Está en la página 1de 6

LA MEDIACIÓN A DISTANCIA EN TIEMPOS DE

CRISIS. ARTICULO DE LA DRA. PATRICIA A.


VERACIERTO
 Publicado por Red de la UMP el abril 13, 2020 a las 10:25am
 Enviar mensaje Ver blog

Queridos y queridas Colegas:


Nos honra que la Dra. Patricia A. Veracierto nos haya elegido para divulgar y
compartir su trabajo.
Un texto que nos convoca a reflexionar sobre nuestras prácticas y nos anima a
vencer prejuicios.
Deseamos que pronto podamos volver a la tarea adaptándonos a la realidad
social, y al empleo de los medios tecnológicos.
¡Muchas gracias Patricia por tu generoso aporte!
_______________________________________________________________
______________
LA MEDIACIÓN A DISTANCIA EN TIEMPOS DE CRISIS.
LA PANDEMIA Y NUESTRO TRABAJO COMO MEDIADORES.

¿Cómo se vencen los prejuicios?… HACIENDO!!


Cuando hace 10 años organicé el diseño de intervención de co-mediación
familiar a distancia presentando una metodología de trabajo, insistí en el
carácter excepcional de dicha práctica, priorizando siempre el encuentro
personal y precisando los supuestos básicos para la realización de la misma
desde mi perspectiva y espacio institucional donde el proyecto se gestó.[1]

Pero la pandemia llegó casi sin avisar. ¿Quién podría imaginar que nos
encontraríamos en esta situación? Aquellas prácticas iniciadas hace diez años
atrás sentaron algunas bases de lo que hoy podemos hacer.

Ante el aislamiento impuesto mundialmente, sin la posibilidad de realizar las


mediaciones que cotidianamente hacemos en forma presencial y no
habiéndose decidido con claridad el camino a seguir para continuar con
nuestra tarea, ¿qué podemos hacer? Fueron llegándome estos días las
inquietudes de colegas y de quienes esperan su proceso de mediación. Me
lanzo de nuevo a la aventura de creer posible la continuidad de nuestra tarea,
ya que para escuchar y posibilitar acuerdos derivados del consenso, los
mediadores estamos preparados y entrenados. Deberíamos poder usar las
herramientas que tengamos al alcance, sobre todo en épocas de crisis.
Insistí en aquellos años y en el presente, sobre la necesidad de preparación y
training de los operadores para estar en condiciones de llevar a cabo un
trabajo eficaz y ético que sea reflejo de veracidad y transparencia de las
prácticas con herramientas tecnológicas. En estos días se leen y escuchan
voces sobre implementar la mediación a distancia, pero estamos aguardando el
cómo.

Aquel diseño de intervención y aquella iniciativa, dan lugar a pensar ese cómo.
La actualidad nos obliga a dar lugar a la tecnología para no dejar a las
personas sin un dispositivo tan valioso como es el proceso de mediación con
las particularidades y adaptaciones del caso, a la pandemia mundial y la
situación y contexto local.

Hoy, el aislamiento planteado por la crisis y la demanda concreta del servicio


no hacen posible la co-mediación con dos partes que en forma presencial se
presentaban ante los respectivos mediadores que conforman un equipo y que
ACOMPAÑÁNDOLOS realizaban la reunión por medios virtuales. Esa seguirá
siendo una práctica exitosa (estadísticamente probada) cuando podamos
volver a la normalidad y seguir compartiendo y mostrando las innumerables
ventajas de ese modo de operar.

El nuevo contexto a resolver


Partes y mediador, no podemos trasladarnos, debemos quedarnos en casa.
La forma de operar será desde nuestros dispositivos y una vasta caja de
herramientas tecnológicas, para intentar que la palabra circule, que la disputa
se aborde y sea tratada por la imperiosa necesidad de resolverla. Al interior de
la familia, de la empresa, de la escuela, del consorcio, de la vecindad el
conflicto sigue apareciendo como consecuencia de la interacción humana.
Tenemos que poder estar presentes.

Los mediadores necesitamos, desde la FLEXIBILIDAD que distingue al instituto


que abrazamos, dar respuesta a la demanda y garantizar el acceso a la justicia
más genuina e inmediata: la de las partes, la de sus intereses y necesidades.

Es necesario hacer posible que las partes, los mediadores y los abogados,
desde sus intereses y necesidades, sigamos trabajando. Son algunas
“malformaciones legales” las que están impidiendo lanzarnos plenamente a la
tarea.

Sin embargo, algunos ya lo estamos haciendo... Porque cuando el recurso


humano conoce la esencia de su quehacer profesional, encuentra en el
dispositivo de la mediación formas de brindar soluciones de la mano de una
ética profesional basada en la NEUTRALIDAD, la AUTOCOMPOSICIÓN, la
VOLUNTARIEDAD y la CONFIDENCIALIDAD.
¿Qué y cómo notifico? ¿Cómo firman las partes? ¿Cómo labro el acta
necesaria para iniciar el proceso? Estas son algunas de las preguntas que
frenan la tarea en este contexto.

Hemos caído en nuestra propia trampa, la de deformar lo que aprendimos a


hacer y no poder darle forma, pero sí podemos. Podemos, desde lo aprendido,
podemos comunicarnos y establecer, telefónicamente o por correo electrónico,
contacto con las partes, podemos invitarlas a conversar y sostener con medios
tecnológicos esas conversaciones. Podemos, de aquellas experiencias
anteriores que nos sirven de base, extremar nuestra expertise en las
herramientas comunicacionales, el parafraseo, los resúmenes, las reuniones
privadas y sobre todo nuestra ESCUCHA ACTIVA. Escucha a todo
volumen para poder entender el mundo de las partes y ser los puentes para
acercarlos entre sí y ayudarlos en el proceso de negociación, transformación o
nuevas narrativas a que alcancen un acuerdo mutuamente aceptable.

Necesitamos la legitimación, la confianza y el respeto de quienes nos han


acreditado como profesionales mediadores para que nuestras actuaciones
volcadas en constancias documentales convenientemente confirmadas por los
múltiples medios tecnológicos disponibles, adquieran validez.

Quiero traer algunos ejemplos de los acercamientos virtuales de estas últimas


semanas en mediaciones en distintos contextos.

I. Mi práctica privada en la Ciudad de Buenos Aires como mediadora


Prejudicial: La abogada requirente y el letrado requerido “Dra queremos
avanzar en nuestro proceso pendiente y por el que tenemos una audiencia la
semana que viene, ¿qué haremos?”. “Seguir con el proceso si están de
acuerdo ”, les dije.

Me comuniqué con ambos abogados para chequear su disponibilidad y las de


las partes mediante llamadas telefónicas y audios de whatsapp. Ellos
conversaron con sus clientes para comunicar la posibilidad de seguir adelante
lo que posibilitó que me comunicara con ellos por esos medios para chequear
el estado de cumplimiento de un acuerdo parcial anterior y que íbamos a
evaluar en la audiencia programada… ¡y lo evaluamos!

Se conversó con todos los medios referidos, sobre las necesidades actuales de
cada parte haciéndolo en forma privada con cada uno y transmitiendo con
fidelidad las diferentes perspectivas. El reenvío de audios también sirvió para
evitar cualquier malentendido o confusión de interpretación y, a partir de todo
ello, creyeron necesaria la fijación de una nueva audiencia para que una obra
de albañilería realizada como producto del acuerdo, pudiera ser ponderada en
sus efectos con el paso del tiempo.
Llegó el momento de la escena temida: cumplir con la formalidad y así lo hice
levantando un acta por nuestro sistema MEPRE con el registro de la presencia
virtual de todos y tomando una decisión consensuada con todos los respaldos
informáticos.

Realicé el acta mencionada con las observaciones necesarias que dieran


certeza a dicho consentimiento, avalado por los correos electrónicos recibidos y
el mío propio a las partes con envío del Acta que dio cuenta del encuentro con
el compromiso de su firma en la próxima audiencia presencial fijada. Dicho
consentimiento es ni más ni menos que la voluntad de las partes y todos estos
fundamentos surgen de aquella tarea anterior y que mencionaba al comienzo
de esta nota porque ya lo hicimos durante 10 años.

Cuando la VOLUNTARIEDAD está presente y es constitutiva del proceso,


cuando la intención de llegar a una solución prevalece en las partes a pesar de
las dificultades (el tema traía dos años de gestiones directas infructuosas). Con
un proceso organizado y respetuoso, con transmisión de intereses,
necesidades, alternativas de cada parte y evaluación de las mismas, surge la
claridad de un camino posible y si hay BUENA FE (otro principio rector de las
prácticas colaborativas), ¿dónde estaría el obstáculo?

¿Seremos nosotros mismos los que construimos esos obstáculos y los


convertimos en las imposibilidades actuales? ¿No serán estas y esta forma de
operar más parecidas a aquella época romántica cuando estudiamos, nos
capacitamos y nos preparamos para la verdadera mediación 30 años atrás?
¿No será el corsé de las leyes y sus formalidades las que nos impiden seguir
trabajando? Sólo preguntas que también me hice en aquella oportunidad y que
son una base sustentable para nuestro desafío actual...

Seguramente podrán aparecer dudas frente a conflictos más complejos, pero


en 25 años de práctica efectiva y en diferentes y múltiples contextos he
comprobado que la complejidad disminuye y se simplifica cuando un tercero
preparado y con pasión por su tarea, escucha, clarifica, ayuda a ordenar, a
evaluar y a reflexionar con criterios de legitimidad.

II. Estoy por comenzar en estos días otra mediación familiar con medios
tecnológicos donde mi propuesta fue: “empecemos a conversar, no hay porqué
esperar a que se levanten las medidas de aislamiento para empezar a
escuchar lo que esperan, lo que quieren, lo que necesitan y cuáles son sus
perspectivas del problema”. La respuesta fue: “Es que la cosa está tensa entre
nosotros es difícil hablar con él, no se si querrá…”.

“Probemos -le dije- nadie viene en armonía con el otro a verme, todos suelen
estar asi y alcanzamos acuerdos”.
III. Ante la paralización de las mediaciones en otro de los lugares en que me
desempeño, el Centro Judicial y Extrajudicial de Merlo San Luis, me comuniqué
con todas las partes de los legajos con audiencias fijadas a fin de chequear la
voluntariedad de algún otro tipo de intervención teniendo aceptación para ello.

Las partes están esperando nuestro quehacer y las autoridades ya estudian el


uso de una plataforma para ello. Nuestro sistema informático Iurix permite que
el mediador suba al sistema actuaciones, aún una notificación telefónica
realizada a las partes para la audiencia. Esto y otras posibilidades del sistema,
como nuestra firma digital, ya constituyen avances que permitirían retornar a
nuestra tarea con un nuevo diseño de intervención, homologable en otras
jurisdicciones.

Reflexiones finales.
Aprendimos que los acuerdos pueden ser verbales o escritos, aprendimos que
cuando un acuerdo es producto de un proceso donde los intereses y
necesidades de las partes se encuentran satisfechos se cumplen!! y poco se
acuerdan dónde quedó guardo ese papel...

También aprendimos y enseñamos que las crisis son oportunidades y tal vez
ésta crisis nos devuelva la verdadera manera de mediar y recordar la
especificidad de ese acto[2] que depende en gran parte de la gestión del
operador.
Finalmente, en consonancia con el pedido realizado por la presidenta de
nuestra Unión de Mediadores Prejudiciales, pedimos a las autoridades
responsables en cada caso, provincia y jurisdicción, que avalen y acompañen
nuestro trabajo.

Nos guía la misma osadía y certeza que en aquella oportunidad. Seguramente


los jueces después de esta pandemia, si revestimos nuestro quehacer con
seriedad y excelencia, y con creatividad y criterio de realidad, homologarán
nuestras actuaciones como aquella vez.

Patricia A. Veracierto.
Mediadora Prejudicial. Ley 26.589
Mediadora Judicial Provincia de San Luis.
Docente de grado y Posgrado Facultad de Derecho UBA
Docente de Posgrado UNICEN
Integrante del Cuerpo de Mediadores del Centro de Mediación Facultad de
Derecho UBA y Coordinadora del Proyecto de Co mediacion a Distancia .
Integrante del Cuerpo de Mediadores de la Defensoria del Pueblo de la Ciudad.

También podría gustarte