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Asambleas de Dios
Filial, Voz de Alerta
HOMILETICA AVANZADA
Facilitador:
Total de horas: 36
REQUISITOS GENERALES
Cada estudiante que ingrese cumplirá con:
Puntualidad en asistencia a clases.
Mantener una participación activa y positiva en clases.
Las tareas asignadas
Estudiar la preparación anticipada.
ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN:
Durante:
Leer de manera sistemática anticipadamente cada capítulo según la clase o lo que se indique.
Formar grupos
METODOLOGÍA Y TÉCNICAS:
1. Lectura comprensiva (libro Predicación expositiva de David Helm), otros libros de referencias
2. Estudio corporativo
3. Discusión
4. Investigaciones
5. Exposición en clase
6. Resolver los exámenes.
7. Participación grupal.
8. Elaboración de sermones
9. Resumen de lecturas
2 Timoteo 4:1-5 “Que prediques la palabra”. Les sugiero que Dios no podía haber comunicado esto más
claramente. Pablo, el personaje ilustre cristiano, escribiendo lo que tal vez fuera su última carta al joven
Timoteo, le recuerda de esas responsabilidades que son de más importancia en el ministerio. Es
necesario analizar lo más importante para Timoteo y nosotros hoy, el mandato en el versículo 2. “Que
prediques la palabra”.
David Helm, en su libro La Predicación Expositiva: Cómo predicar la Palabra de Dios hoy, menciona dos
tipos comunes de predicación evangélica contemporánea que ejemplifican el peligro:
2. La predicación ebria: Dice Helm, “Algunos predicadores usan la Biblia de la manera que un
borracho usa una farola… más para apoyo que para iluminación”. Este tipo de predicación
solamente apunta al texto(s), para dar apoyo al mensaje que el pastor quería dar. Apunta al
texto para dar soporte a su mensaje en lugar de exponer el mensaje que sale del texto.
FUNDAMENTOS BIBLICOS DE LA PREDICACION ANTIGUO TESTAMENTO Este presenta la voluntad de Dios por
medio de Símbolos y experiencias que requieren palabras que descifren el misterio del símbolo. Estos demandan
las palabras Semónicas que las interprete y haga accesible al entendimiento humano hoy.
En el Antiguo Testamento hubo comunicadores de la verdad divina. La predicación en el Antiguo Testamento
buscaba la obediencia del pueblo a los mandatos divinos. Algunos creen que no es propio designar a estas
personas que comunicaban el mensaje de Dios, como predicadores en el sentido moderno del término, por ello,
prefieren llamarlos según su situación histórica: patriarcas, jueces, sacerdotes, reyes y profetas. En general estas
personas fueron heraldos que hablaron la verdad de Dios al pueblo, llamándolos a que obedezcan al Señor. Hay
por lo menos cinco palabras hebreas y dos construcciones que se traducen en el Antiguo Testamento como
predicar, predicador, proclamar, convocar o llamar y hacer (causar) escuchar (ve como ejemplo: Eclesiastés 1:1;
Jeremías 7:2; Joel 3:9; Jonás 3:2).
NUEVO TESTAMENTO “La fe viene por el oír” Romanos 10:17 “Predica a tiempo y fuera de tiempo” 2 Timoteo 4:2
“A Dios le agrado salvar al mundo por la predicación” 1 Corintios 1:21 Pablo predicaba más que bautizar 1
Corintios 1:17 Juan llego predicando Mateo 3:1 Jesús luego de ser bautizado y tentado comenzó a predicar.
Mateo 4:17.
La predicación en el Nuevo Testamento buscaba la obediencia de los oyentes. Esta obediencia fue siempre por
medio de la fe en Jesucristo. El mensaje del Señor Jesucristo consistía en llamar a los pecadores al
arrepentimiento. Esto coloca su exhortación en la tradición de los profetas del Antiguo Testamento (Joel 2:12-18)
y Juan el Bautista (Lucas 3:2- 20), cuyo mensaje era también un llamado al arrepentimiento.
Los vocablos Kerusso (“proclamar como un heraldo”, usado 60 veces en la Biblia), así como evangelizomai (“traer
buenas nuevas”, aparece unas 60 veces), son palabras del griego del Nuevo Testamento, que implican un mensaje
o contenido. Al heraldo, un hombre de carácter integro, el rey encomendaba un mensaje para su proclamación.
Las “buenas nuevas”, sugieren la calidad del mensaje. En los Evangelios sinópticos el énfasis cae en la predicación
del Reino de Dios.
“Existen dos clases de personas: Aquellos que le dicen a Dios, "Que se haga tu voluntad,"
y aquellos a quienes Dios les dice, "Muy bien, entonces, que se haga como usted quiera."
~C.S. Lewis
I. GENERALES
La palabra sermón proviene del latín: “semoniar” (no sermonear) que significa enseñanza bíblica, para
impartir una doctrina para la enmienda de vicios, bienes y limitación de virtudes; o también viene de
inglés medio que es derivado del francés que vino del latín que significa conversación y en la lengua
moderna sermón significa platica larga y tediosa.
Se denomina sermón al género de la oratoria que consiste en un discurso de tema religioso, por lo
general pronunciado por el culto cristiano.
El sermón es un discurso acerca de un tema, una de las definiciones dice que se enfoca a un mensaje
bíblico, de forma social.
El sermón es pronunciado por un predicador quien se dirige a una audiencia con el objeto de instruirla y
exhortarla.
Un sermón es bíblico cuando su función corresponde a la función del texto que le sirve de base. Es decir,
un sermón bíblico logra en el oyente un efecto similar al que logra el texto.
El sermón es una exhortación sobre tema doctrinal o moral y que utiliza los textos, y su fin es persuadir
al oyente de hacer algo.
SIGNIFICADO ESENCIAL
La Homilética es una "ciencia" por cuanto posee un campo definido de estudio, sus propios
métodos, conocimientos particulares y formas de comprobación.
La predicación es un don que corresponde a la ministración de la Palabra de Dios en virtud de una
gracia o dotación particular del Espíritu Santo para esta tarea.
La predicación es una disciplina por cuanto se puede llegar a adquirir una mentalidad Homilética
mediante el uso persistente y aplicación de los conocimientos homotéticos.
La Homilética es un arte por cuanto todo sermón homotéticamente preparado y expuesto tiene
cierta belleza. Es una obra de arte. Por eso es que a la retórica se la denomina "el arte de hablar
bien”.
1. El predicador como cualquier artesano necesita tener sus herramientas. Su “taller homilético,
debe estar bien equipado. Nosotros vamos a contar con la idoneidad del hombre de Dios, por lo
tanto vamos a equiparlo.
Como David cuando enfrento a Goliat, llevó su equipo: una honda, un morral, cinco piedras y su
cayado; con el tiempo agregar a tu equipo.
a. La Biblia: Tenemos que recalcar que esta es la verdad. Quien no conoce la Biblia no puede subir
al pulpito.
El abecedario de la Homilética
Algunas respuestas: para que sean salvos, para que sean verdaderamente cristianos, para formarlos a la
imagen de Dios, para que sean libres y tengan un futuro feliz, entre otros.
Hay cuatro términos que debemos entender claramente antes de empezar, en esta línea de estudio
sobre el ministerio de la palabra. Estos términos son los siguientes:
a. Talento.
b. Don.
c. Conocimiento.
d. Habilidad.
1. Talento: (del griego τάλαντον, talanton) Es la capacidad innata y natural para desempeñar o
ejercer una actividad con facilidad; Potencial heredado para ejercer algo sin dificultad.
Por ejemplo, una persona que tenga el talento de ser buen dibujante muy probablemente legará
esta capacidad a sus hijos o a alguno de sus descendientes.
2. Don: (del griego χάρισμα, Charisma) Es una capacidad espiritual impartida de manera
sobrenatural por él Espíritu Santo, para habilitar al creyente nacido de nuevo, para un servicio
correspondiente y específico. 1 Corintios 7:7; 1 Timoteo 4:14; 1 Pedro 4:10.
3. Conocimiento: (del hebreo dáat, del griego γνπσις, gnósis) Es el conjunto de información
adquirida mediante la experiencia y el estudio concentrado y diligente sobre alguna ciencia. El
conocimiento es una relación entre un sujeto y un objeto.
“El talento se trae por nacimiento, y el don es recibido por gracia de Dios, el conocimiento es
adquirido por el estudio y la experiencia y la habilidad se desarrolla en la práctica”
CONSEJOS HOMILÉTICOS
1. Pablo diserta lo siguiente: “nuestra competencia viene de Dios”. 2 Corintios 3:5-12, es decir, debe
confiar en Dios como si todo dependiese de Él.
2. La persona que comunica el mensaje de Dios, debe prepararlo como si todo dependiese de su
preparación, por tal motivo es importante que cada día nos preocupemos en mejorar nuestros
conocimientos y que Dios los incorpore poco a poco a nuestro ministerio para tener muchos
resultados para lo gloria de su nombre.
c. Bosquejo: Es la estructura básica de un sermón. Este es algo así como el esqueleto para el cuerpo
humano. Sus diferentes partes son como los pilares y cadenas de una casa en construcción. No
es el sermón en sí, sino su estructura fundamental. En el bosquejo se puede apreciar claramente
el tema, el propósito y las verdades principales que el predicador expondrá mientras predica.
A. Tema: Es el pensamiento general, en el cual estará basado nuestro mensaje, este se obtiene
mediante la oración, meditación, estudio de la palabra de Dios. También dependiendo de la
necesidad o circunstancia de la iglesia. En la biblia existe una diversidad de temas para bosquejar y
predicar.
Homilética Avanzada Pá gina 12
Ejemplos de temas:
Doctrinales: Dan una base de creencias cristianas. Temas sobre la salvación, el perdón, el
pecado, el Espíritu Santo, la Santa Cena, el servicio cristiano, la enfermedad, la inspiración de
las Escrituras, Satanás y sus ángeles, la caída del hombre, la muerte, la resurrección, el cielo,
etc.
Sobre el hogar: Son muy necesarios también, y se deben incluir temas como el matrimonio,
el noviazgo, relación entre cónyuges, la disciplina y enseñanza de los hijos, la relación de
padres e hijos, la responsabilidad del padre en el hogar, la responsabilidad de la madre, la
sumisión de la esposa, el altar familiar, el rol de los abuelos, etc.
Sobre el desarrollo de la personalidad cristiana: Son útiles para la juventud cuyo carácter
está en formación, y para los adultos que necesitan cambios radicales en su carácter. Dios
puede cambiar a la persona en áreas tan variadas como el enojo, el resentimiento, la falta de
perdón, la pereza, la falta de buena comunicación, la relación con otras personas, la falta de
comprensión, la bondad, el amor, la vida victoriosa.
Netamente espirituales: Tocarán temas como: la oración, el ayuno, la fe, los Dones
espirituales, cómo estudiar la Biblia, cómo testificar a otros, etc.
B. Texto: Teniendo como base principal, el pensamiento general (tema) de nuestro mensaje, lo
siguiente es seleccionar un buen texto de la escritura; para trazar alrededor, el tejido de nuestro
sermón. El texto puede ser un párrafo, un versículo o una parte de un versículo.
Razones principales para utilizar un buen texto:
a) Da autoridad al mensaje, “la biblia dice” o “Dios dice en su palabra”, esto es lo que le da
peso a nuestro mensaje, y lo hace diferente de un discurso más.
b) Limita o debe limitar al predicador a un solo tema.
c) Da unidad al sermón.
d) Prepara al auditorio para la exposición.
C. Título: Es una parte muy importante del sermón, por medio de el, se expresa condensada la verdad
principal que ha de ser expuesta. En otras palabras, es el sermón condensado, a través del título la
congregación tendrá un panorama general de lo que será discutido en el sermón. Los títulos son
empleados de una manera muy eficaz para atraer la atención en diversas presentaciones: Ejemplos:
Canciones.
Películas.
Novelas.
D. Introducción.
Es la parte del sermón, que prepara a la congregación para oír el mensaje de la palabra de Dios. A
través de ella, se puede y se debe despertar el interés de la congregación sobre el tema que se va a
exponer.
La introducción es como:
La antesala en una casa.
El preludio de una sinfonía.
El capullo a la rosa.
El alba a la salida del sol.
El atardecer a la noche.
El aire a la lluvia.
El noviazgo al matrimonio.
En otras palabras, es la manera de lograr el acceso a la mente, al corazón y a la voluntad de los oyentes;
no para venderles algún producto u objeto, sino para guiarles a Cristo.
Sugerencia sobre la introducción.
a) Debe ser apegada al tema del sermón.
b) Debe ser sencilla y modesta.
c) Deber ser breve (máximo 10 min.).
E. Aplicación (divisiones).
Es aquella parte del sermón que presenta la verdad contenida en el texto, por lo tanto es la parte
más importante del sermón. Así como la estructura del sermón completo se divide en seis partes,
de la misma manera la aplicación del tema debe tener divisiones lógicas, para plasmar
correctamente la verdad central en el pensamiento y corazón de los oyentes.
Propósito de las divisiones:
Mantiene al predicador apegado a su tema.
Facilitan a los oyentes captar el progreso lógico del tema.
Ayudan a memorizar el tema.
Las divisiones para que sean comprensibles a los oyentes, deben de tener: orden, movimiento y
progreso.
Ejemplos:
a) Un carrusel, tiene orden, movimiento, pero no progreso.
b) Una turba alborotada, tiene movimiento, progreso, pero orden.
c) Un ejército, tiene orden, movimiento y progreso.
En el proceso de hacer divisiones dentro de la aplicación del texto, es de mucha utilidad utilizar los
siguientes adverbios.
¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?
El usar adverbios interrogativos no es una regla rigurosa, también se pueden usar frases lógicas o
retoricas.
F. Conclusión.
Bienaventurado aquel predicador que tenga la destreza, la gracia y la habilidad para saber ejercer este
emocionante viaje de lo divino a lo humano.
EL CUERPO
División o cuerpo o esqueleto del contenido de un sermón:
a. Tema: Lo más general (ejemplo, La Fe).
b. Título: Se especifica el tema y su parte a tratar (La Fe Eficaz).
c. Texto: El apoyo. d. Introducción: La frase transitiva. e. División o cuerpo del sermón:
V. TIPOS DE SERMONES
A. TEXTUAL: Cuando las divisiones del plan (bosquejo) son tomadas del texto, tenemos un
desarrollo textual, y el sermón que resulta es clasificado como un sermón de texto. Pero dentro
del desarrollo textual hay que distinguir entre el análisis y la síntesis.
B. TEMÁTICO O TÓPICO: Este tipo de Sermón no se apega totalmente a un texto, sino que sale de
la mente del predicador, cada división del desarrollo es parte de la idea principal y es apoyada
con un pasaje bíblico diferente.
Este tipo de Sermón debe ser desarrollado con mucho cuidado puesto que se puede caer en
secularismo y salirse fácilmente del propósito de la predicación, puesto que el tema sale de la
mente del predicador, se puede cometer el error de decir cosas que no son bíblicas. Para evitar
esto cada división debe tener una porción bíblica tomando en cuenta que no puede haber más
de 5 divisiones, de lo contrario si el predicador no tiene experiencia puede hacer de cada división
un tema diferente, haciendo de su Sermón una canción de cuna para la audiencia.
C. EXPOSITIVO: No es cosa fácil formular una definición satisfactoria de este término. Cuando
examinamos las diferentes opiniones que existen sobre el particular, confirmamos aquello de
que “cada cabeza es un mundo”.
Método de discurso en el púlpito que consiste en la interpretación consecutiva y la aplicación
práctica de algún libro del canon sagrado.
De acuerdo con esta definición queda descartada la posibilidad de predicar un sermón expositivo sobre
cualquier pasaje determinado, a no ser que dicho sermón forme parte de un curso de mensajes
consecutivos sobre el libro en el cual el pasaje aparece.
El sermón expositivo necesita estar basado en un pasaje algo extenso.
Un sermón expositivo es aquel que brota de un pasaje que tiene más de dos o tres versículos. En teoría tal
sermón se distingue del sermón de texto principalmente en relación con la extensión de sus respectivos
textos; en la práctica los términos a menudo coinciden. Considérese, por ejemplo, un sermón que
Cuando se vayan a usar los gestos deben ser naturales, claros y sencillos, no repetitivos.
Es importante que todo predicador aprendiz conozca el Manual de Homilética y lo tenga en cuenta al
momento de exponer sus sermones.
Hay ademanes que algunos predicadores tienen los cuales distraen al público, hasta el punto que no
pueden prestarle atención a la conferencia, sino en su apariencia extraña, entre los cuales miramos
algunas:
Fisonomía facial: Poner la cara horrible, como fruncir la frente demasiado, movimientos de la
nariz, muecas, expresiones raras del léxico.
En el Antiguo Testamento tenemos el ejemplo del escriba Esdras, quien usó un púlpito de madera para poder
dirigirse mejor a la multitud de personas al leer la ley al pueblo. Nehemías 8:4.
En el versículo 8 dice. “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente y ponían el sentido de modo que
entendían la lectura”. Algunas personas tienen el mal hábito de hablar entre los dientes o con la boca medio
cerrada, como resultado lo que dicen no es claro, por consiguiente las personas oyentes no pueden entender bien
lo que se dice.
El volumen debe ser controlado según el tamaño del auditorio (si se usa micrófono), asegúrese que los que están
adelante no queden sordos por mucho volumen, ni los que quedan en la parte de atrás no oigan porque está muy
bajo el volumen, todos merecen oír bien.
No se deberá hablar tan rápidamente, que los oyentes no capten los pensamientos, ni tan despacio que se
fastidian y se distraen. Se debe hablar en una forma natural, de tipo conversacional, con inflexiones naturales y no
artificiales. La oratoria formal y artificial no apela a las congregaciones de hoy.
ACTIVIDAD
Inspiración.
Iluminación.
Concordancia.
Exégesis.
Mensaje Bíblico.
Exposición.
Contextualizar
Provocar impactos emotivos y sensoriales que les haga dibujar lo que oyen en su pentagrama mental, y
que sientas esas vibraciones en lo más profundo de sus corazones, pues en función de cómo les
hagamos sentir, así les motivaremos para que nos acompañen, nos voten, nos aplaudan… nos
recuerden.
La diferencia está en que al primero van a verlo (por ser quién es) Al segundo, van a escucharlo (por lo
que provoca). El primero habla desde la soberbia del puesto y no desde la humildad del aprendiz
perpetuo. El segundo hace que los asistentes sientan primero y razonen después, que vibren con cada
gesto articulado, con cada palabra emitida. Lo acompañan porque lo ven creíble, porque sus mensajes
les provocan chispazos de ilusión, atención o interés.
Y eso es lo que tenemos que lograr cuando nos sentamos a escribir un discurso y cuando ensayamos su
declamación. Provocar impactos emotivos y sensoriales que les haga dibujar lo que oyen en su
pentagrama mental, y que sientas esas vibraciones en lo más profundo de sus corazones, pues en
Homilética Avanzada Pá gina 20
función de cómo les hagamos sentir, así les motivaremos para que nos acompañen, nos voten, nos
aplaudan… nos recuerden.
Uno de los aspectos que más trabajo con todo político y directivo que se pone en mis manos es
la brevedad de las frases: cortas, pausadas, pautadas. Como si se dieran titulares para los informativos.
Porque si economizas tus palabras economizas su atención. Sólo se enuncia un mensaje largo si este es
una cita o requiere de una figura literaria.
Recordemos: quien habla mucho y con un lenguaje arcaico es porque quiere esconder su
desconocimiento o quiere confundir al auditorio. Huye de ambos propósitos o tu credibilidad se verá
afectada. Sólo si tus palabras crean valor, lo que dices, vale.
Pues debemos, ser ese tipo de persona. Pero cuidado. El oyente no puede percibir nunca que, tras ese
envoltorio seductor, diferente, luminoso y carismático hay algo peor que un mal producto: la nada. El
vacío intelectual.
¿Cómo evitar que el que esté delante de nosotros, acabe con esa sensación, con ese vacío (de
contenido)? Es fácil. No hables como si te sacaras una flor del interior de la chaqueta. Habla como si el
corazón dibujara esa flor en tu rostro. Orador, no actor. Este juego no va de comunicar mucho sino de
comunicar lo acertado. Palabras que sumen, que aporten, que creen valor añadido al conocimiento,
intereses y motivaciones de tus oyentes. Para eso han ido. Ofrezcámosle técnicas, métodos,
herramientas, caminos y consejos que mejoren su actividad profesional y/o personal.
En el inicio de tu discurso, di quién eres, qué has hecho y que vas a hacer y luego sé consecuente con tus
palabras. No seas quien no eres, no aparentes lo que no esperan de ti, no prometas lo que sabes que no
vas a cumplir.
Recordemos: cuando no alumbramos (sinceridad y conocimiento) a la contraparte sino que solo
intentamos deslumbrarla, al final el espacio de
comunicación se convierte en zona de penumbra (nula credibilidad).
3. Si nos sometemos a los papeles, al final los acabaremos perdiendo.
Esta máxima recuérdala cuando tengas una comparecencia
pública, intervención privada o conferencia magistral. Si lees no
conectas igual, no eres tan natural ni espontáneo. Si te sometes
a la dictadura del folio, base de todo árbol, acabarás como este:
El papel es un buen bastón, quizá el mejor para apoyar tus momentáneos desequilibrios con la exposición de tu
discurso. Ayuda a encontrarte, ayuda a situarte, pero te hace caminar por sí solo. Te aconsejo por ello el siguiente
sistema: una vez tengas escrito tu discurso, subraya en cada párrafo la frase inicial y el concepto más importante
de ese párrafo, el que le da valor. Memorízalos, sólo esa parte, sólo esa frase y ese concepto, y dedícate a leer
una y otra vez el resto.
Cuando llegue el momento del discurso, tu naturalidad hará el resto porque tienes retenido en la mente lo que
quieras. Lo demás puedes expresarlo con tus palabras sin que pierda esencia lo que quieres decir. De esta forma,
no te obligas a hacer un esfuerzo memorístico imposible ni obligas al auditorio a que te vean lo bien que lees,
pero lo poco que transmites.
Leer no es fácil y ni siquiera ser un buen orador te facilita ser un buen lector. Y acomodarse en la lectura (antes en
hojas y hoy hasta en tecnologías) hace acomodar también tu cerebro, tu memoria y por tanto tu capacidad de
respeto hacia ti mismo. Tu autoestima será mayor si compruebas que eres capaz de contar, relatar,
comunicar, sin la continua ayuda del bastón mágico. Úsalo, pero nunca abuses de él. O acabarás
perdiendo los papeles.
Recordemos: el papel es el discurso. Pero lo que convierte eso en oratoria eres tú. Si haces
protagonista al papel, te acabarán pidiendo que se lo mandes por correo y cada vez comunicarás a
auditorio más vacíos. Tu posicionamiento empieza por asumir que tú y nadie más que tú, eres el
protagonista.
Cuenta algo que te provoque o haya provocado dolor, risa, sentimiento de culpa, algo perfectamente
adaptable al alma y corazón de cualquiera de tus oyentes. Estamos acostumbrados desde pequeños a
escuchar historias. Son interesantes, visuales, dejan escapar la imaginación y fomentan una
comunicación narrativa potente. En definitiva, son muy poderosas. Pero deben verla (y sentirla). Porque
si la ven la contarán.
Antes de escribir tu discurso piensa cómo quieres que te vean a su conclusión. Como un orador
simpático, extrovertido, referente en su campo, cercano, didáctico, entretenido, todo eso a la vez.
¿Cómo? Esa panorámica HD (High Definition) definirá tu intervención. Y si la llenas de estímulos
continuos mejor. Que vean algo que nunca antes hayan visto, que escuchen una frase nunca antes
Busca la originalidad, pero aléjate del frikismo. Innova, pero siempre apegado a la creatividad y el
talento y no a la improvisación espontánea. Estimula para que te emulen. Y para ello, ayúdate de la
simbología comunitaria, es decir, de aquellos referentes, ejemplos, que te vinculan, unen o aproximan a
los allí presentes para que te vean cercano, accesible e incluso como uno de los suyos.
Ese final que se acerca y para el cual la gente ya estaba avisada mediante la creación de expectativas previas. Pequeños
puntos continuados logran el juego y muchos juegos te permiten ganar el set. En el discurso, es clave equilibrar y controlar el
ritmo y voz de las palabras, su entonación y velocidad correctas, su ubicación exacta y su relación con el contexto para el que
hablas. Puede haber argumentos buenos, ideas solventes, ejemplos irrefutables que si no controlamos el pentagrama rítmico
y melodioso no convenceremos.
Es importante que sepamos localizar e identificar la idea importante de cada párrafo, de cada parte de nuestro discurso. Y
justo antes de llegar a esa idea o conceptos importantes, la pausa correspondiente, el silencio adecuado. Con ello
generaremos lo que denomino tensión comunicativa: crear expectativas con tus mensajes. La gente tiene que percibir que lo
que viene a continuación en tu discurso supera lo que ya ha escuchado. El orador debe ser el termostato del discurso:
controlando el ritmo para pausar y pautar sus mensajes y regulando la voz para definirlos.
A. EL ETIMOLOGISTA
Un predicador citaba a Evis Carballosa para explicar un pasaje de Apocalipsis, en el cual dice en español:
Pero no dañes el vino ni el aceite. Su explicación exegética rezaba: El verbo “dañar” (adikeiseis) es el
aoristo subjuntivo, voz activa de adikéo, que significa “hacer daño”,” lesionar”. Dicho verbo va
precedido de la partícula negativa mei (“no”). En honor a la verdad, no se requiere ser tan analítico para
saber que nada añadió la explicación etimológica y gramatical al sentido del mensaje tal y como está en
el texto castellano. Es una ofensa para la inteligencia del oyente pasearlo por el koiné para decirle
que no dañes, significa no hacer daño.
B. EL ACADÉMICO
C. EL GRITÓN
Escuché a un evangelista predicar un mensaje lleno de fervor, saturado de fuerza y prolongado. La voz del
orador gritaba a todo lo que podía su garganta desde el inicio hasta el fin. Las bocinas eran potentes así
que el volumen impactaba. Nunca bajó la intensidad, como arrancó, culminó. Igual declaraba con voz
tronante frases como aquella mañana llovía, que la sangre de Cristo tiene poder.
Pensé: quisiera la mitad de la voz que tiene este colega. Pero escuché a otro comentar: Necesita bajar
la voz y elevar el argumento. Es que no faltan los predicadores que piensan que la penetración de su
mensaje en el corazón de los oyentes radica en el tono y el
volumen del hablante. Es increíble que haya quienes crean que la
unción se manifiesta y fluye de acuerdo a la intensidad de la
expresión. La verdad es que no resulta tan grato escuchar un
mensaje a puro grito y regaño. La modulación de la voz también
aporta al buen discurso, los cambios en el tono y la intensidad de las
expresiones deben acomodarse a la consistencia de lo que se va a
expresar. El mensaje incluirá explicaciones que se pueden dar en
tono normal, aplicaciones que se harán en voz fuerte y frases de
entonación interrogante o de admiración que requerirán
modulación distinta. Claro que se ha de respetar el estilo de cada
uno, pero lo ideal es que la personalidad del orador se refleje en su predicación
D. EL PORRISTA
No se le ocurra a la iglesia callar un momento, porque el ministro le diagnostica muerte espiritual, falta
de gratitud para Dios, inconsciencia de la presencia divina, y un largo etcétera. El predicador entra en
crisis porque piensa que su mensaje no impacta y experimenta una sensación de que es ineficaz si no
hay algarabía de por medio. El problema es que muchas veces las porras ocupan una gran parte del
tiempo del mensaje. Luego si no le responden como quiere abandona la estructura del sermón y se
lanza contra la pasividad de la gente. Luego un momento instructivo y precioso como el de la exposición
de la Palabra, que es para nutrir la fe, se torna en uno en que prevalece la animosidad sin esencia ni
consistencia.
E. EL SENSACIONALISTA
F. EL MÍSTICO
H. EL ILUSTRADÍSIMO
Es aquel que cada dos o tres frases enfatiza “los expertos en análisis bíblico”, “según los doctos en
el idioma original”, y otras afirmaciones semejantes. Así una explicación sencilla y agradable de dos
minutos se convierte en una tediosa clase de 10 minutos que no impacta ni atrae la atención del
auditorio. El correcto uso de la semántica textual de los idiomas bíblicos es enriquecedor , pero “mucha
luz” termina por encandilar los ojos comunes y dejándolos más ciegos que al principio.
I. EL MULETÓLOGO
Si bien tienen su lugar, se debe recurrir a ellas de manera natural, discreta, medida e inteligente.
Algunas sugerencias para evitar gran parte de los vicios en la predicación.
Tener un profundo y sincero respeto y temor al nombre del Señor y su Santa Palabra.
Concientizarnos de la responsabilidad y seriedad de la noble tarea de la predicación bíblica.
Nos ayudaría mucho enriquecer nuestro vocabulario y es lógico que para ello asumamos que la
lectura es imprescindible.
Escuchar a otros predicadores y también a nosotros mismos para “examinarlo todo y retener lo
bueno”.
Evitar la improvisación y cultivar las pausas inteligentes.
Estimo que la unción, la Biblia, el ayuno, la oración y la preparación dedicada son una fórmula infalible
para elaborar el antídoto contra estos y otros “vicios en la predicación”, convirtiéndonos cada día en
mejores predicadores de la Biblia. Recordemos que la predicación es el método escogido por Dios para
hablar a la humanidad.
Según Oscar López: “Es la comunicación de la Palabra de Dios a través de la personalidad del que predica”.
1. Evidencia bíblica
En 2 Timoteo 4:2 la palabra griega que se traduce “predicar” es κηρύσσω significa predicar,
proclamar o mejor, anunciar. (Usada 61 veces en el N.T.). Este verbo deriva del sustantivo
κῆρυξ. Un κῆρυξ era un heraldo. Era el mensajero público. Tenía la tarea de recibir el
mensaje autoritario y anunciarlo en la plaza pública. No le correspondía escribir el mensaje
o embellecerlo, sino simplemente anunciar lo que había sido decretado. Esto es coherente
con nuestro pasaje. A Timoteo no se le indica a referir a la palabra, o señalar la palabra o
siquiera elaborar mensajes interesantes sobre él. Se le llama a anunciar públicamente el
mensaje no adulterado del texto inspirado. Se le exhorta a entregar una predicación
expositiva.
Nehemías 8:1-8
a. La ley se leyó a todas las personas con la edad suficiente para entender, 8:1, 2.
b. Después del exilio en babilonia (idioma, cultura y geografía diferentes), muchos judíos
no pudieron entender la lectura del texto hebreo, aun cuando se articulaba
lentamente y con claridad.
c. Los levitas fueron puestos estratégicamente entre la multitud para “poner el sentido”;
es decir, para dar la interpretación para aquellos que no entendían, 8:7.
d. Esta brecha histórica, lingüística, cultural y literaria entre los lectores y el texto fue
quitada para que pudieran entender, 8:8.
2. Otras Definiciones
Notemos las siguientes definiciones que correctamente comunican la idea de la predicación expositiva.
“Presentar el significado verdadero y exacto del texto bíblico de una manera que sea relevante para el
oyente contemporáneo”. (Sunukjian)
“Mi esfuerzo consiste en sacar de la Escritura lo que está ahí, y no meter lo que pienso que podría
estar ahí. Tengo un gran celo en esta cabeza; nunca hablar más o menos de lo que creo que es la mente
del Espíritu en el pasaje que estoy exponiendo”. Charles Simeon.
3. Aclaraciones
La predicación expositiva comienza con el texto bíblico y no con un problema humano o una
situación contemporánea. Hay dos fuentes posibles del
tema central del mensaje el predicador lo puede suplir o
el texto. ¿En qué fuente del tema tiene más confianza
Ud.?
La predicación expositiva se dirige a un texto bíblico.
Aunque se puede mencionar otros textos, son
subordinados al texto indicado. Su propósito principal es
Homilética Avanzada Pá gina 28
exponer la enseñanza del texto que se está estudiando. Realmente hay más información dentro de
cada texto que uno jamás podría exponer en un solo mensaje.
La predicación expositiva expone el mensaje que el autor original quiso comunicar. Se deduce
por medio de la exégesis, la aplicación de los principios de hermenéutica al texto.
“El predicador es primero un exegeta de la Escritura, antes de ser un expositor de la
Escritura”. (Richards)
“Tal predicación será la labor más difícil que haremos, pero también la más excelente. Es la
más difícil porque requerirá el uso de la más rigurosa disciplina y habilidad mental que Dios
nos ha dado”. (Sunukjian)
La predicación expositiva permite que el texto controle tanto el contenido como la
estructura del mensaje. El mensaje debe tratar la totalidad del texto, siguiendo el flujo de
pensamiento del texto. Repito, el texto controla el sermón y no viceversa.
La predicación expositiva busca aplicar el mensaje original a la situación específica de los
oyentes.
“Sin aplicación es sólo exposición y no predicación expositiva. Es información, no un
mensaje”. (Liefeld)
ACTIVIDAD
Lectura #1
La Palabra es el instrumento que Dios usa para hacernos nacer espiritualmente (Stg. 1:18; 1 Pe.
1:23)
Para reformar nuestras vidas en el proceso de la santificación (Jn. 17:17; Hch. 20:32; 1 Ts. 2:13).
Dios ha querido que Su Palabra Escrita tenga el mismo poder de producir vida que Su Palabra
Hablada en la creación (He. 4:12-13; Sal. 119: 25, 28, 93, 116, 154).
Y ese poder contenido en la Palabra Escrita se desata por medio de la predicación (1 Co. 1:21).
Dios bendice Su palabra predicada, no las ideas personales del predicador. La predicación
expositiva es esa clase de predicación que proclama y expone el texto de la Palabra.
La característica principal de la predicación expositiva es que cada sermón tiene una idea central que es la
condensación del mensaje bíblico (puede ser un pasaje, un libro, una doctrina, un personaje, etc.) No tener una
idea central significará que no se ha hecho un buen estudio para encontrarla. La idea central es un principio
básico de la comunicación entre los hombres.
Además, todo mensaje expositivo debe tener una estructura lógica, coherente y clara: Esto es básico para la
comunicación precisa y eficaz. Si no existe una estructura clara, tampoco se puede esperar que las personas
entiendan el mensaje. No es suficiente tener la idea central y hacer la explicación del texto, lo que se necesita es
desarrollar la idea central de forma ordenada y lógica para que los oyentes comprendan lo que queremos
comunicarles.
El estudio hecho por medio de la exégesis y la hermenéutica debe integrarse al sermón de tal manera que se
logre un todo, y no unas apreciaciones sueltas.
Finalmente, todo mensaje expositivo debe hablar a los oyentes de hoy: El mensaje tiene que hablar a nuestro
contexto y este puede variar cada vez que uno predica. No será lo mismo predicar en América Latina que en los
EE.UU. No será lo mismo predicar a un grupo de jóvenes o a un grupo de niños. Y aún, cuando se predica a una
congregación diversa, el predicador tendrá que tener el cuidado de predicar para todos y no sólo para un grupo
dentro de ella. Todo, la explicación, aplicación, lenguaje, ilustraciones, y demás libretos, deben estar de acuerdo
al contexto del predicador y su audiencia.
La meta de la Predicación Expositiva la hace única y es muy importante saber a dónde vamos. Esta meta se puede
ver en los siguientes tres aspectos:
Estimular la fe
que resulta en vidas cambiadas
para la gloria de Dios
1. Minimiza el peligro de manipular a la gente, porque el texto controla lo que decimos y como lo
decimos. La Biblia deja poco espacio para que nosotros volvamos repetidamente a nuestras
muletillas.
2. Minimiza el peligro de abusar del poder, porque el sermón guiado por el texto crea una
salvaguarda instantánea contra usar la Biblia para forzar a las personas para que hagan o piensen
lo que queremos que hagan o piensen.
3. Quita la necesidad de depender en nuestra personalidad. Mientras nosotros sentimos el peso, en
ocasiones, de tener poca ‘inspiración,’ energía o creatividad, si nuestro enfoque está en permitir
que las inmensas riquezas de la Escritura hablen en todo su color y variedad, la presión se va.
4. Promueve la humildad en aquellos que enseñan. Así como puede ser una tentación pensar que
somos especiales porque estamos parados al frente hablando, debemos saber que la clave para
predicar al corazón es simplemente descubrir el poder y la frescura de la Palabra de Dios para
ponernos en nuestro lugar.
Dios, por medio de su palabra hace la vida de quienes escuchan el sermón expositivo, se enrumbe
por donde el él quiere llevarla produciendo liberación del pecado y permitiendo que el hombre
nuevo se regenere.
La predicación expositiva asegura los más altos niveles de conocimiento bíblico para el rebaño.
La predicación expositiva lleva a la gente a pensar y vivir bíblicamente de la manera que Jesús a
demandado.
La predicación expositiva busca convertir al predicador y su congregación en cristianos maduros.
Mantiene a la iglesia actualizada y en interés de todos los temas bíblicos
LA CONTEXTUALIZACION
Principios básicos para el predicador
Creemos en el poder de la Palabra de Dios: Es poderosa para transformar corazones, para hacernos andar
en Santidad, para convencer al pecador.
Creemos en la centralidad de la Palabra: Entre todos los aspectos de la vida cristiana muy importantes
oración, evangelismo, obra social la Palabra de Dios es el centro, todo lo demás brota, y brota bien.
Hemos sido creados para recibir predicación: Somos creados para trasmitir y escuchar la voz de Dios, y
debemos ser fieles para eso. Siempre estamos escuchando algo con contenido espiritual. Debemos cuidar
que sea buena predicación
La contextualización en la predicación es comunicar el mensaje del evangelio en formas que sean comprensibles
o apropiadas en el contexto cultural del oyente. La contextualización tiene que ver con nosotros y el ahora. Está
comprometida con la relevancia y con la aplicación para hoy.
Para decirlo de otra manera, el predicador está destinado a errar el blanco de la exposición bíblica, cuando
permite que el contexto que está tratando de ganar para Cristo controle la Palabra que habla de Cristo.
Al elevar la contextualización a una disciplina estudiada excesivamente centrada en las ganancias prácticas,
algunos predicadores tratan el texto bíblico de una manera descuidada y poco entusiasta.
Este es el problema de la adhesión ciega. A partir de un sano deseo de hacer avanzar la misión de su iglesia, el
predicador centra su preparación exclusivamente en formas creativas y artísticas que puedan hacer su sermón
relevante. Como resultado, nos conformamos con dar impresiones superficiales del texto. Nos olvidamos de que
el texto bíblico es la palabra relevante, la cual merece nuestros mayores esfuerzos de meditación y explicación.
La adhesión ciega a la contextualización altera nuestra predicación en al menos tres formas, y ninguna de ellas es
para mejor.
Afecta nuestra perspectiva en el estudio (en la preparación de su sermón, el predicador se preocupa por
el mundo en lugar de la Palabra de Dios). Esto lleva a la predicación impresionista.
Cambia nuestro uso del púlpito (la Palabra ahora apoya nuestros embriagantes planes y propósitos, en
lugar de los de Dios). Esta es la predicación ebria.
Cambia nuestra comprensión de la autoridad (la lectura devocional “fresca” y “dirigida por el espíritu”
del predicador se convierte en el aspecto determinante de la verdad). Yo llamo a esto la predicación
“inspirada”.
Veamos cada una de ellas un poco más de cerca. Creo que vamos a encontrar que parte de lo que pensamos que
es predicación expositiva en realidad yerra el blanco. (Tomado de Predicación Expositiva)
La predicación impresionista
El método impresionista toma lo que el ojo ve y lo interpreta, lo exagera, ignora algunas partes, y al final
lo distorsiona.
Ahora, piensa en lo que haces cuando te sientas a preparar un sermón. Abres tu Biblia. No tienes mucho
tiempo. Es probable que tengas una reunión o dos esta noche. Es posible que tengas que guiar a alguna
familia o a alguien del personal. Ciertamente tienes las manos llenas de trabajo pastoral. Sin embargo,
tienes que decir algo el domingo. Así que empiezas a leer tu texto y a anotar cosas en tu ordenador, al
Esta es la predicación impresionista. Sucede a menudo. De hecho, puede ser el problema más importante
que enfrentan los predicadores hoy. La predicación impresionista no es controlada por la realidad del
texto. Ignora los contornos históricos, literarios y teológicos del texto.
Lectura #2
(Pág.19-22, de David Helm). Anexo
La predicación ebria
Con una leve alteración del lenguaje, la ocurrencia bien podría decirse en contra de muchos maestros de
la Biblia en la actualidad: “Algunos predicadores usan la Biblia de la manera que un borracho usa una
farola… más para apoyo que para iluminación”. Este es el
predicador ebrio.
Aquellas semanas en las que hemos estado en el púlpito,
apoyándonos en la Biblia para dar soporte a lo que queríamos
decir, en lugar de decir solamente lo que Dios quiso que la Biblia
dijera, hemos sido como un hombre bebido que se apoya en una
farola (usándola más para apoyo, que para iluminación). Una
mejor postura para el predicador es quedarse justo debajo del
texto bíblico. Porque es la Biblia y no nosotros los que
predicamos la Palabra del Espíritu (He. 3:7; Jn. 6:63).
Lo que me sucedió en el pasado puede sucederle a cualquiera de nosotros. Hay una amplia variedad de
maneras en las que podemos usar la Biblia como un borracho usa una farola. Tal vez tengas posturas
doctrinales muy fuertes, las cuales se convierten en el mensaje central de cada pasaje que predicas, sin
importar lo que el texto esté diciendo. Quizá saques conclusiones políticas, sociales o terapéuticas, sin
importar lo que el Espíritu tenía en mente en el texto. En esencia, nuestra tendencia a la predicación ebria
por encima de la predicación expositiva, deriva de una cosa: imponemos nuestras más profundas
pasiones, planes y perspectivas sobre el texto bíblico. Cuando hacemos esto, la Biblia se convierte en
poco más que un apoyo para lo que queremos decir.
No somos libres para hacer lo que queramos con la Biblia. Ella es soberana. Ella debe ganar. Siempre.
Nuestro papel como predicadores y maestros de la Biblia es ponernos debajo de la luz iluminadora de las
palabras que hace mucho fueron escritas por el Espíritu Santo. Nuestro trabajo es decir hoy lo que Dios
dijo una vez y nada más. Porque al hacer esto, el sigue hablando.
Veamos cada una de ellas un poco más de cerca. Creo que vamos a encontrar que parte de lo
que pensamos que es predicación expositiva en realidad yerra el blanco.
Veamos un ejemplo. Imagina que tienes que preparar un mensaje para tu clase de “padres
jóvenes”. Decides hablar acerca de 1 Samuel 2:12-21.
Homilética Avanzada Pá gina 35
Lectura #3
Analizar Texto del libro Predicación expositiva (Paginas indicadas en el modulo: 23-27). (Anexo)
La predicación “inspirada”
Hemos visto dos consecuencias negativas que la adhesión ciega a la contextualización tiene para la
exposición bíblica. En primer lugar, exploramos el impacto que este enfoque tiene en el predicador en su
estudio.
Este método de preparación puede conducir a la
predicación impresionista. En segundo lugar, vimos
cómo la contextualización ciega puede influenciar el
uso de la Biblia por parte del predicador en el púlpito.
Las presiones semanales para ser relevantes pueden
dar lugar a la predicación ebria.
Ahora nos enfocaremos al predicador fuera de su
estudio y fuera de su púlpito y ver cómo lee su Biblia
en privado. Porque incluso aquí, las estrategias de
lectura contemporáneas que adoptan las personas para
sus “momentos de tranquilidad” pueden afectar la
proclamación pública de la Palabra de Dios.
Por su autoría divina, la Biblia es y siempre será la
autoritativa e inspirada Palabra de Dios. Sin
embargo, tristemente y a esto quiero llegar los
predicadores cada vez más consideran su lectura
subjetiva del texto como inspirada. Cada vez más, a los
maestros de la Biblia se les dice que cualquier cosa que
conmueva su espíritu en lecturas bíblicas
privadas debe ser lo que el Espíritu de Dios quiere que
sea predicado en público.
Un ejemplo de este tipo de estrategia de lectura
conocida como Lectio Divina tiene una larga historia.
Esta práctica tradicional benedictina de interpretación bíblica tenía el objetivo de promover la comunión
con Dios y en menor medida la familiarización con la Biblia. Esta estrategia favorece una visión de los
textos bíblicos como “la Palabra Viva”, más que como palabras escritas que deben ser estudiadas.
Las formas tradicionales de esta práctica incluyen cuatro pasos para la lectura privada de la Biblia: leer,
meditar, orar y contemplar. Empiezas calmando tu corazón con una simple lectura del texto.
Entonces meditas, tal vez en una sola palabra o frase del texto y, al hacerlo, evitas intencionadamente lo
que podría considerarse un enfoque “analítico”. En esencia, el objetivo aquí es esperar la iluminación del
Espíritu para llegar a un significado. Esperas a que Jesús venga y te hable.
Este tipo de predicación “inspirada” es un juego peligroso. Es completamente subjetiva. Cuando
detenemos el trabajo duro de entender las palabras que el Espíritu nos ha dado y trabajamos
exclusivamente en la “mente del Espíritu”, nos convertimos en la autoridad final sobre el significado.
Empezamos a establecer “verdades” y “consejos” que no pueden ser ni probados ni apoyados
bíblicamente. Podemos hacerlo por buenas razones, como nuestro sentido de la salud moral de nuestra
gente o como un genuino deseo de renovar el mundo en el que vivimos. Pero, no obstante, comenzamos
a funcionar fuera de la doctrina ortodoxa. Confundimos “así dice el Señor” con “así me ha dicho”.
Pedimos a nuestras congregaciones que confíen en nosotros en vez de confiar en la Palabra. (Pág.28-40)
El lado derecho de esta ilustración muestra la responsabilidad del predicador con el contenido de la Palabra de
Dios:
Interpretar correctamente. Esta es una parte esencial de nuestro trabajo. Todos queremos ser fieles. La
Biblia nos da las palabras del Dios vivo.
El lado izquierdo nos apunta en otra dirección en la que tenemos responsabilidad: hacerlo entendible.
Esto también es esencial. ¿Quién de nosotros no quiere ser fructífero?
El predicador se encuentra entre estas dos tareas cada semana. Ambas lo presionan, cada una exigiendo
su tiempo y atención. Y muy a menudo, el predicador teme que no sea posible tener un compromiso total
con una sin dejar a la otra atrás.
Por supuesto, los dos compromisos de interpretar bien y hacerlo entendible no son socios imposibles.
Lectura #4
X. LA EXÉGESIS
Es posible “interpretar correctamente el texto” y “hacerlo
entendible”. No tenemos que elegir entre una cosa o la otra. Se
pueden hacer ambas, y bien hechas. Pero, ¿cómo? ¿Cómo podemos
preparar mensajes que sean a la vez fieles al texto y fructíferos para
hoy? ¿Y cómo lo hacemos evitando nuestra tendencia hacia una
adhesión ciega a la contextualización? Hay una manera, y los buenos
Lo primero es lo primero
Toda predicación debe comenzar con la exégesis.
Da al contexto bíblico en lugar de
a su propio contexto el control
sobre el significado del texto.
Escucha atentamente hasta que
sabe cómo el texto encaja en el
mensaje general del libro.
Observa la estructura y el énfasis
del texto.
Por ello, antes de sentarme a estudiar la Biblia, siempre oro. Aunque hay medios ordinarios de estudio,
necesito la ayuda extraordinaria del Espíritu en el proceso.
Al llegar al trabajo práctico, he encontrado útil pensar acerca del contexto de dos maneras diferentes: el
contexto literario y el contexto histórico. Se trata de dos ideas relacionadas y que a menudo se solapan,
pero vale la pena entender la diferencia. El contexto histórico se refiere a las circunstancias o a la
situación que impulsó el texto. Esto puede exigirte tener que entender culturas antiguas. Puede que
necesites fortalecer tu comprensión de la historia bíblica. O quizás tendrás que estudiar un libro entero
en un esfuerzo por reconstruir la situación que enfrentaba la primera audiencia.
El contexto literario, por otro lado, es simplemente el texto alrededor de tu texto. Considera la
estrategia de redacción o edición del autor y plantea la pregunta de por qué ha organizado su libro
como lo ha hecho.
Veamos un ejemplo de cómo el significado de un texto debería ser controlado por su contexto en lugar
del nuestro. En 2 Corintios 6:14-15: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué
compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué
concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
En el contexto histórico, veremos que el escritor no nos está hablando directamente a nosotros. Pablo
había estado argumentando en contra de la afinidad de los corintios para proteger a maestros populares
y orgullosos que llevaban a cabo su ministerio de una manera que evitaba la persecución a toda costa.
Estos “superapóstoles” habían llevado a la gente lejos del evangelio y lejos de Pablo. ¡Y Pablo los quería
de vuelta! Los quería unidos en un mismo yugo con él.
Hablando históricamente, por tanto, nuestro enfoque de este texto debería ser controlado por la
preocupación de Pablo en cuanto a nuestra unión con los falsos maestros. No tiene nada que ver en
primer lugar con quién te casas o con quién te asocias en los negocios.
Lectura #5
Para la mayoría de nosotros, este es nuestro problema. Subimos al púlpito sin comprender la estructura
esquelética del texto. Como resultado, no tenemos muy claro el significado del texto, y cuando nos bajamos del
púlpito, nuestra gente no está en un mejor estado. Entonces, ¿cómo encontramos la estructura de un texto?
Trabaja a partir de una traducción palabra por palabra del texto.
Haga su propia traducción del texto. El proceso me enlentece, pero empiezo a ver lo
que el autor está haciendo, y cómo cada parte se relaciona con la unidad más
amplia.
Lee, relee, y lee el texto otra vez, lentamente y en voz alta. Cuanto más tiempo
pases en el texto, mejor verás cómo funciona.
A medida que lees, busca palabras, frases e ideas que se repitan. Si el objetivo es
encontrar la estructura y el énfasis, las expresiones que se usan con frecuencia
normalmente serán grandes pistas a la hora de ver el énfasis.
La Biblia tiene diferentes géneros: narrativa del Antiguo Testamento, profecía, lenguaje apocalíptico,
sabiduría y poesía, las Epístolas, los Evangelios y los Hechos. Dentro de estos diferentes géneros, tienes
tres tipos básicos de textos: el discurso, la narrativa y la poesía. (Predicación expositiva Pág., 62)
Saber cómo funciona cada uno de los diferentes tipos de texto, te ayudará a saber qué herramientas los
descifran mejor.
El discurso es material hablado. Es lógico y lineal. Lo encontramos con más prominencia en las
Epístolas. También lo encontramos en los libros de historia del Antiguo Testamento, en los
discursos de los libros proféticos y apocalípticos, y en los sermones de los Evangelios y de los
Hechos.
Homilética Avanzada Pá gina 39
Para encontrar la estructura de un discurso, es útil escribir el texto en un trozo de papel sin los
saltos de los párrafos o quitando los números de los versículos dados por los editores de
nuestras biblias.
Busca palabras o frases repetidas, palabras claves, palabras de transición, el flujo de las ideas, las
relaciones gramaticales, las clases independientes y dependientes, si el texto está escrito en
primera (yo), segunda (tú) o tercera persona (él/ella), si contiene preguntas, expresiones
declarativas o imperativas, y características gramaticales similares. Si utilizas estas herramientas
correctamente, normalmente encontrarás la forma y el énfasis de tu pasaje.
Una narrativa es una historia, y las historias tienden a seguir una estructura bastante distintiva.
son las escenas, la trama y los personajes los que ayudarán al predicador a ver la estructura y el
énfasis de una narrativa. Identificar diferentes escenas donde la actividad en el texto cambia de
ubicación, por ejemplo será probablemente el mejor punto de partida. Si tomas pasajes
narrativos más largos para el texto de tu sermón, los cambios de escena revelarán un principio
organizativo.
En esas escenas y en ocasiones a lo largo de escenas tendrás que buscar las tramas. Las tramas
suelen tener cinco partes:
1. El escenario: El escenario incluirá normalmente el lugar, la época y una introducción a los
personajes.
2. El conflicto: El conflicto es la parte de la historia que proporciona tensión dramática y una
sensación de que algo debe resolverse. Puede ser muy claro como una amenaza violenta, o
puede ser muy sutil (como una confusión emocional).
3. El clímax: El clímax es el punto de inflexión, donde se rompe la tensión dramática.
4. La resolución: La resolución es el resultado del clímax, cómo se resuelve el conflicto.
5. El nuevo escenario: El nuevo escenario es el regreso a un nuevo tipo de normalidad desde
la cual surgirá el siguiente arco argumental.
Por supuesto, entender cómo el autor retrata a los personajes la gente de la historia también es
importante. Observa qué protagonistas presenta el autor y cuándo. Fíjate en cómo cambian.
Presta atención a cómo el autor pasa del uno al otro. Si tienes un buen entendimiento de la
trama y de los personajes, tendrás una buena comprensión de la forma y el énfasis de la
narrativa.
La poesía es un tercer tipo de texto. La mayor parte de la poesía en la Biblia está en la literatura
sapiencial y en la literatura profética del Antiguo Testamento.
Para encontrar la estructura, tendrás que considerar:
1. las repeticiones de palabras o incluso estrofas enteras (p.ej.: los Salmos 42 y 43 se organizan en
torno a la estrofa que comienza con “¿Por qué te abates, oh alma mía?”). También deberás tener
en cuenta los cambios en las figuras y las estrategias gramaticales (como los cambios de énfasis
en las personas o en los puntos de vista.
2. la estrategia más útil para encontrar la estructura y el énfasis en la poesía es ver cómo funciona
el paralelismo en tu texto, particularmente la transición entre tipos de paralelismo en el texto.
La disciplina de la teología bíblica nos exige dar un paso atrás y mirar el panorama completo de lo que
Dios ha dicho y hecho, y ver cómo todo se relaciona con el epicentro de su revelación: la muerte y
resurrección de su Hijo.
La disciplina de la teología bíblica ofrece a los predicadores ciertos beneficios.
Previene de la predicación que es meramente intelectual o moralista
Mantiene lo principal como lo principal.
Lectura #6
Si la teología bíblica te ayuda a discernir el desarrollo progresivo del plan de redención de Dios en Cristo, entonces
la teología sistemática te ayuda a sintetizar todo lo que la Biblia dice en forma de doctrinas.
Organiza la Escritura de manera lógica y jerárquica, no de forma histórica o cronológica (como lo harías en la
teología bíblica)
No obstante, incorporar la teología sistemática en tu reflexión teológica tiene tres beneficios prácticos.
A. Te mantiene en la fe: Cuando hagas tu exégesis, inevitablemente llegarás a pasajes difíciles, lo cual te
obligará a tomar decisiones exegéticas difíciles. Y dado que ninguno de nosotros es perfecto,
cometeremos errores. Cuando empieces a luchar con estas conclusiones difíciles relacionadas con tu
texto, la sana doctrina será una guía.
B. Te ayuda a conectar con el evangelio desde géneros particulares: Los géneros que tienen mucho discurso
o poesía pueden, sin embargo, ser conectados más fácilmente con el evangelio a través de la teología
sistemática. Estos géneros tienden a abordar con más frecuencia conceptos fundamentales como la fe, la
gracia, la justificación, el pecado, y otros similares. Así que cuando un salmo habla sobre el
arrepentimiento del pecado, o Pablo habla acerca de la fe y las obras, tenemos una ventana legítima para
entrar en el concepto teológico del evangelio
C. Perfecciona tu habilidad para hablar a los no cristianos: conectar legítimamente tu texto con la teología
sistemática durante el curso de tu sermón puede ser en realidad la mejor manera de acercar a un no
cristiano a la Palabra de Dios. Una manera útil de instruir sobre el pecado podría ser mirar a esta
categoría sistemática y darnos cuenta de que hay tres grandes metáforas para el pecado: el peso, la
deuda, y la mancha. Entonces, aunque tu oyente no entienda inicialmente la idea del “pecado” tal y como
está allí en tu pasaje particular, podrías incorporar la doctrina más amplia del pecado en tu sermón de
una manera que le ayude.
Aunque un ministerio evangélico sano siempre es guiado por el texto, debe ser informado por el contexto. La
contextualización debería informarnos sobre cómo predicar la Palabra de Dios hoy en tres líneas:
LA COMPOSICIÓN DE TU AUDIENCIA
A. La iglesia: La audiencia principal de la Palabra de Dios predicada expositivamente es la iglesia, el pueblo
de Dios.
Los expositores bíblicos fieles son siempre conscientes de esto. Trabajan sobre la Palabra de Dios con gran
cuidado, precisamente porque saben que la Palabra que proclaman salva y fortalece a la iglesia.
B. La ciudad: No tenemos que sucumbir a la idea de que Dios ama más a las personas que viven en ciudades
que a las que viven en otros sitios. Simplemente tenemos que atender los retos y las oportunidades de la
vida en la ciudad.
C. El ciudadano y su cultura: Una cosa es saber dónde se puede encontrar nuestra audiencia. Otra muy
distinta es saber quién es nuestra audiencia y qué costumbres la definen.
LA ORGANIZACIÓN DE TU MATERIAL
Una vez que hayas hecho la exégesis y hayas reflexionado teológicamente sobre el texto, tendrás un almacén de
cosas ricas y provechosas que decir, y tiene toda la razón para querer premiar a tus oyentes con el fruto de tu
trabajo.
Entonces, ¿qué debería gobernarnos en la disposición del material? ¿Y qué papel positivo jugará la
contextualización? Creo que necesitarás prepararte en dos líneas:
La necesidad de la claridad
Las ventajas de la conformidad textual
La primera se apoya en gran medida en la contextualización, mientras que la segunda se aferra firmemente al
texto bíblico.
LA APLICACIÓN DE TU MENSAJE
Cuando se trata de la aplicación, lo primero que hay que decir es que los expositores bíblicos deben
buscar un cambio de corazón.
Nuestra predicación nunca debería conformarse con aplicaciones que simplemente compartimenten
cómo uno piensa o lo que uno hace. Más bien, como expositores bíblicos, nuestro objetivo es capturar
completamente la voluntad y los afectos de nuestros oyentes para Dios.
Una aplicación completa al corazón se asocia con la contextualización en al menos cuatro formas. Esta
aplicación:
Tendrá como objetivo decidido un arrepentimiento de corazón. Hch. 17:30
Estará arraigada en un corazón de oración. Lucas 11:1-13
Procederá de un conocimiento del corazón
Surgirá del corazón del texto bíblico. 1 S. 17:46-47
Los mejores expositores bíblicos, aunque están inmensamente pendientes del hoy, no obstante, hacen
todo su trabajo del sermón ya sea la exégesis, la reflexión teológica o la contextualización a la luz del día
(ese día cuando Jesús regrese, cuando todas las cosas serán reveladas, incluyendo las motivaciones del
corazón del predicador). Que tu conocimiento de ese día te ayude a permanecer en oración y fiel,
dejando la abundancia de los frutos en las manos de Dios.
RECORDAR TIPOS DE MENSAJES Y SU ESTRUCTURA
Lectura #7
Lectura y Análisis 12-14 (Volvamos a la predicación)
Lectura #8
Definición: Es el sermón que escoge un tema y lo trata desde todo punto de vista posible; de
cada estructura saca un sermón.
Ejemplos: Tema General “LA GRAN COMISION”
XIII. ANEXO
Anexo
Enterarse de Discernir
Definir Entender
Describir Descubrir
reconocer
La oración tiene que acompañarnos en cada paso de la preparación del sermón. Es vital mantener un espíritu de
oración: sea en el púlpito, o cuando ya hemos bajado de él. Lee las biografías y autobiografías de los más grandes
predicadores a lo largo de los siglos y hallarás que esta fue la gran característica de sus vidas. Siempre fueron
grandes hombres de oración y dedicaron una considerable cantidad de tiempo a la oración”.
Es importante leer el texto que vamos a predicar varias veces, hasta prácticamente haberlo memorizado. Además
del contexto inmediato, hay que fijarse bien en los capítulos anteriores y posteriores del pasaje. No podemos
predicar sobre Romanos 2 sin leer Romanos 1 y Romanos 3. Sin esta lectura más amplia, nos resultará muy difícil
seguir el hilo de pensamiento del autor.
Otra cosa a tener en mente es el estilo literario del libro. ¿Es un libro histórico como Crónicas o poético como los
Salmos o sapiencial como Eclesiastés o doctrinal como las epístolas? Entender el género literario nos ayudará a
interpretar mejor los pasajes de tales libros. No podemos, por ejemplo, interpretar la literatura apocalíptica ni la
literatura poética de la misma forma que los textos históricos. Generalmente hablando, resulta más fácil y menos
peligroso predicar sobre una carta doctrinal que sobre un texto poético ya que las epístolas doctrinales suelen ser
mucho más claras y menos simbólicas.
Es prácticamente imposible entender la profundidad de diversas partes de la Biblia sin tomar en cuenta el
momento histórico en el que fueron escritas. Hay que tomar en cuenta la identidad del autor del libro para
Si conoces bien el texto, te resultará más fácil discernir la idea central y las ideas subordinadas que se presentan
en tu pasaje. En casi todos los casos, las palabras más importantes en cualquier versículo bíblico son los verbos.
Hay que prestar atención a los adjetivos, los sustantivos, los adverbios y las conjunciones también; pero el sentido
del versículo suele residir en sus verbos. “De tal manera amó Dios al mundo que dio su Hijo unigénito…” (Jn.
3:16). Es una buena idea escribir los versículos en un folio, colocando la idea principal arriba y las ideas
subordinadas abajo usando líneas, flechas, dibujos, etc.
Cada texto forma parte de un determinado libro, pero también tiene un lugar en la historia de la salvación. Es
beneficioso siempre conectar el texto que estamos estudiando con Jesucristo. A veces el texto nos hablará
explícitamente de Cristo, por lo tanto, no hará falta añadir este paso; pero en otros libros donde no se menciona
al Señor, hay que pensar en cómo se relaciona este pasaje a Él.
7. Desarrolla un bosquejo.
Después de tener claro cuáles son las ideas clave del texto, podemos proseguir a hacer nuestro
bosquejo. Podemos hacer un maravilloso estudio literario, histórico y gramatical, pero si no estructuramos bien
nuestros pensamientos, nuestros oyentes van a salir de la reunión confundidos. La meta del predicador debe ser
que la gente entienda bien el mensaje para que cuando se vayan a casa, sepan claramente de lo que habla la
Biblia.
El valor de la ilustración reside en enseñar la verdad de una manera más entendible. Si hay personas filosóficas en
tu congregación, pillarán la enseñanza doctrinal enseguida puesto que su mundo es el mundo de los conceptos.
No obstante, la mayoría de las personas aprenden más mediante ilustraciones. Por ejemplo, al hablar sobre la
doctrina de la justificación por la fe, siempre viene bien la imagen de un juez declarando a un criminal justo
porque otro paga la condena por él.
La aplicación es importante para que el sermón no sea un simple discurso bonito, sino la proclamación de la
Palabra predicada a los corazones de nuestros oyentes.
Después de estudiar el pasaje, vale la pena estudiar otras obras sobre el mismo. Podríamos consultar un
comentario bíblico, por ejemplo. Esta lectura incluso nos aportará nuevas ideas que podríamos incorporar al
mensaje.
10. ¡A predicar!
La palabra contextual es importante. Es más específica que simplemente preguntar si el mensaje es textual,
porque muchos predicadores usan versículos bíblicos en sus sermones, y con base en eso dicen que su sermón se
basa en un texto bíblico. Pero poner algunos versículos de la Biblia en tu sermón no es lo mismo que predicar la
Biblia. Además, explicar uno o dos versículos lo cual está bien hacer, en mi opinión puede que no capture la
relevancia de esos versículos si son sacados fuera de contexto.
Asegúrate de que el texto bíblico controle lo que quieres decir, y no al contrario. Y aun si no estás predicando un
pasaje completo de la Escritura, asegúrate de que cualquier cosa que estés predicando esté contenida en el
contexto del pasaje donde se encuentra. Todo texto bíblico debería ser interpretado de acuerdo a su contexto
inmediato, y cada contexto inmediato debería ser interpretado de acuerdo al contexto mayor de la historia del
evangelio en la Escritura. Como dice el viejo dicho de predicadores: “Un texto sin contexto es un pretexto para
malinterpretar el texto”.
La predicación convincente significa que no predicamos como si cada frase finalizara con un signo de
interrogación. La predicación convincente significa que no balbuceamos sobre el pecado y la ley. La predicación
convincente significa que no vacilamos ante las realidades del infierno y la ira. La predicación convincente significa
que no satisfacemos las prioridades del mundo o impulsos consumeristas. La predicación convincente significa
que no evitamos ni ablandamos las doctrinas esenciales y ortodoxas del cristianismo histórico. Y quizá lo más
fundamental, la predicación convincente significa que predicamos la Palabra escrita de Dios como si fuera
inspirada e infalible, suficiente y sobrenatural, viva y vivificante.
Así que hay dos aspectos importantes de claridad aquí: lenguaje claro y comprensión clara. La buena predicación
no es simplista, por supuesto, sino que suele extender el intelecto de los oyentes. Pero es mejor extender el
intelecto de los oyentes con grandes pensamientos de Dios, no con grandes palabras de predicadores. En las
Escrituras, leemos que los escribas y los sacerdotes que leían la Palabra de Dios a la gente reunida lo hacían
“interpretándolo y dándole el sentido para que entendieran la lectura” (Neh. 8:8).
Esto no significa que cada sermón debe tener el mismo tono emocional. Diferentes textos llevan los tonos de sus
contextos. Algunos textos bíblicos llaman a la reprensión, y algunos llaman al regocijo. Algunos llaman a las dos
cosas. Una de las grandes ventajas de la predicación expositiva es que nos ayuda a predicar según la estructura
del texto. Pero es posible traer emoción a un sermón que es totalmente injustificada por el texto en sí, o
totalmente inútil en el objetivo de ayudar a la gente a ver a Jesús. Algunos predicadores parecen pensar que gritar
= predicar. Pero deberías saber que si todas tus frases terminan con puntos de exclamación, ninguna de ellas lo
hace efectivamente.
Así que predicar con compasión no es simplemente predicar feliz o triste o con emociones profundas. Pero las
emociones pueden dirigirse mal. Predicar con compasión, entonces, es predicar con:
Un afecto profundo por la Iglesia, para que ella pueda ser edificada y animada en sus afectos por Cristo.
Un deseo sincero y profundo para que las almas perdidas sean rescatadas de su pecado y de la ira que
merecen.
Puedes predicar un sermón expositivo con claridad y convicción, e incluso compasión, pero si has olvidado el
evangelio de Jesucristo, ni siquiera has predicado un sermón cristiano. Solo el evangelio de la cruz y la
resurrección de Cristo puede salvar a un alma perdida y santificar a una encontrada. Es la gracia de Dios en las
buenas nuevas de la vida, muerte, y resurrección en gloria de Cristo que proporciona el poder que los pecadores
necesitan para crecer e ir; es solamente la gracia de Dios la que lo hace. Por eso Pablo resolvió en su ministerio:
“Porque nada me propuse saber entre ustedes excepto a Jesucristo, y Este crucificado” (1 Cor. 2:2).
Este dicho es muy popular entre los predicadores de la prosperidad. La Biblia nunca nos enseña esto. Los
predicadores lo usan para influenciar sobre las pobres mentes de aquellos a quienes tienen en su Iglesia. Dios
conoce nuestros corazones, si Dios sabe que lo que puedo ofrendar es poco, como quiera él ha de bendecirme.
Lucas 4:1-4. 2 Corintios 9:6-9. (Analicemos el verso 6)
1 Corintios 13:2
Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra
trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.
La fe es algo esencial, pero, ¿De qué nos sirve tener toda la fe del mundo y tener la palabra de Dios en segundo
lugar?
3. El próximo año será un año de bendición, será el año en que Dios te sacará de tu
desierto
Cada vez que se aproxima un nuevo año escuchamos a nuestros predicadores decir: “El próximo año será un año
de bendición será el año en que Dios te sacará de tu desierto”. Los predicadores no son los que determinan hasta
donde llega el proceso en el que Dios nos ha permitido estar, no son los que deciden si Dios nos va a bendecir o
no. Estamos cansados de escuchar esta frase, sin importar en que decirte estemos, todos los años son de
bendición para nuestras vidas si Dios está con nosotros.
Es cierto que tenemos que obedecer a Dios, pero también tenemos que conocerle: Jeremías 9:24
Es cierto que Dios nunca se equivoca, y por eso mismo él no tiene segunda orden o segundo plan, el plan de Dios
siempre será perfecto.
LECTURAS
Lectura #1
Análisis para debatir
Analizar Texto del libro Predicación expositiva (Paginas indicadas en el módulo: 23-27).
El bosquejo de la verdad
A medida que avanza su preparación, usted convertirá el bosquejo del pasaje en un bosquejo de
la verdad eterna. El bosquejo de la verdad nos dice qué sucede en el presente: «este es el tipo de
experiencias que tiene la gente; así es como Dios trata con nosotros; esto es lo que Dios revela
acerca de sí mismo».
En el bosquejo de la verdad, los enunciados históricos del bosquejo del pasaje se convierten
en declaraciones atemporales que transmiten las verdades eternas que están siendo
reveladas por medio del material bíblico.
Los conceptos se expresan en términos más generales y universales que trascienden la
historia.
Por ejemplo, en base a Éxodo 13:17 -22, la segunda sección del bosquejo
definitivo del sermón podría ser similar a lo siguiente
II. Dios nos lleva a veces por una ruta indirecta hacia sus buenos planes, pues
sabe que hay algún obstáculo en la ruta directa que nos impediría alcanzar la
meta [esto fue tomado del bosquejo de la verdad].
A. La razón por la que Dios llevó a Israel por un sendero en zigzag fue que
encontrarían oposición bélica en el sendero en línea recta y así nunca
llegarían a su destino (13:17) [esto se tomó del bosquejo del pasaje].
B. La razón por la que Dios nos lleva a veces por un sendero zigzagueante
es que algún obstáculo en la ruta directa nos impediría alcanzar la meta
[aplicación a situaciones específicas de la vida que son relevantes a sus
oyentes contemporáneos.
1. Nuestro avance profesional podría ser retrasado hasta qu e
superemos un problema personal o hayamos aprendido ciertas
habilidades indispensables.
2. Tal vez nuestra empresa no crezca hasta que aprendamos a evitar
el peligro de la adicción al trabajo o el enfoque en lo material.
3. El matrimonio podría verse postergado hasta que ciertos asuntos
del pasado dejen de ser una amenaza para una relación estable y
duradera.
BIBLIOGRAFIA
La Biblia
Richard, Ramesh. 1995. La Predicación Expositiva
David Helm, Predicación Expositiva
Haddon W. Robinson. El Mensaje que Predicamos, © 2008 por Logoi, Inc. Publicado por
Ministerios LOGOI, Miami, Florida.
D Sukunjan, Volvamos a la Predicacion
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/las-5-c-la-predicacion/predicacion-expositiva