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Poder y evolución, ejes centrales de la guerra del fuego.

Samuel Naranjo

Métodos de estudio

Facultad de derecho

Universidad Libre

2023

“Nada ponía límites a la victoria de su raza. Les pertenecía tanto el tiempo como el espacio.
¿Quién habría podido turbar su reposo; quién les impediría perpetuarse en generaciones tan
numerosas como aquéllas de las cuales descendían?” J. H. Rosny
La inhóspita, cruel y despiadada naturaleza no ha sido óbice para que, una raza de seres
desprovistos de habilidades físicas que le hiciesen frente, inexorablemente se convirtiese en su
dueña absoluta, conforme iba superando las adversidades y situaciones típicas de una raza prima
facie en desventaja, las cuales, por designios de Dios o el azar, representaron descubrimientos
cuya repercusión se vio reflejada en toda la humanidad. Qué mejor manera de explicar lo
antedicho, valiéndome de una obra imprescindible llevada a la gran pantalla, la guerra del fuego,
de J. H. Rosny.
La obra de la guerra del fuego, es un epítome del hombre prehistórico en donde convergen dos
ideas que a mi criterio constituyen el centro de la trama: el poder dominante y la evolución.
Ambas ideas se irán desarrollando a la par con los sucesos vividos por los protagonistas, tres
guerreros feroces con una encomienda: debían encontrar el fuego, aquella luz sagrada que sabían
avivar, pero no crear, o de lo contrario la horda de la que provenían sucumbiría ante la implacable
oscuridad.
El primer análisis a realizar, radica en la existencia de varios grupos de homínidos en un mismo
entorno, sometidos al poder de grandes animales como el oso gris, el león gigante o el majestuoso
mamut. En la novela nos damos cuenta de que cada grupo ostentaba ciertas habilidades, como
mayor prominencia de extremidades, pericia en el manejo de instrumentos de caza, mayor
velocidad o una mejor comunicación mediante lenguaje articulado. No obstante, la horda que no
poseía el conocimiento del fuego, quedaba inerme ante los constantes peligros que la asechaban
en cada momento, propensa a extinguirse.
La idea del poder que tiene una especie para dominar a las demás, se concebía solo acudiendo a
su gran tamaño y a su capacidad de defensa, mas no a su inteligencia. Ello lo podemos constatar
en varios pasajes de la novela, donde se describe la vulnerabilidad de los tres guerreros ante el
clima o las fieras. Es entonces cuando se manifiesta la potencial superioridad del humano frente a
la naturaleza mediante los enfrentamientos con el tigre, el oso y finalmente, la domesticación del
mamut, prueba indefectible que transforma la concepción del poder como fuerza bruta, en la
facultad de aprovechar los recursos brindados por el medio, a fin de dominar al que carezca de
ella. El cielo era el límite para estos tres guerreros, que ya no tenían miedo a ninguna criatura
terrestre, mientras no fueran los de su misma especie.

Ya sabemos que la superioridad del ser humano se refleja en su capacidad de adaptarse al entorno
y la utilización de los recursos naturales en su favor, pero esto no es suficiente. Los tres guerreros
sabían la importancia del fuego, cómo mantenerlo vivo, pero no cómo producirlo, y su encuentro
fortuito con el homo sapiens nos da paso a la idea de evolución, repleta de casualidades e
infortunios, entre ellos la aparición del hombre herido (según la novela) quien, en agradecimiento
a los cuidados de Nahó, los lleva a su tribu.
Pese a la frágil contextura de sus semejantes, Nahó notó que sus instrumentos para cazar son más
sofisticados, y, en suma, dominan el fuego usando dos rocas y ramas secas. Sin dudas, estos
hechos fueron la clave para que la raza subsistiera y continuase avanzando. Su búsqueda había
dado frutos, y en aquel momento existían los fundamentos suficientes para proclamarse la especie
más poderosa en la tierra.
Concluimos entonces que, el poder subyace en la cualidad que solo el humano y sus antecesores
cercanos poseen, el razocinio, pues con él se ha podido doblegar a los animales más agresivos, y
controlar ciertos elementos de la naturaleza, el fuego por ejemplo. A demás, se comprobó que la
evolución, gracias a ciertas situaciones fortuitas, es capaz de dar brincos imposibles para así
consolidar al humano como la especie dueña y señora de todo a su alrededor.

Referencias

J. H. Rosny. (2004) en busca del fuego. RBA Coleccionables,


S. A

Giménez, M. (sin fecha) Homo sapiens vs Neandertal: la batalla por la supervivencia (xlsemanal.com)
Homo sapiens vs Neandertal: la batalla por la supervivencia (xlsemanal.com)

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