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Pero la pandemia llegó casi sin avisar. ¿Quién podría imaginar que nos
encontraríamos en esta situación? Aquellas prácticas iniciadas hace diez años
atrás sentaron algunas bases de lo que hoy podemos hacer.
Aquel diseño de intervención y aquella iniciativa, dan lugar a pensar ese cómo.
La actualidad nos obliga a dar lugar a la tecnología para no dejar a las
personas sin un dispositivo tan valioso como es el proceso de mediación con
las particularidades y adaptaciones del caso, a la pandemia mundial y la
situación y contexto local.
Es necesario hacer posible que las partes, los mediadores y los abogados,
desde sus intereses y necesidades, sigamos trabajando. Son algunas
“malformaciones legales” las que están impidiendo lanzarnos plenamente a la
tarea.
Se conversó con todos los medios referidos, sobre las necesidades actuales de
cada parte haciéndolo en forma privada con cada uno y transmitiendo con
fidelidad las diferentes perspectivas. El reenvío de audios también sirvió para
evitar cualquier malentendido o confusión de interpretación y, a partir de todo
ello, creyeron necesaria la fijación de una nueva audiencia para que una obra
de albañilería realizada como producto del acuerdo, pudiera ser ponderada en
sus efectos con el paso del tiempo.
Llegó el momento de la escena temida: cumplir con la formalidad y así lo hice
levantando un acta por nuestro sistema MEPRE con el registro de la presencia
virtual de todos y tomando una decisión consensuada con todos los respaldos
informáticos.
II. Estoy por comenzar en estos días otra mediación familiar con medios
tecnológicos donde mi propuesta fue: “empecemos a conversar, no hay porqué
esperar a que se levanten las medidas de aislamiento para empezar a
escuchar lo que esperan, lo que quieren, lo que necesitan y cuáles son sus
perspectivas del problema”. La respuesta fue: “Es que la cosa está tensa entre
nosotros es difícil hablar con él, no se si querrá…”.
“Probemos -le dije- nadie viene en armonía con el otro a verme, todos suelen
estar asi y alcanzamos acuerdos”.
III. Ante la paralización de las mediaciones en otro de los lugares en que me
desempeño, el Centro Judicial y Extrajudicial de Merlo San Luis, me comuniqué
con todas las partes de los legajos con audiencias fijadas a fin de chequear la
voluntariedad de algún otro tipo de intervención teniendo aceptación para ello.
Reflexiones finales.
Aprendimos que los acuerdos pueden ser verbales o escritos, aprendimos que
cuando un acuerdo es producto de un proceso donde los intereses y
necesidades de las partes se encuentran satisfechos se cumplen!! y poco se
acuerdan dónde quedó guardo ese papel...
También aprendimos y enseñamos que las crisis son oportunidades y tal vez
ésta crisis nos devuelva la verdadera manera de mediar y recordar la
especificidad de ese acto[2] que depende en gran parte de la gestión del
operador.
Finalmente, en consonancia con el pedido realizado por la presidenta de
nuestra Unión de Mediadores Prejudiciales, pedimos a las autoridades
responsables en cada caso, provincia y jurisdicción, que avalen y acompañen
nuestro trabajo.
Patricia A. Veracierto.
Mediadora Prejudicial. Ley 26.589
Mediadora Judicial Provincia de San Luis.
Docente de grado y Posgrado Facultad de Derecho UBA
Docente de Posgrado UNICEN
Integrante del Cuerpo de Mediadores del Centro de Mediación Facultad de
Derecho UBA y Coordinadora del Proyecto de Co mediacion a Distancia .
Integrante del Cuerpo de Mediadores de la Defensoria del Pueblo de la Ciudad.