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5-4-2024 EVIDENCIA 3.

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Ejercicios de los
estados cuánticos de
una partícula /
Heteroevaluación / 20%
/ Lista de Cotejo

Ingeniería en mantenimiento industrial


Claudia Lucia Gutiérrez Mijares
IMI71M
Física para Ingeniería (Carlos García)
1
Índice
Introducción ............................................................................................................... 3
DUALIDAD TAMBIÉN EN EL ESPACIO................................................................... 5
La dualidad onda-corpúsculo ......................................................................................... 8
Ejercicio ......................................................................................................................... 9
Conclusión.................................................................................................................... 10
Bibliografía .................................................................................................................. 11

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Introducción
Una realidad en la que los electrones pueden existir en muchos lugares al
mismo tiempo, en la que pueden tener propiedades tanto de partículas
como de ondas y en la que su comportamiento está guiado por la
probabilidad, resulta muy poco familiar. Estas extrañas características de la
escala atómica se pueden predecir desde el área más sólida y rigurosa de
la ciencia moderna: la mecánica cuántica.

La dualidad onda-corpúsculo, también llamada dualidad onda-partícula es


un fenómeno cuántico, bien comprobado empíricamente, por el cual
muchas partículas pueden exhibir comportamientos típicos de ondas en
unos experimentos mientras aparecen como partículas compactas y
localizadas en otros experimentos. Dado ese comportamiento dual, es típico
de los objetos mecano cuánticos, donde algunas partículas pueden
presentar interacciones muy localizadas y como ondas exhiben el fenómeno
de la interferencia.

De acuerdo con la física clásica existen diferencias claras entre onda


y partícula. Una partícula tiene una posición definida en el espacio y tiene
masa mientras que una onda se extiende en el espacio caracterizándose
por tener una velocidad definida y masa nula.

Actualmente se considera que la dualidad onda-partícula es un


“concepto de la mecánica cuántica según el cual no hay diferencias

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fundamentales entre partículas y ondas: las partículas pueden comportarse
como ondas y viceversa”. (Stephen Hawking, 2001)

Este es un hecho comprobado experimentalmente en múltiples


ocasiones. Fue introducido por Louis-Víctor de Broglie, físico francés de
principios del siglo XX. En 1924 en su tesis doctoral, inspirada en
experimentos sobre la difracción de electrones, propuso la existencia de
ondas de materia, es decir que toda materia tenía una onda asociada a ella.
Esta idea revolucionaria, fundada en la analogía con que la radiación tenía
una partícula asociada, propiedad ya demostrada entonces, no despertó
gran interés, pese a lo acertado de sus planteamientos, ya que no tenía
evidencias de producirse. Sin embargo, Einstein reconoció su importancia
y cinco años después, en 1929, De Broglie recibió el Nobel en Física por su
trabajo.

La dualidad onda-partícula es el hecho de que un electrón cuando


realizamos un experimento para ver su naturaleza como partícula (onda) se
comporte como una partícula (onda), siendo fiel reflejo del principio de
incertidumbre de Heisenberg, la complementariedad de Bohr, el hecho de
que el experimento altera la “naturaleza” del sistema cuántico medido.
Muchos experimentos han demostrado esta “doble” naturaleza del electrón
(en realidad el electrón no es ni una onda, ni una partícula, sino que es otra
cosa que puede ser observada como partícula u onda, según el
experimento, pero que no sabemos observar de ninguna otra forma). (Jose,
2019)

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DUALIDAD TAMBIÉN EN EL ESPACIO

La dualidad onda-partícula es un fenómeno cuántico, bien comprobado


empíricamente, por el cual muchas partículas pueden exhibir
comportamientos típicos de ondas en unos experimentos, mientras en otros
aparecen como partículas compactas y localizadas (corpúsculos).

Sin embargo, no es posible concebir un experimento en el que ambos


rasgos se observen al mismo tiempo, y por esta razón los físicos se han
preguntado si la configuración experimental (el observador) es el que causa
el comportamiento ondulatorio o corpuscular de las partículas.

Esto fue lo que llevó a John Wheeler a introducir la idea de un


experimento de elección tardía, es decir, un experimento que espera a que
la partícula haya hecho su elección (onda o corpúsculo) para proceder a su
medición (determinar su presencia en el espacio). Wheeler quiso retrasar la
medición durante un experimento para ver si la partícula elegía por sí misma
su futuro, pero descubrió que ese tiempo adicional concedido a la partícula
no cambia las cosas, ya que finalmente se comporta según las indicaciones
del observador (la configuración del instrumento de medida).

Lo que ha descubierto el nuevo estudio es que en el espacio este


fenómeno se reproduce con la misma exactitud que en un laboratorio
terrestre. No importa la distancia concedida a la partícula para decidir su
manifestación: la partícula espera la instrucción del observador para elegir
su comportamiento.

De esta forma, gracias a las distancias espaciales, se ha confirmado


una de las suposiciones de la teoría cuántica: que la partícula conserva la
dualidad onda partícula en largas distancias, durante todo el tiempo de

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experimento, en un contexto, el espacio, en el que la gravedad podría jugar
un papel. La naturaleza de un fotón permanece indefinida incluso a lo largo
de miles de kilómetros. (Jose, 2019)

Insuficiencia de la antigua teoría cuántica

La Antigua Teoría de los cuantos supuso un enorme progreso hacia la


comprensión del microcosmos que culminaría en 1925 con las primeras
formulaciones de la nueva teoría cuántica.

Alcanzado 1925, las viejas teorías precuánticas, con sus reglas de


cuantización, habían logrado dar cuenta de un gran número de fenómenos
inexplicables en términos de la sola Física Clásica, entre otros:

La radiancia espectral del cuerpo negro.

Los espectros de líneas de los sistemas monoelectrónicos (y algunos más


complicados, parcialmente).

La estructura fina del Hidrógeno.

Los efectos Stark y Zeeman normal (éste también explicado por la teoría clásica)
para un átomo mono electrónico.

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Algunas de las reglas de selección observadas para las transiciones atómicas de
sistemas sencillos.

El efecto fotoeléctrico.

La presencia de una longitud de onda umbral en los espectros característicos de


rayos X.

La capacidad calorífica de los sólidos a baja temperatura.

El efecto Compton.

La difracción de partículas materiales.

Sin embargo, la teoría presentaba numerosas limitaciones y defectos, y


parecía que se había llegado a su límite de capacidad explicativa. La Física no
conseguía avanzar en la justificación teórica de numerosos fenómenos
observados con una teoría precuántica claramente insuficiente; por ejemplo:

La teoría sólo se podía aplicar a algunos sistemas multiperiódicos, dejando


fuera todos los complejos (átomos con más de un electrón) o los no periódicos.

Adolecía de inconsistencia, en el sentido de mezclar sin reglas fijas conceptos


clásicos y cuánticos, como evidencia la dualidad onda corpúsculo.

No justificaba la mayoría de las reglas de selección, intensidades de líneas


y polarizaciones de éstas observadas.

El efecto Zeeman anómalo, que se produce al situar átomos en campos


magnéticos débiles, escapaba a todo intento de explicación: requeriría la
introducción del concepto de espín, un momento angular intrínseco sin análogo
clásico postulado en 1925 por S. Goudmit y G.E. Uhlenbeck.

El experimento de Stern-Gerlach requería variables sin análogo clásico


para su justificación: también requiere del espín para su explicación.

A partir de 1925, finalmente se logra desarrollar una teoría que supera


todas estas dificultades y problemas, teniendo lugar la que se ha dado en
denominar como «revolución cuántica». Como protagonistas iniciales de ella,
Heisenberg y Schrödinger, por separado y con versiones aparentemente distintas
en un principio: primeros formalismos cuánticos.

Introducción: sobre ondas y corpúsculos

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Nuestra experiencia cotidiana sobre los fenómenos en la Naturaleza carece de
ambigüedades sobre los conceptos teóricos clásicos de partícula y onda. Ambos
términos se correlacionan con entidades observacionales que tienen en común
tan sólo, aparentemente, la capacidad de transportar energía y momento entre
diferentes regiones del espacio.

Así pues, en el dominio de la Física Clásica, el de nuestra realidad macroscópica,


ondas y partículas conforman una ontología que los integra como elementos
diferentes y separados: las correspondientes disciplinas Óptica y Mecánica
refieren y explican experimentos involucrando sus términos teóricos propios
representativos, a partir del enunciado de leyes y principios de aplicación en
campos de fenómenos usualmente separados.

Como ilustración característica, la naturaleza de la luz fue objeto de un largo


debate científico, que se extendió durante siglos: chorro de corpúsculos para
Newton pero onda para Huyguens (s. XVII); onda con Young y, definitivamente,
Maxwell, en el s. XIX; vuelta a la teoría corpuscular con Einstein en el s. XX;
naturaleza dual con el desarrollo de la Física Cuántica… hasta la Electrodinámica
Cuántica.

Porque… ¿qué es un fotón?

Y es que los fenómenos que percibimos, a lo mejor radicados en una realidad


física subyacente, sobre todo cuando conciernen con lo microscópico, con
átomos, núcleos, partículas elementales, etc., requieren para su explicación
teórica de una nueva física, la Física Cuántica, en la que los términos teóricos de
partícula y onda se desdibujan, apareciendo otros nuevos que integran
características y propiedades que sus correlatos clásicos, cuando las poseían, lo
hacían por separado.

La dualidad onda-corpúsculo
Los «electrones», por ejemplo, tras aparecer como meras unidades elementales
de carga en el contexto de los experimentos pioneros de electrólisis, pasaron a
ser luego partículas materiales integrantes de los rayos catódicos (y así se
comportan, siguiendo las leyes de la Mecánica, en dispositivos tan comunes como
los tubos de las antiguas televisiones); más tarde, protagonizaron experimentos
de difracción, antes tradicionalmente reservados a las ondas. Por otro lado, la

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radiación electromagnética, onda central del Electromagnetismo, mostró
fenómenos para cuya explicación resultó suficiente apelar a una, en cierto sentido,
«concepción corpuscular» (efecto fotoeléctrico, longitud mínima en los espectros
continuos de rayos X, dispersión Compton…).

Para Bohr, lo radical en la nueva teoría cuántica fue desde un principio el


concepto de dualidad onda-corpúsculo. Para él, el hecho de que las dos
relaciones, la de De Broglie, que asociaba una onda de materia a todo corpúsculo,
y la de Einstein, que asociaba un cuanto de luz a la radiación, fuesen
indispensables en la derivación de las relaciones de indeterminación, era la
prueba de la necesidad de usar a la vez las dos descripciones clásicas de los
fenómenos físicos, corpuscular y ondulatoria, aunadas generando la descripción
cuántica. (Fisica c, s.f.)

Ejercicio

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Conclusión

La dualidad onda-partícula es uno de los aspectos más fascinantes y misteriosos


de la física cuántica. Aunque es un concepto que desafía nuestra intuición basada
en el mundo macroscópico, ha demostrado ser fundamental para nuestra
comprensión de la realidad a nivel cuántico. A pesar de su aparente extrañeza, la
dualidad onda-partícula es una característica inherente del mundo cuántico y un
testimonio de lo intrincadamente tejida que está la naturaleza de nuestro universo.

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Bibliografía

Jose, J. (19 de 03 de 2019). Obtenido de


https://www.madrimasd.org/blogs/universo/2019/03/20/149336#:~:text=La%
20dualidad%20onda%2Dpart%C3%ADcula%20es,que%20el%20experiment
o%20altera%20la%20%E2%80%9C
khan. (s.f.). Obtenido de https://es.khanacademy.org/science/ap-chemistry/electronic-
structure-of-atoms-ap/bohr-model-hydrogen-ap/a/spectroscopy-interaction-of-
light-and-matter

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