:
Si bien es cierto que la práctica del deporte es una actividad autorizada por el Estado, cuyo
ejercicio, en sus distintas disciplinas, requiere de acciones que pueden originar choques
violentos entre los participantes, ocasionando a los mismos daños físicos, también es verdad
que la causación de tales daños no debe quedar siempre impune, ya que para que ello
acontezca es necesario que los contendientes cumplan con las reglas del juego respectivo, lo
cual constituye la base para determinar la licitud o ilicitud de la conducta del autor de los daños
aludidos y, en consecuencia, para establecer su culpabilidad o inculpabilidad; admitir lo
contrario daría lugar a que los jugadores, infringiendo intencionalmente los ordenamientos que
rigen las ramas del deporte, pudieran desvirtuar los objetivos propios del mismo; por tanto, el
tipo penal del delito de lesiones se satisface cuando se acredita que se causaron con motivo de
una acción ejecutada en un encuentro deportivo en la cual no se acató el reglamento del juego,
máxime si tal acción produjo, además, la expulsión del jugador por su conducta notoriamente
contraria a las reglas de la disciplina respectiva.
Como ejemplo de esta relación del deporte con el derecho penal, se hace referencia a lo
ocurrido con el boxeador chiapaneco Geobani Díaz, cuya situación para algunos pudo haberse
evitado, y en el que se señalan como responsables a los dirigentes del boxeo, hasta los
entrenadores, incluyendo promotores y árbitros.
Son Juventus, Milan, Fiorentina y Lazio. El procurador de la Federación Italiana presentó
formalmente su denuncia y los clubes involucrados podrían perder la categoría. El juicio
comenzará el próximo miércoles y la causa incluye cargos por arreglo de resultados, apuestas
ilegales y manipulación en la designación de árbitros.
…
En toda Italia, los fiscales indagan en denuncias sobre la manipulación de designación de
árbitros, arreglos de resultados en la Serie A, apuestas clandestinas y fraude contable (2009,
octubre).
Aporto un ejemplo, que si bien es estrictamente mercantil, tiene como punto de partida un
hecho deportivo: en México, por un factor sociológico que no es materia de este trabajo de
investigación, la selección Mexicana de Futbol, inscrita en las competencias avaladas por la FIFA
y reconocida como la representación oficial de nuestro país en el ejercicio de ese deporte, ha
sido un producto altamente comercializable; no existe producto en el mercado que no haya sido
publicitado a través de los juegos televisados, y por la participación de los jugadores y
entrenadores de la citada Selección Nacional.
Sin adentrarnos en la falacia patriótica que la Selección representa, no se puede negar el
fenómeno social que implica, y por ello, su alto atractivo comercial. Es en este sentido, en
donde el ejercicio y promoción de un deporte o de un evento deportivo se vincula con el
Derecho de Propiedad Industrial, de patentes y de marcas.
Resalta como ejemplo, la controversia jurídica entablada entre las dos empresas televisivas
más poderosas del país, llamadas por los medios de comunicación no oficiales, como el
duopolio televisivo, que, confrontados por la utilización comercial de una frase, en concreto de
la frase “Ponte la verde”, motivó la interpretación de la Ley de Propiedad Industrial, por parte
de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual negó un amparo a la
empresa Televisa como parte de una disputa que sostiene con su principal competidora
Televisión Azteca, por el registro marcario de la frase “Ponte la verde”, utilizada para identificar
a la Selección Nacional de futbol. En este asunto la Primera Sala de la Corte, declaró
constitucional el artículo 151 de la Ley de Propiedad Industrial, que establece los escenarios
bajo los cuales se puede declarar la nulidad de un registro marcario.
Un caso similar lo aporta el conflicto del club Deportivo Guadalajara S.A. de C.V., el cual por
la resolución de un Tribunal Colegiado en materia Administrativa, perdió los derechos marcarios
con los representantes de la otrora Asociación Civil.
La Ley Federal del Trabajo ha regulado con precisión el régimen laboral de los deportistas
profesionales; en su artículo 292, de manera ilustrativa y no limitativa establece cuales son los
deportistas que son protegidos por la ley. Sin embargo en la realidad social es preocupante el
abandono que el Derecho ha hecho del deportista profesional; los llamados “drafts” constituidos
en mecanismos de compra-venta de deportistas como si fueran mercancías; la negativa para
autorizarles la unión sindical, con severos castigos a quienes encabezan esos movimientos,
hacen nugatorias las disposiciones legales en la materia.
También se destaca la relación del deporte con el Juicio de Amparo y con ello, con la propia
Constitución, tal y como es visible en la Tesis Aislada de la Novena Época, emanada del
Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo: XVII, Abril de 2003, Tesis: I.7o.A.213
A, página: 1066, en los siguientes términos:
Conclusiones
Como se puede apreciar, en la vida cotidiana del deportista y del ejercicio de actividades
físicas y deportivas, se dan múltiples momentos de contacto que trascienden a la vida jurídica.
Por ello, ante la necesidad de una legislación completa, moderna, congruente y coherente, así
como de una serie de órganos administrativos y jurisdiccionales que atiendan los conflictos de
naturaleza deportiva, se hace necesario el reconocimiento de una rama del derecho
denominada “Derecho Deportivo”.
Las fuentes de derecho en nuestro sistema jurídico son los procesos para la creación de la
legislación, la jurisprudencia y las normas individualizadas, así como las leyes, tesis
jurisprudenciales, contratos y sentencias en sí.
📑 Derecho deportivo
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En el post de hoy inauguramos un tipo de contenido del blog que seguro que a muchos, a los
deportistas y a los que no lo sois, os va a fascinar. Es el derecho deportivo, y lo haremos de forma
que todos podamos comprenderlo, sin tener que usar el diccionario, que ya sabemos que a los
abogados les encanta usar palabras incomprensibles al mundo… Pero nosotros lo haremos no sólo
comprensible sino también entretenido y curioso.
El contenido de hoy viene de la mano de Carlos Marco, abogado especialista en Derecho Deportivo
que va a colaborar con nosotros para que este blog hable de todo lo relacionado con el deporte y,
por qué no, de temas legales también en torno a él.