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Martín Calderón – 202122043 – m.calderona@uniandes.edu.

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Erasmo de Rotterdam: La guerra no solo mata


Erasmo de Rotterdam (1466-1536) fue un pensador humanista y renacentista holandés que se concentró
principalmente en confrontar la ideología cristiana y defender una educación clásica propulsora del
desarrollo de las virtudes del individuo. “La guerra es dulce para quienes no la han vivido” es una de sus
más grandes obras y en esta discute la relación del humano consigo mismo y las otras especies y, a partir
de un desarrollo argumentativo basado en el estudio de la evolución de las civilizaciones, encuentra en la
raza humana una raza violenta y acostumbrada a comportamientos sumamente criticables. En el
desarrollo de este texto se demostrará como a juicio de Erasmo se degeneró el humano a través de los
tiempos, dado el camuflamiento de actos de justicia y bien en actos salvajes pero acostumbrados y
reflexionar acerca del humano virtuoso y como este se relacionaría con sus pares y con los animales,
según el escritor.

Para cumplir lo anterior, primero se presentará la visión de Erasmo con respecto a los comienzos de la
humanidad que, caracterizados por el constante conflicto con los animales salvajes, llevó a los humanos
a “recrearse” matando bestias. Posteriormente, Erasmo evidenciará como el humano pasó de matar
animales salvajes a también hacerlo con animales inocentes y las repercusiones de este comportamiento
en su personalidad. Después, a partir del texto se mostrará como el hombre violento y acostumbrado
tomó acciones de violencia, primero de forma individual y después de forma colectiva, contra sus
congéneres para obtener gloria y después ganancias de otros tipos. Finalmente, a partir de los actos que
el texto encuentra reprochables, se caracterizará a la posible definición del hombre virtuoso y como este
se relacionaría tanto con sus semejantes como con los animales, según la perspectiva de Erasmo.

El pensador holandés comienza por describir al hombre primitivo. El texto presenta al hombre de antaño
como alguien valeroso que por necesidad se defendía y protegía a su especie de las fieras salvajes que
constantemente atacaban sus campamentos. Lastimosamente, dada la práctica habitual de esta defensa,
las nuevas generaciones comenzaron a cazar bestias salvajes ya no solo por necesidad, sino también por
orgullo y diversión, dado que esta era una muestra de fuerza que era habitual en la sociedad y permitía
además hacer uso de los restos del animal como trofeo o incluso vestimenta. A partir del desarrollo
anterior, el autor halla de forma evidente una perversión del humano en la medida en que dejó de hacer
empleo de su fuerza para defenderse a también hacerlo para atacar.

A lo largo de las eras, una raza humana ya acostumbrada a tener feudos con bestias salvajes no encontró
maldad en beneficiarse también de los animales inocentes, de los que halló beneficio, ya sea por el
sabor de su carne o el calor de sus pieles para abrigarse, a pesar de que lo segundo ya se haya logrado
satisfacer con pieles de bestias. El texto presenta dos ejemplos que evidencian una transformada
relación del humano para con el animal, como lo fueron la crueldad con las ovejas o la brutalidad con el
buey, dado que el primero pasó a ser de forma sistemática parte de cualquier comida y fuente de
vestimenta y el segundo pasó de ser un medio de transporte y de carga a servirse en la mesa de sus
dueños. Considerando esto, Erasmo identifica que el humano encontró paz y bien en sus acciones al
justificarlas en su utilidad y no hallar remordimiento en prácticas violentas porque estas formaban parte
de sus costumbres.
El último paso que el autor identifica en la sistematización de la violencia entre seres humanos fue el
consecuente desarrollo de feudos y disputas entre personas, que dadas sus costumbres formaban parte
de la evolución natural de sus personalidades. La obra encuentra que el humano iracundo encontró en
los combates personales la posibilidad de resolver feudos que se consideraban valerosos, dado el
asesinato del perdedor a quien se consideraba un “hombre violento y pernicioso” (Erasmo de
Rotterdam, 1996), y justos, en la medida que restituían la paz e integridad del vencedor. Previsiblemente,
estos feudos pasaron a conformarse por agrupaciones reunidas por relaciones de parentesco, vecindad o
amistad que hacían uso de armas que se sofisticaron a medida que dichas agrupaciones aumentaban su
volumen. Además, estas disputas grupales también se consideraban actos de bien, teniendo en cuenta la
virtud intrínseca en alejar la violencia enemiga del hogar propio, a pesar de que con el transcurso del
tiempo adquirieran una dimensión de poder en la medida en que permitían asumir los bienes del
imperio sometido. Con esto, el texto señala una bajeza propia de una naturaleza humana que emplea la
violencia de forma consistente ante situaciones de desacuerdo y justifica el derramamiento de la sangre
humana para obtener beneficios económicos y poder.

Ahora sintetizaremos los principales comportamientos reprochables para Erasmo, los cuales son: empleo
de la fuerza para atacar, aprovecharse de especies indefensas, utilización normalizada de la fuerza para
resolver conflictos y violentar por intereses ajenos a garantizar la paz. Considerando estos
comportamientos, se podría pensar que para Erasmo el hombre virtuoso está caracterizado por buscar
constantemente la paz con sus congéneres, garantizar un equilibrio con todas las especies de la
naturaleza, hacer uso de la palabra como principal herramienta para garantizar la paz o resolver
conflictos y hacer uso de la fuerza exclusivamente en situaciones extremas de defensa. Además, esta
caracterización del humano virtuoso permite pronosticar una relación pacífica con los animales, los
cuales serían utilizados exclusivamente para labores de trabajo como transporte y dejarían de formar
parte de la dieta humana, que debería considerar una alimentación vegetariana y responsable con
garantizar la existencia de una naturaleza equilibrada libre del derramamiento de sangre.

En resumen, es posible evidenciar en el texto de Erasmo una degeneración de la naturaleza humana


causada por un progresivo aumento del uso y acostumbramiento de comportamientos violentos, que
llevo al hombre a violentar de manera colectiva a sus congéneres por motivaciones poco virtuosas, como
lo es la avaricia. Para esto se analizaron tres procesos importantes en el transcurso de la historia,
empezando por un primer momento en el que el humano paso de defenderse a atacar bestias salvajes,
una segunda instancia en el que el humano encontró beneficio en acabar con la vida de animales
indefensos y nobles y un tercer momento en el que el hombre halló en la violencia una manera efectiva
de resolver conflictos tanto individuales como colectivos. Por último, a partir de las ideas de Erasmo se
desarrolló una breve reflexión en la que se intuye como el hombre debería interactuar tanto con sus
semejantes como con otras especies. De esta reflexión, se puede resaltar una actitud pacifista motivada
por una vida equilibrada y una alimentación vegetariana.

Bibliografía

Erasmo de Rotterdam. (1996). Escritos de crítica religiosa y política.

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