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UN ESFUERZO DE ACLARACIÓN
Esta etapa de cambios en la que nos encontramos inmersos presenta aspectos negativos como la incomunicación o la
insolidaridad. Pero también conlleva otros elementos positivos, ya que también es incitador de vida y dinamismo. La
evolución humana se ha basado en la constante acomodación a las situaciones cambiantes. La continua aparición de
estas nuevas situaciones es un fenómeno natural que constantemente nos estimula para la adaptación y la búsqueda de
nuevas formas y modos de actuación y donde tiene su campo de actuación la Educación Social.
Esta necesidad de adaptación debe entenderse como un elemento que obliga a un replanteamiento cualitativo y
cuantitativo de toda la actividad educativa y formativa. El hombre de hoy debe afrontar las consecuencias del
desarrollo de los medios de comunicación de masas y de las TIC. Cada uno tenemos acceso a multitud de datos e
informaciones de todas las partes del mundo. Por ello se ha desarrollado una sociedad de carácter planetario en un
fenómeno conocido como «aldea global».
Sin embargo, el hombre de hoy desaprovecha ese caudal de información y posibilidades de comunicación. En efecto,
las recientes facilidades de acceso inalámbrico y por telefonía móvil están configurando un nuevo contexto social de
conexión permanente a múltiples fuentes de datos, comunicativas y de la información. Las sociedades se están
deshumanizando y se encuentran entregadas al pragmatismo.
El ciudadano de hoy es curioso y le interesa casi todo, pero a nivel superficial; es incapaz de hacer la síntesis crítica y
lo acepta prácticamente todo. Por ello es muy necesario formar a la sociedad en el espíritu crítico y la capacidad de
elección ante los medios de comunicación, que también tienen sus riesgos: desinformación, propaganda política…
1.3. INCREMENTO DEL OCIO Y TIEMPO LIBRE
El desarrollo de la Educación Social ha ido muy unido al desarrollo histórico del ocio y el tiempo libre ya que, sin
duda, éste es uno de los aspectos más alterados en las últimas décadas en las sociedades posmodernas.
Los orígenes de este nuevo enfoque del tiempo libre los podemos encontrar en la consolidación de la
industrialización, en la introducción masiva de la tecnología en el trabajo, por lo que la jornada laboral se ha reducido
considerablemente y el trabajador ha comenzado a contar con un tiempo «no productivo».
Sin embargo, el número de individuos que irá disponiendo de esta nueva dimensión de su tiempo será inevitablemente
creciente y el uso que haga de ese tiempo debe ser el adecuado no sólo en su beneficio, sino en el de la sociedad en la
que está inserto.
Actualmente el tiempo libre se ha convertido en una necesidad para el funcionamiento de la sociedad de consumo, ya
que ese tiempo se destina al consumo generalizado. Deberíamos conseguir que el tiempo libre fuera un proceso
liberador y activo. En la actualidad el uso del tiempo libre, la inversión del ocio que realiza cada persona, tiene como
metas principales:
➢ Hallar momentos de encuentro interpersonal y desarrollar aficiones y actitudes sociales.
➢ Provocar actitudes vitales de evasión, compensando lo alienante de la vida cotidiana.
El tiempo libre debería utilizarse para «construir ciudadanos», como una auténtica «escuela de ciudadanía».
No obstante estas causas quedarían incompletas si no se menciona la crisis de los sistemas escolares, ya señalada por
Coombs (1971) en su libro “La crisis mundial de la educación”, donde señalaba que ésta no era una simple crisis de la
enseñanza sino una crisis que afectaba a toda la sociedad en su conjunto, así como a la economía mundial.
Y es que, con el paso del tiempo la escuela como institución educativa ha ido perdiendo el prestigio y el monopolio
sobre la educación, en dos grandes dimensiones:
➢ La dimensión temporal ya que la educación en la actualidad sobrepasa claramente la esfera del tiempo
escolar, apareciendo conceptos como el de Educación Permanente, Educación a lo largo de la vida…
De esta forma, la educación ya no es patrimonio de la infancia o la juventud, sino se entiende que desde que
nacemos hasta que morimos estamos tenemos la oportunidad, el derecho de aprender y acceder a la
educación.
➢ La dimensión espacial puesto que la educación del siglo XXI ha roto los muros del aula y se ha abierto a la
sociedad en su conjunto con instituciones e iniciativas como las ludotecas, campamentos, asociaciones, la
educación de calle, centros cívicos, centros de menores, prisiones…
Esta situación ha provocado la aparición de nuevas formas educativas que pretenden hacer frente a estos súbitos y
radicales cambios. Por ejemplo, la animación sociocultural, la educación de personas adultas…
Por todo ello, hemos de reconocer que la educación del S. XXI, donde se encuentra inserta la Educación Social, ha
evolucionado hacia otros caminos, ya que en la actualidad, la educación se plantea como un espacio privilegiado en
las sociedades actuales, como un recurso de primera línea para enfrentarse creativamente a las desigualdades sociales
y la falta de oportunidades de los más excluidos y también como una actividad social dentro de un sistema flexible y
abierto a sectores marginales y problemáticos habitualmente alejados de la acción educativa y se instaura como una
realidad que dura toda la vida del ser humano, proclamando el derecho de cualquier persona a ser parte de la vida y
producción sociocultural de su comunidad.
En resumen, a juicio de este autor la educación social se entiende desde esta óptica como una acción social que
atiende, básicamente, a problemas de marginación o de carencias sociales en que se hallan inmersos bastantes
individuos y colectivos sociales. Es necesario hacer confluir ambos enfoques y orientar la educación social tanto hacia
los sujetos que se encuentran en situaciones de marginación y exclusión social como a la población normalizada
(Pérez Serrano, 2003, 2005).
Todo el mundo está de acuerdo en señalar que el concepto de Educación Social es aún en la actualidad un concepto
confuso e impreciso. Las razones las podemos encontrar en las siguientes variables (López Noguero, 2004):
➢ La Educación Social es un fenómeno muy reciente, de hecho sus primeras manifestaciones organizadas y
sistematizadas las encontramos en las experiencias de Hermann Nöhl, a finales de la Primera Guerra Mundial.
Esta circunstancia provoca que la Educación Social no sea un sistema cerrado, completamente constituido,
antes bien se trata de un concepto todavía vago que debe estructurarse y asentarse aún más.
➢ La Educación Social se impone a través del marco de su práctica. Sin embargo, los obstáculos que tiene para
su conceptualización revelan la distancia que hay entre el desarrollo de esa práctica y el déficit de los estudios
teóricos que la exploran, aunque éstos vayan extendiéndose.
➢ El término “Educación Social” es muy vasto, ya que implica diferentes elementos y aspectos, algunos de ellos
incluso casi desconocidos en la Pedagogía Social hace pocas décadas.
Los estudios que se han llevado a cabo sobre la Educación Social reflejan enfoques muy diversos que dejan traslucir
perspectivas de muchos tipos. En este sentido, la Educación Social posee una gran cantidad de visiones, enfoques,
perspectivas, entre las que podemos destacar las siguientes: Educación Social como adaptación, como socialización,
como prevención y control social…
La Educación Social se propone actualmente conseguir una serie de objetivos que consisten en llevar al individuo a
que se socialice y se integre en la sociedad del mejor modo posible y sea capaz de mejorarla y transformarla siendo
parte activa de la misma. De esta forma, los principales objetivos de la educación social son los siguientes:
4. LA EDUCACIÓN SOCIAL HOY Y MAÑANA
La Educación Social, que tiene su campo de trabajo en la animación sociocultural, el ocio y tiempo libre, la educación
especializada, la formación laboral, la formación permanente y de adultos… siempre debe buscar modelos de
sociedad más democrática y participativa, y favorecer siempre que sea posible, el trabajo comunitario, creando
ciudadanos que sean protagonistas de sus procesos y aprendan a participar de forma efectiva en la transformación de
sus territorios, barrios y localidades, facilitando la participación de todos los ciudadanos en la vida política,
económica, cultural y social a fin de construir sociedades más libres, dinámicas y democráticas.
Las teorías más generalizadas abundan en los siguientes aspectos, considerados como los propios de la Educación
Social hoy día:
➢ Debe buscar siempre la transformación, el cambio social.
➢ Socializa y permite la adaptación social de las personas.
➢ Trabaja fundamentalmente en problemáticas humano-sociales.
➢ Tiene lugar, habitualmente en contextos no formales, aunque es cierto que está adentrándose cada vez más en
entornos reglados.
➢ Tiene un campo de acción importante en la marginación, pero la Educación Social no se agota en entornos de
marginación y exclusión, todo lo contrario, el abanico de actividades se ha abierto a muchos otros sectores de
población.
➢ Exige diagnósticos rigurosos y estar en permanente contacto con la realidad.
➢ Requiere una intervención cualificada, no cualquier profesional puede trabajar en estos ámbitos sin formación
y preparación adecuados.
➢ Puede y debe ser aplicado en contextos escolares.
➢ Trata de empoderar y hacer protagonista de su cambio a los propios destinatarios (López Noguero, 2004,
Pérez Serrano, 2005).
Cada vez será más importante la Educación Social, en el desarrollo del sistema educativo reglado y no reglado, y en
todas aquellas cuestiones relacionadas con el cambio social que actualmente necesitan las comunidades. Sin embargo,
en una realidad donde se demuestra que está de moda la Educación Social como recurso de cambio social y las
administraciones públicas han asumido esta figura profesionalmente, hay que reconocer que el perfil del Educador
Social se encuentra aún poco definido, lo que conlleva una falta de coordinación y solapamiento de competencias, con
el consiguiente desánimo y grado de confusión que se crea entre los componentes de este colectivo, por lo que la
construcción del perfil profesional del educador aún llevará un tiempo, puesto que deberemos erigirlo entre todos los
implicados. En este sentido, no tenemos las respuestas, pero sí la oportunidad de buscarlas de forma colectiva. Nos
encontramos en los albores del siglo XXI. Los cambios se producen e instalan en la sociedad en forma acelerada y
coexisten con problemas sociales que persisten y tienden a agravarse en una realidad de globalización cultural,
económica y política en conflicto con localismos y con identidades culturales populares y donde la marginación y la
pobreza extrema, el cambio climático o la exclusión de millones de seres humanos del avance científico y tecnológico
constituyen evidentes botones de muestra del grado de urgencia social que vivimos y donde se hace perentoria la
utilización de estrategias que emanan, entre otras disciplinas y contextos, de la Educación Social ya que, como señala
la Comisión Internacional de Educación para el Siglo XXI, “sobre la agenda de la humanidad no hay problema más
importante que la Educación”.